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lunes, 29 de septiembre de 2025

Turbocapitalismo y retorno de la Plebe. Releyendo a Hegel

Basándose en la importancia de la eticidad y la comundad en la filosopfía de Hegel, Diego Fusaro argumenta que la destrucción de la identidad colectiva e individual ha sido una herramienta clave del turbocapitalismo para la precarización y el sometimiento de gran parte de la población. La desregulación económica y la financiarización promovidas por las políticas neoliberales han creado un mundo cada vez más precario y desigual. La "plebe" hegeliana es lo que más tarde Marx llamó proletariado". Pero, advierte Fusaro, más que a las ideas revolucionarias de Marx, la de Hegel se asemeja mas a Keynes en la idea de un Estado capaz de intervenir en la economía para garantizar la justicia social para todos.

Diego Fusaro, Posmodernia

Lejos de realizarse, como repiten las gramáticas liberales, el individuo se pierde en la sociedad reducida a mercado, o sea en el dominio de lo que Hegel llama «sistema de necesidades» (das System der Bedürfnisse): el individualismo anómico aniquila al propio individuo, que se arruina, expuesto como está al poder desintegrador de lo económico no eticizado y a la «dependencia ciega» (blinde Abhängigkeit) que pone en marcha. Producto del sistema de necesidades deseticizado, la plebe aparece como la masa de los excluidos y los no reconocidos, generada por las tragedias en lo ético del sistema de necesidades desregulado. La plebe puede definirse con razón como la corporación de los descontentos, compuesta por cuantos no pertenecen a ninguna de esas «corporaciones» de la sociedad civil de las cuales podrían haber obtenido su dignidad como seres sociales. Si, como muestra Hegel con las sucesivas figuras de la «sociedad civil –o burguesa-» (bürgerliche Gesellschaft), la corporación corresponde, por su esencia, a la encarnación de lo universal en lo particular a través del trabajo como mediación necesaria para el reconocimiento social, entonces se sigue que a la plebe, en cuanto corporación de los sin corporación, le es negado ab intrinseco el reconocimiento social y políticamente vigente en los espacios del Estado. Resultando central en los párrafos 240 y 241 de la Rechtsphilosophie (Filosofía del Derecho), la «Plebe» (der Pöbel) no se resuelve en la pura «pobreza» (Armut). Sería, más exactamente, la pobreza con el «sentimiento de su injusticia» (Gefühl ihres Unrechts). Tal “sentimiento” surge del hecho de que la plebe, como corporación de los sin corporación, encuentra su propia inseidad y, al menos en parte, un destello de perseidad en el saberse excluida de la eticidad: no se beneficia de las raíces éticas y está sujeta a los procesos de exclusión provocados ​​por el avance desregulado del sistema de necesidades, liberado de los elementos de la eticidad.

Armut y Pöbel (“Pobreza” y “Plebe”) nunca son empleados como sinónimos por Hegel. La plebe, como se ha señalado, se caracteriza por la pobreza unida a la conciencia y al sentido de la injusticia respecto a una situación percibida como inicua: “La pobreza —leemos en los Elementos de la Filosofía del Derecho (§ 244)— en sí no convierte a nadie en plebe: esta aparece únicamente por la disposición de ánimo que se asocia a la pobreza, por la íntima indignación contra los ricos, la sociedad, el gobierno y así sucesivamente”. La plebe vive en su propia piel las contradicciones de la sociedad capitalista y es a su modo consciente, animada como está por una conciencia de indignación, de odio y de revuelta. Por lo que concierne al examen de la plebe, a caballo entre la sociología y la filosofía, Hegel toma el área inglesa como su punto de observación privilegiado: «Estos fenómenos pueden estudiarse a gran escala en el ejemplo de Inglaterra» (§ 245). Como para Marx en El Capital, también a Hegel el mundo británico le parece apto para ser adoptado como laboratorio de análisis privilegiado, para poder estudiar in vitro la sociedad en la que el sistema de necesidades resulta más liberado de los poderes éticos.

sábado, 27 de septiembre de 2025

Estados Unidos y el «capitalismo fascista»

La financiarización y la economía de la deuda han creado un monstruo que combina capitalismo, democracia y fascismo, lo cual no supone ningún problema para las clases dominantes. Debemos cuestionar la naturaleza del ciclo estratégico del enemigo y fijarnos un único objetivo: transformarlo en un ciclo estratégico de revolución.

Maurizio Lazzarato, Sinistra in Rete

«La acumulación primitiva, el estado de naturaleza del capital, es el prototipo de la crisis capitalista»
(Hans Junger Krahl)

El capitalismo no puede reducirse a un ciclo de acumulación, ya que siempre está precedido, acompañado y seguido por un ciclo estratégico definido por el conflicto, la guerra, la guerra civil y, posiblemente, la revolución.

El ciclo estratégico incluye la acumulación primitiva, tal como la explicó Marx, pero solo en su primera fase; le sigue el ejercicio de la violencia encarnada en la «producción» y su despliegue en forma de guerra y guerra civil cuando el ciclo económico pierde fuerza. Para una descripción completa del ciclo estratégico, debemos esperar al siglo XX, con su transformación en el ciclo de las revoluciones soviética y china, que corrigió y completó a Marx en varios aspectos.

