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viernes, 8 de abril de 2022

Clima: el colapso que viene

Beatriz Gimeno, Público

Se ha dado a conocer el último informe del Panel Científico de la ONU (IPCC) que es un compendio de todo el conocimiento acumulado sobre el cambio climático, además de una sombría advertencia. El colapso climático está a la vuelta de la esquina, pero qué importa cuando nos hundimos en otros colapsos cotidianos que tienen ocupada a la clase política (y a la gente, no nos engañemos). La clase política con verdadero poder se mueve entre hacer lo posible para que esto no se pare, es decir, procurar que la máquina del neoliberalismo no decaiga y que los ricos sigan haciendo dinero, y, al mismo tiempo, evitar el colapso social total. Es un equilibrio casi imposible para el que los partidos ofrecen sus recetas en tiempo electoral. La crisis climática siempre queda al final de todo. Si los ciclos políticos son cada vez más cortos y no hay noticia que dure una semana en los medios, cómo van a ocuparse de algo que, aunque esté ahí, todavía está a más de cinco meses. No es culpa de los políticos, también es culpa nuestra, de la ciudadanía, incapaces de fijar la atención en la misma cuestión más de una semana. Y claro, si hay un tema en el que el negacionismo se ceba es el cambio climático, que asume todos los negacionismos posibles. No se ve, no se huele, no se toca, no puedes hacer un video que demuestre que es real, no se mete en tu casa a robarte, no se puede comprar ni dejar de comprar. Si la gente no se cree una matanza prácticamente televisada, cómo va a creerse que el cambio climático puede acabar con la vida que conocemos.

jueves, 29 de octubre de 2020

Chile celebra con cautela: no todo lo que reluce es oro

Marcos Roitman Rosenmann

Hay motivos para estar contentos. Los resultados son aplastantes. Las urnas han decidido: 78.27 por ciento aprueba elaborar una nueva Constitución y 79.22 por ciento decide que sea mediante elección popular al 100 por ciento. Son los datos. Pero quienes votaron el apruebo no es un grupo homogéneo. Baste considerar los partidos firmantes del Acuerdo por la paz social y una nueva Constitución (15/11/19).

Una mayoría se opone a reconocer derechos al pueblo mapuche (Estado pluriétnico); otros rechazan un rol protagónico del sector público en la elaboración de las políticas sociales en materia de salud, educación, vivienda, trabajo, pensiones o desoyen el compromiso con el medio ambiente. En definitiva, no todo lo que votó apruebo se inscribe en un proyecto transformador que camine hacia una democrática participativa y menos rupturista con el orden patriarcal. Podríamos asistir a un maquillaje político en el cual la nueva redacción sea una visión edulcorada del neoliberalismo, avalada por unos constituyentes espurios.

lunes, 27 de abril de 2020

Antonio Gramsci, coherencia entre el decir y el hacer

A 83 años de la muerte del filósofo italiano

Francisco Fernández Buey, El Viejo Topo

Antonio Gramsci ha sido el comunista marxista más original del período de entreguerras y, probablemente con Guevara, el más apreciado internacionalmente de los comunistas marxistas que vivieron en el siglo XX. El historiador británico Eric Hobsbawm recordaba hace unos cuantos años que, durante la década de los ochenta, Antonio Gramsci se había convertido en el pensador italiano más repetidamente citado en las publicaciones mundiales de humanidades y ciencias sociales.

Sin duda, esto último tiene una explicación. Se debe, en primer lugar, a que su biografía conmueve a toda persona sensible; y, en segundo lugar, al gran interés que despertaron en muchos países del mundo tres colecciones de escritos suyos: las intervenciones políticas y político-culturales de los años 1916 a 1926; los treinta y tres cuadernos que redactó durante el largo período carcelario al que fue condenado por el fascismo mussoliniano, conocidos como Quaderni del carcere; y al más de medio millar de cartas que envió a familiares y amigos, entre los años 1927 y 1937, desde aquellas prisiones y desde las clínicas por las que tuvo que pasar ya al final de su vida.

Pero, por otra parte, un joven europeo que quiera hoy leer a Gramsci con calma y dedicación puede encontrarse con el problema de que sus obras no estén disponibles en las principales librerías. Incluso en Italia, el país de Gramsci, ha habido paradójicamente un momento, a finales de la última década, en que no se podía encontrar en librerías la principal edición de escritos gramscianos, la edición crítica de los Quaderni del carcere preparada en la década de los setenta por Valentino Gerratana y publicada por la editorial Einaudi. Hizo falta una campaña internacional de estudiosos gramscianos para paliar esa situación. Y en otros países europeos en los que Gramsci se ha leído bastante, por ejemplo en España, tampoco es fácil encontrar hoy en día en librerías ediciones de los escritos de Gramsci.

martes, 31 de marzo de 2020

Coronavirus y crisis sistémica del capitalismo


Wim Dierckxsens y Walter Formento, Alai

Con el gobierno de Trump no solo se manifiesta claramente la crisis agónica, turbulenta y conflictiva del capitalismo, sino que se evidencia con la actual Gran Depresión la imposibilidad de salir de la misma. Expresando un nacionalismo industrialista, anti-oligarquía financiera, Trump está en una confrontación total con las fuerzas del esquema de poder globalista (representadas en EEUU por el establishment financiero-político globalista en la cúpula del Partido Demócrata). En forma secundaria se enfrenta con el esquema continentalista (el establishment financiero-político del Partido Republicano, específicamente el Tea Party con el que no tiene su enfrentamiento principal y pudo acordar una coalición de gobierno para garantizar un mínimo de estabilidad).

Las empresas estrellas del globalismo en inteligencia artificial, informática, internet, robótica, supercomputadoras, telecomunicación, etc. (Facebook sino también a Twitter, Netflix, Alphabet, Google, Apple, Instagram, Amazon y Microsoft), muy a menudo con fuertes inversiones en China (Hong Kong, Shanghái, Taiwán), son atacadas a su vez por Trump, quien ha comenzado una guerra económica no tanto contra China como país, sino en primer lugar contra dichas empresas trasnacionales angloamericanas con fuertes inversiones fuera de EEUU, con la finalidad de que se “relocalicen” nuevamente en territorio estadounidense.

domingo, 17 de febrero de 2019

Cristianismo de liberación. Perspectivas marxistas y ecosocialistas

Introducción al libro

Michael Löwy, Viento Sur

¿La religión es todavía aquel baluarte del oscurantismo y del conservadurismo que Marx y Engels denunciaron en el siglo xix? La respuesta es que sí en diversos contextos, culturas y países. Esta visión de Marx y Engels es aplicable a las corrientes integristas de las principales confesiones religiosas (cristiana, judía, musulmana, hindú) y a numerosos grupos de evangélicos y sectas. Ahora bien, la emergencia y desarrollo del cristianismo revolucionario en diversos continentes y de las teologías de la liberación en América Latina y en otras zonas del mundo ha abierto un nuevo capítulo en la historia y plantea nuevas y estimulantes cuestiones que no se pueden abordar sin renovar el análisis marxista de la religión.

Cuando se afrontan fenómenos de este tipo, hay marxistas que aplican su modelo interpretativo tradicional. Pero el compromiso de cristianos en las luchas sociales populares y su participación en diversos procesos revolucionarios desde mediados del siglo xx hasta ahora muestran claramente que es necesario elaborar un nuevo marco de interpretación desde el marxismo.

También entre los marxistas hay quienes oponen la base radical de la Iglesia y la jerarquía conservadora. Este punto puede corresponder parcialmente a la verdad, pero no es del todo acertado, dado que un gran número de obispos, especialmente en América Latina, Asia y África, son solidarios con los movimientos de liberación de los pobres. Ese compromiso les ha costado a algunos la vida. El caso más significativo es el de monseñor Oscar Romero, arzobispo de San Salvador, asesinado por escuadrones de la muerte de extrema derecha.

