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lunes, 19 de febrero de 2024

El mundo multipolar en ascenso, el hegemón imperialista en descenso

Adrián Sotelo Valencia, Rebelión

El genocidio y los crímenes de lesa humanidad perpetrados por la entidad sionista-fascista contra el pueblo palestino; la guerra en Ucrania y la inminente derrota de los nazis ucranianos por las tropas rusas y el reciente ataque del imperialismo anglosajón (Reino Unido y Estados Unidos) contra los patriotas de Yemen que, en solidaridad con el pueblo palestino, han perpetrado ataques en el mar rojo contra los barcos que apoyan la guerra de exterminio de Israel, son solo los símbolos más inmediatos de la profunda crisis de supremacía que experimenta el imperialismo global y, en especial, el norteamericano.

Esos puntos rojos del conflicto regional, aunados a los ataques de distracción de Israel y Washington contra Siria e Iraq, se articulan con la profunda crisis de reproducción del modo de producción capitalista que, por lo menos desde la crisis financiera y estructural de 2007-2009, experimenta en la producción de valor y de plus valor para garantizar altas tasas de ganancia y de rentabilidad para el gran capital internacional y sus poderosas empresas y corporaciones multinacionales.

jueves, 14 de diciembre de 2023

Milei y Bolsonaro son producto del neoliberalismo en decadencia

Olavo Passos de Souza, Observatorio de la crisis

La victoria de Javier Milei en las elecciones presidenciales argentinas ha dejado a muchos preguntándose qué lugar ocupa todavía la política reaccionaria de derecha en América Latina.

Menos de un año después de la derrota de Jair Bolsonaro en Brasil y el regreso del líder progresista Luis Inácio Lula da Silva a la presidencia del país, la aplastante victoria de Milei en la segunda economía más grande de América Latina parece indicar una disonancia dentro del panorama político de la región.

Sin estar ligados por el neoliberalismo de los años 1990 ni por la “marea rosa” de las socialdemocracias durante los años 2000, los líderes latinoamericanos parecen carecer de un objetivo o una visión compartidos.

Si uno sigue las elecciones argentinas de 2023, no es difícil detectar muchas similitudes con Brasil en 2018. Y, sin embargo, las principales cuestiones destacadas por Milei y Bolsonaro fueron, en su mayor parte, radicalmente diferentes. Aunque ambos lograron resultados similares, los problemas (o problemas aparentes) en los que decidieron centrarse variaron dramáticamente.

sábado, 18 de septiembre de 2021

El coste del cambio climático

Los países latinoamericanos no terminan de apostar por una verdadera transformación energética.
Joselin García Hernández, Alai

El acuerdo de París, firmado en 2015, es hasta ahora el más ambicioso desarrollado entre las naciones para combatir el cambio climático. Dicho acuerdo busca mantener el nivel de temperatura mundial por debajo de los 2°c respecto a los niveles preindustriales, y continuar fijando metas para limitar este aumento a 1.5°c.

El presente artículo señala que las acciones emprendidas por los gobiernos resultan insuficientes para retardar el progresivo cambio climático. América Latina, será una de las zonas geográficas más afectadas económica y socialmente por este hecho. Pese a ello, la agenda climática latinoamericana, no se apega a los estándares internacionales que buscan mitigar esta situación

Las contribuciones nacionalmente determinadas, es decir las metas de mitigación que los países se fijan, son insuficientes para alcanzar los objetivos planteados. De acuerdo con la Declaración de la Organización Mundial de Meteorología sobre el estado del clima mundial en 2020, hay una aceleración en los indicadores del cambio climático, como la subida del nivel del mar, el derretimiento de los polos, y fenómenos meteorológicos extremos como huracanes o sequías prolongadas que amenazan gravemente el desarrollo socioeconómico de la población mundial.

viernes, 9 de julio de 2021

La inviabilidad del neoliberalismo en América Latina

Hedelberto López Blanch, Rebelión

La enorme y hasta ahora incontrolable pandemia de Covid-19 ha puesto de manifiesto la inviabilidad del sistema neoliberal implantado en varios países de América Latina a principios de la década de 1980.

