Las negociaciones en Ucrania y las sobre la cuestión nuclear iraní son parte de una batalla más amplia para redefinir el equilibrio mundial. Moscú y Teherán son plenamente conscientes de lo que está en juego.
Roberto Iannuzzi, Sinistra in Rete
En medio de constantes giros y vueltas, negaciones, declaraciones contradictorias, acusaciones y contraacusaciones, finalmente han surgido las líneas generales del plan de paz que la administración Trump está ofreciendo a Kiev y Moscú.
Mientras tanto, el enviado especial del presidente estadounidense, Steve Witkoff, además de jugar un papel importante en las negociaciones con Rusia, está involucrado en otra negociación crucial e incierta con Irán.
No es exagerado decir que una parte importante del equilibrio mundial y la paz en dos regiones estratégicas como Europa y Oriente Medio dependen del resultado de las dos mesas de negociaciones.
También existe un vínculo entre ambos juegos diplomáticos, aunque se jueguen en tableros de ajedrez diferentes.
Ambas son parte del intento (desesperado) de Washington por preservar un papel hegemónico, aunque disminuido en comparación con el de la pasada era unipolar estadounidense, en un mundo cada vez más claramente multipolar.
Ambigüedades e incertidumbres del plan de Trump
Queda por ver si el plan de paz estadounidense para resolver el conflicto ucraniano resulta atractivo para alguno de los contendientes. Exige concesiones dolorosas de ambas partes y ya ha sido calificado de esencialmente inaceptable por el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky.