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lunes, 9 de junio de 2025

Una Siria libre no puede existir sin una Palestina libre

Los enemigos de Siria no son los mismos que los de los israelíes, porque los enemigos de los israelíes incluyen a los propios sirios, junto con los palestinos, libaneses, jordanos, egipcios, iraquíes y otros

Robert Inlakesh, Al Mayadeen

El camino de la capitulación, la "coordinación de seguridad" y la normalización para Siria está condenado al fracaso. No solo es imposible ignorar la flagrante realidad de una ocupación israelí en constante expansión, sino que Siria también actúa como una incubadora clave para las tendencias y la resistencia regionales. Ahora, mientras Gaza sufre el genocidio, las naciones árabes son conducidas por el camino de la humillación, sin siquiera la pretensión de obtener una ganancia estratégica.

Como dice el viejo refrán, «la historia no se repite, pero rima». Si bien la mayoría de los comentaristas que buscan analizar la difícil situación de Bilad al-Sham ofrecen predicciones contradictorias sobre el futuro del Estado sirio, a menudo lo hacen sin profundizar en una historia que nos brinde indicios sólidos de lo que está por venir.

El nuevo líder de Siria, Ahmed al-Shara'a, colabora abiertamente con "Israel". Si bien no ha firmado un acuerdo de normalización, admite haber mantenido consultas conjuntas de "seguridad", que el medio hebreo Yediot Aharonot reveló que eran directas entre delegaciones sirias e israelíes. El gobierno de Al-Shara'a también entregó los archivos y pertenencias del espía israelí más infame del mundo árabe, Eli Cohen.

Según informes de los medios de comunicación israelíes y funcionarios estadounidenses, el liderazgo de Damasco está participando en conversaciones de normalización y ha indicado su intención de seguir adelante, con el objetivo de complacer al presidente estadounidense Donald Trump y potencialmente cumplir una de sus condiciones clave para levantar las sanciones.

miércoles, 4 de junio de 2025

Tristán e Isolda y el nacimiento de Occidente

El Occidente celta llevó a su punto más alto la mística de la existencia, mezclando fuentes paganas y cristianas en relatos fantásticos

Claude Bourrinet, Euro-Synergies

Digamos de entrada que es inútil preguntarse si las obras nacidas de esta ardiente fusión eran paganas o cristianas. Esta dicotomía pertenece al hombre moderno. Los hombres de la Edad Media, sobre todo en el siglo XII, aceptaban sin demasiados problemas los dos cauces de la imaginación. A menudo tenían la sensación de vivir en un mundo donde los milagros y los «prodigios» se producían con facilidad y lo sobrenatural se imponía a lo natural. Además, en la Biblia, los «monstruos» y los fenómenos extraños no son infrecuentes, sobre todo si las leyendas populares se han injertado en el corpus judeocristiano. Las apariciones de hadas, fantasmas y bestias extrañas no se consideraban fenómenos anormales. La gente se adhería con fe y entusiasmo a imágenes mentales que daban a la existencia un sabor y una densidad que hemos perdido.

Tampoco debemos traducir al lenguaje moderno las concepciones que teníamos de la muerte, el amor, la pasión y las reglas sociales. Es inútil buscar en los relatos de esta época material sociológico para comprender las creaciones que habrían resultado. ¿Qué importa que los celtas vivieran y durmieran juntos en grandes salones? ¿Qué importa el «sen» (significado)?

En aquella época, la vida de un hombre se asemejaba al mundo del más allá y no se sabía cuándo podía pasar de uno a otro.

Tristán e Isolda es sin duda la leyenda («lo que se lee») que cristaliza todas estas tendencias.

Sólo disponemos de un único manuscrito de la novela de Béroul (del que sabemos muy poco, sólo dos apariciones de un nombre: «Berox», en los versos 1268 y 1790), con el principio y el final cortados. Se supone incluso que hubo dos autores. Hay una parte, probablemente escrita hacia 1165-1170 y otra hacia 1190.

sábado, 31 de mayo de 2025

Fascismo y “ahistoriología”


Maciek Wisniewski, La Jornada

Emilio Gentile (1946), historiador conservador italiano y uno de los principales expertos en fascismo −ningún parentesco con Giovanni (1875- 1944), el filósofo cortesano y “cerebro” de Mussolini−, podría ser un buen ejemplo de una observación, repetida a menudo en el marxismo heterodoxo que data al menos desde Walter Benjamin, de que “los conservadores a veces ven más” y son mucho más perspicaces en señalar las fallas y las contradicciones de las democracias liberales −los filósofos o sociólogos como Carl Schmitt, Gaetano Mosca o Max Weber vienen a la mente− que sus homólogos liberales, que tienden a ser mucho más ciegos y complacientes respecto a ella; una observación que bien podría ser extendida también a los estudios sobre el fascismo y los debates actuales sobre el tema.

