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miércoles, 26 de marzo de 2025

La OTAN europea enloquece y se suma a la guerra contra Rusia


Umberto Mazzeia, Rebelión

Hace unos días tuvo lugar una cumbre europea de la OTAN para tratar un tema teórico, visto que solo Ucrania acordó con Estados Unidos una tregua en el frente ucraniano. Rusia dijo que solo podía lograrse con algunos matices. Pero entre los rusófobos de la OTAN la opinión de Rusia no importa mucho, porque para ellos solo cuenta lo que quiere Zelensky.

El lunes 24 tuvo lugar un encuentro entre Estados Unidos y Rusia con presencia de la parte ucraniana para negociar una paz. El pasado sábado Trump confirmó que el ejército que invadió Kursk estaba rodeado y debía deponer las armas y pidió en público a Putin que tuviera clemencia con las tropas que quedaron dentro del bolsón. Putin respondió que la clemencia rusa se refería solo a las tropas ucranianas, esa precisión no augura nada bueno para las numerosas tropas regulares de la OTAN que participaron con uniforme ucraniano en esa invasión de la provincia rusa de Kursk.

La inesperada solicitud de Trump hace presumir que entre las tropas aisladas en el bolsón que se formó mientras escapaban de vuelta al territorio ucraniano debe de haber muchos mercenarios originarios del ejército estadounidense que fueron enviados a participar en esa invasión del territorio ruso en un intento de capturar la central nuclear de Kursk y se decidió en la época del presidente Joe Biden.

domingo, 23 de marzo de 2025

Nachtigall


Nahia Sanzo, Slavyangrad

El 27 de febrero de 2025, en una entrevista publicada en YouTube, el capitán Dmytro Kolyada, Kholod, hablaba del origen de la unidad Nachtigall de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Señalaba que, en sus inicios, el objetivo principal era formar un batallón para la defensa del país y que, solo al considerar el nombre de la unidad en el chat en el que contactaban sus miembros, surgió la referencia de Nachtigall. Según Kholod, con posterioridad se consolidó el nombre como denominación de este nuevo batallón ultraderechista de las fuerzas ucranianas. Un batallón cuya motivación principal de combate -como en tantos otros- se centra en la voluntad de continuar la lucha contra Rusia que iniciaron grupos como UPA durante la Segunda Guerra Mundial.

El pasado 6 de marzo, en un post de una cuenta de Instagram vinculada a Nachtigall, se rememoraba precisamente el nacimiento de Roman Shujevich, líder supremo de UPA. En el periodo posterior a 1939, tras la invasión de Polonia y previo a la creación de ese movimiento armado, Shujevich participó en la formación de un grupo de unidades militares ucranianas impulsadas por la Abwehr, la inteligencia militar de la Alemania nazi. A partir de ese año diversos miembros de la OUN, entre ellos Shujevich, se trasladaron a Cracovia donde la Abwehr, bajo el impulso de Theodor Oberlander, organizó su instrucción militar. Con esos reclutas ucranianos se formarían los batallones Nachtigall y Roland del Tercer Reich.

viernes, 21 de marzo de 2025

Negociación a varias bandas


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“El presidente Donald Trump parece mucho más dispuesto a llegar a un acuerdo de paz en Ucrania que el presidente ruso Vladimir Putin. Esa es la conclusión obvia de la llamada de dos horas del martes entre los dos líderes”, escribía ayer en The Washington Post uno de los columnistas estrella del medio, David Ignatius. “No creo una sola palabra de lo que Trump y Putin dicen sobe Ucrania”, titulaba en The New York Times Thomas Friedman, que en septiembre de 2023, en un viaje de 72 horas en las que no salió de Kiev, comprendió todo lo que necesitaba saber del país y del conflicto. “Ucrania es un país que cambiará las reglas del juego para Occidente, para bien o para mal, dependiendo del resultado de la guerra. Su integración algún día en la Unión Europea y en la OTAN constituiría un cambio de poder que podría rivalizar con la caída del Muro de Berlín y la unificación alemana”, escribió entonces el articulista sin ninguna noción de la hipérbole.

Tres años después del inicio de una guerra cuya causa fundamental es una reliquia de la Guerra Fría, la OTAN, que perdió su razón de ser con la desaparición de la Unión Soviética, los abusos de la historia para justificar la postura actual siguen estando a la orden del día. “Como escribía recientemente Monica Duffy Toft, profesora de política internacional en la Universidad de Tufts, en Foreign Affairs, «el panorama geopolítico actual se parece especialmente al del final de la Segunda Guerra Mundial» porque «las principales potencias están intentando negociar un nuevo orden mundial principalmente entre ellas, de forma muy parecida a como lo hicieron los líderes aliados cuando redibujaron el mapa del mundo» en Yalta”, afirmaba ayer The New York Times, sin caer en la cuenta de que el mundo unipolar del momento actual, el rearme de unas potencias europeas contra otras y la guerra en una zona periférica del continente se asemeja más a los años que derivaron en la Primera Guerra Mundial que al contexto político, geopolítico o militar tras la Segunda.

Una intensa lluvia caerá, desde el Oeste hasta el Este

En esta coyuntura incandescente, lo que importa es lo que no se dice.

Pepe Escobar. Strategic Culture

Empecemos con esa llamada telefónica. La lectura del Kremlin es bastante sobria, pero revela algunas pepitas. Todavía no hay un acuerdo completo entre Moscú y Washington. Ni mucho menos: estamos en la fase inicial y tentativa de hablar y hablar sobre varios expedientes interconectados.

El presidente Putin no reveló absolutamente nada. La pausa acordada en los ataques a la infraestructura energética —no energía y, en cursiva, infraestructura— se traduce en que Putin impone un alto a los peligrosos ataques ucranianos a la central nuclear de Zaporizhzhia.

Puede que esto se pierda entre toda la histeria occidental; pero hay dos condiciones absolutas expresadas por Moscú para que cualquier cosa en este acertijo comience a cumplir con la realidad objetiva —y no se desarrolle como un desastre narrativo de un reality show:

  1. “El acuerdo en Ucrania debe tener en cuenta la necesidad incondicional de eliminar las causas fundamentales de la crisis, los intereses legítimos de seguridad de Rusia”.
  2. “La condición clave para evitar la escalada del conflicto debe ser el cese total de la ayuda militar extranjera y el suministro de información de inteligencia a Kiev”.
El enviado especial de Estados Unidos, Witkoff, está diciendo que los ‘detalles’ del alto el fuego se resolverán el domingo en Arabia Saudí. No importa la cantidad de gritos, Kiev tendrá que aceptarlo.

jueves, 20 de marzo de 2025

Sobre las negociaciones de Putin y Trump


Aleksandr Dugin, Geopolitika

Las conversaciones telefónicas de ayer entre Trump y Putin son un acontecimiento muy importante. Los líderes de las dos grandes potencias discutieron muchos problemas entre ellos. Creo que no se trató solo de Ucrania, sino también de la arquitectura futura del mundo, sobre el orden de las grandes potencias que se está creando ante nuestros ojos y que no tiene nada que ver con el mundo liberal unipolar del globalismo o el orden mundial que fue impuesto a toda la humanidad por la anterior administración estadounidense y cuyos restos aún vemos en la Unión Europea.

En esta conversación Putin y Trump establecieron los lineamientos para la formación de una nueva arquitectura de las relaciones internacionales. Por supuesto, el diálogo continuará, pero lo más importante es que existe, que nuestros líderes están hablando entre sí, intercambiando puntos de vista para resolver ciertos problemas. Por lo tanto, el hecho mismo de esta conversación es difícil de valorar; de hecho, ya se ha convertido en un punto de inflexión en la historia reciente y el inicio del desescalamiento.

Sí, Trump sigue en guerra con Rusia, pero esta no es su guerra, él no la empezó y quiere acabarla cuanto antes. Otra cosa es que no sepa cómo hacerlo y tampoco entienda qué es Ucrania para nosotros. Al parecer, tiene una visión bastante simplista de las herramientas y las formas en que se puede poner fin a este conflicto. Pero, al mismo tiempo, tiene la firme voluntad de poner fin a esta guerra. Quiere detenerla o simplemente hacerla a un lado, dejándosela a los ucranianos y la Unión Europea.

miércoles, 19 de marzo de 2025

Una sentencia escasa y que llega demasiado tarde


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Cuando faltan menos de dos meses para el undécimo aniversario de la masacre de Odessa, el incendio provocado que mató a 42 personas, atrapadas en la Casa de los Sindicatos en llamas y sitiadas por la turba nacionalista que les increpaba desde el Campo de Kulikovo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha emitido la segunda sentencia que no está dirigida a culpar a las víctimas. Durante tres años, hasta septiembre de 2017, Ucrania luchó, a base de dilatar el proceso, retorcer las normas y simplemente de ejercer su poder, para condenar a un grupo de personas a las que acusaba de haber provocado los disturbios de aquella mañana que fueron el antecedente de la tragedia que se produciría la tarde de aquel 2 de mayo. Todos los acusados de aquel juicio en el que las garantías procesales brillaron por su ausencia fueron declaradas no culpables. Dos de los acusados, que habían pasado todo el tiempo transcurrido entre mayo de 2014 y septiembre de 2017 en prisión, fundamentalmente gracias a que las amenazas de la extrema derecha local que forzaron a los jueces a revocar la orden de arresto domiciliario, fueron detenidos nuevamente en la misma sala en la que habían sido declarados inocentes. Se les acusó entonces de minar la integridad territorial de Ucrania por actos en los que habían participado en la primavera de 2014. Sin ninguna posibilidad de obtener justicia, ambos fueron intercambiados, Mefedov a Rusia, país del que era originario, y Dolzhenkov a Donetsk, entregado como prisionero de una guerra que no había conocido. En junio de 2024, Mefedov consiguió la primera condena contra Ucrania en el caso de Odessa, en esa ocasión por detención ilegal.

