Mostrando las entradas con la etiqueta Zelensky. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Zelensky. Mostrar todas las entradas

lunes, 20 de enero de 2025

Ucrania y el legado de Biden


Nahia Sanzo, Slavyangrad

En sus últimas horas al frente de la administración estadounidense, Joe Biden, su equipo y sus aliados mediáticos continúan realizando un enorme esfuerzo para resaltar sus éxitos, jactarse de sus proezas y, en algunos casos, limpiar su imagen. Tanto Biden como Blinken tratan, por ejemplo, de añadir a la columna de éxitos de su gestión el alto el fuego pactado en Gaza y que debe comenzar el domingo. La exaltación de la paz, inexistente en estos momentos en los que las tropas israelíes aprovechan las últimas horas para intensificar sus bombardeos y a unos días de que se retorne a una situación de ausencia de guerra, pero no de conflicto, destrucción y miseria, tiene mucho de relato y apenas soporta preguntas básicas. Israel ha aceptado en esta ocasión el mismo acuerdo que Hamas ya aceptó el pasado mayo y que, en aquel momento, la Casa Blanca presentó como una propuesta propia pero con la colaboración israelí. La administración Biden, que ha insistido repetidamente en que trabajaba “sin descanso” para lograr un alto el fuego que liberara a los rehenes israelíes -el bienestar de la población palestina de Gaza siempre ha sido secundario y no ha habido especial preocupación por los rehenes palestinos encarcelados sin cargos pero en condiciones draconianas en prisiones israelíes- ha tardado siete meses en lograr que Israel aceptara una propuesta en la que supuestamente había participado.

Denostada incluso por una parte de su población, la política estadounidense hacia Israel y Palestina se ha vinculado tan férreamente a la postura israelí que los intentos de Biden y Blinken de presentar a su actuación como constructiva son cada vez más difíciles de creer. No es de extrañar así que el aún presidente de Estados Unidos quiera centrarse en enaltecer su política en relación con el otro gran conflicto bélico de estos años, la guerra de Ucrania, en la que sigue existiendo una mayoría en Estados Unidos que considera que su país se ha colocado en el lado correcto de la historia y defiende la continuación del suministro militar para minar las capacidades de un enemigo histórico como Rusia. La escasa oposición que ha existido a la participación indirecta de Estados Unidos en la guerra, que se limita a cuestiones de coste económico y no a posturas favorables a Rusia, permite tratar el conflicto con una frivolidad que, ante las imágenes de muerte y destrucción masiva, es imposible en el caso de Oriente Medio.

viernes, 10 de enero de 2025

Objetivos, jerarquías y prioridades


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Desde su llegada al poder en 2019, Zelensky y su equipo, procedente del mundo de la comunicación, interpretación y espectáculo, ha hecho de la relaciones públicas uno de sus pilares más sólidos. El equipo de campaña convenció a una parte importante de la sociedad, especialmente en las zonas rusoparlantes de Ucrania, de que el nuevo presidente moderaría la retórica nacionalista, buscaría un compromiso con Rusia para poner fin a la guerra de Donbass y limitaría los efectos de las leyes patrióticas que pretendían apartar progresivamente la lengua rusa del ámbito público. Sin ningún interés por avanzar en esa dirección, la política de Zelensky ha sido siempre continuista de su predecesor e incluso endureció la aplicación de leyes como la del uso de la lengua mucho antes de la invasión rusa. Las semanas anteriores al ataque ruso, Zelensky fue capaz de convencer a su población de que no iba a producirse ninguna guerra. Como admitió meses después, esa mentira piadosa era necesaria para evitar un éxodo que destruyera la economía y facilitara el avance ruso sobre ciudades abandonadas. Ese año, convenció con facilidad a la delegación rusa de que negociaba de buena fe y se había alcanzado un acuerdo en Estambul. Ahora, el presidente no necesita dirigirse a su propia población o al enemigo ruso, sino a los aliados. “Repuestas significativas a preguntas difíciles. La visión ucraniana de la paz justa, que es importante que conozcan todos los países aliados”, escribía ayer la cuenta oficial del presidente en las redes sociales con un mensaje que deja claro que la negociación más importante no es con Rusia sino con los amigos de Ucrania.

