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martes, 21 de enero de 2025

El previsible colapso de la seguridad paneuropea

Lo único que Estados Unidos quería era la hegemonía sobre Europa. Ahora la tiene como nunca antes. Los verdaderos perdedores son los europeos.

Glenn Diesen, Brave New Europe

Durante la Guerra Fría, el sistema internacional se organizó en condiciones de suma cero. Había dos centros de poder con dos ideologías incompatibles que dependían de las tensiones continuas entre dos alianzas militares rivales para preservar la disciplina de bloque y la dependencia en materia de seguridad entre los aliados. Sin otros centros de poder ni un punto intermedio ideológico, la pérdida de uno era una ganancia para el otro. Sin embargo, ante la posibilidad de una guerra nuclear, también había incentivos para reducir la rivalidad y superar la política de bloques de suma cero.

Las bases para una arquitectura de seguridad paneuropea que mitigara la competencia en materia de seguridad nacieron con los Acuerdos de Helsinki de 1975, que establecieron reglas de juego comunes para el Occidente capitalista y el Este comunista en Europa. El desarrollo posterior de la confianza inspiró el “nuevo pensamiento” de Gorbachov y su visión gaullista de un hogar europeo común para unificar el continente.

En su famoso discurso ante la ONU en diciembre de 1988, Gorbachov anunció que la Unión Soviética reduciría sus fuerzas militares en 500.000 soldados y que 50.000 soldados soviéticos serían retirados del territorio de los aliados del Pacto de Varsovia. En noviembre de 1989, Moscú permitió la caída del Muro de Berlín sin intervenir. En diciembre de 1989, Gorbachov y Bush se reunieron en Malta y declararon el fin de la Guerra Fría.

sábado, 18 de enero de 2025

Guerra hasta el último minuto


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Con el tiempo sobre la bocina, a cuatro días de que Joe Biden pueda dedicarse por primera vez en décadas íntegramente a su familia y de que Antony Blinken o Jake Sullivan regresen al mercado laboral de la consultoría privada o al activismo del sector de los grupos de presión o think-tanks, la administración Demócrata continúa realizando todos los esfuerzos en su mano para garantizar que Ucrania pueda continuar luchando contra el enemigo común, Rusia, mientras lo considere necesario y al margen de las intenciones de la nueva administración de la Casa Blanca. El objetivo es que las autoridades de Kiev dispongan de buenas cartas a la hora de negociar con el equipo de Donald Trump en el momento en el que Mike Waltz y Keith Kellogg logren dar forma de propuesta a las ideas que actualmente presentan en los medios de comunicación y que no hay posibilidad de saber en qué medida se corresponden con las del presidente electo. Desde el punto de vista de la actual administración Demócrata, la OTAN y la Unión Europea, Ucrania necesita fortaleza para enfrentarse a dos tipos de negociaciones: una con Estados Unidos para determinar su apoyo, que marcará el tipo de diplomacia a la que aspira Washington y en qué medida la fuerza en la imposición de la paz, y otra posterior con Rusia. La primera negociación depende exclusivamente de que Kiev disponga de las garantías de recursos económicos para continuar la guerra al margen de Estados Unidos. En otras palabras, los países europeos y la administración Demócrata buscan que Ucrania no se quede sin recursos en caso de una posible amenaza de corte o reducción de los suministros o asistencia financiera estadounidense. La fortaleza relativa en la segunda, por el contrario, se mide en la capacidad de los países occidentales de financiar a Ucrania y minar las capacidades rusas para lograr un desequilibrio de fuerzas que favorezca a Kiev, algo que, a día de hoy, solo puede conseguirse a largo plazo con una mezcla de escalada militar y profundización de la guerra económica.

martes, 14 de enero de 2025

Trump, las sanciones contra Rusia y el «patio trasero» de Estados Unidos


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Aún sin saber muy bien cómo responder a la retórica abiertamente imperialista del presidente electo de Estados Unidos, los países europeos continúan tratando de adivinar, en muchos casos sin base material alguna, cuál será el plan de Donald Trump una vez que asuma el cargo dentro de nueve días. Será entonces cuando el general Kellogg comience su trabajo para presentar una hoja de ruta con la que el equipo Republicano trate de buscar el inicio de una negociación. La necesidad de negar cualquier problema y evitar especulaciones sobre una mala relación con Donald Trump y su entorno ha hecho que Ucrania anuncie que el retraso en la visita de Keith Kellogg al país se debe únicamente a la legalidad vigente, que impide viajes oficiales antes de la investidura. El retaso no es, además, una preocupación para el Gobierno de Zelensky, que desde que comenzó el conflicto hace casi once años ha hecho de la dilatación de las negociaciones su modus operandi. La diplomacia es la línea roja que Ucrania lucha por no cruzar, una posición en la que coincide con sus aliados europeos y con el liderazgo de la OTAN, que escuchan con preocupación las palabras que llegan de Washington.