Con servicios de salud públicos precarios muchas naciones de la región se han visto imposibilitadas de atender a la mayoría de sus pobladores que no pueden pagar una adecuada atención médica lo cual ha provocado la muerte de más de un millón de personas en el área y que además, no han podido vacunarse porque los gobiernos no tienen capacidad monetaria para comprar las vacunas anticovid.

Como consecuencia directa se han perdido millones de empleos por el cierre de comercio, servicios, empresas e industrias con el consecuente incremento de la ya enorme pobreza en que vivía la región antes de comenzar la pandemia.

El sistema neoliberal que impulsó las privatizaciones de fábricas, edificaciones, tenencia de tierras, servicios esenciales como agua, salud, electricidad, educación, enriqueció a unos cuantos mientras no ha sido capaz de dar la mínima respuesta alentadora a los habitantes afectados por la epidemia.

lunes, 28 de junio de 2021

El mito de la derecha democrática en América Latina

Atilio A. Boron, Rebelion

La derecha nunca fue democrática, no lo es hoy y jamás lo será.

Pese a que el veredicto de la historia es irrefutable el saber convencional de las ciencias sociales y la opinión establecida difunden sin cesar la errada concepción de que la derecha latinoamericana se ha reconciliado con la democracia; que ya cortó amarras con su génesis oligárquica, racista, patriarcal y colonial; que puso fin a su historia como conspicua instigadora y frecuente ejecutora directa de innumerables golpes de Estado, atentados, sabotajes, masacres y toda clase de violaciones a los derechos humanos y las libertades políticas. Pese a ese origen perverso ahora, dicen algunos académicos y “opinólogos” despistados (o que juegan para la derecha), ésta se ha “aggiornado” y acepta las reglas del juego democrático.

Trágico error, confirmado, como decíamos al principio, por la vida práctica: la derecha nunca fue democrática, no lo es hoy y jamás lo será en el futuro. Por su raigambre e intereses de clase está llamada a defender con uñas y dientes el orden social del capitalismo dependiente del cual es su exclusiva beneficiaria. Por eso apela a todos los inmensos recursos de que dispone (dinero, huelga de inversiones, fuga de capitales, evasión y elusión tributarias, ataques especulativos contra la moneda local, despidos de personal, cierre de establecimientos, terrorismo mediático, invocación al intervencionismo militar, el favor de jueces y fiscales, protección de “la embajada”, etcétera) ante cualquier amenaza, por moderada que sea.

miércoles, 26 de mayo de 2021

La deuda privada en América Latina

En 2021, el problema no es la falta de divisas como en 1982, sino posibles quiebras empresariales.
Bertin Acosta, Oscar Ugarteche, OBELA, Alainet

La COVID indujo una caída en la producción que dejó expuesto al mundo a una crisis financiera derivada de la falta de ingresos de las empresas cuando tienen una acumulación de deuda privada y perdida de utilidades. En este texto vamos a revisar indicios de fragilidad o inestabilidad financiera en la región, derivados de problemas del sector privado. La evidencia muestra que la deuda externa privada es más sustantiva que la deuda externa soberana en América Latina en la tercera década del siglo XXI.

Los gobiernos tomaron durante 2020 medidas excepcionales para reforzar la liquidez de las empresas en respuesta a la crisis de la Covid-19 lo que ha tenido como resultado un apalancamiento creciente y una expansión significativa de las hojas de balance. Normalmente la atención de los organismos internacionales se ha centrado sobre la deuda soberana, cuya ratio se incrementó de manera acelerada durante el año pasado, en gran parte por la caída del producto y ligeramente por los déficits fiscales [ver nota]. Sin embargo, la deuda privada en América latina ha sido emitida mayormente en el exterior, denominada en dólares y supera la deuda pública externa, emitida en su mayor parte en moneda local.