“No respeto ni al líder ruso ni al pueblo ruso. Y no quiero dar a Putin una oportunidad para que vuelva a declarar que todos somos el mismo pueblo y hablamos la misma lengua”, afirmó Zelensky en su entrevista con el podcaster tecnológico e ingeniero del MIT Lex Fridman, que había solicitado realizar la entrevista en ruso, lengua materna de ambos. Pese a las evidentes ventajas de comunicación con el entrevistador, nacido en la República Socialista Soviética de Tajikistán y descendiente de judíos de la región de Járkov, la entrevista se realizó en ucraniano, con traducción simultánea, y en inglés. La labor de Zelensky es ahora alabar a Donald Trump, atraer su atención y hacer suya la causa ucraniana. De ahí que haya trabajado para aparecer en Fox News, reunirse con Donald Trump en cada ocasión de la que ha dispuesto y ha realizado una entrevista de tres horas de duración con Fridman, conocido publicista vinculado al sector tecnológico de Estados Unidos y en cuyo programa ha entrevistado, por ejemplo, a la actual mano derecha del presidente electo, Elon Musk, en estos momentos posiblemente la persona más influyente en el círculo trumpista.

martes, 7 de enero de 2025

Guerra de infantería


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Desde que, de forma prácticamente conjunta aunque presentado como dos fuentes independientes, los servicios secretos de la República de Corea y Ucrania desvelaran el futuro despliegue de tropas de la República Popular de Corea en Rusia en vistas a su participación en la guerra, no han escaseado en la prensa occidental los tópicos orientalistas de tinte racista sobre la población norcoreana. Se ha dicho de esas tropas que carecían completamente de humanidad, que habían perdido la razón a causa de disponer por primera vez de acceso a internet y más concretamente a contenido pornográfico, que eran enviados en ataques de hordas humanas en los que acababan masacrados por las tropas ucranianas o que las dificultades del idioma hacía que asesinaran a sus compañeros rusos en lugar de a los oponentes ucranianos. Antes incluso de que se constatara su llegada a Rusia, la prensa ucraniana se jactaba ya de las numerosas deserciones de norcoreanos que se habían entregado a Ucrania y desde entonces no ha dejado de relatar grandes cantidades de muertes de esos soldados, carne de cañón de ataques de mareas humanas sin sentido en los que están siendo utilizados por sus aliados de Moscú. Mención aparte merecen las palabras de Volodymyr Zelensky, del que, como jefe de Estado, cabría esperarse un discurso algo más serio. Rusia había tratado de esconder a las tropas norcoreanas, alegaba Zelensky, y ahora está haciéndolo también con sus muertes. Las caras de los soldados norcoreanos son quemadas, continuaba con su macabro relato el presidente ucraniano, para que no pudieran ser reconocidas. Esta semana, Ucrania ha reactivado el aparato capaz de medir la moral a distancia y ha proclamado la bajísima moral de las tropas norcoreanas.

sábado, 4 de enero de 2025

Minsk, la manipulación de un proceso en el que no creyó nadie


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Este miércoles, tras el comunicado de Gazprom en el que la compañía rusa anunciaba que, privado de “las capacidades técnicas y legales para el suministro de gas a través de Ucrania” había detenido el tránsito, la prensa se llenó de titulares que anunciaban que Rusia interrumpe el tránsito de gas a Europa. “Gazprom detiene los flujos de gas a Europa a través de Ucrania y tensa al mercado energético”, escribía por la mañana Europa Press con un titular representativo de la tendencia de los medios de comunicación occidentales durante las primeras horas del miércoles. Pese a los intentos de los países más afectados, fundamentalmente Eslovaquia y Hungría -Moldavia ha optado por aprovecharse de que las consecuencias serán especialmente duras para Transnistria y ha aceptado sin más que carecerá del gas más barato al que tenía acceso y que no siempre pagaba-, Ucrania decidió hace mucho tiempo que era preferible privar a Rusia de los ingresos procedentes de la venta de gas que preservar los que percibía por el paso a través de su sistema de tránsito. El acuerdo era inviable y es representativo del cambio que se ha producido en la situación en Ucrania, Europa y el mundo en general en los últimos cinco años. En esos cambios existe una constante, la manipulación de los hechos en busca del beneficio propio, un aspecto que no se limita a dar una versión parcial sobre qué ha ocurrido con el tránsito de gas, sino que se puede aplicar también a aspectos políticos igualmente relevantes.

