Trump está convencido de que el instinto de supervivencia de Estados Unidos debe ser reducir las cargas financieras gastadas en guerras extranjeras lejos de las fronteras de su obsesivo país.
Rana Abi Jomaa, Almayadeen
El primer ministro de "Israel", Benjamín Netanyahu, fue el primero en apresurarse a felicitar al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, por la victoria, calificada de “histórica” y “abrumadora” en los comicios presidenciales de 2024.
La rápida felicitación no es necesariamente el resultado de la “amistad” presumida por Netanyahu con Trump, ni siquiera de los regalos políticos que Trump le hizo anteriormente a “Tel Aviv” en su primer mandato.
Son muchas las novedades y los datos de los últimos cuatro años que servirán para determinar el curso del actual mandato, aunque la personalidad del presidente estadounidense es tal que es difícil predecir sus pasos y sus reacciones.
Por ejemplo, no hay duda de que Trump no olvidó las felicitaciones de Netanyahu al presidente estadounidense Joe Biden en 2020 y su descripción de él como un “gran amigo de Israel” con quien ha tenido “cálidas relaciones durante 40 años”. Esto puede resultar en un reproche “real” distinto de las palabras que Trump escuchó del jefe del gobierno de ocupación. No cabe duda de que este último no olvidó lo que Trump le aconsejó “sobre la necesidad de poner fin a la guerra en Gaza” antes de asumir la presidencia.