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viernes, 8 de agosto de 2025

La estrategia global detrás de los aranceles estadounidenses

En definitiva, los aranceles, las políticas monetarias y el paraguas de seguridad son expresiones de una política de chantaje con la que Estados Unidos intenta financiarse a costa del resto del mundo, incluidos sus aliados. Se trata de un comportamiento parasitario, basado en la acumulación por expropiación y típico de la fase imperialista del capitalismo.

Domenico Moro, Laboratorio por el Socialismo del sXXI

Los aranceles están marcando la segunda presidencia de Donald Trump. Sin embargo, el presidente tiene un comportamiento vacilante en materia arancelaria, amenazando y suspendiendo los aranceles para luego aumentarlos o reducirlos.

Si queremos comprender las causas profundas de los aranceles y el comportamiento vacilante de Trump, debemos alejarnos de lo contingente y tratar de entender cuál es la estrategia global. A este respecto, debemos referirnos a Stephen Miran, estratega de la política arancelaria y actual presidente del Consejo de Asesores Económicos, un organismo interno de la Oficina Ejecutiva del Presidente de los Estados Unidos, cuya tarea es asesorar al presidente en materia económica. Durante la primera administración Trump, Miran fue asesor principal del Ministerio del Tesoro y, posteriormente, estratega principal de Hudson Bay Capital Management, un gran inversor institucional dentro del Trump Media & Technology Group, que también gestiona la plataforma Truth Social.

En particular, debemos hacer referencia a un texto de Miran que representa el manifiesto de la política arancelaria, A User’s Guide to Restructuring the Global Trading System (Guía del usuario para la reestructuración del sistema comercial mundial), publicado por Hudson Bay en noviembre de 2024, coincidiendo con la victoria de Trump.

Introducción

Empecemos, pues, por ver qué dice este texto. Miran comienza atribuyendo a la sobrevaloración del dólar la causa del déficit comercial con el extranjero y del declive de la industria manufacturera estadounidense. Miran se propone identificar las herramientas para remediar estos problemas. El instrumento unilateral más importante son los aranceles, que, contrariamente a la opinión general, no aumentan necesariamente la inflación. De hecho, cuando en 2018-2019, durante el primer mandato de Trump, se aumentaron los aranceles, no se produjeron aumentos apreciables de la inflación, en parte porque los aranceles se vieron contrarrestados por el fortalecimiento del dólar.

martes, 5 de agosto de 2025

Trump: la ideología triunfa sobre los intereses económicos

Trump está derogando incluso las leyes económicamente sensatas del Gobierno de Biden. Porque su política sigue otra lógica.

Dani Rodrik, Sin Permiso

Entre todas las catástrofes que ha provocado el presidente estadounidense Donald Trump con la ley fiscal y presupuestaria que él mismo ha calificado de «One Big Beautiful Bill», hay una que destaca especialmente para los representantes de la economía política: la abolición radical prevista en la ley de las subvenciones a las energías limpias introducidas hace tres años por el presidente Joe Biden. Muchos consideraban que estas subvenciones eran intocables en caso de cambio de presidente, ya que creaban nuevos puestos de trabajo y aumentaban los ingresos de las empresas en los estados «rojos», tradicionalmente republicanos. Por muy alérgico que sea el Partido Republicano, controlado por Trump, a la política verde, se pensaba que no se atrevería a eliminar estas ventajas. Pero eso es precisamente lo que ha hecho.

Una decisión contraria a la lógica

¿En qué radicaba el error de esta opinión generalizada? Los investigadores que se ocupan de los procesos de toma de decisiones políticas suelen centrarse en los costes y beneficios económicos. Argumentan que las leyes tienden a aprobarse cuando proporcionan ventajas materiales a grupos bien organizados y bien conectados, mientras que aportan desventajas difusas al resto de la sociedad. Desde esta perspectiva, muchos elementos de la ley de Trump se explican muy bien: en particular, prevé una redistribución drástica de los ingresos en favor de los ricos a expensas de los pobres.

viernes, 13 de junio de 2025

Economía de la guerra

Una de las pocas innovaciones políticas del actual gobierno laborista es un giro hacia el rearme bajo un nuevo «keynesianismo militar». Esto significa más beneficios para los fabricantes de armas y más autoridad para los Estados capitalistas

Grace Blakeley, Jacobin

El Estado ha vuelto y está fabricando armas. Con la administración Trump criticando duramente a Europa por «aprovecharse» del gasto militar estadounidense, los políticos europeos han anunciado planes para invertir miles de millones en rearme.

