Mostrando las entradas con la etiqueta Rusia. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Rusia. Mostrar todas las entradas

martes, 10 de junio de 2025

El rearme alemán hace retroceder a Europa un siglo

Se necesitarán años para reconstruir el ejército alemán, pero esta decisión marca un punto de inflexión que cambiará el rostro de Alemania. Y de Europa

Roberto Iannuzzi, Il Fatto Quotidiano

El anunciado rearme alemán devuelve al viejo continente a una lógica de poder largamente olvidada, en un contexto de tensiones y desequilibrios europeos, además de una dura confrontación con Rusia, lo que sin duda no augura nada bueno para el futuro de Europa. Países como Gran Bretaña, Francia y Polonia pretenden seguir el ejemplo alemán, mientras que otros observan con preocupación.

La idea de reforzar el ejército alemán no es nueva. Se remonta al anuncio del llamado “giro histórico” (Zeitenwende) por parte de Olaf Scholz, predecesor del actual canciller, tras la invasión rusa de Ucrania en 2022.

Sin embargo, dos años después de ese anuncio, el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores publicó un informe en el que afirmaba que el ‘giro’ no se había producido. Pero con la llegada de Friedrich Merz a la cancillería, las cosas parecen haber cambiado. En primer lugar, ha reformado el techo de la deuda, una novedad sin precedentes en la política fiscal alemana, que permite desbloquear cientos de miles de millones de euros en gastos de defensa.

Este flujo de dinero también servirá para financiar el ya considerable apoyo a Kiev (Alemania es el segundo proveedor de ayuda militar a Ucrania después de Estados Unidos).

¿Quien telecontroló los drones de Kiev?

Ucrania no podría haber llevado a cabo la Operación Telaraña sin la ayuda de los satélites de la OTAN o de un estado miembro. Esto es claramente una repetición de las acciones encubiertas de la CIA durante la Guerra Fría, salvo que, en esta ocasión, el presidente Donald Trump parece no haber sido informado con antelación. Su administración estaba demasiado ocupada presionando a sus aliados para que se desangraran y aumentaran su gasto militar al 5% de su PIB
Interpretando al comando de las SS Otto Skorzeny y su "Grupo Paladín", el general ucraniano Vasyl Malyuk logró llevar a cabo una operación encubierta a gran escala contra Rusia con la ayuda de la OTAN y el Mossad


Manlio Dinucci, Voltaire

El Ministerio de Defensa ruso anunció: "Kiev atacó aeródromos en cinco regiones rusas. No se reportaron bajas entre militares ni civiles". Según información publicada por Kiev (y el Wall Street Journal), el ataque se llevó a cabo de la siguiente manera:
«El servicio de inteligencia ucraniano (SBU) introdujo de contrabando componentes de drones ucranianos en Rusia y los ensambló en un lugar secreto. Agentes del SBU en Rusia utilizaron camioneros desprevenidos para enviar una versión moderna del Caballo de Troya, ocultando los drones en los techos de madera de contenedores de carga. El primer domingo de junio, los techos de los camiones, activados a distancia, se abrieron cerca de bases aéreas rusas. Más de 100 cuadricópteros (pequeños drones de cuatro rotores) despegaron y se abalanzaron sobre sus objetivos, destruyendo 13 aeronaves rusas estacionadas en las pistas».
Lo que Kiev no menciona es que una operación de este tipo requiere alta tecnología y redes de satélites militares que Ucrania no posee. Estas fueron claramente proporcionadas a Ucrania por la OTAN. No es ningún secreto que los servicios de inteligencia ucranianos reciben formación y capacitación de los Estados Unidos y la OTAN. Como señala el New York Times,
«La CIA está ayudando secretamente a Ucrania a luchar contra Putin. Durante más de una década, Estados Unidos ha cultivado una colaboración secreta de inteligencia con Ucrania que ahora es fundamental para que ambos países contrarresten a Rusia».

El silencio de los osos

El silencio de los osos terminará pronto y sabremos más sobre la determinación rusa; pero es probable que haya terminado el relato en el que se entiende que Trump “tiene la intención y hace lo que dice”. Los rusos están furiosos.

Alastair Crooke, Strategic Culture

Trump ha permanecido en silencio durante dos días. Un hecho sin precedentes. En los últimos días, Ucrania y sus cómplices han intentado un ataque masivo contra la fuerza de bombarderos nucleares estratégicos de Rusia; han conseguido derribar dos puentes sobre trenes civiles que se dirigían a Moscú; han atacado el puente de Kerch; y han asesinado a un general ruso con un artefacto explosivo.

Como observó Clausewitz hace dos siglos, el objetivo de la fuerza militar es imponer un resultado: es decir, que un adversario haga finalmente lo que se quiere de él.

Por lo tanto, en lo que respecta a las aventuras militares, es necesario tener las ideas claras desde el principio. Deben tener un objetivo político alcanzable y con perspectivas de realización.

Entonces, ¿cuál era el objetivo detrás de estos ataques ‘irregulares’ ucranianos?

Uno era sin duda demostrativo: ejercicios de relaciones públicas para afirmar que Ucrania y las fuerzas aliadas aún son capaces de organizar operaciones innovadoras al estilo de las fuerzas especiales. Y, por lo tanto, merecen un apoyo continuo. Como advierte el coronel Doug Macgregor:
"En su mayor parte se trató de un truco publicitario para intentar transmitir la impresión de que Ucrania es capaz de continuar la guerra. Todo lo que oigan en los medios occidentales… es probablemente falso o, como mínimo, una exageración grosera… Nos hemos perjudicado a nosotros mismos y a nuestra relación —lo que queda de ella— con Moscú… esas son las verdaderas consecuencias".
De acuerdo. Pero los trucos publicitarios no son una estrategia, ni los ataques ofrecen ninguna perspectiva de cambio en el paradigma estratégico-militar general. No dice que Occidente o Ucrania hayan descubierto de repente una estrategia política hacia Rusia en sí. No existe. En su mayor parte, las innumerables declaraciones occidentales se presentan como una mezcla de fantasías.

domingo, 8 de junio de 2025

El Reino Unido se prepara para la guerra

En primer lugar, con Rusia, aunque Londres revisa otras amenazas

Leonid Savin, Oriental Review

El lunes 2 de junio de 2025, el Gobierno británico publicó el tan esperado Strategic Defence Review 2025, un documento de 140 páginas que ofrece una visión del desarrollo de las fuerzas armadas del país, su uso y las amenazas a las que se enfrenta el Reino Unido.

El preámbulo señala que «la amenaza a la que nos enfrentamos ahora es más grave y menos predecible que en cualquier otro momento desde la Guerra Fría». El Reino Unido se enfrenta a la guerra en Europa, a la creciente agresión rusa, a nuevos riesgos nucleares y a ciberataques diarios en su territorio. Nuestros adversarios están colaborando más entre sí, mientras que la tecnología está cambiando la forma de hacer la guerra. Los drones matan ahora a más personas que la artillería tradicional en la guerra de Ucrania, y quien consiga que sus Fuerzas Armadas dispongan de las nuevas tecnologías más rápidamente tendrá ventaja».

Además, se explica que el Reino Unido está experimentando «un cambio histórico en nuestra disuasión y defensa: pasar a la preparación para la guerra con el fin de disuadir las amenazas y reforzar la seguridad en el área euroatlántica. A medida que el Reino Unido asume una mayor responsabilidad en la seguridad europea, debemos tener una política de defensa que dé prioridad a la OTAN y liderar dentro de la Alianza. El Reino Unido se convertirá en la vanguardia de la innovación en la OTAN».

En resumen, la nueva estrategia sugiere cuatro direcciones que deberían conducir a algún tipo de efecto sinérgico:

viernes, 6 de junio de 2025

El "kabuki" de Estambul fue un espectáculo de mal gusto

La opinión pública rusa está cada vez más harta de ser blanco de ataques terroristas en serie. La hora de la decisión fatídica se acerca

Pepe Escobar, Strategic Culture

Este era el estado de ánimo en los círculos informados de Moscú, solo unas horas antes de la nueva puesta en escena en Estambul de las "negociaciones" entre Rusia y Ucrania, el pasado lunes2 de junio.

Tres puntos clave.

  • El ataque contra los bombarderos estratégicos rusos, parte de la tríada nuclear, fue una operación conjunta de EEUU y Reino Unido. Especialmente del MI6. La inversión tecnológica y la estrategia general corrieron a cargo de este combo de inteligencia.
  • No está nada claro si Trump está realmente al mando o no. Así me lo confirmó por la noche una fuente de inteligencia de alto nivel, que añadió que el Kremlin y los servicios de seguridad estaban investigando activamente todas las posibilidades, especialmente quién dio la luz verde definitiva.
  • Consenso popular casi universal: liberar a los Oreshnik. Además de oleadas de misiles balísticos.

Como era de esperar, el kabuki [teatro tradicional japonés] de Estambul llegó y se fue como un espectáculo de mal gusto, con la delegación ucraniana vestida con uniformes militares y el ministro de Defensa Umarov incapaz de hablar un inglés mediocre en una caótica rueda de prensa tras la breve reunión de una hora y cuarto.

El Ministerio de Asuntos Exteriores turco describió épicamente el kabuki como "no negativo".

martes, 3 de junio de 2025

Trump no abandonará la guerra en Ucrania

Estados Unidos no debe eludir su responsabilidad, ya que es tanto el instigador original de la expansión de la OTAN como el patrocinador de la guerra de Ucrania

M. K. Bhadrakumar, Indian Punch Line

Uno de los misterios del final de la partida en Ucrania es que el presidente Donald Trump no emitió el 20 de enero una orden ejecutiva retirando todo el apoyo a Ucrania. Esa habría sido la forma más fácil de poner fin a la guerra.

Las condiciones eran propicias: el candidato Trump no se anduvo con rodeos al afirmar que se trataba de una guerra sin esperanza que le estaba costando muy caro a Estados Unidos; tenía una mala opinión del presidente Volodymyr Zelensky, al que consideraba un aprovechado sinvergüenza; veía la guerra como un obstáculo para su prioridad en política exterior, la transición de Estados Unidos hacia un orden mundial multipolar; y no sentía ninguna obligación de heredar la “guerra de Biden”.

Pero, en lugar de eso, Trump se sumergió con entusiasmo en la cuestión de Ucrania, a pesar de que Washington carecía de los medios para presionar a Rusia para que cediera en sus intereses fundamentales en lo que el pueblo ruso consideraba una guerra existencial.

Es muy posible que algunos de los asesores de Trump le convencieran para emprender una iniciativa diplomática teatral basada en una lectura errónea de la situación de la guerra.

Trump creía que las sanciones occidentales habían debilitado mortalmente la economía rusa; que las cifras de víctimas rusas ascendían a cientos de miles y que un nivel tan alto de desgaste era insostenible; que Zelensky firmaría en la línea punteada; que una mejora en las relaciones ruso-estadounidenses sería beneficiosa para ambas partes, con enormes beneficios económicos para ambas, etcétera.

¿Quiere Putin restaurar la URSS?

Los debates en el Foro Jurídico Internacional de San Petersburgo provocaron una tensión histérica entre liberales, neoconservadores y partidarios de Ucrania

Rafael Machado, Strategic Culture

Los debates en el Foro Jurídico Internacional de San Petersburgo provocaron una tensión histérica entre liberales, neoconservadores y partidarios de Ucrania. Según ellos, Putin está lanzando una ofensiva destinada a "restaurar la URSS" de un plumazo.

El quid de la cuestión reside en los comentarios de Antón Kobiakov, asesor del Kremlin, durante el mencionado Foro. Argumentó que la disolución de la URSS se produjo de forma turbia, sin cumplir los requisitos legales básicos, como la legitimidad activa. Kobiakov sostiene que, dado que la URSS fue creada en 1922 por el Congreso de los Sóviets (o Congreso de los Diputados del Pueblo), entidad posteriormente disuelta y reemplazada, habría sido necesario volver a convocar el organismo (mediante elecciones) para denunciar el tratado que la estableció y disolver la Unión.

Dado que esto no se hizo, Kobyakov afirma que, legalmente hablando, la URSS se encuentra en un limbo, sin haber dejado nunca de existir de iure . En este contexto específico, incluso podría argumentarse que la crisis ucraniana es un asunto interno de la URSS y no un acontecimiento de derecho internacional.

La discusión es, por supuesto, formalista, como la mayoría de los debates en congresos jurídicos. Kobyakov es, sin duda, un intelectual respetado y experto en los círculos oficiales rusos, pero no dicta la política ni su declaración pretendía crear un objetivo político. Al contrario, reconoció que era innegable que la URSS había dejado de existir políticamente.

lunes, 2 de junio de 2025

Jugando con fuego: Ucrania ataca aeródromos del interior de Rusia

La Operación Telaraña de Ucrania ha superado el umbral de una respuesta nuclear rusa. La contestación de Rusia y EEUU podría determinar el destino del mundo

Scott Ritter, La Haine

En 2012, el presidente ruso, Vladimir Putin, declaró que "las armas nucleares siguen siendo la garantía más importante de la soberanía y la integridad territorial de Rusia y desempeñan un papel clave en el mantenimiento del equilibrio y la estabilidad regionales".

En los años transcurridos desde entonces, los analistas y observadores occidentales han acusado a Rusia y a sus dirigentes de invocar de manera irresponsable la amenaza de las armas nucleares como un medio de "ruido de sables", un engaño estratégico para ocultar las deficiencias operativas y tácticas de las capacidades militares rusas.

En 2020, Rusia publicó, por primera vez, una versión no clasificada de su doctrina nuclear. El documento, titulado «Principios Básicos de la Política Estatal de la Federación Rusa en Materia de Disuasión Nuclear», señalaba que Rusia se reservaba el derecho a usar armas nucleares cuando Moscú actuara en respuesta al uso de armas nucleares y otros tipos de armas de destrucción masiva contra ella o sus aliados, así como en caso de agresión contra la Federación Rusa con armas convencionales cuando la propia existencia del Estado estuviera en peligro. El documento también establecía que Rusia se reservaba el derecho a usar armas nucleares en caso de un ataque de un adversario contra instalaciones gubernamentales o militares críticas de la Federación Rusa, cuya interrupción socavaría las acciones de respuesta de las fuerzas nucleares.

En 2024, Vladimir Putin ordenó actualizar la doctrina nuclear de Rusia para considerar las complicadas realidades geopolíticas que habían surgido de la Operación Militar Especial (SMO) en curso en Ucrania, donde el conflicto se había transformado en una guerra por poderes entre el Occidente colectivo (OTAN y EEUU) y Rusia.

¿Para qué sirve una guerra?: El acuerdo financiero entre Estados Unidos y Ucrania


Gaetano Colonna, Clarissa.it

La perspectiva estadounidense sobre el conflicto en Ucrania es cada vez más clara. El creciente desinterés de la administración Trump en la tan cacareada solución diplomática a la guerra nos está haciendo comprender que Estados Unidos realmente cree que ya ha logrado sus objetivos prioritarios.

Nada revela más claramente la orientación norteamericana sobre la cuestión ucraniana que el acuerdo económico firmado el 30 de abril en Washington por Yuliia Svyrydenko , primera viceministra de Economía de Ucrania, y Scott K. H. Bessent , secretario del Tesoro de EEUU, un acuerdo técnicamente llamado Fondo de Inversión para la Reconstrucción de Estados Unidos-Ucrania .

Esto es una confirmación de que la política norteamericana hacia Ucrania, que se ha acelerado desde la llamada Revolución Naranja de 2004, tiene entre sus principales objetivos el de vincular a Ucrania al sistema económico y financiero que tiene su centro de gravedad político en EEUU.

En primer lugar, cabe señalar que el documento firmado por los ministros de los dos países es por el momento una definición de los principios generales que las dos partes han aceptado, ya que un acuerdo detallado, llamado Acuerdo LP, aún debe ser formalizado y aprobado por el parlamento ucraniano: tanto es así que la propia prensa ucraniana ha sido mucho menos triunfalista que nuestros medios al evaluar su contenido, consciente de que, como todos los diplomáticos saben, "el diablo está en los detalles". Y realmente no es difícil entender quién es el diablo aquí.

domingo, 1 de junio de 2025

Alemania cruza la línea roja: Moscú podría responder con Oreshnik, o algo más serio

Berlín da otro peligroso paso hacia una guerra total en Europa

Lucas Leiroz, Strategic Culture

Con la creciente injerencia occidental, el conflicto en Ucrania podría estar a punto de entrar en una nueva fase más peligrosa. Tras la declaración de Berlín de apoyo a la producción ucraniana de misiles de largo alcance, resurge la posibilidad concreta de ataques en territorio ruso profundo con armamento occidental. Esto marca una escalada cualitativa que altera profundamente la naturaleza de la guerra, con posibles consecuencias devastadoras.

Las armas en cuestión son capaces de alcanzar objetivos críticos en el interior del territorio ruso, lejos del frente. Aunque oficialmente se atribuyen a Ucrania, es ampliamente reconocido que el uso de tales armas requeriría asistencia técnica extranjera. En este contexto, Alemania pasa de ser un partidario pasivo a cogestor de ataques estratégicos, asumiendo riesgos que previamente había evitado.

Moscú interpreta esta acción alemana como hostil, y ya se han emitido claras advertencias sobre represalias proporcionales. En tal escenario, resulta imposible ignorar la doctrina nuclear actualizada de Rusia, que permite el uso de armas nucleares en caso de amenaza a la integridad del Estado, incluyendo ataques convencionales a gran escala contra infraestructuras vitales.

Esto no significa que un ataque nuclear sea inminente. Sin embargo, la mera inclusión de esa posibilidad en la ecuación estratégica ya marca un punto de inflexión. La guerra indirecta, hasta ahora mantenida dentro de ciertos límites, se acerca al riesgo real de una confrontación directa entre grandes potencias.

miércoles, 28 de mayo de 2025

Ucrania: ¿La Paz imposible?

A la luz de las posiciones irreconciliables de Kiev y Moscú, del maximalismo europeo y de la escasa incisividad de Trump, la perspectiva de una resolución de la guerra en Ucrania parece alejarse

Roberto Iannuzzi, Intelligence for the People

Las conversaciones de Estambul del 16 de mayo, las primeras entre Rusia y Ucrania en tres años pusieron de manifiesto todos los obstáculos para alcanzar un acuerdo de paz entre Moscú y Kiev. Estos obstáculos se confirmaron en la conversación telefónica entre el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo ruso Vladimir Putin tres días después.

No obstante, la reunión de Estambul supuso un paso adelante, si se tiene en cuenta que hace solo tres meses el Gobierno ucraniano rechazaba incluso la idea de un diálogo con el Kremlin, por considerarlo ilegal, y exigía la retirada rusa de todos los territorios de Ucrania como condición previa para cualquier negociación. Pero el desarrollo de las conversaciones siguió siendo incierto hasta el último momento y tenso durante su breve duración (menos de dos horas).

Como lamentó el diplomático ruso Rodion Miroshnik, la delegación ucraniana estaba compuesta en su mayor parte por miembros del ejército y los servicios de inteligencia, lo que confirma que solo había acudido a Estambul para negociar los detalles de un posible alto el fuego. Había muy pocos diplomáticos y figuras políticas capaces de discutir los elementos de una paz duradera. Pero hasta el último momento, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky había pedido la aplicación de un alto el fuego de treinta días como condición previa para el inicio de las negociaciones. Trump reiteró esta petición en su posterior conversación telefónica con Putin, aunque en este caso se limitó esencialmente a actuar como portavoz de Kiev y sus aliados europeos.

Sin embargo, esta es una condición que Moscú siempre ha rechazado, considerándola un pretexto de Kiev para reorganizarse militarmente, movilizar nuevos efectivos y rearmarse. Por otra parte, los países occidentales aliados de Ucrania tampoco han aceptado nunca la petición rusa de cesar los suministros militares a Kiev como condición para un alto el fuego.

El silencio y las amenazas


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“El silencio de América, el silencio de otros en el mundo no hace más que envalentonar a Putin”, sentenció el domingo Volodymyr Zelensky después de la segunda noche de ataques masivos con drones y misiles de la Federación Rusa. El ataque dejó una docena de muertos y una gran destrucción fruto del acierto ruso y de la escasez de munición para los sistemas de defensa aérea. Este lunes, Le Monde afirmaba que Ucrania ya no dispone de misiles para los sistemas SAMP-T suministrados por Francia e Italia y achacaba a esa escasez de munición para todos los sistemas antiaéreos suministrados por Occidente el descenso en el porcentaje de interceptaciones que logra realizar Kiev.

El silencio que condenaba preventivamente Zelensky duró poco y rápidamente se encadenaron los mensajes de exigencia de tregua incondicional a Rusia. Quizá el más representativo de ellos fue el del general Kellogg, enviado de Trump para Ucrania, que por la tarde (por la mañana en Estados Unidos) escribió, precisando que “esto es Kiev”, que “la matanza indiscriminada de mujeres y niños durante la noche en sus hogares es una clara violación de los Protocolos de Paz de Ginebra de 1977, diseñados para proteger a los inocentes. Estos ataques son vergonzosos. Alto al fuego ya”, un mensaje que no fue considerado lo suficientemente explícito por algunos de los periodistas veteranos de esta guerra. “Ni una sola mención de las palabras «Rusia» o «Putin». Y ninguna palabra del propio Trump después de que Rusia lanzara el mayor ataque con drones y misiles contra ciudades ucranianas desde el inicio de la guerra”, escribió Yaroslav Trofimov, de The Wall Street Journal, que demandaba una condena más clara y con una mención abierta a Rusia o a su presidente. Curiosamente, la imagen con la que el general Kellogg acompañaba su duro mensaje no era un objetivo civil ni un ataque indiscriminado a la población civil, sino la fábrica Antonov. Horas antes, Ucrania había atacado con drones una fábrica química y, como recordaba el periodista opositor ruso Leonid Ragozin, una empresa de producción de microchips. Los misiles aportan imágenes más espectaculares, pero los drones son capaces de gran destrucción, no solo en Ucrania, también en Rusia.

lunes, 26 de mayo de 2025

Seguridad en el frente y en la retaguardia


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“No será posible un acuerdo de paz duradero que no aborde los temores mutuos de Ucrania y Rusia a largo plazo. Como hicieron en Estambul en 2022, ambas partes siguen dando prioridad a estas preocupaciones de seguridad nacional. Otras cuestiones -como el estatus de los territorios disputados, el levantamiento de las sanciones a Rusia y la financiación de la reconstrucción económica de posguerra en Ucrania- son importantes pero fundamentalmente secundarias”, escriben en la actual edición de Foreign Policy Sergey Radchenko y Samuel Charap, los dos expertos estadounidenses que a lo largo de estos tres años de ausencia de diplomacia han tenido acceso a los documentos de la negociación de los primeros meses de la guerra y que mucho antes de que Vladimir Putin convocara un Estambul 2.0 ya defendían aquel diálogo como una posible base de la futura resolución del conflicto.

Basada en los documentos producidos por Rusia y Ucrania durante la primavera de 2022 y el contacto con personas que participaron en la negociación, la conclusión de Radchenko y Charap, profesor de la Universidad Johns Hopkins y experto de RAND Corporation respectivamente, refleja lo que ya podía observarse en las declaraciones de las partes y en la oferta inicial rusa en el momento en el que se produjo. En abril de 2022, apenas unas semanas después de la invasión de Ucrania y cuando las tropas rusas aún se mantenían -aunque con enormes bajas, sin posibilidad de avance y con grandes dificultades para mantener sus posiciones- en los alrededores de Kiev, Rusia proponía abandonar todos los territorios capturados desde el 22 de febrero más allá de Donbass, cuyas fronteras quedaban pendientes de un acuerdo entre Volodymyr Zelensky y Vladimir Putin. Frente a la idea de la ambición expansionista imperial rusa que han pregonado durante años los expertos de la prensa occidental, el objetivo principal era detener la expansión de la OTAN hacia su frontera en Ucrania y conseguir la neutralidad del país, contrapartida ofrecida a Kiev para recuperar gran parte de sus territorios perdidos. Las dos excepciones, Crimea y Donbass, se justificaban como el hecho consumado de 2014 en el caso de la península y el castigo que Ucrania merecía por su rechazo al cumplimiento de los acuerdos de Minsk en el de la región minera.

miércoles, 21 de mayo de 2025

Diplomacia a distancia


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Absolutamente marcado por el anuncio de Donald Trump de su conversación con Vladimir Putin y Volodymyr Zelensky, el fin de semana, al igual que el día de ayer, transcurrió bajo la lógica de la presión de los países europeos y Ucrania a Estados Unidos en busca de más presión contra Rusia. Con un guion preparado mucho antes de la reunión de Estambul y que ignora completamente la voluntad de Moscú a negociar un alto el fuego -un escenario inaceptable, ya que las capitales europeas exigen una aceptación incondicional de los cambiantes e inviables términos de Ucrania-, el establishment político europeo se ha centrado en comunicarse con Donald Trump y su equipo para conseguir ganarse su confianza. El domingo, un sonriente y apacible Volodymyr Zelensky, cuya imagen contrastaba con el presiente enfurruñado y agresivo que sufrió la humillación del Despacho Oval, se reunió con JD Vance, segundo protagonista de aquella gresca, para escenificar la unidad entre los dos países. Tanto Ucrania como sus socios continentales han comprendido a la perfección que la opinión del presidente estadounidense es maleable y que, como solía decirse del último Romanov, Nicolás II, su opinión parece determinada por la última persona con la que había tratado un tema concreto. Esos súbitos cambios de opinión, de lo que Ucrania quiere aprovecharse para convencer al líder de la Casa Blanca de que la ausencia de Putin fue un rechazo de facto a la negociación, son el motivo del duro trabajo de grupo de presión realizado el fin de semana, con llamadas de todos los líderes europeos de importancia y halagos más allá de lo creíble.

Tras su reunión del domingo con Zelensky, el vicepresidente Vance, considerado junto a Donald Trump Jr. exponente de la parte del equipo de Trump menos favorable a Ucrania, ofrecía buenas palabras sobre el presidente de Ucrania e insistía en la necesidad de lograr el final de esta sangrienta guerra. Antes, Vance había criticado a Rusia afirmando que “exige demasiado”. Las supuestas condiciones rusas para lograr el final de la guerra, publicadas por varios medios estadounidenses, posiciones de partida que Rusia es consciente de que no puede obtener por la vía de la diplomacia, incluyen aspectos territoriales y también de seguridad. En su propuesta de máximos -equivalente a la que exige Ucrania con la rendición unilateral rusa que planteaba Zelensky con su Fórmula de Paz y Plan de Victoria– implicaría la aceptación de la neutralidad, prohibición de presencia militar extranjera y el reconocimiento de la soberanía rusa de los cuatro territorios ucranianos anexionados en 2022 y Crimea, que se adhirió a Rusia en 2014.

martes, 20 de mayo de 2025

Jeffrey Sachs: «Es terrible que Europa no haya rendido homenaje a los 27 millones de soviéticos muertos».

El famoso economista estadounidense acusa a los dirigentes europeos de no tener memoria histórica. Y, citando a Kennedy, señala un camino hacia la paz.
«Victoria», pintado por el pintor soviético Petr Aleksandrovich Krivonogov en 1948 para celebrar la toma de Berlín el 2 de mayo de 1945


Jeffrey D. Sachs, Krisis.info

El día en que Moscú celebra la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi, Krisis publica una conmovedora intervención de Jeffrey Sachs. Esta es la traducción de un extracto del discurso pronunciado en Nicosia el 3 de mayo, durante una conversación de dos horas con Fideus Panayitou. El economista estadounidense llama a Europa, que intentó impedir la participación de los presidentes de Serbia y Eslovaquia en el desfile del Día de la Victoria en Moscú, a cumplir con su deber de memoria. Y destaca que, durante la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética pagó un inmenso tributo humano: 27 millones de caídos que contribuyeron decisivamente a la derrota del nazismo (los muertos estadounidenses fueron 416.800). Para demostrar que hay una salida a la guerra en Ucrania, Sachs recuerda el discurso de paz pronunciado por John F. Kennedy el 10 de junio de 1963, apenas 165 días antes de su asesinato. Un valiente llamamiento al respeto al otro, que condujo a un acuerdo histórico con la URSS.
La Unión Soviética perdió 27 millones de personas para derrotar a Hitler: 27 millones de personas. La idea de que Europa no sea capaz de ir a rendir homenaje a los muertos y a rendir homenaje a ese logro de la humanidad es terrible. Horrible. Porque esto es un logro para toda la humanidad. Y fue un sacrificio indescriptible, como todos saben. Éste es un punto clave.

Hay un segundo punto que me gustaría plantear en relación con esto, para mostrar que hay un camino diferente. En 1963, el único presidente que verdaderamente he apreciado en mi vida, John F. Kennedy, pronunció un discurso, el 10 de junio de 1963, que los invito a ver. Es el discurso de fin de curso en la American University.

Creo que es el mayor discurso de política exterior de la historia moderna. Y es una conversación sobre cómo hacer la paz. Muy inusual. Y lo conservó porque la Crisis de los Misiles de Cuba, ocurrida unos meses antes, casi había hecho estallar el mundo entero. Y él dijo: “Necesitamos hacer algo diferente”.

Y, por cierto, sabía que tenía tanta oposición dentro de su propio gobierno que no compartió el borrador del discurso hasta el día anterior. Porque no quería que el Departamento de Defensa, el Departamento de Estado u otras agencias de seguridad intentaran bloquear el discurso. Así lo escribió junto con su brillante redactor de discursos, Ted Sorensen, a quien tuve la gran fortuna de conocer, amar y con quien entablar amistad. Y lo dijo el 10 de junio de 1963.

lunes, 19 de mayo de 2025

El Kabuki de Estambul: descifrado

El final es claro: Estados Unidos perderá toda la masa continental euroasiática. Ucrania, bajo estos inmensos imperativos geopolíticos, no es más que un peón sin soberanía en el (Gran) Juego.

Pepe Escobar, Strategic Culture

¿Realmente cambió el presidente Putin las reglas del juego al proponer la reanudación de las negociaciones sobre la guerra proxy en Ucrania en Estambul, más de tres años después de que la OTAN las frustrara?

Es complicado. Y depende de qué “juego” estemos hablando.
Lo que la maniobra rusa logró al instante fue sembrar el caos total entre los tres chiflados belicistas europeos (Starmer, el canciller de BlackRock y Le Petit Roi) del Cocaine Express.
La irrelevante Europa ni siquiera estaba presente en Estambul, salvo a través de una exhaustiva sesión informativa previa de la delegación ucraniana, de bajo nivel y mal vestida. A ello se sumó la ruidosa amenaza en los márgenes de la reunión, en la que se abogaba por “más sanciones” para “presionar a Rusia”.

En marzo de 2022, en Estambul, Kiev podría haber detenido la guerra. Todos los que estábamos en Estambul en ese momento podíamos prever que Kiev acabaría viéndose obligada a volver a la mesa de negociaciones.

Así que, en esencia, volvemos a las mismas negociaciones, con el mismo negociador ruso de alto nivel, el competente historiador Vladimir Medinsky, al frente de una delegación compuesta por profesionales, pero con Ucrania enfrentándose ahora a más de un millón de muertos, privada de al menos cuatro regiones, y más en camino, lo que queda de su riqueza mineral controlado de facto por Estados Unidos y un horrible agujero negro que pasa por ser una «economía». Estamos hablando de un territorio en estado 404.

¿La rusofobia, una enfermedad epidémica británica?


Robert Skidelsky, Sin Permiso

En 1836, el filósofo liberal John Stuart Mill afirmó que el Gobierno de Lord Melbourne estaba afectado por la “enfermedad epidémica de la rusofobia”, un pánico irracional que había provocado un aumento innecesario del gasto en defensa.

La disidencia de Mill socava la visión de la historiografía convencional de que la rivalidad anglo-rusa del siglo XIX era una contienda puramente geopolítica —el llamado Gran Juego— por el control de Asia Central, siendo el motivo de Gran Bretaña proteger su Imperio indio contra el avance ruso hacia el océano Índico. Para Gran Bretaña, apoyar al decadente Imperio otomano se consideraba crucial para la defensa de la India.

En la reelaboración de Jonathan Parry de la historia del siglo XIX, la recurrente convicción británica de que Rusia era intrínsecamente expansionista se debía menos a cualquier proyecto concreto ruso que a la creencia liberal democrática de que las autocracias eran expansionistas y agresivas por naturaleza. En resumen, las raíces de la rivalidad eran ideológicas, no geopolíticas, y los choques de intereses (que existían) se interpretaban en términos civilizatorios.

Los registros del siglo XIX también muestran que la rusofobia era recurrente más que continua, con intensos episodios de indignación moral interrumpidos por alianzas funcionales y compromisos. Pero la hostilidad ideológica subyacente de los británicos hacia la autocracia rusa impedía cualquier calidez en la relación o confianza en su permanencia.

domingo, 18 de mayo de 2025

Primera reunión en tres años


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Con un día de retraso tras el espectáculo escenificado por Volodymyr Zelensky para utilizar todo el día de atención mediática insistiendo en la infamia de que Vladimir Putin no se hubiera presentado al reto que le había planteado y exigiendo que Rusia aceptara incondicionalmente el alto el fuego de 30 días que Ucrania y sus aliados europeos exigen como prerrequisito para el inicio de una negociación política, este viernes comenzó en Estambul la primera reunión directa entre las delegaciones de Kiev y Moscú en casi tres años. Como muestra la continuación de los intercambios de prisioneros y de cuerpos de soldados caídos en el frente -ayer mismo se confirmó un nuevo proceso en el que Kiev entregó los restos de 34 soldados rusos y recibió los de 909 soldados ucranianos-, la comunicación entre los dos países en guerra no se ha roto completamente en ningún momento, aunque todos los aspectos que se han tratado en el periodo entre junio de 2022 y el día de ayer se ha producido por la vía indirecta, con la participación de mediadores. Turquía, que también aportó el lugar de negociación para los contactos de las primeras semanas de la guerra, participó activamente en las negociaciones del acuerdo de exportación de grano del Mar Negro, mientras que las cuestiones humanitarias como los intercambios y el retorno de menores evacuados del frente y cuyas familias se encontraban en Ucrania han corrido a cargo de la mediación de diferentes países árabes, fundamentalmente los Emiratos Árabes Unidos.

El paso dado ayer en Estambul, en gran parte obligado por el cambio de postura de Estados Unidos y la presión a ambos países para mostrar voluntad de lograr la paz, es también el reflejo del estado de la guerra y los cambios que se han dado en los tres años en los que la única apuesta de Moscú, Kiev y sus proveedores ha sido la vía militar. Fruto de la naturaleza del conflicto, una guerra proxy en la que Ucrania lucha por sus intereses y los de sus aliados europeos, el día comenzó con una reunión en la que Ucrania se encuentra mucho más cómoda, con sus aliados.

“Posiciones coordinadas en este importante día diplomático de la semana crucial para los esfuerzos de paz. Coincidimos en la necesidad de avanzar rápidamente en el proceso de paz. Informamos a nuestros colegas que el Presidente Zelensky ha enviado una delegación ucraniana a Estambul con el fin de promover realmente la paz, con mandatos e intenciones apropiados”, afirmó Andriy Sibiga, ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, que mostraba que, en estas negociaciones Kiev cuenta con el apoyo de sus aliados europeos, norteamericanos y también de Turquía. Horas antes, el presidente ucraniano había recordado que el presidente Erdoğan había insistido en que le apoya y “Crimea es Ucrania”.

miércoles, 14 de mayo de 2025

El Sistema del Miedo


Andrea Marcigliano, Electo Magazine

Por una vez, tomémoslo con calma. Es decir, no nos detengamos en describir, y analizar en la medida de lo posible, hechos individuales, sino que observémoslos con una mirada más amplia. A vista de pájaro, si se quiere.

La guerra. Guerra en todas partes. Guerra en Palestina, la masacre de Gaza, el Líbano acorralado por la ofensiva israelí, Siria hecha pedazos y, al menos en parte, en manos de ese carnicero que es Al Yolani y sus milicias. Y la ofensiva turca contra los kurdos, la amenaza de un enfrentamiento directo entre Israel e Irán, todo el Gran Oriente Medio en estado febril.

Luego Ucrania. Enviada al matadero por intereses financieros no tan ocultos. Y dirigida por una especie de caricatura de dictador del Estado Libre de Bananas. Que, sin embargo, no es ni gracioso ni sonriente como el de Woody Allen. Porque está masacrando innecesariamente a lo que debería ser su pueblo. Al que está intimidando con un sistema policial y tiránico que tiene muy pocas comparaciones en la historia.

Y los vientos de guerra soplan sobre Rumanía. Un golpe interno, con el apoyo de un poder judicial servil, que ha cumplido la voluntad de Bruselas. Para impedir el ascenso a la presidencia de un candidato independiente que había ganado las elecciones. Acusado de estar a sueldo de Moscú, pero, en realidad, sólo consciente del desastre que representa una guerra con el coloso ruso. Y Transnistria declarándose independiente, y pidiendo la ayuda de Moscú. Como los gagauzi, una minoría perseguida.

Luego Serbia. Asediada por una Unión Europea cada vez más hostil. Que ha favorecido al componente albanés de Kosovo, ignorando la historia, y distorsionando la realidad. Para entregar la inquieta región a bandas criminales, detestadas, incluso temidas por la propia Albania. Y convertir Kosovo en una especie de Tortuga, un reino del filibustero, útil sólo a las mafias internacionales. Y cada vez más penetrado por elementos del yihadismo islámico.

martes, 13 de mayo de 2025

La mediación de Trump siempre estuvo condenada al fracaso. La guerra de Ucrania es insoluble

La guerra no terminará hasta que Washington y sus aliados estén dispuestos a afrontar la cuestión fundamental: la persistencia de una doctrina hegemónica que no admite rivales.

Thomas Fazi, Strategic Culture

Una cosa está clara: Trump ya no puede afirmar que la guerra en Ucrania es “la guerra de Biden”. Ahora también es la guerra de Trump.

Meses después de que el presidente estadounidense se comprometiera a poner fin rápidamente a los combates entre Ucrania y Rusia, su Administración ha anunciado que Estados Unidos ya no participará en lo que a menudo se ha descrito como una diplomacia itinerante entre ambas partes.

La semana pasada, la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, confirmó que Estados Unidos ya no actuaría como mediador en las negociaciones. Según ella, estas “ahora son entre las dos partes”, y añadió que “ahora es el momento de que presenten y desarrollen ideas concretas sobre cómo va a terminar este conflicto. Depende de ustedes”.

Mientras tanto, en una entrevista con la NBC, Trump se mostró aún más pesimista al afirmar que “quizás no sea posible” alcanzar un acuerdo de paz. De hecho, el conflicto parece estar recrudeciéndose una vez más, y con el visto bueno de la Casa Blanca.

El 4 de mayo, The New York Times informó de que un sistema de defensa aérea Patriot suministrado por Estados Unidos y actualmente estacionado en Israel está siendo redirigido a Ucrania.

Dado que todas las exportaciones de Patriot requieren la aprobación formal de Estados Unidos en virtud de las leyes estadounidenses sobre transferencia de armas, la medida indica la autorización directa de la Casa Blanca.

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin