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viernes, 28 de marzo de 2025

De Europa al Medio Oriente, las ruinas de la democracia

Las cuestiones nucleares constituyen el epicentro de las preocupaciones en Europa y en el Medio Oriente, ya que tanto Zelensky como Netanyahu disponen de esas posibilidades

Manlio Dinucci, Global Research

Antes de la guerra, Westinghouse había firmado un contrato para la construcción de 13 centrales nucleares civiles en Ucrania. Nadie sabe dónde ni con qué dinero Kiev había comprado grandes cantidades de uranio enriquecido y de plutonio, que podían ser utilizados con fines militares. Todo ese material estaba almacenado en la gran central nuclear de Zaporiyia y fue por eso que las fuerzas armadas rusas tomaron esa instalación desde el inicio de su operación militar especial en Ucrania. En el Medio Oriente, Israel es la única potencia que dispone de bombas atómicas, mientras que Irán puso fin a su programa nuclear militar en 1988 –Rusia y China así lo comprobaron en el marco de las negociaciones de Lausana.

«El presidente Trump y el presidente Putin hablaron por teléfono de la necesidad de paz y de un alto al fuego en la guerra de Ucrania. Los dos líderes estuvieron de acuerdo en que ese conflicto debe terminar con una paz duradera», anunció la Casa Blanca. El Kremlin comunicó que «el dirigente ruso subrayó la necesidad absoluta de eliminar de raíz las causas de la crisis y de tener en cuenta los intereses de seguridad de Rusia».

Pero la guerra continúa. La región rusa de Saratov fue blanco de los drones ucranianos –o sea, de los drones que Ucrania recibe de las potencias occidentales o que puede fabricar y utilizar gracias a las tecnologías y los sistemas de direccionamiento que sus aliados occidentales le proporcionas.

miércoles, 26 de marzo de 2025

La OTAN europea enloquece y se suma a la guerra contra Rusia


Umberto Mazzei, Rebelión

Hace unos días tuvo lugar una cumbre europea de la OTAN para tratar un tema teórico, visto que solo Ucrania acordó con Estados Unidos una tregua en el frente ucraniano. Rusia dijo que solo podía lograrse con algunos matices. Pero entre los rusófobos de la OTAN la opinión de Rusia no importa mucho, porque para ellos solo cuenta lo que quiere Zelensky.

El lunes 24 tuvo lugar un encuentro entre Estados Unidos y Rusia con presencia de la parte ucraniana para negociar una paz. El pasado sábado Trump confirmó que el ejército que invadió Kursk estaba rodeado y debía deponer las armas y pidió en público a Putin que tuviera clemencia con las tropas que quedaron dentro del bolsón. Putin respondió que la clemencia rusa se refería solo a las tropas ucranianas, esa precisión no augura nada bueno para las numerosas tropas regulares de la OTAN que participaron con uniforme ucraniano en esa invasión de la provincia rusa de Kursk.

La inesperada solicitud de Trump hace presumir que entre las tropas aisladas en el bolsón que se formó mientras escapaban de vuelta al territorio ucraniano debe de haber muchos mercenarios originarios del ejército estadounidense que fueron enviados a participar en esa invasión del territorio ruso en un intento de capturar la central nuclear de Kursk y se decidió en la época del presidente Joe Biden.

viernes, 21 de marzo de 2025

Una intensa lluvia caerá, desde el Oeste hasta el Este

En esta coyuntura incandescente, lo que importa es lo que no se dice.

Pepe Escobar. Strategic Culture

Empecemos con esa llamada telefónica. La lectura del Kremlin es bastante sobria, pero revela algunas pepitas. Todavía no hay un acuerdo completo entre Moscú y Washington. Ni mucho menos: estamos en la fase inicial y tentativa de hablar y hablar sobre varios expedientes interconectados.

El presidente Putin no reveló absolutamente nada. La pausa acordada en los ataques a la infraestructura energética —no energía y, en cursiva, infraestructura— se traduce en que Putin impone un alto a los peligrosos ataques ucranianos a la central nuclear de Zaporizhzhia.