Los países de la Unión Europea siguen más preocupados por las “amenazas híbridas” rusas en el Báltico y por garantizar la financiación para que Ucrania pueda continuar luchando en la guerra que por el intervencionismo que anuncia Donald Trump y la posición en la que queda el continente europeo. Con su retórica sobre la OTAN y su insistencia en que el centro de la política exterior estará vinculado al enfrentamiento con China y el proteccionismo económico, Donald Trump y su equipo ya habían anticipado una reducción del interés por Europa, un territorio en el que Washington es consciente de que no hay peligro de la creación de un bloque político o económico antihegemónico que pueda hacer sombra a Estados Unidos. Quedó atrás el tiempo en el que las antiguas potencias europeas formaban un territorio considerado estratégico. La subordinación que la Unión Europea en bloque ha mostrado desde la invasión rusa de 2022 hace aún más evidente que el continente es ahora una parte de la esfera de influencia de Estados Unidos, un territorio con escasa autonomía propia y que corre el riesgo de cumplir el papel de patio trasero que Washington ha adjudicado a América Latina.

lunes, 13 de enero de 2025

Ucrania: Prolongar la guerra


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Estoy realmente segura de que todos los demás miembros, y espero que también Estados Unidos, están dispuestos a continuar con el apoyo a Ucrania”, afirmó ayer Kaja Kallas, líder de la diplomacia de la Unión Europea, en su participación en la cumbre de Rammstein que se celebró en Alemania y que será la última antes del cambio de Gobierno en Estados Unidos. La llegada de Donald Trump, con su estilo imprevisible y aún sin plan sobre qué hacer con Ucrania, sigue siendo la gran preocupación de los países europeos, que luchan por buscar la forma de mantener el statu quo y garantizar que Kiev pueda seguir manteniendo la vía militar como única solución posible al conflicto.

En la reunión, Lloyd Austin, el Secretario de Defensa saliente, anunció el que será el último paquete de asistencia militar de la era Biden, otros 500 millones de dólares, unas palabras que causaron los aplausos de Zelensky, Rustem Umerov, Andriy Ermak y Boris Pistorius, que flanqueaban al representante estadounidense en ese momento. En referencia a su reunión con Austin, el presidente ucraniano escribió que “en la conversación se habló de la situación en el campo de batalla, del papel de los drones en esta fase de la guerra y de las necesidades de Ucrania en materia de defensa de diversos tipos de vehículos aéreos no tripulados. También se habló del fortalecimiento de la defensa aérea de Ucrania y de las perspectivas de proporcionar sistemas de defensa aérea adicionales, en particular mediante la cooperación con otros países”.

sábado, 11 de enero de 2025

Peor que perder la guerra


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Escrito antes del inicio de la contraofensiva ucraniana en Kursk o quizá sin gran esperanza en que esas acciones vayan a suponer un cambio cualitativo de tendencia, The Washington Post advertía ayer en su editorial de que “la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, que se acerca al final de su tercer sangriento año, ha alcanzado un punto de inflexión”. Los problemas se acumulan para Kiev, que a la reciente pérdida de Kurajovo puede sumar en breve la de Toretsk-Dzerzhink, ya en la fase final de la batalla o, lo que es más importante, la del campo de litio de Shevchenko, un objetivo que debería haber sido prioritario pero que, al encontrarse en Donbass, ha sido considerado menos importante que mantener las posiciones o avanzar en la región de Kursk. Reticente a admitir la veracidad de noticias negativas, Ucrania se ha visto obligada incluso a admitir “problemas” en la brigada Anne de Kyiv, que con tanto orgullo había anunciado Francia haberla equipado e instruido en su totalidad. Según el periodista Yury Butusov, hasta 1700 soldados habrían abandonado la unidad antes de que la brigada llegara a su primera batalla. Las dificultades son evidentes y no es momento de esconderlas, sino de utilizarlas como argumento.

“Ucrania está perdiendo territorio, tropas y tiempo”, admite The Washington Post, que añade que “las próximas semanas determinarán si Ucrania puede seguir existiendo como Estado soberano dentro de sus fronteras anteriores a la invasión o cerca de ellas, con plenas garantías de seguridad para sus ciudadanos, o si el presidente ruso Vladimir Putin se verá recompensado y envalentonado en su guerra de expansión territorial”. Esas palabras del consejo editorial del diario de Washington complementan a lo expresado la pasada semana por Antony Blinken, que en la entrevista en profundidad en la que valora los cuatro años de legislatura de Biden, afirmó que la guerra de Putin nada tiene que ver con la seguridad ni la expansión de la OTAN sino con “las ambiciones imperiales de Putin y el deseo de recrear una gran Rusia, de subsumir Ucrania de nuevo en Rusia”. Remarcando la ironía de alertar de las intenciones del presidente ruso de hacer desaparecer Ucrania al mismo tiempo que Donald Trump habla de Canadá como estado de Estados Unidos, el periodista liberal ruso, abiertamente contrario a la guerra, Leonid Ragozin comentaba que “Putin lanzó una brutal agresión contra Ucrania después de muchos años de maniobras arriesgadas de Rusia con la OTAN, pero [Rusia] aceptó repetidamente acuerdos que equivalían a la finlandización de Ucrania, tanto en Minsk como en Estambul. Nada puede excusar sus acciones, pero mentir obstinadamente sobre sus motivos e intenciones perjudica a Ucrania y a su pueblo más que a nadie”. El comentario de Ragozin toca tres puntos que ninguno de los editoriales, artículos o reportajes de los grandes medios se molestan en mencionar en sus publicaciones, en las que, como muestra el editorial de The Washington Post, el objetivo no es más que justificar la continuación de una guerra que no les importa cronificar.