La economía estadounidense ha sufrido un duro golpe con el estallido de la burbuja tecnológica y los aranceles de Trump, que han hecho surgir el fantasma de una ralentización del crecimiento y un aumento de la inflación. El rearme europeo llega en el momento perfecto para atraer todo el dinero que ha salido de los mercados bursátiles estadounidenses. Las acciones del fabricante de armas alemán Rheinmetall han subido un 200% en los últimos doce meses. El fabricante de armas italiano Leonardo ha visto cómo el precio de sus acciones subía más del 100% en el mismo periodo.

Pero no solo los accionistas se beneficiarán del rearme. Los políticos prometen que todo este gasto adicional creará puestos de trabajo que también beneficiarán a los trabajadores. La reorganización de la economía en torno al gasto militar apoyado por el Estado tiene un nombre: keynesianismo militar.

Probablemente, al propio Keynes le habría disgustado la sugerencia de impulsar el crecimiento económico mediante el rearme. En su obra Las consecuencias económicas de la paz, publicada en 1919, argumentaba que las condiciones impuestas por los aliados a Alemania tras la Primera Guerra Mundial sembrarían las semillas de futuros conflictos y, por ello, se oponía al tratado de paz.

martes, 3 de junio de 2025

Neoliberalismo y tratamiento de shock: el FMI no ha ayudado a desarrollar ningún país en 80 años de existencia


Ahmed Adel, Global Research

Creado al final de la Segunda Guerra Mundial en Europa en 1944 para promover la estabilidad económica mundial, el Fondo Monetario Internacional inició sus actividades al año siguiente, convirtiéndose en una presencia constante en los países periféricos con inestabilidad económica a lo largo de ocho décadas.

Sin embargo, la institución financiera fracasó en su misión de ayudar a los países con dificultades para financiarse en el mercado mundial y, así, garantizar la estabilidad del sistema monetario internacional. La imposición de políticas de austeridad y paquetes de ajuste fiscal es el principal obstáculo para el desarrollo social y económico de los países que obtuvieron préstamos del fondo.

En Argentina, Ghana, Kenia y Pakistán, la dependencia financiera de los Estados-nación y los ciclos de endeudamiento no han hecho más que aumentar, al igual que el agravamiento de la desigualdad social. A cambio de abrir una línea de crédito para proporcionar reservas al país, el FMI impone una serie de condiciones, generalmente relacionadas con la política fiscal y los recortes del gasto, centradas principalmente en la reforma de las pensiones, el control salarial, los programas sociales, la desnacionalización y la privatización de empresas estatales para generar liquidez para el Estado, alegando que estas reformas liberales harán al país más atractivo para el capital extranjero.

Después de la conferencia de Bretton Woods en Estados Unidos en 1944, cuando se creó el FMI, el dólar se convirtió en moneda global y la economía mundial comenzó a girar en torno a él. El FMI ignora que los países están expuestos a flujos de capital especulativos que, en muchos casos, no dependen de la administración estatal.

lunes, 26 de mayo de 2025

¿Keynesianismo militar?


Robert Skidelsky, Substack

Nota: John Maynard Keynes creía que los gobiernos debían incurrir en déficit fiscal cuando fuera necesario para estimular el crecimiento y el empleo. La sabiduría económica contemporánea insiste en equilibrar el presupuesto, excepto en un caso: el gasto militar. Hoy en día, los gobiernos se apresuran a romper sus «reglas fiscales» en respuesta a la llamada «amenaza rusa».

Como señaló recientemente John Lanchester (LRB, 27 de abril de 2025), «por poco dinero que haya para cualquier otra cosa, siempre hay suficiente para una guerra». Los fracasos de la economía neoliberal amenazan con todo tipo de reacciones políticas, algunas de las cuales ya se han visto en el giro nacionalista de las relaciones internacionales. El «keynesianismo militar» es una tentadora salida al impasse político, ya que proporciona una justificación geopolítica a medidas económicas que serían rechazadas por motivos económicos neoliberales.

El gasto público en obras públicas se remonta a mucho antes de que John Maynard Keynes apareciera para proporcionarle una base científica. Como señaló Keynes con sarcasmo: «La construcción de pirámides, los terremotos e incluso las guerras pueden servir para aumentar la riqueza, si la educación de nuestros estadistas en los principios de la economía clásica se interpone en el camino de algo mejor». Dado que la educación de los políticos contemporáneos ha retrocedido aproximadamente al nivel de la época de Keynes, el keynesianismo militar ofrecerá a los gobiernos una forma cada vez más tentadora de combinar la economía del pleno empleo con la retórica de la seguridad nacional.

martes, 8 de abril de 2025

Cómo la Tarifomanía de Trump está incendiando la casa

¡Mayoría Global, regocíjense! Y súbanse al tren de alta velocidad de la desdolarización.

Pepe Escobar, Strategic Culture

El Gran Circo Arancelario de Trump (Trump’s Tariff Tizzy o TTT por sus siglas en inglés), bautizado por él mismo como ‘Día de la Liberación’, está siendo interpretado globalmente -tanto en el Norte como en el Sur Global- como Día del Matadero.

Esta táctica de demolición económica incontrolada de facto comienza con la fantasía retorcida de que lanzar una guerra arancelaria contra China es una idea brillante. Tan brillante como recaudar unos cuantos billones de dólares adicionales en aranceles suponiendo que el resto del planeta se verá algo “animado” a vender al hegemón, mientras se finge que estos aranceles conducirán a la reindustrialización de EEUU.

La máscara tragicómica de un maestro de ceremonias de circo autoproclamado del turbo-capitalismo puede ser tan patética como la rabia de los chihuahuas europeos que impulsan su ‘venganza’ a través del rearme, con fondos que planean robar de las cuentas de ahorro de ciudadanos desprevenidos.

El indispensable Michael Hudson ha configurado el problema clave. Permítanme un pequeño ajuste: “Las sanciones y las amenazas son lo único que le queda a Estados Unidos. Ya no puede ofrecer a otros países una situación en la que todos salgan ganando, y Trump ha dicho que Estados Unidos tiene que ser el ganador neto en cualquier acuerdo internacional que haga, ya sea un acuerdo financiero o comercial. Y si Estados Unidos dice: En cualquier acuerdo que hagamos, vosotros perdéis, yo gano”, esa táctica de extorsión mafiosa no refleja exactamente el arte de la negociación.

viernes, 4 de abril de 2025

Las absurdas políticas comerciales de Trump empobrecerán a los estadounidenses y dañarán al mundo


Jeffrey Sachs, Common Dreams

El presidente estadounidense, Donald Trump, está destrozando el sistema de comercio mundial por una falacia económica básica. Afirma erróneamente que el déficit comercial de Estados Unidos se debe a que el resto del mundo estafa a Estados Unidos, afirmando repetidamente cosas como: «Durante décadas, nos han estafado como ningún otro país en la historia…».

Trump pretende cerrar el déficit comercial imponiendo aranceles, lo que obstaculizaría las importaciones y restablecería la balanza comercial (o induciría a otros países a dejar de estafar a Estados Unidos). Sin embargo, los aranceles de Trump no cerrarán el déficit comercial, sino que empobrecerán a los estadounidenses y perjudicarán al resto del mundo.

El déficit comercial de un país (o, más precisamente, su déficit en cuenta corriente) no indica prácticas comerciales desleales por parte de los países con superávit. Indica algo completamente distinto. Un déficit en cuenta corriente significa que el país deficitario gasta más de lo que produce. Es decir, ahorra menos de lo que invierte.

El déficit comercial de Estados Unidos refleja el despilfarro de la clase dominante corporativa estadounidense, más específicamente, el resultado de déficits presupuestarios crónicamente elevados derivados de recortes de impuestos a los ricos, combinados con billones de dólares desperdiciados en guerras inútiles. Los déficits no son la perfidia de Canadá, México y otros países que venden más a Estados Unidos de lo que Estados Unidos les vende.

martes, 25 de marzo de 2025

La crisis del orden de posguerra nos dio el neoliberalismo

El auge del neoliberalismo no se debió simplemente a que los políticos centristas y de derecha decidieran darle rienda suelta a las fuerzas del mercado. Reflejó una verdadera crisis del orden económico de la posguerra, y la ausencia de un movimiento obrero poderoso que impulsara una alternativa de izquierda.