Puede que esto se pierda entre toda la histeria occidental; pero hay dos condiciones absolutas expresadas por Moscú para que cualquier cosa en este acertijo comience a cumplir con la realidad objetiva —y no se desarrolle como un desastre narrativo de un reality show:

  1. “El acuerdo en Ucrania debe tener en cuenta la necesidad incondicional de eliminar las causas fundamentales de la crisis, los intereses legítimos de seguridad de Rusia”.
  2. “La condición clave para evitar la escalada del conflicto debe ser el cese total de la ayuda militar extranjera y el suministro de información de inteligencia a Kiev”.
El enviado especial de Estados Unidos, Witkoff, está diciendo que los ‘detalles’ del alto el fuego se resolverán el domingo en Arabia Saudí. No importa la cantidad de gritos, Kiev tendrá que aceptarlo.

jueves, 20 de marzo de 2025

Sobre las negociaciones de Putin y Trump


Aleksandr Dugin, Geopolitika

Las conversaciones telefónicas de ayer entre Trump y Putin son un acontecimiento muy importante. Los líderes de las dos grandes potencias discutieron muchos problemas entre ellos. Creo que no se trató solo de Ucrania, sino también de la arquitectura futura del mundo, sobre el orden de las grandes potencias que se está creando ante nuestros ojos y que no tiene nada que ver con el mundo liberal unipolar del globalismo o el orden mundial que fue impuesto a toda la humanidad por la anterior administración estadounidense y cuyos restos aún vemos en la Unión Europea.

En esta conversación Putin y Trump establecieron los lineamientos para la formación de una nueva arquitectura de las relaciones internacionales. Por supuesto, el diálogo continuará, pero lo más importante es que existe, que nuestros líderes están hablando entre sí, intercambiando puntos de vista para resolver ciertos problemas. Por lo tanto, el hecho mismo de esta conversación es difícil de valorar; de hecho, ya se ha convertido en un punto de inflexión en la historia reciente y el inicio del desescalamiento.

Sí, Trump sigue en guerra con Rusia, pero esta no es su guerra, él no la empezó y quiere acabarla cuanto antes. Otra cosa es que no sepa cómo hacerlo y tampoco entienda qué es Ucrania para nosotros. Al parecer, tiene una visión bastante simplista de las herramientas y las formas en que se puede poner fin a este conflicto. Pero, al mismo tiempo, tiene la firme voluntad de poner fin a esta guerra. Quiere detenerla o simplemente hacerla a un lado, dejándosela a los ucranianos y la Unión Europea.

Crisis industrial en el jardín europeo


Martin Lallana, Viento Sur

La historia no se repite, pero rima. Hay ciertos conceptos que reaparecen en la historia en momentos similares: la reindustrialización es uno de ellos. En 1984, el gobierno del Estado español aprobó la Ley de reconversión y reindustrialización. Esto ocurría en mitad de la fase dura de la reconversión industrial, después de la pérdida de más de 600.000 empleos en la industria y el cierre de innumerables empresas manufactureras desde 1977. Durante los últimos años, los pasillos institucionales de la Unión Europea han amplificado el discurso de la reindustrialización verde. Bajo esta retórica, se están aprobando diferentes planes estratégicos orientados a mejorar la competitividad de la industria europea y avanzar en la transición energética. Sin embargo, el escenario de crisis industrial europea en que ocurre esto exige un análisis de fondo. Parece que cada vez que oímos hablar de reindustrialización las personas trabajadoras de la industria deben echarse a temblar.

El otoño de los despidos en la industria

A inicios de 2024, la Confederación Europea de Sindicatos (CES) advertía de la pérdida de 853.000 empleos en la industria manufacturera de la Unión Europea entre 2019 y 2023. Esta caída ocurrió después de una década de relativa estabilidad en el empleo industrial. Lejos de corregirse, las turbulencias económicas del último año apuntan hacia una profundización de la tendencia. Hacemos un repaso de algunos hitos principales, especialmente centrados en la industria de la automoción.

En julio de 2024, Audi anunció el cierre de su fábrica en Bruselas, despidiendo a sus 3.000 personas trabajadoras. La decisión viene motivada por una reestructuración que pone fin a la producción del único modelo que se fabricaba en las instalaciones por una previsión de fuertes caídas en las ventas. El cierre está previsto en febrero de 2025. A esto se suma el plan de reestructuración anunciado en noviembre de 2024, que implica la reducción del 15% de su plantilla en Alemania con el despido de 4.500 personas trabajadoras.

martes, 18 de marzo de 2025

Europa se enfrenta a un cambio de actitud hacia el MAGA a medida que Trump avanza hacia su objetivo primordial: el reinicio global.

Si Europa pretende sustituir a Estados Unidos, será extremadamente costoso, muy costoso políticamente y fracasará.

Alastair Crooke, Strategic Culture

El presidente Trump quiere que Ucrania se resuelva, y punto. Esto es para poder avanzar rápidamente: normalizar las relaciones con Rusia e iniciar el proyecto general de establecer un nuevo orden mundial que ponga fin a las guerras y facilite las relaciones comerciales.

La cuestión aquí —que Europa finge no comprender— es que el fin del conflicto en Ucrania es simplemente la puerta de entrada para Trump a toda la lógica y plataforma en la que se basó: el Gran Reinicio del panorama geopolítico. Ucrania, dicho simplemente, es el obstáculo para que Trump logre su objetivo primordial: el Reinicio Global.

Starmer, Macron y el ala oriental de las élites europeas ignoran la magnitud del cambio de mentalidad global hacia la política y la ética tradicionalistas estadounidenses. También pasan por alto la furia apenas disimulada del mundo Trump que subyace a esta revolución naciente. «La derecha Maga no tiene ninguna de las inhibiciones de sus predecesores. Planea aprovechar el poder de un estado recuperado para aniquilar a sus enemigos», escribe Allister Heath.

La clase dirigente europea se encuentra en graves dificultades y cada vez más aislada, en un mundo que se derechiza a un ritmo vertiginoso. «Estados Unidos es ahora el enemigo de Occidente», proclama el Financial Times . Los líderes europeos, sin miramientos, no lo entenderán.

La realidad es que Estados Unidos está ahora enfrascado en controlar la política exterior de Europa . Y está a punto de empezar a exportar los valores republicanos tradicionales estadounidenses para controlar el sistema de creencias progresistas europeo. Los estratos gobernantes europeos, muy alejados de sus bases, no han logrado comprender la amenaza a sus propios intereses (un escenario descrito aquí).

domingo, 16 de marzo de 2025

Nos encanta la guerra

Este es tu casco, esta es la bayoneta de tu abuelo, por favor, después de ti.

Andrea Zhok. Arianna Editrice

En el primer volumen de los “Cuadernos de la cárcel”, Gramsci dedica un extenso y justificadamente famoso análisis a la naturaleza de la clase intelectual y su función. Escribe:
"Los intelectuales tienen la función de organizar la hegemonía social de un grupo y su dominación estatal, es decir, el consenso dado por el prestigio de la función en el mundo productivo y el aparato de coerción […] para aquellos momentos de crisis de mando y dirección en los que el consenso espontáneo entra en crisis"
Si un estudioso quisiera buscar un ejemplo preclaro de esta función de los intelectuales en la Italia contemporánea, no podría encontrar mejor ejemplo que el artículo de Antonio Scurati, aparecido hoy en las páginas de Repubblica, titulado: “¿Dónde están ahora los guerreros de Europa?” (con la palabra ‘guerreros’ subrayada en cursiva).

El texto es admirable, porque la tarea asignada por los comisarios era sin duda de una complejidad extraordinaria.

La situación que el intelectual está llamado a abordar es crítica.

Por razones inconfesables, la cadena de mando europea desea hoy impulsar una ‘monstruosa’ sangría de recursos públicos en nombre de la seguridad y el rearme.
Aunque aturdidos por reality shows, talk shows y sustancias psicotrópicas —en orden decreciente de nocividad—, los ciudadanos europeos parecen manifestar cierta inquietud ante la aparición de este colosal pepino volando a baja altura.

El colapso del Imperio.
La OTAN está muerta

Los comentarios de Timothy Ash sobre la desaparición de la OTAN ponen de manifiesto la creciente preocupación europea por los compromisos de seguridad de Estados Unidos, mientras los líderes se apresuran a reforzar sus propias defensas en medio de la incertidumbre sobre la continuidad del apoyo militar estadounidense.

Kit Klarenberg. Al Mayadeen

El 3 de marzo, Timothy Ash, del grupo de expertos de élite británico en defensa Chatham House, vinculado al Estado, hizo una serie de proclamaciones sorprendentes en una entrevista concedida a Bloomberg. Su mensaje principal fue contundente: “La OTAN está muerta”.

Habló tras las muy públicas consecuencias del encuentro del 28 de febrero en el Despacho Oval entre Volodomyr Zelensky y Donald Trump. El impacto de esa debacle se hace sentir hoy, con la mayor parte de la ayuda y el intercambio de inteligencia de EE. UU. con Kiev ahora en pausa, a la espera de que el líder ucraniano firme un acuerdo de minerales por seguridad respaldado por la Casa Blanca.