El enfoque de Gentile que trata al fascismo como una “religión política” (n9. cl/a3r6r), secular y cívica, basada en una sacralización del régimen que permitía definir al Estado fascista como totalitario −interpretación en los antípodas de otros, y según él, mal informados históricamente, enfoques como el de Hannah Arendt− aporta precisiones terminológicas y conceptuales importantes para pensar en el fascismo, incluso si, desde la izquierda, uno podría encontrar como más útiles los enfoques por ejemplo de (para quedarse en la misma Italia) Antonio Gramsci.

Inspirándose en las ideas de Renzo de Felice −de quien, contrario a lo que piensan muchos, no fue el alumno (n9.cl/sely9)− y en las de George L. Mosse y centrándose en las cuestiones culturales, Gentile ve al fascismo −dentro de sus aspectos “religioso-seculares”− como una “ideología de acción” con su aversión a la teoría, fijación en la virilidad y en los fundamentos míticos antihedonistas, apelaciones a la emoción y simbolismos únicos, todo lo cual fortalecía un sentido de pertenencia a una causa mayor y sentimientos de lealtad al movimiento que veneraba a la nación entendida como una comunidad orgánica y étnicamente homogénea y organizada jerárquicamente en un Estado corporativo con vocación de potencia, belicismo y expansión territorial-imperial.

jueves, 15 de mayo de 2025

La solidaridad china con Palestina y los «guerreros dientes de león»

La postura de China sobre el conflicto israelí-palestino experimentó un viraje clave entre 1950 y 1976, pasando de la evaluación de una relación diplomática con Israel al apoyo incondicional de la lucha palestina, proporcionándole apoyo militar, financiero y diplomático.
Imagen de la historieta china La bandera ondeante de combate, que dice: «La bandera de Palestina, con espíritu de lucha, ondea ahora en el cielo de la tierra de Palestina. El pequeño Talat contempla la bandera y su rostro brilla con la alegría de la victoria».


Zhang Sheng, Mondoweiss

La frontera de la lucha antiimperialista internacional: las percepciones de China sobre la lucha palestina entre 1955 y 1976


Es probable que China sea uno de los pocos Estados que cambió drásticamente su postura diplomática sobre el «conflicto palestino-israelí» entre la década de 1950 y 1970. En solo 20 años, la política exterior oficial de la República Popular China cambió drásticamente, pasando de estar a punto de entablar relaciones diplomáticas con Israel en 1950 a negarle toda legitimidad al Estado israelí en las décadas de 1960 y 1970. Como pretende demostrar este artículo, la era maoísta, especialmente de 1955 a 1976, sentó las bases del apoyo diplomático chino al movimiento de liberación palestino, y este legado sigue siendo uno de los principales factores que orientan la postura oficial de China con respecto a Palestina en la actualidad.

De 1950 a 1976, durante la era de Mao, China profundizó gradualmente su comprensión de la cuestión palestina y finalmente concluyó que la lucha palestina era un movimiento de liberación nacional anticolonial y antiimperialista. Desde el punto de vista diplomático, la República Popular China en esa época no solo demostró su solidaridad con la lucha armada palestina al brindar apoyo diplomático, financiación e incluso entrenamiento militar, sino que también creó diversos programas de intercambio cultural entre diplomáticos e intelectuales palestinos y chinos. En cuanto a su política interna, China en esta época también lanzó una campaña integral de propaganda y educación, con el objetivo de reforzar la solidaridad propalestina en el sentir del pueblo chino.

Tras concluir la era de Mao, China profundizó cada vez más sus relaciones bilaterales con Israel, especialmente los lazos económicos, y la función de apoyo de China a la liberación palestina no solo quedó relegada, sino que también disminuyó considerablemente en comparación con sus posturas anteriores. Sin embargo, la importancia de la política propalestina entre las décadas de 1950 y 1970 fue un contrapeso que orientaba al Estado chino, y la juventud china ha redescubierto y energizado estos legados históricos de solidaridad entre China y Palestina durante el genocidio en curso en Gaza.

Por lo tanto, para comprender verdaderamente las dinámicas matizadas del movimiento de solidaridad chino con Palestina y la reacción de China al genocidio que está ocurriendo en Gaza, este artículo pretende brindar un análisis sistemático no solo de la evolución de las percepciones de China sobre la lucha palestina, sino también de los esfuerzos de la China maoísta por tender redes de solidaridad con el movimiento palestino, tanto en términos de vías diplomáticas como de las propias campañas internas de propaganda y educación en China.