Colin Gordon, Jacobin

Bajo cualquier forma de medición, la desigualdad económica se disparó en el último medio siglo. Desde 1970, la proporción de la renta nacional que se lleva la mitad inferior de los asalariados cayó del 21,3 % a solo el 13,6 %, mientras que la que se lleva el 1 % superior casi se duplicó, pasando del 11,6 % al 19,1 %. Aunque los programas sociales redujeron la pobreza sustancialmente durante ese periodo, los criterios de elegibilidad mezquinos y la discreción a nivel estatal han erosionado los medios de vida de las familias con bajos ingresos. La brecha racial de riqueza, sostenida por generaciones de explotación y exclusión en el sector inmobiliario privado y los programas públicos, es ahora tan amplia como lo era en la década de 1960.

Una historia común viste estas tendencias con ropajes partidistas: los demócratas lucharon por extender o apuntalar el New Deal; los republicanos, por fervor ideológico o por servil deferencia a los intereses privados, intentaron derribarlo todo con la misma determinación. Hay un atisbo de verdad en esta ordenada narrativa, pero solo un atisbo. De hecho, el regreso de la desigualdad a niveles no vistos desde la Edad Dorada fue un proyecto frecuentemente bipartidista: los demócratas llevaron la delantera (controlando tanto la Cámara de Representantes como el Senado, o la presidencia y una o ambas cámaras) durante treinta de los últimos cincuenta y cuatro años. Sus huellas, en diversos grados, están en todas y cada una de las políticas que aumentaron la desigualdad durante este período.

Esa hoja de antecedentes penales es el hilo conductor de Left Behind (Abandonados), el provocador examen de la historiadora Lily Geismer sobre la presidencia de Bill Clinton, sus raíces políticas e intelectuales y su impacto duradero. Left Behind comienza trazando la ya familiar historia del Consejo de Liderazgo Democrático (DLC, por sus siglas en inglés), fundado en 1985, y su determinación de liberar al partido de sus «intereses especiales» (sindicatos, minorías raciales, movimiento feminista, etc.) y dividir la improbable diferencia entre la Gran Sociedad y las políticas económicas de la época de Reagan (Reaganomía). Como argumenta Geismer, las invocaciones clintonianas de una «tercera vía» o «un puente hacia el siglo XXI» apenas podían ocultar la verdadera intención y el resultado: abandonar a los sectores de la mitad inferior de la distribución de ingresos en favor de soluciones de mercado que harían sonrojar a Friedrich Hayek.

jueves, 20 de marzo de 2025

La imposición de aranceles de EEUU fue en tiro en su pie


Zhu Jian*, La Jornada

Hace poco concluyeron exitosamente en Pekín las sesiones anuales de la Asamblea Popular Nacional de China y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (Dos Sesiones), eventos claves para que el mundo observe a China. Durante estos encuentros, el señor Wang Yi, miembro del buró político del Comité Central del Partido Comunista de China y ministro de Relaciones Exteriores, planteó cinco preguntas contundentes a Estados Unidos: “EEUU debe repasar primero lo que realmente ha sucedido. ¿Qué ha logrado de las guerras arancelarias y comerciales en estos años? ¿Se ha ampliado o reducido su déficit comercial? ¿Ha aumentado o disminuido su competitividad en la industria manufacturera? ¿Se ha mejorado o empeorado la inflación? ¿Y ha sido mejor o peor la vida de sus ciudadanos?”

Tras la llegada del nuevo gobierno estadounidense al poder, se ha impulsado el memorando Política de Inversiones de Estados Unidos Primero, reinstaurando aranceles al acero y aluminio a sus socios comerciales globales, y ha anunciado la imposición de aranceles recíprocos. Parece que la lista de aranceles no deja de aumentar. Estas amenazas mediante el uso de aranceles son actos de intimidación y unilateralismo, que además violan gravemente las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), desestabilizan las cadenas globales de suministro, obstaculizan el desarrollo económico mundial y perjudican tanto a empresas como a ciudadanos estadounidenses.

lunes, 3 de marzo de 2025

El plan maestro de Donald Trump para la economía


Yanis Varoufakis, Sin Permiso

Frente a las medidas económicas del presidente Trump, sus críticos centristas oscilan entre la desesperación y una conmovedora fe en que se desvanezca su frenesí arancelario. Suponen que Trump resoplará y resoplará hasta que la realidad deje al descubierto la vacuidad de su razonamiento económico. No han estado prestando atención: la fijación arancelaria de Trump forma parte de un plan económico global que es sólido, aunque sea algo intrínsecamente arriesgado.

