Una mirada no convencional al modelo económico de la globalización, la geopolítica, y las fallas del mercado
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lunes, 2 de septiembre de 2024
Historia, “lecciones del pasado” y ausencia del futuro
Maciek Wisniewski, La Jornada
Entender el presente en términos del pasado es una de las maneras populares en que nos posicionamos y tomamos decisiones para actuar. Incapaces de predecir el futuro y detener el presente, el pasado se vislumbra como nuestro único punto de apoyo: una suerte de “atajo a la racionalidad”. La historia, de este modo –al menos según algunos–, provee una serie de “enseñanzas” que, propiamente absorbidas, han de disipar las dudas y estimular el cambio político.
El auge de la extrema derecha en los últimos años en general y la presidencia de Trump en particular, han sido dos momentos en que estos sentimientos se han condensado de manera particular. La idea de que el pasado contiene “lecciones” que a menudo toman forma de comparaciones históricas, prevalece en el discurso público. Esas analogías a menudo van acompañadas de terribles advertencias sobre la suerte de quienes “olvidan” o “ignoran” la historia y luego están “condenados a repetirla”, como reza el dictum atribuido a George Santayana.
viernes, 12 de abril de 2024
Qué más tiene que ocurrir en Gaza para decir ¡basta!
Seis meses después, Israel continúa arrasando a la población de Gaza con la intensificación de tácticas menos visibles, como la Inteligencia Artificial.La Marea
Las cifras son las que son: más de 33.000 personas asesinadas, entre ellas, miles de niños. Más de 76.000 personas heridas, entre ellas, miles de niños. Una de cada cuatro personas está al borde de la hambruna, entre ellas, miles de niños. Hasta el momento, nada ni nadie ha frenado la matanza, la masacre, la barbarie, la deshumanización. Nada ni nadie ha frenado lo que Sudáfrica, que inició un proceso contra Israel en La Haya y al que ahora se ha sumado Colombia, pidió que se pusiera fin: el “genocidio” de la población palestina en Gaza.
“Este nuevo informe [del Banco del Mundo y Naciones Unidas] muestra que las estimaciones de la destrucción de Gaza utilizadas en mi informe Anatomía de un genocidio eran conservadoras”, avisaba la Relatora Especial sobre la situación de los derechos humanos en el territorio palestino ocupado desde 1967, Francesca Albanese, hace unos días. “El informe expone un nivel de borrado de una sociedad que no tiene precedentes en nuestro tiempo”, proseguía.
viernes, 5 de abril de 2024
El fin del mundo: la era de la gran transición a la multipolaridad
Alexandr Dugin, Euro Synergies
Vivimos una época de gran transición. La era del mundo unipolar está llegando a su fin y la era de la multipolaridad está sobre nosotros. Los cambios en la arquitectura global del orden mundial son fundamentales. A veces los procesos se producen tan rápidamente que la opinión pública va a la zaga. Esto hace que sea aún más importante esforzarse por comprender los grandiosos acontecimientos que están sacudiendo a la humanidad.
Nadie (salvo los fanáticos) puede negar que Occidente, tras el colapso del sistema socialista y de la Unión Soviética, recibió una oportunidad única de convertirse en el único líder mundial, y que no ha cumplido esta misión. En lugar de una política mundial razonable, justa y equilibrada, Occidente se decantó por la hegemonía y el neocolonialismo, actuando en función de sus propios intereses egoístas y depredadores, aplicando un doble rasero, alimentando guerras y conflictos sangrientos, enfrentando a pueblos y religiones. Esto no es liderazgo, sino imperialismo agresivo, que perpetúa las peores tradiciones de este mismo Occidente: el principio de divide y vencerás, la colonización, esencialmente la esclavitud.
El colapso del liderazgo colectivo de Occidente se ve acompañado e intensificado por el rápido declive moral de la cultura occidental. Los valores promovidos a la fuerza y obstinadamente por Occidente (LGBT, migración incontrolada, legalización de todo tipo de perversiones, la cultura de la abolición o de la cancelación), purgas brutales y represión de todos los disidentes, la pérdida de los principios humanistas y el impulso hacia la dominación a través de la inteligencia artificial y el transhumanismo) han reducido aún más el prestigio de Occidente a los ojos de la humanidad global. Occidente ha dejado de ser el modelo universal, la autoridad suprema o el modelo a seguir.
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miércoles, 6 de marzo de 2024
Una época crucial: comienza la etapa más brutal de la crisis mundial
En este artículo, el historiador Andrei Fursov explica cómo con la era de bonanza de posguerra, los grupos dominantes comprendieron que la única forma en que podrían preservar sus privilegios y su poder sería transformando el capital en otras formas de dominación a través del desmantelamiento del capitalismo, es decir, mediante el proceso de globalización que se extiende desde los 1970s hasta el año 2050 y que implica el ataque a gran escala contra las instituciones democráticas, el debilitamiento de la esfera público-jurídica, la degeneración de la política en una combinación de sistema administrativo y de espectáculo, y el “desvanecimiento” del Estado-nación con el fortalecimiento del mercado (global) de capitales financieros. La globalización es también la guerra social de los estratos altos contra los medios e inferiores. De hecho, la globalización es en muchos sentidos el equivalente de los cercamientos ingleses de los siglos XVI-XVII, sólo que a escala mundial; los objetivos son los mismos: redistribución de la renta y la propiedad a favor del 20% de la población más rica, y la creación de nuevos ricos y nuevos pobres en un cruel juego político-económico de suma cero. Sin embargo, quizá el problema más grave desde el punto de vista del marco institucional del sistema capitalista sea el debilitamiento del Estado-nación. El Estado-nación y la clase media con sus formas económicas y sociales son las estructuras de soporte del capitalismo como sistema histórico especial. Por lo que su debilitamiento y extinción es la despedida del capitalismo. En este marco, las tres preguntas principales a las que se debe responder son 1) qué tipo de sociedad sustituye al capitalismo; 2) cuál será la proporción de factores evolutivos y revolucionarios en el transcurso del punto de inflexión; 3) a costa de quién y a favor de quién se llevará a cabo la transgresión sistémica, o quién se hará con las cartas de triunfo en el nuevo redibujado de los mapas de la Historia, como diría F. Braudel.
Andrei Fursov, Mente Alternativa
El funcionamiento normal del capitalismo requiere la existencia de zonas no capitalistas. Cada vez que se produce un descenso cíclico de los beneficios mundiales, el sistema capitalista responde expandiéndose y convirtiendo la zona exterior no capitalista en una periferia capitalista con mano de obra barata y nuevos mercados (creación forzosa de colonias y semicolonias), y así hasta la próxima vez.
La globalización pacificó el núcleo, ha eliminado el anticapitalismo sistémico y, de hecho, ha suprimido las posibilidades de lucha de las sociedades periféricas por una mejor posición en el sistema mundial, por mejores posiciones de negociación en relación con el núcleo, es decir, la globalización ha resuelto victoriosamente los problemas por los que luchó el capitalismo a lo largo del siglo XX. Sin embargo, la victoria escondía un vacío: toda adquisición es una pérdida y toda pérdida es una adquisición – habiendo resuelto problemas insolubles a medio plazo del capitalismo, la globalización creó problemas insolubles a largo plazo y, como resultado, la situación del sistema capitalista a finales del siglo XX era mucho peor que a principios de los siglos XIX-XX: el zeitnot y el zugzwang al mismo tiempo con la perspectiva de una nueva guerra – sólo que ya social, de los estratos altos contra los bajos y los medios. En realidad, esta guerra ya ha comenzado. ¿Por qué y cómo? Muy sencillo.
El funcionamiento normal del capitalismo requiere la existencia de zonas no capitalistas. Cada vez que se produce un descenso cíclico de los beneficios mundiales, el sistema capitalista responde expandiéndose y convirtiendo la zona exterior no capitalista en una periferia capitalista con mano de obra barata y nuevos mercados (creación forzosa de colonias y semicolonias), y así hasta la próxima vez.
La globalización pacificó el núcleo, ha eliminado el anticapitalismo sistémico y, de hecho, ha suprimido las posibilidades de lucha de las sociedades periféricas por una mejor posición en el sistema mundial, por mejores posiciones de negociación en relación con el núcleo, es decir, la globalización ha resuelto victoriosamente los problemas por los que luchó el capitalismo a lo largo del siglo XX. Sin embargo, la victoria escondía un vacío: toda adquisición es una pérdida y toda pérdida es una adquisición – habiendo resuelto problemas insolubles a medio plazo del capitalismo, la globalización creó problemas insolubles a largo plazo y, como resultado, la situación del sistema capitalista a finales del siglo XX era mucho peor que a principios de los siglos XIX-XX: el zeitnot y el zugzwang al mismo tiempo con la perspectiva de una nueva guerra – sólo que ya social, de los estratos altos contra los bajos y los medios. En realidad, esta guerra ya ha comenzado. ¿Por qué y cómo? Muy sencillo.
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domingo, 18 de febrero de 2024
La degeneración de las élites como signo clave de la catástrofe de Occidente
Rostislav Ishchenko, Geoestrategia
La derrota de Occidente en la confrontación global en desarrollo no estaba predeterminada desde el principio. Por el contrario, incluso entre 2010 y 2012 el equilibrio general de poder era favorable a Occidente. A principios del siglo XXI, la situación estaba claramente a su favor.
China todavía estaba plenamente centrada en la cooperación económica con Estados Unidos y la UE. Los mercados de estos países eran de fundamental importancia para la venta de productos chinos, y los préstamos y las inversiones de Occidente eran una condición fundamental para un mayor crecimiento económico de China. La facción pro occidental dentro del PCC, que creía que Beijing debería seguir integrándose a la economía mundial en términos occidentales, era fuerte y sus oponentes no tenían ninguna propuesta alternativa real. Durante varios conflictos financieros y económicos, Estados Unidos intentó aumentar el tipo de cambio del yuan frente al dólar, en la mayoría de los casos sólo mediante amenazas de sanciones (en los tiempos modernos, completamente inofensivas), y China cedió inmediatamente.
A Rusia no le fue mejor. Fue completamente expulsado de Europa Central y Oriental por la UE y la OTAN. Incluso Serbia se vio obligada a aceptar la completa subordinación de sus políticas exterior, interior y económica a Occidente. Occidente también fue el principal socio económico de Rusia. El comercio de recursos energéticos, esencial para llenar el presupuesto estatal, se cerró al mercado de la UE sin ninguna alternativa.
La derrota de Occidente en la confrontación global en desarrollo no estaba predeterminada desde el principio. Por el contrario, incluso entre 2010 y 2012 el equilibrio general de poder era favorable a Occidente. A principios del siglo XXI, la situación estaba claramente a su favor.
China todavía estaba plenamente centrada en la cooperación económica con Estados Unidos y la UE. Los mercados de estos países eran de fundamental importancia para la venta de productos chinos, y los préstamos y las inversiones de Occidente eran una condición fundamental para un mayor crecimiento económico de China. La facción pro occidental dentro del PCC, que creía que Beijing debería seguir integrándose a la economía mundial en términos occidentales, era fuerte y sus oponentes no tenían ninguna propuesta alternativa real. Durante varios conflictos financieros y económicos, Estados Unidos intentó aumentar el tipo de cambio del yuan frente al dólar, en la mayoría de los casos sólo mediante amenazas de sanciones (en los tiempos modernos, completamente inofensivas), y China cedió inmediatamente.
A Rusia no le fue mejor. Fue completamente expulsado de Europa Central y Oriental por la UE y la OTAN. Incluso Serbia se vio obligada a aceptar la completa subordinación de sus políticas exterior, interior y económica a Occidente. Occidente también fue el principal socio económico de Rusia. El comercio de recursos energéticos, esencial para llenar el presupuesto estatal, se cerró al mercado de la UE sin ninguna alternativa.