viernes, 16 de junio de 2017

Helmut Kohl, el canciller de la Europa alemana

Juan Carlos Monedero, Público

Siendo estudiante en Heidelberg recuerdo una visita de Kohl a la ciudad, vecina a su natal Ludwishafen. Nos habíamos manifestado pocos meses antes en contra de la primera guerra del Golfo. La presencia en Alemania de bases norteamericanas, especialmente en Heidelberg, donde tenían el Cuartel General, hacía que la represión de las manifestaciones siempre fuera violenta (la rendición incondicional de Alemania en la Segunda Guerra Mundial les dejó sin ejército y ocupados). Ya antes la policía había demostrado su dureza contra las protestas ciudadanas contra la “doble decisión” de la OTAN, tomada en 1979 por el SPD de Helmut Schmidt pero ejecutada por Kohl. Esta decisión, en el contexto de la guerra fría, implicaba desplegar en suelo europeo 572 misiles Pershing y Cruisse (los “euromisiles”), como respuesta a la negativa de la URSS de retirar los SS-20 suyos.

En el entorno universitario alemán, había un gran rechazo a Kohl, pues se le identificaba como un político profesional tosco y sin estilo (desde las filas socialistas le llamaban “pera” por el contorno de su cabeza), que había ocupado la posición de Canciller en 1982 sólo gracias a un cambio de alianzas de los socios liberales. Aprovechando que un sector del SPD se opuso al despliegue de los euromisiles, el oportunista FDP, el Partido Liberal Alemán (FDP), que empezaba su etapa neoliberal y expansionista, abandonó su apoyo a los socialistas y pasó a hacer de muleta de los democristianos. Lo cierto es que Kohl era doctor en historia por Heidelberg, con una tesis sobre “El desarrollo político en el Palatinado y el resurgimiento de los partidos después de 1945”, pero su mala dicción y sus problemas con los idiomas le hicieron siempre objeto de burla (aun más en comparación con su antecesor, Helmut Schmidt, un intelectual reconocido).

domingo, 7 de mayo de 2017

Las ocultadas causas políticas del crecimiento de las desigualdades

Vicenç Navarro, Público

Una de las características del tiempo que vivimos es el crecimiento de las desigualdades económicas, sociales, políticas y culturales, tanto entre como dentro de la mayoría de países capitalistas desarrollados. En este artículo me centraré en las causas del crecimiento de las desigualdades económicas, analizando las desigualdades salariales, las desigualdades en los ingresos familiares y las desigualdades en la propiedad del capital (productos que generan renta), analizando tales desigualdades en Estados Unidos, por dos razones: una, por ser representativo del capitalismo más avanzado y desarrollado del mundo capitalista occidental (punto de referencia para el pensamiento liberal); y otra, porque lo que estamos viendo desde los años ochenta, a partir de la revolución neoliberal iniciada por el presidente Reagan, es la “americanización de Europa”, expresión que refleja el dominio del pensamiento liberal a los dos lados del Atlántico Norte. En realidad, tal crecimiento de las desigualdades económicas se debe primordialmente a la aplicación (e imposición) de las políticas neoliberales en la gran mayoría de tales países, siguiendo el modelo neoliberal estadounidense.

Las desigualdades salariales

Si analizamos la evolución de los salarios, ya sea considerando el salario por hora, ya sea el salario anual, podemos ver que los salarios del decil superior han crecido de una manera muy marcada, casi exponencial a partir de la década de los años ochenta (cuando se inició la revolución o, mejor dicho, contrarrevolución neoliberal), mientras que los salarios de los cuatro deciles inferiores han ido creciendo muy lentamente desde entonces (e incluso han descendido durante la Gran Recesión 2007-2015, lo cual nunca ocurrió en el decil superior, cuyos salarios continuaron aumentando durante la Gran Recesión). Y lo que sí que disminuyó en la gran mayoría de la población asalariada fueron los beneficios sociales, relacionados con los sueldos. Así, por ejemplo, el porcentaje de la población laboral que tenía alguna cobertura de beneficios sanitarios, financiados conjuntamente por los empresarios y por los trabajadores y empleados (la mayoría de la financiación del aseguramiento sanitario privado en EEUU proviene del lugar de trabajo a través de aportaciones de empleadores y empleados) descendió durante el mismo periodo de tiempo considerablemente, descenso mucho más marcado entre los deciles salariales inferiores, pasando de un 42% en 1980 a un 25% en 2010, que en el decil superior (de un 92% a un 78%). Una situación semejante ocurrió con las pensiones privadas financiadas a través de puestos de trabajo (la mayoría de los datos presentados en este artículo proceden del documento Three Key Economic Distributions, del profesor John Schmitt, del Washington Center for Equitable Growth).

sábado, 6 de mayo de 2017

Financiarización y judicialización corroen la democracia

Emir Sader, La Jornada

La crisis de la democracia es hoy una evidencia a escala mundial. El Brexit, la elección de Donald Trump, el golpe de Estado en Brasil son síntomas más evidentes de un fenómeno que cruza a América Latina y Europa, a Estados Unidos, llegando a países de África y de Asia, como Sudáfrica e India, entre otros.

¿Qué factores afectan a países y a continentes tan distintos, para que la crisis de la democracia se exprese como fenómeno global, como un rasgo central del periodo político actual en el mundo?

Antes de todo, la financiarización de la economía, elemento determinante del periodo marcado por la hegemonía del modelo neoliberal. La desregulación promovida por ese modelo llevó a la predominancia del capital financiero, bajo su forma especulativa, sobre el conjunto de las economías del mundo.

jueves, 16 de febrero de 2017

La izquierda alemana sueña con dar por acabada la era Merkel

Philip Oltermann, ElDiario

Si todo va como desea Johanna Uekermann, el 25 de septiembre se despertará con la noticia de que Angela Merkel ha perdido las elecciones alemanas. "La era de las medidas de austeridad 'a la Merkel' (y a la Wolfgang Schäuble, el ministro de Hacienda del país) puede finalmente ser cosa del pasado", indica esta joven de 29 años, líder de la JuSos, la organización juvenil del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD).

"Y si en Francia también ganara un socialista", dice, "eso supondría que dos presidentes de izquierdas y proeuropeos estarían al frente de dos de las grandes potencias económicas de la UE y mandarían un potente mensaje en contra de las tendencias nacionalistas que vemos en el Reino Unido y en otros países de la Unión Europea, así como en Estados Unidos".

Incluso los progresistas más convencidos podrían pensar que este escenario es bastante utópico, epecialmente si tenemos en cuenta que la única esperanza realista de la izquierda francesa es un candidato ( Emmanuel Macron) que asegura que no es ni de derechas ni de izquierdas y que se ha desmarcado del Partido Socialista.

viernes, 4 de noviembre de 2016

El regreso de la derecha en América Latina

Emir Sader, Página 12

La nueva ola de derecha en América latina no tardó en decir a qué vino. Los gobiernos de Mauricio Macri en Argentina y de Michel Temer en Brasil se dedican, única y exclusivamente, a aplicar el mismo tipo de duro ajuste fiscal que ya había sido aplicado en esos y otros países del continente, con las desastrosas consequencias económicas y sociales que se conocen.

Para ello, tuvieron que reimponer el viejo diagnóstico, según el cual, los problemas de los países son resultado de gastos excesivos del Estado. Un diagnóstico totalmente desmentido por la forma en que en esos mismos países los gobiernos han reaccionado a los duros efectos de la crisis internacional iniciada en 2008. Se podría haber hecho lo que se hace ahora, cortando hondamente los presupuestos de los recursos para políticas sociales. Pero las economías latinoamericanas habrían ingresado en recesiones profundas y prolongadas, de las cuales no habrían salido, como ocurre con las economías europeas.

Sin embargo, los gobiernos de Argentina y de Brasil, con orientaciones distintas de las actuales, no se dejaron llevar por la crisis y reaccionaron en contra de la recesion, con medidas anticíclicas. Con ello pudieron sacar rápidamente a las economías de la recesion, volver a crecer, superar el desempleo y retomar la dinámica de expansión económica con distribución de renta, que permitió el momento más virtuoso de la historia de esos y de otros países del continente en este siglo.

miércoles, 29 de junio de 2016

La ingobernabilidad del neoliberalismo

Emir Sader, Público.es
El neoliberalismo rescató y puso énfasis en el tema de la ingobernabilidad. Habría un desequilibrio entre los derechos afirmados por las leyes e incluso por constituciones y la capacidad del Estado y los gobiernos para garantizarlas. Una de las expresiones de esos desequilibrios sería la inflación, forma de apelar a un mecanismo incorrecto para cumplir con aquello para lo cual habrían recursos. De ahí también la obsesión neoliberal con la inflación, derivada de su preocupación con la existencia de “excesivos” derechos.

Pero no hay más grande ingobernabilidad que la impuesta por el neoliberalismo. Como gobierno de la extrema minoría —el 1%—, privilegia a los bancos, que representan al capital especulativo, que vive de explotar a los endeudados —gobiernos, empresas, personas—. Son, por lo tanto, gobiernos de la extrema minoría, gobernando en función de la reproducción de los endeudamientos con elevadas tasas de interés.

Cuando Europa impuso las políticas de austeridad y los bipartidismos adhirieron a esa modalidad de los ajustes neoliberales, se impuso la ingobernabilidad en todo el continente. Los gobiernos se han vuelto impopulares, cada elección es una derrota segura e instauran el pánico político cada vez que los ciudadanos son llamados a votar.

Brexit, o qué pasa cuando el voto es visceral


Roberto Savio, Alai
Los especialistas en encuestas dicen que cuando las personas consultadas no se sienten cómodas diciendo qué van a votar es porque a nivel racional no están a gusto con la papeleta que colocarán en la urna. En otras palabras, los electores actúan más por una cuestión visceral que cerebral.

Eso fue lo que pasó en Gran Bretaña el 23 de este mes, cuando se realizó el referendo para decidir si se iba o se quedaba en la Unión Europea (UE), y las encuestas a boca de urna le dieron una ligera ventaja a la opción de quedarse, que resultó no ser la elegida por la población.

El referendo por el brexit fue realmente una cuestión visceral. La campaña para irse se basó en el miedo a una invasión masiva de turcos, derivada de la posible incorporación de su país a la UE, una falsedad total, y en que Gran Bretaña le pagaba al bloque unos 50 millones de libras al día, otra mentira.

Pero el asunto central, planteado especialmente por el ex alcalde de Londres, Boris Johnson, fue: “Nosotros (los británicos) ya no somos libres. Consigamos nuestra independencia”. Incluso llegó a comparar a la UE con la Alemania nazi que quería apoderarse de Europa. Claro, sus intenciones eran simples: que el primer ministro británico David Cameron renunciara y entonces ocupar su lugar. ¡Un brillante ejemplo de idealismo!

sábado, 18 de junio de 2016

La ética del político, de Maquiavelo a la corrupción actual

Augusto Klappenbach, Público

Max Weber, un prestigioso sociólogo alemán, publicó hace años un ensayo en el que distinguía dos tipos de éticas: la ética de las convicciones y la ética de la responsabilidad. La primera se refiere a las decisiones morales orientadas por una serie de principios incuestionables: por ejemplo, la obligación de respetar la vida, de decir la verdad, de cumplir las promesas. La segunda, por el contrario, mira más a los resultados que provoca la acción: del cumplimiento de esos principios pueden seguirse consecuencias no deseadas, a veces con grave daño para personas inocentes. Piénsese, por ejemplo, en las víctimas que pueden producirse por respetar la vida de un peligroso psicópata, sobre todo si ejerce el poder, o decir la verdad cuando va a ser usada para perjudicar a un inocente.

Este conflicto lo plantea Weber referido especialmente al terreno político. Un gobernante, dice él, se ve en ocasiones dividido entre el deber de mantener sus principios éticos y la necesidad de conseguir resultados difícilmente compatibles con la pureza moral. Podemos preguntarnos hoy, por ejemplo, si debe ordenar el derribo de un avión comercial cuando puede servir para un atentado terrorista o si debe denunciar un caso de corrupción cuando al hacerlo provocará que obtengan el poder sus enemigos y la corrupción aumente.

lunes, 30 de mayo de 2016

La corrupción de la clase política chilena y su crisis terminal


El Ciudadano

La clase política chilena, ante los nuevos antecedentes que muestran de forma indesmentible la relación no sólo antiética, sino ilegal con el capital del gran empresariado, busca justificaciones para deslindar responsabilidades. Desde argumentos que van de los “hechos puntuales”, “errores involuntarios”, “me enteré a través de la prensa” y otras expresiones bien grabadas en la conciencia social, ahora levantan la expresión de la “crisis sistémica” de la política. Sin duda lo es, pero, a diferencia de la falaz defensa que surge desde los más involucrados en la recepción de dineros ilegales desde los grupos económicos, es una crisis terminal no generada por la naturaleza o heredada de una opaca institucionalidad, sino creada por ellos mismos. La crisis actual, la pestilencia en la cual se halla la política no sólo del duopolio, es una construcción cuyas bases se levantan de forma simultánea al resto de los programas pactados durante la transición.

La recepción de dineros de SQM por parte del PPD durante la presidencia de Carolina Tohá es una nueva constatación del proceso de descomposición del sistema político, cuyos antecedentes si bien se remontan a la primera década de la transición y marcan importantes episodios en los años siguientes, es a partir del actual gobierno cuando se levanta el manto que ocultaba no sólo las fuentes del financiamiento de la política, sino sus alcances y objetivos. En este momento, con este nuevo evento, el escenario instalado desde finales del 2014 con los casos Penta, Caval y SQM suma nuevos actos y se refuerza sin dar señales de concluir.

sábado, 2 de abril de 2016

El revanchismo conservador amenaza a América Latina

Emir Sader, La Jornada

Hablábamos de restauración conservadora, pero la expresión es un tanto fría para designar el proceso real con que la derecha latinoamericana amenaza a nuestros países. No se trata de un proceso frío de sustitución de un modelo económico por otro, porque detrás de ese cambio hay unos profundos en las relaciones de clase, con sentimientos y rencores.

Los gobiernos progresistas de América Latina cometieron el pecado de lesionar intereses de las élites dominantes. En Brasil, el editor jefe de O Globo –un tal Alí Kamel– alcanzó a escribir un libro para acusar a los que han adoptado la política de cuotas para negros en las universidades públicas de haber introducido (sic) el racismo en Brasil. Los negros estaban quietos, según él, a lo mejor resignados por su condición, en un país conocido por su democracia racial, por una miscegenación consentida, cuando la política de cuotas despertó en ellos sentimientos malos. El libro se llama No somos racistas y acusa a los que han impulsado políticas de cuotas de haber metido el racismo en Brasil.

lunes, 28 de marzo de 2016

La nueva ola conservadora en el mundo

Emir Sader, Público

Ya en los años 60, Richard Nixon creó la expresión “mayoría silenciosa”. En contraposición a los grandes sectores emergentes que participaban en las campañas por los derechos civiles en Estados Unidos y en contra de la guerra de Vietnam, esa mayoría sería silenciosamente conservadora. Sería el “país profundo”, que ejercería en las urnas su derecho a voto en favor de la derecha, en contra de la movilización en las calles, protagonizada por una supuesta minoría restringida de activistas. El propio Nixon fue elegido presidente, finalmente, poniendo fin a la racha de gobiernos demócratas y a la agitada década de los sesenta, confirmando así de alguna manera su hipótesis.

Un tiempo después, cuando Ronald Reagan despuntaba, para convertirse en gobernador de California primero y aspirar después a la presidencia de EEUU, mucha gente decía que era imposible que un pésimo actor de películas del oeste pudiera ser presidente de los Estados Unidos. Pero fue elegido y reelegido presidente del país más importante del mundo, consagrado por la victoria norteamericana en la guerra fria y la desaparición de la URSS.

domingo, 13 de marzo de 2016

La política de la ira

Dani Rodrik, Project Syndicate

Tal vez lo único que sorprende de la reacción populista que ha abrumado a la política en muchas democracias avanzadas sea que haya tardado tanto en llegar. Incluso hace dos décadas era fácil predecir que la falta de voluntad de los políticos dominantes para ofrecer remedios contra la inseguridad y la desigualdad de nuestra era hiperglobalizada abriría un espacio político para los demagogos con soluciones fáciles. En esa época fueron Ross Perot y Patrick Buchanan; hoy son Donald Trump, Marine Le Pen y varios más.

La historia nunca se repite exactamente, pero sus lecciones no dejan de ser importantes. Debemos recordar que la primera época de la globalización, que alcanzó su cúspide en las décadas previas a la Primera Guerra Mundial, produjo eventualmente una reacción política todavía más grave.

miércoles, 9 de marzo de 2016

De Huntington a Trump: ¿la última revuelta demográfica de los WASP?

Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

Existe una perturbadora convergencia entre el teórico de la guerra permanente mediante el choque de ocho civilizaciones (sic), Samuel Huntington, y el pragmático multimillonario Donald Trump sobre el supremacismo blanco de los WASP (white anglo-saxon protestants: angloestadounidenses protestantes blancos).

La única diferencia es que Huntington es venerado, mientras Trump es abominado, por el complejo militar-industrial.

Huntington, tan mexicanófobo e islamófobo como Trump, fue el coordinador de la planeación de seguridad en el Consejo de Seguridad Nacional con James Carter, además de darling de las universidades Yale, Harvard y de Chicago.

En su libro más reciente, ¿Quiénes somos? (https://goo.gl/2MY7uH), una oda a la mexicanofobia –en la que presuntamente colaboró un efímero canciller del doble cara Vicente Fox–, observa que "en 1930, los angloestadunidenses continuaban siendo el grupo dominante y, posiblemente, el mayor en número de la sociedad estadunidense, pero étnicamente (sic) Estados Unidos había dejado de ser una sociedad angloestadounidense".

sábado, 20 de febrero de 2016

Las bases sociales de las nuevas derechas

Raúl Zibechi, La Jornada

Una nueva derecha está emergiendo en el mundo y también en América Latina, región donde presenta perfiles propios y una nueva e inédita base social. Para combatirla es necesario conocerla, rehuir los juicios simplistas y entender las diferencias con las viejas derechas.

Mauricio Macri es bien distinto de Carlos Menem. Éste introdujo el neoliberalismo, pero era hijo de la vieja clase política, al punto de que respetaba algunas normas legales y tiempos institucionales. Macri es hijo del modelo neoliberal y se comporta según el modelo extractivo, haciendo del despojo su argumento principal. No le tiembla el pulso a la hora de pasar por encima de los valores de la democracia y de los procedimientos que la caracterizan.

Algo similar puede decirse de la derecha venezolana. Se trata de alcanzar objetivos sin reparar en medios. El modo de operar de la nueva derecha brasileña se diferencia incluso del gobierno privatizador de Fernando Henrique Cardoso. Hoy los referentes son personajes como Donald Trump y Silvio Berlusconi, o el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, militarista y guerrero que no respeta ni al pueblo kurdo ni a la oposición legal, cuyos locales y mítines son sistemáticamente atacados.

viernes, 12 de febrero de 2016

Bernie Sanders y la oportunidad para el cambio político en EEUU

Dan La Botz, Viento Sur

En EEUU Estamos asistiendo a un movimiento importante y muy significativo.

Por primera vez desde los años 1930, asistimos a debates sobre el socialismo y el fascismo en los medios de comunicación de masas. Bernie Sanders se define, de forma franca, como un socialista democrático, al mismo tiempo que la candidatura de Donald Trump alimenta el debate sobre el fascismo.

Por primera vez desde los años 1980, es decir, de la campaña de Jesse Jackson, tenemos un candidato progresista en las filas del Partido Demócrata y empezamos a oír una nueva (o quizás deberíamos decir muy vieja) retórica que habla de la "clase de los multimillonarios" y de la necesidad de una "revolución política".

También está presente el debate sobre la inmigración mejicana y musulmana, a quienes Trump acusa de amenazar a la sociedad americana. Trump propone construir un enorme muro entre México y EEUU, así como la expulsión de la población musulmana.

Por último, asistimos a un intenso y rico debate entre Sanders y el movimiento Black Lives Matter (“Las vidas de los negros importan”).

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