Su forma de pensar [de ellos] conecta directamente con un concepto erróneo de cómo se mueven el capital, el comercio y el dinero en todo el mundo. Como el cervecero que se emborracha con su propia cerveza, los centristas acabaron creyéndose su propia propaganda: que vivimos en un mundo de mercados competitivos en el que el dinero es neutral y los precios se ajustan para equilibrar la oferta y la demanda de todo. Ese Trump tan poco sofisticado es, de hecho, mucho más sofisticado que ellos en el sentido de que entiende cómo el poder económico en bruto, y no la productividad marginal, decide quién hace qué a quién, tanto a escala nacional como internacional.

Aunque nos arriesgamos a que el abismo nos devuelva la mirada cuando intentamos darle una ojeada a la mente de Trump, necesitamos comprender su pensamiento en relación con tres cuestiones fundamentales: ¿por qué piensa él que los Estados Unidos están explotados por el resto del mundo? ¿Cuál es su visión de un nuevo orden internacional en el que los Estados Unidos puedan volver a ser “grandes”? ¿Cómo piensa conseguirlo? Sólo entonces podremos elaborar una crítica sensata del plan director económico de Trump.

lunes, 24 de febrero de 2025

Por qué van a fracasar el DOGE y Musk


Laura Tyson, Sin Permiso

A cambio de ayudar a Donald Trump a ser reelegido gastándose 130 millones de dólares en las campañas de Trump y de los republicanos en las demás elecciones coincidentes con las presidenciales, y convirtiendo X (antes Twitter) en su máquina de mensajes, Elon Musk se ganó la oportunidad de codirigir (junto con Vivek Ramaswamy, otro donante de importancia) un nuevo «Departamento de Eficiencia Gubernamental» [DOGE]. Bautizado con el nombre de una criptomoneda de broma, el DOGE no será una agencia oficial. Pero, aunque su papel vaya a ser puramente consultivo, Trump ha prometido poner en práctica sus recomendaciones para recortar el exceso de regulaciones, reestructurar las agencias federales y recortar los gastos superfluos, todo ello con la vista puesta en la eficiencia.

La ley federal exige que todo comité consultivo gubernamental notifique públicamente sus reuniones (incluido el orden del día, la hora, el lugar y el propósito) y proporcione acceso a todos los informes, transcripciones, actas, documentos, órdenes del día u otros documentos relacionados con su trabajo. Pero el DOGE bien podría violar estos requisitos alegando que infringen inconstitucionalmente el poder presidencial

Al igual que en el caso de sus demás nombramientos, Trump no se molestará en investigar a fondo a Musk y Ramaswamy, ni les exigirá que se desprendan de sus participaciones corporativas o se abstengan de ofrecer recomendaciones sobre cuestiones que plantean un evidente conflicto de intereses (como las ingentes compras de servicios por parte de la NASA a SpaceX de Musk). En la medida en que el DOGE destripe las regulaciones, promete ser un poderoso vehículo para el «capitalismo de amiguetes». Sus recomendaciones tendrán poco que ver con la mejora de la eficiencia gubernamental o la reducción de costes, y todo que ver con la eliminación de regulaciones y agencias que desean ver finiquitadas poderosos donantes y grupos de presión empresariales .

miércoles, 18 de diciembre de 2024

La teoría de las necesidades de Ágnes Heller es una herramienta política vital

Basándose en la obra de Karl Marx, la filósofa húngara Ágnes Heller desarrolló un marco para distinguir entre las necesidades verdaderamente esenciales y las artificiales. Hoy, ante la crisis ecológica global, sus ideas son más relevantes que nunca.

Razmig Keucheyan, Jacobin

¿Cuántos de los bienes que posees considerarías indispensables? ¿Y cuántos son innecesarios? No es una cuestión meramente personal, sino política. Los bienes están hechos de cosas tomadas de la naturaleza. Con la crisis medioambiental, las materias primas son cada vez más escasas, y la contaminación derivada del proceso de producción tiene consecuencias desastrosas para los ecosistemas.

De ahí que sea crucial la tarea de distinguir entre bienes que satisfacen necesidades esenciales y bienes que satisfacen necesidades artificiales. Necesitamos una teoría que nos permita hacerlo. Afortunadamente, tenemos una, formulada por la filósofa húngara Ágnes Heller.

La escuela de Budapest


Heller nació en Budapest en 1929. Era de origen judío y parte de su familia murió en Auschwitz. Después de la guerra, mientras estudiaba y enseñaba filosofía en la Universidad de Budapest, pasó a formar parte de un grupo de pensadores conocido como la «Escuela de Budapest», uno de los más creativos del pensamiento marxista de posguerra. La figura tutelar del grupo era Georg Lukács, autor de Historia y conciencia de clase.

Las relaciones de Lukács y la Escuela de Budapest con el régimen comunista húngaro alternaron fases de represión y tolerancia. Durante el periodo que va de la revuelta de Budapest de 1956 a la Primavera de Praga de 1968 en Checoslovaquia, Heller se posicionó a favor del «socialismo con rostro humano». Se identificó en esa época con la Nueva Izquierda internacional que surgía a ambos lados del Telón de Acero, criticando tanto el imperialismo estadounidense como la degeneración burocrática de la Unión Soviética.

miércoles, 23 de octubre de 2024

Por qué las naciones triunfan o fracasan: una causa Nobel


Michael Roberts, The Next Recession

Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A Robinson han sido galardonados con el Nobel (en realidad, el premio del Riksbank, Banco del Reino) de Economía «por sus estudios sobre cómo se forman las instituciones y afectan a la prosperidad». Daron Acemoglu es profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts, EEUU. Simon Johnson es profesor en la misma universidad. Y James Robinson es profesor en la Universidad de Chicago.

He aquí lo que los jueces del Nobel dicen que fue la razón para ganar:

«Hoy en día, el 20% de los países más ricos son unas 30 veces más ricos que el 20% de los países más pobres. Las diferencias de renta entre países han sido muy persistentes en los últimos 75 años. Los datos disponibles también muestran que las disparidades de renta entre países han aumentado en los últimos 200 años. ¿Por qué las diferencias de renta entre países son tan grandes y tan persistentes?

martes, 22 de octubre de 2024

La contrarrevolución keynesiana

¿Qué tiene el capitalismo que hace del keynesianismo un horizonte que incluso a los aspirantes a revolucionarios les cuesta traspasar?

Mike Beggs, Jacobin

Marx vivió lo suficiente como para declararse «no marxista». Keynes no tuvo tanta suerte. Sus seguidores harían luego la distinción entre «economía keynesiana» y «la economía de Keynes». Pero para entonces la palabra ya había trascendido al hombre. Un nombre no se convierte en un «ismo» sólo por su genialidad. La obra tiene que atrapar y montar una ola histórica, y gran parte de ella nunca se recupera mientras que lo que sí lo hace empieza a generar nuevas asociaciones. El «keynesianismo» se convirtió así en sinónimo de gasto deficitario, regulación y Estado del bienestar, tres cosas que la Teoría General apenas menciona, si es que lo hace.

Geoff Mann es muy consciente de las diferencias entre Keynes como hombre, su obra y el «keynesianismo». Pero su libro sobre el keynesianismo, In the Long Run We Are All Dead, trata deliberadamente más del «ismo» que del hombre. Para Mann, Keynes ni siquiera es el originador del keynesianismo, que vendría a ser Hegel —«si no el primer keynesiano, sí su encarnación anterior más cercana»—, por lo que tenemos varios capítulos sobre Hegel antes de que el foco se desplace al propio Keynes. El keynesianismo, según lo entiende Mann, es un elemento perenne de la modernidad y Keynes fue simplemente uno de sus más hábiles articuladores, razón por la cual llegamos a conocerlo por su nombre. El propio Keynes aparece en el libro como un filósofo político que resultó ser economista, aunque no es casualidad que las grandes filosofías políticas de la sociedad capitalista estén llenas de economía.

domingo, 11 de agosto de 2024

FMI y el proteccionismo económico


Álvaro García Linera *, Estrategia La

No dejan de sorprender las piruetas ideológicas que está ensayando el FMI. Acostumbrada a pontificar durante décadas sobre unas leyes de mercado escritas incorruptiblemente en roca, hoy, con una dosis de cinismo y asombrosa flexibilidad teórica, coquetea con planteamientos anteriormente excomulgados del léxico económico mainstream.