Tachando la catastrófica cumbre de ‘emboscada’, Ash declaró que Trump y su adjunto J. D. Vance habían “expuesto muy claramente” que la alianza militar estaba moribunda a todos los efectos, sin esperanza de recuperación. Señaló que otros comentarios hechos por el presidente de Estados Unidos en la reunión del Despacho Oval indicaban una clara reticencia por parte de Washington a intervenir militarmente para proteger a los Estados bálticos en caso de que acabaran en guerra con Rusia, en aparente violación del artículo 5 de la OTAN:
Ahora debería quedar muy claro para los líderes europeos que la OTAN está muerta, que no podemos confiar en las garantías de seguridad de EEUU, nos lo han dejado claro… La OTAN ya está más o menos muerta… Incluso plantear dudas sobre si Estados Unidos apoyaría a algunos estados de la OTAN lo dice todo… Ya no podemos confiar en los estadounidenses. Tenemos que seguir adelante, tenemos que pensar en nuestros propios intereses nacionales, en nuestra propia seguridad, tenemos un período de transición muy difícil.

sábado, 15 de marzo de 2025

El nudo europeo

Europa, que odia a Trump, se dispone a hacer exactamente lo que quiere EEUU. Convencida, eso sí, de que está escupiendo al presidente norteamericano. Tratando de entender cuál es el quid de toda la cuestión, porque Europa ya no sabe cómo moverse en el mundo.

Enrico Tomaselli, La Haine

Hay algo paradójico en este levantamiento de los escudos de la cúpula europea -casi en pleno- contra la administración Trump, que entre otras cosas confirma que está compuesta en su mayoría por incompetentes, aquejados de un infantilismo político espantoso sólo a la altura de su arrogancia.

Y lo paradójico es que, creyendo escupirle en la cara a Trump, se disponen a hacer exactamente lo que Trump les pide, es decir, asumir ellos mismos la defensa europea, puesto que EEUU ya no considera tan importante ese teatro de operaciones y quiere dirigir sus recursos militares a otra parte. Además, para quienes no estuvieran ofuscados por su propia incapacidad cognitiva, estaba claro desde hace tiempo que esa era la dirección en la que ya estaba girando EEUU cuando Biden aún estaba en la Casa Blanca. Esto se subrayó repetidamente al escribir sobre el conflicto ucraniano. Lo que deja claro que no se trata de un capricho del nuevo presidente, sino de una evolución estratégica estadounidense a la que Trump sólo ha aportado, si acaso, su estilo áspero y sin filtros.

miércoles, 12 de marzo de 2025

Vuelve la austeridad, y esta vez más peligrosa que nunca


Mark Blyth, Sin Permiso

Quince años después de la crisis financiera mundial, la austeridad ha vuelto. Pero esta vez no es solo una idea económicamente peligrosa que promete empeorar una mala situación; en manos de Elon Musk y del presidente argentino Javier Milei, también es un arma política y una herramienta redistributiva.

¿Qué tienen en común Rachel Reeves, Javier Milei y Elon Musk? Todos predican el evangelio de la austeridad como una cura necesaria para lo que aqueja a sus respectivas economías.

Por ejemplo, Reeves, la ministra de Hacienda del Reino Unido, ha endurecido las normas de gasto e inversión del gobierno, a pesar de que la restricción fiscal ha sido una de las principales causas de los problemas del país en los últimos 15 años. Del mismo modo, Milei ha enmarcado la austeridad como el precio que debe pagar Argentina por 20 años de sobreextensión. Argumenta que derrotar a la inflación es el único camino hacia la prosperidad, incluso si al hacerlo se profundiza un pozo de pobreza ya profundo.

Y para Musk, Estados Unidos supuestamente necesita austeridad para evitar la bancarrota. Este argumento es solo una artimaña: los estados con monedas soberanas, especialmente la principal moneda de reserva mundial, no pueden quebrar. La motivación obvia de Musk para recortar los presupuestos públicos es hacer espacio para recortes de impuestos y despedir a los empleados públicos que no comparten su agenda.

La negociación de una paz duradera en Ucrania


Jeffrey Sachs, The Unz Review

No debería haber muchas dudas sobre cómo se puede establecer una paz duradera en Ucrania. En abril de 2022, Rusia y Ucrania estuvieron a punto de firmar un acuerdo de paz en Estambul, con el Gobierno turco actuando como mediador. Estados Unidos y el Reino Unido convencieron a Ucrania de que no lo firmara, y desde entonces cientos de miles de ucranianos han muerto o han resultado gravemente heridos. Sin embargo, el marco del Proceso de Estambul sigue proporcionando la base de la paz hoy en día.

El borrador del acuerdo de paz (fechado el 15 de abril de 2022) y el Comunicado de Estambul (fechado el 29 de marzo de 2022) en el que se basaba ofrecían una manera sensata y directa de poner fin al conflicto. Es cierto que tres años después de que Ucrania rompiera las negociaciones, tiempo durante el cual ha sufrido pérdidas importantes, Ucrania acabará cediendo más territorio del que habría cedido en abril de 2022, pero ganará lo esencial: soberanía, acuerdos de seguridad internacional y paz.

En las negociaciones de 2022, los temas acordados fueron la neutralidad permanente de Ucrania y las garantías de seguridad internacional para el país. La disposición final de los territorios en disputa se decidiría con el tiempo, sobre la base de negociaciones entre las partes, durante las cuales ambas partes se comprometieron a abstenerse de usar la fuerza para cambiar las fronteras. Dadas las realidades actuales, Ucrania cederá Crimea y partes del sur y el este de Ucrania, reflejando los resultados de los campos de batalla de los últimos tres años.

martes, 11 de marzo de 2025

El arrebato "espontáneo" de Zelensky: un drama en tres actos

La escandalosa aparición de Zelensky en la Casa Blanca no fue un arrebato espontáneo - fue el final de un plan con sus raíces en Londres y los hilos movidos por las élites europeas

Elena Fritz, Politically Incorrect.

El viernes 28 por la noche, la Casa Blanca explotó, no literalmente, sino políticamente: Volodymyr Zelenskyj abandonó Washington antes de tiempo tras una agria disputa con Donald Trump. Un escándalo que provocó la ruptura de los hilos transatlánticos. Pero no fue un estallido espontáneo, sino el remate de un plan cuyas raíces están en Londres y cuyos hilos mueven las élites europeas. Alemania en el meollo. Un drama en tres actos..

Primer acto: la chispa británica en enero.

Rebobinamos hasta enero de 2025: Keir Starmer visita Kiev y firma un «acuerdo de asociación» con Zelensky. Puertos, gas, tierras raras... todo queda bajo control británico. Un movimiento que coge a EEUU por sorpresa. Londres se asegura influencia mientras Trump sigue ocupado con su toma de posesión. ¿Especulación? Ciertamente. Pero el Gobierno británico tiene un motivo: utilizar Ucrania como palanca contra un Trump imprevisible que amenaza con dejar a Europa al margen. El tratado es el pistoletazo de salida, y Alemania asiente, mientras Scholz y Baerbock guardan silencio..

Acto 2: Irlanda como espoleta.

La «autonomía estratégica» europea y la guerra proxy


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“La administración Trump tardó solo cuatro semanas en romper el aislamiento internacional de Moscú y llevar a funcionarios rusos a Riad para negociar el futuro de Ucrania, sin la participación del gobierno ucraniano ni de los aliados europeos. Antes de eso, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, descartó la posibilidad de que Ucrania se uniera a la OTAN o recibiera garantías de seguridad estadounidenses, trasladando de hecho la responsabilidad de la defensa de Ucrania a Europa. Al ofrecer las concesiones más importantes por adelantado, Hegseth renunció a una valiosa influencia de Estados Unidos antes incluso de que comenzaran las negociaciones”, escribía la semana pasada un artículo publicado por Foreign Policy y que se enmarca en la visión europea de los acontecimientos. Rusia estaba aislada, un argumento que no se sostiene salvo si únicamente se toma en cuenta a los países occidentales, y la actuación de Donald Trump ha roto con ese trabajo que habían realizado la UE y la administración Biden. Lo mismo puede decirse de las dos acusaciones que el artículo vierte sobre Pete Hegseth, que según esta versión eliminó como arma de negociación dos aspectos que simplemente no eran realistas: la adhesión de Ucrania a la OTAN y la integridad territorial.

En la visión idílica de los países europeos y Ucrania, las sanciones y el aislamiento obligarían a Rusia a librar una guerra sin garantías que le colocaría entre la espada y la pared ante la necesidad de aceptar los términos dictados por Kiev. Para conseguirlo, era preciso un éxito en el contraofensiva de 2023, con la aproximación prevista a Crimea, que habría causado un caos interno entre las tropas y el comando ruso, que habría suplicado la paz para mantener la península a cambio de abandonar todo lo demás. Desde hace al menos tres años, Bruselas ha decidido vivir en la burbuja creada por su propaganda, al margen de la realidad que marca el frente y que, como recordaba un exdiplomático francés, es la base sobre la que se gestan los acuerdos de paz en guerras en las que no hay un claro vencedor y un vencido. Los eslóganes sobre la integridad territorial de Ucrania, que mantienen solo creyentes acérrimos como Pedro Sánchez, pero que ha limitado incluso Emmanuel Macron, son el reflejo de los deseos y no de la realidad. Eliminar la integridad territorial de la lista de exigencias a Rusia es solo una muestra de realismo. Al igual que la cuestión de la OTAN, una Rusia que no ha sido militar, económica y políticamente derrotada jamás va a aceptar la expansión de la Alianza a su frontera con Ucrania ni va a ofrecerse a devolver a Kiev el control de Crimea, un territorio estratégico que habría que entregar a Ucrania contra la opinión de la inmensa mayoría de la población.

domingo, 9 de marzo de 2025

Paralizada por una demencia aguda, Europa vuelve a declarar la guerra a Rusia

El SMO seguirá adelante. Y, como quieren los europeos, hasta el último ucraniano.

Pepe Escobar, Strategic Culture

Comencemos con el momento Camino a Damasco del Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio:
“Francamente, es una guerra indirecta entre potencias nucleares, en la que Estados Unidos ayuda a Ucrania y Rusia, y debe terminar”.
Eso sí que es un disparate. Jeffrey Sachs al rescate. Por supuesto, la formulación correcta sería “guerra por delegación lanzada por Estados Unidos”. Pero, aun así: ¡Aleluya! Una iluminación así –por delegación– desde los Cielos jamás podría haberle caído encima al anterior Secretario de Estado norteamericano sobre Genocidio.

Ahora pasamos al pánico. El pánico europeo total.

Le Petit Roi, tan popular en Francia como los mosquitos nocturnos en un resort de playa de cinco estrellas, ha declarado que la paz en Europa sólo es posible con una Rusia “domesticada” y que Rusia es una amenaza directa para Francia y Europa.

Sobre Ucrania, pontificó que la paz simplemente no puede lograrse bajo los términos rusos o mediante la –inevitable– rendición ucraniana.

El sin aliento Petit Roi literalmente se puso a hablar de armas nucleares. Subrayó que Francia posee un poder de disuasión nuclear y se lo ofreció al resto de Europa, al tiempo que insistió en que el futuro de Europa no debería estar dictado por Moscú o Washington.

Los delirios liberales no salvarán a Ucrania

Para algunos liberales, la decisión de Donald Trump de humillar a Volodímir Zelensky demostró que es un títere de Rusia. Pero la crudeza de Trump es solo la ilustración más impactante de que el futuro de Ucrania está sujeto a la realpolitik estadounidense.

Ingar Solty, Jacobin

La horrible guerra de Ucrania es, en varios sentidos, una lección sobre los imperialismos: clásico contra nuevo, formal contra informal, tonto contra inteligente. Pero también es una lección general sobre epistemologías, sobre las claves que utilizamos para leer el mundo y su utilidad o no. Como tales, revelan quiebres intelectuales, políticos y morales.

Las locuras de la teoría del discurso en la práctica

Una vez que Rusia invadió Ucrania, muchos parecieron empeñados en deducir sus objetivos de guerra a partir de su folclore sentimental y ultranacionalista, orientado a complacer al frente interno, en lugar de analizar su historia reciente, su economía política, su posición en la arena geopolítica y imperial internacional, y su enfoque militar-estratégico concreto respecto a Ucrania. Esta elección, incluso por parte de muchos dentro de la izquierda, implicó el rechazo a un análisis materialista sólido en favor de un análisis discursivo superficial, que coincidía convenientemente con la propaganda estatal del liberalismo occidental.

Aquellos profesionales que preferían mirar lo que se decía en lugar de lo que se hacía observaron que el presidente ruso Vladimir Putin había calificado el colapso de la Unión Soviética como la mayor tragedia del siglo XX y había cuestionado el estatus de Ucrania como estado-nación independiente. Llegaron a la conclusión de que Rusia no solo estaba obviamente a punto de absorber a toda Ucrania, sino que finalmente iba a atacar al resto del mundo postsoviético, incluidos los estados no pertenecientes a la OTAN como Georgia, Moldavia y Kazajistán, e incluso a algunos pertenecientes a la OTAN como los estados bálticos y sus minorías rusas.

sábado, 8 de marzo de 2025

Estados Unidos admite la derrota en la guerra por poderes en Ucrania mientras las élites europeas persisten en sus delirios de autodestrucción

Napoleón, Hitler y ahora los líderes elitistas europeos han caído en el olvido debido a errores de cálculo sobre Rusia

Editorial de Strategic Culture

En una entrevista con Fox News esta semana, el principal diplomático estadounidense, Marco Rubio, hizo una confesión contundente: calificó el conflicto en Ucrania como una guerra por poderes entre Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y Rusia.

¡Detengan a la prensa! De un solo golpe, el relato que justifica la guerra apoyada por la OTAN durante los últimos tres años quedó al descubierto como una mentira descarada. No se trata de “defender a Ucrania” de una supuesta agresión rusa no provocada. Es una guerra por delegación, lo que significa que tiene causas y responsabilidades más profundas.

Esto es lo que Moscú y muchos otros observadores internacionales han estado diciendo desde el principio. Reconocer el conflicto como una guerra por poderes es empezar a admitir una mayor culpabilidad y a abordar las causas profundas para lograr una solución pacífica genuina.

