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miércoles, 22 de enero de 2025

Por qué y cómo la clase social sigue siendo importante

Está de moda declarar que el marxismo no tiene mucho que decir sobre las sociedades complejas y modernas. Pero la clase y los intereses materiales que genera siguen siendo los rasgos centrales del capitalismo. Nick French presenta una reseña de The Class Matrix. Social Theory after the Cultural Turn, de Vivek Chibber (Harvard University Press, 2022)

Nick French, Jacobin

Aunque Occupy Wall Street, las campañas presidenciales de Bernie Sanders y otros acontecimientos devolvieron el tema de la clase y la desigualdad económica a la conciencia pública de los Estados Unidos en los últimos años, este resurgimiento fue acompañado de denuncias sobre el marxismo como un marco anticuado para el análisis social y político. Los expertos y los políticos nos advierten de los peligros de centrarnos demasiado en la clase o de tratarla como algo «más importante» que otras identidades sociales o formas de jerarquía.

Estos estribillos populares se hacen eco de afirmaciones que dominaron la teoría social académica durante décadas. Mientras que Karl Marx y sus seguidores consideraban que las fuerzas económicas eran fundamentales para entender la estabilidad y los conflictos sociales, los partidarios del «giro cultural» en la teoría social conceden un lugar de honor a los factores no económicos. Si la clase es una cuestión de ubicación de una persona en una estructura económica —si, por ejemplo, posee medios de producción o debe vender su fuerza de trabajo para ganarse la vida—, entonces tiene poco poder predictivo para explicar por qué la gente hace lo que hace, argumentan los culturalistas. En su lugar, deberíamos fijarnos en factores culturales contingentes: normas sociales, valores y prácticas religiosas.

Es fácil ver el atractivo de estos argumentos. A pesar de la renovada preocupación por la desigualdad económica representada por Sanders y fenómenos afines en otros lugares (el corbynismo en Gran Bretaña, Podemos en España, La France Insoumise), las críticas basadas en la clase social no lograron captar el apoyo de las clases trabajadoras a gran escala. Los viejos partidos de izquierda están en declive y cada vez más trabajadores gravitan hacia la derecha. La política mundial sigue experimentando un reajuste de clases: en comparación con principios y mediados del siglo XX, la clase se está convirtiendo en una categoría cada vez menos destacada de identidad y conflicto políticos. Las divisiones partidistas se están endureciendo, pero ningún bando afirma de forma creíble que representa los intereses —o que puede ganarse la lealtad— de los trabajadores.

lunes, 20 de enero de 2025

Estados Unidos en 2025: Problemas sociales negados mediante retóricas de rechazo


Richard Wolf, Counter Punch

Las sociedades sobreviven y crecen cuando logran sortear sus contradicciones. Sin embargo, con el tiempo, las contradicciones acumuladas superan los medios existentes para sortearlas. Entonces surgen problemas sociales que persisten o empeoran dentro de esas sociedades porque no se los sortea con éxito o no se los atiende. A veces, la reacción consciente dominante ante esos problemas sociales es la negación, la negativa a verlos. La negación de los problemas sociales internos desplaza la resolución de las contradicciones que los causan. El declive social resultante, al igual que el conjunto de contradicciones internas que refleja, se niega e ignora. En cambio, pueden surgir narrativas o retóricas que posicionen a esas sociedades como víctimas de abuso por parte de extranjeros. Estados Unidos en 2025 ilustra este proceso: su retórica de rechazo apunta a poner fin a su victimización.

En los Estados Unidos de hoy, una de esas retóricas es la de no permitir que los extranjeros sigan abusando de ellos “que amenazan nuestra seguridad nacional”. Esta retórica culpa a los malos líderes políticos estadounidenses de no haber puesto a Estados Unidos en primer lugar y, por lo tanto, haberlo hecho grande de nuevo. Otra retórica exige que “nosotros” nos neguemos a permitir que “nuestra democracia” sea destruida por enemigos extranjeros (y sus equivalentes nacionales): personas que, según se dice, odian, no entienden o subestiman “nuestra democracia”. Otra retórica de rechazo es la de que los extranjeros “engañen” a Estados Unidos en los procesos de comercio y migración. La mayoría de los estadounidenses adoptan una o más de esas retóricas, pero, como nos proponemos demostrar aquí, esas retóricas son cada vez menos eficaces.

viernes, 17 de enero de 2025

Israel ha destruido Gaza «para las generaciones futuras» y el mundo permanece en silencio


Ramzy Baroud, Middle East Monitor

La primera referencia oficial a que Gaza se estaba volviendo cada vez más inhabitable la hizo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) en 2012, cuando se calculaba que la población de la Franja de Gaza era de 1,8 millones de habitantes. El objetivo del informe titulado “The Gaza Strip: The Economic Situation and the Prospects for Development” [La Franja de Gaza: situación económica y perspectivas de desarrollo] no era meramente profético, sino advertir que si el mundo seguía sin hacer nada ante el bloqueo en curso contra Gaza, era inminente una catástrofe humanitaria. Con todo, se hizo poco, aunque la ONU siguió con su cuenta atrás y aumentó la frecuencia y urgencia de sus advertencias, esencialmente después de guerras importantes [contra Gaza].

Otro informe de 2015 de UNCTAD afirmó que la crisis en Gaza había empeorado después de la guerra más destructiva que había habido hasta la fecha, el año anterior. Esta guerra había destruido cientos de fábricas, miles de viviendas y había desplazado a decenas de miles de personas.

Sin embargo, Gaza debería haberse vuelto “inhabitable” en 2020, según los criterios de la ONU. Pero se hizo poco para remediar la crisis. La población aumentó rápidamente, mientras que los recursos, incluida la superficie terrestre de Gaza, disminuían debido a que la “zona de seguridad” israelí no dejaba de crecer. Las perspectivas de la “mayor prisión al aire libre del mundo” se volvieron aún más sombrías.

Con todo, la comunidad internacional hizo poco para responder al llamamiento de la UNCTAD y otras instituciones internacionales y de la ONU. La crisis humanitaria (que se encuadraba dentro de una prolongada crisis política, un asedio, la sucesión de varias guerras y una violencia cotidiana) empeoró y el 7 de octubre de 2023 llegó al punto de implosión.

lunes, 13 de enero de 2025

El complot de Estados Unidos e "Israel" para crear una nueva guerra contra el terrorismo mediante noticias falsas

La agenda estadounidense-israelí para remodelar Asia Occidental está alimentando una retórica antimusulmana que recuerda a la "guerra contra el terrorismo" de principios de la década de 2000.

Robert Inlakesh, Al Mayadeen

Mientras el complot estadounidense-israelí para remodelar el Asia Occidental da frutos, también surge uno para fabricar el consentimiento para lo que está por venir en el Occidente colectivo. Esto se está logrando mediante la recuperación de la retórica antimusulmana de principios de los años 2000 que sirvió de justificación para la llamada "guerra contra el terrorismo".

Durante los últimos 20 años, el denominado "extremismo musulmán" y el "terrorismo islámico" han sido el eje central de la cobertura informativa occidental. El 11 de septiembre de 2001, el Islam reemplazó oficialmente al comunismo de la Unión Soviética como la encarnación de todo lo que es malo. Había nacido el nuevo enemigo de Occidente.

De inmediato, los neoconservadores que encabezaban el gobierno de Estados Unidos tuvieron la justificación para llevar adelante la agenda establecida por el grupo de expertos pro-guerra conocido como Proyecto para un Nuevo Siglo Americano (PNAC). Guerra en Afganistán, guerra en Irak, guerra contra cualquiera y contra todos, y el público estadounidense estuvo abrumadoramente a favor de ello.

Hoy, unas dos décadas después, se reconoce ampliamente que los resultados de esta "guerra contra el terrorismo" fueron catastróficos. Sin embargo, lamentablemente, a pesar de que es popularmente aceptable considerar que el intervencionismo en países como Irak fue un error, la mayoría de la gente todavía no entiende por qué.

domingo, 12 de enero de 2025

Trump, la guerra de Ucrania y la autonomía europea


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Además de sugerir que Hezbollah pudo tener un papel en la insurrección del 6 de enero de 2021, referirse a la lluvia como “agua que cae del paraíso” o especular sobre la cantidad que sale del grifo o la que necesitan las lavadoras o el lavavajillas, el presidente electo Donald Trump dejó un puñado de preocupantes titulares en su rueda de prensa del martes. “Francia y Alemania advirtieron el miércoles a Donald Trump de no amenazar las «fronteras soberanas» después de que el presidente electo de Estados Unidos se negara a descartar una acción militar para tomar Groenlandia, un territorio autónomo de Dinamarca, miembro de la Unión Europea”, escribía ayer AFP para describir la confusión que ha causado en los países de la Unión Europea la reciente insistencia del futuro presidente en la “necesidad” de su país de disponer de Groenlandia. En esta era del retorno de disputas entre grandes potencias, el Ártico será en los próximos años un escenario prioritario en la lucha por minerales y materias primas. De ahí, además del ansia de control de una zona en la que operan, por la ruta del norte, buques de Rusia y China, el interés estadounidense en aumentar su presencia en Groenlandia, donde Estados Unidos disfruta ya de una base militar, rémora de la Guerra Fría. El control del Ártico, y no la balanza de pagos, parece ser también el motivo por el que Trump trolea a Canadá desde hace semanas llamando gobernador general a su primer ministro y “estado número 51” al país. Evidentemente, Trump no busca anexionarse el territorio sino desestabilizar una situación ya de por sí complicada en su vecino del norte, donde Justin Trudeau, perdida toda su popularidad, ha dimitido y se espera la elección de una nueva persona al frente del partido y el Gobierno. El objetivo es puramente económico y está vinculado a la principal lucha de Trump estas semanas, el proteccionismo y los aranceles.

En el caso canadiense, el futuro presidente precisó que la lucha será económica y no militar, algo que Trump rechazó descartar con respecto a Groenlandia o Panamá. En Centroamérica no preocupa la lucha por los recursos naturales, sino lo mismo que ha marcado la política estadounidense en esa región durante el último siglo, el control del comercio y del canal de Panamá. El aislacionista Trump se acoge a una versión modificada de la Doctrina Monroe -evitar que los países europeos recuperaran poder en América Latina- ahora aplicada a China, donde el futuro presidente alega falsamente que soldados chinos operan y controlan el canal. Trump no puede evitar tampoco dar un toque del Corolario de Roosevelt –America para los Americanos– que acompañaba a esa doctrina. En la misma rueda de prensa, anunció que el Golfo de México pasará a llamarse Golfo de América, en referencia evidente a Estados Unidos y no a todo el continente.

sábado, 11 de enero de 2025

El imperio del caos, recargado

Toda guerra se basa en el engaño. Por eso, cuando podemos atacar, debemos parecer incapaces; cuando utilizamos nuestras fuerzas, debemos parecer inactivos; cuando estamos cerca, debemos hacer creer al enemigo que estamos lejos; cuando estamos lejos, debemos hacerle creer que estamos cerca.

Sun Tzu, El arte de la guerra

Pepe Escobar, Sputnik

El Imperio del Caos es implacable. Guerras legales, desestabilizaciones, sanciones, secuestros, revoluciones de colores, operaciones de bandera falsa, anexiones: 2025 será el año en que los BRICS –y sus socios– serán los blancos predilectos de las críticas.

El inestimable profesor Michael Hudson acuñó el término “caos” como política oficial de Estados Unidos. Se trata de una idea bipartidista que se aplica a todos los sectores del Estado Profundo.

En ausencia de una visión estratégica de largo plazo y en medio de la progresiva expulsión imperial de Eurasia, todo lo que le queda al Hegemón es desatar el caos desde Asia Occidental hasta Europa y partes de América Latina: un intento concertado de dividir para gobernar a los BRICS y frustrar su impulso colectivo de afirmación de la soberanía y la primacía de los intereses nacionales.

Hace un año y medio, un think tank estadounidense ya había lanzado la idea de los estados bisagra, no la parroquial versión electoral estadounidense, sino su transposición a la geopolítica.

Los seis candidatos en ese momento eran miembros del BRICS (Brasil, India y Sudáfrica) o potenciales miembros o socios del BRICS (Indonesia, Arabia Saudita y Turquía).

El código para los “estados bisagra” era inequívoco: todos ellos son objetivos de desestabilización, como si uno no respetase el “orden internacional basado en reglas”, se hundiese.

viernes, 10 de enero de 2025

¿Qué está pasando en Occidente?

Está en marcha una amplia reingeniería geopolítica que abarca Canadá, Panamá, el Golfo de México, Groenlandia, Gran Bretaña, el Canal de Suez y el Estrecho de Ormuz, todos apuntando hacia el gran objetivo: China. En este artículo, exploraremos estos puntos críticos

Mohammad Seifeddine, Al Mayadeen

Turbulencia política en la alianza transatlántica

La orilla europea del Atlántico vive un estado de emergencia cuasipolítico en torno al regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.