viernes, 10 de enero de 2025

La guerra de Ucrania se convierte en una ficción absurda


Estragón: ¡No me toques! ¡No me preguntes! ¡No me hables! ¡Quédate conmigo!
Vladimir: ¿Alguna vez te dejé?
Estragón: Me dejaste ir.

Esperando a Godot, de Samuel Beckett


M. K. Bhadrakumar, Indian PunchLine

Una gran transformación de la guerra de Ucrania en el último año, desde que comenzó la actual ofensiva rusa, es su transición a una ficción absurda que gira en torno a la inseguridad existencial de los europeos, su miedo a ser abandonados por Donald Trump y, sin embargo, su deseo de que les dejen en paz.

En general, la cita anterior pone de relieve la naturaleza fluida y compleja de la memoria europea -memoria olvidadiza e inconsistente- y cómo puede moldear su percepción de la guerra y sus experiencias dentro de ella.

La Administración Biden no ha renunciado a la guerra de Ucrania. El jueves está previsto que se celebre en Alemania una reunión del Formato Ramstein, presidida por el Secretario de Defensa saliente de Estados Unidos, Lloyd Austin, para abordar las necesidades de defensa de Ucrania, a las que se referirá el Presidente ucraniano Zelensky.

Mientras tanto, Kiev lanzó un ataque típico en la región de Kursk en vísperas del evento del Formato Ramstein. La operación, aunque la prensa británica la exagera, está encabezada por sólo 2 tanques y quince carros blindados y, sin duda, será aplastada por los drones rusos y sus helicópteros de combate Ka de alto rendimiento, altamente letales, con capacidad diurna y nocturna, gran capacidad de supervivencia y potencia de fuego.

Objetivos, jerarquías y prioridades


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Desde su llegada al poder en 2019, Zelensky y su equipo, procedente del mundo de la comunicación, interpretación y espectáculo, ha hecho de la relaciones públicas uno de sus pilares más sólidos. El equipo de campaña convenció a una parte importante de la sociedad, especialmente en las zonas rusoparlantes de Ucrania, de que el nuevo presidente moderaría la retórica nacionalista, buscaría un compromiso con Rusia para poner fin a la guerra de Donbass y limitaría los efectos de las leyes patrióticas que pretendían apartar progresivamente la lengua rusa del ámbito público. Sin ningún interés por avanzar en esa dirección, la política de Zelensky ha sido siempre continuista de su predecesor e incluso endureció la aplicación de leyes como la del uso de la lengua mucho antes de la invasión rusa. Las semanas anteriores al ataque ruso, Zelensky fue capaz de convencer a su población de que no iba a producirse ninguna guerra. Como admitió meses después, esa mentira piadosa era necesaria para evitar un éxodo que destruyera la economía y facilitara el avance ruso sobre ciudades abandonadas. Ese año, convenció con facilidad a la delegación rusa de que negociaba de buena fe y se había alcanzado un acuerdo en Estambul. Ahora, el presidente no necesita dirigirse a su propia población o al enemigo ruso, sino a los aliados. “Repuestas significativas a preguntas difíciles. La visión ucraniana de la paz justa, que es importante que conozcan todos los países aliados”, escribía ayer la cuenta oficial del presidente en las redes sociales con un mensaje que deja claro que la negociación más importante no es con Rusia sino con los amigos de Ucrania.

“No respeto ni al líder ruso ni al pueblo ruso. Y no quiero dar a Putin una oportunidad para que vuelva a declarar que todos somos el mismo pueblo y hablamos la misma lengua”, afirmó Zelensky en su entrevista con el podcaster tecnológico e ingeniero del MIT Lex Fridman, que había solicitado realizar la entrevista en ruso, lengua materna de ambos. Pese a las evidentes ventajas de comunicación con el entrevistador, nacido en la República Socialista Soviética de Tajikistán y descendiente de judíos de la región de Járkov, la entrevista se realizó en ucraniano, con traducción simultánea, y en inglés. La labor de Zelensky es ahora alabar a Donald Trump, atraer su atención y hacer suya la causa ucraniana. De ahí que haya trabajado para aparecer en Fox News, reunirse con Donald Trump en cada ocasión de la que ha dispuesto y ha realizado una entrevista de tres horas de duración con Fridman, conocido publicista vinculado al sector tecnológico de Estados Unidos y en cuyo programa ha entrevistado, por ejemplo, a la actual mano derecha del presidente electo, Elon Musk, en estos momentos posiblemente la persona más influyente en el círculo trumpista.

martes, 7 de enero de 2025

Guerra de infantería


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Desde que, de forma prácticamente conjunta aunque presentado como dos fuentes independientes, los servicios secretos de la República de Corea y Ucrania desvelaran el futuro despliegue de tropas de la República Popular de Corea en Rusia en vistas a su participación en la guerra, no han escaseado en la prensa occidental los tópicos orientalistas de tinte racista sobre la población norcoreana. Se ha dicho de esas tropas que carecían completamente de humanidad, que habían perdido la razón a causa de disponer por primera vez de acceso a internet y más concretamente a contenido pornográfico, que eran enviados en ataques de hordas humanas en los que acababan masacrados por las tropas ucranianas o que las dificultades del idioma hacía que asesinaran a sus compañeros rusos en lugar de a los oponentes ucranianos. Antes incluso de que se constatara su llegada a Rusia, la prensa ucraniana se jactaba ya de las numerosas deserciones de norcoreanos que se habían entregado a Ucrania y desde entonces no ha dejado de relatar grandes cantidades de muertes de esos soldados, carne de cañón de ataques de mareas humanas sin sentido en los que están siendo utilizados por sus aliados de Moscú. Mención aparte merecen las palabras de Volodymyr Zelensky, del que, como jefe de Estado, cabría esperarse un discurso algo más serio. Rusia había tratado de esconder a las tropas norcoreanas, alegaba Zelensky, y ahora está haciéndolo también con sus muertes. Las caras de los soldados norcoreanos son quemadas, continuaba con su macabro relato el presidente ucraniano, para que no pudieran ser reconocidas. Esta semana, Ucrania ha reactivado el aparato capaz de medir la moral a distancia y ha proclamado la bajísima moral de las tropas norcoreanas.

viernes, 3 de enero de 2025

Guerra, la receta de la OTAN para Europa


Fabrizio Casari, Altre Notizie

Preparándose para la guerra con Rusia. Loco, ¿verdad? Sin embargo, esto se ha convertido en el corazón del discurso político atlantista en Europa. Para Mark Rutte, el nuevo secretario general de la OTAN, «debemos prepararnos para una mentalidad de guerra», y le hacen eco gobiernos, políticos, militares y periodistas empleados por el establishment atlantista.

En el Viejo Continente, reducido ahora a un instrumento de la política estadounidense, parece que se han agotado la razón y el sentido común que siempre deberían estar presentes como condición previa en el discurso político. Términos que hasta hace unos años estaban prohibidos se han convertido en la esencia del discurso público, infligido a una opinión pública narcoléptica. La técnica de comunicación es la de la «rana hervida», tal como la define Noam Chomsky: consiste en proponer progresiva pero constantemente un escenario que, presentado de repente, suscitaría una reacción de oposición inmediata, pero que, en cambio, diluido y manipulado, acostumbra a uno a la conceptualidad y a minimizar molestias.

La interpenetración del sistema capitalista europeo con el Estado profundo estadounidense es tan grande que incluso el riesgo de una orientación menos agresiva hacia Moscú por parte del próximo presidente de EEUU hace entrar en pánico a la UE, muy preocupada por un posible cambio de dirección por parte de la Casa Blanca este mes. La UE se encuentra con los lazos quemados a sus espaldas en su relación con Rusia, con la que ahora teme que Washington reabra el diálogo por razones estratégicas.

jueves, 2 de enero de 2025

Guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania: balance 2024

El momento es de máxima incertidumbre tras un año de consolidación de la iniciativa rusa con posibilidades de un avance profundo que ponga en cuestión la integridad del frente

Calpu, La Haine

El año 2024 comenzó marcado por el lento final de la contraofensiva terrestre con la que los aliados de Ucrania esperaban lograr unos objetivos escasamente realistas teniendo en cuenta el equilibrio de fuerzas y el aprendizaje que habían supuesto los casi dos años de guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania. Por órdenes políticas, Zaluzhny había preparado una ofensiva con grandes convoyes de vehículos blindados que se lanzarían sobre el campo abierto de Zaporozhie en dirección a Melitopol y posteriormente Crimea.

Las supuestas derrotas rusas de 2022 y el incierto resultado de la movilización de ese año, con dificultades para equipar a los soldados reclutados -según la inteligencia británica- eran los principales argumentos para dudar de la capacidad de las tropas de Moscú para mantener el frente que durante tantos meses habían fortificado en vistas a una operación exactamente como la que se produjo. Defenestrado tras el motín del ejército privado de Evgeny Prigozhin de 2023, el general Surovikin no comandaba ya las tropas de la operación militar especial, como Rusia se empeña en seguir llamando a la guerra, pero su planificación fue clave en el resultado final.