Ambos ciclos funcionan juntos, entrelazando sus dinámicas, pero también pueden separarse: desde 2008, el ciclo de conflicto, guerra y guerra civil (y la eventual, improbable, revolución) se ha separado progresivamente del ciclo de acumulación en sentido estricto. Los bloqueos y estancamientos de la acumulación de capital requieren la intervención del ciclo estratégico, que funciona sobre la base de las relaciones de poder y la relación no económica amigo-enemigo.

Desde el auge del imperialismo, la importancia del ciclo estratégico no ha hecho más que aumentar. Ciclos de guerra, violencia masiva y uso arbitrario de la fuerza se han sucedido rápidamente. Estados Unidos impuso las reglas económicas y jurídicas del mercado global y el Nomos de la Tierra (orden mundial) en tres ocasiones (1945, 1971 y 1991).

lunes, 22 de septiembre de 2025

Trump destruye la economía de EEUU


Michael Hudson, Counter Punch

Trump ha provocado una crisis en la agricultura estadounidense con su utilización del comercio exterior como un arma en la Guerra Fría con China y Rusia, en la industria manufacturera como resultado de sus aranceles sobre el acero y el aluminio, de inflación de los precios al consumidor principalmente por sus aranceles, y en la vivienda asequible con sus recortes de impuestos que han mantenido altas las tasas de interés a largo plazo para hipotecas, compras de automóviles y equipos, y la desregulación de los mercados dando carta blanca a los monopolios para fijar los precios.

1. El empobrecimiento de Trump de la agricultura de EEUU

Trump ha creado una tormenta perfecta para la agricultura estadounidense, primero en su política de Guerra Fría que ha cerrado China como mercado para la soja, contra Rusia, segundo objetivo de su política arancelaria bloqueando las importaciones y, por lo tanto, aumentando los precios de los equipos agrícolas y otros insumos, y tercero por sus déficits presupuestarios inflacionarios que mantienen altas las tasas de interés para la vivienda y los préstamos hipotecarios agrícolas y la financiación de equipos, mientras mantiene bajos los precios de las tierras agrícolas.

jueves, 11 de septiembre de 2025

Para un análisis científico del poder en el capitalismo contemporáneo

Ante las transformaciones estructurales del capitalismo contemporáneo, Andrea Pannone escribe que hoy es necesario redefinir el concepto de poder, superando la concepción de este como la simple capacidad de influir en las acciones de otros, típica de la economía dominante, y ampliando la perspectiva marxista. En este artículo, Pannone define el poder como la capacidad diferencial de influir en las esferas económica, política y social mediante la centralización del control sobre los recursos materiales, humanos y financieros.

Andrea Pannone, Machina Rivista

El análisis científico del poder: un vacío por llenar

En el panorama del análisis económico, el concepto de poder —entendido como la capacidad de moldear las relaciones sociales y controlar recursos— sigue siendo sorprendentemente marginal, especialmente en la economía convencional. Los paradigmas neoclásicos, centrados en el equilibrio del mercado, la eficiencia y la racionalidad individual, tienden a reducir el poder a un efecto secundario de la dinámica competitiva, descuidando su papel estructural en las asimetrías entre capital y trabajo, o entre grandes corporaciones e intereses colectivos. Si bien las escuelas heterodoxas, como la economía marxista, reconocen el poder como intrínseco a las relaciones de producción, sus análisis, si bien ricos en profundidad teórica, a menudo carecen de un enfoque sistemático que combine el rigor analítico con una clara validación empírica. Este artículo representa un primer paso hacia la construcción de un marco metodológico científico que integra el poder como categoría central en el estudio de la dinámica de la economía contemporánea, desde la financiarización hasta la centralización del capital y la formación de formidables oligarquías transnacionales.

La visión dominante del poder

Como ha señalado Giulio Palermo (2007, 2014, 2016), uno de los pocos economistas que ha explorado recientemente el tema, en la economía convencional, el "poder" se define como la capacidad de "alguien" de influir en las acciones de "otros". Desde esta perspectiva, el poder se reduce a la dimensión interpersonal: en el mercado, donde, por ejemplo, algunos vendedores imponen a los compradores las condiciones de acceso a los bienes a través de los precios, y en la empresa, donde capitalistas y trabajadores, lejos de ser considerados entidades sociales, son vistos simplemente como individuos dotados de diferentes cualidades innatas que se expresan en el entorno laboral, estableciendo una relación jerárquica. La existencia de una relación de poder, concebida de esta manera, queda totalmente descartada en un mercado competitivo en equilibrio walrasiano, es decir, en un mercado donde la oferta se iguala perfectamente a la demanda. De hecho, según el primer teorema del bienestar (Arrow y Debreu, 1954), sabemos que esta condición de equilibrio permite una asignación de recursos Pareto-eficiente (óptima en el sentido de Pareto). Una optimalidad de Pareto implica que no es posible mejorar el bienestar (utilidad) de un individuo sin empeorar el bienestar de los demás. Por lo tanto, en esta configuración de mercado, nadie puede tener "poder" sobre otro, en consonancia con la definición de este concepto. La existencia de una asimetría de poder (es decir, el hecho de que "alguien tenga poder sobre otro") depende necesariamente de la introducción de una serie de imperfecciones en el modelo de competencia perfecta, que se presenta como un "estado de naturaleza", carente de cualquier explicación histórica. El análisis se centra exclusivamente en la dimensión del intercambio (la circulación de bienes), sin intentar explicar cómo surgieron estas imperfecciones con el tiempo. Según algunos autores, estas imperfecciones —y, por lo tanto, la propia cuestión del poder— podrían, en teoría, eliminarse definitivamente (o al menos reducirse considerablemente) mediante la adopción de tecnologías digitales como la inteligencia artificial o la cadena de bloques (blockchain), gracias a su potencial capacidad para eliminar las restricciones de información que dificultan la eficiencia asignativa de los mercados 1.

