Ante las transformaciones estructurales del capitalismo contemporáneo, Andrea Pannone escribe que hoy es necesario redefinir el concepto de poder, superando la concepción de este como la simple capacidad de influir en las acciones de otros, típica de la economía dominante, y ampliando la perspectiva marxista. En este artículo, Pannone define el poder como la capacidad diferencial de influir en las esferas económica, política y social mediante la centralización del control sobre los recursos materiales, humanos y financieros.
Andrea Pannone, Machina Rivista
El análisis científico del poder: un vacío por llenar
En el panorama del análisis económico, el concepto de poder —entendido como la capacidad de moldear las relaciones sociales y controlar recursos— sigue siendo sorprendentemente marginal, especialmente en la economía convencional. Los paradigmas neoclásicos, centrados en el equilibrio del mercado, la eficiencia y la racionalidad individual, tienden a reducir el poder a un efecto secundario de la dinámica competitiva, descuidando su papel estructural en las asimetrías entre capital y trabajo, o entre grandes corporaciones e intereses colectivos. Si bien las escuelas heterodoxas, como la economía marxista, reconocen el poder como intrínseco a las relaciones de producción, sus análisis, si bien ricos en profundidad teórica, a menudo carecen de un enfoque sistemático que combine el rigor analítico con una clara validación empírica. Este artículo representa un primer paso hacia la construcción de un marco metodológico científico que integra el poder como categoría central en el estudio de la dinámica de la economía contemporánea, desde la financiarización hasta la centralización del capital y la formación de formidables oligarquías transnacionales.
La visión dominante del poder
Como ha señalado Giulio Palermo (2007, 2014, 2016), uno de los pocos economistas que ha explorado recientemente el tema, en la economía convencional, el "poder" se define como la capacidad de "alguien" de influir en las acciones de "otros". Desde esta perspectiva, el poder se reduce a la dimensión interpersonal: en el mercado, donde, por ejemplo, algunos vendedores imponen a los compradores las condiciones de acceso a los bienes a través de los precios, y en la empresa, donde capitalistas y trabajadores, lejos de ser considerados entidades sociales, son vistos simplemente como individuos dotados de diferentes cualidades innatas que se expresan en el entorno laboral, estableciendo una relación jerárquica. La existencia de una relación de poder, concebida de esta manera, queda totalmente descartada en un mercado competitivo en equilibrio walrasiano, es decir, en un mercado donde la oferta se iguala perfectamente a la demanda. De hecho, según el primer teorema del bienestar (Arrow y Debreu, 1954), sabemos que esta condición de equilibrio permite una asignación de recursos Pareto-eficiente (óptima en el sentido de Pareto). Una optimalidad de Pareto implica que no es posible mejorar el bienestar (utilidad) de un individuo sin empeorar el bienestar de los demás. Por lo tanto, en esta configuración de mercado, nadie puede tener "poder" sobre otro, en consonancia con la definición de este concepto. La existencia de una asimetría de poder (es decir, el hecho de que "alguien tenga poder sobre otro") depende necesariamente de la introducción de una serie de imperfecciones en el modelo de competencia perfecta, que se presenta como un "estado de naturaleza", carente de cualquier explicación histórica. El análisis se centra exclusivamente en la dimensión del intercambio (la circulación de bienes), sin intentar explicar cómo surgieron estas imperfecciones con el tiempo. Según algunos autores, estas imperfecciones —y, por lo tanto, la propia cuestión del poder— podrían, en teoría, eliminarse definitivamente (o al menos reducirse considerablemente) mediante la adopción de tecnologías digitales como la inteligencia artificial o la cadena de bloques (blockchain), gracias a su potencial capacidad para eliminar las restricciones de información que dificultan la eficiencia asignativa de los mercados 1.