La sentencia publicada la semana pasada responde a la demanda “relativa a los choques violentos entre partidarios y detractores de Maidan y el fuego en la Casa de los Sindicatos de Odessa el 2 de mayo de 2014, que dio lugar a fuertes bajas”. Las siete demandas se refieren a un total de “28 personas. 25 de las personas demandantes perdieron a sus familiares, ya fuera en los enfrentamientos o a consecuencia del incendio, y tres de los demandantes sobrevivieron al fuego con diversas lesiones”. “Entre los familiares de los demandantes que perdieron la vida ese día, había partidarios y opositores del Maidan y, posiblemente, simples transeúntes. Respetando la elección de los demandantes, que a menudo preferían no mencionar sus opiniones políticas o las de sus familiares, el Tribunal sólo indicó las opiniones políticas de las personas afectadas cuando ello era esencial para establecer y comprender los hechos o cuando, en cualquier caso, los propios demandantes habían hecho pública esa información”, indica el documento publicado por el Tribunal para presentar la sentencia.

El Kremlin comenta la conversación entre Putin y Trump: puntos clave

El presidente ruso y su homólogo estadounidense han mantenido este martes una llamada telefónica de más de dos horas durante la cual discutieron el conflicto ucraniano y la normalización de las relaciones bilaterales.

Sputnik

El Kremlin comentó la conversación telefónica entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y su par estadounidense, Donald Trump, que duró más de dos horas.

«Los dirigentes han realizado un intercambio de puntos de vista detallado y franco sobre la situación en Ucrania. Vladímir Putin expresó su gratitud a Donald Trump por su empeño en promover el noble objetivo de poner fin a las hostilidades y a las pérdidas humanas», reza el comunicado.

Durante la conversación, el presidente ruso dijo estar «dispuesto a trabajar junto con sus socios estadounidenses en un examen exhaustivo de las posibles vías de una solución, que debería ser global, sostenible y a largo plazo» y debe tener en cuenta los legítimos intereses de seguridad de Rusia y la «necesidad incondicional de eliminar las causas profundas de la crisis».

Iniciativa de alto el fuego

Además, los presidentes discutieron la posibilidad de un alto el fuego de 30 días entre Rusia y Ucrania. «En el contexto de la iniciativa del presidente de EEUU de introducir un alto el fuego de 30 días, la parte rusa ha señalado una serie de puntos esenciales relativos al control efectivo de un posible alto el fuego a lo largo de toda la línea de contacto, la necesidad de detener la movilización forzosa en Ucrania y el rearme de las Fuerzas Armadas ucranianas», comunicó el Kremlin.

En este contexto, la parte rusa expresó su preocupación por «los graves riesgos asociados a la falta de compromiso por parte del régimen de Kiev, que ya ha saboteado y violado repetidamente los acuerdos alcanzados».

martes, 18 de marzo de 2025

Líneas rojas de la negociación


Nahia Sanzo, Slavyangrad

A la espera si la conversación telefónica que mantendrán hoy Donald Trump y Vladimir Putin resultará en algún tipo de anuncio importante como el presidente de Estados Unidos parece esperar, los medios siguen tratando de determinar cuál es la posición negociadora de las partes y, sobre todo, cuáles son las verdaderas líneas rojas de Kiev y Moscú entre las que puede discurrir la negociación. El domingo, Marco Rubio habló de un “plan A y plan B”, en realidad una fase A y fase B, un alto el fuego inicial y una posterior negociación, una postura más cercana a la posición rusa que a la ucraniana o europea. Sorprendentemente teniendo en cuenta el autoritarismo de Donald Trump y que es Estados Unidos quien tiene en su mano cartas con las que presionar seriamente a Kiev y a Moscú, la postura de Washington es más favorable a la negociación, frente a la inflexible postura de la Unión Europea y el Reino Unido, que esperan que Moscú reciba una oferta de alto el fuego o de paz en la que no tenga voz más que para aceptar.

Las declaraciones de esos últimos meses de Marco Rubio, Mike Waltz o Steve Witkoff, que siguen realizando intervenciones mediáticas en las que se les exige anunciar cuáles serán las concesiones que exigirán a Moscú, muestran que el objetivo del entorno de Trump es conseguir para Ucrania el máximo posible, pero sin arriesgarse a una situación de enfrentamiento directo con la Federación Rusa, algo que comparten con la administración Biden, y renunciando a la guerra eterna a la que los países europeos parecían dispuestos hasta la pasada semana, cuando rápidamente comprendieron las bondades de un alto el fuego de 30 días que Rusia tenía que aceptar sin preguntas. Con ciertas dificultades para esquivar las preguntas de qué se va a exigir a Moscú teniendo en cuenta que ha quedado claro que Estados Unidos espera que Ucrania renuncie temporalmente a parte de sus territorios, Steve Witkoff mencionó tres temas. “Hay regiones en las que todos sabemos que los rusos están centrados. Hay un reactor nuclear que suministra bastante electricidad al país de Ucrania. Hay que ocuparse de eso. Está el acceso a los puertos. Está el potencial acuerdo del Mar Negro”, afirmó.