La prórroga de cinco años del acuerdo entre las compañías gasísticas de Ucrania y Rusia -Naftogaz y Gazprom- se firmó tras el acuerdo alcanzado por Volodymyr Zelensky y Vladimir Putin en la reunión del Formato Normandía celebrada bajo la mediación de Emmanuel Macron y Ángela Merkel en París el 9 de diciembre de 2019. Esa renovación del contrato entre las dos compañías ha garantizado el tránsito de gas ruso a la Unión Europea, y por lo tanto ingresos por las ventas para Rusia y por el uso de sus instalaciones para Ucrania, incluso a pesar de la guerra y fue el principal resultado de aquella cumbre teóricamente organizada para reafirmar la voluntad de las partes de lograr un acuerdo para poner fin a la guerra de Donbass. Zelensky había sido elegido presidente meses antes con una arrolladora victoria sobre Petro Poroshenko y se había abierto así, o eso esperaban Moscú y Berlín, una posibilidad para avanzar hacia la implementación de los acuerdos firmados en 2015. La cumbre de París terminó con una rueda de prensa de los cuatro jefes de Estado o de Gobierno, el anuncio del acuerdo del gas, un pacto para un gran intercambio de prisioneros y la reafirmación pública del compromiso de los cuatro países con los acuerdos de Minsk.

jueves, 26 de diciembre de 2024

La eterna disputa por el tránsito de gas en Ucrania


Nahia Sanzo, Slavyangrad

El aislamiento internacional de Rusia es una de las bases del régimen de sanciones impuesto por Occidente tras la invasión rusa y es habitual que Kiev exija periódicamente su endurecimiento. La guerra relámpago económica que la Unión Europea y Estados Unidos creían estar librando con su paquete inicial, que debía destruir la economía rusa a base de aislarla del resto desconectando al país más grande del mundo del sistema internacional de pago SWIFT no funcionó y le han seguido otros quince paquetes similares, siempre con la esperanza de que esta vez logre su objetivo. El tiempo transcurrido, la ineficacia de las medidas a la hora de impedir que Rusia pueda continuar luchando y los daños colaterales que implican para algunos de los países han causado escepticismo y rechazo en algunos actores de la Unión Europea, que han amenazado con vetar futuras sanciones. Pese a haber sido la economía más perjudicada, Alemania no se encuentra en la lista de países que busquen evitar ampliar el régimen de sanciones ni relajar las restricciones al sector más importante, el de la energía. Encabezan el frente partidario de cambiar de rumbo en las relaciones UE-Rusia Hungría y Eslovaquia, dos vecinos de Ucrania que han provocado recientemente la furia de Kiev.

Entendiendo cada gesto de distensión como deslealtad, el Gobierno ucraniano condenó activamente la llamada telefónica realizada por Olaf Scholz en su tímido intento por hacer del intento de conseguir la paz un argumento para su futura campaña electoral. Zelensky ha sido tan duro con Alemania y especialmente con su presidente -por su lentitud a la hora de sumarse al suministro de armamento letal, reticencias a enviar tanques Leopard y negativa rotunda a suministrar misiles Taurus- que incluso el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha pedido educadamente al presidente ucraniano esta semana que cese en sus críticas a Olaf Scholz, recordando que Alemania es el segundo proveedor militar de Ucrania solo por detrás de Estados Unidos.

