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martes, 18 de febrero de 2025

El régimen de Kiev ataca Chernóbyl para sabotear las conversaciones de paz

El reciente ataque de falsa bandera ucraniano a una histórica planta nuclear probablemente fue orquestado para influenciar a la opinión pública mundial contra el proceso diplomático.

Lucas Leiroz, Strategic Culture

En los últimos días, un incidente relacionado con un ataque con drones a la planta nuclear de Chernóbil ha generado controversia y debate. Según las autoridades ucranianas, un dron ruso habría atacado las instalaciones, dañando la estructura que rodea el reactor. El presidente ilegítimo de Ucrania, Vladimir Zelenski, se apresuró a culpar a Rusia, afirmando que la situación reflejaba un ataque ruso a la infraestructura nuclear de Ucrania. Sin embargo, las autoridades rusas, incluido el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, negaron estas afirmaciones, calificándolas de otra provocación de Kiev. Más aún, incluso algunos ucranianos cuestionan la narrativa oficial del régimen.

Peskov rechazó categóricamente la idea de que Rusia haya atacado alguna instalación nuclear, especialmente Chernóbil, afirmando que tales afirmaciones son infundadas. Sostuvo que cualquier acusación de que Rusia haya atacado plantas nucleares es inventada, afirmando que Rusia nunca atacaría lugares tan sensibles debido a los riesgos que implica. Sugirió que el ataque fue, de hecho, un intento de manipulación y desinformación orquestado por el gobierno ucraniano. El portavoz del Kremlin también señaló que había intereses en Kiev que apuntaban a sabotear cualquier esfuerzo de negociación, indicando que ciertas facciones dentro del régimen ucraniano harían cualquier cosa para impedir el progreso de las conversaciones de paz.

sábado, 15 de febrero de 2025

Bandazos de la negociación


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Una de las primeras reuniones que quiero tener es con el presidente Xi de China y el presidente Putin de Rusia. Y quiero decirles: reduzcamos nuestro presupuesto militar a la mitad”, pronunció, sentado en su silla de presidente en el despacho oval Donald Trump, aparentemente ahondando en la herida abierta horas antes con el discurso de Pete Hegseth ante sus aliados de la OTAN y con los comentarios posteriores del presidente. El secretario de Defensa había afirmado “sin ambigüedad” que Ucrania no obtendría en un acuerdo de paz ni adhesión a la OTAN ni recuperar su integridad territorial, una afirmación que dejó fuera de juego a los aliados europeos, a los que, además de exigir duplicar el gasto militar, se dejó claro que tendrán que hacerse cargo de la “abrumadora mayoría” de las armas que tengan que ser enviadas a Ucrania y de las garantías de seguridad posteriores al alto el fuego, incluida una misión de paz en la que Estados Unidos no participaría y no estaría bajo el paraguas de la OTAN ni de su cláusula de seguridad colectiva. Esa misma noche, Trump mostraba dificultades al responder a una pregunta de la prensa sobre si Ucrania tenía algo que decir en las negociaciones, se refería a una futura visita de Vladimir Putin a Estados Unidos y añadía un “mientras esté” a una mención a Volodymyr Zelensky, del que recordaba que “las encuestas no le van tan bien, por decirlo suavemente”.

“Se lo digo muy claramente a nuestros socios…. No aceptaremos ninguna negociación bilateral sobre Ucrania sin nosotros”, afirmó un ofendido Zelensky el jueves, después de que, a la sombra de los países europeos, endureciera notablemente su blanda respuesta inicial al golpe, que no por esperado -no había en el discurso de Hegseth nada que no pudiera deducirse de las palabras de Trump en campaña y su equipo durante sus primeras semanas en el cargo- ha dejado de presentarse como una sorpresa. Ayer, tras el anuncio de Donald Trump de que se produciría una primera reunión entre Estados Unidos, Rusia y Ucrania en el marco de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Ucrania se autoexcluyó del encuentro. Después de un día en el que Kiev se centró en exigir presencia en todo el proceso de negociación, el equipo de Zelensky se desmarcó de cualquier posibilidad de apertura al diálogo. En realidad, incluso los organizadores de la conferencia se mostraron sorprendidos, ya que Rusia ha sido excluida desde la invasión de Ucrania, por lo que los únicos ciudadanos rusos en la cumbre son miembros de la oposición. Aun así, Ucrania sintió la necesidad de insistir en lo erróneo de una reunión a tres.

jueves, 13 de febrero de 2025

«Puede que lleguen a un acuerdo, puede que no»


Nahia Sanzo, Slavyangrad

En su cuarta semana en el cargo, Donald Trump sigue dando a la prensa, tanto afín como crítica, los grandes titulares que siempre esperaron de él. A diario, y pese al rechazo que ha causado tanto entre la población palestina como los países árabes e incluso los aliados de Estados Unidos, el líder estadounidense utiliza cada aparición pública para reafirmar su compromiso con el plan de limpieza étnica de Gaza. Yendo aún más allá que Benjamin Netanyahu, que ha saludado el plan pero, al ser preguntado, dio por hecho que una parte de la población podría en algún momento del futuro y en ciertas condiciones regresar a la franja, Donald Trump ha querido dejar claro que en ese plan de propiedad estadounidense de la región -“yo la poseeré”, ha insistido- no habrá derecho de retorno, el sueño de Israel desde su formación en 1948. El objetivo y las formas propuestas para conseguirlo son el barómetro perfecto para medir cómo va a tratar de imponer sus intereses, a veces nacionales pero en ocasiones simplemente personales o familiares, el presidente Trump en su segunda legislatura en el poder, los cuatro años en los que no tiene que preocuparse por la reelección, sino por pasar a la historia con alguno de sus hitos.