Putin desenmascara la farsa teatral del alto el fuego

Putin nunca sacrificará las demandas de “indivisibilidad de la seguridad” que Rusia planteó a Washington en diciembre de 2021 y que no recibió respuesta alguna.

Pepe Escobar, Strategic Culture

El “alto el fuego” anunciado con su característica grandilocuencia por el equipo de Trump 2.0 debería verse como un kabuki de mal gusto dentro de una matrioska barata.

A medida que vamos quitando las máscaras sucesivas, la última que queda en el interior de la matrioska es una pequeña bailarina travesti despierta: una Minsk 3 disfrazada de drag.

Ahora es el momento de un nuevo “alto el fuego”: el presidente Putin, solo en uniforme por segunda vez desde el inicio de la SMO, muy serio, visita la línea del frente en Kursk.

Finalmente, la clave para la verdadera operación de desprendimiento: la conferencia de prensa de Putin después de su reunión con Lukashenko en Moscú.

¿Alto el fuego? Por supuesto. Lo apoyamos. Y luego, metódica y diplomáticamente, el presidente ruso, con un estilo Caravaggio, aplicó un claroscuro total a cada detalle geopolítico y militar de la estrategia estadounidense. Una deconstrucción artística y consumada.

Resultado final: la pelota vuelve a estar en manos de Donald Trump. Dicho sea de paso, el líder del Imperio del Caos, en proceso de renovación, no tiene la última palabra.

Europa se enfrenta a un cambio de actitud hacia el MAGA a medida que Trump avanza hacia su objetivo primordial: el reinicio global.

Si Europa pretende sustituir a Estados Unidos, será extremadamente costoso, muy costoso políticamente y fracasará.

Alastair Crooke, Strategic Culture

El presidente Trump quiere que Ucrania se resuelva, y punto. Esto es para poder avanzar rápidamente: normalizar las relaciones con Rusia e iniciar el proyecto general de establecer un nuevo orden mundial que ponga fin a las guerras y facilite las relaciones comerciales.

La cuestión aquí —que Europa finge no comprender— es que el fin del conflicto en Ucrania es simplemente la puerta de entrada para Trump a toda la lógica y plataforma en la que se basó: el Gran Reinicio del panorama geopolítico. Ucrania, dicho simplemente, es el obstáculo para que Trump logre su objetivo primordial: el Reinicio Global.

Starmer, Macron y el ala oriental de las élites europeas ignoran la magnitud del cambio de mentalidad global hacia la política y la ética tradicionalistas estadounidenses. También pasan por alto la furia apenas disimulada del mundo Trump que subyace a esta revolución naciente. «La derecha Maga no tiene ninguna de las inhibiciones de sus predecesores. Planea aprovechar el poder de un estado recuperado para aniquilar a sus enemigos», escribe Allister Heath.

La clase dirigente europea se encuentra en graves dificultades y cada vez más aislada, en un mundo que se derechiza a un ritmo vertiginoso. «Estados Unidos es ahora el enemigo de Occidente», proclama el Financial Times . Los líderes europeos, sin miramientos, no lo entenderán.

La realidad es que Estados Unidos está ahora enfrascado en controlar la política exterior de Europa . Y está a punto de empezar a exportar los valores republicanos tradicionales estadounidenses para controlar el sistema de creencias progresistas europeo. Los estratos gobernantes europeos, muy alejados de sus bases, no han logrado comprender la amenaza a sus propios intereses (un escenario descrito aquí).

domingo, 16 de marzo de 2025

Kursk, la historia y la teoría de la conspiración


Nahia Sanzo, Slavyangrad

La conversación telefónica mantenida el mes pasado por Vladimir Putin y Donald Trump y la inmediata histeria provocada en el establishment europeo, temeroso de quedar fuera del círculo de toma de decisiones sobre una guerra que hace tres años consideraron existencial y que tratan de mantener activa hasta que Ucrania pueda dictar los términos de su resolución, causaron todo tipo de analogías, generalmente burdas y sin la mayor validez, sobre la situación actual y la traición de Múnich en 1938, donde los poderes occidentales sacrificaron a Checoslovaquia frente al fascismo en busca de una paz que no iba a llegar. Dialogar con la Federación Rusa era visto como el paso previo para aceptar una resolución de la guerra impuesta desde Moscú. La reacción fue inmediata, especialmente porque los países europeos vieron, por primera vez desde que lo hiciera Charles De Gaulle, que quizá Estados Unidos no acudiría al rescate de sus aliados europeos en el -más que improbable- caso de ser atacada.

