Una mirada no convencional al modelo económico neoliberal, las fallas del mercado y la geopolítica de la globalización
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viernes, 30 de mayo de 2025
Trump o la encarnación de la incertidumbre
Raúl Zibechi, LaJornada
La conducta de Trump es una puesta en escena de la incertidumbre”, sostuvo el historiador Emmanuel Todd en su conferencia en la Academia de Ciencias de Rusia, el 23 de abril en Moscú (https://goo.su/C0ilz). El título de su conferencia fue “Antropología y realismo estratégico en las relaciones internacionales” y aborda cuestiones que ya mencionó en su libro La derrota de Occidente, mientras analiza otras como el gobierno de Donald Trump, que no aparecían en su obra.
Voy a desgranar algunas ideas que nos pueden interesar a los movimientos anticapitalistas, centradas en las consecuencias de la inevitable caída del imperio. Para ilustrar la profundidad de esa caída, Todd sostiene que no estamos simplemente ante el fracaso económico y militar de Estados Unidos, sino ante algo mayor que define como “una dislocación de las creencias que han organizado la vida social occidental durante varias décadas”. No tiene dudas de que estamos ante el comienzo de una caída de Estados Unidos, pero indica que “debemos estar preparados para ver cosas mucho más dramáticas”.
Para no reincidir en cuestiones ya comentadas que vienen en su último libro, me centraré en lo que Todd denomina “la revolución de Trump”. Como toda revolución, contiene una violencia extraordinaria que se manifiesta, internamente, en “una lucha contra las universidades, contra la teoría de género, contra la cultura científica, contra la política de inclusión de los negros en las clases medias estadunidenses, contra el libre comercio y contra la inmigración”.
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jueves, 29 de mayo de 2025
Una tormenta en Occidente: el paradigma intelectual liberal está roto
Héctor es engañado para entrar en combate y muere bajo las murallas de Troya. Trump bien podría entender la moraleja de la historia de La Ilíada.
Alastair Crooke, Strategic Culture
El año pasado, en San Petersburgo, me pregunté: ¿Saldrá Occidente de su guerra cultural como un socio potencial más receptivo? ¿O se desintegrará y recurrirá a la belicosidad para intentar mantener la paz?
Bueno, eso era entonces. La «contrarrevolución» está ahora en marcha bajo la forma de la «tormenta» de Trump. Y Occidente ya se ha desmoronado : el Proyecto Trump está poniendo patas arriba a Estados Unidos, y en Europa hay crisis, desesperación y una furia por derrocar a Trump y a «toda su obra».
¿Es esto entonces «todo»? ¿La rebelión anticipada contra la imposición cultural «progresista»?
No. Este no es el alcance de los sigilosos y estruendosos cambios que se están produciendo en Estados Unidos. Estos están provocando cambios políticos mucho más complejos. No será un simple duelo entre republicanos y demócratas. Porque aún queda otro golpe por dar, más allá de la revolución MAGA.
La verdadera acción en Estados Unidos no se desarrolla en seminarios en Brookings ni en artículos de opinión del New York Times . Sucede entre bastidores, fuera de la vista; fuera del alcance de la alta sociedad y, en su mayoría, fuera de guion. Estados Unidos está experimentando una transformación más parecida a la que sufrió Roma en la época de Augusto.
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miércoles, 28 de mayo de 2025
Ucrania: ¿La Paz imposible?
A la luz de las posiciones irreconciliables de Kiev y Moscú, del maximalismo europeo y de la escasa incisividad de Trump, la perspectiva de una resolución de la guerra en Ucrania parece alejarse
Roberto Iannuzzi, Intelligence for the People
Las conversaciones de Estambul del 16 de mayo, las primeras entre Rusia y Ucrania en tres años pusieron de manifiesto todos los obstáculos para alcanzar un acuerdo de paz entre Moscú y Kiev. Estos obstáculos se confirmaron en la conversación telefónica entre el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo ruso Vladimir Putin tres días después.
No obstante, la reunión de Estambul supuso un paso adelante, si se tiene en cuenta que hace solo tres meses el Gobierno ucraniano rechazaba incluso la idea de un diálogo con el Kremlin, por considerarlo ilegal, y exigía la retirada rusa de todos los territorios de Ucrania como condición previa para cualquier negociación. Pero el desarrollo de las conversaciones siguió siendo incierto hasta el último momento y tenso durante su breve duración (menos de dos horas).
Como lamentó el diplomático ruso Rodion Miroshnik, la delegación ucraniana estaba compuesta en su mayor parte por miembros del ejército y los servicios de inteligencia, lo que confirma que solo había acudido a Estambul para negociar los detalles de un posible alto el fuego. Había muy pocos diplomáticos y figuras políticas capaces de discutir los elementos de una paz duradera. Pero hasta el último momento, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky había pedido la aplicación de un alto el fuego de treinta días como condición previa para el inicio de las negociaciones. Trump reiteró esta petición en su posterior conversación telefónica con Putin, aunque en este caso se limitó esencialmente a actuar como portavoz de Kiev y sus aliados europeos.
Sin embargo, esta es una condición que Moscú siempre ha rechazado, considerándola un pretexto de Kiev para reorganizarse militarmente, movilizar nuevos efectivos y rearmarse. Por otra parte, los países occidentales aliados de Ucrania tampoco han aceptado nunca la petición rusa de cesar los suministros militares a Kiev como condición para un alto el fuego.
martes, 27 de mayo de 2025
La Unión Europea paga por fin el precio de sus prácticas comerciales desleales
…la Unión Europea, a pesar de ser uno de los bloques económicos más ricos del mundo, ha suprimido sistemáticamente la demanda interna mediante políticas de austeridad, contención fiscal y compresión salarial.
Thomas Fazi, Un Herd
El viernes, Donald Trump anunció un asombroso arancel del 50% sobre los productos de la Unión Europea, que entrará en vigor el 1 de junio de 2025, a menos que la UE acepte concesiones comerciales significativas. Esta escalada desde un arancel previamente reducido del 20% (ahora del 10% hasta el 8 de julio) ha desatado una tormenta de reacciones, desde el rechazo diplomático hasta la agitación de los mercados.
La propuesta arancelaria de Trump se dirige a los 550.000 millones de dólares anuales de exportaciones de la UE a EEUU. Alegando barreras comerciales “injustas” y una balanza comercial desequilibrada, Trump pretende forzar las negociaciones. El anuncio sigue una pauta de retórica comercial agresiva, que recuerda a la de su primer mandato, en el que a menudo se proponían aranceles, pero a veces se suavizaban tras las reacciones en contra. La UE, un aliado fundamental de EEUU y el mayor bloque comercial del mundo, se enfrenta ahora a un momento crucial para sortear este ultimátum económico.
Los líderes de la UE respondieron con mesurada moderación, señalando su deseo de evitar una guerra comercial en toda regla mientras se preparan para las represalias. Maros Sefcovic, Comisario de Comercio y Seguridad Económica de la UE, subrayó el compromiso con un “acuerdo basado en el respeto, no en las amenazas”. El primer ministro irlandés, Micheál Martin, calificó la amenaza arancelaria de “enormemente decepcionante”, argumentando que socava una relación comercial vital y la estabilidad económica mundial. El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Johann Wadephul, se hizo eco de ello, advirtiendo de que tales aranceles perjudicarían a ambas economías e instando a la UE a preservar el acceso al mercado.
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viernes, 23 de mayo de 2025
Repensar las relaciones entre Estados Unidos y China tras el naufragio de los aranceles
Tenemos suerte de que China siga aceptando nuestra moneda y, sin embargo, nuestro Secretario del Tesoro piensa que estar en la miseria nos da “ventaja”. Un hombre así no debería ser Secretario del Tesoro. Ha demostrado repetidamente que no tiene ni la más remota idea de cómo funciona la economía o de qué políticas ayudarán a avanzar los intereses estadounidenses
Mike Whitney, The Unz Review
Cuando el presidente Donald Trump impuso sus aranceles arrolladores el 2 de abril, tenía dos objetivos principales:
- Reducir los déficits comerciales
- Devolver el empleo y la fabricación a Estados Unidos
La administración Trump también utilizó los aranceles para aislar a China ofreciendo incentivos a las naciones que acordaron reducir su comercio con Pekín.
En resumen, los aranceles fueron el arma principal en una guerra comercial contra un competidor de igual a igual que ha superado a EEUU en casi todos los ámbitos de la producción industrial y tecnológica.
Afortunadamente, el plan de Trump fracasó y se vio obligado a suavizar los aranceles sin lograr ninguno de sus objetivos principales.
La razón por la que decimos “afortunadamente” es porque la política de aranceles nunca sirvió a los intereses del pueblo estadounidense. Muy al contrario, los estadounidenses se ven perjudicados por unas políticas unilaterales que ignoran las normas del comercio internacional y perturban innecesariamente las cadenas de suministro.
Lo único que consiguen es subir los precios, reducir el empleo y frenar el crecimiento. Además, manipular los aranceles con la intención de destruir a un rival viola una serie de normas de la OMC ampliamente aceptadas que protegen los intereses de todos.
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miércoles, 21 de mayo de 2025
Diplomacia a distancia
Nahia Sanzo, Slavyangrad
Absolutamente marcado por el anuncio de Donald Trump de su conversación con Vladimir Putin y Volodymyr Zelensky, el fin de semana, al igual que el día de ayer, transcurrió bajo la lógica de la presión de los países europeos y Ucrania a Estados Unidos en busca de más presión contra Rusia. Con un guion preparado mucho antes de la reunión de Estambul y que ignora completamente la voluntad de Moscú a negociar un alto el fuego -un escenario inaceptable, ya que las capitales europeas exigen una aceptación incondicional de los cambiantes e inviables términos de Ucrania-, el establishment político europeo se ha centrado en comunicarse con Donald Trump y su equipo para conseguir ganarse su confianza. El domingo, un sonriente y apacible Volodymyr Zelensky, cuya imagen contrastaba con el presiente enfurruñado y agresivo que sufrió la humillación del Despacho Oval, se reunió con JD Vance, segundo protagonista de aquella gresca, para escenificar la unidad entre los dos países. Tanto Ucrania como sus socios continentales han comprendido a la perfección que la opinión del presidente estadounidense es maleable y que, como solía decirse del último Romanov, Nicolás II, su opinión parece determinada por la última persona con la que había tratado un tema concreto. Esos súbitos cambios de opinión, de lo que Ucrania quiere aprovecharse para convencer al líder de la Casa Blanca de que la ausencia de Putin fue un rechazo de facto a la negociación, son el motivo del duro trabajo de grupo de presión realizado el fin de semana, con llamadas de todos los líderes europeos de importancia y halagos más allá de lo creíble.
Tras su reunión del domingo con Zelensky, el vicepresidente Vance, considerado junto a Donald Trump Jr. exponente de la parte del equipo de Trump menos favorable a Ucrania, ofrecía buenas palabras sobre el presidente de Ucrania e insistía en la necesidad de lograr el final de esta sangrienta guerra. Antes, Vance había criticado a Rusia afirmando que “exige demasiado”. Las supuestas condiciones rusas para lograr el final de la guerra, publicadas por varios medios estadounidenses, posiciones de partida que Rusia es consciente de que no puede obtener por la vía de la diplomacia, incluyen aspectos territoriales y también de seguridad. En su propuesta de máximos -equivalente a la que exige Ucrania con la rendición unilateral rusa que planteaba Zelensky con su Fórmula de Paz y Plan de Victoria– implicaría la aceptación de la neutralidad, prohibición de presencia militar extranjera y el reconocimiento de la soberanía rusa de los cuatro territorios ucranianos anexionados en 2022 y Crimea, que se adhirió a Rusia en 2014.
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sábado, 17 de mayo de 2025
Israel hacia la "Rendición de cuentas"
Si la ofensiva final (que comenzará tras la salida de Trump del Medio Oriente) no logra su objetivo (“la derrota y destrucción completas de Hamás”), su credibilidad se derrumbará y, sin un apoyo en Washington, se encontrará, precisamente, como cualquier Zelensky, un líder impotente pero inamovible.
Enrico Tomaselli, Enrico Substack
Mientras Trump inicia su viaje a Oriente Medio, totalmente centrado en reforzar las relaciones con los países árabes amigos (con los que intercambia promesas de acuerdos colosales [1]), ignorando descaradamente a Israel y a Netanyahu, la situación en la región parece estar dando un giro decididamente poco grata para el invitado del Knesset.
Aunque el enviado estadounidense Witkoff reitera que Estados Unidos e Israel están más unidos que nunca, y desde Tel Aviv se envía una vez más una delegación negociadora a Doha, parece cada vez más evidente que la brecha entre ambos países es ahora una grieta que se agranda día a día.
- Trump simplemente ha comenzado a tratar a Netanyahu como a cualquier otro Zelensky, tomando iniciativas en todos los ámbitos —y a todos los niveles— sin consultarle, ni siquiera informándole.
- Ha iniciado negociaciones con Irán, en unos términos muy poco gratos para Israel, que en realidad habría querido iniciar una guerra contra Teherán.
- Se ha desvinculado de la (fracasada) confrontación con Yemen, dejando al Estado judío completamente expuesto en ese frente.
- Sigue ejerciendo presión para lograr un alto el fuego en Gaza, calificado de callejón sin salida [2], coincidiendo en ello con lo que ha argumentado el jefe del Estado Mayor de las FDI, Halevi.
En muy poco tiempo, incluso ha conseguido traer de vuelta al prisionero israelí-estadounidense Edan Alexander [3], negociando directamente con Hamás, lo que demuestra que la negociación es la única vía para liberar a los últimos prisioneros de la resistencia palestina.
En resumen, dada la renuencia de Israel a adaptarse a la línea estratégica estadounidense, o incluso a enfrentarse a ella, simplemente ha decidido ignorar a Israel y actuar con total autonomía.
lunes, 14 de abril de 2025
Trump sepulta los mitos del libre comercio y de la globalización
Raphael Machado, Jornal Puro Sangue
Cuando afirmamos el año pasado que la elección de Trump sería más disruptiva para la hegemonía global liberal, los emocionados nos acusaron de “trumpistas”, “neocons” y más una torrente de improperios.
Pero continuamente, las decisiones trumpistas en política interna confirman nuestra evaluación. De hecho, hoy diría que Trump está siendo más disruptivo de lo que podría haber imaginado en 2024.
Recuerdo aquí, por cierto, que cuando se anunció el cierre de la USAID, los miembros de la “izquierda emotiva” (que simplemente no puede aceptar que Trump era una opción más disruptiva que Biden) vinieron corriendo a decir, en tonos divinatorios, que los recursos de la USAID serían, simplemente, reubicados.
No. Esta semana realmente se confirmó el cierre de la USAID y que el dinero volvería al presupuesto, sin ninguna previsión específica de seguir aplicando el mismo dinero de la misma manera a través de otros programas y organismos. Es claro que los EEUU seguirán proyectando su influencia alrededor del mundo, siempre lo han hecho. Pero uno de los principales brazos de esa proyección se ha cerrado y el presupuesto para ese tipo de actividad ha disminuido significativamente. Ahora, la iniciativa privada será aún más relevante en este campo.
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Trump inventó el 'engaño de los aranceles' para 'desvincularse' de China
Mike Whitney, The Unz Review
El derroche arancelario de Trump nunca tuvo que ver con déficits comerciales, reindustrialización ni con el regreso de empleos a Estados Unidos. Siempre tuvo que ver con China . Ahora que Trump ha flexibilizado o eliminado los aranceles a otros 90 países, podemos ver qué está pasando realmente. Trump está usando la "cortina de humo arancelaria" para implementar su política de desacoplamiento, una estrategia diseñada para aislar, cercar y, finalmente, aplastar a la República Popular China. Ese es el motivo que impulsa la política. Los aranceles fueron solo un medio para un fin. Esto es de CNN :
El presidente Donald Trump anunció una pausa total de tres meses en todos los aranceles “recíprocos” que entraron en vigor a medianoche, con excepción de China, un sorprendente cambio de postura por parte de un presidente que había insistido en que los aranceles históricamente altos habían llegado para quedarse.¿La "falta de respeto" de China? ¿Entonces, Trump está estableciendo la política comercial estadounidense basándose en sentimientos heridos?
Sin embargo , se mantendrán los enormes aranceles sobre China, la segunda economía más grande del mundo. De hecho, Trump anunció que se incrementarán del 104% al 125 % después de que China anunciara aranceles adicionales como represalia contra Estados Unidos el miércoles. Todos los demás países que estaban sujetos a aranceles recíprocos el miércoles verán sus tasas reducidas al 10%, afirmó.
“Debido a la falta de respeto que China ha mostrado hacia los mercados mundiales, por la presente aumento el arancel que Estados Unidos le impone a China al 125%, con efecto inmediato”, declaró Trump en su publicación en redes sociales. “En algún momento, ojalá en un futuro próximo, China se dará cuenta de que estafar a Estados Unidos y a otros países ya no es sostenible ni aceptable”, escribió. Trump anuncia una pausa de 90 días en los aranceles recíprocos, con excepción de China ( CNN).
Esa no es una explicación creíble. Algo más está sucediendo aquí.
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sábado, 12 de abril de 2025
El mejor amigo
Nahia Sanzo, Slavyangrad
Coherente en su incoherencia, la reunión en la que Donald Trump recibió al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, fue un ejemplo de su visión transaccional tanto de la guerra de Ucrania como de su intento de limpieza étnica de Gaza con la emigración voluntaria de un millón y medio de personas cuyas vidas no cuentan en absoluto para el presidente de Estados Unidos. “Ya saben lo que pienso de la franja de Gaza, creo que es una pieza increíble de importantes bienes inmuebles”, afirmó Trump, que no esconde que el interés empresarial es para él la cuestión clave. No es la primera ocasión en la que un miembro del clan Trump se manifiesta en ese sentido. El propio presidente publicó hace unas semanas un vídeo creado por la inteligencia artificial en el que presentaba su Riviera Francesa en el Mediterráneo oriental, donde la población árabe quedaba limitada al espectáculo y él podía tomarse una copa en la piscina del hotel Trump junto a Netanyahu. Antes, también su yerno Jared Kushner, pareja de Ivanka Trump, había mostrado su interés por adquirir propiedades en la primera línea de playa de Gaza.
“Si se traslada a los palestinos a diferentes países, y hay muchos países dispuestos a hacerlo, y se crea una zona de libertad, una zona libre”, afirmó Trump sin necesidad de aclarar que el significado de esa última expresión es zona libre de población palestina. “No entiendo por qué Israel la cedió. Israel era su dueño. Se apropiaron de propiedades frente al mar”, insistió Trump en su flagrante revisionismo histórico en el que no hace falta esconder el deseo de hacer desaparecer lo que Israel ha dejado de sus viviendas y sus vidas a un millón y medio de personas. Gaza nació como la franja que ahora conocemos tras la Nakba de 1948, cuando se concentró ahí una enorme población que había sido expulsada de sus localidades y de sus viviendas ante el avance sionista, cuya intención fue siempre lograr “la mayor cantidad posible de territorio, con la menor cantidad posible de árabes”. En 2005, por decisión de Ariel Sharon ante lo insostenible de los asentamientos ilegales en Gaza, Israel se retiró de la zona de ocupaba para pasar a sitiar el territorio, en el que desde entonces ha controlado la entrada y salida de personas, el suministro eléctrico, el acceso de la ayuda humanitaria e incluso la carga comercial, por lo que pese a haber abandonado los asentamientos, sigue siendo considerada la potencia ocupante de la misma manera que lo es en Cisjordania, donde mantiene sus localidades construidas infringiendo la legalidad internacional y, en ocasiones, incluso la israelí. La situación no es nueva sino que se ha perpetuado durante las últimas casi ocho décadas, en las que Estados Unidos ha sido el principal valedor de la ocupación e impunidad israelí.
Coherente en su incoherencia, la reunión en la que Donald Trump recibió al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, fue un ejemplo de su visión transaccional tanto de la guerra de Ucrania como de su intento de limpieza étnica de Gaza con la emigración voluntaria de un millón y medio de personas cuyas vidas no cuentan en absoluto para el presidente de Estados Unidos. “Ya saben lo que pienso de la franja de Gaza, creo que es una pieza increíble de importantes bienes inmuebles”, afirmó Trump, que no esconde que el interés empresarial es para él la cuestión clave. No es la primera ocasión en la que un miembro del clan Trump se manifiesta en ese sentido. El propio presidente publicó hace unas semanas un vídeo creado por la inteligencia artificial en el que presentaba su Riviera Francesa en el Mediterráneo oriental, donde la población árabe quedaba limitada al espectáculo y él podía tomarse una copa en la piscina del hotel Trump junto a Netanyahu. Antes, también su yerno Jared Kushner, pareja de Ivanka Trump, había mostrado su interés por adquirir propiedades en la primera línea de playa de Gaza.
“Si se traslada a los palestinos a diferentes países, y hay muchos países dispuestos a hacerlo, y se crea una zona de libertad, una zona libre”, afirmó Trump sin necesidad de aclarar que el significado de esa última expresión es zona libre de población palestina. “No entiendo por qué Israel la cedió. Israel era su dueño. Se apropiaron de propiedades frente al mar”, insistió Trump en su flagrante revisionismo histórico en el que no hace falta esconder el deseo de hacer desaparecer lo que Israel ha dejado de sus viviendas y sus vidas a un millón y medio de personas. Gaza nació como la franja que ahora conocemos tras la Nakba de 1948, cuando se concentró ahí una enorme población que había sido expulsada de sus localidades y de sus viviendas ante el avance sionista, cuya intención fue siempre lograr “la mayor cantidad posible de territorio, con la menor cantidad posible de árabes”. En 2005, por decisión de Ariel Sharon ante lo insostenible de los asentamientos ilegales en Gaza, Israel se retiró de la zona de ocupaba para pasar a sitiar el territorio, en el que desde entonces ha controlado la entrada y salida de personas, el suministro eléctrico, el acceso de la ayuda humanitaria e incluso la carga comercial, por lo que pese a haber abandonado los asentamientos, sigue siendo considerada la potencia ocupante de la misma manera que lo es en Cisjordania, donde mantiene sus localidades construidas infringiendo la legalidad internacional y, en ocasiones, incluso la israelí. La situación no es nueva sino que se ha perpetuado durante las últimas casi ocho décadas, en las que Estados Unidos ha sido el principal valedor de la ocupación e impunidad israelí.
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Trump ha amenazado a Irán con un ultimátum que tal vez no pueda cumplirse
Lo que se entiende ahora es que «ya no estamos jugando al ajedrez». Ya no hay reglas.
Alastair Crooke, Strategic Culture
¿El ultimátum de Trump a Irán? El coronel Doug Macgregor compara el ultimátum de Trump a Irán con el que Austria-Hungría entregó a Serbia en 1914: una oferta, en resumen, que «no podía ser rechazada». Serbia aceptó nueve de las diez demandas. Pero rechazó una, y Austria-Hungría declaró inmediatamente la guerra.
El 4 de febrero, poco después de su toma de posesión, el presidente Trump firmó un Memorando Presidencial de Seguridad Nacional (NSPM,); es decir, una directiva legalmente vinculante que exige a las agencias gubernamentales llevar a cabo las acciones especificadas con precisión.
Las exigencias son que se le niegue a Irán un arma nuclear; se le nieguen misiles intercontinentales y se le nieguen también otras capacidades de armas asimétricas y convencionales. Todas estas exigencias van más allá del TNP y del PAIC existente. Con este fin, la NSPM ordena que se imponga la máxima presión económica; que el Tesoro de EE. UU. actúe para reducir a cero las exportaciones de petróleo de Irán; que EE. UU. trabaje para activar la reversión de las sanciones del JCPOA; y que se neutralice la «influencia maligna de Irán en el extranjero», es decir, sus «representantes».
La reimposición de sanciones de la ONU expira en octubre, por lo que queda poco tiempo para cumplir los requisitos de procedimiento para la reimposición. Todo esto sugiere por qué Trump y los funcionarios israelíes dan la primavera como fecha límite para un acuerdo negociado.
El ultimátum de Trump a Irán parece estar llevando a Estados Unidos por un camino en el que la guerra es el único resultado, como ocurrió en 1914, un resultado que finalmente desencadenó la Primera Guerra Mundial.
¿Podría ser esto solo fanfarronería de Trump?
domingo, 6 de abril de 2025
«Al imperialismo no se le puede confiar ni tantito así»
Esta emblemática frase del Che Guevara mantiene su plena vigencia incluso seis décadas después
Eduardo Vasco, Strategic Culture
Esta emblemática frase del Che Guevara mantiene su plena vigencia incluso seis décadas después. Cada día que pasa, más personas en todo el mundo se dan cuenta de que están siendo engañadas por el canto de sirena de las potencias imperialistas, especialmente Estados Unidos.
Lo que Donald Trump está haciendo con los ucranianos es un claro ejemplo de cómo funciona el imperialismo. Según el Wall Street Journal, el acuerdo sobre minerales exigiría que Ucrania entregue el control de sus recursos naturales e infraestructura a cambio de la ayuda militar proporcionada por el Pentágono, con efectos retroactivos.
