La base de datos de subvenciones del Fondo sirvió como una herramienta invaluable para vigilar de cerca las intrigas internacionales de Washington y mapear las conexiones personales y organizacionales de agentes y entidades de influencia.
Kit Klarenberg, Al Mayadeen
En los últimos meses, un hecho notable en la decadencia del Imperio ha pasado casi totalmente inadvertido: la base de datos de subvenciones del National Endowment for Democracy ha sido eliminada de la red.
Hasta hace poco, una interfaz de búsqueda permitía a los visitantes ver registros detallados de ONG, sociedad civil y proyectos de medios de comunicación financiados por Washington en países concretos (que abarcaban la mayor parte del mundo), las sumas involucradas y las entidades responsables de su entrega. Este recurso ha desaparecido inexplicablemente y, con él, enormes cantidades de pruebas incontrovertibles y autoincriminatorias de las destructivas traiciones estadounidenses en el extranjero.
Tomemos como ejemplo los registros de subvenciones de la NED para Georgia, el sitio de recientes y repetidos esfuerzos de revolución de color, a la vanguardia de los cuales estaban las organizaciones financiadas por la Fundación. Si bien todavía se puede acceder a ellos a través de archivos de Internet, fueron eliminados durante el verano. Hoy, los visitantes de las URL asociadas son redirigidos a una breve entrada titulada simplemente "Eurasia". El texto que acompaña describe en términos muy generales los objetivos de la Fundación a nivel regional y el total que se está gastando, pero las preguntas cruciales de dónde y en qué no se aclaran. En una hipocresía cómica también, la propaganda afirma audazmente:
“El trabajo central de NED en la región es la necesidad de mantener el acceso a información objetiva para las poblaciones locales. En toda la región, los actores gubernamentales están intentando limitar el espacio para que los ciudadanos distribuyan información y se comuniquen libremente en línea”.