miércoles, 5 de mayo de 2021

Las criptomonedas en América Latina

Las crisis económicas que enfrentan los sudamericanos, aún más ahora en la era del COVID, generan un incentivo en su población para elegir otras opciones de moneda de reserva a las que comúnmente ofrece el mercado cambiario
Mariana Palacios R, OBELA

En América Latina se ha producido un aumento en el uso y conocimiento de las nuevas monedas digitales. Por ello, este análisis abordará dos puntos del tema: el papel de los países latinoamericanos en este nuevo mercado; y la razón por la que estos países han optado por estas herramientas y no por otras. Para OBELA, este es un tema esencial porque han generado una salida a algunos problemas dentro del mercado cambiario de ciertos países de la región.

Las criptomonedas son instrumentos financieros basados en la criptografía. Es decir, las técnicas utilizadas para cifrar y descifrar la información mediante algoritmos matemáticos permiten intercambiar mensajes que sólo son leídos por los destinatarios. Proporciona un servicio de sistema de pago seguro, con la característica de intercambio directo entre pares. Funciona con un software que conecta un ordenador con otros usuarios, como las redes sociales. Otra característica de las criptomonedas es su naturaleza de código abierto, que permite a los usuarios regular el sistema en lugar de una institución.

martes, 13 de abril de 2021

América Latina: reencuentro y reconstrucción

Paula Narváez, Paulina Astroza y Juan Gabriel Valdés, El Mostrador

Tras un cuarto de siglo de esfuerzos integracionistas, América Latina atraviesa una de las peores crisis de sus relaciones internacionales. Las divergencias ideológicas, la ausencia de liderazgo y el creciente nacionalismo tienen a la región sumida en una profunda fragmentación y desencuentro.

La inoperatividad de las instituciones regionales y hemisféricas ha impedido dar respuestas efectivas para la defensa de la democracia y los Derechos Humanos. El ‘vaciamiento’ de la región ha redundado también en una significativa reducción de su peso relativo en el mundo. A costa de nuestros propios intereses, América Latina es hoy más irrelevante en la política internacional que antaño.

Si algo ha dejado en claro la pandemia global, es la importancia de contar con mecanismos de cooperación regional robustos. Con sólo un 8% de la población mundial, la región carga hoy con un cuarto de las muertes por Covid-19 a nivel global. Es un resultado del “sálvese quien pueda” imperante.

jueves, 8 de abril de 2021

¿Cambia Brasil su política exterior?

Emir Sader, La Jornada

Los seis nuevos ministros del gobierno de Jair Bolsonaro finalmente asumieron. En ceremonias cerradas, sin medios y sin mayor participación de personas del gobierno. Un caso llamó la atención: la presencia de un presidente de un partido del Centrao (gran centro), que responde por graves procesos por corrupción. Pero el gobierno corrigió el desliz: le sacó de la foto oficial, al estilo estalinista.

El cambio políticamente más importante fue la salida del exótico ahora ex ministro de Relaciones Exteriores Ernesto Araujo. Mientras el gobierno le busca un cargo –con la dificultad de que una embajada supondría el apoyo del Senado, que él difícilmente obtendría–, se hizo un discurso que, en las palabras, por lo menos, representaría un importante cambio en la política exterior brasileña.

El nuevo canciller de Brasil, Carlos Alberto Franco França, nunca había dirigido una embajada, ha trabajado siempre en el sector ceremonial del Itamaraty –incluso en el gobierno de Dilma Rousseff–, estando recientemente en la embajada brasileña en Bolivia. Su lenguaje ha causado gran impacto, por las diferencias con el discurso terraplanista del ex canciller.

França identificó tres prioridades para su gestión: pandemia, economía y medio ambiente.

miércoles, 31 de marzo de 2021

Desmantelando Latinoamérica

La élite latinoamericana sigue viéndose a sí misma como un grupo de colonos en tierras de indios peligrosos y levantiscos a los que, tradicionalmente, había que “meter bala”
Daniel Espinosa Winder

Jair Bolsonaro fue colocado en la presidencia de Brasil con una misión: devolver a su país a su lugar en el patio trasero yanqui. No tiene nada de raro que para tan ruin empresa se haya empleado a un exmilitar y supuesto “patriota” brasileño, a un fantoche que, como sus antecesores en las dictaduras que tanto ensalza, es capaz de envolverse en la bandera de su país mientras inclina la cabeza ante la de las barras y estrellas.