domingo, 31 de agosto de 2025

El engaño ideológico del concepto de Antropoceno


Diego Fusaro, Posmodernia

El concepto passepartout –llave maestra- de “Antropoceno”, convertido en moneda corriente de todo discurso científico sobre el tema medioambiental y de toda narrativa política sobre la cuestión ecológica, puede reputarse con razón como uno de los principales mantras de la neolengua liberal. Ésta tiende a dominar las mentes de los sujetos, para que éstos permanezcan como subalternos, en la acepción gramsciana del término, esto es, convencidos de la bondad de la situación en la que se ven dominados.

Si es leído con transparencia, resulta obvio el valor ideológico de un concepto aparentemente científico como el de “antropoceno” (de ἄνθρωπος, “ser humano”, y καινός, “nuevo”), acuñado por el microbiólogo Eugene Stoermer en los años Ochenta del siglo XX y popularizado por Paul Crutzen a partir del año 2000. El vocablo alude a la supuesta nueva era geológica, cuyo operador fundamental sería el hombre con sus actividades capaces de modificar profundamente el ecosistema.

La performance ideológica –en el sentido marxiano– del concepto reside en el hecho de que cancela las huellas sociales, políticas y económicas y, por tanto, oculta de manera para nada inocente que el desastre ambiental que nos rodea no puede ser atribuido a la Humanidad como un todo indistinto, sin clases y sin un marco histórico, social y económico.

jueves, 28 de agosto de 2025

Donald Trump y el retorno del nihilismo capitalista

La administración Trump opera con frecuencia por fuera de la lógica del interés propio capitalista, impulsada por un apetito de crueldad y destrucción por la crueldad y la destrucción mismas, y por un resentimiento absoluto

Steve Fraser, Jacobin

Donald Trump todavía era apenas un casero y un matón televisivo cuando Steve Bannon —que luego sería su intermitente demagogo en jefe— se declaró enemigo despiadado del Estado administrativo. Autodramatizador como es, las palabras de Bannon no dejaron de provocar un estremecimiento: «Soy leninista y Lenin quería destruir el Estado, y ese es también mi objetivo. Quiero que todo se derrumbe y destruir el establishment actual».

Insurgentes y revolucionarios a lo largo del espectro político buscaron, de distintos modos y por distintas razones, aplastar al Estado. Hasta hace poco, sin embargo, pocos se habían mostrado abiertamente críticos de la democracia. Incluso sus opositores más confesos, desde hace años, usaban el lenguaje de la democracia para argumentar y justificar su recorte. Eso ya no es así. Tomemos a Stephen Moore, uno de los asesores económicos de Trump. Conservador del patrón oro, expresidente del Club for Growth y miembro tanto del consejo editorial del Wall Street Journal como de la Heritage Foundation, dejó muy en claro sus ideas en 2016: «El capitalismo es mucho más importante que la democracia. Ni siquiera creo demasiado en la democracia».

Buena parte de lo que hace la nueva administración no es más que la continuación de gobiernos republicanos y demócratas anteriores y su conocida pulsión de salvaguardar el bienestar de los ricos y poderosos. El desguace del Estado de bienestar fue la base de la contrarrevolución de Ronald Reagan y se consolidó con sus sucesores, tanto republicanos como demócratas. Alimentar la máquina de guerra fue un empeño bipartidista desde siempre.

miércoles, 20 de agosto de 2025

Mortalidad infantil aumenta 25 por ciento en EEUU en 10 años

La carga mortal del capitalismo en los niños

Benjamin Mateus, Evan Blake. wsws.org

La tasa de mortalidad infantil en EEUU se disparó 25 por ciento en la última década, según un estudio publicado el mes pasado por el pediatra Christopher Forrest y sus colegas, en la revista Journal of the American Medical Association. Incluso cuando la mortalidad infantil se reduce en los otros países desarrollados, aumenta en EEUU, junto con todos los demás indicadores de enfermedades crónicas.

La investigación subraya la indiferencia completa de las élites gobernantes estadounidenses hacia el bienestar y la seguridad de los niños, especialmente aquellos de clase trabajadora.

En 2014, los niños estadounidenses tenían una probabilidad 1,6 veces mayor de morir que sus contrapartes en países pares. Para 2022, esta brecha se había ensanchado dramáticamente: los niños estadounidenses son 2,3 veces más propensos a morir.

Los autores estiman que, entre 2007 y 2022, fallecieron 316.000 niños adicionales en comparación con la mortalidad en otros países desarrollados comparables. Esto es un equivalente a un exceso de mortalidad de 54 muertes por día en Estados Unidos.

De 2011 a 2023, la prevalencia de niños de tres a 17 años con enfermedades crónicas aumentó del 39,9 por ciento al 45,7 por ciento dentro de los sistemas de salud estudiados.

miércoles, 6 de agosto de 2025

La idiosincrasia bélica del capitalismo

[Entre la explotacion, la desposesión y el saqueo].
Un repaso histórico

Andrés Piqueras, La Haine

Las dinámicas de colonización, esclavismo, servidumbre, explotación extensiva y guerra acompañaron al capitalismo desde su mismo nacimiento. Tras la expansión militarizada del mundo que protagonizaron las formaciones estatales ibéricas (últimos imperios pre-capitalistas que sentaron las bases de la acumulación originaria de capital), y luego la holandesa (de consolidación del capitalismo mercantil-financiero), Inglaterra comienza a expandirse de forma predominante entre las potencias europeas, constituyendo por primera vez en la historia un imperio de carácter mundial -parejo a la amplia extensión planetaria del capitalismo-, que en realidad podríamos entenderlo como un punto álgido de evolución o desarrollo de lo que se conformó desde el siglo XIV-XV hasta el presente como Imperio Occidental de 500 años (por utilizar un guarismo redondo).

La combinación de expansión territorial -desbancando a las antiguas metrópolis ibéricas- y de predominio financiero -en la lenta pero constante suplantación de las redes creadas por el capital holandés-, posibilitaron que para el último cuarto del siglo XVIII Inglaterra se hubiera convertido en el centro mundial de intercambio e intermediación comercial. Su dominio consistió en el monopolio de la producción de productos manufacturados y bienes de equipo (para lo que tuvo primero que garantizarse su supremacía dentro del ámbito europeo y desmantelar después las industrias periféricas, como la egipcia y sobre todo la India -a costa de la proletarización y muerte de millones de personas-).

Una vez conseguido esto, el "libre comercio" y el patrón-oro se erigieron en los mecanismos adecuados para fortalecer ese imperio, rompiendo una a una las cortapisas del mercantilismo clásico (que entre otras disposiciones aseguraba a cada metrópoli el comercio exclusivo con sus colonias). Inglaterra necesitaba también materias primas abundantes para su industria y su fuerza de trabajo. Consolidaba con ello el modo industrial de reproducción de la fuerza de trabajo a través de un nuevo régimen de alimentación basado en la procuración barata de productos básicos. Como contrapartida, las agriculturas periféricas fueron obligadas mediante la colonización a extravertir su lógica productiva, en cuanto que proveedoras de productos necesarios para la industrialización de las formaciones centrales, eliminando cada vez más superficie agrícola destinada a la alimentación de sus propias poblaciones. Se establecía así, sobre bases sólidas, una División Internacional del Trabajo (DIT).

domingo, 3 de agosto de 2025

Tercermundización de la clase trabajadora


William I. Robinson, La Jornada

La secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, pronunció un discurso poco difundido el pasado 8 de julio. En respuesta a las preocupaciones de la agroindustria de que la campaña de deportación está socavando la oferta laboral, advirtió que las deportaciones masivas continuarán y que “no habrá amnistía bajo ninguna circunstancia” para los trabajadores agrícolas. “En última instancia, la respuesta es la automatización, y también algunas reformas dentro de la estructura gubernamental actual”, dijo. “Y, además, hay 34 millones de adultos sanos en nuestro programa de Medicaid (salud pública). Hay muchos trabajadores en Estados Unidos”.

Existe una lógica subyacente en todas las recientes acciones estadounidenses, desde las deportaciones masivas y la guerra arancelaria hasta el proyecto de ley de presupuesto aprobado por el Congreso, la intervención en Medio Oriente, la negociación de un “acuerdo de paz” en el Congo, etcétera. Todo tiene un propósito común: abordar la crisis del capitalismo global liberando al capital trasnacional para que persiga una nueva ronda de expansión depredadora en todo el mundo mediante la digitalización, la apropiación extractivista de recursos, la guerra, la degradación de las clases trabajadoras y populares y la reestructuración radical del Estado capitalista hacia formas autoritarias y neofascistas.

martes, 22 de julio de 2025

Cómo la mayoría global puede liberarse del colonialismo financiero estadounidense


Michael Hudson, Scheerpost

El capitalismo industrial fue revolucionario en su lucha por liberar las economías y los parlamentos europeos de los privilegios hereditarios y los intereses creados que sobrevivieron del feudalismo. Para que sus manufacturas fueran competitivas en los mercados mundiales, los industriales necesitaban eliminar la renta de la tierra pagada a las aristocracias terratenientes europeas, las rentas económicas extraídas por los monopolios comerciales y los intereses pagados a los banqueros que no participaban en la financiación de la industria. Estos ingresos rentistas se suman a la estructura de precios de la economía, elevando el salario mínimo y otros gastos empresariales, y reduciendo así las ganancias.

En el siglo XX, el objetivo clásico de eliminar estas rentas económicas se redujo en Europa, Estados Unidos y otros países occidentales.

Sin embargo, hoy en día, las rentas de la tierra y los recursos naturales en manos privadas siguen aumentando e incluso reciben ventajas fiscales especiales. La infraestructura básica y otros monopolios naturales están siendo privatizados por el sector financiero, que es en gran medida responsable de la fragmentación y desindustrialización de las economías en beneficio de sus clientes inmobiliarios y monopolistas, quienes pagan la mayor parte de sus ingresos por alquileres en forma de intereses a banqueros y tenedores de bonos.

Lo que ha sobrevivido de las políticas mediante las cuales las potencias industriales europeas y Estados Unidos desarrollaron su propia manufactura es el libre comercio. Gran Bretaña implementó el libre comercio tras una lucha de 30 años en defensa de su industria contra la aristocracia terrateniente, con el objetivo de acabar con los aranceles agrícolas proteccionistas, las Leyes del Maíz, promulgadas en 1815 para impedir la apertura del mercado interno a las importaciones de alimentos a bajo precio, lo que habría reducido las rentas agrícolas.

Tras derogar estas leyes en 1846 para reducir el coste de la vida, Gran Bretaña ofreció acuerdos de libre comercio a los países que buscaban acceder a su mercado a cambio de que no protegieran su industria de las exportaciones británicas. El objetivo era disuadir a los países menos industrializados de elaborar sus propias materias primas.

miércoles, 25 de junio de 2025

Rusia confronta la traición de EEUU en la guerra entre Israel e Irán

El desafío de Tel Aviv y la duplicidad de Washington han destrozado hasta el último resquicio de las ilusiones diplomáticas de Moscú, obligando al Kremlin a afrontar el colapso de su equilibrio en Asia Occidental, e incluso en Ucrania

Hazal Yalin, The Cradle

Desde el principio, Moscú condenó con firmeza la agresión de Israel contra Irán. La primera declaración oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso no dejó lugar a dudas al atribuir la culpa a Tel Aviv.

Hasta el 20 de junio, Rusia se aferró a la creencia de que se podría negociar un alto el fuego y de que Washington se abstendría de atacar directamente a Irán. Este optimismo surgió tras una conversación telefónica de casi una hora el 14 de junio, durante la cual el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, abordaron la escalada del conflicto entre Israel e Irán. Según informes, Trump declaró durante la llamada: "Esta guerra entre Israel e Irán debe terminar", un mensaje que se repitió posteriormente en su cuenta de Truth Social.

El asesor del Kremlin, Yuri Ushakov, informó que los negociadores estadounidenses estaban dispuestos a retomar las conversaciones sobre el programa nuclear iraní. Para Moscú, esto no era mero optimismo, sino una verdadera apertura diplomática y un posible canal de comunicación indirecto para que Trump desactivara las crecientes presiones internas y legales.

Desde la perspectiva de Moscú: Una cronología de esperanzas mal interpretadas

Esta creencia inspiró la postura inicial de Moscú. Incluso después de que Tel Aviv lanzara sus ataques ilegales contra Irán, los rusos evitaron culpar directamente a Washington. En cambio, atribuyeron la principal responsabilidad al gabinete de extrema derecha del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, denunciando el liderazgo de Israel y manteniendo abiertos los canales de comunicación.

En su conferencia de prensa del 18 al 19 de junio con agencias de medios internacionales —programada deliberadamente a altas horas de la noche para ser captada por el público estadounidense— Putin hizo hincapié en la continuidad de la comunicación directa con Trump y Netanyahu. Señaló que los ataques solo habían consolidado la unidad política interna de Irán y señaló que los bombardeos apenas dañaron la infraestructura nuclear de Teherán, afirmando: "Estas fábricas subterráneas permanecen intactas. No les ha pasado nada".

viernes, 13 de junio de 2025

Business ecológico. El ambientalismo neoliberal


Diego Fusaro, Posmodernia

Hay una aparente paradoja vinculada a la cuestión del apocalipsis ambiental que es necesario abordar: el logo dominante en el marco del tecnocapitalismo del nuevo Milenio no sólo no permanece en silencio ante el dilema del desastre inminente, sino que lo eleva a objeto de una proliferación discursiva hipertrófica. La emergencia ambiental y climática es, con razón, uno de los temas más enfáticamente subrayados y discutidos por el orden del discurso hoy imperante.

Esto parece, prima facie, un contrasentido, si se considera que plantear este dilema equivale a enunciar la contradicción misma del capital, que es su fundamento. ¿No sería más coherente con el orden tecnocapitalista la ocultación -o al menos la marginación- de esta cuestión problemática, de manera similar a lo que sucede con la cuestión socioeconómica del clasismo y la explotación laboral, rigurosamente excluida del discurso público y de la acción política?

Afirmar que a diferencia del problema de la explotación laboral (que permanece mayoritariamente invisible y que, en todo caso, puede ser fácilmente eludido por el discurso dominante), la cuestión ambiental es clara y evidente ante oculos omniumante los ojos de todos– y, por tanto, resultaría imposible soslayarla como si no existiera, significa hacer una afirmación verdadera pero, al mismo tiempo, insuficiente: una afirmación que, además, no explicaría las razones por las cuales el discurso dominante no sólo trata abiertamente la cuestión, reconociéndola en su plena realidad, sino que incluso tiende a amplificarla y transformarla en una urgencia y una auténtica emergencia planetaria.

La tesis que pretendemos sostener al respecto es que existe una notable diferencia entre la cuestión ambiental y la socioeconómica (que Marx llamaría, sin perífrasis y con sobradas razones, “lucha de clases”). Esta última no puede de ninguna manera ser “normalizada” y metabolizada por el orden tecnocapitalista que, de hecho, opera para que ni siquiera, tendencialmente, sea mencionada nunca (tampoco, ça va sans direno hace falta decirlo-, por las fuerzas del cuadrante izquierdo de la política, ya hace tiempo redefinidas como izquierda neoliberal o, mejor aún, “sinistrash”izquierda basura-). Margaret Thacher, por otro lado, ya había condenado al ostracismo el concepto mismo de clase social, liquidándolo como inservible y pernicioso vestigio del comunismo (en sus propias palabras: “la clase es un concepto comunista. Separa a las personas en grupos como si fueran paquetes y luego enfrenta a unos contra otros”).

sábado, 7 de junio de 2025

El sistema cambia, pero no hacia el «neofeudalismo»

Algunos pensadores de izquierda argumentan que, a medida que los magnates de la tecnología se vuelven locos, el capitalismo está mutando hacia una forma de «neofeudalismo». Pero lo que realmente estamos presenciando es un gran cambio dentro del capitalismo y no una transición desde él.

D. Addison y M. Eisenberg, Jacobin

Los magnates tecnológicos estratégicamente situados alrededor de Donald Trump en su toma de posesión el 20 de enero de este año representaron una suerte de «quién es quién» de la clase oligárquica. Desde Jeff Bezos hasta Mark Zuckerberg, pasando por todos los demás, los líderes de la industria tecnológica estadounidense acudieron a rendirle homenaje a su nuevo gobernante.

Las intrigas palaciegas eran palpables. Los periodistas especularon sobre la coreografía de la ceremonia, examinando cómo la ubicación de los magnates ofrecía pistas sobre su estatus y su influencia en la conformación del nuevo régimen. La estructura piramidal de la sociedad estadounidense nunca había sido tan evidente. La toma de posesión de Trump fue, sin dudas, la manifestación más vívida de la creciente centralidad política de los multimillonarios líderes tecnológicos.

En los últimos años, distintos comentaristas y pensadores de izquierda recurrieron a ideas como «tecnofeudalismo» o «neofeudalismo» para explicar lo que está sucediendo. Sin embargo, esos conceptos acaban aportando más confusión que claridad al debate sobre hacia dónde se dirige el capitalismo.

Miradas retrospectivas

El libro de Yanis Varoufakis de 2023, Tecnofeudalismo. El sigiloso sucesor del capitalismo, fue quizás la incursión más ampliamente discutida en este campo. Pero este año se le unió Capital’s Grave: Neofeudalism and the New Class Struggle (La tumba del capital: neofeudalismo y la nueva lucha de clases), de Jodi Dean. Ambas obras sugieren que el mundo dejó atrás al capitalismo para entrar en un orden feudal emergente.

martes, 3 de junio de 2025

Neoliberalismo y tratamiento de shock: el FMI no ha ayudado a desarrollar ningún país en 80 años de existencia


Ahmed Adel, Global Research

Creado al final de la Segunda Guerra Mundial en Europa en 1944 para promover la estabilidad económica mundial, el Fondo Monetario Internacional inició sus actividades al año siguiente, convirtiéndose en una presencia constante en los países periféricos con inestabilidad económica a lo largo de ocho décadas.

Sin embargo, la institución financiera fracasó en su misión de ayudar a los países con dificultades para financiarse en el mercado mundial y, así, garantizar la estabilidad del sistema monetario internacional. La imposición de políticas de austeridad y paquetes de ajuste fiscal es el principal obstáculo para el desarrollo social y económico de los países que obtuvieron préstamos del fondo.

En Argentina, Ghana, Kenia y Pakistán, la dependencia financiera de los Estados-nación y los ciclos de endeudamiento no han hecho más que aumentar, al igual que el agravamiento de la desigualdad social. A cambio de abrir una línea de crédito para proporcionar reservas al país, el FMI impone una serie de condiciones, generalmente relacionadas con la política fiscal y los recortes del gasto, centradas principalmente en la reforma de las pensiones, el control salarial, los programas sociales, la desnacionalización y la privatización de empresas estatales para generar liquidez para el Estado, alegando que estas reformas liberales harán al país más atractivo para el capital extranjero.

Después de la conferencia de Bretton Woods en Estados Unidos en 1944, cuando se creó el FMI, el dólar se convirtió en moneda global y la economía mundial comenzó a girar en torno a él. El FMI ignora que los países están expuestos a flujos de capital especulativos que, en muchos casos, no dependen de la administración estatal.

lunes, 2 de junio de 2025

¿Para qué sirve una guerra?: El acuerdo financiero entre Estados Unidos y Ucrania


Gaetano Colonna, Clarissa.it

La perspectiva estadounidense sobre el conflicto en Ucrania es cada vez más clara. El creciente desinterés de la administración Trump en la tan cacareada solución diplomática a la guerra nos está haciendo comprender que Estados Unidos realmente cree que ya ha logrado sus objetivos prioritarios.

Nada revela más claramente la orientación norteamericana sobre la cuestión ucraniana que el acuerdo económico firmado el 30 de abril en Washington por Yuliia Svyrydenko , primera viceministra de Economía de Ucrania, y Scott K. H. Bessent , secretario del Tesoro de EEUU, un acuerdo técnicamente llamado Fondo de Inversión para la Reconstrucción de Estados Unidos-Ucrania .

Esto es una confirmación de que la política norteamericana hacia Ucrania, que se ha acelerado desde la llamada Revolución Naranja de 2004, tiene entre sus principales objetivos el de vincular a Ucrania al sistema económico y financiero que tiene su centro de gravedad político en EEUU.

