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miércoles, 1 de enero de 2025

En el 2025: La urgencia de una Política antihegemónica y proactiva

…el cuadro real de la situación mundial, al menos resumido y limitado a los dos frentes más calientes, se deduce que la situación del enfrentamiento entre las fuerzas hegemónicas occidentales y las fuerzas antihegemónicas y multipolares es en realidad mucho menos desfavorable de lo que parece y de lo que se representa interesadamente.

Enrico Tomaselli, Enrico Substack

2024 parece cerrarse en unas condiciones en general desfavorables para las fuerzas y países que se oponen al hegemonismo occidental, lo que a su vez parece ser el preludio de un 2025 marcado por una renovada ofensiva global del hegemonismo. El colapso de Siria, la ostentosa seguridad en sí mismos de Trump y Netanyahu, la difícil situación en Irán, la multiplicación de situaciones en las que el ejercicio de la democracia se reduce cada vez más a un simple sí o no (Georgia, Rumanía, Moldavia) … en resumen, todo parece inducir al pesimismo, al menos para aquellos que esperan una transición hacia un nuevo orden mundial basado en la multipolaridad.

Pero, aunque muchos elementos sean efectivamente negativos, se trata esencialmente de una distorsión perceptiva, en gran parte inducida por la propaganda occidental, en la que estamos plenamente inmersos. Por tanto, si queremos hacer una especie de balance, y sobre todo mirar al año que viene, lo mejor es hacerlo partiendo de los hechos, y no de las sensaciones.

El año 2025 verá con toda probabilidad el final del conflicto cinético en Ucrania -y esto, en sí mismo, ya es un hecho positivo-, y esto representará un pasaje crucial, destinado a pesar mucho en los años siguientes, porque acabe como acabe, no podrá cambiar la sustancia de este acontecimiento, es decir, la derrota político-militar de la OTAN y, por tanto, del hegemonismo occidental. El alcance de esta derrota, que es inevitable, aún no es del todo evidente -y sin duda se harán enormes esfuerzos para ocultarla-, pero no sólo será evidente una vez que se haya producido, sino que sus efectos se propagarán como ondas sísmicas, sacudiendo toda la arquitectura política occidental.

martes, 31 de diciembre de 2024

La necesidad de desmantelar el "Orden Internacional basado en reglas"

El orden internacional basado en reglas debe considerarse un experimento fallido del orden mundial unipolar, que debe desmantelarse para restablecer el derecho internacional como requisito para la estabilidad y la paz

Glenn Diesen, Glenn Substack

El llamado «orden internacional basado en reglas» pretende facilitar un mundo hegemónico, lo que implica desplazar al derecho internacional. Mientras que el derecho internacional se basa en la igualdad de soberanía de todos los Estados, el orden internacional basado en reglas sostiene la hegemonía sobre el principio de la desigualdad soberana.

El orden internacional basado en reglas suele presentarse como el derecho internacional más el derecho internacional de los derechos humanos, lo que parece benigno y progresista. Sin embargo, esto implica la introducción de principios y normas contradictorios. La consecuencia es un sistema carente de normas uniformes, en el que “el poder hace el derecho”.

El derecho internacional de los derechos humanos introduce un conjunto de normas para elevar los derechos del individuo, pero la seguridad centrada en el ser humano a menudo contradice la seguridad centrada en el Estado como fundamento del derecho internacional.

miércoles, 25 de diciembre de 2024

El balcón vacío de San Pedro.
El misterio de la transición de Ratzinger a Bergoglio


Diego Fusaro, Posmodernia

Para Pasolini, la disyuntiva que se le planteaba a la Iglesia era la rendición a la civilización tecnonihilista del consumo (y con ello, el suicidio) o la vuelta a sus propios orígenes, al cristianismo primitivo, en lucha contra el poder en tanto abierta a la trascendencia y a una Verdad no resuelta ni en las razones y ni en las regiones del mundus: «es este rechazo el que podría entonces simbolizar la Iglesia: retornando a los orígenes, es decir, a la oposición y a la rebelión. O hacer esto o aceptar un poder que ya no la quiere: o sea suicidarse”.

Ratzinger, confirmando en esto su carácter de «voz incómoda para el Nuevo Orden Mundial» y tal vez incluso de «última oposición que quedaba», había emprendido el camino de la rebelión. Lo había hecho desafiando la dictadura nihilista del relativismo y el ateísmo líquido de la indiferencia, y retomando el fundamento veritativo de la trascendencia como baluarte de oposición. Es bajo esta luz como se explica su batalla cultural en defensa de la Verdad de la doctrina católica. Todas las religiones sin duda merecen respeto –explica Ratzinger– pero sería un absurdum pretender que todas ellas están al mismo nivel. De hecho, esto significaría caer en el relativismo; a juicio de Ratzinger, el hecho de que deban ser alentados «el respeto profundo por la fe del otro y la disponibilidad a buscar, en aquello que encontramos como extraño, la verdad que nos puede concernir y puede corregirnos y hacernos progresar», no puede ni debe nunca zozobrar en un relativismo de la indiferencia, con arreglo al cual todas las religiones son igualmente verdaderas. Sobre esta base, critica también las jornadas interreligiosas de Asís instauradas por Wojtyla: estas dieron lugar a malentendidos y a la mendaz impresión de que el cristianismo hubiera abdicado de su pretensión de Verdad absoluta. Contra el relativismo, así se expresó Ratzinger en la declaración Dominus Iesus del 2000: «existe una única Iglesia de Cristo, que subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él».

martes, 10 de diciembre de 2024

¿Por qué hemos llegado a la pavorosa situación actual?


Leonardo Boff, LeonardoBoff.org

Es un lugar común afirmar que estamos en el corazón de una gran crisis de civilización. No es una crisis regional sino global. A decir verdad, ella encierra una infinidad de otras crisis, en lo económico, en lo político, en lo ideológico, en lo educacional, en lo religioso y hasta en lo espiritual. No sabemos qué nos espera. Tenemos mayor conciencia cada vez de que el mundo así como está no puede continuar. El camino actual nos está llevando al borde de un precipicio. Tenemos que cambiar. Se atribuye a Einstein esta frase: “el pensamiento que creó la crisis actual no puede ser el mismo que nos saque de ella”. Tenemos que definir un nuevo camino. ¿Cómo construirlo para que sea realmente otro tipo de mundo?

lunes, 2 de septiembre de 2024

Historia, “lecciones del pasado” y ausencia del futuro


Maciek Wisniewski, La Jornada

Entender el presente en términos del pasado es una de las maneras populares en que nos posicionamos y tomamos decisiones para actuar. Incapaces de predecir el futuro y detener el presente, el pasado se vislumbra como nuestro único punto de apoyo: una suerte de “atajo a la racionalidad”. La historia, de este modo –al menos según algunos–, provee una serie de “enseñanzas” que, propiamente absorbidas, han de disipar las dudas y estimular el cambio político.

El auge de la extrema derecha en los últimos años en general y la presidencia de Trump en particular, han sido dos momentos en que estos sentimientos se han condensado de manera particular. La idea de que el pasado contiene “lecciones” que a menudo toman forma de comparaciones históricas, prevalece en el discurso público. Esas analogías a menudo van acompañadas de terribles advertencias sobre la suerte de quienes “olvidan” o “ignoran” la historia y luego están “condenados a repetirla”, como reza el dictum atribuido a George Santayana.

viernes, 12 de abril de 2024

Qué más tiene que ocurrir en Gaza para decir ¡basta!

Seis meses después, Israel continúa arrasando a la población de Gaza con la intensificación de tácticas menos visibles, como la Inteligencia Artificial.
La Marea

Las cifras son las que son: más de 33.000 personas asesinadas, entre ellas, miles de niños. Más de 76.000 personas heridas, entre ellas, miles de niños. Una de cada cuatro personas está al borde de la hambruna, entre ellas, miles de niños. Hasta el momento, nada ni nadie ha frenado la matanza, la masacre, la barbarie, la deshumanización. Nada ni nadie ha frenado lo que Sudáfrica, que inició un proceso contra Israel en La Haya y al que ahora se ha sumado Colombia, pidió que se pusiera fin: el “genocidio” de la población palestina en Gaza.

“Este nuevo informe [del Banco del Mundo y Naciones Unidas] muestra que las estimaciones de la destrucción de Gaza utilizadas en mi informe Anatomía de un genocidio eran conservadoras”, avisaba la Relatora Especial sobre la situación de los derechos humanos en el territorio palestino ocupado desde 1967, Francesca Albanese, hace unos días. “El informe expone un nivel de borrado de una sociedad que no tiene precedentes en nuestro tiempo”, proseguía.

viernes, 5 de abril de 2024

El fin del mundo: la era de la gran transición a la multipolaridad


Alexandr Dugin, Euro Synergies

Vivimos una época de gran transición. La era del mundo unipolar está llegando a su fin y la era de la multipolaridad está sobre nosotros. Los cambios en la arquitectura global del orden mundial son fundamentales. A veces los procesos se producen tan rápidamente que la opinión pública va a la zaga. Esto hace que sea aún más importante esforzarse por comprender los grandiosos acontecimientos que están sacudiendo a la humanidad.

Nadie (salvo los fanáticos) puede negar que Occidente, tras el colapso del sistema socialista y de la Unión Soviética, recibió una oportunidad única de convertirse en el único líder mundial, y que no ha cumplido esta misión. En lugar de una política mundial razonable, justa y equilibrada, Occidente se decantó por la hegemonía y el neocolonialismo, actuando en función de sus propios intereses egoístas y depredadores, aplicando un doble rasero, alimentando guerras y conflictos sangrientos, enfrentando a pueblos y religiones. Esto no es liderazgo, sino imperialismo agresivo, que perpetúa las peores tradiciones de este mismo Occidente: el principio de divide y vencerás, la colonización, esencialmente la esclavitud.

El colapso del liderazgo colectivo de Occidente se ve acompañado e intensificado por el rápido declive moral de la cultura occidental. Los valores promovidos a la fuerza y obstinadamente por Occidente (LGBT, migración incontrolada, legalización de todo tipo de perversiones, la cultura de la abolición o de la cancelación), purgas brutales y represión de todos los disidentes, la pérdida de los principios humanistas y el impulso hacia la dominación a través de la inteligencia artificial y el transhumanismo) han reducido aún más el prestigio de Occidente a los ojos de la humanidad global. Occidente ha dejado de ser el modelo universal, la autoridad suprema o el modelo a seguir.

miércoles, 6 de marzo de 2024

Una época crucial: comienza la etapa más brutal de la crisis mundial

En este artículo, el historiador Andrei Fursov explica cómo con la era de bonanza de posguerra, los grupos dominantes comprendieron que la única forma en que podrían preservar sus privilegios y su poder sería transformando el capital en otras formas de dominación a través del desmantelamiento del capitalismo, es decir, mediante el proceso de globalización que se extiende desde los 1970s hasta el año 2050 y que implica el ataque a gran escala contra las instituciones democráticas, el debilitamiento de la esfera público-jurídica, la degeneración de la política en una combinación de sistema administrativo y de espectáculo, y el “desvanecimiento” del Estado-nación con el fortalecimiento del mercado (global) de capitales financieros. La globalización es también la guerra social de los estratos altos contra los medios e inferiores. De hecho, la globalización es en muchos sentidos el equivalente de los cercamientos ingleses de los siglos XVI-XVII, sólo que a escala mundial; los objetivos son los mismos: redistribución de la renta y la propiedad a favor del 20% de la población más rica, y la creación de nuevos ricos y nuevos pobres en un cruel juego político-económico de suma cero. Sin embargo, quizá el problema más grave desde el punto de vista del marco institucional del sistema capitalista sea el debilitamiento del Estado-nación. El Estado-nación y la clase media con sus formas económicas y sociales son las estructuras de soporte del capitalismo como sistema histórico especial. Por lo que su debilitamiento y extinción es la despedida del capitalismo. En este marco, las tres preguntas principales a las que se debe responder son 1) qué tipo de sociedad sustituye al capitalismo; 2) cuál será la proporción de factores evolutivos y revolucionarios en el transcurso del punto de inflexión; 3) a costa de quién y a favor de quién se llevará a cabo la transgresión sistémica, o quién se hará con las cartas de triunfo en el nuevo redibujado de los mapas de la Historia, como diría F. Braudel.
Andrei Fursov, Mente Alternativa

El funcionamiento normal del capitalismo requiere la existencia de zonas no capitalistas. Cada vez que se produce un descenso cíclico de los beneficios mundiales, el sistema capitalista responde expandiéndose y convirtiendo la zona exterior no capitalista en una periferia capitalista con mano de obra barata y nuevos mercados (creación forzosa de colonias y semicolonias), y así hasta la próxima vez.

La globalización pacificó el núcleo, ha eliminado el anticapitalismo sistémico y, de hecho, ha suprimido las posibilidades de lucha de las sociedades periféricas por una mejor posición en el sistema mundial, por mejores posiciones de negociación en relación con el núcleo, es decir, la globalización ha resuelto victoriosamente los problemas por los que luchó el capitalismo a lo largo del siglo XX. Sin embargo, la victoria escondía un vacío: toda adquisición es una pérdida y toda pérdida es una adquisición – habiendo resuelto problemas insolubles a medio plazo del capitalismo, la globalización creó problemas insolubles a largo plazo y, como resultado, la situación del sistema capitalista a finales del siglo XX era mucho peor que a principios de los siglos XIX-XX: el zeitnot y el zugzwang al mismo tiempo con la perspectiva de una nueva guerra – sólo que ya social, de los estratos altos contra los bajos y los medios. En realidad, esta guerra ya ha comenzado. ¿Por qué y cómo? Muy sencillo.

domingo, 18 de febrero de 2024

La degeneración de las élites como signo clave de la catástrofe de Occidente

Rostislav Ishchenko, Geoestrategia

La derrota de Occidente en la confrontación global en desarrollo no estaba predeterminada desde el principio. Por el contrario, incluso entre 2010 y 2012 el equilibrio general de poder era favorable a Occidente. A principios del siglo XXI, la situación estaba claramente a su favor.

China todavía estaba plenamente centrada en la cooperación económica con Estados Unidos y la UE. Los mercados de estos países eran de fundamental importancia para la venta de productos chinos, y los préstamos y las inversiones de Occidente eran una condición fundamental para un mayor crecimiento económico de China. La facción pro occidental dentro del PCC, que creía que Beijing debería seguir integrándose a la economía mundial en términos occidentales, era fuerte y sus oponentes no tenían ninguna propuesta alternativa real. Durante varios conflictos financieros y económicos, Estados Unidos intentó aumentar el tipo de cambio del yuan frente al dólar, en la mayoría de los casos sólo mediante amenazas de sanciones (en los tiempos modernos, completamente inofensivas), y China cedió inmediatamente.

A Rusia no le fue mejor. Fue completamente expulsado de Europa Central y Oriental por la UE y la OTAN. Incluso Serbia se vio obligada a aceptar la completa subordinación de sus políticas exterior, interior y económica a Occidente. Occidente también fue el principal socio económico de Rusia. El comercio de recursos energéticos, esencial para llenar el presupuesto estatal, se cerró al mercado de la UE sin ninguna alternativa.

viernes, 12 de enero de 2024

Cómo morirá la civilización occidental

Como observa el historiador Andrei Fursov, aunque el “choque de civilizaciones” de Huntington es un típico “virus conceptual” cuya principal tarea es desviar la atención de las contradicciones reales, la crisis del capitalismo tiene un poderoso aspecto civilizatorio, y además triple: la crisis de la civilización europea; la crisis de las civilizaciones no europeas, causada por el impacto del capitalismo en ellas; y la crisis de la civilización terrenal en su conjunto, debido a la naturaleza global del capitalismo. En la crisis de la civilización europea, además de la decadencia de la alta cultura y del cambio del propio material humano europeo en el siglo XX, hay que señalar sobre todo la crisis del cristianismo. Este último está casi muerto. El protestantismo, habiendo sustituido a Dios por el Libro, casi se ha convertido en neojudaísmo. El cristianismo no es inmune ni al judaísmo ni al liberalismo. La combinación de las crisis del capitalismo, de la civilización europea (y del cristianismo en ella) encuentra su expresión por excelencia en la crisis (o culminación) del “proyecto bíblico”. Por un lado, el hombre blanco alimentado, anciano, socialmente atomizado, burgués, cuasicristiano, politizado y multiculturalizado de Europa Occidental y Norteamérica, y por otro, el hombre hambriento, joven, agresivo, antiburgués, no blanco, oscuro (a menudo no sólo literalmente, sino también en sentido figurado) con fuertes valores colectivos, son el verdadero futuro “brillante” de Occidente. Esto no es sólo “el ocaso de Europa”, sino el ocaso de Europa en el agujero de la Historia sin posibilidad de salir del mismo. Si tenemos en cuenta el hecho de que los “occidentales” han olvidado cómo trabajar —han perdido su ética del trabajo— y cómo luchar —han perdido su capacidad de combate—, la perspectiva parece aún más sombría.

Andrei Fursov, Mente Alternativa

Debido a la naturaleza social del capitalismo y a su escala global, la crisis de este sistema se convierte en una especie de detonante, un fenómeno en cascada que desencadena un mecanismo de crisis que va mucho más allá no sólo del capitalismo, sino del marco sociosistémico. Ya se ha escrito bastante sobre la crisis de la sociedad moderna, las ideologías progresistas del marxismo y el liberalismo y las formas asociadas de organización de la ciencia y la educación -toda la geocultura de la Ilustración-, así como sobre la crisis de la civilización europea.

En este último caso, hay que subrayar que el capitalismo, sobre todo después del sistema-mundo europeo de los “largos años cincuenta” del siglo XIX, es decir, en 1848-1867 (exactamente entre las revoluciones europeas de 1848 y la Restauración Meiji en Japón, entre el “Manifiesto del Partido Comunista” y el primer volumen de “El Capital”), convertido en un sistema mundial con el “Occidente atlántico” como núcleo, comenzó a destruir no sólo las civilizaciones no europeas, sino también la europea, logrando resultados significativos en sólo unas décadas.

viernes, 5 de enero de 2024

Ucrania y Palestina: la doble amenaza a la hegemonía estadounidense

El resultado de los conflictos liderados por Estados Unidos en Ucrania y Medio Oriente tendrá un profundo impacto en el orden mundial en desarrollo. Washington ya ha perdido lo primero, y sus principales adversarios están decididos a asegurarse de que también pierda lo segundo

MK Bhadrakumar, The Cradle

Los analistas geopolíticos coinciden en general en que la guerra en Ucrania y la crisis del Medio Oriente dictarán la trayectoria de la política mundial en 2024. Pero al lado aparece una tesis reduccionista que ve el conflicto entre Israel y Palestina estrictamente en términos de lo que implica para la resiliencia de Estados Unidos la guerra por poderes en Ucrania, partiendo del supuesto de que el centro de la política mundial se encuentra en Eurasia.

La realidad es más compleja. Cada uno de estos dos conflictos tiene una razón de ser y una dinámica propia, pero al mismo tiempo están entrelazados.

La profunda implicación de Washington en la fase actual de la crisis de Medio Oriente puede convertirse en un atolladero, ya que también está enredada con la política interna de una manera que la guerra de Ucrania nunca lo ha estado. Pero claro, el resultado de la guerra de Ucrania ya es una conclusión inevitable, y Estados Unidos y sus aliados se han dado cuenta de que Rusia no puede ser derrotada militarmente; el final se reduce a un acuerdo para poner fin al conflicto en los términos de Rusia.

Sin duda, el resultado de la guerra de Ucrania y el desenlace del conflicto entre Israel y Palestina, que es la raíz de la crisis de Medio Oriente, tendrán un impacto profundo en el nuevo orden mundial, y los dos procesos se refuerzan mutuamente.

jueves, 21 de diciembre de 2023

Europa en el vacío: sin Razón, sin Alma y sin Cultura

Gennaro Malgieri, Electo Magazine

El vacío que caracteriza la discusión sobre el destino de Europa nos invita a volver a tomar en nuestras manos libros "intemporales", afortunadamente reeditados por editoriales tan sagaces como refinadas. Nada mejor en estos días de asfixia política más que climática que una "zambullida" en las páginas de La génesis de Europa de Christopher Dawson, uno de los más grandes historiadores ingleses del siglo XX, meritoriamente reeditado por Lindau (pp.409, 34,00 euros), en| el que la introducción a la historia de la unidad europea desde el siglo IV al XI -verdaderamente crucial en la construcción de la identidad continental- se considera acertadamente como una época de renacimiento, ya que la compleja integración entre el Imperio romano y la Iglesia católica, la tradición clásica y las sociedades esencialmente "bárbaras" pero subyugadas por la romanidad favoreció el nacimiento de una civilización vital, como describió magistralmente Gioacchino Volpe en sus estudios sobre la Edad Media y los inicios de la nación italiana, parte de una nación europea que existió a pesar de todo como espíritu de empresa en la construcción de un edificio sobre unas ruinas que no se removieron, sino que se revitalizaron gracias también al monacato como generador de fe y cultura.

miércoles, 13 de diciembre de 2023

La supercrisis mundial llegará como se predijo

Andrei Fursov, Euro-Synergies

La aplicación de medidas antisociales fuera del corazón del sistema capitalista ha permitido durante mucho tiempo a los gobernantes capitalistas mitigar el conflicto social dentro del corazón del sistema y ralentizar y modificar la lucha de clases. Como dijo Cecil Rhodes a finales del siglo XIX, «o te conviertes en imperialista o tienes una guerra civil». Y, efectivamente, la fase imperialista del capitalismo fue un intento de evitar la guerra civil en su propia sociedad recurriendo a la expansión exterior. Pero el hecho es que el imperialismo estaba limitado desde el principio por el tamaño del planeta, y a finales de los siglos XIX y XX, las zonas exteriores, a expensas de las cuales se podían limar los conflictos sociales en el centro, estaban agotadas, y para evitar la guerra civil, se necesitaban guerras no coloniales, sino imperialistas, es decir, entre las propias potencias imperialistas.

Esto coincidió, entre otras cosas, con el desarrollo de la segunda revolución industrial (1870-1910). La segunda revolución industrial significó la electricidad, el motor de combustión interna y, en la vida cotidiana, el teléfono, el telégrafo, el cine, el suministro de agua y los ascensores. Hay que señalar que la segunda revolución industrial duró menos que la primera. La primera revolución industrial fue la máquina de vapor y los ferrocarriles entre 1750 y 1830. La línea descendente de la dinámica económica industrial del capitalismo se demuestra de forma aún más llamativa con la tercera revolución industrial: 1970-2000. Hablamos del ordenador, el teléfono móvil, Internet y los robots.

lunes, 4 de diciembre de 2023

Israel reabre el matadero en Gaza

Ya 1,8 millones de palestinos en Gaza han sido expulsados ​​de sus hogares. Una vez que los palestinos crucen la frontera hacia Egipto los palestinos nunca regresarán… Esta no es una guerra contra Hamás. Es una guerra contra los palestinos
Chris Hedges, Observatorio de la Crisis

Los cielos sobre Gaza están llenos –después de una tregua de siete días– de proyectiles de muerte. Aviones de guerra. Helicópteros de ataque. Drones. Proyectiles de artillería. Proyectiles de tanques. Morteros. Bombas. Misiles. Gaza es una cacofonía de explosiones y gritos desesperados y pedidos de ayuda debajo de los edificios derrumbados. El miedo, una vez más, se está enroscando en cada corazón del campo de concentración de Gaza.

Hasta el viernes por la tarde, 184 palestinos –incluidos tres periodistas y dos médicos– habían muerto por ataques aéreos israelíes en el norte, sur y centro de Gaza, y al menos 589 habían resultado heridos, según el Ministerio de Salud de Gaza. La mayoría de ellos son mujeres y niños. Israel no se dejará disuadir. Planea terminar el trabajo, destruir lo que queda en el norte de Gaza y diezmar lo que queda en el sur, hacer que Gaza sea inhabitable, ver a sus 2,3 millones de habitantes expulsados en una campaña masiva de limpieza étnica mediante el hambre, el terror, matanza y enfermedades infecciosas.

Los convoyes de ayuda, que traían cantidades simbólicas de alimentos y medicinas (el primer lote consistía en sudarios y pruebas de coronavirus, según el director del hospital de Al Najjar), han sido detenidos. Nadie, y menos aún el presidente Joe Biden, planea intervenir para detener el genocidio.

lunes, 23 de octubre de 2023

La psicología de la crisis permanente

Markku Siira, geoestrategia.es

"Guerra, cambio climático, estancamiento económico, polarización política... parece que hoy en día no escasean las crisis", escribe Thomas Fazi.

El año pasado, la palabra permacrisis, "permacrisis" -que significa "periodo prolongado de inestabilidad e inseguridad resultante de una serie de desastres"- fue declarada "palabra del año" por el diccionario inglés Collins.

Si miramos atrás en el tiempo, la actual conciencia de crisis fue provocada por la pandemia mundial de los tipos de interés, precedida por "crisis más locales" como el Brexit y la crisis europea de los refugiados, y por la crisis financiera posterior a 2008.

miércoles, 1 de marzo de 2023

Maquillando el cadáver del capitalismo

Luis Britto García, Rebelión

Ya nadie habla de capitalismo. Capitalismo implica capital, que posee otro y tú no tienes. Capitalista es dueño, patrono, tipo que impone hacer lo que a él le da la gana. Ahora se habla del Mercado. Mercado suena impersonal, como el destino o las leyes naturales. Quien dice Mercado casi dice Supermercado, tan abarrotado de bienes que casi olvidamos que hay que pagar la factura. Capital es la mano que aprieta. Mercado es la mano invisible que, como Dios, se ocupa de hacer el bien aunque el resultado sea que todo anda mal.

Si para venderse el capitalismo tiene que cambiarse el nombre, significa que no está dispuesto a cambiar nada, excepto nombres. Ya anotó Adolfo Bioy Casares en su Diccionario del argentino exquisito que todas las indignidades del capitalismo han sido rebautizadas con las palabras más dignas del idioma. Ya los precios no suben, se liberan. Los intereses no se alzan, se sinceran. Al trabajador no se lo despide, se flexibiliza su relación de trabajo. Apoteosis de la confiscación por el capitalismo del prestigio de lo que se le opone es banalizar la Revolución como argumento de venta: hay revolución en la moda, en los desodorantes, en las toallas sanitarias, en el papel higiénico. Revolución en todo, mientras no haya Revolución en nada.

jueves, 13 de enero de 2022

"No mires arriba": el placer del reconocionismo

Santiago Alba Rico, Público

Lo mejor y lo peor que puede decirse de la polémica y aclamada película de Adam McKay, No mires arriba, es que es brillante y entretenida. Es lo mejor porque, en efecto, pasas un buen rato gracias al ingenio de unos guionistas que vuelcan en ella todas las verdades que habitualmente se nos ocultan y todas las denuncias a las que en otros formatos nadie hace ningún caso: el populismo electoralista de los gobernantes, la colusión entre el poder político y el económico, las fantasías de los gurús tecnológicos, el negacionismo interesado de los plebeyos, la frivolidad cómplice de los medios de comunicación. Es lo mejor, pero también lo peor, porque el único efecto que introduce en el mundo es el de confirmar las fronteras impermeables entre la enunciación y la acción. La verdad, por así decirlo, nos divierte tanto como el magufismo, el adefesio y la estupidez.

viernes, 20 de agosto de 2021

Marcos teóricos para entender la crisis actual

En este momento con presencia dramática del coronavirus estamos en el corazón de un caos que afecta a todo el planeta. Pero él nos hace descubrir a la Tierra como un todo y que somos también Tierra, parte consciente de ella y no sus dueños y señores
Leonardo Boff, Alainet

Toda la realidad histórico-social, por bien que se presente o por hundida en una situación de caos, demanda un marco teórico (conjunto de conceptos) para poder ser entendida, sea para enfrentar las amenazas que puede representar sea para celebrar un nuevo orden que puede surgir con sus promesas.

El primer marco teórico sigue la ciencia tal como ha venido siendo comúnmente practicada y cuyo método se inauguró en el siglo XVIII con los padres fundadores del paradigma científico moderno. Adquirió su más clara expresión con los resultados del IPCC que hace el seguimiento del calentamiento actual y de la salud de la Tierra. Se orienta por el principio del orden.

Los hechos sobre los cuales reflexiona son, por ejemplo, la irrupción de la Covid-19 mostrando la reacción de la Tierra contra las agresiones hechas por los seres humanos en la era geológica del antropoceno. El otro dato es el crecimiento del calentamiento global cuyo C02, como sabemos, permanece en la atmósfera más de cien años. Dada la voracidad industrialista está llegando a un límite peligroso. Hasta 2030 debe ser reducido drásticamente, en caso contrario conoceremos una dramática transformación del equilibrio de la Tierra, que amenazaría gravemente la biosfera y generaría millones de emigrados en el mundo. Otro dato es la Sobrecarga de la Tierra (The Earth’s overshoot), es decir, el agotamiento de los bienes y servicios necesarios para el mantenimiento de la vida humana y terrestre. Se está volviendo cada vez más grave como revela el último análisis, verificado el 20 de septiembre de 2020. De continuar el nivel de consumo actual, que exige una Tierra y media, puede llevarnos a altos índices de iniquidad social, especialmente entre los pobres. Están también las “9 fronteras planetarias para el desarrollo” que no deben ser superadas (climas, agua, suelo, biodiversidad, disminución de la capa de ozono, acidificación de los océanos, entre otras). Cuatro se encuentran en alto grado de degradación. A partir de la quinta puede ocurrir un efecto dominó, pues todos los factores son sistémicos y se articulan entre sí. Ahí podría ocurrir el colapso de nuestra civilización.

martes, 2 de junio de 2020

Radiografía multilateral a cinco meses de Covid-19


François Soulard, Alai

A cinco meses del inicio de la pandemia, la imagen que nos deja el concierto de países del tablero global empieza a ser más nítida. Como factor de recesión económica y social, la pandemia es en cambio un fenomenal acelerador de los tiempos políticos y parece encubrir el pasado con el futuro.

Las tendencias anteriores estaban a la vista. En octubre 2019, los Estados Unidos se retiraban progresivamente de los largos conflictos en Siria y en Afganistán, mientras desertaban sorpresivamente toda una serie de espacios multilaterales, símbolos del protagonismo excepcional desempeñado por Washington: Consejo de derechos humanos de la ONU, UNESCO, Asociación Transpacífica (TPP), Acuerdo nuclear con Irán, Acuerdo global sobre el Clima. Rumbo a ser segunda potencia mundial, la cooperación con China se volvió orgánica desde los años 90 a través de temas claves para la estabilidad global: por ejemplo la limitación de los arsenales nucleares de Corea del Norte e Irán, la participación en operaciones de paz junto con la ONU (Darfour), el crecimiento global, los equilibrios comerciales y la regulación de las tasas de cambio. En el contexto de la crisis financiera de 2008, fue Pekín quien lanzó el plan más ambicioso para frenar la recesión mundial en conjunto con los Estados Unidos, el FMI y el Banco mundial, acentuando el auge del continente asiático.

viernes, 29 de mayo de 2020

¿Quién pagará por la crisis del coronavirus?


Geraldina Colotti, Alai

Según todos los indicadores, la pandemia de coronavirus provocará una crisis aún más devastadora que la de 1929. Según el último informe de la ONG Oxfam, que utiliza las investigaciones más avanzadas en todo el mundo, es probable que por el choque pandémico será reducido a la pobreza entre los 6 y 8% de la población mundial.

En algunas regiones del sur global, el nivel de pobreza volvería al de hace treinta años, pulverizando el progreso logrado en los Objetivos de Desarrollo del Milenio establecidos por las Naciones Unidas. La crisis afectará principalmente a los 2 mil millones de trabajadores en el sector informal. En los países pobres, el 90% de los empleos son informales, en comparación con el 18% en los países ricos.

Las proyecciones del Banco Mundial también dicen que el desempleo en Europa podría duplicarse en 2020, y que casi 60 millones de empleos estarán en riesgo. En una investigación de EuroFound, el 28% de los europeos dijeron que habían perdido sus trabajos, temporal o permanentemente, desde el comienzo de la pandemia.

En Italia, o sea en la tercera economía de la zona euro, al menos 3 millones de personas tienen contratos “al negro” y, por lo tanto, están excluidos de la ayuda ordenada por el gobierno. Más de un tercio de la población, que asciende a 60.317.000, tiene serias dificultades económicas.

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