Toda la campaña que vemos actualmente –incluida la guerra– contra los rusos debe entenderse estudiando la historia reciente del país en las últimas tres décadas
Eduardo Vasco, Strategic Culture
– En mi opinión, la economía de la Unión Soviética necesitaba cambios profundos en ese momento, pero no necesitaba ser destruida. Y eso fue lo que hicieron: destruyeron totalmente la economía, lo rompieron todo – señala Varvara Kuznetsova, de espaldas a una estantería llena de libros en ruso o español sobre América Latina, en la oficina donde trabaja. El edificio parece haber sido construido aún a finales del período zarista y está ubicado en la calle Bolshaya Ordynka, en el centro de Moscú.
Varvara es politóloga e investigadora del Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias de Rusia. Fue fundado en la década de 1960. En la época de la URSS, la revista institucional tenía su propio corresponsal en México y había cerca de 80 empleados solo en el departamento de economía de la entidad. Actualmente, hay unos 60 empleados en todo el Instituto. En junio de 2022, cuando estuve en Moscú, conversamos sobre la transformación de la sociedad rusa, de una economía planificada a la jungla capitalista, en la década de 1990.
– Muchas personas no estaban preparadas mentalmente para vivir en esta competencia capitalista permanente – continúa, en portugués fluido. – Porque de repente se descubrió que solo valían las personas con capacidad para los negocios. Y los científicos, los profesores, los médicos, cuyo objetivo era trabajar por el bien del pueblo, por el desarrollo del país, de repente quedaron todos fuera. Lo que no tenía nada que ver con los negocios se fue a la basura.
– ¿Aumentaron mucho los problemas sociales?
– Evidentemente. Se creó un abismo en la desigualdad social. Los habitantes de la Unión Soviética solo conocían esto por los libros de historia, sabían que existía en la Rusia imperial, pero jamás imaginaron que fuera posible en sus propias vidas. Era inimaginable la desigualdad social que se inició en los años 90. Y además, muchas personas simplemente perdieron su dinero, sus ahorros. Los jubilados, por ejemplo, se quedaron sin nada.