Kiev tendría, así, que ceder el control de su economía a Estados Unidos como pago por la ayuda militar recibida, de acuerdo con el informe filtrado al periódico estadounidense. El plan, aún en discusión, crearía un fondo de inversión bilateral que daría prioridad a empresas estadounidenses en proyectos estratégicos ucranianos.
El acuerdo en negociación prevé la creación de un “Fondo de Reconstrucción e Inversión EEUU-Ucrania”, registrado en Delaware, que tendría derecho de preferencia sobre todos los proyectos futuros y existentes relacionados con recursos naturales (metales, petróleo, gas y minerales críticos) e infraestructura (puertos, oleoductos, gasoductos y otras obras estratégicas).
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viernes, 4 de abril de 2025
Las absurdas políticas comerciales de Trump empobrecerán a los estadounidenses y dañarán al mundo
Jeffrey Sachs, Common Dreams
El presidente estadounidense, Donald Trump, está destrozando el sistema de comercio mundial por una falacia económica básica. Afirma erróneamente que el déficit comercial de Estados Unidos se debe a que el resto del mundo estafa a Estados Unidos, afirmando repetidamente cosas como: «Durante décadas, nos han estafado como ningún otro país en la historia…».
Trump pretende cerrar el déficit comercial imponiendo aranceles, lo que obstaculizaría las importaciones y restablecería la balanza comercial (o induciría a otros países a dejar de estafar a Estados Unidos). Sin embargo, los aranceles de Trump no cerrarán el déficit comercial, sino que empobrecerán a los estadounidenses y perjudicarán al resto del mundo.
El déficit comercial de un país (o, más precisamente, su déficit en cuenta corriente) no indica prácticas comerciales desleales por parte de los países con superávit. Indica algo completamente distinto. Un déficit en cuenta corriente significa que el país deficitario gasta más de lo que produce. Es decir, ahorra menos de lo que invierte.
El déficit comercial de Estados Unidos refleja el despilfarro de la clase dominante corporativa estadounidense, más específicamente, el resultado de déficits presupuestarios crónicamente elevados derivados de recortes de impuestos a los ricos, combinados con billones de dólares desperdiciados en guerras inútiles. Los déficits no son la perfidia de Canadá, México y otros países que venden más a Estados Unidos de lo que Estados Unidos les vende.
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viernes, 21 de marzo de 2025
Negociación a varias bandas
Nahia Sanzo, Slavyangrad
“El presidente Donald Trump parece mucho más dispuesto a llegar a un acuerdo de paz en Ucrania que el presidente ruso Vladimir Putin. Esa es la conclusión obvia de la llamada de dos horas del martes entre los dos líderes”, escribía ayer en The Washington Post uno de los columnistas estrella del medio, David Ignatius. “No creo una sola palabra de lo que Trump y Putin dicen sobe Ucrania”, titulaba en The New York Times Thomas Friedman, que en septiembre de 2023, en un viaje de 72 horas en las que no salió de Kiev, comprendió todo lo que necesitaba saber del país y del conflicto. “Ucrania es un país que cambiará las reglas del juego para Occidente, para bien o para mal, dependiendo del resultado de la guerra. Su integración algún día en la Unión Europea y en la OTAN constituiría un cambio de poder que podría rivalizar con la caída del Muro de Berlín y la unificación alemana”, escribió entonces el articulista sin ninguna noción de la hipérbole.
Tres años después del inicio de una guerra cuya causa fundamental es una reliquia de la Guerra Fría, la OTAN, que perdió su razón de ser con la desaparición de la Unión Soviética, los abusos de la historia para justificar la postura actual siguen estando a la orden del día. “Como escribía recientemente Monica Duffy Toft, profesora de política internacional en la Universidad de Tufts, en Foreign Affairs, «el panorama geopolítico actual se parece especialmente al del final de la Segunda Guerra Mundial» porque «las principales potencias están intentando negociar un nuevo orden mundial principalmente entre ellas, de forma muy parecida a como lo hicieron los líderes aliados cuando redibujaron el mapa del mundo» en Yalta”, afirmaba ayer The New York Times, sin caer en la cuenta de que el mundo unipolar del momento actual, el rearme de unas potencias europeas contra otras y la guerra en una zona periférica del continente se asemeja más a los años que derivaron en la Primera Guerra Mundial que al contexto político, geopolítico o militar tras la Segunda.
Una intensa lluvia caerá, desde el Oeste hasta el Este
En esta coyuntura incandescente, lo que importa es lo que no se dice.
Pepe Escobar. Strategic Culture
Empecemos con esa llamada telefónica. La lectura del Kremlin es bastante sobria, pero revela algunas pepitas. Todavía no hay un acuerdo completo entre Moscú y Washington. Ni mucho menos: estamos en la fase inicial y tentativa de hablar y hablar sobre varios expedientes interconectados.
El presidente Putin no reveló absolutamente nada. La pausa acordada en los ataques a la infraestructura energética —no energía y, en cursiva, infraestructura— se traduce en que Putin impone un alto a los peligrosos ataques ucranianos a la central nuclear de Zaporizhzhia.