jueves, 12 de diciembre de 2024

Los dos objetivos de Zelensky


Nahia Sanzo, Slavyangrad

El interregnum de menos de 80 días entre la celebración de las elecciones en Estados Unidos y la toma de posesión de la nueva administración siempre ha sido visto como una oportunidad. Ese sería el momento en el que el presidente saliente, consciente de que no iba a repetir mandato, dispondría de la libertad para tomar decisiones radicales sin peligro de perder votos. Ucrania esperaba dos cosas de este tiempo intermedio entre Biden y quien fuera a sucederle: que se levantara el veto al uso de misiles occidentales contra objetivos en la Federación Rusa y lograr del actual presidente la invitación de adhesión a la OTAN. Las reticencias y dilaciones que habían impedido, pese a la dura labor de grupo de presión realizada por Keir Starmer y Emmanuel Macron, que Joe Biden diera la autorización fue historia una vez pasadas las elecciones. Sin un anuncio previo, fue la prensa estadounidense la que anticipó la noticia apenas unas horas antes de que Ucrania utilizara sus primeros ATACMS contra el territorio de la región de Briansk. Poco después, llegó la autorización británica y francesa para utilizar también sus Storm Shadow y Scalp. Los dos meses de Biden como pato cojo comenzaban exactamente tal y como deseaba Ucrania.

Un proxy exigente, Kiev no se conformó con ese permiso, por el que llevaba meses suplicando, y nada más publicarse la noticia se lamentó de la filtración al restar efecto sorpresa al primer bombardeo para centrarse en su segundo objetivo: la OTAN. Aunque la narrativa ucraniana siempre ha tratado de enfatizar la cuestión de la adhesión a la Unión Europea, era evidente que el objetivo real de la Ucrania nacida en Maidan era la adhesión a la Alianza Atlántica. En su periodo final antes de entregar el poder a Volodymyr Zelensky, Petro Poroshenko introdujo esa voluntad euroatlántica en la Constitución de Ucrania, confirmando que Kiev ponía al mismo nivel la adhesión a la UE, para la que había una elevada proporción de acuerdo en los territorios bajo su control, y la OTAN, para la que, pese a haber aumentado a base de presentar la guerra de Donbass como invasión rusa, el apoyo no era tan elevado. La invasión rusa logró lo que la propaganda no había conseguido en años en términos de aumento del apoyo social a la entrada en el bloque militar occidental, aunque no sea la opinión de la población la que importa sino la de los dirigentes occidentales de los que depende la decisión. En otras palabras, Ucrania ha de convencer a los dirigentes de las grandes potencias, principalmente a Estados Unidos, no a su propia población.

miércoles, 4 de diciembre de 2024

Minsk o Estambul


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Pese a que la política ha sido relegada en estos últimos dos años a un papel secundario y la oposición que sigue siendo permitida -los partidos nacionalistas- no ha conseguido tener ninguna presencia relevante en la toma de decisiones, monopolizada por el cada vez más reducido círculo de Volodymyr Zelensky, la situación actual ha abierto la puerta al retorno de las aspiraciones de ciertos sectores que habían sido condenados al ostracismo en los últimos tiempos. Es el caso del sector más vinculado a Petro Poroshenko, uno de los aspirantes a regresar al poder en caso de que la guerra permita la celebración electoral y la posición en la que haya quedado Ucrania no sea tan favorable como para garantizar la victoria del actual presidente.

El papel del partido de Poroshenko desde su sonada derrota electoral en 2019 se ha limitado a una oposición insulsa e incapaz de plantear ningún tipo de proyecto alternativo. La invasión rusa tampoco logró dar al expresidente o a su partido un papel relevante y las apariciones de Poroshenko o Parubiy se han limitado al intento de mantener presencia mediática a base de visitas al frente y giras propagandísticas de entrega de ayuda humanitaria. Quizá la persona que ha logrado una mayor presencia en los medios, en este caso a base de declaraciones altisonantes e intento de presentar la situación como aún más grave de lo que es en realidad es el diputado Oleksiy Honcharenko, cuyo oportunismo y voluntad de explotar las peores miserias del país sigue siendo recompensado con presencia en los medios de comunicación.