Déficit fiscal cero, contracción del gasto público, reducción del endeudamiento, supresión de subvenciones, apertura comercial, privatizaciones de empresas públicas y desregulación del mercado laboral eran unos preceptos “universales” distribuidos bajo el formato copy-page a cuanto país del mundo solicite crédito externo. Podía ser Bolivia, Ecuador, Rusia, Polonia, Nigeria, Chile, Grecia o cualquier otra nación en apuros, había un único camino para abrazar la prosperidad occidental. Para problemas e historias distintas, se tenía el mismo inevitable y sagrado destino: el libre mercado que premiaría a los triunfadores y entregaría a la caridad a los perdedores.

domingo, 10 de marzo de 2024

¿De qué hablamos cuando hablamos de neoliberalismo?

Víctor Iván Gutiérrez*, La Jornada

Cuando se habla de neoliberalismo, generalmente se asume como un modelo de desarrollo, cuyas políticas económicas se caracterizan por privatizar empresas públicas, recortar la inversión del gasto público, contener el crecimiento de los salarios, desregular la economía financiera, fomentar el llamado libre comercio y otorgar mayor importancia a lo privado sobre lo público.

Pese a que, en términos generales, estas políticas económicas, en efecto, constituyan parte esencial de la agenda neoliberal, dicha definición es incapaz de ofrecer un panorama más profundo y completo. Lo primero que habría que comenzar a señalar es que, eso a lo que llamamos neoliberalismo, más que tratarse de un modelo económico (como si tratase de uno más de los múltiples existentes) es un conjunto de políticas económicas, políticas y sociales que esencialmente fueron diseñadas durante la década de los años 30 del siglo pasado y aplicadas a partir de la década de los 70 por una clase social que pretendía favorecer sus intereses, en detrimento del interés público, nacional y ecológico.

domingo, 19 de abril de 2020

La economía hegemónica en su laberinto


Sergio Gamonal, El Mostrador

La hegemonía de la perspectiva neoliberal en economía, ha sido muy fuerte en los últimos cuarenta años, especialmente en Chile. Obviamente existen otras perspectivas en economía y una alta gama de matices, apellidos como Stiglitz, Ha-Joon Chang, Piketty o Mazzucato, por citar a algunos, nos recuerdan que la economía es una disciplina compleja, que forma parte de las ciencias sociales y que, por lo mismo, se basa en el siempre impredecible comportamiento humano, lo que debiera excluir aproximaciones dogmáticas o teológicas acerca de cómo adoptar decisiones de política económica.

Sin embargo, el predominio del pensamiento único en economía es muy fuerte en el mundo y en nuestro país.

Por otro lado y no sólo en Chile, la perspectiva neoliberal ha sido adoptada por los gobernantes con entusiasmo, para redistribuir el ingreso hacia el 1% más rico y, presenciamos políticas estatistas para las pérdidas de los bancos en las crisis de 1982 y 2008 -rescates millonarios pagados por los contribuyentes e impuestos más bajos a los ricos e hiperricos- y, liberales para las pérdidas de los ciudadanos. En otras palabras, subsidios tanto al sistema financiero como a las transnacionales y, crudeza del mercado y bancarrota individual para las personas comunes.

jueves, 9 de abril de 2020

Vuelve Keynes, el coronavirus derrotó al neoliberalismo


Roberto Pizarro, El Desconcierto

La teoría del “sálvese quien pueda” de los economistas neoliberales ha sido arrasada por el coronavirus. La sociedad y el Estado existen. Son siempre imprescindibles para que sobrevivan las personas, y ello queda hoy al desnudo en medio de la pandemia atroz.

