La maquinaria de conquista de cualquier Estado implica necesariamente no solo a los burócratas civiles y a los altos mandos militares, sino también a aquellos del sector empresarial, ávidos de beneficios.La relatora especial de la ONU para los territorios palestinos ocupados, Francesca Albanese, afirma que las empresas podrían estar contribuyendo a una «economía del genocidio». Crédito de la foto: Lukas Coch.
Binoy Kampmark, Savage Minds
Es una lectura cruda y sombría. El informe para el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas titulado De la economía de la ocupación a la economía del genocidio menciona a “entidades corporativas” que se han enriquecido gracias a “la economía israelí de ocupación ilegal, apartheid y ahora genocidio”. Redactado por la implacable Francesca Albanese, relatora especial sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados desde 1967, es contundente en sus evaluaciones y advertencias a las empresas que hacen negocios con Israel.
Lo que hace útil la investigación de Albanese es su examen del mundo empresarial y sus vínculos con el programa colonial y de colonización que consiste en expulsar y desplazar a una población preexistente. La maquinaria de conquista de cualquier Estado implica necesariamente no solo a los burócratas civiles y a los altos mandos militares, sino también a aquellos del sector empresarial, ávidos de beneficios. Los esfuerzos coloniales y los genocidios asociados”, escribe Albanese, “han sido impulsados y facilitados históricamente por el sector empresarial. Los intereses comerciales han contribuido al despojo de los pueblos indígenas de sus tierras, un modo de dominación conocido como ‘capitalismo racial colonial’.