martes, 3 de diciembre de 2024

La "solución" OTAN


Nahia Sanzo, Slavyangrad.es

“Gracias por estar aquí. Para nosotros es importante que no se pierda el foco en Ucrania”, afirma Volodymyr Zelensky antes de responder a la primera pregunta del periodista de Sky News que le entrevista. La necesidad de mantener el interés mediático e insistir en la importancia de la causa ucraniana para el futuro mundial implica garantizar la mayor presencia posible en la prensa occidental y soportar incluso entrevistas incómodas, como la realizada por Stuart Ramsay, que desde su apertura insiste en saber si el presidente ucraniano considera que el país se encuentra en una situación crítica. “He cubierto la guerra desde que empezó”, explica Ramsey para precisar que “estuve aquí en 2014”, un comentario al que Zelensky no responde. Ucrania no se ha decidido aún por una narrativa única sobre lo ocurrido tras el cambio irregular de Gobierno en febrero de ese año en Kiev, que derivó en la anexión rusa de Crimea y la guerra de Donbass. La idea de la invasión sin un solo disparo no es lo suficientemente épica para que Kiev se decida por el discurso de diez años de invasión, por lo que suele verse subordinada a una visión de los hechos que simplemente ignora lo ocurrido entre el golpe de estado de Maidan el 22 de febrero de 2014 y el reconocimiento ruso de la independencia de la RPD y la RPL el mismo día de 2022. En cualquiera de los casos, Crimea, y no Maidan o la actuación de Ucrania ante las protestas de una parte importante del país, es el pecado original desde el que, sin pasar por lo ocurrido en Donbass y en el largo proceso de paz, existe una línea directa hasta la invasión rusa del 24 de febrero de 2022.

Al responder a la pregunta del periodista británico sobre la situación grave que Ucrania vive en el frente apelando a la moral de las tropas, el presidente ucraniano introduce uno de los tres temas clave de la entrevista: la cuestión del personal. Visiblemente molesto por la situación y posiblemente por las presiones a las que está siendo sometido por parte de sus aliados, Zelensky trata de dar la vuelta a la pregunta para que el reproche de sus aliados se convierta en uno a sus proveedores. Desde hace varios meses, pero en los últimos días de forma mucho más explícita, Estados Unidos exige a Ucrania ampliar el reclutamiento a la población de hombres más jóvenes para paliar así la escasez de personal que está minando el esfuerzo defensivo ucraniano en Donbass. “Creo que tenemos muchos soldados y la limitación, francamente, es que tenemos que salvar el máximo número de vidas posible”, afirmó Zelensky utilizando el habitual argumento de su propaganda, que contrasta con la práctica de luchar por cada localidad hasta que la batalla está perdida y posteriormente anunciar la retirada para preservar las vidas de los soldados.

lunes, 2 de diciembre de 2024

Los líderes ucranianos debaten la continuación de la Guerra contra Rusia y los planes para transformar el país en una colonia occidental

El legislador ucraniano Oleksandr Dubinsky señala que el fin del poder de Zelensky significa el comienzo de una auditoría de la ayuda militar estadounidense, lo cual representa una amenaza para la reputación de los «demócratas».

Dmitri Kovalevich, Al Mayadeen

Tras la victoria electoral de Donald Trump el 5 de noviembre, las autoridades y los medios de comunicación ucranianos están visiblemente preocupados por un posible cambio de política en Washington. Durante las recientes elecciones presidenciales y al Congreso, los medios de comunicación estadounidenses próximos al Partido Demócrata estaban llenos de historias de miedo según las cuales Trump y el Partido Republicano, en caso de ser elegidos, obligarían a Ucrania a negociar y hacer concesiones a la Federación Rusa.

El régimen gobernante de Kiev, que no ha sido elegido, depende totalmente de las potencias occidentales en materia de armamento para proseguir la guerra contra Rusia y de préstamos e inversiones para mantener su economía a flote. Para el régimen, un alto el fuego probablemente provocaría reducciones de la ayuda militar y económica no sólo de Estados Unidos, sino también de la Unión Europea, Japón, Corea del Sur (394 millones de dólares para 2024) y otros satélites de Estados Unidos. También significa que las relaciones públicas deberán celebrar elecciones presidenciales y legislativas y levantar algunas de sus duras restricciones, incluida la prohibición vigente de que los hombres viajen al extranjero.

domingo, 1 de diciembre de 2024

Ucrania, Trump y Zelensky:
el Plan que no existe


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Han pasado tres semanas desde que Donald Trump ganó las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Durante este tiempo, los principales medios de comunicación occidentales han publicado diariamente al menos un artículo en profundidad, a veces varios, especulando sobre cómo planea el futuro presidente estadounidense poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania. En particular, estos materiales exploran qué condiciones podrían aceptar Washington, Kiev y Moscú, qué compromisos son inaceptables y cuestiones relacionadas”, escribe esta semana RBC-Ukraine que, como el resto de medios de comunicación, think-tanks y gobiernos europeos trata de comprender cuáles pueden ser los planes de Donald Trump para Ucrania.