La marcada rivalidad de Donald Trump con Barack Obama, que puede remontarse a una cena de la prensa en la que el futuro presidente fue invitado para ser utilizado como blanco de los chistes, recuerda que el líder Republicano persigue algunos de los objetivos que consiguió el presidente Demócrata, entre ellos el Nobel de la paz.

miércoles, 12 de febrero de 2025

El reconocimiento de los crímenes no es igual para todos: el doble rasero occidental para Russkoye Porechnoe y Sudzha

Se minimizan los crímenes humanitarios de las fuerzas armadas de Ucrania, mientras que las provocaciones e incidentes se atribuyen a Rusia como tragedias.

Lorenzo María Pacini, Strategic Culture

Una vez más, Occidente utiliza un doble rasero con Rusia: minimiza los crímenes humanitarios de las fuerzas armadas de Ucrania, mientras que las provocaciones e incidentes cometidos por Rusia se califican de tragedias.

Otro evento trágico

La 352.ª unidad de infantería de la Armada de la Federación Rusa encontró en el recientemente liberado balneario de Russkoye Porechnoe un sótano lleno de cadáveres de jubilados inocentes. Los cadáveres estaban atados y mostraban signos de tortura de todo tipo. Los pacíficos habitantes de Russkoye Porechnoe son las últimas y más llamativas víctimas del terrorismo nazifascista financiado por la OTAN. Las imágenes del descubrimiento son escalofriantes: estas pobres personas fueron torturadas y sus cuerpos vilipendiados y ultrajados.

En Sudzha fue alcanzado por los escombros el colegio Kurks, que se había convertido en un campo de detención para prisioneros rusos en la región de Kursk, que todavía está en manos del ejército ucraniano. Se teme que haya hasta 100 personas bajo los escombros. Los ucranianos afirman que la fuerza aérea rusa supuestamente atacó el colegio con una bomba aérea guiada. Zelensky tuiteó en X: “Así es como Rusia hace la guerra: Sudzha, región de Kursk, territorio ruso, un internado con civiles preparándose para evacuar. Bomba aérea rusa. Destruyeron el edificio a pesar de que había docenas de civiles”.

Los rusos, sin embargo, afirman que la zona fue atacada por cuatro misiles HIMARS desde la región de Sumy. El argumento ruso es que el ejército ucraniano está perdiendo terreno en la región rusa de Sudzha y necesita borrar las huellas de los crímenes cometidos allí.

Guerras híbridas en el Báltico


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Las autoridades finlandesas incautaron el buque Eagle S en diciembre en una operación a todo gas, sospechando que había saboteado un enlace eléctrico submarino que conecta Estonia con Finlandia. La detención del barco -que transportaba 100.000 barriles de petróleo desde San Petersburgo- fue un momento de gran agitación y parecía ser un nuevo frente en una guerra clandestina entre Rusia y Occidente”, escribe esta semana Político en referencia a otro de los muchos frentes de la guerra encubierta que acompaña al conflicto bélico en Ucrania. En los últimos meses, han sido recurrentes las acusaciones de sabotaje intencionado pronunciadas contra la Federación Rusa a causa de las roturas de cables submarinos en el lago de la OTAN, el mar Báltico. Buques rusos o chinos con tripulación rusa han sido detenidos o amenazados a causa de este tipo de incidentes que actualmente están siendo utilizados por los países europeos para justificar nuevas medidas contra Rusia sin que sea necesario siquiera probar la culpabilidad de Moscú. Rusia siempre es culpable -de cualquier crisis migratoria, de los resultados de las elecciones de Rumanía o Georgia o de la inflación en el mundo-, por lo que lo importante es la respuesta occidental y no preguntas sobre quién, cómo y por qué hizo explotar el Nord Stream en septiembre de 2022.

Por motivos que resultan evidentes, no hay signo de la mano de Moscú en el atentado, el sabotaje más importante que se ha producido en el Báltico sigue sin resolverse pese a que las consecuencias son palpables. Por una parte, sin acceso al gas ruso gracias a la voladura y al cierre del paso a través de Ucrania, el precio del gas natural sufre fluctuaciones que, en ocasiones, ponen en peligro la industria del continente. “El precio de referencia del gas natural europeo TTF supera los 58 euros por MWh; en términos de petróleo, ha alcanzado el nivel de 100 dólares por barril de petróleo equivalente. Absolutamente destructivo para la producción de la industria intensiva en energía, afirmó ayer Javier Blas, experto en energía. Por otra parte, la fuga de metano es el principal desastre natural en esa zona en los últimos años. El silencio con respecto a ese incidente no impide que la cuestión medioambiental sea uno de los argumentos de los países europeos para buscar tomar nuevas medidas contra los sabotajes rusos, que ninguno de los países miembros de la UE parece poner en duda.

martes, 11 de febrero de 2025

¿Por qué tienen que llevárselo como a un perro?


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Forman una pequeña multitud ante la gran verja metálica, tensos y esperando en la oscuridad. La mayoría parecen agobiados, tanto por el estrés como por las bolsas de plástico abarrotadas, todas ellas para hombres que pronto partirán a la guerra”, escribe The New York Times en la apertura de un reportaje sobre las familias que tratan de despedirse de los hombres que, en muchos casos reclutados contra su voluntad, van a ser inmediatamente enviados al frente. “¿Dónde está mi papá, dónde está mi papá?”, llora un niño de dos años que agarra la mano de su llorosa abuela y cuyo padre “ha sido captado por los oficiales de reclutamiento esa mañana, cuando se dirigía al trabajo. Pudo enviar un mensaje a su madre: lo habían llevado a ese punto de reunión militar a las afueras de Kiev junto con docenas de otros hombres recogidos ese día en los alrededores de la capital ucraniana. Trasladados para ser procesados, serían retenidos durante la noche y enviados por la mañana para recibir la instrucción militar básica como reclutas”. Su familia se pregunta “¿por qué tienen que llevárselo como a un perro?”.

domingo, 9 de febrero de 2025

Ucrania: a la espera del plan


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Los aliados de Estados Unidos esperan que la administración del presidente Donald Trump presente el anticipado plan para poner fin a la guerra de Rusia contra Ucrania en la Conferencia de Seguridad de Múnich en Alemania la próxima semana”, escribía ayer Bloomberg citando a “personas informadas de la cuestión”. Hasta ahora, Keith Kellogg, el Kurt Volker de la segunda legislatura de Trump, se ha limitado a advertir de la importancia de detener la guerra y a insistir en la enorme capacidad del presidente de Estados Unidos para llegar a acuerdos. Por el momento, toda la diplomacia con Rusia se ha realizado bajo el más estricto secretismo y ni siquiera se ha confirmado si ha habido contacto entre los dos presidentes (algo que parece improbable, aunque sí se sabe por ambas partes que ha habido conversaciones entre oficiales de los dos gobiernos). La ausencia de filtraciones o menciones a puntos concretos del plan hace pensar que no existe o que la estrategia pasará por seguir el plan diseñado por el propio Kellogg para el America First Policy Institute, que desde su nombre lleva implícita la aprobación del trumpismo. Contradiciendo a Bloomberg, “un medio con el que no he hablado”, el propio encargado de la Casa Blanca para la política ucraniana negó que fuera a presentar ningún plan, labor que le corresponde “en primer lugar, al presidente, no a Keith Kellogg”. El encargado de aplicar un plan para finalizar el conflicto sigue dando síntomas de que aún no existe aquel plan maestro con el que Donald Trump iba a conseguir la paz de forma rápida y sencilla.

viernes, 7 de febrero de 2025

La misión de paz y la autonomía europea

Nahia Sanzo, Slavyangrad

En su última entrevista concedida a un medio occidental, Volodymyr Zelensky ha vuelto a referirse a la posibilidad de enviar una misión de paz de países europeos a Ucrania como elemento disuasorio para evitar una posible reanudación de las hostilidades por parte de Rusia. En su intento por defender la adhesión a la OTAN como única garantía de seguridad viable para Ucrania, el presidente ucraniano ha afirmado que esa opción sería incluso la más barata para los socios occidentales. Zelensky olvida mencionar que Moscú no va a aceptar una resolución que implique la llegada de la OTAN a sus fronteras, por lo que esa adhesión solo es posible con una Rusia militarmente derrotada, a día de hoy algo que los proveedores de Ucrania consideran inviable. La opción más barata que promociona Zelensky sería la más costosa para su país, al que condenaría a la continuación de una guerra en la que Ucrania sufre cada vez más.

Al contrario que el Gobierno de Zelensky, algunos aliados de Ucrania comprenden las implicaciones de la expansión de la OTAN al país y se ha creado en la alianza occidental una brecha entre los países dispuestos a correr los riesgos que implica y quienes de forma pública o privada muestran sus reticencias. Entre los primeros se encuentran los países bálticos y Polonia, pero, sobre todo, el Reino Unido y Francia, potencias con mucho más peso en la Alianza. Entre los países reticentes destacan Alemania y Estados Unidos. En el caso de Washington, la postura de Donald Trump, que ha mostrado su comprensión ante la postura rusa de rechazar duramente la expansión de la OTAN, no supone una ruptura con respecto a la anterior administración. Aunque se negaba en rotundo a comprometerse a no incluir a Ucrania en la alianza, Biden tampoco veía la adhesión a la OTAN como solución a la guerra y, pese a las plegarias de Zelensky, no ofreció a Kiev la invitación oficial que tanto ansiaba.

lunes, 3 de febrero de 2025

Ucrania: elecciones, diplomacia y garantías de seguridad


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Excluir a Ucrania del diálogo entre Estados Unidos y Rusia sería “muy peligroso”, ha afirmado en una entrevista concedida a AP Volodymyr Zelensky, en línea con el actual argumentario europeo de señalar como riesgo una posible normalización de la situación continental. Si el mero hecho de comenzar a pensar en una futura reanudación del comercio de hidrocarburos entre la Unión Europea y Rusia ha sido señalado como un peligro, ¿qué podría decirse de la posibilidad de una paz que no implique garantizar todas y cada una de las exigencias de Ucrania y los países más belicistas del flanco del este? Pese al nerviosismo que provoca en Kiev y Bruselas toda mención a la paz, la complejidad del conflicto, las dificultades del trumpismo a la hora de comprenderlo y ciertas dosis de descoordinación e incompetencia que hacen que ni siquiera quien debe dirigir el proceso diplomático sea capaz de decir si existe realmente un plan hacen altamente improbable que la temida paz llegue en menos de cien días. De ahí lo vacío de las palabras de Zelensky cada vez que se refiere a la idea de un final rápido a la guerra, frase hecha pensada para no ser percibido por el presidente de Estados Unidos como un obstáculo a la paz y que generalmente acompaña de una serie de exigencias que implican necesariamente retrasar el proceso.

“«Creo que, ante todo, [debemos] celebrar una reunión con él y eso es importante. Y eso es, por cierto, algo que todo el mundo en Europa quiere», dijo Zelensky, refiriéndose a «una visión común de un rápido final de la guerra»”, escribe la agencia estadounidense para insistir en el orden en el que el presidente ucraniano quiere que se realice un proceso en el que su capacidad de control es prácticamente nula. “Tras la conversación con Trump, «deberíamos pasar a algún tipo de formato de conversación con los rusos. Y me gustaría ver a los Estados Unidos de América, Ucrania y los rusos en la mesa de negociaciones. … Y, para ser honesto, una voz de la Unión Europea también debería estar allí. Creo que sería justo y eficaz. ¿Pero cómo resultará? No lo sé»”, añade AP, reflejando con las palabras de Zelensky cuáles son las preferencias de Ucrania: una negociación con Estados Unidos en la que queden determinados los términos que van a trasladarse a Rusia y en la que Moscú se encuentre, no solo con Ucrania, sino con Estados Unidos y la Unión Europea.

El plan de Trump para Ucrania está condenado al fracaso

“El hombre fuerte”: la propuesta de manipulación de los precios del petróleo contra Rusia del enviado especial Keith Kellogg devastaría efectivamente la producción petrolera y la economía de Estados Unidos

Scott Ritter, Consortium News

“No estoy tratando de dañar a Rusia”, dijo recientemente el presidente Donald Trump en una declaración publicada en su cuenta TruthSocial . “Amo al pueblo ruso y siempre he tenido una excelente relación con el presidente Putin”. Trump, sin embargo, proviene de la escuela del “amor duro”, donde el castigo se aplica para lograr los resultados deseados. Y el castigo estaba en la mente de Trump mientras expresaba su amor y admiración por el pueblo ruso y su líder, Vladimir Putin.

“Le haré un gran favor a Rusia”, escribió Trump, “cuya economía está fallando, y al presidente Putin. ¡Hagan un trato ahora y DETENGAN esta ridícula guerra! Y esto sólo empeorará”.

Aparte del extraño uso de letras mayúsculas, se podría suponer que si uno expresa su amor públicamente, también quiere estar seguro de que los hechos corresponden a la realidad de sus intenciones amorosas declaradas. De lo contrario, te encontrarás viviendo en un mundo de fantasía de tu propia creación, poblado no por tus supuestos amantes, sino por figuras de tu imaginación.

Si usted tiene la sincera intención de hacerle un “gran FAVOR” al pueblo ruso y a Vladimir Putin, debe asegurarse de que sea un favor que ellos deseen recibir. Decir que la economía rusa está “en crisis”, dada la gran cantidad de datos que muestran que no es así, probablemente no sea la mejor manera de comenzar una velada romántica.

jueves, 30 de enero de 2025

Beneficios económicos de la guerra y de la paz


Nahia Sanzo, Slavyangrad

El desinterés de Donald Trump por la guerra de Ucrania, que percibe como una guerra de Biden que debe terminar para poder reducir la presencia en Europa y centrarse en China, oponente que verdaderamente le preocupa, ha sido manifiesto desde que el ahora presidente anunció su intención de volver a presentarse a la presidencia. Y aunque tras las elecciones se ha modificado ligeramente su discurso, más exaltado en las formas pero menos ambicioso en la facilidad con la que iba a conseguir la paz, las intenciones siguen siendo las mismas. A la espera de concretarse el plan con el que Donald Trump espera conseguir la paz, todo indica a que se construirá sobre la base de la propuesta Kellogg-Fleitz publicada el pasado verano por el America First Policy Institute.

En este momento en el que el viejo mundo se muere y el nuevo no ha nacido aún, todas las partes tratan de convencer a Donald Trump con sus argumentos y buscan un discurso llamativo para conseguir la atención del presidente, en cuyas manos está tomar la decisión de cuándo, cómo y con quién se producirán las mesas de negociación. Desde posturas afines y en un diario propiedad de uno de los oligarcas de la tecnología a los que Trump quiere acercarse en esta legislatura, Jack Keane, general retirado, y Marc Thiessen, habitual articulista conservador, afirman que “para garantizar una paz duradera, debemos seguir armando a Ucrania, pero sin pedir a los contribuyentes estadounidenses que paguen la factura”. Los dos guerreros de teclado, con una larga trayectoria en think-tanks vinculados al complejo militar-industrial estadounidense, el primero miembro del neocon Institute for the Study of War y el segundo del reaccionario American Enterprise Institute, aportan su grano de arena al argumento de que es preciso continuar el apoyo a Ucrania, aunque a cambio de beneficio económico. “Es el momento de hacer que Kiev pase de ser receptor de asistencia a consumidor de defensa”, afirman abiertamente, adoptando como idea de que todo paso de Washington en política exterior ha de tener una contrapartida tangible en forma de beneficios.

miércoles, 29 de enero de 2025

¿Se está posicionando Trump para un “no acuerdo” con Rusia… o no?

La idea de infligir “derrotas estratégicas” a Rusia ha sido una piedra angular de la política estadounidense durante tanto tiempo que trasciende las líneas partidarias.

Alastair Crooke, Strategic culture

La retórica de Trump sobre que Rusia ha perdido un millón de hombres en el conflicto de Ucrania no es simplemente una tontería (el número real ni siquiera llega a 100.000), sino que su recurso a ella subraya que el meme habitual de que Trump está lamentablemente mal informado parece cada vez menos plausible.

Después de hablar de un millón de muertes rusas, Trump sugiere que Putin está destruyendo a Rusia al no llegar a un acuerdo. Agrega (aparentemente como un comentario al margen) que Putin tal vez ya haya decidido "no llegar a un acuerdo".

En cambio, de una manera curiosamente desinteresada, Trump señala que las negociaciones dependerán completamente de si Putin está interesado o no . Afirma además que la economía de Rusia está en ruinas y, sobre todo, dice que consideraría sancionar o imponer aranceles a Rusia si Putin no llega a un acuerdo. En una publicación posterior en Truth Social, Trump escribe: "Voy a hacer un FAVOR muy grande a Rusia, cuya economía está fallando, y al presidente Putin".

En otras palabras, se trata de una historia de un orden completamente diferente: ya no la dice su enviado Kellogg u otro miembro de su equipo, sino las propias palabras de Trump como presidente. Trump responde a la pregunta de un periodista: “¿Sancionaría a Rusia” si Putin no se sienta a la mesa de negociaciones? A lo que responde: “Eso parece probable”.

¿Cuál es la estrategia de Trump? Parece más bien que Trump se está preparando para un Brexit sin acuerdo. Debe ser consciente de que Putin ha dejado claro en repetidas ocasiones que está interesado y abierto a negociar con Trump. De eso no hay duda.

domingo, 26 de enero de 2025

A un año del derribo del UL-76: el tiempo confirma la evidencia


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Por su propia naturaleza, por el volumen de recursos utilizados simultáneamente y no necesariamente bajo un único mando, debido a errores o incluso por sabotaje, los escenarios militares suelen causar tragedias a priori evitables. En el caso de la aviación, ambos bandos en lucha en la guerra de Ucrania han sufrido, por ejemplo, pérdidas de aeronaves debido al fuego amigo. Es así como fue derribado erróneamente el primer F16 de la fuerza aérea ucraniana. Más allá de los cazas utilizados para la actividad en el frente, la aviación es vulnerable también lejos de la primera línea de batalla y, a diferencia de otros aspectos, cualquier error o incidencia puede derivar en decenas de muertes imprevistas. Hace cinco años, 176 personas murieron cuando Irán derribó un Boeing 747 de la aerolínea nacional ucraniana al confundir la aeronave civil con un misil estadounidense en el marco de la escalada política y militar en alza entre los dos países en ese momento. Seis años antes, como Ucrania recuerda anualmente, el MH17 de Malaysian Airlines fue derribado, probablemente también por error al ser confundido con una aeronave militar, sobre los campos de Donbass, provocando 298 muertes de civiles sin ninguna relación con la guerra. En ambos casos, la confusión provocó errores humanos que no debieron producirse y que supusieron un elevado número de víctimas mortales completamente inocentes.

Hace exactamente un año, sobre los cielos de la región rusa de Belgorod, fronteriza con el oblast ucraniano de Járkov, se produjo otro sangriento episodio en el que un derribo erróneo causó la muerte de 74 personas entre la tripulación, 65 prisioneros de guerra ucranianos que debían ser intercambiados ese mismo día y el personal que acompañaba para ese proceso. La noticia del derribo de una aeronave sobre territorio ruso provocó la euforia de parte del público ucraniano, acostumbrado a celebrar rápidamente sus éxitos sin comprobar primero qué había ocurrido. A lo largo de las siguientes horas, el cruce de versiones y las acusaciones mutuas, habitual reacción de ambos bandos en casos de incidentes con elevadas bajas, se convirtió en una maraña de teorías y versiones que no ayudaron a dar credibilidad al discurso de Kiev.

miércoles, 22 de enero de 2025

Una nueva era: el legado de Biden y las intenciones de Trump


Nahia Sanzo, Slavyangrad

La nueva era comenzó este lunes con la toma de posesión de Donald Trump, que inauguró su segundo mandato con un discurso previsiblemente nacionalista, con toques mesiánicos y centrado en la agenda doméstica, en el que prometió que “la edad dorada de América [Estados Unidos] comienza ahora”. Como se había anunciado previamente, los primeros decretos presidenciales se centraron en el aspecto que el nuevo presidente, su entorno más cercano y sus votantes más fieles consideran principal, expulsar al máximo número posible de migrantes. Es ahí donde va a centrarse la agenda política dura de la segunda presidencia de Trump, que en política exterior tendrá un eje claro a nivel continental, una especie de nueva doctrina Monroe mezclada con grandes dosis de una actualización del destino manifiesto. A esa importancia que la nueva presidencia va a dar al poder estadounidense en América -a ello está dirigido el nombramiento de Marco Rubio, un halcón que luchará activamente contra los gobiernos progresistas del continente- hay que añadir que será Trump quien determine ahora el papel estadounidense en los grandes conflictos mundiales. Además del enfrentamiento, fundamentalmente económico, aunque con componentes militares, contra China, la política de la Casa Blanca será clave tanto en Oriente Medio como en Ucrania.

Horas antes de la investidura, Vladimir Putin felicitó públicamente a Donald Trump por su retorno al poder y valoró positivamente la voluntad estadounidense de reiniciar los contactos diplomáticos. Aunque la retórica rusa se ha moderado y es previsible menor hostilidad por parte del Kremlin o de los medios rusos para dar una oportunidad a la diplomacia, el presidente ruso insistió en su mensaje en que lograr la paz a largo plazo, más allá de una tregua temporal o un cierre en falso del conflicto, implica “resolver las causas originales del conflicto”. No es difícil entender de esas palabras que Vladimir Putin se refiere a la arquitectura de seguridad europea y más concretamente a la expansión de la OTAN hacia la frontera rusa, algo que, quizá de forma ingenua, Rusia confía en poder detener por medio de un acuerdo con Estados Unidos, más sencillo con Donald Trump que con Joe Biden. Frente a una visión de la Alianza como herramienta de expansión de los valores occidentales y la democracia liberal, el trumpismo entiende la OTAN como una garantía de que no habrá en Europa un bloque antihegemónico que pueda hacer sombra a Estados Unidos. Para lograr ese objetivo, Washington necesita un número de países lo suficientemente grande para evitar que la unión del resto pueda compensar esa alianza, pero lo suficientemente reducido como para evitar un gasto excesivo. En ese planteamiento, países como Ucrania no son vistos como un lastre, como en ocasiones han manifestado JD Vance o Donald Trump JR., sino territorios difíciles de defender e innecesarios a la hora de cumplir con la función de la alianza. De esta forma, es probable que vaya a producirse un mayor rechazo de la administración Trump al camino euroatlántico de Ucrania -de ahí que Zelensky buscara la invitación oficial de adhesión a la Alianza de Joe Biden, para lograr lo que es consciente que no obtendrá de la nueva administración-, e incluso declaraciones en las que el nuevo presidente afirme comprender la preocupación rusa por la expansión de la OTAN.

lunes, 20 de enero de 2025

Ucrania y el legado de Biden


Nahia Sanzo, Slavyangrad

En sus últimas horas al frente de la administración estadounidense, Joe Biden, su equipo y sus aliados mediáticos continúan realizando un enorme esfuerzo para resaltar sus éxitos, jactarse de sus proezas y, en algunos casos, limpiar su imagen. Tanto Biden como Blinken tratan, por ejemplo, de añadir a la columna de éxitos de su gestión el alto el fuego pactado en Gaza y que debe comenzar el domingo. La exaltación de la paz, inexistente en estos momentos en los que las tropas israelíes aprovechan las últimas horas para intensificar sus bombardeos y a unos días de que se retorne a una situación de ausencia de guerra, pero no de conflicto, destrucción y miseria, tiene mucho de relato y apenas soporta preguntas básicas. Israel ha aceptado en esta ocasión el mismo acuerdo que Hamas ya aceptó el pasado mayo y que, en aquel momento, la Casa Blanca presentó como una propuesta propia pero con la colaboración israelí. La administración Biden, que ha insistido repetidamente en que trabajaba “sin descanso” para lograr un alto el fuego que liberara a los rehenes israelíes -el bienestar de la población palestina de Gaza siempre ha sido secundario y no ha habido especial preocupación por los rehenes palestinos encarcelados sin cargos pero en condiciones draconianas en prisiones israelíes- ha tardado siete meses en lograr que Israel aceptara una propuesta en la que supuestamente había participado.

Denostada incluso por una parte de su población, la política estadounidense hacia Israel y Palestina se ha vinculado tan férreamente a la postura israelí que los intentos de Biden y Blinken de presentar a su actuación como constructiva son cada vez más difíciles de creer. No es de extrañar así que el aún presidente de Estados Unidos quiera centrarse en enaltecer su política en relación con el otro gran conflicto bélico de estos años, la guerra de Ucrania, en la que sigue existiendo una mayoría en Estados Unidos que considera que su país se ha colocado en el lado correcto de la historia y defiende la continuación del suministro militar para minar las capacidades de un enemigo histórico como Rusia. La escasa oposición que ha existido a la participación indirecta de Estados Unidos en la guerra, que se limita a cuestiones de coste económico y no a posturas favorables a Rusia, permite tratar el conflicto con una frivolidad que, ante las imágenes de muerte y destrucción masiva, es imposible en el caso de Oriente Medio.

sábado, 18 de enero de 2025

Guerra hasta el último minuto


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Con el tiempo sobre la bocina, a cuatro días de que Joe Biden pueda dedicarse por primera vez en décadas íntegramente a su familia y de que Antony Blinken o Jake Sullivan regresen al mercado laboral de la consultoría privada o al activismo del sector de los grupos de presión o think-tanks, la administración Demócrata continúa realizando todos los esfuerzos en su mano para garantizar que Ucrania pueda continuar luchando contra el enemigo común, Rusia, mientras lo considere necesario y al margen de las intenciones de la nueva administración de la Casa Blanca. El objetivo es que las autoridades de Kiev dispongan de buenas cartas a la hora de negociar con el equipo de Donald Trump en el momento en el que Mike Waltz y Keith Kellogg logren dar forma de propuesta a las ideas que actualmente presentan en los medios de comunicación y que no hay posibilidad de saber en qué medida se corresponden con las del presidente electo. Desde el punto de vista de la actual administración Demócrata, la OTAN y la Unión Europea, Ucrania necesita fortaleza para enfrentarse a dos tipos de negociaciones: una con Estados Unidos para determinar su apoyo, que marcará el tipo de diplomacia a la que aspira Washington y en qué medida la fuerza en la imposición de la paz, y otra posterior con Rusia. La primera negociación depende exclusivamente de que Kiev disponga de las garantías de recursos económicos para continuar la guerra al margen de Estados Unidos. En otras palabras, los países europeos y la administración Demócrata buscan que Ucrania no se quede sin recursos en caso de una posible amenaza de corte o reducción de los suministros o asistencia financiera estadounidense. La fortaleza relativa en la segunda, por el contrario, se mide en la capacidad de los países occidentales de financiar a Ucrania y minar las capacidades rusas para lograr un desequilibrio de fuerzas que favorezca a Kiev, algo que, a día de hoy, solo puede conseguirse a largo plazo con una mezcla de escalada militar y profundización de la guerra económica.

viernes, 17 de enero de 2025

Planes del trumpismo para Ucrania


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Los críticos están atacando al presidente electo Donald Trump después de que un asesor clave pareciera retractarse de una importante promesa de campaña”, escribía ayer The Huffington Post al comentar la última y extraña aparición televisiva de quien será el enviado de Donald Trump para resolver la cuestión ucraniana. “Trump ha afirmado en repetidas ocasiones que pondría fin a la guerra entre Rusia y Ucrania en las 24 horas siguientes a su toma de posesión o incluso antes. Pero el teniente general retirado Keith Kellogg, a quien Trump nombró enviado especial para las dos naciones, dijo a Fox News la semana pasada que llevaría más tiempo, haciéndose eco de comentarios hechos anteriormente por el propio Trump”, continuaba el artículo. Trump afirmó, en al menos seis ocasiones diferentes que sería capaz de resolver el conflicto de forma rápida y antes incluso de tomar posesión del cargo. Donald Trump no es el único líder político cuyas promesas de campaña se moderan nada más anunciarse los resultados electorales y las escasas declaraciones que ha realizado como presidente electo apuntaban hace semanas a una clara reducción de unas expectativas que él mismo había elevado con objetivos claramente electorales. Aunque Trump ha alegado “algunos progresos” en el camino hacia una resolución, tanto la situación sobre el terreno como los movimientos diplomáticos indican que esos avances existen solo en la mente del dirigente estadounidense, siempre dispuesto a exagerar sus éxitos e incluso a inventarlos.

“Realmente tengo mucha confianza en su capacidad para llegar a una posición en la que esta guerra haya terminado. Y creo que lo que la gente tiene que entender es que no está intentando dar algo a Putin o a los rusos. Está intentando salvar a Ucrania y su soberanía, y va a asegurarse de que sea equitativo y justo”, afirmó Kellogg, que sigue basando su valoración en la confianza ciega en un hombre que ha dejado claro que no tiene ningún plan. El general precisó estar hablando a título personal y no en nombre de Donald Trump, lo que refuerza aún más la percepción de que, sea cual sea la propuesta que vaya a presentar el futuro presidente, la persona que debe encarrilar el proceso no conoce aún esas intenciones. Pero aun así, Keith Kellogg, que ya presentó el pasado mes de mayo un plan que puede resumirse en utilizar el suministro de armas como palo y zanahoria -continuar el flujo de armamento solo si Ucrania acepta negociar y aumentarlo si Rusia rechaza participar-, es capaz de dar un marco temporal. “Fijémoslo en 100 días y retrocedamos hasta el final y busquemos la forma de hacerlo a corto plazo para asegurarnos de que la solución es sólida, sostenible y de que esta guerra termina para poner fin a la carnicería”, añadió, dando nuevamente una sensación de intenciones, pero de ausencia de planes para conseguir los objetivos. Pese a lo que había manifestado cuando fue nombrado para el puesto, Kellogg no visitará Ucrania en su misión de recopilación de información hasta después de la investidura de Trump. Sin haber visitado el país ni haberse reunido con Zelensky y con la certeza de que no hay una propuesta a nivel de equipo presidencial, no es de extrañar que las comparecencias mediáticas del general Kellogg, cuyo plan peca del mismo simplismo que la visión de Donald Trump, sean escasamente convincentes y den apariencia de serias dudas sobre el resultado del trabajo que aún no ha comenzado.

martes, 14 de enero de 2025

Trump, las sanciones contra Rusia y el «patio trasero» de Estados Unidos


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Aún sin saber muy bien cómo responder a la retórica abiertamente imperialista del presidente electo de Estados Unidos, los países europeos continúan tratando de adivinar, en muchos casos sin base material alguna, cuál será el plan de Donald Trump una vez que asuma el cargo dentro de nueve días. Será entonces cuando el general Kellogg comience su trabajo para presentar una hoja de ruta con la que el equipo Republicano trate de buscar el inicio de una negociación. La necesidad de negar cualquier problema y evitar especulaciones sobre una mala relación con Donald Trump y su entorno ha hecho que Ucrania anuncie que el retraso en la visita de Keith Kellogg al país se debe únicamente a la legalidad vigente, que impide viajes oficiales antes de la investidura. El retaso no es, además, una preocupación para el Gobierno de Zelensky, que desde que comenzó el conflicto hace casi once años ha hecho de la dilatación de las negociaciones su modus operandi. La diplomacia es la línea roja que Ucrania lucha por no cruzar, una posición en la que coincide con sus aliados europeos y con el liderazgo de la OTAN, que escuchan con preocupación las palabras que llegan de Washington.

Los países de la Unión Europea siguen más preocupados por las “amenazas híbridas” rusas en el Báltico y por garantizar la financiación para que Ucrania pueda continuar luchando en la guerra que por el intervencionismo que anuncia Donald Trump y la posición en la que queda el continente europeo. Con su retórica sobre la OTAN y su insistencia en que el centro de la política exterior estará vinculado al enfrentamiento con China y el proteccionismo económico, Donald Trump y su equipo ya habían anticipado una reducción del interés por Europa, un territorio en el que Washington es consciente de que no hay peligro de la creación de un bloque político o económico antihegemónico que pueda hacer sombra a Estados Unidos. Quedó atrás el tiempo en el que las antiguas potencias europeas formaban un territorio considerado estratégico. La subordinación que la Unión Europea en bloque ha mostrado desde la invasión rusa de 2022 hace aún más evidente que el continente es ahora una parte de la esfera de influencia de Estados Unidos, un territorio con escasa autonomía propia y que corre el riesgo de cumplir el papel de patio trasero que Washington ha adjudicado a América Latina.

lunes, 13 de enero de 2025

Ucrania: Prolongar la guerra


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Estoy realmente segura de que todos los demás miembros, y espero que también Estados Unidos, están dispuestos a continuar con el apoyo a Ucrania”, afirmó ayer Kaja Kallas, líder de la diplomacia de la Unión Europea, en su participación en la cumbre de Rammstein que se celebró en Alemania y que será la última antes del cambio de Gobierno en Estados Unidos. La llegada de Donald Trump, con su estilo imprevisible y aún sin plan sobre qué hacer con Ucrania, sigue siendo la gran preocupación de los países europeos, que luchan por buscar la forma de mantener el statu quo y garantizar que Kiev pueda seguir manteniendo la vía militar como única solución posible al conflicto.

En la reunión, Lloyd Austin, el Secretario de Defensa saliente, anunció el que será el último paquete de asistencia militar de la era Biden, otros 500 millones de dólares, unas palabras que causaron los aplausos de Zelensky, Rustem Umerov, Andriy Ermak y Boris Pistorius, que flanqueaban al representante estadounidense en ese momento. En referencia a su reunión con Austin, el presidente ucraniano escribió que “en la conversación se habló de la situación en el campo de batalla, del papel de los drones en esta fase de la guerra y de las necesidades de Ucrania en materia de defensa de diversos tipos de vehículos aéreos no tripulados. También se habló del fortalecimiento de la defensa aérea de Ucrania y de las perspectivas de proporcionar sistemas de defensa aérea adicionales, en particular mediante la cooperación con otros países”.

domingo, 12 de enero de 2025

Trump, la guerra de Ucrania y la autonomía europea


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Además de sugerir que Hezbollah pudo tener un papel en la insurrección del 6 de enero de 2021, referirse a la lluvia como “agua que cae del paraíso” o especular sobre la cantidad que sale del grifo o la que necesitan las lavadoras o el lavavajillas, el presidente electo Donald Trump dejó un puñado de preocupantes titulares en su rueda de prensa del martes. “Francia y Alemania advirtieron el miércoles a Donald Trump de no amenazar las «fronteras soberanas» después de que el presidente electo de Estados Unidos se negara a descartar una acción militar para tomar Groenlandia, un territorio autónomo de Dinamarca, miembro de la Unión Europea”, escribía ayer AFP para describir la confusión que ha causado en los países de la Unión Europea la reciente insistencia del futuro presidente en la “necesidad” de su país de disponer de Groenlandia. En esta era del retorno de disputas entre grandes potencias, el Ártico será en los próximos años un escenario prioritario en la lucha por minerales y materias primas. De ahí, además del ansia de control de una zona en la que operan, por la ruta del norte, buques de Rusia y China, el interés estadounidense en aumentar su presencia en Groenlandia, donde Estados Unidos disfruta ya de una base militar, rémora de la Guerra Fría. El control del Ártico, y no la balanza de pagos, parece ser también el motivo por el que Trump trolea a Canadá desde hace semanas llamando gobernador general a su primer ministro y “estado número 51” al país. Evidentemente, Trump no busca anexionarse el territorio sino desestabilizar una situación ya de por sí complicada en su vecino del norte, donde Justin Trudeau, perdida toda su popularidad, ha dimitido y se espera la elección de una nueva persona al frente del partido y el Gobierno. El objetivo es puramente económico y está vinculado a la principal lucha de Trump estas semanas, el proteccionismo y los aranceles.

En el caso canadiense, el futuro presidente precisó que la lucha será económica y no militar, algo que Trump rechazó descartar con respecto a Groenlandia o Panamá. En Centroamérica no preocupa la lucha por los recursos naturales, sino lo mismo que ha marcado la política estadounidense en esa región durante el último siglo, el control del comercio y del canal de Panamá. El aislacionista Trump se acoge a una versión modificada de la Doctrina Monroe -evitar que los países europeos recuperaran poder en América Latina- ahora aplicada a China, donde el futuro presidente alega falsamente que soldados chinos operan y controlan el canal. Trump no puede evitar tampoco dar un toque del Corolario de Roosevelt –America para los Americanos– que acompañaba a esa doctrina. En la misma rueda de prensa, anunció que el Golfo de México pasará a llamarse Golfo de América, en referencia evidente a Estados Unidos y no a todo el continente.

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