Poco después de hacerse del poder gracias al juez Moro y quienes lo dirigen y financian desde el Departamento de Justicia de Estados Unidos, Bolsonaro visitó la sede de la CIA en Langley, Virginia, donde saludó a la bandera estadounidense y se paseó por las instalaciones con el entusiasmo de un niño que ha sido llevado por primera vez a Disneylandia.

Pero esos gestos son lo de menos, pues lo realmente importante es que Bolsonaro está permitiendo que Chevron, Cargill y Bayer-Monsanto, entre otras megacorporaciones, hagan su agosto en Brasil, depredando y abriendo enormes tramos de la selva amazónica para plantar su soya transgénica, trasgrediendo cualquier límite para el uso de agrotóxicos comprobadamente cancerígenos y alentando a los ganaderos a invadir zonas antes protegidas, el hogar de pueblos indígenas desde hace miles de años.

miércoles, 25 de marzo de 2020

¿Ya nada será igual en América Latina después del COVID-19?


Aram Aharonian, Rebelión

No sabemos aún cuál será el desenlace de la pandemia del COVID-19, ni sabemos qué nuevas turbulencias sociales, financieras, políticas, económicas y militares podrá desatar pero, a la vez, divisamos también signos de una transformación en ciernes.

No todo será como era: hay que repensar el mundo que viene y reconsiderar las prioridades de su agenda. En una región hoy llena de temerosos con tapabocas, queda en claro que la prioridad no es el pago de la deuda externa, sino los problemas de salud pública.

El mundo, nuestra América Latina, ya no serás igual. Quizá sea demasiado optimista, pero en medio del temor, la desinformación y la manipulación abierta por grupos cavernarios, las sociedades van reaccionando pasado el primer impacto, y a las muestras de psicosis y paranoia que condujeron a compras de pánico, la solidaridad surge como el aliciente para garantizar la sobrevivencia humana.

Desde ya deberíamos de abandonar la idea de volver a «la normalidad», a «lo de antes», porque lo de antes ya no existe. Hemos descubierto que ante una crisis real lo que funciona es lo público, pese a que lo público fue y es denostados día sí y día porque la maquinaria de (des)información. De golpe aprendimos que un servicio no es un negocio sometido a «las reglas del mercado», verso que solo sirve para que se aplique la ley de la selva.

Estamos inaugurando la época de los imprevistos permanentes: ayer un temporal, hoy el coronavirus, y mañana -¡ay mañana!- seguramente la crisis económica. Y luego la de la escasez de recursos. Se esfuma la planificación como se hizo durante toda la historia humana, pues esta época (el Holoceno) ya está dejando paso a la siguiente, el Antropoceno, la del caos y la impredecibilidad.

jueves, 23 de enero de 2020

La rebelión contra las élites en América Latina

Un sentimiento generalizado de insatisfacción e injusticia motiva protestas en toda la región.


Michael Shifter, New York Times

En 2019, manifestantes callejeros conmocionaron ciudades de todo el mundo. América Latina en particular experimentó una mayor agitación social que en cualquier otro momento de la historia reciente. Las crisis políticas y las movilizaciones masivas estallaron en Haití, Honduras, Ecuador, Perú, Bolivia, Colombia, Chile y en muchos otros lugares. En las últimas semanas, las manifestaciones han menguado, pero no han cesado y es probable que 2020 traiga más agitación.

La turbulencia deriva de muchos de los problemas persistentes en la región, los cuales son más predominantes en algunos países que en otros: estancamiento económico, poderes judiciales politizados, corrupción, delincuencia y, en algunos cuantos casos, un gobierno autoritario. América Latina es la segunda región más desigual del mundo. El fracaso para abordar estos problemas —y para cumplir sus promesas— ha ocasionado que los gobiernos pierdan legitimidad ante los ciudadanos, quienes se sienten cada vez más insatisfechos con la forma en que funciona, o no funciona, la democracia en sus países.

Sin embargo, igual de pertinente para el momento actual es la percepción generalizada de una falta de justicia, de que las élites económicas y políticas gozan de una serie de privilegios y prerrogativas que se le niegan a la mayoría de los ciudadanos. Algunos de los resentimientos acumulados de la región se deben a la sensación que tienen aquellos que ostentan la mayoría del poder y la influencia de que tienen derecho a todo, quienes además casi nunca les otorgan a los demás el respeto y la dignidad que merecen.

Latinoamérica, epicentro de las luchas políticas mundiales en el siglo XXI


Emir Sader, Alai

Después de haber protagonizado algunos de los fenómenos históricos más importantes del siglo XX, Latinoamérica ha sufrido una dura ofensiva de parte del capitalismo global en su contra en las últimas décadas del siglo pasado. La crisis de la deuda ha cerrado el - hasta aquel momento - más largo ciclo de crecimiento de nuestras economías, iniciado en los años 1930. Dictaduras militares en algunos de los países políticamente más importantes del continente – Brasil, Uruguay, Chile, Argentina – han golpeado duramente a las democracias y a las fuerzas populares de esos países. Latinoamérica ha sido el continente que ha tenido la mayor cantidad de gobiernos neoliberales y en sus modalidades más radicales.

Es como reacción a todo ello que Latinoamérica se ha proyectado como la única región del mundo que ha tenido gobiernos antineoliberales, - en Brasil, Argentina, Uruguay, Venezuela, Bolivia, Ecuador - coordinados entre si en procesos de integración regional. Han sido los únicos gobiernos en el mundo que han disminuido las desigualdades, la exclusión social, el hambre, la miseria y la pobreza, a contramano de las tendencias globales.

Latinoamérica ha proyectado no solamente un modelo eficiente de combate y superación del neoliberalismo, con desarrollo económico y distribución de renta, que ha proyectado paralelamente a los grandes líderes de la izquierda en escala mundial: Lula, Néstor y Cristina Kirchner, Hugo Chávez, Pepe Mujica, Evo Morales, Rafael Correa, López Obrador. La izquierda del siglo XXI es antineoliberal y tiene en Latinoamérica su epicentro.

domingo, 19 de enero de 2020

2019 derribó el mito del gerente presidente

Después del dominio de mandatarios de izquierda en América Latina, tres países de la región viraron a la derecha y eligieron a candidatos-empresarios. Los resultados no han sido favorables.


Alberto Vergara, New York Times

El 2019 latinoamericano comenzó con el estremecimiento que causaba Roma, dura y bella película que mostró las múltiples capas de la desigualdad en México y, por extensión, en América Latina. El año cerró con miles protestando en Santiago de Chile, luego de haber movilizado varios millones de personas en algo más de un mes, reclamando un orden social y económico más justo. Aunque no se inventaron en 2019, este año las desigualdades latinoamericanas se hicieron más visibles e intolerables.

Resulta significativo que, en este contexto, los gobiernos de derecha liderados por grandes hombres de negocios y sus equipos de gerentes hayan naufragado. Las elecciones de Mauricio Macri en 2015, de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) en 2016 y de Sebastián Piñera en 2017, resultaron ineficientes para reencaminar sus respectivos países hacia la senda liberal y aún más estériles para conservar el apoyo de sus compatriotas. La lección que dejan estos proyectos políticos alternativos a la izquierda es que el horno latinoamericano no está para bollos plutocráticos.