El segundo mandato de Trump promete ser diferente del primero. Hay más en juego, las prioridades más claras, y las exigencias a los aliados más apremiantes. La lucha global en desarrollo, en particular la confrontación prevista con China, exige el dominio total de Trump, no sólo sobre Occidente sino también sobre regiones globales clave, como Medio Oriente.

Ante el choque con China, Trump parece dispuesto a adoptar una postura más audaz y agresiva incluso frente a sus aliados más cercanos. ¿Qué implica esto?

Un cambio de prioridades económicas a prioridades geoestratégicas

Para entenderlo debemos considerar el contexto más amplio.

Si bien la retórica de Trump de “Estados Unidos primero” no es nueva, su enfoque está cambiando. A diferencia de su primer mandato, que hizo hincapié en las prioridades económicas, la nueva estrategia parece centrada en la adquisición de recursos geoestratégicos, esta vez a expensas de los aliados.

miércoles, 8 de enero de 2025

El fin de la clase media: El rediseño de la sociedad postindustrial de enclaves dominada por la élite y sometida a la desigualdad

En un mundo cada vez más polarizado, los dueños del sistema están configurando una sociedad donde la clase media desaparece, dejando solo una élite reducida y una mayoría empobrecida. Este modelo, diseñado para concentrar el poder y los recursos, redefine la educación, la crianza y el acceso a oportunidades, creando un futuro dominado por enclaves rígidos y represivos.

Andrei Fursov, Mente Alternativa

En el mundo que están construyendo los propietarios del Juego, no hay necesidad de que haya muchas personas educadas en la cima. Solo se requiere una élite muy reducida. La clase media será degradada hasta desaparecer, dejando únicamente dos estratos: ricos y pobres. Esto es lo que los sociólogos occidentales llamaron hace dos décadas la “sociedad 20/80”: 20% de ricos y 80% de pobres, sin una clase media. Sin embargo, creo que esta proporción es demasiado optimista. En realidad, será más bien una sociedad 10/90 como máximo.

La clase media solía tener varias fuentes de sustento. En primer lugar, el rápido crecimiento industrial impulsado por la Segunda Revolución Industrial. En segundo lugar, la expansión colonial. Y, en el siglo XX, la existencia de la Unión Soviética. Los capitalistas de esa época necesitaban mantener económicamente a la clase media para evitar que apoyara a los partidos de izquierda o buscara alternativas en el modelo soviético. Hoy en día, esas dinámicas ya no existen.

domingo, 29 de diciembre de 2024

Capitalismo y destrucción de las fronteras


Diego Fusaro, Posmodernia

El capital, en su lógica de desarrollo, al final tiende a entrar en conflicto con aquellos límites dentro de los cuales se había desarrollado durante la Era Moderna. 1989 inaugura una época que se autocelebra en tiempo real como marcada por el fin de los muros y las fronteras; y esto se debe a que, parafraseando a Marx, para el capital toda frontera se convierte, tarde o temprano, en un muro que debe ser derribado.

La lógica del capital es aquella según la cual la frontera misma, en cuanto figura espacial de la ontología del límite, es un enemigo al que hay que derrotar; por eso el capital no puede distinguir entre muro y frontera, y debe combatir a ambos como figuras indistinguibles de la resistencia a la invasión del propio capital. Todo límite material (como la frontera) e inmaterial (como la ética de la justa medida) resulta sobrepasado, de modo que se anule toda línea divisoria entre lo que es interno y lo que es externo con respecto al orden capitalista mundializado y al «continente invisible» de la finanza planetaria. Se produce contextualmente una deconstrucción de las fronteras conceptuales y de los límites simbólicos (que se determina, entre otras, en la posmoderna evaporación de la línea divisoria entre viejos y jóvenes) y una aniquilación incluso de las fronteras naturales (como la que existe entre hombres y mujeres y, cada vez más, entre humanos y animales -“antiespecismo”-). El mismo pensamiento binario parece estar en crisis, fundado como está en la distinción irreductible entre diferentes.

Según los parámetros marxianos recogidos en los Grundrisse, «el capital debe luchar para derribar toda barrera espacial para las relaciones, por ejemplo para el intercambio, y conquistar el mundo entero para su comercio». Es decir, debe unificarlo bajo el signo de la forma mercancía y del nexo utilitarista entre mónadas kantianamente «insociablemente sociables» y leibnizianamente «sin ventanas». En el plano simbólico, la práxis de la invasión capitalista se legitima a través de la subcultura de la narrativa hollywoodiense no border y la convergente demonización integral de la idea misma de frontera, de límite y de medida. Esta idea, en todas sus declinaciones posibles, se presenta como inevitablemente autoritaria y excluyente, con la remoción integral de su valor protector de defensa de los derechos frente a la ofensiva de la violencia mundialista.

jueves, 26 de diciembre de 2024

La difusión mundial de la producción y el concepto de imperialismo


Prabhat Patnaik, Peoples Democracy

En la economía mundial se ha producido una importante difusión de la producción. Muchos llaman a este fenómeno el paso de una economía mundial liderada por EEUU a una «economía mundial multipolar», pero se piense lo que se piense de esta descripción, el hecho de la difusión es indudable. En 1994, por ejemplo, los países del G-7 (EEUU, Reino Unido, Alemania, Francia, Japón, Italia y Canadá) producían el 45,3% de la producción mundial, mientras que los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, junto con los nuevos miembros Irán, los EAU, Egipto y Etiopía) producían el 18,9%; en 2022, sin embargo, las proporciones habían pasado a ser del 29,3 y el 35,2 respectivamente. (Son cifras del Banco Mundial citadas por el economista Jeffrey Sachs).

Incluso si tomamos una agrupación algo mayor, a saber, EEUU, Reino Unido, Canadá, UE, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, su participación en la producción mundial ha caído del 56% en 1994 al 39,5% en 2022. La negativa de EEUU a reconocer las ramificaciones de esta difusión, y su intento de conservar el poder del que gozaba sobre el mundo en los viejos tiempos, le hace ser extremadamente agresivo frente a Rusia, China, Irán y otros; de hecho, su agresividad está empujando al mundo a peligrosos enfrentamientos militares.

jueves, 28 de noviembre de 2024

La crisis del capitalismo tardío y la banalidad del mal


Fernando Rosas, Sin Permiso

El concepto “banalidad del mal” fue propuesto por Hannah Arendt en el libro publicado en mayo de 1963 sobre el juicio de Adolf Eichmann en Jerusalén entre abril de 1961 y mayo de 1962, fecha en la que fue ejecutado después de confirmarse su sentencia de muerte. Eichmann era el teniente coronel de las SS, destacado en la Gestapo, la policía política de la Alemania nazi, donde se había convertido en el principal «especialista» de la «cuestión judía», llegando a ser responsable de la gigantesca operación logística que implicó el exterminio de la población judía de Alemania y de todos los países bajo ocupación del III Reich. Es decir, el censo y concentración coercitiva de los judíos en cada país, el inventario minucioso de sus bienes con vistas a la expropiación por parte del Estado nazi, la planificación y realización del transporte ferroviario y la distribución por los campos de exterminio o de concentración y finalmente la recolección de los despojos rentables dejados por las víctimas (joyas, dientes de oro, cabellos…) y su envío al Ministerio de Economía y al Tesoro del Reich.

El estudio del voluminoso proceso judicial contra el Obersturmbannführer responsable de la vertiente logística del holocausto y el análisis de su comportamiento en los tribunales llevaron a H. Arendt a formular la idea de que la barbarie criminal del nazismo sólo fue posible mediante la difusión generalizada, como un hongo, de lo que calificó como la banalidad del mal. Es decir, la quiebra del pensamiento crítico, la incapacidad de distinguir entre el bien y el mal, la normalización de la barbarie, de la prepotencia, de la injusticia, el sonambulismo social frente a la explosión y la discriminación. En definitiva, el “colapso moral” de las actitudes y comportamientos dominantes. Es importante precisar dos puntos esenciales en el enfoque de Arendt sobre la banalidad del mal.

domingo, 24 de noviembre de 2024

El capitalismo neoliberal impulsa la espiral de la muerte de la democracia

La globalización financiera ha puesto el destino de sociedades enteras en manos de inversores a los que sólo les importan las señales de los precios y que son ajenos a las necesidades humanas. La financiarización económica terminó con ia idea del Estado-Nación y redujo el margen de maniobra de los gobiernos

Katherina Pistor, Sin Permiso

Estas elecciones norteamericanas marcan lo que los alemanes llaman un Zeitenwende («punto de inflexión»). Los votantes están señalando claramente que quieren un cambio, que prefieren un segundo gobierno de Donald Trump a otro gobierno provisional que presida un régimen que rechazan.

Es cierto que los partidos políticos que prometieron proteger el statu quo han perdido este año las elecciones en un país tras otro. Pero es difícil de sobreestimar la importancia de que los votantes de la democracia más antigua del mundo rechacen los fundamentos constitucionales de su país: el Estado de derecho, un poder judicial independiente e imparcial, un proceso justo y un traspaso ordenado del poder.

El juego de acusaciones comenzó antes de que se conocieran los resultados de las elecciones, centrándose como era previsible en el elitismo, la identidad y la propia candidata perdedora. Este ciclo de recriminaciones desgarrará al Partido Demócrata y lo hará aún menos apto para gobernar en el futuro. También distraerá la atención de la verdad que nadie quiere ver: el capitalismo. La democracia se encuentra en una espiral de muerte porque está sometida a un régimen socioeconómico que enfrenta a todos contra todos, socavando la capacidad de consenso y de toma de decisiones colectiva.

lunes, 18 de noviembre de 2024

Ensayo sobre la subjetividad política del capital

El carácter fetichista del capital es un tema ampliamente abordado por Marx y los marxistas. Pero, ¿qué sucede con los sujetos que realizan las funciones políticas, estatales, hegemónicas del Estado bajo el imperio del capital? ¿Produce el carácter alienante, fetichizante y despersonalizador del capital una forma particular de subjetividad política?

Manuel Samaja, Jacobin
«El capitalista mismo solo es una potencia en cuanto personificación del capital»
Karl Marx, Teorías sobre la plusvalía
Aquí presentaremos brevemente algunas ideas relativas a lo que podría denominarse una teoría sobre la subjetividad del capital y, especialmente, sobre la subjetividad política del capital. Conviene dejar sentado desde el comienzo que lo que sigue abreva fundamentalmente en la concepción del último Lukács —expuesta en su gran tratado Sobre la ontología del ser social— así como en múltiples ideas de István Mészáros y de Évald Iliénkov. El texto que presentamos aquí, pues, constituye una apretada síntesis de un estudio y reflexión actualmente en pleno desarrollo.

¿Subjetividad del capital?


Hablar sobre la «subjetividad del capital» probablemente produzca ciertas precauciones y hasta escepticismo, cuando no un directo rechazo. Después de todo, el capital no es un demiurgo ni un sujeto autónomo sino una relación social, un modo de la producción social, una forma de organizar la producción, la distribución, el cambio y el consumo.

Sin embargo, como decía Marx, el capital —el valor en proceso de valorización— no es una relación social sin más sino, más bien, una relación social que se presenta en la forma de una cosa. O, mejor, el capital es una relación social que se presenta en la forma de una serie de cosas, una relación social que debe metamorfosearse y «enmascararse» de múltiples «cosas»: dinero, mercancías (fuerza de trabajo, medios de producción), proceso de producción, mercancías preñadas de plusvalor, nuevamente dinero, etcétera. Cabe señalar que estas «cosas» en las que se encarna el proceso de valorización no son meras «cosas» sino —según expresión de Marx— objetos «físicamente metafísicos», relaciones sociales cosificadas.

miércoles, 13 de noviembre de 2024

Estados Unidos: un abismo en el centro

La suicida corrida hacia la derecha de los Demócratas facilitó la aplastante victoria del magnate. En varios temas claves era muy difícil discernir cuál era la diferencia entre éste y su adversaria

Atilio Borón, La Haine

La rotunda derrota de Kamala Harris en la reciente elección presidencial de EEUU certifica, por enésima vez, que cuando una sociedad ha sido ganada por una generalizada crispación, las propuestas tibias, moderadas, evasivas como las planteadas por la candidata demócrata son el seguro camino para sufrir un aplastante revés electoral.

El malhumor social producido por frustraciones de tipo económico o político; o por el temor perversamente infundido por la clase dominante; o por el odio direccionado en contra de categorías sociales estigmatizadas, los inmigrantes de origen latino en el caso norteamericano, hace que la ciudadanía sea atraída por quienes mejor sintonizan con su enojo y su frustración. Y Trump apareció ante los ojos de millones como alguien dispuesto a poner fin a ese estado de cosas.

Conclusión: cuando las circunstancias sociales están signadas por la inmoderación, la moderación se convierte en un pecado. Y la candidata demócrata lo cometió.

Harris ciertamente corrió con desventaja. Entró muy tarde en la campaña, producto del inesperado derrumbe de la candidatura de Biden después del fatídico debate con Donald Trump. Para colmo de males, su gestión como vicepresidenta tuvo un tono grisáceo que poco o nada colaboró para construir una imagen presidenciable y atractiva ante los ojos de la opinión pública. Y una sociedad bombardeada por la continua prédica catastrofista de la ultraderecha, azuzados sus peores instintos tribales por el demencial conspiracionismo de Trump y sus voceros hablando de un país “invadido” por indeseables extranjeros, mal podía prestar su apoyo a quien era vista como corresponsable de tan infausta situación, habida cuenta de su condición de vicepresidenta de EEUU.

martes, 5 de noviembre de 2024

En Israel se está imponiendo una preferencia «heroica» por la autodestrucción

Israel se tambalea al borde del abismo: No dispone de las fuerzas necesarias; no tiene una cultura de tolerancia al sufrimiento; y no podrá imponerse a la pluralidad de resistencias a las que se enfrenta

Alastair Crooke, Strategic Culture

Hace siglos nació un niño. Sus padres comprendieron que tenía ante sí un destino extraordinario que reflejaba la Voluntad del Gran Chamán. Tenía el pelo claro, los ojos verdes claro y la piel pálida.

Parecía evidente que gozaba del favor divino. Pero un día, el padre del muchacho -una figura de prestigio- fue asesinado. La familia quedó así desprotegida, y los nómadas destrozaron los restos de su hogar. Le convirtieron en esclavo. Le pusieron cepos de madera en las piernas para que no pudiera andar.

Vivió como un perro y creció como un perro, encadenado a la intemperie, comiendo comida podrida, congelándose en las noches de invierno, deseando la muerte.

Sin embargo, la muerte le perdonó la vida. Cuando finalmente escapó, su psique fue torturada. Las voces dentro de su cabeza; los gritos de su padre; el fuego abrasador; su madre siendo torturada y asesinada; Todo susurraba, simplemente destruye todo lo que se interponga en tu camino, y estos recuerdos se purgarán.

Elecciones EEUU: guerra entre poder corporativo y oligarquía

El poder corporativo necesita estabilidad y un gobierno tecnocrático. El poder oligárquico prospera en el caos y, como dice Steve Bannon, en la "deconstrucción del Estado administrativo"

Chris Hedges, ScheerPost

En EEUU, la elección es entre el poder corporativo y el oligárquico. Ninguno de los dos es democrático. Ambos han comprado a la clase política, la academia y la prensa. Ambos son formas de explotación que empobrecen y desempoderan a la gente. Ambos canalizan el dinero hacia arriba, hacia las manos de la clase multimillonaria.

Ambos desmantelan regulaciones, destruyen sindicatos, destripan servicios gubernamentales en nombre de la austeridad, privatizan todos los aspectos de la sociedad estadounidense, desde los servicios públicos hasta las escuelas, perpetúan guerras permanentes, incluido el genocidio en Gaza, y neutralizan a unos medios de comunicación que, si no estuvieran controlados por las corporaciones y los ricos, deberían investigar su saqueo y corrupción. Ambas formas de capitalismo destripan el país, pero lo hacen con herramientas diferentes y tienen objetivos diferentes.

lunes, 4 de noviembre de 2024

Los BRICS y el nuevo escenario mundial

El multipolarismo es la verdadera revolución en curso de nuestra era que marcará el destino del mundo, y de cuyo resultado dependerá la posibilidad de una nueva perspectiva socialista

Marcelo Colussi, La Haine
"Occidente dice llevar libertad y democracia a otras naciones. Esa democracia es superexplotación, y esa libertad es esclavitud y violencia. Esa democracia es hipócrita hasta la médula".
Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa.

Occidente imperialista

El capitalismo surgió en lo que habitualmente se llama Occidente: Europa, y de ahí pasó a las colonias norteamericanas. EEUU, ya independizada de la corona británica, paso a paso terminó siendo la gran potencia capitalista, ejerciendo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial un dominio planetario. Pero hoy, ya bien entrado el siglo XXI, las cosas tienden a cambiar. La gradual caída de Occidente como imperio dominante y la aparición de nuevos polos de gran poder en Asia no significan el inmediato abandono del capitalismo.

En este momento, con esta recomposición que están impulsando Rusia y China y la puesta en marcha de los BRICS, nada indica la superación del sistema capitalista. O, al menos, no está sucediendo lo que se puede haber predicho 150 años atrás, cuando el capitalismo industrial parecía indicar una marcha hacia "la sociedad socialista". Rusia camina ahora por una senda de libre mercado: "No debemos volver a 1917", dice uno de los asesores cercanos del presidente Putin. El "socialismo de mercado" puesto en marcha por Pekín no augura claramente un horizonte postcapitalista; a su numerosa población le está dando resultados -se sacaron de la pobreza rural crónica 400 millones de campesinos-, pero al resto del mundo no le abre un mundo de mayor justicia y equidad. No, al menos, en lo inmediato.

domingo, 3 de noviembre de 2024

Recuperar la Izquierda Clasista: Derrotar a la ‘Izquierda Woke


Jorge Gálvez, Soberanistas

El movimiento ‘woke’ es mucho más que una respuesta social espontánea contra la “opresión”, su origen y su rápida expansión sugieren una construcción ideológica con fines planificados. Lo ‘woke’ no es una evolución de las luchas emancipatorias tradicionales, sino una ideología impulsada por intereses corporativos y políticos transnacionales globales del capital financiero, incubada en los laboratorios ideológicos del Pentágono y la CIA. Aunque su discurso se centró inicialmente en la lucha contra el racismo, pronto se expandió hacia las demandas de género, diversidad sexual, feminismo, movimientos transgénero, y la decolonialidad, desviando el foco de la lucha de clases hacia conflictos de identidad fragmentarios.

Una Ideología Corporativista y Neofascista Encubierta

En menos de una década, lo ‘woke’ ha logrado infiltrarse en la educación, la cultura, los medios de comunicación y la política, consolidándose como el nuevo eje rector del debate social en Occidente. Sin embargo, lejos de promover un pluralismo constructivo, esta ideología ha instalado un régimen de censura que no solo limita el pensamiento crítico, sino incluso la construcción artística, también impone un control moral absoluto. La cultura de la cancelación, la “Nueva Santa Inquisición” —herramienta clave del wokismo— se ha convertido en un mecanismo que no admite disidencias: aquellos que se apartan de la narrativa oficial son excluidos mediante la «muerte social y política». Esta dinámica, al negar la posibilidad del diálogo, refleja un rasgo protofascista, pues reduce al otro a un enemigo irreconciliable. Que hay que asesinar política y socialmente, al cual hay que liquidar en términos morales.

Inmigración masiva: arma del turbocapitalismo y el patronato cosmopolita


Diego Fusaro, Posmodernia

El tiempo de la acumulación flexible corresponde al advenimiento de una época re-feudalizada y posdemocrática, en la que las decisiones son soberanamente tomadas por una élite financiera desresponsabilizada que opera en el más riguroso anonimato, en los intermundia de las sociedades anónimas y de las multinacionales rizomáticas, y en aras de su propio exclusivo interés.

Los procesos de desoberanización y de desnacionalización, convertidos en centrales después de 1989 y coincidentes con el «fin del Estado» evocado por Hobsbawm (aunque sería mejor hablar de refuncionalización liberal del Estado), corresponden a los necesarios momentos de demolición tanto de las muy ampliamente perfectibles democracias (hasta la fecha, no existen entidades transnacionales verdaderamente democráticas), como del residual poder eticizante de la política capaz de disciplinar y gobernar la economía en proceso de absolutización.

jueves, 31 de octubre de 2024

La OTAN y la teoría de los Estados-portaviones


Carlos X. Blanco, KontraInfo.com

En 1999 la OTAN entró en acción bélica atacando a un país europeo. Los Estados Unidos, liderando la OTAN, volvieron a bombardear una nación soberana de nuestro continente, la República Federal de Yugoslavia. Desde 1945, la Luftwaffe (fuerza aérea alemana) no había atacado a otro país europeo. En 1999, esta misma fuerza aérea volvió a matar. Igualmente, la fuerza área española, incapaz de contener el expansionismo marroquí desde los tiempos de un Franco senil, por lo menos, sin embargo ostentó en Bosnia el dudoso honor de haber sido la primera en haber entrado en combate. Otro “honor” para un país como España, que llevaba siglos empleando su ejército para matar a sus propios compatriotas antes que para defenderse de enemigos extranjeros, incluso si estos eran enemigos de países pobres o tercermundistas, fue el contar como secretario general de la OTAN al “científico” y socialista Javier Solana. No obstante, al margen de comparsas y bufones, como España, Alemania, y demás socios de la organización, todos sabemos que la acción bélica fue impulsada y protagonizada por los EEUU.

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