Puede que esto se pierda entre toda la histeria occidental; pero hay dos condiciones absolutas expresadas por Moscú para que cualquier cosa en este acertijo comience a cumplir con la realidad objetiva —y no se desarrolle como un desastre narrativo de un reality show:
- “El acuerdo en Ucrania debe tener en cuenta la necesidad incondicional de eliminar las causas fundamentales de la crisis, los intereses legítimos de seguridad de Rusia”.
- “La condición clave para evitar la escalada del conflicto debe ser el cese total de la ayuda militar extranjera y el suministro de información de inteligencia a Kiev”.
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jueves, 20 de marzo de 2025
Sobre las negociaciones de Putin y Trump
Aleksandr Dugin, Geopolitika
Las conversaciones telefónicas de ayer entre Trump y Putin son un acontecimiento muy importante. Los líderes de las dos grandes potencias discutieron muchos problemas entre ellos. Creo que no se trató solo de Ucrania, sino también de la arquitectura futura del mundo, sobre el orden de las grandes potencias que se está creando ante nuestros ojos y que no tiene nada que ver con el mundo liberal unipolar del globalismo o el orden mundial que fue impuesto a toda la humanidad por la anterior administración estadounidense y cuyos restos aún vemos en la Unión Europea.
En esta conversación Putin y Trump establecieron los lineamientos para la formación de una nueva arquitectura de las relaciones internacionales. Por supuesto, el diálogo continuará, pero lo más importante es que existe, que nuestros líderes están hablando entre sí, intercambiando puntos de vista para resolver ciertos problemas. Por lo tanto, el hecho mismo de esta conversación es difícil de valorar; de hecho, ya se ha convertido en un punto de inflexión en la historia reciente y el inicio del desescalamiento.
Sí, Trump sigue en guerra con Rusia, pero esta no es su guerra, él no la empezó y quiere acabarla cuanto antes. Otra cosa es que no sepa cómo hacerlo y tampoco entienda qué es Ucrania para nosotros. Al parecer, tiene una visión bastante simplista de las herramientas y las formas en que se puede poner fin a este conflicto. Pero, al mismo tiempo, tiene la firme voluntad de poner fin a esta guerra. Quiere detenerla o simplemente hacerla a un lado, dejándosela a los ucranianos y la Unión Europea.
miércoles, 19 de marzo de 2025
El Kremlin comenta la conversación entre Putin y Trump: puntos clave
El presidente ruso y su homólogo estadounidense han mantenido este martes una llamada telefónica de más de dos horas durante la cual discutieron el conflicto ucraniano y la normalización de las relaciones bilaterales.
Sputnik
El Kremlin comentó la conversación telefónica entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y su par estadounidense, Donald Trump, que duró más de dos horas.
«Los dirigentes han realizado un intercambio de puntos de vista detallado y franco sobre la situación en Ucrania. Vladímir Putin expresó su gratitud a Donald Trump por su empeño en promover el noble objetivo de poner fin a las hostilidades y a las pérdidas humanas», reza el comunicado.
Durante la conversación, el presidente ruso dijo estar «dispuesto a trabajar junto con sus socios estadounidenses en un examen exhaustivo de las posibles vías de una solución, que debería ser global, sostenible y a largo plazo» y debe tener en cuenta los legítimos intereses de seguridad de Rusia y la «necesidad incondicional de eliminar las causas profundas de la crisis».
Iniciativa de alto el fuego
Además, los presidentes discutieron la posibilidad de un alto el fuego de 30 días entre Rusia y Ucrania. «En el contexto de la iniciativa del presidente de EEUU de introducir un alto el fuego de 30 días, la parte rusa ha señalado una serie de puntos esenciales relativos al control efectivo de un posible alto el fuego a lo largo de toda la línea de contacto, la necesidad de detener la movilización forzosa en Ucrania y el rearme de las Fuerzas Armadas ucranianas», comunicó el Kremlin.
En este contexto, la parte rusa expresó su preocupación por «los graves riesgos asociados a la falta de compromiso por parte del régimen de Kiev, que ya ha saboteado y violado repetidamente los acuerdos alcanzados».
martes, 18 de marzo de 2025
Líneas rojas de la negociación
Nahia Sanzo, Slavyangrad
A la espera si la conversación telefónica que mantendrán hoy Donald Trump y Vladimir Putin resultará en algún tipo de anuncio importante como el presidente de Estados Unidos parece esperar, los medios siguen tratando de determinar cuál es la posición negociadora de las partes y, sobre todo, cuáles son las verdaderas líneas rojas de Kiev y Moscú entre las que puede discurrir la negociación. El domingo, Marco Rubio habló de un “plan A y plan B”, en realidad una fase A y fase B, un alto el fuego inicial y una posterior negociación, una postura más cercana a la posición rusa que a la ucraniana o europea. Sorprendentemente teniendo en cuenta el autoritarismo de Donald Trump y que es Estados Unidos quien tiene en su mano cartas con las que presionar seriamente a Kiev y a Moscú, la postura de Washington es más favorable a la negociación, frente a la inflexible postura de la Unión Europea y el Reino Unido, que esperan que Moscú reciba una oferta de alto el fuego o de paz en la que no tenga voz más que para aceptar.
