La cuestión de la complicidad occidental, o más bien la participación con entusiasmo integral, en el genocidio cometido por “Israel” en Gaza siguió siendo un gran misterio que desconcertó y torturó a la gente durante meses, luego comenzó a desvanecerse y se produjo una normalización entre la opinión pública y el genocidio.
Mazen Al-Najjar, Al Mayadeen
El genocidio de la entidad sionista en la Franja de Gaza ya lleva 15 meses y sigue en curso. Un genocidio dirigido a los civiles, con más de tres mil masacres, que ha dejado más de 150 mil víctimas entre mártires, desaparecidos y heridos.
"Israel" transformó los hospitales gazatíes en fosas comunes para su personal y sus pacientes; arrestó a miles de personas y mató a algunos bajo tortura; destruyó casas, escuelas, infraestructuras y pozos de agua, bombardeó cientos de centros de refugio, incendió las tiendas de los desplazados con sus ocupantes y profanó las tumbas.
Sin embargo, el presidente estadounidense, Joe Biden, su administración y el Occidente colectivo siguen negando la realidad de este genocidio en curso y continúan sin condenar el asesinato diario de civiles, incluidos niños, mujeres y ancianos, lo cual pone en evidencia su aceptación total de la exterminación como un medio realista y razonable para la sostenibilidad y expansión de la entidad sionista.
Es momento de que la gente se detenga a reflexionar: ¿por qué sucede esto? Cuando algo se repite más veces de lo normal, cuando algo ocurre una y otra vez, o durante un largo período, se convierte en solo otra parte de la realidad, no importa cuán horrible parezca al principio.
El escritor israelí especializado en estudios coloniales, Alon Mizrahi, menciona como excusa el relato histórico profundo y la trampa psicológica detrás de la mentalidad de esclavitud hacia "Israel" en Occidente.