El equilibrista político estratégico de Israel que era Siria desde 1948 ha desaparecido. Los israelíes están celebrando sus “victorias”. ¿Esta euforia afectará a las élites empresariales estadounidenses?
Alastair Crooke,
Strategic Culture
Siria ha entrado en el abismo: los demonios de Al Qaeda, ISIS y los elementos más intransigentes de la Hermandad Musulmana están dando vueltas por los cielos. Hay caos, saqueos, miedo y una terrible pasión por la venganza que quema la sangre. Las ejecuciones callejeras son moneda corriente.
Tal vez
Hayat Tahrir Al-Sham (HTS) y su líder, Al-Joulani, (siguiendo instrucciones turcas), pensaron que controlaban las cosas. Pero HTS es una etiqueta paraguas como Al Qaeda, ISIS y An Nusra, y sus facciones ya han caído en la lucha entre facciones. El “Estado” sirio se disolvió en mitad de la noche; la policía y el ejército se fueron a casa, dejando depósitos de armas abiertos para que los
shebab los saquearan. Las puertas de las prisiones se abrieron de golpe (o forzando). Algunos, sin duda, eran presos políticos; pero muchos no. Algunos de los reclusos más crueles ahora deambulan por las calles.
Los israelíes –en cuestión de días– destrozaron totalmente la infraestructura de defensa del Estado en más de 450 ataques aéreos: defensas antiaéreas con misiles, helicópteros y aviones de la fuerza aérea siria, la marina y las armerías, todo ello destruido en la “mayor operación aérea en la historia de Israel”.
Siria ya no existe como entidad geopolítica. En el este, las fuerzas kurdas (con apoyo militar estadounidense) se están apoderando del petróleo y los recursos agrícolas del antiguo Estado. Las fuerzas de Erdogan y sus aliados están empeñados en un intento de aplastar por completo el enclave kurdo (aunque Estados Unidos ya ha mediado una especie de alto el fuego). Y en el sudoeste, los tanques israelíes se han apoderado del Golán y de tierras más allá, a 20 kilómetros de Damasco. En 2015, la revista
The Economist escribió: “Oro negro bajo el Golán: los geólogos de Israel creen haber encontrado petróleo en un territorio muy complicado”. Los petroleros israelíes y estadounidenses creen haber descubierto una mina de oro en este lugar tan inconveniente.
Y un gran impedimento –Siria– para las ambiciones energéticas de Occidente acaba de disiparse.