La conocida como línea Surovikin, las fortificaciones de las que Ucrania y sus defensores se habían burlado durante meses, fue suficiente para hacer imposible el progreso terrestre de las tropas de Zaluzhny, cuyos comandantes llegaron a afirmar en la prensa occidental que sus aliados extranjeros habían preparado una operación a la que jamás enviarían a sus soldados.

lunes, 30 de diciembre de 2024

Misiles occidentales y su efecto


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Hace más de un mes, Ucrania obtuvo a bombo y platillo permiso para disparar misiles occidentales de largo alcance contra objetivos militares rusos. Pero tras disparar inicialmente una ráfaga de ellos, Ucrania ya ha ralentizado su uso”, escribía ayer The New York Times en uno de los muchos artículos que tratan la situación militar de la guerra centrándose en un único aspecto y sin aportar el más mínimo contexto sobre la situación en el frente. Como guerra proxy entre Occidente y Rusia, la efectividad de las armas de uno y otro origen es uno de los aspectos a tener en cuenta especialmente para la prensa, que ha ejercido durante este tiempo de correa de transmisión de la idea de la superioridad absoluta del equipamiento occidental sobre el ruso.

A ello ha contribuido especialmente el Gobierno ucraniano, que en ningún momento ha dudado en enaltecer las capacidades de las armas occidentales por encima de cualquier lógica, en ocasiones otorgándoles los éxitos que, en realidad, se habían conseguido con el uso de armas propias o la utilización combinada de armamento occidental y soviético. Es el caso, por ejemplo, de la destrucción del puente Antonovsky, el único de los puentes sobre el Dniéper destruido en esta guerra y que era clave para el suministro de las tropas rusas en la margen derecha del río, territorio que Moscú se vio obligado a abandonar sin ofrecer resistencia. La necesidad de alabar a sus proveedores era más importante que enaltecer las capacidades propias, un incentivo más para que Occidente continuara y aumentara el suministro de armas. En momentos de mayor necesidad, Ucrania decidió cambiar de discurso para abrazar la idea de la guerra proxy y ofrecer el país como laboratorio para que sus aliados pudieran probar sus armas contra las defensas rusas en situación de combate.

sábado, 28 de diciembre de 2024

El peligro de los drones

Nahia Sanzo, Slavyangrad

Quizá ningún aspecto ilustre mejor a día de hoy la máxima de que los generales siempre están preparados para la anterior guerra que los drones, posiblemente el único aspecto en el que el conflicto ruso-ucraniano ha modificado la forma de luchar. Desarrollados desde hace décadas, los drones no son nuevos, ni lo es tampoco su uso en escenarios militares, aunque la actual guerra supone la primera ocasión en la que se utilizan de forma intensiva en un conflicto de alta intensidad y en el que se han convertido en una necesidad para cualquier unidad sobre el terreno. Ataque, defensa y vigilancia son ya inimaginables sin la posibilidad de uso de drones como arma o como elemento de coordinación de las diferentes ramas de las fuerzas armadas o entre diferentes unidades.

La capacidad de detectar y visionar en tiempo real cualquier convoy enemigo mínimamente significativo ha hecho que sea cada vez más difícil realizar una guerra de maniobras. Así pudo comprobarlo Ucrania cuando cada uno de sus convoyes blindados que debían romper el frente de Zaporozhie en dirección a Melitopol y Crimea era detectado a su salida. En aquel momento, los aliados de Kiev prefirieron centrarse en presentar los campos de mina rusos -que Ucrania debió haber previsto que existirían- sin admitir que la capacidad de las tropas rusas de advertir la presencia de vehículos blindados oponentes y ajustar de esa forma la artillería fue también una de las causas clave del fracaso ucraniano a la hora de llegar a la línea Surovikin, que nunca consiguieron derribar. La guerra terrestre implica necesariamente la lucha contra vehículos blindados y su destrucción garantiza la defensa del frente. En esa labor, las tropas rusas contaron con la colaboración de la munición merodeadora Lantset, principal novedad en el arsenal de Rusia, que al inicio de la guerra comprendió que había quedado muy rezagada en el desarrollo de vehículos no tripulados. Tanto es así que necesitó la ayuda de Irán para conseguir sus primeros drones kamikaze, los ya célebres Shahed. Occidente, siempre dispuesto a creer que su enemigo no es capaz de aprender de sus errores, no previó la posibilidad de que la Federación Rusa pudiera, en tan solo un año, desarrollar el tipo de arma que más daño podía hacer en esta guerra y especialmente en un escenario de batalla de maniobra en campo abierto como el que plantearon Ucrania y sus aliados en dirección a Rabotino.

Ideas creativas: los activos rusos incautados y la financiación de la guerra


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Olaf Scholz estaba exasperado. En una reunión de líderes de la UE celebrada esta semana para buscar formas de mantener el apoyo a Ucrania cuando Donald Trump vuelva a ser presidente de Estados Unidos, el canciller alemán se enfureció al ver que se volvía a barajar una idea que él ha rechazado regularmente”, afirma Financial Times sobre la reunión en la que el canciller alemán volvió a mostrar su desacuerdo con las formas más provocadoras de responder a la guerra en Ucrania y finalmente perdió los nervios con el país que más está aprovechando la coyuntura para beneficiarse de la situación, Polonia. Las consecuencias económicas de la guerra, especialmente la ruptura de las relaciones económicas entre este y oeste del continente, han afectado sobre manera a Alemania, que ha renunciado voluntariamente a la energía barata que era una de las bases de la competitividad de su industria, lo que ha dejado a Berlín expuesta a presiones de países hasta ahora considerados menores. A ello se suma el desplazamiento del poder político de la Unión Europea hacia los países del este, más cercanos a Londres y Washington que a Bruselas o Berlín. El cúmulo de circunstancias ha envalentonado a capitales como Varsovia a buscar un aumento de su poder y minar el de aquellos países que lo han ostentado hasta ahora. No es casualidad, por ejemplo, que Polonia aprovechara el actual momento, en el que Alemania ha sido percibida como el eslabón más débil de la cadena europea, para exigir reparaciones por la Segunda Guerra Mundial.

El actual episodio, sin embargo, no es fruto del pasado, sino de las intenciones sobre cómo operar en el futuro más inmediato. “En los debates celebrados el miércoles por la noche en Bruselas en casa del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, el presidente polaco, Andrzej Duda, pidió que la UE confiscara y gastara los 260.000 millones de euros de activos soberanos rusos inmovilizados en instituciones financieras europeas, una idea promovida por Estados Unidos y el Reino Unido pero a la que se resisten Alemania, Francia e Italia”, añade Financial Times sobre la reunión en la que los países de la OTAN y su secretario general trataron de poner en común un plan económico para los próximos meses. Las prisas y la necesidad de soluciones creativas tienen una causa clara: el temor europeo a que Donald Trump cumpla sus promesas de campaña de buscar la paz a toda costa.

viernes, 27 de diciembre de 2024

Tras el golpe de Estado de la OTAN en Rumania, ¿qué sigue?


Kit Klarenberg, Al Mayadeen

El 6 de diciembre, el Tribunal Constitucional de Rumania tomó la extraordinaria decisión de anular inexplicablemente los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 24 de noviembre en el país. Convenientemente, la decisión se tomó apenas unos días antes de una segunda vuelta en la que, según las encuestas, el "advenedizo" Calin Georgescu habría ganado por una mayoría aplastante.

En el proceso, los ciudadanos de todos los estados miembros de la OTAN recibieron un curso intensivo en tiempo real, particularmente despiadado, sobre lo que podría suceder ahora en sus propios países, si los candidatos "equivocados" fueran elegidos de manera justa y honesta.

La sorprendente victoria de Georgescu en la primera vuelta tomó por sorpresa a la élite política rumana y a sus patrocinadores occidentales, y lo convirtió en la figura política más popular del país. En su campaña, Georgescu se basó en una plataforma tradicionalista y nacionalista, ensalzó puntos de vista que algunos podrían considerar desagradables, pero también abogó por la nacionalización y la inversión estatal en la industria local. Como era de esperar, los medios occidentales se apresuraron a difamarlo como “extrema derecha”, “pro-Putin” y “teórico de la conspiración”, entre otros apodos ahora familiares que se suelen aplicar a los disidentes políticos.

miércoles, 25 de diciembre de 2024

Resiliencia


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Después de casi tres años de dura guerra con Rusia, el presidente Volodymyr Zelensky de Ucrania se enfrenta a un difícil equilibrio: extraer más recursos financieros para sostener la lucha sin saturar a una población que ya está sufriendo bajo el peso del conflicto”, escribía hace unos días un artículo publicado por The New York Times en el que trataba los aspectos económicos que están afectando más directamente a la sociedad ucraniana. “Esta tensión se ha puesto de manifiesto estos últimos días, cuando el señor Zelensky ha ratificado con su firma la ley con el mayor aumento de impuestos de la guerra a la vez que ha introducido un programa patrocinado por el Estado suministrando asistencia financiera a la población ucraniana durante el invierno”, añade el artículo, que procede a explicar en qué consiste esa ayuda que supuestamente ha de ejercer de contrapeso al aumento de los impuestos en el país más pobre de Europa (lo era ya antes de la invasión rusa, que ha supuesto un empobrecimiento añadido de la sociedad pese a los triunfalistas anuncios de crecimiento de Kiev y sus aliados).

“El Gobierno ha afirmado que cada ucraniano tendrá derecho a recibir un pago único de mil grivnas, unos 24 dólares, una suma modesta comparada con el salario medio mensual en Ucrania, de unos 500 dólares”, explica para precisar que “el Gobierno ha promocionado la medida como una forma de demostrar apoyo a sus ciudadanos”. La voluntad de creer al pie de la letra cada afirmación de Kiev se traduce en ver voluntad de cuidar a la población en una medida que, de ninguna manera, puede compensar las reformas de los últimos años y el empobrecimiento de la guerra.

martes, 24 de diciembre de 2024

Hacia el abismo


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Apoyar a Ucrania ahora mismo no es sólo una obligación moral. También es un imperativo estratégico. El mundo está mirando. Nuestros amigos –y más aún nuestros enemigos– observarán atentamente cómo mantenemos nuestro apoyo a Ucrania. Tiene que ser férreo”, escribió el miércoles Úrsula von der Leyen. La presidenta de la Comisión Europea, una de las caras de la facción política que busca continuar la guerra hasta la derrota final de la Federación Rusa, se refería en ese tuit al discurso pronunciado ante el Parlamento Europeo. Diciembre es un mes de resúmenes del año y de valoración de los últimos doce meses y, en esta ocasión, los países y las instituciones de la Unión Europea cuentan con aún más preocupaciones que hace un año. Aumentar la financiación ante la posibilidad del descenso de la aportación estadounidense es la principal tarea, por lo que, como puede comprobarse a diario con los titulares de prensa y las declaraciones oficiales, es preciso aumentar el nivel de alerta de una guerra mayor o del peligro de una posible derrota ucraniana para justificar el statu quo.

La UE se enfrenta también a la fatiga de una guerra que incluso Ucrania admite que no puede ganarse por la vía militar a día de hoy -Kiev no pierde la esperanza de conseguir un éxito lo suficientemente llamativo contra Rusia para que sus aliados vuelvan a creer en una victoria imposible- y que afecta tanto a las poblaciones de los países miembros como a la ucraniana. Por primera vez, las encuestas muestran una mayoría favorable a detener la guerra incluso aunque el acuerdo implique concesiones territoriales. Se vuelve así a la situación anterior a la invasión rusa, cuando la mayoría de la población ucraniana era partidaria del cumplimiento de los acuerdos de Minsk para la reintegración de Donbass a cambio de las garantías políticas y económicas que implicaba la hoja de ruta pactada en la capital bielorrusa en febrero de 2015. Esa fue una de las causas de la arrolladora victoria electoral de Volodymyr Zelensky en las elecciones presidenciales de 2019 cuando, prometiendo diálogo y compromiso, contrarrestó el discurso belicista de Petro Poroshenko. En aquel momento, como los siete largos años de negociaciones vinculadas a la hoja de ruta de Minsk, no hubo apoyo ni presión por parte de la Unión Europea por hacer avanzar el proceso de paz. Una vez que su principal impulsora, Angela Merkel, abandonó su cargo de canciller en Alemania, el desinterés por el único acuerdo de paz que se ha firmado en esta guerra fue absoluto. Solo en vísperas de la intervención rusa, cuando ya era demasiado tarde, Olaf Scholz volvió a echar mano del acuerdo de paz para tratar de lograr un acuerdo de última hora que evitara la guerra rusoucraniana: cumplimiento de los acuerdos de Minsk y garantías de seguridad a pesar del mantenimiento de la neutralidad para impedir la invasión.

Las oligarquías liberales eligen el autoritarismo (con la complicidad de la intelectualidad progresista)

Los medios occidentales han completado con éxito una operación de gran importancia política. La mayoría silenciosa, la clase media y las clases trabajadoras han sido moldeadas: el Occidente libre y democrático está bajo ataque; autocracias como China y Rusia, teocracias como Irán, terrorismo, nos amenazan; y la guerra es la única respuesta salvadora. Como afirma Ori Goldberg, a lo largo de la historia los genocidios han tenido como motivación esencial la autodefensa.

Elena Basile, L' Anti Diplomatico

El decadente imperio estadounidense, obligado a militarizar el dólar, mueve sus peones en tableros de ajedrez internacionales, indiferente al derecho internacional. En lenguaje orwelliano, mata la democracia en su nombre. El ejemplo simbólico fue la declaración del presidente de Corea del Sur promoviendo la ley marcial para defender a sus ciudadanos de la autocrática Corea del Norte. En Europa, mientras Blinken incita a Zelensky a reducir el reclutamiento militar de 25 a 18 años, la destrucción de un país y de cientos de miles de niños se justifica por la necesaria defensa de Moscú. En Georgia y Rumania no se acepta el resultado de unas elecciones democráticas. Ganan los candidatos que no quieren vender su país a los intereses estadounidenses y europeos.

Se habla de fraude electoral sin aportar pruebas. La interferencia rusa se produciría a través de TikTok. Sabemos bien que el poder blando es un monopolio occidental. Las cuatro agencias de noticias internacionales que gobiernan los medios de comunicación están subordinadas a nuestros poderes locales y se especializan, con diferentes modulaciones, en el copia y pega de los pañuelos de papel de los servicios.

lunes, 23 de diciembre de 2024

El alarde de los medios británicos delata a los autores intelectuales del asesinato de Kirillov

Igor Kirillov investigaba la red secreta e ilegal de laboratorios de armas biológicas dirigidos por el Pentágono en Ucrania. Sus informaciones proporcionaron pruebas sustanciales de que los laboratorios de armas biológicas estaban autorizados a nivel presidencial por Estados Unidos y en ellos participaban importantes empresas farmacéuticas estadounidenses.

Finian Cunningham, Strategic Culture

El alboroto de los medios de comunicación británicos por el asesinato de un alto general ruso en Moscú es revelador en varios sentidos.

En primer lugar, es una muestra repugnante de un periodismo deplorable. El tono festivo que adoptaron los medios de comunicación británicos al ver el cadáver ensangrentado del teniente general Igor Kirillov tirado en la nieve habla a las claras de una falta de respeto despreciable. Dice algo sobre la profundidad depravada de la cultura británica.

En comparación, la cobertura del asesinato por parte de los medios de comunicación estadounidenses fue relativamente mundana y objetiva.

No fue así en Gran Bretaña, donde los medios de comunicación británicos reaccionaron con una euforia casi total.

La respuesta del Pentágono fue significativa. El portavoz Patrick Ryder negó cualquier implicación de Estados Unidos en el asesinato. Dijo que los estadounidenses no habían sido advertidos de antemano sobre el asesinato y añadió que Estados Unidos no apoyaba tal acción.

Por supuesto, tales negaciones siempre deben ser tratadas con escepticismo.

domingo, 22 de diciembre de 2024

Las tropas extranjeras y la paz

Nahia Sanzo, Slavyangrad

“El Consejo de Defensa y Seguridad Nacional de Ucrania apoyó la decisión de apelar a las Naciones Unidas y la Unión Europea sobre el «despliegue en Ucrania de una misión de mantenimiento de la paz y la seguridad»”. No se trata de una noticia actual, ahora cuando se debate la composición y el tamaño de una posible misión de paz de países europeos tras el posible alto el fuego, sino del 18 de febrero de 2015. Días antes, en la capital bielorrusa, se había firmado tras una negociación en la que participaron Angela Merkel, François Hollande, Petro Poroshenko y Vladimir Putin, el único acuerdo de paz de esta guerra y debía comenzar un alto el fuego, que iba a incumplirse de forma rutinaria, y el proceso político que retornaría Donbass a Ucrania bajo unas condiciones muy concretas y con ciertos derechos lingüísticos, culturales, políticos y económicos que Kiev siempre consideró inaceptables y nunca tuvo la más mínima intención de cumplir. Ucrania, que había sufrido en Debaltsevo la segunda de las grandes derrotas de la guerra de Donbass tras la de Ilovaisk en septiembre de 2014, se encontraba en su momento más bajo, su ejército corría el riesgo de ser avasallado y necesitaba detener la guerra para recuperarse y volver a fortalecerse a la espera de la siguiente fase de una guerra que todas las partes eran conscientes de que no había terminado.

“El Secretario del CDSN de Ucrania señaló que las fuerzas de mantenimiento de la paz deberían situarse a lo largo de la línea de contacto y en el sector no controlado de la frontera ruso-ucraniana. Dijo que esto permitiría «fijar y aislar las violaciones y también dar pasos reales para detener la agresión»”, continuaba el comunicado del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional de Ucrania, que justificaba la necesidad del envío de tropas extranjeras para evitar un ataque ruso o republicano a través de la línea de separación, que no se produjo durante los siete años que se prolongó el proceso de Minsk. Frente a las acusaciones de Oleksandr Turchinov, entonces secretario del Consejo, el interés de Rusia en aquel momento era obligar a Ucrania a cumplir los acuerdos firmados y no reanudar la guerra que acabada de colaborar en detener. Al igual que seis meses antes, Rusia no solo no se había resistido a negociar, sino que hizo posible el acuerdo a base de negociarlo directamente con Ucrania sin la presencia de las Repúblicas Populares, cuyos líderes se encontraban en el edificio simplemente para escenificar la firma. Como en septiembre del año anterior, Rusia aceptó el diálogo, el acuerdo y detener la ofensiva de la parte de la guerra a la que apoyaba en un momento en el que se encontraba al ataque, poniendo en jaque al debilitado ejército ucraniano.

La OTAN, cómplice del asesinato terrorista del general ruso Igor Kirillov

El asesinato de un alto general ruso en Moscú esta semana fue un acto bárbaro de terrorismo. También fue un acto cobarde de un enemigo despreciable

Editorial de Strategic Culture

Estados Unidos y sus socios de la OTAN son cómplices de este y otros innumerables actos de terrorismo contra Rusia, pero el asesinato del teniente general Igor Kirillov fue particularmente flagrante y obsceno, violando todas las reglas de la guerra y exige una respuesta meditada, diferente a las anteriores.

El teniente general Kirillov fue asesinado a primera hora de la mañana del martes cuando salía de su edificio de apartamentos en Moscú junto con un ayudante militar, el mayor Ilya Polikarpov. Ambos estaban indefensos, lo que plantea enormes interrogantes sobre los protocolos de seguridad militar rusos.

La explosión de un artefacto escondido en una moto aparcada cerca de la entrada del edificio pareció matar a ambos hombres al instante. Sus cuerpos fueron vistos más tarde tendidos en la acera cubierta de nieve mientras los investigadores criminales acordonaban la zona. Fue una escena sombría, un gélido indicador de hasta qué punto están en guerra los enemigos de Rusia.

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