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Crisis Mundial,
Decadencia Occidental,
Guerra de Ucrania
viernes, 12 de enero de 2024
Cómo morirá la civilización occidental
Como observa el historiador Andrei Fursov, aunque el “choque de civilizaciones” de Huntington es un típico “virus conceptual” cuya principal tarea es desviar la atención de las contradicciones reales, la crisis del capitalismo tiene un poderoso aspecto civilizatorio, y además triple: la crisis de la civilización europea; la crisis de las civilizaciones no europeas, causada por el impacto del capitalismo en ellas; y la crisis de la civilización terrenal en su conjunto, debido a la naturaleza global del capitalismo. En la crisis de la civilización europea, además de la decadencia de la alta cultura y del cambio del propio material humano europeo en el siglo XX, hay que señalar sobre todo la crisis del cristianismo. Este último está casi muerto. El protestantismo, habiendo sustituido a Dios por el Libro, casi se ha convertido en neojudaísmo. El cristianismo no es inmune ni al judaísmo ni al liberalismo. La combinación de las crisis del capitalismo, de la civilización europea (y del cristianismo en ella) encuentra su expresión por excelencia en la crisis (o culminación) del “proyecto bíblico”. Por un lado, el hombre blanco alimentado, anciano, socialmente atomizado, burgués, cuasicristiano, politizado y multiculturalizado de Europa Occidental y Norteamérica, y por otro, el hombre hambriento, joven, agresivo, antiburgués, no blanco, oscuro (a menudo no sólo literalmente, sino también en sentido figurado) con fuertes valores colectivos, son el verdadero futuro “brillante” de Occidente. Esto no es sólo “el ocaso de Europa”, sino el ocaso de Europa en el agujero de la Historia sin posibilidad de salir del mismo. Si tenemos en cuenta el hecho de que los “occidentales” han olvidado cómo trabajar —han perdido su ética del trabajo— y cómo luchar —han perdido su capacidad de combate—, la perspectiva parece aún más sombría.
Andrei Fursov, Mente Alternativa
Debido a la naturaleza social del capitalismo y a su escala global, la crisis de este sistema se convierte en una especie de detonante, un fenómeno en cascada que desencadena un mecanismo de crisis que va mucho más allá no sólo del capitalismo, sino del marco sociosistémico. Ya se ha escrito bastante sobre la crisis de la sociedad moderna, las ideologías progresistas del marxismo y el liberalismo y las formas asociadas de organización de la ciencia y la educación -toda la geocultura de la Ilustración-, así como sobre la crisis de la civilización europea.
En este último caso, hay que subrayar que el capitalismo, sobre todo después del sistema-mundo europeo de los “largos años cincuenta” del siglo XIX, es decir, en 1848-1867 (exactamente entre las revoluciones europeas de 1848 y la Restauración Meiji en Japón, entre el “Manifiesto del Partido Comunista” y el primer volumen de “El Capital”), convertido en un sistema mundial con el “Occidente atlántico” como núcleo, comenzó a destruir no sólo las civilizaciones no europeas, sino también la europea, logrando resultados significativos en sólo unas décadas.
Andrei Fursov, Mente Alternativa
Debido a la naturaleza social del capitalismo y a su escala global, la crisis de este sistema se convierte en una especie de detonante, un fenómeno en cascada que desencadena un mecanismo de crisis que va mucho más allá no sólo del capitalismo, sino del marco sociosistémico. Ya se ha escrito bastante sobre la crisis de la sociedad moderna, las ideologías progresistas del marxismo y el liberalismo y las formas asociadas de organización de la ciencia y la educación -toda la geocultura de la Ilustración-, así como sobre la crisis de la civilización europea.
En este último caso, hay que subrayar que el capitalismo, sobre todo después del sistema-mundo europeo de los “largos años cincuenta” del siglo XIX, es decir, en 1848-1867 (exactamente entre las revoluciones europeas de 1848 y la Restauración Meiji en Japón, entre el “Manifiesto del Partido Comunista” y el primer volumen de “El Capital”), convertido en un sistema mundial con el “Occidente atlántico” como núcleo, comenzó a destruir no sólo las civilizaciones no europeas, sino también la europea, logrando resultados significativos en sólo unas décadas.
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viernes, 5 de enero de 2024
Ucrania y Palestina: la doble amenaza a la hegemonía estadounidense
El resultado de los conflictos liderados por Estados Unidos en Ucrania y Medio Oriente tendrá un profundo impacto en el orden mundial en desarrollo. Washington ya ha perdido lo primero, y sus principales adversarios están decididos a asegurarse de que también pierda lo segundo
MK Bhadrakumar, The Cradle
Los analistas geopolíticos coinciden en general en que la guerra en Ucrania y la crisis del Medio Oriente dictarán la trayectoria de la política mundial en 2024. Pero al lado aparece una tesis reduccionista que ve el conflicto entre Israel y Palestina estrictamente en términos de lo que implica para la resiliencia de Estados Unidos la guerra por poderes en Ucrania, partiendo del supuesto de que el centro de la política mundial se encuentra en Eurasia.
La realidad es más compleja. Cada uno de estos dos conflictos tiene una razón de ser y una dinámica propia, pero al mismo tiempo están entrelazados.
La profunda implicación de Washington en la fase actual de la crisis de Medio Oriente puede convertirse en un atolladero, ya que también está enredada con la política interna de una manera que la guerra de Ucrania nunca lo ha estado. Pero claro, el resultado de la guerra de Ucrania ya es una conclusión inevitable, y Estados Unidos y sus aliados se han dado cuenta de que Rusia no puede ser derrotada militarmente; el final se reduce a un acuerdo para poner fin al conflicto en los términos de Rusia.
Sin duda, el resultado de la guerra de Ucrania y el desenlace del conflicto entre Israel y Palestina, que es la raíz de la crisis de Medio Oriente, tendrán un impacto profundo en el nuevo orden mundial, y los dos procesos se refuerzan mutuamente.
MK Bhadrakumar, The Cradle
Los analistas geopolíticos coinciden en general en que la guerra en Ucrania y la crisis del Medio Oriente dictarán la trayectoria de la política mundial en 2024. Pero al lado aparece una tesis reduccionista que ve el conflicto entre Israel y Palestina estrictamente en términos de lo que implica para la resiliencia de Estados Unidos la guerra por poderes en Ucrania, partiendo del supuesto de que el centro de la política mundial se encuentra en Eurasia.
La realidad es más compleja. Cada uno de estos dos conflictos tiene una razón de ser y una dinámica propia, pero al mismo tiempo están entrelazados.
La profunda implicación de Washington en la fase actual de la crisis de Medio Oriente puede convertirse en un atolladero, ya que también está enredada con la política interna de una manera que la guerra de Ucrania nunca lo ha estado. Pero claro, el resultado de la guerra de Ucrania ya es una conclusión inevitable, y Estados Unidos y sus aliados se han dado cuenta de que Rusia no puede ser derrotada militarmente; el final se reduce a un acuerdo para poner fin al conflicto en los términos de Rusia.
Sin duda, el resultado de la guerra de Ucrania y el desenlace del conflicto entre Israel y Palestina, que es la raíz de la crisis de Medio Oriente, tendrán un impacto profundo en el nuevo orden mundial, y los dos procesos se refuerzan mutuamente.
