La opinión pública rusa está cada vez más harta de ser blanco de ataques terroristas en serie. La hora de la decisión fatídica se acerca
Pepe Escobar, Strategic Culture
Este era el estado de ánimo en los círculos informados de Moscú, solo unas horas antes de la nueva puesta en escena en Estambul de las "negociaciones" entre Rusia y Ucrania, el pasado lunes2 de junio.
Tres puntos clave.
- El ataque contra los bombarderos estratégicos rusos, parte de la tríada nuclear, fue una operación conjunta de EEUU y Reino Unido. Especialmente del MI6. La inversión tecnológica y la estrategia general corrieron a cargo de este combo de inteligencia.
- No está nada claro si Trump está realmente al mando o no. Así me lo confirmó por la noche una fuente de inteligencia de alto nivel, que añadió que el Kremlin y los servicios de seguridad estaban investigando activamente todas las posibilidades, especialmente quién dio la luz verde definitiva.
- Consenso popular casi universal: liberar a los Oreshnik. Además de oleadas de misiles balísticos.
Como era de esperar, el kabuki [teatro tradicional japonés] de Estambul llegó y se fue como un espectáculo de mal gusto, con la delegación ucraniana vestida con uniformes militares y el ministro de Defensa Umarov incapaz de hablar un inglés mediocre en una caótica rueda de prensa tras la breve reunión de una hora y cuarto.
El Ministerio de Asuntos Exteriores turco describió épicamente el kabuki como "no negativo".