Es evidente en la retórica y en la actuación de Bruselas, los miembros de la OTAN y el Gobierno ucraniano que, desde el momento en el que comenzó a hablarse con más frecuencia de las dudas sobre si Joe Biden estaría en condiciones de liderar la Casa Blanca cuatro años más, se ha producido una preparación ante la posibilidad del retorno de Donald Trump, que se consumará el 20 de enero tras la contundente victoria electoral del 5 de noviembre. La absoluta dependencia de Ucrania del suministro militar y el apoyo político y económico de Washington hace que el cambio haya sido aún más visible en el caso del discurso ucraniano. Para no ser considerado un obstáculo a la paz, el equipo de Zelensky ha modificado ligeramente la narrativa ucraniana para resaltar la voluntad de paz y de justicia, siempre desde un punto de que lejos de parecerse al pacifismo, se centra en la idea de la paz por medio de la fuerza que Donald Trump utiliza como la base de su política exterior. Sin embargo, tanto la adaptación que está realizando el Gobierno de Ucrania como la que a marchas forzadas llevan a cabo los países europeos se produce prácticamente en el vacío ante la incertidumbre de qué ocurrirá a partir de enero. La campaña electoral no es momento propicio para hacer grandes anuncios de planes políticos y en Estados Unidos la política exterior es un plato secundario, por lo que incluso en esta ocasión, cuando las dos guerras activas tanto en Ucrania como en Oriente Medio han tenido cierta presencia, ningún periodista ha conseguido sacar de Donald Trump más que palabras vacías, vagas ideas y una dosis importante de desconocimiento del conflicto.

jueves, 28 de noviembre de 2024

El trumpismo, la OTAN y la guerra de Ucrania


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Hace dos años, el general Mark A. Milley, entonces principal asesor militar del presidente Biden, sugirió que ni Rusia ni Ucrania podían ganar la guerra. Una solución negociada, argumentó, era el único camino hacia la paz. Sus comentarios causaron furor entre los altos funcionarios. Pero la victoria del presidente electo Donald J. Trump está haciendo realidad la predicción del general Milley”, escribía The New York Times en un artículo publicado la semana pasada y que forma parte de la creciente línea de argumentación de quienes temen que la llegada de la nueva administración Republicana suponga dejar abandonada a su suerte a Ucrania. Estos artículos, presentes en todos los grandes medios estadounidenses y europeos, toman de forma literal el deseo de Trump de conseguir el final de la guerra y su desinterés por la situación en Ucrania. A ello han contribuido también las palabras de JD Vance que, desde su desconocimiento del conflicto, ha propuesto un plan que solo puede satisfacer a Rusia, o la exaltada respuesta de Donald Trump Jr. tras la confirmación del permiso estadounidense para utilizar misiles occidentales contra objetivos en el territorio de la Rusia continental. En ocasiones, think-tankers y expertos añaden también el desdén de Trump a la OTAN o su voluntad de no rescatar en caso de ataque ruso a aquellos países miembros que no cumplieran con la inversión mínima que exige la Alianza.

Como ahora, quienes quisieron hacer oposición a Donald Trump analizaron su retórica a partir del uso literal de sus palabras. La lógica de ese punto de vista era defender que Trump deseaba desmantelar la OTAN, pese a que era evidente que su objetivo era simplemente lograr que los países europeos aumentaran muy por encima de lo que deseaban sus inversiones en defensa. En otras palabras, el presidente estadounidense no deseaba que Alemania u otros países europeos fueran invadidos por las tropas rusas, sino que pagaran la cuenta de la OTAN, elevando el gasto militar y rompiendo con el acuerdo tácito de la posguerra mundial, que implicaba que los países europeos podrían financiar su estado de bienestar al dejar la cuestión de la seguridad en manos de Estados Unidos. Esa es la ruptura real que supuso Trump y no la de la OTAN.

lunes, 25 de noviembre de 2024

La cuestión nuclear


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“En su nuevo libro, «Guerra», el famoso reportero del Watergate informa de que el presidente ruso estaba considerando seriamente la posibilidad de utilizar armas nucleares para evitar grandes pérdidas en el campo de batalla”, escribía el pasado octubre Le Monde sobre la publicación del nuevo libro de Bob Woodward. “Según el libro, los servicios de inteligencia estadounidenses apuntaban a un 50% de posibilidades de que Putin utilizara armas nucleares tácticas si las fuerzas ucranianas dejaban aisladas a 30.000 soldados rusos en la ciudad meridional de Jersón. Unos meses antes, en el extremo noreste del país, las tropas ucranianas habían sorprendido a los rusos al reconquistar Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, y se disponían a liberar Jersón, situada estratégicamente en el río Dniéper, no lejos del Mar Negro”, añadía el artículo dando claras muestras de profunda incomprensión del conflicto y su evolución.

Antes de que comenzara la operación para recuperar los territorios en la margen derecha del Dniéper, donde se encuentran la capital regional de Jersón, Ucrania no recapturó la ciudad de Járkov, cuyo control no perdió en ningún momento, sino Izium, Kupiansk o Balakleya, ciudades en la parte de la región de Járkov que sí habían estado bajo control ruso. Tampoco la posición supuestamente estratégica de Jersón era lo más importante a la hora de recuperar la ciudad, sino la dificultad de defenderla con el río a sus espaldas y tras haber sido destruidos los puentes que unían las dos orillas.

sábado, 23 de noviembre de 2024

Las advertencias de Rusia a EEUU


Nahia Sanzo, Slavyangrad

En esta guerra en la que la escaladas siempre son reactivas, el último -o quizá penúltimo- paso de Joe Biden ha causado ya consecuencias. La noticia del levantamiento del veto de Washington al uso de misiles occidentales contra el territorio de la Rusia continental no llegó en boca de la Casa Blanca, sino por medio de una filtración mediática que molestó notablemente al Gobierno de Kiev. Como afirmó Zelensky, lo importante no son las palabras, sino los actos y los misiles deben “hablar por sí mismos”. Lo han hecho a lo largo de esta semana, primero los ATACMS en Briansk y posteriormente los Storm Shadow en Kursk. Ambas armas habían sido ya utilizadas en esta guerra, aunque siempre en territorio que, según sus fronteras internacionalmente reconocidas, forma parte de Ucrania. Es el caso, por ejemplo, de Crimea, lugar en el que han tratado de minar el control ruso a base de atacar los centros de mando y bases militares, obligando a Rusia a reorganizar la presencia de sus tropas y especialmente de todo aquello relacionado con la flota, principal objetivo de uno de los aliados más importantes de Kiev, el Reino Unido.

La medida se ha justificado de dos maneras: la defensa de las tropas ucranianas en Kursk, en la que se ha destacado hasta la saciedad el papel de las 10.000 tropas norcoreanas que supuestamente se disponen a luchar en esa región rusa, y la necesidad de dar a Ucrania la posibilidad de mejorar su posición en la negociación. Desde el lado ucraniano, siempre se ha entendido la prohibición de atacar territorio ruso con las armas occidentales como una forma de luchar con las manos atadas a la espalda, una percepción que no es excesivamente diferente a la que manifestó Michael Waltz, futuro Asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, que horas antes de las elecciones afirmaba en una aparición en NPR que era preciso “quitar las esposas de las armas de largo alcance” a Ucrania. Pese a las quejas de varios miembros del equipo de Trump, que han condenado la medida de Biden por provocadora, al menos una parte del círculo de política exterior del presidente electo también pretendía utilizar la cuestión de los misiles como herramienta de presión para ablandar la posición negociadora de Moscú. Es posible que sea la sorpresa y no la medida en sí la que más haya molestado.