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jueves, 21 de diciembre de 2023
Europa en el vacío: sin Razón, sin Alma y sin Cultura
Gennaro Malgieri, Electo Magazine
El vacío que caracteriza la discusión sobre el destino de Europa nos invita a volver a tomar en nuestras manos libros "intemporales", afortunadamente reeditados por editoriales tan sagaces como refinadas. Nada mejor en estos días de asfixia política más que climática que una "zambullida" en las páginas de La génesis de Europa de Christopher Dawson, uno de los más grandes historiadores ingleses del siglo XX, meritoriamente reeditado por Lindau (pp.409, 34,00 euros), en| el que la introducción a la historia de la unidad europea desde el siglo IV al XI -verdaderamente crucial en la construcción de la identidad continental- se considera acertadamente como una época de renacimiento, ya que la compleja integración entre el Imperio romano y la Iglesia católica, la tradición clásica y las sociedades esencialmente "bárbaras" pero subyugadas por la romanidad favoreció el nacimiento de una civilización vital, como describió magistralmente Gioacchino Volpe en sus estudios sobre la Edad Media y los inicios de la nación italiana, parte de una nación europea que existió a pesar de todo como espíritu de empresa en la construcción de un edificio sobre unas ruinas que no se removieron, sino que se revitalizaron gracias también al monacato como generador de fe y cultura.
El vacío que caracteriza la discusión sobre el destino de Europa nos invita a volver a tomar en nuestras manos libros "intemporales", afortunadamente reeditados por editoriales tan sagaces como refinadas. Nada mejor en estos días de asfixia política más que climática que una "zambullida" en las páginas de La génesis de Europa de Christopher Dawson, uno de los más grandes historiadores ingleses del siglo XX, meritoriamente reeditado por Lindau (pp.409, 34,00 euros), en| el que la introducción a la historia de la unidad europea desde el siglo IV al XI -verdaderamente crucial en la construcción de la identidad continental- se considera acertadamente como una época de renacimiento, ya que la compleja integración entre el Imperio romano y la Iglesia católica, la tradición clásica y las sociedades esencialmente "bárbaras" pero subyugadas por la romanidad favoreció el nacimiento de una civilización vital, como describió magistralmente Gioacchino Volpe en sus estudios sobre la Edad Media y los inicios de la nación italiana, parte de una nación europea que existió a pesar de todo como espíritu de empresa en la construcción de un edificio sobre unas ruinas que no se removieron, sino que se revitalizaron gracias también al monacato como generador de fe y cultura.
miércoles, 13 de diciembre de 2023
La supercrisis mundial llegará como se predijo
Andrei Fursov, Euro-Synergies
La aplicación de medidas antisociales fuera del corazón del sistema capitalista ha permitido durante mucho tiempo a los gobernantes capitalistas mitigar el conflicto social dentro del corazón del sistema y ralentizar y modificar la lucha de clases. Como dijo Cecil Rhodes a finales del siglo XIX, «o te conviertes en imperialista o tienes una guerra civil». Y, efectivamente, la fase imperialista del capitalismo fue un intento de evitar la guerra civil en su propia sociedad recurriendo a la expansión exterior. Pero el hecho es que el imperialismo estaba limitado desde el principio por el tamaño del planeta, y a finales de los siglos XIX y XX, las zonas exteriores, a expensas de las cuales se podían limar los conflictos sociales en el centro, estaban agotadas, y para evitar la guerra civil, se necesitaban guerras no coloniales, sino imperialistas, es decir, entre las propias potencias imperialistas.
Esto coincidió, entre otras cosas, con el desarrollo de la segunda revolución industrial (1870-1910). La segunda revolución industrial significó la electricidad, el motor de combustión interna y, en la vida cotidiana, el teléfono, el telégrafo, el cine, el suministro de agua y los ascensores. Hay que señalar que la segunda revolución industrial duró menos que la primera. La primera revolución industrial fue la máquina de vapor y los ferrocarriles entre 1750 y 1830. La línea descendente de la dinámica económica industrial del capitalismo se demuestra de forma aún más llamativa con la tercera revolución industrial: 1970-2000. Hablamos del ordenador, el teléfono móvil, Internet y los robots.
La aplicación de medidas antisociales fuera del corazón del sistema capitalista ha permitido durante mucho tiempo a los gobernantes capitalistas mitigar el conflicto social dentro del corazón del sistema y ralentizar y modificar la lucha de clases. Como dijo Cecil Rhodes a finales del siglo XIX, «o te conviertes en imperialista o tienes una guerra civil». Y, efectivamente, la fase imperialista del capitalismo fue un intento de evitar la guerra civil en su propia sociedad recurriendo a la expansión exterior. Pero el hecho es que el imperialismo estaba limitado desde el principio por el tamaño del planeta, y a finales de los siglos XIX y XX, las zonas exteriores, a expensas de las cuales se podían limar los conflictos sociales en el centro, estaban agotadas, y para evitar la guerra civil, se necesitaban guerras no coloniales, sino imperialistas, es decir, entre las propias potencias imperialistas.
Esto coincidió, entre otras cosas, con el desarrollo de la segunda revolución industrial (1870-1910). La segunda revolución industrial significó la electricidad, el motor de combustión interna y, en la vida cotidiana, el teléfono, el telégrafo, el cine, el suministro de agua y los ascensores. Hay que señalar que la segunda revolución industrial duró menos que la primera. La primera revolución industrial fue la máquina de vapor y los ferrocarriles entre 1750 y 1830. La línea descendente de la dinámica económica industrial del capitalismo se demuestra de forma aún más llamativa con la tercera revolución industrial: 1970-2000. Hablamos del ordenador, el teléfono móvil, Internet y los robots.
lunes, 4 de diciembre de 2023
Israel reabre el matadero en Gaza
Ya 1,8 millones de palestinos en Gaza han sido expulsados de sus hogares. Una vez que los palestinos crucen la frontera hacia Egipto los palestinos nunca regresarán… Esta no es una guerra contra Hamás. Es una guerra contra los palestinos
Chris Hedges, Observatorio de la Crisis
Los cielos sobre Gaza están llenos –después de una tregua de siete días– de proyectiles de muerte. Aviones de guerra. Helicópteros de ataque. Drones. Proyectiles de artillería. Proyectiles de tanques. Morteros. Bombas. Misiles. Gaza es una cacofonía de explosiones y gritos desesperados y pedidos de ayuda debajo de los edificios derrumbados. El miedo, una vez más, se está enroscando en cada corazón del campo de concentración de Gaza.
Hasta el viernes por la tarde, 184 palestinos –incluidos tres periodistas y dos médicos– habían muerto por ataques aéreos israelíes en el norte, sur y centro de Gaza, y al menos 589 habían resultado heridos, según el Ministerio de Salud de Gaza. La mayoría de ellos son mujeres y niños. Israel no se dejará disuadir. Planea terminar el trabajo, destruir lo que queda en el norte de Gaza y diezmar lo que queda en el sur, hacer que Gaza sea inhabitable, ver a sus 2,3 millones de habitantes expulsados en una campaña masiva de limpieza étnica mediante el hambre, el terror, matanza y enfermedades infecciosas.
Los convoyes de ayuda, que traían cantidades simbólicas de alimentos y medicinas (el primer lote consistía en sudarios y pruebas de coronavirus, según el director del hospital de Al Najjar), han sido detenidos. Nadie, y menos aún el presidente Joe Biden, planea intervenir para detener el genocidio.
Los cielos sobre Gaza están llenos –después de una tregua de siete días– de proyectiles de muerte. Aviones de guerra. Helicópteros de ataque. Drones. Proyectiles de artillería. Proyectiles de tanques. Morteros. Bombas. Misiles. Gaza es una cacofonía de explosiones y gritos desesperados y pedidos de ayuda debajo de los edificios derrumbados. El miedo, una vez más, se está enroscando en cada corazón del campo de concentración de Gaza.
Hasta el viernes por la tarde, 184 palestinos –incluidos tres periodistas y dos médicos– habían muerto por ataques aéreos israelíes en el norte, sur y centro de Gaza, y al menos 589 habían resultado heridos, según el Ministerio de Salud de Gaza. La mayoría de ellos son mujeres y niños. Israel no se dejará disuadir. Planea terminar el trabajo, destruir lo que queda en el norte de Gaza y diezmar lo que queda en el sur, hacer que Gaza sea inhabitable, ver a sus 2,3 millones de habitantes expulsados en una campaña masiva de limpieza étnica mediante el hambre, el terror, matanza y enfermedades infecciosas.
Los convoyes de ayuda, que traían cantidades simbólicas de alimentos y medicinas (el primer lote consistía en sudarios y pruebas de coronavirus, según el director del hospital de Al Najjar), han sido detenidos. Nadie, y menos aún el presidente Joe Biden, planea intervenir para detener el genocidio.
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lunes, 23 de octubre de 2023
La psicología de la crisis permanente
Markku Siira, geoestrategia.es
"Guerra, cambio climático, estancamiento económico, polarización política... parece que hoy en día no escasean las crisis", escribe Thomas Fazi.
El año pasado, la palabra permacrisis, "permacrisis" -que significa "periodo prolongado de inestabilidad e inseguridad resultante de una serie de desastres"- fue declarada "palabra del año" por el diccionario inglés Collins.
Si miramos atrás en el tiempo, la actual conciencia de crisis fue provocada por la pandemia mundial de los tipos de interés, precedida por "crisis más locales" como el Brexit y la crisis europea de los refugiados, y por la crisis financiera posterior a 2008.
"Guerra, cambio climático, estancamiento económico, polarización política... parece que hoy en día no escasean las crisis", escribe Thomas Fazi.
El año pasado, la palabra permacrisis, "permacrisis" -que significa "periodo prolongado de inestabilidad e inseguridad resultante de una serie de desastres"- fue declarada "palabra del año" por el diccionario inglés Collins.
Si miramos atrás en el tiempo, la actual conciencia de crisis fue provocada por la pandemia mundial de los tipos de interés, precedida por "crisis más locales" como el Brexit y la crisis europea de los refugiados, y por la crisis financiera posterior a 2008.
miércoles, 1 de marzo de 2023
Maquillando el cadáver del capitalismo
Luis Britto García, Rebelión
Ya nadie habla de capitalismo. Capitalismo implica capital, que posee otro y tú no tienes. Capitalista es dueño, patrono, tipo que impone hacer lo que a él le da la gana. Ahora se habla del Mercado. Mercado suena impersonal, como el destino o las leyes naturales. Quien dice Mercado casi dice Supermercado, tan abarrotado de bienes que casi olvidamos que hay que pagar la factura. Capital es la mano que aprieta. Mercado es la mano invisible que, como Dios, se ocupa de hacer el bien aunque el resultado sea que todo anda mal.
Si para venderse el capitalismo tiene que cambiarse el nombre, significa que no está dispuesto a cambiar nada, excepto nombres. Ya anotó Adolfo Bioy Casares en su Diccionario del argentino exquisito que todas las indignidades del capitalismo han sido rebautizadas con las palabras más dignas del idioma. Ya los precios no suben, se liberan. Los intereses no se alzan, se sinceran. Al trabajador no se lo despide, se flexibiliza su relación de trabajo. Apoteosis de la confiscación por el capitalismo del prestigio de lo que se le opone es banalizar la Revolución como argumento de venta: hay revolución en la moda, en los desodorantes, en las toallas sanitarias, en el papel higiénico. Revolución en todo, mientras no haya Revolución en nada.
Ya nadie habla de capitalismo. Capitalismo implica capital, que posee otro y tú no tienes. Capitalista es dueño, patrono, tipo que impone hacer lo que a él le da la gana. Ahora se habla del Mercado. Mercado suena impersonal, como el destino o las leyes naturales. Quien dice Mercado casi dice Supermercado, tan abarrotado de bienes que casi olvidamos que hay que pagar la factura. Capital es la mano que aprieta. Mercado es la mano invisible que, como Dios, se ocupa de hacer el bien aunque el resultado sea que todo anda mal.
Si para venderse el capitalismo tiene que cambiarse el nombre, significa que no está dispuesto a cambiar nada, excepto nombres. Ya anotó Adolfo Bioy Casares en su Diccionario del argentino exquisito que todas las indignidades del capitalismo han sido rebautizadas con las palabras más dignas del idioma. Ya los precios no suben, se liberan. Los intereses no se alzan, se sinceran. Al trabajador no se lo despide, se flexibiliza su relación de trabajo. Apoteosis de la confiscación por el capitalismo del prestigio de lo que se le opone es banalizar la Revolución como argumento de venta: hay revolución en la moda, en los desodorantes, en las toallas sanitarias, en el papel higiénico. Revolución en todo, mientras no haya Revolución en nada.
jueves, 13 de enero de 2022
"No mires arriba": el placer del reconocionismo
Santiago Alba Rico, Público
Lo mejor y lo peor que puede decirse de la polémica y aclamada película de Adam McKay, No mires arriba, es que es brillante y entretenida. Es lo mejor porque, en efecto, pasas un buen rato gracias al ingenio de unos guionistas que vuelcan en ella todas las verdades que habitualmente se nos ocultan y todas las denuncias a las que en otros formatos nadie hace ningún caso: el populismo electoralista de los gobernantes, la colusión entre el poder político y el económico, las fantasías de los gurús tecnológicos, el negacionismo interesado de los plebeyos, la frivolidad cómplice de los medios de comunicación. Es lo mejor, pero también lo peor, porque el único efecto que introduce en el mundo es el de confirmar las fronteras impermeables entre la enunciación y la acción. La verdad, por así decirlo, nos divierte tanto como el magufismo, el adefesio y la estupidez.
Lo mejor y lo peor que puede decirse de la polémica y aclamada película de Adam McKay, No mires arriba, es que es brillante y entretenida. Es lo mejor porque, en efecto, pasas un buen rato gracias al ingenio de unos guionistas que vuelcan en ella todas las verdades que habitualmente se nos ocultan y todas las denuncias a las que en otros formatos nadie hace ningún caso: el populismo electoralista de los gobernantes, la colusión entre el poder político y el económico, las fantasías de los gurús tecnológicos, el negacionismo interesado de los plebeyos, la frivolidad cómplice de los medios de comunicación. Es lo mejor, pero también lo peor, porque el único efecto que introduce en el mundo es el de confirmar las fronteras impermeables entre la enunciación y la acción. La verdad, por así decirlo, nos divierte tanto como el magufismo, el adefesio y la estupidez.
viernes, 20 de agosto de 2021
Marcos teóricos para entender la crisis actual
En este momento con presencia dramática del coronavirus estamos en el corazón de un caos que afecta a todo el planeta. Pero él nos hace descubrir a la Tierra como un todo y que somos también Tierra, parte consciente de ella y no sus dueños y señores
Leonardo Boff, Alainet
Toda la realidad histórico-social, por bien que se presente o por hundida en una situación de caos, demanda un marco teórico (conjunto de conceptos) para poder ser entendida, sea para enfrentar las amenazas que puede representar sea para celebrar un nuevo orden que puede surgir con sus promesas.
El primer marco teórico sigue la ciencia tal como ha venido siendo comúnmente practicada y cuyo método se inauguró en el siglo XVIII con los padres fundadores del paradigma científico moderno. Adquirió su más clara expresión con los resultados del IPCC que hace el seguimiento del calentamiento actual y de la salud de la Tierra. Se orienta por el principio del orden.
Los hechos sobre los cuales reflexiona son, por ejemplo, la irrupción de la Covid-19 mostrando la reacción de la Tierra contra las agresiones hechas por los seres humanos en la era geológica del antropoceno. El otro dato es el crecimiento del calentamiento global cuyo C02, como sabemos, permanece en la atmósfera más de cien años. Dada la voracidad industrialista está llegando a un límite peligroso. Hasta 2030 debe ser reducido drásticamente, en caso contrario conoceremos una dramática transformación del equilibrio de la Tierra, que amenazaría gravemente la biosfera y generaría millones de emigrados en el mundo. Otro dato es la Sobrecarga de la Tierra (The Earth’s overshoot), es decir, el agotamiento de los bienes y servicios necesarios para el mantenimiento de la vida humana y terrestre. Se está volviendo cada vez más grave como revela el último análisis, verificado el 20 de septiembre de 2020. De continuar el nivel de consumo actual, que exige una Tierra y media, puede llevarnos a altos índices de iniquidad social, especialmente entre los pobres. Están también las “9 fronteras planetarias para el desarrollo” que no deben ser superadas (climas, agua, suelo, biodiversidad, disminución de la capa de ozono, acidificación de los océanos, entre otras). Cuatro se encuentran en alto grado de degradación. A partir de la quinta puede ocurrir un efecto dominó, pues todos los factores son sistémicos y se articulan entre sí. Ahí podría ocurrir el colapso de nuestra civilización.
Toda la realidad histórico-social, por bien que se presente o por hundida en una situación de caos, demanda un marco teórico (conjunto de conceptos) para poder ser entendida, sea para enfrentar las amenazas que puede representar sea para celebrar un nuevo orden que puede surgir con sus promesas.
El primer marco teórico sigue la ciencia tal como ha venido siendo comúnmente practicada y cuyo método se inauguró en el siglo XVIII con los padres fundadores del paradigma científico moderno. Adquirió su más clara expresión con los resultados del IPCC que hace el seguimiento del calentamiento actual y de la salud de la Tierra. Se orienta por el principio del orden.
Los hechos sobre los cuales reflexiona son, por ejemplo, la irrupción de la Covid-19 mostrando la reacción de la Tierra contra las agresiones hechas por los seres humanos en la era geológica del antropoceno. El otro dato es el crecimiento del calentamiento global cuyo C02, como sabemos, permanece en la atmósfera más de cien años. Dada la voracidad industrialista está llegando a un límite peligroso. Hasta 2030 debe ser reducido drásticamente, en caso contrario conoceremos una dramática transformación del equilibrio de la Tierra, que amenazaría gravemente la biosfera y generaría millones de emigrados en el mundo. Otro dato es la Sobrecarga de la Tierra (The Earth’s overshoot), es decir, el agotamiento de los bienes y servicios necesarios para el mantenimiento de la vida humana y terrestre. Se está volviendo cada vez más grave como revela el último análisis, verificado el 20 de septiembre de 2020. De continuar el nivel de consumo actual, que exige una Tierra y media, puede llevarnos a altos índices de iniquidad social, especialmente entre los pobres. Están también las “9 fronteras planetarias para el desarrollo” que no deben ser superadas (climas, agua, suelo, biodiversidad, disminución de la capa de ozono, acidificación de los océanos, entre otras). Cuatro se encuentran en alto grado de degradación. A partir de la quinta puede ocurrir un efecto dominó, pues todos los factores son sistémicos y se articulan entre sí. Ahí podría ocurrir el colapso de nuestra civilización.
martes, 2 de junio de 2020
Radiografía multilateral a cinco meses de Covid-19
François Soulard, Alai
A cinco meses del inicio de la pandemia, la imagen que nos deja el concierto de países del tablero global empieza a ser más nítida. Como factor de recesión económica y social, la pandemia es en cambio un fenomenal acelerador de los tiempos políticos y parece encubrir el pasado con el futuro.
Las tendencias anteriores estaban a la vista. En octubre 2019, los Estados Unidos se retiraban progresivamente de los largos conflictos en Siria y en Afganistán, mientras desertaban sorpresivamente toda una serie de espacios multilaterales, símbolos del protagonismo excepcional desempeñado por Washington: Consejo de derechos humanos de la ONU, UNESCO, Asociación Transpacífica (TPP), Acuerdo nuclear con Irán, Acuerdo global sobre el Clima. Rumbo a ser segunda potencia mundial, la cooperación con China se volvió orgánica desde los años 90 a través de temas claves para la estabilidad global: por ejemplo la limitación de los arsenales nucleares de Corea del Norte e Irán, la participación en operaciones de paz junto con la ONU (Darfour), el crecimiento global, los equilibrios comerciales y la regulación de las tasas de cambio. En el contexto de la crisis financiera de 2008, fue Pekín quien lanzó el plan más ambicioso para frenar la recesión mundial en conjunto con los Estados Unidos, el FMI y el Banco mundial, acentuando el auge del continente asiático.
viernes, 29 de mayo de 2020
¿Quién pagará por la crisis del coronavirus?
Geraldina Colotti, Alai
Según todos los indicadores, la pandemia de coronavirus provocará una crisis aún más devastadora que la de 1929. Según el último informe de la ONG Oxfam, que utiliza las investigaciones más avanzadas en todo el mundo, es probable que por el choque pandémico será reducido a la pobreza entre los 6 y 8% de la población mundial.
En algunas regiones del sur global, el nivel de pobreza volvería al de hace treinta años, pulverizando el progreso logrado en los Objetivos de Desarrollo del Milenio establecidos por las Naciones Unidas. La crisis afectará principalmente a los 2 mil millones de trabajadores en el sector informal. En los países pobres, el 90% de los empleos son informales, en comparación con el 18% en los países ricos.
Las proyecciones del Banco Mundial también dicen que el desempleo en Europa podría duplicarse en 2020, y que casi 60 millones de empleos estarán en riesgo. En una investigación de EuroFound, el 28% de los europeos dijeron que habían perdido sus trabajos, temporal o permanentemente, desde el comienzo de la pandemia.
En Italia, o sea en la tercera economía de la zona euro, al menos 3 millones de personas tienen contratos “al negro” y, por lo tanto, están excluidos de la ayuda ordenada por el gobierno. Más de un tercio de la población, que asciende a 60.317.000, tiene serias dificultades económicas.
sábado, 23 de mayo de 2020
Aprendamos la lección de la pandemia
Javier Solana, Project Syndicate
Entre tantos otros efectos, la pandemia de COVID-19 no ha hecho sino intensificar la ya existente rivalidad geopolítica entre China y Estados Unidos. A raíz de esta tensión, mucho se ha escrito sobre la llamada “Trampa de Tucídides”, con la que el profesor de Harvard Graham T. Allison se refiere al elevado riesgo de conflicto que se da cuando una potencia emergente amenaza con desbancar a una potencia establecida. La teoría de Allison toma su nombre de las crónicas de Tucídides sobre la Guerra del Peloponeso, en la que Esparta logró derrotar a la emergente Atenas. Pese a las constantes alusiones que veníamos haciendo a este episodio histórico, un importante detalle ha pasado más desapercibido: el factor determinante en la victoria espartana fue una plaga que arrasó a un tercio de la población ateniense, incluido Pericles, líder de la ciudad.
Como explica Frank M. Snowden, profesor emérito de Yale, las pandemias han tenido un rol preponderante en los grandes cambios históricos, aunque prevalezcan en el recuerdo los acontecimientos militares y políticos. Por ejemplo, el tifus truncó la invasión napoleónica de Rusia, y se dice que la gripe surgida en 1918, que terminó contrayendo Woodrow Wilson, mermó las habilidades del presidente estadounidense durante la negociación del Tratado de Versalles. Sin embargo, las sociedades occidentales habían perdido la perspectiva del daño estructural que puede causar una enfermedad. Ello a pesar de que hay epidemias en curso —como el cólera y la malaria— haciendo mella en las zonas más pobres del planeta, y de que las últimas décadas nos han traído pandemias globales como el SIDA y la gripe A.
miércoles, 29 de abril de 2020
Países gastan 2 billones de dólares en armas, pero no tienen recursos para la pandemia del coronavirus
En medio de la sombría pandemia del coronavirus, las principales potencias del mundo gastan 2 billones de dólares en armas
El gasto militar global aumentó a US$ 1917 mil millones en 2019, según nuevos datos del Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo (SIPRI). El total para 2019 representa un aumento del 3.6 por ciento desde 2018 y es el mayor crecimiento anual en el gasto desde 2010. Los cinco mayores gastadores en 2019, que representaron el 62 por ciento del gasto, fueron Estados Unidos, China, India, Rusia y Arabia Saudita. Esta es la primera vez que dos estados asiáticos figuran entre los tres principales gastadores militares. La actualización anual completa de la Base de datos de gastos militares de SIPRI está disponible desde hoy en www.sipri.org.
El gasto militar mundial en 2019 representó el 2.2% del producto interno bruto (PIB) mundial, lo que equivale a aproximadamente US$ 249 por persona. "El gasto militar global fue un 7,2% más alto en 2019 que en 2010, lo que muestra una tendencia de que el crecimiento del gasto militar se ha acelerado en los últimos años", dice el Dr. Nan Tian, investigador del SIPRI. "Este es el nivel de gasto más alto desde la crisis financiera mundial de 2008 y probablemente representa un pico en el gasto".
El gasto militar de los Estados Unidos creció un 5,3 por ciento a un total de US$ 732 mil millones en 2019 y representó el 38 por ciento del gasto total en armamentos. El aumento en el gasto de armamento en los EEUU en 2019 fue equivalente a la totalidad del gasto militar de Alemania para ese año. "El reciente crecimiento en el gasto militar de EEUU se basa en gran medida en un retorno percibido a la competencia entre las grandes potencias". China e India fueron, respectivamente, los gastadores militares segundo y tercero más grandes del mundo. El gasto militar de China alcanzó los $ 261 mil millones en 2019 (la tercera parte del de EEUU), un aumento del 5.1 por ciento en comparación con 2018, mientras que el de la India creció un 6.8 por ciento a $ 71.1 mil millones (9,5% del de EEUU). Mas informacion: www.sipri.org
El gasto militar global aumentó a US$ 1917 mil millones en 2019, según nuevos datos del Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo (SIPRI). El total para 2019 representa un aumento del 3.6 por ciento desde 2018 y es el mayor crecimiento anual en el gasto desde 2010. Los cinco mayores gastadores en 2019, que representaron el 62 por ciento del gasto, fueron Estados Unidos, China, India, Rusia y Arabia Saudita. Esta es la primera vez que dos estados asiáticos figuran entre los tres principales gastadores militares. La actualización anual completa de la Base de datos de gastos militares de SIPRI está disponible desde hoy en www.sipri.org.
El gasto militar mundial en 2019 representó el 2.2% del producto interno bruto (PIB) mundial, lo que equivale a aproximadamente US$ 249 por persona. "El gasto militar global fue un 7,2% más alto en 2019 que en 2010, lo que muestra una tendencia de que el crecimiento del gasto militar se ha acelerado en los últimos años", dice el Dr. Nan Tian, investigador del SIPRI. "Este es el nivel de gasto más alto desde la crisis financiera mundial de 2008 y probablemente representa un pico en el gasto".
El gasto militar de los Estados Unidos creció un 5,3 por ciento a un total de US$ 732 mil millones en 2019 y representó el 38 por ciento del gasto total en armamentos. El aumento en el gasto de armamento en los EEUU en 2019 fue equivalente a la totalidad del gasto militar de Alemania para ese año. "El reciente crecimiento en el gasto militar de EEUU se basa en gran medida en un retorno percibido a la competencia entre las grandes potencias". China e India fueron, respectivamente, los gastadores militares segundo y tercero más grandes del mundo. El gasto militar de China alcanzó los $ 261 mil millones en 2019 (la tercera parte del de EEUU), un aumento del 5.1 por ciento en comparación con 2018, mientras que el de la India creció un 6.8 por ciento a $ 71.1 mil millones (9,5% del de EEUU). Mas informacion: www.sipri.org
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mamvas
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martes, 14 de abril de 2020
Joseph Stiglitz: La internacionalización de la crisis
En su propagación de un país a otro, el nuevo coronavirus no prestó atención a fronteras nacionales ni a «grandes y hermosos» muros fronterizos. Tampoco valen esos límites para sus efectos económicos posteriores. Como ha sido evidente desde el primer momento, la pandemia de COVID‑19 es un problema global que demanda una solución global.
Joseph Stiglitz, Project Syndicate
Para las economías avanzadas, la compasión debería ser motivo suficiente para apoyar una respuesta multilateral. Pero la acción global también es una cuestión de interés propio. Mientras haya un lugar donde la pandemia siga haciendo estragos, será una amenaza –epidemiológica y económica– en todas partes.
El impacto de la COVID‑19 sobre las economías emergentes y en desarrollo apenas comienza a revelarse. Hay buenas razones para creer que en estos países la pandemia será mucho más dañina que en las economías avanzadas: allí donde los ingresos son más bajos, es común que la gente viva más aglomerada, y que una proporción mayor de la población padezca problemas de salud previos que aumentan su vulnerabilidad a la enfermedad. Y los sistemas sanitarios de estos países están todavía menos preparados para manejar una epidemia que los de las economías avanzadas (que tampoco puede decirse que hayan funcionado sin problemas).
Un informe publicado el 30 de marzo por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo ofrece un atisbo de lo que aguarda a las economías emergentes y en desarrollo. Las más exitosas tienen su crecimiento supeditado a las exportaciones, que se hundirán a la par de la contracción de la economía global. Naturalmente, los flujos globales de inversión también se están derrumbando, lo mismo que los precios de los productos primarios, lo que permite prever un futuro complicado para los países exportadores de recursos naturales.
Joseph Stiglitz, Project Syndicate
Para las economías avanzadas, la compasión debería ser motivo suficiente para apoyar una respuesta multilateral. Pero la acción global también es una cuestión de interés propio. Mientras haya un lugar donde la pandemia siga haciendo estragos, será una amenaza –epidemiológica y económica– en todas partes.
El impacto de la COVID‑19 sobre las economías emergentes y en desarrollo apenas comienza a revelarse. Hay buenas razones para creer que en estos países la pandemia será mucho más dañina que en las economías avanzadas: allí donde los ingresos son más bajos, es común que la gente viva más aglomerada, y que una proporción mayor de la población padezca problemas de salud previos que aumentan su vulnerabilidad a la enfermedad. Y los sistemas sanitarios de estos países están todavía menos preparados para manejar una epidemia que los de las economías avanzadas (que tampoco puede decirse que hayan funcionado sin problemas).
Un informe publicado el 30 de marzo por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo ofrece un atisbo de lo que aguarda a las economías emergentes y en desarrollo. Las más exitosas tienen su crecimiento supeditado a las exportaciones, que se hundirán a la par de la contracción de la economía global. Naturalmente, los flujos globales de inversión también se están derrumbando, lo mismo que los precios de los productos primarios, lo que permite prever un futuro complicado para los países exportadores de recursos naturales.
jueves, 9 de abril de 2020
Realidad y ficción en la crisis global del capitalismo
Joseph Kishore y David North, wsws
El lunes, parecía haber dos mundos diferentes: uno basado en la realidad y otro en ficción.
En el mundo real, la pandemia del COVID-19 continuó su propagación mortal en EEUU y el resto del mundo. Las noticias estuvieron dominadas por reportes de hospitales saturados, doctores, enfermeras y otro personal agotados y pacientes enfermos y muriendo.
Pero en el mundo de ficción de las bolsas de valores y finanzas, prevaleció una euforia descontrolada entre los inversores. Cual orgía en un funeral, derramaron miles de millones en la compra de acciones haciendo brincar el índice Dow Jones Industrial Average casi 7,5 por ciento. Se registraron aumentos importantes en el DAX alemán (6 por ciento) y el FTSE británico (más de 3 por ciento).
¿Qué motivó esta celebración bochornosa y desvergonzada?
El lunes, la cifra de muertes en EEUU superó los 10.000. A pesar de una caída pequeña en el total diario de muertes nuevas en la Ciudad de Nueva York el domingo, no hay ninguna evidencia de que la virulencia de la pandemia haya llegado a su máximo en este centro urbano crítico.
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