El plan ReArm Europe, la movilización masiva de fondos y créditos para aumentar el gasto en defensa alegando la urgencia de una guerra que comenzó hace tres años es la principal conclusión, aunque no la única. El viernes, los medios informaban de la propuesta de Kaja Kallas de hasta 40.000 millones de euros para “reforzar el envío de material militar a Ucrania”. El objetivo busca mantener el nivel de asistencia militar de la UE a Ucrania por la vía de la creación de un fondo voluntario para que países comunitarios y extracomunitarios pudieran sumarse a la inversión, evitando así los posibles vetos de países potencialmente díscolos como Hungría o Eslovaquia. El debate sobre el aumento de la aportación militar a Ucrania se produce, no solo cuando se ha reanudado ya el flujo de material e inteligencia estadounidense a Ucrania, sino cuando se habla de la posibilidad de un alto el fuego que dé lugar a una negociación para buscar una salida diplomática y poner fin a un conflicto que se ha cobrado cientos de miles de víctimas, ha destrozado partes importantes de territorios ucranianos y rusos y ha provocado una escalada política que amenaza con crear un polvorín europeo en el que incluso la paz no signifique el final de la amenaza de choque entre potencias continentales.

jueves, 13 de marzo de 2025

Los medios occidentales intentan explicar el fracaso de Ucrania en Kursk

Según periodistas occidentales, el “boicot” de los servicios de inteligencia estadounidenses contra Ucrania es el responsable del fracaso militar en la región del sur de Rusia

Lucas Leiroz, Info Brics

Los medios occidentales parecen desesperados por explicar el fracaso del ejército ucraniano en Kursk. Durante meses, la propaganda occidental afirmó que el frente de Kursk fue un importante logro militar ucraniano, supuestamente vital para fortalecer la posición de Kiev en la mesa de negociaciones. Sin embargo, ahora la realidad ha dejado claro que, tras intensas hostilidades, el régimen neonazi está sufriendo una devastadora derrota en la región, lo que desmiente las versiones mediáticas.

En los últimos días, las tropas ucranianas que participan en la invasión de la región rusa de Kursk se han encontrado en una situación muy difícil. Los avances rusos sobre el terreno han dejado al enemigo asediado, con un gran número de bajas y rendiciones. Parece solo cuestión de tiempo antes de que Kiev se vea obligada a retirarse por completo del territorio ruso reconocido internacionalmente, lo que demuestra el rotundo fracaso de la incursión neonazi en la región.

Para quienes han seguido las noticias sobre Kursk desde el inicio de la invasión, esto no resulta sorprendente. La operación militar ucraniana estuvo mal planificada, con errores técnicos y logísticos que impidieron el éxito de la incursión. Los rusos han mantenido una ventaja abrumadora en este frente desde el comienzo de la batalla, y era totalmente previsible que los esfuerzos ucranianos fracasaran en algún momento.

miércoles, 12 de marzo de 2025

La negociación de una paz duradera en Ucrania


Jeffrey Sachs, The Unz Review

No debería haber muchas dudas sobre cómo se puede establecer una paz duradera en Ucrania. En abril de 2022, Rusia y Ucrania estuvieron a punto de firmar un acuerdo de paz en Estambul, con el Gobierno turco actuando como mediador. Estados Unidos y el Reino Unido convencieron a Ucrania de que no lo firmara, y desde entonces cientos de miles de ucranianos han muerto o han resultado gravemente heridos. Sin embargo, el marco del Proceso de Estambul sigue proporcionando la base de la paz hoy en día.

El borrador del acuerdo de paz (fechado el 15 de abril de 2022) y el Comunicado de Estambul (fechado el 29 de marzo de 2022) en el que se basaba ofrecían una manera sensata y directa de poner fin al conflicto. Es cierto que tres años después de que Ucrania rompiera las negociaciones, tiempo durante el cual ha sufrido pérdidas importantes, Ucrania acabará cediendo más territorio del que habría cedido en abril de 2022, pero ganará lo esencial: soberanía, acuerdos de seguridad internacional y paz.

En las negociaciones de 2022, los temas acordados fueron la neutralidad permanente de Ucrania y las garantías de seguridad internacional para el país. La disposición final de los territorios en disputa se decidiría con el tiempo, sobre la base de negociaciones entre las partes, durante las cuales ambas partes se comprometieron a abstenerse de usar la fuerza para cambiar las fronteras. Dadas las realidades actuales, Ucrania cederá Crimea y partes del sur y el este de Ucrania, reflejando los resultados de los campos de batalla de los últimos tres años.

martes, 11 de marzo de 2025

El arrebato "espontáneo" de Zelensky: un drama en tres actos

La escandalosa aparición de Zelensky en la Casa Blanca no fue un arrebato espontáneo - fue el final de un plan con sus raíces en Londres y los hilos movidos por las élites europeas

Elena Fritz, Politically Incorrect.

El viernes 28 por la noche, la Casa Blanca explotó, no literalmente, sino políticamente: Volodymyr Zelenskyj abandonó Washington antes de tiempo tras una agria disputa con Donald Trump. Un escándalo que provocó la ruptura de los hilos transatlánticos. Pero no fue un estallido espontáneo, sino el remate de un plan cuyas raíces están en Londres y cuyos hilos mueven las élites europeas. Alemania en el meollo. Un drama en tres actos..