Lo de la plutocracia es una exageración. Fueron los votos y no el mero dinero quien los instaló en el poder. Pero una vez ahí, las tres presidencias confiaron más en el mundo empresarial que en los ciudadanos. Poblaron el Estado con élites económicas habituadas a burbujas sociales, exhibieron una soberbia gerencial respecto de los problemas que heredaban y, como consecuencia, leyeron erróneamente la marcha política y económica de sus países. Si este combo no constituye la razón última de sus fracasos, al menos ha debilitado la posibilidad de dar continuidad a sus gobiernos y políticas públicas.

sábado, 18 de enero de 2020

¿Puede América Latina evitar otra década perdida?


José Antonio Ocampo, Project Syndicate

En los años 1980, América Latina soportó una crisis de deuda tan severa que toda la década se “perdió” como consecuencia de un mal desempeño económico. Desde entonces, otras economías –especialmente, Japón- han soportado sus propias “décadas perdidas”. Pero, hoy, es América Latina la que vuelve a enfrentar dificultades. De hecho, ya ha perdido cinco años.

América Latina ha sufrido media década de crecimiento anémico por segunda vez desde los años 1980, y su quinquenio de peor desempeño desde la Segunda Guerra Mundial. En los cinco años perdidos anteriores de la región, después de la crisis del este de Asia de 1997, el crecimiento anual del PIB promedió el 1,2%. En 1980-1985 –los peores cinco años de la crisis de deuda-, el crecimiento promedio representó el 0,7%. En los últimos cinco años, alcanzó apenas el 0,4%.

Esto en parte es el resultado de un entorno global desfavorable, reflejado en el deterioro de los términos comerciales de América Latina desde 2014, el virtual estancamiento del comercio internacional en general y dos años de renovada turbulencia financiera en las economías emergentes. Pero otras regiones en desarrollo han enfrentado los mismos vientos externos en contra, y todas ellas han tenido un mejor desempeño que América Latina, no sólo en los últimos cinco años, sino desde 1990 –un período durante el cual el crecimiento anual del PIB en la región promedió apenas el 2,7%.

jueves, 2 de enero de 2020

Golpes, protestas y desastres ambientales: Los hechos que marcaron el telúrico 2019 en Latinoamérica


El año 2019 ha dado lugar en Latinoamérica a una profunda reconfiguración política, con un fuerte protagonismo de la sociedad en las calles y varios conflictos con final abierto. Los últimos 12 meses estuvieron atravesados por elecciones, desestabilización política, un golpe de Estado, múltiples protestas y la profundización de las sanciones e intervenciones del Gobierno estadounidense a los países no alineados con Washington.

Sin dudas, el derrocamiento del presidente Evo Morales en Bolivia, a pocos días de concretada una elección, más allá de las denuncias de fraude que nunca fueron probadas de manera contundente, encienden una alarma respecto a la seguridad democrática y la soberanía de los pueblos de la región.

Ya en enero, el Gobierno de EEUU fue uno de los máximos auspiciantes del intento de golpe de Estado en Venezuela, encabezado por el diputado opositor Juan Guaidó, quien se autoproclamó 'presidente encargado'. La misión desestabilizadora alcanzó su punto máximo el 30 de abril, con la llamada 'Operación Libertad', pero, sin la respuesta de las fuerzas militares, al menos al nivel que esperaban los ejecutores y promotores del levantamiento, fracasó ese mismo día.

Desde el mes de abril, la Casa Blanca decidió endurecer y ampliar las sanciones económicas y comerciales a Cuba, Venezuela y Nicaragua, los países considerados por Washington como "la troika de la tiranía". El objetivo fue expuesto por las propias autoridades de la administración Trump: "Acabar con la glorificación del socialismo y el comunismo" en el continente.

sábado, 28 de diciembre de 2019

Estancamiento económico en América Latina


Hedelberto López Blanch, Rebelión

Cuando está en sus últimas agonías el año 2019, América Latina presenta un desfavorable saldo económico y social lo que ha enfatizado la CEPAL al afirmar en un reciente informe que la región ha perdido un decenio pues sus cifras de pobreza y pobreza extrema son parecidas a las del año 2009.

El documento titulado Panorama Social de América Latina y el Caribe divulgado a finales de noviembre, confirma que esos dos lamentables índices alcanzaron a 191 millones y 26 millones de personas, respectivamente, que representan 31 % y 11,5 % de la población.

La Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina, Alicia Bárcena, afirmó que la desigualdad en la región es estructural, multidimensional e ineficiente, lo que constituye un obstáculo para el desarrollo.

Asimismo, detalló que la situación social en Latinoamérica es expresión del comportamiento de la economía cuyo crecimiento ha venido desacelerándose significativamente desde 2011, ha registrado dos caídas sucesivas en 2015 y 2016, y en 2019 sólo crecerá 0,1%.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Crisis política y social en Latinoamérica: límites y posibilidades del poder popular


Luis Nitrihual Valdebenito, Público

Chile no se desmoviliza. Colombia, Ecuador y Bolivia están en llamas. El poder popular se abre paso entre las escopetas policiales y los anhelos de una ciudadanía asqueada por la desigualdad aplastante. El mundo se agita aquí y allá y pone de cabezas a un modelo neoliberal que se aferra con dientes y uñas a un caballo salvaje que lo intenta expulsar. También la democracia, al menos en la forma en la cual ha sido administrada por la clase política, se encuentra en entredicho. Vamos hacia un recrudecimiento de modelos autoritarios que buscarán asegurar la estabilidad y permanencia de la élite económica que recorre el mundo mediante el flujo de mercancías. Hay que sacudirse pronto y trabajar en un proyecto colectivo que nos permita construir un mundo ecológicamente sustentable, económicamente igualitario, democráticamente radical y que responda a la pluralidad de pueblos que habitan en los territorios de los desgastados Estados monolíticos.

Hay varios mitos construidos por el pensamiento común sobre la crisis en el caso chileno, pero aplicable a muchos otros lugares y contextos. El primero es aquel que dice que nadie fue capaz de prever lo que finalmente ocurrió. Incluso entre la gente de izquierdas ronda esa expresión. Esto es mentira. Sin duda el momento del estallido social es difícil de anticipar, pero esto es así siempre. Sería como intentar conocer la fecha exacta de explosión de un volcán y sabemos que eso de difícil de lograr. Sin embargo, el malestar, la desigualdad, la fragmentación social, la violencia, el extractivismo salvaje del modelo económico, las brechas de género, etcétera, todo eso ha sido tematizado, problematizado y denunciado por numerosos grupos de izquierda, por el mundo indígena desde hace siglos, por las feministas, por lo/as estudiantes y por una parte de la academia. Latinoamérica, España y el mundo tienen su tradición de pensamiento crítico y me parece de mínima decencia reconocerlo pues nos permite avanzar sobre los logros y fracasos de los que antes que nosotros lucharon, murieron y persisten en la memoria.

sábado, 7 de diciembre de 2019

Mario Vargas Llosa, cada vez más devaluado, cada vez más mentiroso


Atilio A. Boron, Rebelión

Mario Vargas Llosa definió una vez el oficio del escritor como el de alguien que escribe mentiras que parecen verdades. Tal es el empecinamiento con que el novelista ha cultivado esta práctica que se le ha vuelto costumbre cada vez que se interna en la crónica o el ensayo político. El más reciente ejemplo de esta malsana actitud lo ofrece su nota “El fin de Evo Morales”, publicada en El País de Madrid el 1º de Diciembre y en donde da rienda suelta a su odio visceral contra el depuesto presidente boliviano [1]. Enumerar y refutar cada una de las mentiras volcadas en ese artículo me obligaría a escribir otro libro, y la verdad es que con uno ha sido suficiente. Es una figura cada vez más devaluada porque sus silencios ante las masacres perpetradas por sus amigos Piñera y Duque y, ahora, el brulote lanzado en contra de Evo Morales han tenido la virtud de mostrar que tras la máscara amable de un liberal “aggiornado” se encuentra un energúmeno reaccionario, racista y ganado por el odio. Por eso seré breve en la enumeración de sus mentiras.

Primera, cuando dice que “los bolivianos se han librado de él no porque sea “indio” (que no lo es, nos dice)” y, además tampoco “es el primer presidente indígena en la historia de Bolivia... y que Bolivia ha tenido varios presidentes indígenas (algunos dictadores), como Perú, México, Ecuador y Guatemala.” Dado que la antropología y en general las ciencias sociales no son precisamente su fuerte el escritor cree que cualquier gobernante de tez morena es un indio, con lo cual la galería de presidentes indígenas de Latinoamérica y el Caribe sería interminable. Pero lo cierto es que hubo un solo caso anterior al de Evo: Benito Juárez, indígena zapoteca que llegó a ser presidente de México. Pero nadie más. No sólo en ese país sino en Meso y Sudamérica. Por otra parte sólo una mente ofuscada por el odio amalgamado con una maligna conveniencia política puede negarle a Evo su condición de indígena. Es que para un señorito de la decadente e hipercolonizada aristocracia arequipeña un indio es un homínido que corre semidesnudo por las sierras cazando conejos. Si habla, razona, persuade y se convierte en un referente político nacional e internacional no puede ser un indio, tiene que ser otra cosa. Según sus palabras: “un mestizo cultural como lo somos buena parte de los latinoamericanos, en muy buena hora.” O sea, Vargas Llosa y Evo Morales están milagrosamente hermanados gracias a la magia del mestizaje cultural.

viernes, 6 de diciembre de 2019

La revuelta latina, la crisis americana y el desafío progresista


Muchos en el Departamento de Estado han perdido el respeto por Mike Pompeo - por una buena razón. Su comportamiento es una de las cosas más vergonzosas que he visto en 40 años de cobertura diplomática estadounidense”
Thomas Friedman, "Mike Pompeo: el último de la clase en integridad", New York Times, traducido por el FSP el 22/11/2019,

José Luís Fiori, jornalggn

Al principio se pensó que la derecha volvería a tomar la iniciativa y, si era necesario, pasaría por alto las fuerzas sociales que se rebelaron y sorprendieron al mundo durante el "Octubre Rojo" de América Latina. Y, de hecho, a principios de noviembre, el gobierno brasileño intentó revertir el avance izquierdista, tomando una posición agresiva y enfrentándose directamente al nuevo gobierno peronista en Argentina. Luego intervino, directa e incondicionalmente, en el proceso de derrocamiento del presidente boliviano Evo Morales, que acababa de ganar el 47% de los votos en las elecciones presidenciales de Bolivia. La Cancillería brasileña no sólo estimuló el movimiento cívico-religioso de la extrema derecha de Santa Cruz, sino que fue la primera en reconocer al nuevo gobierno instalado por el golpe cívico-militar, liderado por una senadora que había obtenido apenas el 4,5% de los votos en las últimas elecciones.

Al mismo tiempo, el gobierno brasileño intentó intervenir en la segunda vuelta de las elecciones uruguayas, dando su apoyo público al candidato conservador, Lacalle Pou -que lo rechazó inmediatamente- y recibiendo en Brasilia al líder de la extrema derecha uruguaya que había sido derrotado en la primera vuelta, pero que dio su apoyo a Lacalle Pou en la segunda. Aun así, cuando hacemos balance de lo ocurrido en noviembre, lo que vemos es que el mes anterior se había producido una expansión de la "ola roja" en América Latina.

En esa dirección, y en orden cronológico, lo primero que ocurrió fue la liberación del principal líder de la izquierda mundial, según Steve Bannon, el ex presidente Lula, quien se impuso a la resistencia de la derecha civil y militar del país, gracias a una enorme movilización de la opinión pública nacional e internacional. Luego vino el levantamiento popular e indígena de Bolivia, que interrumpió y revirtió el golpe de Estado de la derecha boliviana y brasileña, imponiendo al nuevo gobierno instalado la convocatoria de nuevas elecciones presidenciales con derecho a la participación de todos los partidos políticos, incluido el partido de Evo Morales.

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