Basándose en la importancia de la eticidad y la comunidad en la filosofía de Hegel, Diego Fusaro argumenta que la destrucción de la identidad colectiva e individual ha sido una herramienta clave del turbocapitalismo para la precarización y el sometimiento de gran parte de la población. La desregulación económica y la financiarización promovidas por las políticas neoliberales han creado un mundo cada vez más precario y desigual. La "plebe" hegeliana es lo que más tarde Marx llamó "proletariado". Pero, advierte Fusaro, más que a las ideas revolucionarias de Marx, la de Hegel se asemeja mas a Keynes en la idea de un Estado capaz de intervenir en la economía para garantizar la justicia social para todos.
Diego Fusaro,
Posmodernia
Lejos de
realizarse, como repiten las gramáticas liberales, el individuo se pierde en la sociedad reducida a
mercado, o sea en el dominio de lo que Hegel llama «
sistema de necesidades» (
das System der Bedürfnisse): el individualismo anómico aniquila al propio individuo, que se arruina, expuesto como está al poder desintegrador de lo económico
no eticizado y a la «
dependencia ciega» (
blinde Abhängigkeit) que pone en marcha. Producto del
sistema de necesidades deseticizado, la
plebe aparece como la masa de los excluidos y los no reconocidos, generada por las
tragedias en lo ético del
sistema de necesidades desregulado. La
plebe puede definirse con razón como la corporación de los descontentos, compuesta por cuantos no pertenecen a ninguna de esas «corporaciones» de la sociedad civil de las cuales podrían haber obtenido su dignidad como
seres sociales. Si, como muestra Hegel con las sucesivas figuras de la «
sociedad civil –o
burguesa-» (
bürgerliche Gesellschaft), la corporación corresponde, por su esencia, a la encarnación de lo universal en lo particular a través del trabajo como mediación necesaria para el reconocimiento social, entonces se sigue que a la
plebe, en cuanto corporación de los
sin corporación, le es negado
ab intrinseco el reconocimiento social y políticamente vigente en los espacios del Estado. Resultando central en los párrafos 240 y 241 de la
Rechtsphilosophie (
Filosofía del Derecho), la «
Plebe» (
der Pöbel) no se resuelve en la pura «
pobreza» (
Armut). Sería, más exactamente, la pobreza con el «
sentimiento de su injusticia» (
Gefühl ihres Unrechts). Tal “
sentimiento” surge del hecho de que la
plebe, como corporación de los
sin corporación, encuentra su propia
inseidad y, al menos en parte, un destello de
perseidad en el saberse excluida de la
eticidad: no se beneficia de las
raíces éticas y está sujeta a los procesos de exclusión provocados por el avance desregulado del sistema de
necesidades, liberado de los elementos de la
eticidad.
Armut y
Pöbel (“
Pobreza” y “
Plebe”) nunca son empleados como sinónimos por Hegel. La plebe, como se ha señalado, se caracteriza por la
pobreza unida a la conciencia y al sentido de la injusticia respecto a una situación percibida como inicua: “La
pobreza —leemos en los
Elementos de la Filosofía del Derecho (§ 244)— en sí no convierte a nadie en
plebe: esta aparece únicamente por la disposición de ánimo que se asocia a la
pobreza, por la íntima indignación contra los ricos, la sociedad, el gobierno y así sucesivamente”. La
plebe vive en su propia piel las contradicciones de la sociedad capitalista y es a su modo consciente, animada como está por una conciencia de indignación, de odio y de revuelta. Por lo que concierne al examen de la
plebe, a caballo entre la sociología y la filosofía, Hegel toma el área inglesa como su punto de observación privilegiado: «Estos fenómenos pueden estudiarse a gran escala en el ejemplo de Inglaterra» (§ 245). Como para Marx en
El Capital, también a Hegel el mundo británico le parece apto para ser adoptado como laboratorio de análisis privilegiado, para poder estudiar
in vitro la sociedad en la que el
sistema de necesidades resulta más liberado de los
poderes éticos.