El Secretario de Estado Rubio hizo un llamamiento enfático a poner fin a la guerra para salvar vidas. Afirmó que el conflicto estaba en un punto muerto y que no se atrevía a pronunciar la palabra “derrota”. Pero esta debacle es una derrota.

Rubio denunció que la administración anterior de Biden y el Congreso (incluido él mismo como senador) habían alimentado el conflicto junto con otros miembros de la OTAN en una campaña inútil. Ahora es el momento de poner fin al conflicto, afirmó.

El ministro de Asuntos Exteriores de Estados Unidos apareció en televisión con una prominente cruz de ceniza marcada en la frente, como muestra de la Cuaresma. Los cristianos de todo el mundo comienzan los preparativos para la Pascua poniéndose cenizas como signo de arrepentimiento. La “confesión” de Rubio de una fallida política estadounidense de guerra por delegación contra Rusia en Ucrania puede ser vista como un reconocimiento tardío por parte de Washington de que necesita cesar, desistir y enmendar sus errores para lograr la paz.

jueves, 6 de marzo de 2025

Europa, la 'madame' despechada

Los líderes europeos han perdido el norte. Están confundidos. Trump les ha despertado del sueño y les recuerda cuál es su rol en este teatro de operaciones

Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada

Tras la II Guerra Mundial Europa perdió privilegios. Aquellos acumulados desde el nacimiento de la cultura grecorromana, rebautizada como civilización occidental y cuna de los DDHH a partir del siglo XVIII. Una época de expansión del colonialismo, los imperios y la esclavitud moderna. En el siglo XIX, el poder de Europa occidental era incuestionable. La I Guerra mundial (1914-18) no afectó su control geopolítico del planeta.Francia, Italia, Gran Bretaña, Suecia o Dinamarca, incluso la derrotada Alemania, renacía bajo una esvástica.

Mientras, en el Nuevo Mundo, EEUU buscaba acotar fronteras y expandir su control sobre el resto del continente. El Destino Manifiesto le dio fuerza constituyente y la Doctrina Monroe le permitió marcar territorio. América para los americanos, de EEUU, claro. En 1803, compró Luisiana a Francia. En 1846 declaró la guerra a México, anexionándose 2 millones 300 mil kilómetros cuadrados, 55 por ciento de su territorio. California, Nevada, Utah, Nuevo México, Arizona, Colorado, sin contar Texas en 1824. Y en 1867, pagó, a los zares de Rusia, 7 millones de dólares en oro, por Alaska. Así consolidó sus fronteras, guerra civil mediante (1861-65). A mediados del siglo XX, controlaba la casi totalidad de los gobiernos de América Latina.

Guerras espurias, intervenciones militares, golpes de Estado, amenazas, etcétera. Ayer, como hoy, el control de las materias primas y la sumisión militar son su objetivo. Así nace el imperialismo estadounidense. Hoy lo reconocemos demandando tierras raras en Ucrania, marcando intenciones en Gaza, deseando anexionarse Canadá, comprar Groenlandia o enviar tropas a Panamá para recuperar el canal. Nada nuevo, salvo las formas.

martes, 4 de marzo de 2025

Renacimiento europeo: una visión para la renovación de la civilización

Alexander Raynor reseña el libro de Robert Steuckers The European Enterprise, destacando su argumento de que Europa puede restaurar su fuerza civilizacional formando parte de una «Gran Alianza Euroasiática» de París a Pekín, que ofrece una alternativa al dominio estadounidense en medio del declive de Europa.

Alexander Raynor, Arktos

En su exhaustivo análisis de la geopolítica europea, The European Enterprise: Geopolitical Essays, Robert Steuckers presenta una visión convincente de la renovación europea mediante la creación de una «Gran Alianza Euroasiática» que contrarreste la hegemonía estadounidense y restaure la independencia europea. Examinando patrones históricos, realidades geográficas y posibles alineamientos estratégicos, traza un camino a seguir para la civilización europea.

El núcleo del análisis de Steuckers es el reconocimiento de que el control de regiones geográficas clave – en particular el Mar Negro, los Balcanes y el Mediterráneo oriental – que ha sido crucial a lo largo de la historia. Desde la antigua Roma hasta nuestros días, pasando por el Imperio Otomano, estas zonas han servido como puntos de pivote estratégicos vitales. Comprender estos patrones duraderos resulta esencial para desarrollar estrategias contemporáneas eficaces.

Steuckers rehabilita el concepto de Reich o imperio como principio organizador positivo que puede unir respetando la diversidad. A diferencia de los Estados-nación modernos o del universalismo globalista, los imperios tradicionales permitían la coexistencia de pueblos y culturas diferentes manteniendo su singularidad dentro de un marco civilizatorio más amplio. Este modelo ofrece importantes lecciones para construir nuevas formas de unidad europea.

Trump se enfrenta al "occidente Colectivo"

En cualquier caso, puede que su sustitución no sea algo terrible, ya que obligaría a celebrar las elecciones tan esperadas y conduciría al surgimiento de un liderazgo legítimo en Kiev, que ahora se ha convertido en una necesidad imperiosa para que prevalezca lo que Trump llamaría ‘sentido común’.

M. K. Bhadrakumar, Indian PunchLine

La dramática escena en el Despacho Oval el viernes por la noche indica que el presidente Donald Trump está desvinculando a Estados Unidos de la “guerra eterna” en Ucrania que dejó su predecesor Joe Biden.

La guerra está a punto de terminar con un gemido, pero su “efecto mariposa” en nuestro mundo increíblemente complejo y profundamente interconectado definirá la seguridad europea e internacional durante las próximas décadas.

Los medios de comunicación occidentales, hostiles a Trump, han aprovechado la oportunidad para caricaturizarlo como una figura impulsiva en un intercambio de roles con Zelensky. En realidad, sin embargo, Trump ha sido literalmente llevado a este punto por la administración Biden.

La reacción emocional muy cargada de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, compadeciéndose del presidente Zelensky, habla por sí sola:
Su dignidad honra la valentía del pueblo ucraniano. Sea fuerte, sea valiente, no tenga miedo. Nunca está solo, querido presidente.
La negativa de Trump a conceder una cita a Von der Leyen puede explicar en parte su furia como mujer despreciada. En verdad, el ‘Occidente colectivo’ se encuentra en una encrucijada y no sabe qué camino tomar.

Sin la cobertura aérea y las aportaciones por satélite de EEUU, el despliegue de tropas occidentales en Ucrania será imposible. Incluso el francés Emmanuel Macron estaría de acuerdo en que sus tropas serán trituradas.

Iniciativa europea


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Gracias, Estados Unidos, gracias por su apoyo, gracias por esta visita. Gracias al presidente de Estados Unidos, al Congreso y al pueblo estadounidense. Ucrania necesita una paz justa y duradera y estamos trabajando precisamente para conseguirlo”, escribió Volodymyr Zelensky apenas unas horas después de que el mundo entero presenciara en directo una humillación pública que ha provocado una doble reacción. Por una parte, el trumpismo ha cerrado filas para agradecer a Donald Trump haber puesto a América primero y defendido la presidencia frente a los excesos de un hombre que exige demasiado y no es capaz de dar las gracias ni pedir perdón. Por otra parte, de forma igual de visceral, voces relevantes del panorama político ucraniano, entre ellas líderes de la derecha radical, armada y capaz de derrocar a un presidente débil al que vieran como un obstáculo.

También la maquinaria de comunicación que es la Oficina del Presidente de Ucrania se puso rápidamente en marcha en defensa de su líder. “El Presidente lucha por nuestro país, por todos los que luchan por una paz justa y duradera. Apoyo al Presidente en su defensa de los intereses de nuestra heroica nación. En cualquier situación”, escribió Andriy Ermak, el cardenal verde, antes de mostrar nuevamente el agradecimiento a quienes les apoyan, “a quienes comprenden que Ucrania no es sólo un punto en el mapa. Es Minas Tirith, que contiene la oscuridad. Agradecemos profundamente al pueblo estadounidense por su apoyo, que acerca el día en que la guerra pasará a ser sólo un recuerdo”. “La postura del presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky es impecable, bien argumentada y absolutamente correcta. Una comprensión clara de las causas de la guerra y explicaciones igualmente claras de por qué esta guerra no puede detenerse mediante concesiones demostrativas e injustificadas a Rusia… Las emociones son emociones, pero los hechos son bastante concretos… Igual que las reputaciones”, añadió Mijailo Podolyak. Frente a la imagen de la embajadora de Ucrania en Estados Unidos, que bajaba la cabeza y se tapaba la cara con las manos ante la catástrofe que presenciaba en directo, el equipo de Zelensky y sus principales aliados han relanzado su cruzada para defender al presidente como personificación de la lucha del pueblo ucraniano por la libertad. Tres años después de la invasión rusa, cuando ha quedado claro que la guerra no se libra por la libertad y la democracia sino por el poder, se recupera el discurso de febrero de 2022 para justificar la necesidad de una nueva movilización de recursos para apoyar a Ucrania.

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