En primer lugar, cabe señalar que el documento firmado por los ministros de los dos países es por el momento una definición de los principios generales que las dos partes han aceptado, ya que un acuerdo detallado, llamado Acuerdo LP, aún debe ser formalizado y aprobado por el parlamento ucraniano: tanto es así que la propia prensa ucraniana ha sido mucho menos triunfalista que nuestros medios al evaluar su contenido, consciente de que, como todos los diplomáticos saben, "el diablo está en los detalles". Y realmente no es difícil entender quién es el diablo aquí.

viernes, 30 de mayo de 2025

El vínculo inseparable del Capitalismo con la Guerra

…la única manera de acabar con la guerra es superar el modo de producción capitalista con un nuevo modo de producción que no se centre en la búsqueda del máximo beneficio, sino en la satisfacción de las necesidades individuales y sociales.

Domenico Moro, Laboratorio 21

La guerra se convierte en una actividad característica de la humanidad desde que esta se dividió en clases sociales. De hecho, desde siempre, las causas económicas están en la base de la guerra.

Pero solo con el capitalismo plenamente desarrollado se determinaron las guerras mundiales, vinculadas a la globalización del capital, y la creación de armas de destrucción masiva, debido al enorme gasto en investigación y nuevas tecnologías.

La guerra es sobre todo un elemento impulsor de la economía capitalista en sus momentos de crisis estructural y cuando se cuestiona la jerarquía de poder en la que se basa a nivel internacional. En momentos de crisis, el gasto militar y las enormes destrucciones debidas al uso de las armas modernas acuden puntualmente en ayuda de los beneficios.

No es casualidad que, en el momento actual, caracterizado por una crisis que afecta a las zonas tradicionalmente más desarrolladas del capitalismo, Estados Unidos, Europa occidental y Japón, se asista a un aumento del gasto militar.

En Estados Unidos, los recortes en los gastos de la administración federal, que ya han provocado el despido de miles de empleados públicos, deberían haberse extendido al gasto militar, que en cinco años se habría reducido en aproximadamente un tercio: de 968 000 millones de dólares en 2024 a 600 000 millones en 2030.

martes, 22 de abril de 2025

Teorizar la crisis capitalista

El sociólogo británico Simon Clarke propuso uno de los análisis más sofisticados acerca de cómo y por qué los sistemas capitalistas caen en crisis. Su trabajo sobre las contradicciones del capitalismo es una guía valiosa al enfrentarnos a una nueva era de agitación económica global.

Gregoris Ioannou, Jacobin

Simon Clarke fue un sociólogo británico que hizo una inmensa contribución al pensamiento marxista y a los estudios laborales antes de su muerte en 2022. Con su investigación teórica y empírica, dio ejemplo de cómo analizar los desarrollos del capitalismo en diferentes niveles simultáneamente y cómo situarlos en la historia.

Los libros más influyentes de Clarke, Keynesianism, Monetarism and the Crisis of the State (1988) y Marx’s Theory of Crisis (1994), contienen una serie de ideas clave sobre la dinámica del capitalismo. Su perspectiva distintiva sobre la crítica de la economía política tiene mucho que ofrecer en nuestro intento de comprender la era actual de agitación económica y convulsión ideológica.

Las contradicciones del capitalismo

Para entender el capitalismo hay que entender sus contradicciones innatas, porque son estas contradicciones las que lo configuran como un sistema holístico y dinámico y, al mismo tiempo, lo hacen vulnerable. A nivel macrosocial, la contradicción más crucial para Clarke era la que existía «entre la tendencia del capitalismo a desarrollar sin límites las fuerzas productivas y la necesidad de confinar ese desarrollo dentro de los límites de la rentabilidad».

lunes, 21 de abril de 2025

¿Hacia un cambio de régimen en Occidente?

Un régimen internacional que hace una década prácticamente se ahogó en el mar de deuda que había creado, se hunde en una inundación de deuda aún mayor, sin un final a la vista

Perry Anderson, London Review of Books

Transcurrido un cuarto de siglo, el cambio de régimen se ha convertido en un término canónico. Significa el derrocamiento, típica, pero no exclusivamente por parte de EEUU, de gobiernos de todo el mundo rechazados por Occidente, empleando para ello la fuerza militar, el bloqueo económico, la erosión ideológica o una combinación de estos. Sin embargo, originalmente el término significaba algo muy distinto: una alteración generalizada en el propio Occidente: no la transformación repentina de un Estado-nación por la violencia externa, sino la instauración gradual de un nuevo orden internacional en tiempos de paz. Los pioneros de esta concepción fueron los teóricos estadounidenses que desarrollaron la idea de los regímenes internacionales como acuerdos que garantizan relaciones económicas de cooperación entre los principales Estados industriales, que podrían o no adoptar la forma de tratados.

Estos, se sostenía, se desarrollaron a partir del liderazgo estadounidense tras la II Guerra Mundial, pero lo reemplazaron con la formación de un marco consensual de transacciones mutuamente satisfactorias entre los países líderes. El manifiesto de esta idea se materializó en 'Power and Interdependence', obra coescrita por dos pilares del establishment de la política exterior de la época: Joseph Nye y Robert Keohane, cuya primera edición, de las que tuvo muchas, apareció en 1977.

Aunque se presentaba como un sistema de normas y expectativas que ayudaba a asegurar la continuidad entre las diferentes administraciones en Washington al introducir una mayor disciplina en la política exterior estadounidense, el estudio de Nye y Keohane no dejaba lugar a dudas sobre sus resultados para Washington. «Los regímenes suelen ser favorables para EEUU porque es la principal potencia comercial y política del mundo. Si muchos regímenes no existieran, EEUU sin duda querría inventarlos, como lo hizo».(1) A principios de la década de 1980, se empezaron a publicar libros en esta línea: un simposio titulado 'International Regimes', editado por Stephen Krasner (1983); el propio tratado de Keohane, 'After Hegemonya' (1984); y una serie de artículos eruditos.

En la década siguiente, esta doctrina tranquilizadora experimentó una mutación con la publicación de un volumen titulado 'Regime Changes: Macroeconomic Policy and Financial Regulation in Europe from the 1930s to the 1990s', editado por Douglas Forsyth y Ton Notermans (estadounidense y holandés, respectivamente). Mantuvo, pero agudizó la idea de un régimen internacional, especificando la variante que prevalecía antes de la guerra, basada en el patrón oro; luego, el orden forjado en Bretton Woods, que lo sucedió después de la guerra; y, finalmente, detallando la desaparición de este sucesor en los años 1970.(2)

domingo, 20 de abril de 2025

Por qué el capitalismo no puede salvar el planeta

Reseña de The Price Is Wrong: Why Capitalism Won't Save the Planet, [El precio está equivocado: Por qué no puede salvar el planeta el capitalismo] (Verso, 2024), de Brett Christophers.

Randeep Ramesh, Sin Permiso

Vladimir Lenin definió una vez el comunismo como «el poder soviético más la electrificación de todo el país». Puede que sus palabras toquen la fibra sensible de los rebeldes verdes de hoy en día, que ven en la energía limpia una fuerza para el cambio transformador. Sin embargo, estos revolucionarios tienen todavía que ver su revolución. El año pasado fue el más caluroso de la historia y, muy probablemente, de los últimos cien mil años. Aunque están en auge las energías renovables, no crecen lo bastante rápido como para evitar el colapso climático.

Brett Christophers, catedrático de Geografía Económica de la Universidad de Upsala (Suecia), analiza las razones de esta situación y lo que puede hacerse al respecto. Christophers se ha dado a conocer gracias a una serie de libros que intentan sacar a la luz los sucios secretos del capitalismo, como Our Lives in Their Portfolios (Nuestras vidas en sus carteras), del año pasado [2023], sobre el sector de la gestión de activos. Su objetivo es hacer comprender a los lectores que han sido inducidos a una falsa sensación de seguridad por una doctrina económica que promete la salvación a sus adeptos. Del mismo modo, The Price is Wrong rechaza el razonamiento ortodoxo de que una mezcla de innovación tecnológica y magia de mercado bastará para salvar la Tierra.

Lo que está en juego es si los objetivos mundiales de mitigación del cambio climático pueden alcanzarse mediante esfuerzos por «ecologizar» la mayor fuente de emisiones de dióxido de carbono: la electricidad. Christophers es pesimista, pues la transición de los combustibles sucios a los verdes está actualmente lubricada por el propio capitalismo. Su escepticismo no es nuevo. Hay mucha gente de izquierdas que afirma que está en la naturaleza del capitalismo comportarse como destructor del medio ambiente, clima incluido.

domingo, 13 de abril de 2025

Conocer el imperialismo, tarea ineludible

Los afanes expansivos del conglomerado industrial, tecnológico, financiero y militar de EEUU y sus aliados, aunque Europa Occidental se sienta ninguneada, nos llevan a la guerra

Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada

La caída de los imperios dio a luz el imperialismo. Durante el siglo XX y lo que va del XXI su estructura se ha modificado. Pero su definición sigue vigente. Si nos atenemos a la primera caracterización, Gran Bretaña se estrenaba como faro de la revolución industrial. John Hobson, un liberal educado en Oxford, profesor de secundaria, especialista en literatura clásica, escritor de artículos periodísticos, utilizó por primera vez el concepto en su ensayo Estudio del Imperialismo. Publicado en 1902, tuvo nueva versión en 1905 y la última en vida del autor, en 1938. Bajo su influencia, Lenin, en 1916, redactaría su folleto El imperialismo, fase superior del capitalismo. Le cita profusamente.

Pero Hobson sería olvidado o leído dentro de la teoría marxista del imperialismo. El británico había identificado factores que Lenin consideró el armazón del imperialismo. 1) Concentración de la producción y del capital que da origen a los monopolios; 2) fusión entre el capital bancario e industrial, base del capital financiero, y una élite especulativa; 3) aumento cualitativo en la exportación de capitales frente a la exportación de mercancías; 4) formación de los monopolios y capital multinacional, y 5) luchas entre imperialismos por repartirse y controlar el mundo.

Hoy nos enfrentamos a una situación inédita. El capitalismo ha demostrado vitalidad, ser capaz de recrearse. El poder, en manos de los magnates del big data y sus trasnacionales de la inteligencia artificial, abre un proceso cuya fuerza radica en neutralizar y anular la conciencia crítica, haciéndonos creyentes de un relato incuestionable. Creemos en el libre mercado, la democracia liberal, las leyes de la oferta y demanda, la pax americana, la malignidad del socialismo, el sí se puede, el empoderamiento, el egoísmo y la competitividad. El imperialismo se refunda bajo sus premisas iniciales.

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