El Financial Times, destacado periódico liberal, pero inteligente, nos dice en su editorial del 3 de abril:
“Se requieren reformas radicales para forjar una sociedad que funcione para todos. La pandemia de coronavirus ha expuesto la fragilidad de la economía de muchos países”.
“La pandemia del Covid-19 ha inyectado una sensación de solidaridad en sociedades polarizadas. Pero el virus, y los cierres de empresas necesarios para combatirlo, también arrojan una reveladora luz sobre las desigualdades existentes, e incluso crean nuevas desigualdades”.
La crisis económica que se anuncia será tan dura como la que se conoció durante la depresión de los años treinta. En aquella época, la teoría económica clásica, de corte liberal, y sus defensores no consiguieron responder frente al sistema capitalista en estado de descomposición. Tuvo que venir John Maynard Keynes a salvarlo. Keynes no era un socialista, pero entendió que los desmanes del capitalismo eran consecuencia de la ausencia de regulación en los mercados, así como de la incapacidad de las políticas públicas ortodoxas para enfrentar las crisis económicas.

Keynes propuso incrementar el gasto público para estimular la inversión y disminuir el desempleo. Confiaba en que la intervención del Estado en la economía podía moderar la crisis capitalista. Sostenía que el desempleo se debía a una insuficiencia de demanda y no a un desequilibrio en el mercado de trabajo. Entonces, cuando la demanda agregada se hacía insuficiente, las ventas disminuían y el desempleo crecía. Precisamente lo que está sucediendo ahora en Chile y en todo el mundo.

miércoles, 19 de junio de 2019

Teoría monetaria: la moderna controversia


Alejandro Nadal, La Jornada

En los últimos años ha surgido una importante polémica sobre lo que se conoce como la teoría monetaria moderna (TMM). Se trata de una visión macroeconómica sobre la creación monetaria por parte del Estado y su funcionamiento en una economía desarrollada. La TMM estuvo relegada hasta hace poco a seminarios académicos en pocas universidades estadounidenses, pero desde que la recogieron Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez se ha convertido en un tema de gran popularidad en el debate político.

Uno de los más importantes méritos de la TMM es que rompe de golpe con el dogma central de la macroeconomía clásica sobre el financiamiento del Estado. Ese dogma dice que cuando el gobierno quiere financiar un programa debe hacer una de dos cosas: incrementar los impuestos o endeudarse. La TMM dice que existe una tercera opción: el Estado puede crear dinero y utilizarlo para financiar cualquier proyecto que desee, incluyendo erigir nuevos hospitales y universidades. Por supuesto, todo esto suena muy atractivo para una política de izquierda que quiere romper con los dogmas neoliberales.

jueves, 29 de septiembre de 2016

La crisis de los partidos socialdemócratas europeos


Vicenç Navarro, Público

En la gran mayoría de los países europeos, los partidos socialdemócratas han ido perdiendo no solo apoyo electoral, sino también militancia. El caso más conocido ha sido el experimentado por el Partido Socialdemócrata de Alemania (el SPD), que pasó de ser de los que contaba con más militantes en los años sesenta y setenta, a ser un partido claramente en vías de ser minoritario. Las famosas reformas llevadas a cabo por el Canciller Shcröder (la Agenda 2010) causaron un gran bajón en el apoyo electoral y número de la militancia. En realidad, en todos los países europeos, incluyendo en España, el voto y la militancia de estos partidos han ido descendiendo.

El Partido Laborista del Reino Unido, sin embargo, se presentaba como una excepción. La adaptación del laborismo al liberalismo, abandonando principios básicos de la socialdemocracia, había sido la supuesta causa de que fuera –así se decía- el único partido de esta familia política que había permanecido en el poder durante mucho tiempo (1997-2010). De ahí que la Tercera Vía, iniciada por el Tony Blair, el cual se inspiró en el cambio en EEUU dentro del Partido Demócrata, ocurrido durante la Administración del Presidente Clinton, como mostré en un artículo anterior (“La crisis de la socialdemocracia en Europa”, 18.06.10), se presentara como el ejemplo a seguir. Sus políticas incluían los elementos esenciales del liberalismo (heredados de Margareth Thatcher, que definió a Blair como uno de sus mejores alumnos), yendo incluso más allá que la administración del Partido Conservador, como en el caso del otorgamiento de plena independencia al Banco de Inglaterra, desregulando el capital financiero y convirtiendo la City en el mayor centro de capital especulativo en el mundo. El tamaño de tal sector como porcentaje del PIB se disparó, llegando a alcanzar un 20%, y ello acompañado de un gran descenso del sector industrial y una gran desregulación del mercado de trabajo, con un considerable descenso de los salarios.

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