Las declaraciones de esos últimos meses de Marco Rubio, Mike Waltz o Steve Witkoff, que siguen realizando intervenciones mediáticas en las que se les exige anunciar cuáles serán las concesiones que exigirán a Moscú, muestran que el objetivo del entorno de Trump es conseguir para Ucrania el máximo posible, pero sin arriesgarse a una situación de enfrentamiento directo con la Federación Rusa, algo que comparten con la administración Biden, y renunciando a la guerra eterna a la que los países europeos parecían dispuestos hasta la pasada semana, cuando rápidamente comprendieron las bondades de un alto el fuego de 30 días que Rusia tenía que aceptar sin preguntas. Con ciertas dificultades para esquivar las preguntas de qué se va a exigir a Moscú teniendo en cuenta que ha quedado claro que Estados Unidos espera que Ucrania renuncie temporalmente a parte de sus territorios, Steve Witkoff mencionó tres temas. “Hay regiones en las que todos sabemos que los rusos están centrados. Hay un reactor nuclear que suministra bastante electricidad al país de Ucrania. Hay que ocuparse de eso. Está el acceso a los puertos. Está el potencial acuerdo del Mar Negro”, afirmó.
Putin desenmascara la farsa teatral del alto el fuego
Putin nunca sacrificará las demandas de “indivisibilidad de la seguridad” que Rusia planteó a Washington en diciembre de 2021 y que no recibió respuesta alguna.
Pepe Escobar, Strategic Culture
El “alto el fuego” anunciado con su característica grandilocuencia por el equipo de Trump 2.0 debería verse como un kabuki de mal gusto dentro de una matrioska barata.
A medida que vamos quitando las máscaras sucesivas, la última que queda en el interior de la matrioska es una pequeña bailarina travesti despierta: una Minsk 3 disfrazada de drag.
Ahora es el momento de un nuevo “alto el fuego”: el presidente Putin, solo en uniforme por segunda vez desde el inicio de la SMO, muy serio, visita la línea del frente en Kursk.
Finalmente, la clave para la verdadera operación de desprendimiento: la conferencia de prensa de Putin después de su reunión con Lukashenko en Moscú.
¿Alto el fuego? Por supuesto. Lo apoyamos. Y luego, metódica y diplomáticamente, el presidente ruso, con un estilo Caravaggio, aplicó un claroscuro total a cada detalle geopolítico y militar de la estrategia estadounidense. Una deconstrucción artística y consumada.
Resultado final: la pelota vuelve a estar en manos de Donald Trump. Dicho sea de paso, el líder del Imperio del Caos, en proceso de renovación, no tiene la última palabra.
domingo, 16 de marzo de 2025
Kursk, la historia y la teoría de la conspiración
Nahia Sanzo, Slavyangrad
La conversación telefónica mantenida el mes pasado por Vladimir Putin y Donald Trump y la inmediata histeria provocada en el establishment europeo, temeroso de quedar fuera del círculo de toma de decisiones sobre una guerra que hace tres años consideraron existencial y que tratan de mantener activa hasta que Ucrania pueda dictar los términos de su resolución, causaron todo tipo de analogías, generalmente burdas y sin la mayor validez, sobre la situación actual y la traición de Múnich en 1938, donde los poderes occidentales sacrificaron a Checoslovaquia frente al fascismo en busca de una paz que no iba a llegar. Dialogar con la Federación Rusa era visto como el paso previo para aceptar una resolución de la guerra impuesta desde Moscú. La reacción fue inmediata, especialmente porque los países europeos vieron, por primera vez desde que lo hiciera Charles De Gaulle, que quizá Estados Unidos no acudiría al rescate de sus aliados europeos en el -más que improbable- caso de ser atacada.
El plan ReArm Europe, la movilización masiva de fondos y créditos para aumentar el gasto en defensa alegando la urgencia de una guerra que comenzó hace tres años es la principal conclusión, aunque no la única. El viernes, los medios informaban de la propuesta de Kaja Kallas de hasta 40.000 millones de euros para “reforzar el envío de material militar a Ucrania”. El objetivo busca mantener el nivel de asistencia militar de la UE a Ucrania por la vía de la creación de un fondo voluntario para que países comunitarios y extracomunitarios pudieran sumarse a la inversión, evitando así los posibles vetos de países potencialmente díscolos como Hungría o Eslovaquia. El debate sobre el aumento de la aportación militar a Ucrania se produce, no solo cuando se ha reanudado ya el flujo de material e inteligencia estadounidense a Ucrania, sino cuando se habla de la posibilidad de un alto el fuego que dé lugar a una negociación para buscar una salida diplomática y poner fin a un conflicto que se ha cobrado cientos de miles de víctimas, ha destrozado partes importantes de territorios ucranianos y rusos y ha provocado una escalada política que amenaza con crear un polvorín europeo en el que incluso la paz no signifique el final de la amenaza de choque entre potencias continentales.
Publicado por
mamvas
en
4:41 p.m.
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