Se trata de una condición de debilidad, que a su vez produce cierta ambigüedad moral en la estrategia estadounidense, que recuerda cada vez más a un león viejo, que ruge más fuerte para intimidar a los leones jóvenes, pero que sabe que es incapaz de enfrentarse a ellos
Enrico Tomaselli, Giubbe Rosse News
Observando el escenario general de la confrontación que enfrenta al bloque occidental con el bloque euroasiático, surgen una serie de elementos interesantes sobre los que merece la pena detenerse.
Parece difícilmente discutible que Estados Unidos ha hecho una elección estratégica precisa, a saber, que este enfrentamiento –que básicamente se reduce a la negativa a aceptar la hegemonía estadounidense por parte de ciertas naciones– debe resolverse de forma radical, mediante el instrumento de la guerra.
Se pueden encontrar muchas pruebas de ello en los documentos oficiales del Pentágono y de los diversos grupos de reflexión que contribuyen a determinar las opciones estratégicas de EEUU. Pero, una vez hecha esta consideración, se corre el riesgo de hacer una lectura demasiado simplista de la misma, lo que a su vez podría llevar a malinterpretar lo que está ocurriendo, y lo que podría ocurrir.