lunes, 18 de noviembre de 2024

La «amenaza de Trump»


Nahia Hanzo, Slavyangrad

“Trump amenaza con ser bueno para Ucrania”, sentencia en su titular Político, un medio muy cercano a la administración Demócrata y que ha apoyado la postura occidental de defensa a ultranza y suministro militar a Ucrania desde 2022. Aunque aún no se han anunciado todos los nombres de quienes gestionarán la aplicación de la idea de America First en su versión de política exterior, el medio cita a un alto oficial ucraniano que confirma que Kiev está “alentada por el hecho de que hay halcones entre ellos”. Entre ellos se encuentran Marco Rubio, que no se desmarcó de la idea de aumentar el volumen de asistencia militar hasta que aspiró a un puesto en el gabinete de Trump, o Michael Waltz, previsible Asesor de Seguridad Nacional, que horas antes de la jornada electoral calificó a Rusia de “gasolinera con armas nucleares” y apeló a “quitar las esposas” a Ucrania en la cuestión del uso de armamento occidental en territorio ruso.

El artículo de Político es representativo del momento actual por los cambios que se han producido a raíz de la coyuntura política internacional y, sobre todo, debido al desequilibrio de fuerzas patente en el frente. Aunque el apoyo a Joe Biden y Kamala Harris había sido tan explícito como la visita de campaña de Zelensky y el gobernador Shapiro (Demócrata) de Pensilvania a una de las fábricas que producen la munición que posteriormente se envía a Ucrania, acto que causó la ira de Donald Trump, Ucrania realizó rápidamente un giro de guion para posicionarse como fieles seguidores de la idea de paz a través de la fuerza que Zelensky ya había incluido estratégicamente en su discurso. La lógica que trasciende de las declaraciones anónimas que oficiales ucranianos están realizando de forma coordinada e interesada a los medios estadounidenses es la de la ruptura de un statu quo que no resultaba satisfactorio para Kiev, por lo que el cambio puede suponer un punto de inflexión hacia una situación más favorable.

martes, 29 de octubre de 2024

Siete países se oponen a la entrada de Ucrania en la OTAN


Andrea Puccio, L' Anti Diplomatico

Al menos siete países se oponen a la membresía de Ucrania en la OTAN, lo que convierte en un espejismo el sueño de Zelensky de ver a su país entre los miembros de la Alianza Atlántica. Entre los siete países que se oponen al ingreso de Ucrania en la Alianza Atlántica se encuentran EEUU y Alemania, informó Politico, citando a cuatro diplomáticos y funcionarios familiarizados con el asunto.

Según EEUU y otras fuentes relacionadas con la OTAN, Berlín y Washington encabezan el grupo de miembros de la alianza que se oponen a la invitación de Ucrania a unirse al grupo militar en el corto plazo.

Durante su reunión del pasado viernes en Berlín con Biden, el canciller alemán, Olaf Scholz, afirmó que si bien su país seguirá apoyando a Ucrania «lo más vigorosamente posible», también quiere garantizar que la alianza no forme parte del conflicto entre Kiev y Moscú. «Nos estamos asegurando de que la OTAN no se convierta en parte de la guerra, para que no conduzca a una catástrofe mucho mayor», afirmó.

martes, 5 de abril de 2022

Zelensky rechazó propuesta de seguridad alemana antes de la invasión rusa

El plan de Berlín pedía que Ucrania renunciara a ser miembro de la OTAN y aceptara la neutralidad. Zelensky rechazó la propuesta porque quería entrar a la OTAN
Kyle Anzalone, AntiWar.com

El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky rechazó una propuesta del canciller alemán Olaf Scholz pocos días antes de la invasión rusa. La oferta del 19 de febrero pedía a Kiev que renunciara a sus aspiraciones de la OTAN y declarara la neutralidad.

En ese momento, Zelensky rechazó el plan de seguridad diciendo que no se podía confiar en el presidente ruso, Vladimir Putin, para mantener el acuerdo. Según el plan de Berlín, Putin y el presidente estadounidense Joe Biden firmarían el acuerdo y garantizarían conjuntamente la seguridad de Ucrania.

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin