El aparato comunicacional del imperio —una formidable red operada por un ejército de pseudo-periodistas— repite 'ad nauseam' las versions oficiales de Tel Aviv y Washington
Atilio Boron, La Haine
Con la complicidad y el apoyo logístico y satelital de EEUU y de la mayoría de los gobiernos europeos, el régimen de apartheid israelí ha podido aniquilar a numerosos líderes y gobernantes de países del Medio Oriente —mínimo una veintena según diversas fuentes—, incluyendo notables científicos en el caso de Irán.
Para ello apeló a sus “misiles inteligentes”, que no sólo acaban con la vida de la víctima preseleccionada sino —casi siempre— con la de sus familiares, amigos, colaboradores, vecinos, todas ellas víctimas “colaterales” de las hazañas de la criminal Wehrmacht israelí.
Lo acaba de hacer nuevamente en Yemen, y el aparato comunicacional del imperio —una formidable red de agentes de propaganda operada por un ejército de pseudo-periodistas— repite ad nauseam la versión oficial de Tel Aviv y Washington y jamás emitió una palabra de condena, ni ahora ni en los casos anteriores.
Las víctimas son demonizadas, la encarnación del mal y por lo tanto merecedoras de su trágico final. Son invariablemente calificados como “terroristas” y ni una palabra se dice de sus viudas, sus hijos, sus madres, sus abuelos, sus parientes, que en más de una ocasión también perecieron en el ataque. La deshumanización de quienes se oponen a la limpieza étnica que practica el régimen de Israel es total.