Primer acto: la chispa británica en enero.

Rebobinamos hasta enero de 2025: Keir Starmer visita Kiev y firma un «acuerdo de asociación» con Zelensky. Puertos, gas, tierras raras... todo queda bajo control británico. Un movimiento que coge a EEUU por sorpresa. Londres se asegura influencia mientras Trump sigue ocupado con su toma de posesión. ¿Especulación? Ciertamente. Pero el Gobierno británico tiene un motivo: utilizar Ucrania como palanca contra un Trump imprevisible que amenaza con dejar a Europa al margen. El tratado es el pistoletazo de salida, y Alemania asiente, mientras Scholz y Baerbock guardan silencio..

Acto 2: Irlanda como espoleta.

La «autonomía estratégica» europea y la guerra proxy


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“La administración Trump tardó solo cuatro semanas en romper el aislamiento internacional de Moscú y llevar a funcionarios rusos a Riad para negociar el futuro de Ucrania, sin la participación del gobierno ucraniano ni de los aliados europeos. Antes de eso, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, descartó la posibilidad de que Ucrania se uniera a la OTAN o recibiera garantías de seguridad estadounidenses, trasladando de hecho la responsabilidad de la defensa de Ucrania a Europa. Al ofrecer las concesiones más importantes por adelantado, Hegseth renunció a una valiosa influencia de Estados Unidos antes incluso de que comenzaran las negociaciones”, escribía la semana pasada un artículo publicado por Foreign Policy y que se enmarca en la visión europea de los acontecimientos. Rusia estaba aislada, un argumento que no se sostiene salvo si únicamente se toma en cuenta a los países occidentales, y la actuación de Donald Trump ha roto con ese trabajo que habían realizado la UE y la administración Biden. Lo mismo puede decirse de las dos acusaciones que el artículo vierte sobre Pete Hegseth, que según esta versión eliminó como arma de negociación dos aspectos que simplemente no eran realistas: la adhesión de Ucrania a la OTAN y la integridad territorial.

En la visión idílica de los países europeos y Ucrania, las sanciones y el aislamiento obligarían a Rusia a librar una guerra sin garantías que le colocaría entre la espada y la pared ante la necesidad de aceptar los términos dictados por Kiev. Para conseguirlo, era preciso un éxito en el contraofensiva de 2023, con la aproximación prevista a Crimea, que habría causado un caos interno entre las tropas y el comando ruso, que habría suplicado la paz para mantener la península a cambio de abandonar todo lo demás. Desde hace al menos tres años, Bruselas ha decidido vivir en la burbuja creada por su propaganda, al margen de la realidad que marca el frente y que, como recordaba un exdiplomático francés, es la base sobre la que se gestan los acuerdos de paz en guerras en las que no hay un claro vencedor y un vencido. Los eslóganes sobre la integridad territorial de Ucrania, que mantienen solo creyentes acérrimos como Pedro Sánchez, pero que ha limitado incluso Emmanuel Macron, son el reflejo de los deseos y no de la realidad. Eliminar la integridad territorial de la lista de exigencias a Rusia es solo una muestra de realismo. Al igual que la cuestión de la OTAN, una Rusia que no ha sido militar, económica y políticamente derrotada jamás va a aceptar la expansión de la Alianza a su frontera con Ucrania ni va a ofrecerse a devolver a Kiev el control de Crimea, un territorio estratégico que habría que entregar a Ucrania contra la opinión de la inmensa mayoría de la población.

lunes, 10 de marzo de 2025

¿Hacia el final de la aventura ucraniana en Kursk?


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Lejos de la línea del frente principal, Ucrania consiguió el pasado agosto abrir, de forma rápida y eficiente, un segundo frente con el que anunció a sus socios que mantenía su capacidad ofensiva y de sorpresa y puso en duda la actuación defensiva de la Federación Rusa, que en apenas unos días perdió el control sobre más de mil kilómetros cuadrados de su territorio en una zona en la que inexplicablemente no esperaba un ataque pese a que se había constatado una elevada concentración de tropas ucranianas. La reacción rusa fue pausada, provocando la histeria de los sectores a la derecha del Kremlin, y no ha cambiado desde entonces. Las tropas allí destinadas no tenían la capacidad de defenderse ante el ejército ucraniano, por lo que la retirada causó incluso temor a que Ucrania pudiera aproximarse a la central nuclear de Kursk, principal preocupación de aquel momento. Meses después, y sin que las tropas ucranianas mostraran en ningún momento capacidad para lograrlo, el presidente Zelensky afirmaría que sus tropas podrían haber capturado tanto la central como la capital regional, pero eligieron no hacerlo. La excusa sonó vacía teniendo en cuenta que el motivo de la incursión en territorio ruso era más político que militar y el control sobre objetivos estratégicos es lo que proporciona las cartas que Ucrania buscaba en previsión a una posible negociación.

El control de parte del territorio enemigo daría a Ucrania una valiosa carta que jugar en la diplomacia para lograr, como Zelensky ha admitido el último mes, un intercambio de territorios y recuperar así parte de las zonas perdidas durante la guerra. “Intercambiaremos un territorio por otro”, afirmó el pasado mes de febrero el presidente ucraniano en una entrevista, en la que no precisó cuál era la aspiración de Ucrania. “No lo sé, veremos. Pero todos nuestros territorios son importantes, no hay prioridades”, añadió. En términos militares, según explicó Oleksandr Syrsky en una entrevista concedida a Christiane Ammanpour en la CNN, el objetivo era limitar las capacidades ofensivas rusas en Donbass, fundamentalmente en la región de Pokrovsk, donde el avance se había detenido según el comandante ucraniano. En realidad, el avance de Rusia en Donbass se ha mantenido y ha sido en estos meses cuando se ha conseguido por fin uno de los grandes objetivos, alejar el frente de la ciudad de Donetsk para impedir que la artillería ucraniana pudiera seguir aterrorizando a la población con los periódicos bombardeos indiscriminados que habían hecho de cada salida a la calle un peligro de muerte para la población civil. Cuando Syrsky proclamó que el ataque en Kursk había detenido el avance hacia Pokrovsk, la aproximación a la ciudad ni siquiera había comenzado y las tropas rusas se centraban en otros sectores del frente occidental de la región de Donetsk.

domingo, 9 de marzo de 2025

Paralizada por una demencia aguda, Europa vuelve a declarar la guerra a Rusia

El SMO seguirá adelante. Y, como quieren los europeos, hasta el último ucraniano.

Pepe Escobar, Strategic Culture

Comencemos con el momento Camino a Damasco del Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio:
“Francamente, es una guerra indirecta entre potencias nucleares, en la que Estados Unidos ayuda a Ucrania y Rusia, y debe terminar”.
Eso sí que es un disparate. Jeffrey Sachs al rescate. Por supuesto, la formulación correcta sería “guerra por delegación lanzada por Estados Unidos”. Pero, aun así: ¡Aleluya! Una iluminación así –por delegación– desde los Cielos jamás podría haberle caído encima al anterior Secretario de Estado norteamericano sobre Genocidio.

Ahora pasamos al pánico. El pánico europeo total.

Le Petit Roi, tan popular en Francia como los mosquitos nocturnos en un resort de playa de cinco estrellas, ha declarado que la paz en Europa sólo es posible con una Rusia “domesticada” y que Rusia es una amenaza directa para Francia y Europa.

Sobre Ucrania, pontificó que la paz simplemente no puede lograrse bajo los términos rusos o mediante la –inevitable– rendición ucraniana.

El sin aliento Petit Roi literalmente se puso a hablar de armas nucleares. Subrayó que Francia posee un poder de disuasión nuclear y se lo ofreció al resto de Europa, al tiempo que insistió en que el futuro de Europa no debería estar dictado por Moscú o Washington.

La hora de Francia


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Ayer se celebró el tan esperado consejo convocado por Antonio Costa para tratar la urgente situación causada en Europa -así al menos se ha presentado- a raíz del cambio de postura de Donald Trump con respecto a cómo lograr una negociación que dé lugar a un alto el fuego o la paz en Ucrania. En febrero de 2022, la Unión Europea optó por calificar de existencial el conflicto rusoucraniano, por lo que una paz sin un vencedor claro, Ucrania, es considerada una rendición al agresor ruso, que con sus actos habría conseguido quebrar el orden internacional basado en reglas, concretamente las de Estados Unidos, que ha dado lugar a ocho décadas de paz en las partes del mundo que importan, las zonas selectas de Europa (entre las que no entran, por ejemplo, los Balcanes) y Norteamérica. Como se esperaba, la cumbre no dejó grandes resultados más allá de las habituales proclamas de la necesidad de apoyar a Ucrania mientras sea necesario. Antes de la cumbre, Úrsula von der Leyen había anunciado ya la gran medida que iba a tratarse en la reunión, el plan Rearm Europe, una remilitarización del continente que en menos de medio siglo causó dos guerras mundiales y en el que la paz interna no se debió tanto a la creación de la Unión Europea como afirma el discurso oficial sino la certeza de la necesidad de unidad ante la pérdida del poder de antaño.

Idealizada ahora para destacar los valores de su fundación, la unificación europea creció ante el temor a una superpotencia, la que proponía un modelo económico y social alternativo y que contaba con el prestigio de haber luchado por liberarse a sí misma de la ocupación nazi, y bajo la tutela de la otra. Estados Unidos tomó el control ofreciendo garantizar la seguridad, que posteriormente se convirtió en el paraguas nuclear, permitiendo que los destruidos Estados construyeran el estado del bienestar que ahora se disponen a recortar para recuperar las ansias militaristas de antaño. “Europa debe recortar el estado del bienestar para construir un estado de guerra”, titula esta semana un artículo publicado por Financial Times.

“Nuestra generación ya no recibirá el dividendo de la paz. De nosotros depende garantizar que nuestros hijos cosechen los dividendos de nuestros compromisos mañana. Así que lo afrontaremos, juntos”, escribió en las redes sociales Emmanuel Macron, que el miércoles en horario de máxima audiencia se dirigió a la nación para presentar sus planes de rearme, su visión del “peligro que viene del este” y sobre qué hacer con la guerra de Ucrania. Junto a Keir Starmer, el presidente francés es la persona de más alto perfil que se ha otorgado la labor de proteger a Ucrania de la paz a toda costa. En esa tarea es imprescindible el papel de Estados Unidos, mucho más dispuesto a tratar bilateralmente con los diferentes países que con la Unión Europea, cuya postura excesivamente beligerante ha causado rechazo en Washington. Aunque la postura de Kaja Kallas, Emmanuel Macron, Keir Starmer y Volodymyr Zelensky es exactamente la misma, no lo es su retórica.

Los delirios liberales no salvarán a Ucrania

Para algunos liberales, la decisión de Donald Trump de humillar a Volodímir Zelensky demostró que es un títere de Rusia. Pero la crudeza de Trump es solo la ilustración más impactante de que el futuro de Ucrania está sujeto a la realpolitik estadounidense.

Ingar Solty, Jacobin

La horrible guerra de Ucrania es, en varios sentidos, una lección sobre los imperialismos: clásico contra nuevo, formal contra informal, tonto contra inteligente. Pero también es una lección general sobre epistemologías, sobre las claves que utilizamos para leer el mundo y su utilidad o no. Como tales, revelan quiebres intelectuales, políticos y morales.

Las locuras de la teoría del discurso en la práctica

Una vez que Rusia invadió Ucrania, muchos parecieron empeñados en deducir sus objetivos de guerra a partir de su folclore sentimental y ultranacionalista, orientado a complacer al frente interno, en lugar de analizar su historia reciente, su economía política, su posición en la arena geopolítica y imperial internacional, y su enfoque militar-estratégico concreto respecto a Ucrania. Esta elección, incluso por parte de muchos dentro de la izquierda, implicó el rechazo a un análisis materialista sólido en favor de un análisis discursivo superficial, que coincidía convenientemente con la propaganda estatal del liberalismo occidental.

Aquellos profesionales que preferían mirar lo que se decía en lugar de lo que se hacía observaron que el presidente ruso Vladimir Putin había calificado el colapso de la Unión Soviética como la mayor tragedia del siglo XX y había cuestionado el estatus de Ucrania como estado-nación independiente. Llegaron a la conclusión de que Rusia no solo estaba obviamente a punto de absorber a toda Ucrania, sino que finalmente iba a atacar al resto del mundo postsoviético, incluidos los estados no pertenecientes a la OTAN como Georgia, Moldavia y Kazajistán, e incluso a algunos pertenecientes a la OTAN como los estados bálticos y sus minorías rusas.

sábado, 8 de marzo de 2025

Estados Unidos admite la derrota en la guerra por poderes en Ucrania mientras las élites europeas persisten en sus delirios de autodestrucción

Napoleón, Hitler y ahora los líderes elitistas europeos han caído en el olvido debido a errores de cálculo sobre Rusia

Editorial de Strategic Culture

En una entrevista con Fox News esta semana, el principal diplomático estadounidense, Marco Rubio, hizo una confesión contundente: calificó el conflicto en Ucrania como una guerra por poderes entre Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y Rusia.

¡Detengan a la prensa! De un solo golpe, el relato que justifica la guerra apoyada por la OTAN durante los últimos tres años quedó al descubierto como una mentira descarada. No se trata de “defender a Ucrania” de una supuesta agresión rusa no provocada. Es una guerra por delegación, lo que significa que tiene causas y responsabilidades más profundas.

Esto es lo que Moscú y muchos otros observadores internacionales han estado diciendo desde el principio. Reconocer el conflicto como una guerra por poderes es empezar a admitir una mayor culpabilidad y a abordar las causas profundas para lograr una solución pacífica genuina.

El Secretario de Estado Rubio hizo un llamamiento enfático a poner fin a la guerra para salvar vidas. Afirmó que el conflicto estaba en un punto muerto y que no se atrevía a pronunciar la palabra “derrota”. Pero esta debacle es una derrota.

Rubio denunció que la administración anterior de Biden y el Congreso (incluido él mismo como senador) habían alimentado el conflicto junto con otros miembros de la OTAN en una campaña inútil. Ahora es el momento de poner fin al conflicto, afirmó.

El ministro de Asuntos Exteriores de Estados Unidos apareció en televisión con una prominente cruz de ceniza marcada en la frente, como muestra de la Cuaresma. Los cristianos de todo el mundo comienzan los preparativos para la Pascua poniéndose cenizas como signo de arrepentimiento. La “confesión” de Rubio de una fallida política estadounidense de guerra por delegación contra Rusia en Ucrania puede ser vista como un reconocimiento tardío por parte de Washington de que necesita cesar, desistir y enmendar sus errores para lograr la paz.

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