Con una fuerte influencia de la Unión Soviética, la recién fundada República Popular China veía a Israel como un Estado poscolonial liderado por un Gobierno nacional-burgués de izquierda y, por lo tanto, estaba dispuesta a reconocer a Israel (Shichor 1979:22). El 9 de enero de 1950, el ministro de Relaciones Exteriores de Israel envió una carta al primer ministro chino Zhou Enlai reconociendo a la República Popular China, lo que convirtió a Israel en «el primer Gobierno de Oriente Medio en reconocer a la República Popular China» (Shichor 1979:21). Esta noticia apareció en el Diario del Pueblo, el periódico oficial chino, el 17 de enero de 1950 como un éxito diplomático de China («Yiselie afuhan» 1950). Sin embargo, la Liga Árabe, en consenso alcanzado en agosto de 1950, decidió no reconocer a la República Popular China, lo que alentó aún más la visión favorable de China hacia Israel (Harris 1993:80).

miércoles, 7 de mayo de 2025

Ochenta años desde la Victoria: Por qué debemos recordar las atrocidades alemanas en la Segunda Guerra Mundial

El Día de la Victoria no representa simplemente una conmemoración militar ni una celebración ideológica del comunismo, sino el triunfo de la vida sobre el exterminio planificado.

Raphael Machado, Strategic Culture

A medida que nos acercamos a la conmemoración del Día de la Victoria de 2025, vale la pena reflexionar sobre lo que el pueblo soviético, junto con muchas otras naciones, luchó durante la Segunda Guerra Mundial. Comprender los aspectos más oscuros de este conflicto puede ayudar a explicar por qué el Día de la Victoria tiene un significado tan profundo para los rusos modernos.

A medida que avanzaba la Segunda Guerra Mundial, en particular tras el lanzamiento de la Operación Barbarroja en 1941 (la invasión de la URSS), se convirtió en una guerra total. Esta naturaleza global del conflicto estuvo, en gran medida, predeterminada por los mismos términos en que los alemanes lo habían enmarcado desde el principio.

Al abordar la guerra desde una perspectiva fundamentalmente racial e interpretarla como una lucha de "vida o muerte", los alemanes abrieron las puertas a una creciente catástrofe de atrocidades.

Los crímenes alemanes contra los judíos ya son bien conocidos por el público occidental, en particular los cometidos en los campos de concentración polacos (Auschwitz, Majdanek, Sobibor, Belzec, Treblinka y Chelmno), donde se extinguieron masivas vidas judías, así como la represión del gueto de Varsovia, donde miles perecieron y miles más fueron deportados a campos de concentración cercanos.

Menos conocidas para los observadores occidentales son las atrocidades cometidas fuera del territorio polaco, en territorios que ahora pertenecen a los Estados bálticos, Bielorrusia, Ucrania y la Federación Rusa.

miércoles, 30 de abril de 2025

Hace 50 años, una victoria histórica, pero a qué precio...

Pierre Rousset, Viento Sur

La independencia de Vietnam se proclamó por primera vez en agosto de 1945, y pronto podríamos celebrar su 80 aniversario. De Gaulle decidió lo contrario y envió un cuerpo expedicionario para reconquistar su colonia perdida. Indochina tuvo que sufrir dos devastadoras guerras imperiales sucesivas, la francesa y luego la estadounidense. Washington movilizó todos los medios a su alcance para aplastar la revolución vietnamita, convencido de que saldría victorioso, y fue derrotado. La imagen pasó a la historia: el personal de la embajada estadounidense en Saigón evacuado en helicóptero. 30 de abril de 1975.

Cuando se firmaron los acuerdos de Ginebra en 1954 con el Gobierno francés de Pierre Mendès-France, el Vietminh se encontraba en una posición estratégica ventajosa, ya que las fuerzas francesas habían sido derrotadas de forma decisiva. Sin embargo, estos acuerdos de armisticio le fueron particularmente desfavorables. Fueron los hermanos mayores rusos y chinos quienes le impusieron el abandono de gran parte de sus exigencias. Tuvo que retirar sus tropas a una zona de reagrupamiento temporal en el norte del país, mientras que el régimen de Saigón era libre de redesplegar su Ejército en el sur.

Se iban a celebrar elecciones en todo el territorio, que habrían supuesto el triunfo del Gobierno de Ho Chi Minh. Por supuesto, no se celebraron. Estados Unidos y el régimen de Saigón ni siquiera habían firmado los acuerdos, quedando ostensiblemente con las manos libres. A sus ojos, la división del país debía ser permanente, e incluso permitir una contraofensiva militar para derrocar a la República Democrática de Vietnam (RDVN). El Gobierno de Mendès-France pasó el relevo a Washington con pleno conocimiento de causa.

Los acuerdos de Ginebra son uno de los ejemplos clásicos de armisticio que desemboca en una división territorial permanente cargada de tensiones purulentas (véase el caso de la península coreana, convertida en un punto caliente nuclear) o en una nueva guerra, aún peor que la anterior (en el caso concreto de Vietnam).

martes, 22 de abril de 2025

Armarse para salvar el capitalismo financiero

Las lecciones de Rosa Luxemburgo, Kalecki, Baran y Sweezy: ¿Cómo funciona el capitalismo?

Maurizio Lazzarato, El Sudamericano

«Cuando decimos sistema de guerra nos referimos a un sistema como el vigente que asume la guerra, aunque sólo sea planeada y no combatida, como fundamento y vértice del orden político, es decir, de la relación entre los pueblos y entre los hombres. Un sistema en el que la guerra no es un acontecimiento sino una institución, no una crisis sino una función, no una ruptura sino una piedra angular del sistema, una guerra siempre obsoleta y exorcizada, pero nunca abandonada como posibilidad real».
Claudio Napoleoni, 1986.
El advenimiento de Trump es apocalíptico, en el sentido literal que significa deshacerse de lo que oculta, sacar el velo, desvelar (?!). Su convulsa agitación tiene el gran mérito de mostrar la naturaleza del capitalismo, la relación entre guerra, política y beneficio, entre capital y Estado habitualmente cubierta por la democracia, por los derechos humanos, por los valores y la misión de la civilización occidental.

La misma hipocresía está en el corazón de la narrativa construida para legitimar los 840.000 millones de euros para el rearme que la UE le impone mediante el recurso al estado de excepción a los Estados miembros.

Armarse no significa, como dice Draghi, defender «los valores que han fundado nuestra sociedad europea» y han «garantizado durante décadas a sus ciudadanos la paz, la solidaridad y, con el aliado estadounidense, la seguridad, la soberanía y la independencia», sino salvar el capitalismo financiero.

Ni siquiera hacen falta grandes discursos ni documentados análisis para desenmascarar la pobreza de estas narrativas, bastó otra masacre de 400 civiles palestinos para sacar a la luz la verdad de la indecente cháchara sobre la exclusividad y la supremacía moral y cultural de Occidente.

Trump no es un pacifista, se limita a reconocer la derrota estratégica de la OTAN en la guerra de Ucrania, mientras las élites europeas rechazan la evidencia. La paz para ellos significaría volver al estado catastrófico al que han reducido a sus naciones.

La guerra debe continuar porque para ellos, como para los demócratas y el Estado profundo estadounidense, es el modo de salir de la crisis iniciada en 2008, como ya ocurrió con la gran crisis de 1929.

jueves, 6 de marzo de 2025

Emmanuel Todd y la profecía de la caída de la URSS


Romain Ducoulombier, Temps Presents

Cada vez que hay una crisis, se le consulta en los medios de comunicación como a un oráculo. Ningún artículo deja de recordar que el inclasificable e impertinente ensayista Emmanuel Todd es el hombre que predijo la caída de la URSS. Las reseñas en las librerías en línea son unánimes: «El primer y único hombre que ha predicho plenamente esta desaparición».

Y sin embargo… su famoso libro de 1976 La Chute finale (La caída final), formó parte de un debate alimentado durante veinte años por numerosos libros y autores notables que ahora han caído en el olvido, borrados por el título de gloria sobre el que Todd construyó su posición de investigador y profeta. Decirlo es redescubrir la intensidad de las polémicas de una época pasada. He aquí la historia pasada de esta profecía.

La caída final

La caída de la URSS en diciembre de 1991 se considera el acontecimiento inaugural de un nuevo orden mundial, a cuyas convulsiones asistimos hoy. En Francia, la idea de que nadie predijo esta caída es una leyenda tenaz, arraigada en nuestra memoria colectiva. Nadie, salvo quizá Emmanuel Todd, con su libro La Chute finale, publicado en 1976 por Robert Laffont en una colección, «Libertés 2000», que hacía gala de su ambición futurista.

En sus memorias (Le Voleur dans la maison vide, 1997), Jean-François Revel, futuro académico y entonces director de L'Express, lo inmortalizó como el «único libro occidental» que predijo el hundimiento de la Unión Soviética con quince años de antelación. Para contradecir esta leyenda, hay que leer libros que ya nadie lee, hojear viejos recortes de prensa amarillentos sobre el pasado soviético y comunista que fue enterrado con asombrosa rapidez una vez consumada su derrota. De hecho, en plena Guerra Fría, un intenso y apasionado debate intelectual animó muchas mentes a ambos lados del Atlántico. El libro de Todd es una pieza de este gran rompecabezas.

miércoles, 5 de marzo de 2025

Sacco y Vanzetti


Howard Zinn, Rebelión

Cincuenta años después de las ejecuciones de los inmigrantes italianos Sacco y Vanzetti, el gobernador de Massachusetts, Dukakis, estableció una comisión para juzgar la imparcialidad del juicio y la conclusión fue que los dos hombres no habían tenido un juicio justo. Esto desató una pequeña tormenta en Boston.

Una carta firmada por John M. Cabot, embajador retirado de EEUU, declaró su “gran indignación” y señaló que la ratificación de la pena de muerte por parte del Gobernador Fuller se había hecho después de una revisión especial realizada por “tres ciudadanos muy distinguidos y respetados de Massachusetts: el presidente Lowell de Harvard, el presidente Stratton de MIT y el juez retirado Grant”.

Heywood Broun tenía una idea muy diferente de estos tres “distinguidos y respetados ciudadanos”. Escribió lo siguiente en su columna del New York World, inmediatamente después de que la comisión del gobernador redactara su informe: “No todo preso tiene a un presidente de la Universidad de Harvard que pulse el interruptor por él . […] Si esto es un linchamiento, al menos el vendedor de pescado y su amigo el obrero de la fábrica podrán sentir la tranquilidad de saber que morirán a manos de hombres ataviados de trajes de cena o de togas académicas”.

Heywood Broun, uno de los periodistas más distinguidos del siglo XX, no duró mucho más como columnista del New York World.

En ese 50 aniversario de la ejecución el New York Times informó que «los planes del alcalde Beame para proclamar el martes siguiente el «Día de Sacco y Vanzetti» se han cancelado para evitar controversias, afirmó ayer un portavoz del Ayuntamiento».

martes, 21 de enero de 2025

No hay historia sin filosofía


Aleksandr Dugin, Geopolitika

La Historia es una secuencia de unidades semánticas llamados «acontecimientos», los cuales incluyen personalidades, procesos, cambios, oposiciones, catástrofes, logros, paisajes sobre los que se producen los hechos y, finalmente, toda una vastísima realidad con múltiples niveles que tiene varios significados. El significado de un acontecimiento se encuentra, a su vez, inextricablemente ligado al significado de otros acontecimientos. Es a partir de ese proceso que se teje la historia. Al mismo tiempo, el significado de un acontecimiento incluye la infinita riqueza de lo que constituye su naturaleza y fundamento.

La Historia, por lo tanto, es algo espiritual que sólo se revela a la mente filosófica familiarizada con la contemplación de las ideas. La Historia es un concepto filosófico e incluso teológico; no es una casualidad que hablemos de la Historia Sagrada en la que los significados de los acontecimientos se revelan a través de dogmas y axiomas religiosos y, que a su vez, estos dogmas y axiomas revelan sus detalles y riquezas en la historia.

Toda la Historia está estructurada como Historia Sagrada. Sólo las versiones seculares, ateas y materialistas tienen dogmas y axiomas diferentes ya que, en lugar de Dios, la Alianza, la Encarnación, la Salvación, la Providencia y la escatología promueven leyes inmanentes como la tierra, la sociedad, la biología y la fisiología, las luchas interespecies e intraespecies, el destino, el clima, la tecnología, la voluntad de poder, las formaciones históricas, etc. Esto nos lleva a concluir que la historia no existe fuera de un sistema religioso o ideológico.

domingo, 13 de octubre de 2024

Filosofía de la Historia, decadencia y fin de la Historia

Representación del pasado, presente y futuro por un sujeto de prueba. La persona comenta: «El pasado es sólido y completo, pero sigue influyendo en el presente y el futuro. El presente es complejo y no sólo es resultado del pasado, sino que conduce al futuro, por lo que se superpone a ambos, es una entidad en sí misma. El futuro es lo menos limitado, pero está influido por ambos, pasado y presente».
Arnheim, R. Visual Thinking (1969).

Naif Al Bidh, Geopolitika

Los dos últimos años trabajando en mi tesis doctoral me topé con el trabajo de Rolf Gruner titulado The Concept of Speculative Philosophy of History (1972). El trabajo de Gruner influyó significativamente en mi tesis, ya que fue uno de los pocos estudiosos que intentó explorar la filosofía especulativa de la historia como concepto y el por qué de su rechazo por parte de las corrientes académicas dominantes condujo a una definición y comprensión erróneas de la misma. Ahora bien, por supuesto, al igual que Toynbee, Hegel, Spengler y Quigley, el hecho de que simplemente mencionara la «filosofía especulativa de la historia», aunque no intentara construir una filosofía de la historia, significaba que su trabajo quedaría automáticamente marginado. La filosofía de la historia propiamente dicha, lo que la corriente académica dominante denomina «filosofía especulativa de la historia» es esencialmente anatematizada, incluso intentar explorar tal concepto pondría en riesgo el conjunto de una investigación. Lo que hace temible este fenómeno, el rechazo de la filosofía de la historia, es el hecho de que se trata de una actividad intrínsecamente humana que hemos practicado a lo largo de la historia, y quizá sin saberlo, a lo largo de nuestras propias vidas. Berkley Eddins, en su libro In Speculative Philosophy of History: A Critical Analysis (1968), la describió como poseedora de: “«relevancia existencial», con lo que quiero decir que forma parte de toda actividad humana, no es una mera especulación ociosa o lujosa, sino una indagación fundamental para el desarrollo normal de los asuntos humanos”.

domingo, 29 de septiembre de 2024

Fredric Jameson: sumergirse en la historia


Maciek Wisniewski, La Jornada

El domingo pasado, tras haber cumplido hace unos meses 90 años (t.ly/1Mgva), murió Fredric Jameson (1934-2024), un intelectual marxista, filósofo y critico cultural estadounidense cuya vasta obra influyó en generaciones de pensadores, académicos y activistas cambiando nuestra comprensión de la cultura, la política y la estética del “capitalismo tardío”, el término, retomado de Ernest Mandel, que Jameson solía favorecer y que simplemente significa “reciente”, pero también alude a cierta “obsolescencia”.

Jameson −teórico marxista quizás más versátil y prolífico desde Theodor W. Adorno− que había enseñado en la Universidad de Duke desde 1985 y entre cuyos numerosos libros se encuentran Marxismo y forma (1971), El inconsciente político (1981), Posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo tardío (1991), Valencias de la dialéctica (2009) o Las antinomias del realismo (2013), desde su temprano encuentro con la obra de Sartre y su “lenguaje filosófico” (t.ly/lI3Wy) y retomando y profundizando nuestro entendimiento de la obra de autores como Hegel, Marx, Gramsci, Lukács, Adorno, Benjamin, Lefebvre o Althusser, exploró los vínculos entre ideología y cultura, economía y estética o historia y lenguaje en la literatura, la arquitectura y el cine, cambiando de modo particular todo el campo de la teoría cultural y la crítica literaria (t.ly/gvE9T).

jueves, 26 de septiembre de 2024

Andrei Fursov: Del estado de decadencia que temía Stalin a una nueva sociedad

«La historia es un choque de voluntades y una competición de alternativas: en cuanto una de ellas gana, las demás alternativas simplemente ceden. Pero mientras no haya un vencedor y la lucha continúe, la historia es de naturaleza probabilística», afirma el historiador ruso Andrei Fursov

Markku Siira, Web Site

Los dirigentes soviéticos abandonaron su propia versión del futuro a mediados de la década de 1960 y se integraron gradualmente en el sistema capitalista, creyendo que por tener armas nucleares y petróleo podían sentarse a la misma mesa que la élite mundial. Las potencias occidentales les siguieron el juego durante un tiempo, pero fueron más astutas que los rusos.

«Aunque Estados Unidos atravesaba una grave crisis a finales de los 60 y principios de los 70, los dirigentes soviéticos no aprovecharon el momento, sino que, por el contrario, creyeron en la llamada «distensión» ofrecida por Occidente», afirma Fursov.

Fursov reitera que la dirección soviética [de Jruschov] abandonó el anticapitalismo sistémico y se unió al sistema capitalista global, poniendo así en marcha la degeneración política que José Stalin temía y que finalmente condujo a la desintegración de la Unión Soviética.

Con la caída de la Unión Soviética, el capitalismo ganó más tiempo. Bajo la segunda presidencia de Bill Clinton, Estados Unidos registró un superávit presupuestario por primera vez en treinta años. «Esto fue a costa del saqueo del campo socialista», argumenta el erudito ruso.

lunes, 23 de septiembre de 2024

Recuperar al camarada Orwell

George Orwell se convirtió en un espejo en el que cualquier posición política puede mirarse y devolverse la mirada. Pero no nos equivoquemos: Orwell pertenece a la izquierda.

Scott Poole, Jacobinlat

Durante la primera semana de revelaciones sobre el programa «Prisma» de la Agencia de Seguridad Nacional, George Orwell se puso al rojo vivo. O, más exactamente, la lectura (o al menos la posesión) de 1984 de Orwell se puso al rojo vivo. Las ventas del clásico se dispararon un 7000% en Amazon a los pocos días de las primeras noticias sobre la nueva y ominosa forma de nuestra cultura de la vigilancia.

La repentina popularidad de Orwell tiene un costo para el legado del autor. La lectura de 1984 y de Rebelión en la granja sólo proporciona una introducción simplista a un pensador complejo. Además, sus escritos y su actuación en medio de luchas intestinas en la izquierda hicieron que su legado sea difícil de comprender sin un análisis minucioso tanto de su vida como de sus obras.

Orwell se convirtió en un espejo en el que todo tipo de posiciones políticas pueden mirarse y, sin falta, verse a sí mismas devolviendo la mirada. Pero ya es hora de reivindicar a Orwell como compañero de lucha por un mundo mejor.

viernes, 6 de septiembre de 2024

Antonio Gramsci: Faro del Nuevo Mundo

«Podéis matarme, pero la idea que hay en mí nunca la mataréis»

Giacomo Matteotti

Alessandro Fanetti, Geopolitika

Antonio Gramsci es uno de los más grandes pensadores que ha visto Italia (y el mundo). Un pensador que podría tener decenas de títulos más, como político, filósofo y escritor. Un hombre que dio su vida por sus ideales y dedicó toda su existencia a hacer madurar conceptos que hasta entonces eran poco conocidos y comprendidos en el panorama mundial. Una vida, por lo tanto, al servicio de los demás, para la construcción de una sociedad más justa y de un mundo mejor. Sin olvidar nunca a las personas que amó hasta el último momento de su vida (a las que escribía recurrentemente incluso desde la cárcel y de las que esperaba ansiosamente cartas de respuesta) y ciertamente también gracias a las cuales consiguió soportar años de dura prisión fascista: Tania, Iulca, Mamma, Delio, Giulia, etc. [1]. El encarcelarlo (hasta la muerte) fue considerado por el régimen que gobernó Italia de 1922 al 43 como la única arma capaz de detener el impulso de las ideas de Antonio Gramsci.

Una ola arrolladora que, sin embargo, no se extinguió entre las cuatro paredes donde estuvo relegado demasiados años, sino que se desbordó imparable, barriendo los cuatro puntos cardinales del planeta. Por ello, aún hoy, casi 90 años después de la muerte del ilustre comunista sardo (líder indiscutible de los comunistas italianos desde el nacimiento del PCI en 1921), sus conceptos, pensamientos, propuestas y personalidad son estudiados, analizados y a menudo adoptados en la organización de las sociedades en su conjunto. Estudiados y analizados no sólo por quienes se inspiran en su persona y sus ideales, sino también por quienes están en las antípodas de estos ideales: en primer lugar, las élites liberal-democráticas que dirigen el llamado «Occidente político». Los estudios y “tomas de tierra” que se dan en América Latina y el Caribe han resultados ser uno de los terrenos más propicios, gracias a movimientos populares y gobiernos, que consideran los análisis de Gramsci un faro indispensable.

lunes, 2 de septiembre de 2024

Historia, “lecciones del pasado” y ausencia del futuro


Maciek Wisniewski, La Jornada

Entender el presente en términos del pasado es una de las maneras populares en que nos posicionamos y tomamos decisiones para actuar. Incapaces de predecir el futuro y detener el presente, el pasado se vislumbra como nuestro único punto de apoyo: una suerte de “atajo a la racionalidad”. La historia, de este modo –al menos según algunos–, provee una serie de “enseñanzas” que, propiamente absorbidas, han de disipar las dudas y estimular el cambio político.

El auge de la extrema derecha en los últimos años en general y la presidencia de Trump en particular, han sido dos momentos en que estos sentimientos se han condensado de manera particular. La idea de que el pasado contiene “lecciones” que a menudo toman forma de comparaciones históricas, prevalece en el discurso público. Esas analogías a menudo van acompañadas de terribles advertencias sobre la suerte de quienes “olvidan” o “ignoran” la historia y luego están “condenados a repetirla”, como reza el dictum atribuido a George Santayana.

miércoles, 21 de agosto de 2024

Comprender el ascenso del fascismo

Los relatos populares del nazismo a menudo afirman que Hitler llegó al poder democráticamente. Pero, el historiador Richard J. Evans argumenta que el fascismo alemán dependía de las milicias armadas, compuestas por veteranos descontentos inspirados por el antisemitismo, para aplastar a los comunistas y socialistas.

Richard J. Evans / Aaron J. Leonard, Jacobin

El historiador británico Richard J. Evans es autor de dieciocho libros, incluida su trilogía sobre el Tercer Reich (La llegada del Tercer Reich, El Tercer Reich en el poder y El Tercer Reich en guerra), que abarca el ascenso y la caída del fascismo en Alemania.

Autor también de Eric Hobsbawm: una vida en la historia, Evans publicó este mes su último libro, titulado Hitler’s People: Faces of the Third Reich. Allí pone el foco sobre el círculo íntimo de Adolf Hitler e intenta comprender la psicología y las vidas del elenco de figuras que llevarían al partido nazi al poder y a Alemania al desastre.

Desde Jacobin conversamos con él sobre las fuerzas políticas que permitieron el ascenso del fascismo en Alemania, así como sobre el papel del antisemitismo y el anticomunismo en la visión nazi del mundo.

lunes, 1 de julio de 2024

El complot franco-británico para desmembrar Rusia

Tras la revolución bolchevique, Gran Bretaña y Francia habían acordado repartirse los vastos recursos de la Unión Soviética, neutralizando al mismo tiempo cualquier perspectiva de que Moscú emergiera como un importante agitador anticapitalista internacional.

Kit Klarenberg, Al Mayadeen

En junio se cumplen varios aniversarios, casi completamente desconocidos hoy en Occidente, de acontecimientos significativos en la invasión aliada contra la Unión Soviética. A saber, cuando todo el desdichado proyecto empezó a desmoronarse espectacularmente. La pérdida del aliado zarista de las potencias aliadas a manos de la revolución de noviembre de 1917, y la posterior concesión por parte de los asediados bolcheviques a Alemania de la hegemonía política y económica sobre Europa Central y Oriental mediante el Tratado de Brest-Litovsk, condujeron a una amplia intervención imperial en la guerra civil rusa, a partir de mayo de 1918.

El esfuerzo fue dirigido por Gran Bretaña y Francia. Soldados procedentes de los respectivos imperios de ambos países, así como de Checoslovaquia, Estonia, Grecia, Italia, Japón, Letonia, Polonia, Rumania, Serbia y EEUU, fueron desplegados en gran número, luchando junto a las fuerzas anticomunistas «blancas» locales. En un principio se desarrolló en gran parte en secreto, pero en junio de 1919 las cosas iban tan mal para los invasores que Londres envió formalmente a la Unión Soviética una «Fuerza de Socorro de Rusia del Norte» de 3.500 soldados. Su aparente misión era defender las posiciones británicas amenazadas en el país.

jueves, 25 de abril de 2024

26 de abril de 1937: Guernica no se olvida

Lo de Guernica fue un genocidio, tal como más tarde lo sería Dresde y hoy Gaza. En los últimos 100 años occidente ha dado muestras del salvajismo y la bestialidad que los mueve.

Claudio Albertani, La Jornada

En 1933, H. G. Wells publicó una novela distópica, La forma de las cosas por venir, en la cual formulaba advertencias apocalípticas sobre el futuro de la humanidad.

Los “magníficos horrores” del pasado, anotaba el escritor, se quedarían cortos ante la Nueva Guerra (con mayúsculas), misma que desembocaría en la masacre científica de la humanidad borrando la antigua distinción entre combatientes y población civil.

Muy pronto se supo que no era ciencia ficción. Narra el historiador británico Paul Preston en La muerte de Guernica que el 19 de julio de 1936, tras el levantamiento militar contra la República Española, Emilio Mola, uno de los generales golpistas, sermoneó así a los alcaldes de la provincia de Navarra: “Hay que sembrar el terror… hay que dar la sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros”.

domingo, 17 de marzo de 2024

El tejido de la realidad

Pronto nos convertimos en un pueblo sin memoria de su pasado; un espacio fantasma de formas rotas u olvidadas hace tiempo.
Alastair Crooke, Al Mayadeen

El célebre filósofo francés Henri Corbin, que enseñaba en la Universidad de Teherán, llamó una vez la atención de un amigo occidental sobre un antiguo armario de un café de Teherán, en el que estaban sentados. La antigua pieza tenía varios estantes -cada uno delimitado por un fino revestimiento- recortados en torno a la silueta de distintos jarrones y urnas, en los que se encajaban en los estantes.

Sólo que, como observó Corbin, los jarrones y urnas estaban ausentes: hacía tiempo que habían desaparecido; rotos o perdidos.

Lo que Corbin quería decir era que, a pesar de todo, el espacio que ocupaban físicamente seguía existiendo en un contorno claro. Y lo mismo ocurre con las ideas, con las cosas dichas o escritas.

No han desaparecido del todo. El espacio persiste y, de algún modo, nos los recuerda implacablemente.

Corbin señalaba aquí algo importante sobre la comprensión shi’a del tiempo y la memoria. Insinuaba que la memoria no reside sólo en nosotros, sino más allá del confín de los cerebros individuales; y que los recuerdos pueden surgir y surgen en la conciencia, desencadenando un recuerdo de algo pasado.

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