sábado, 22 de febrero de 2025

El Juicio contra el Liberalismo


Aleksandr Dugin, Geopolitika

Las rápidas reformas de Trump han proclamado en un instante que solo existen dos géneros – el masculino y el femenino –, lo cual hizo que los estadounidenses y el mundo entero se dieran cuenta de la degeneración en la que habían vivido. Millones de personas habían sido convencidos por los liberales de que era posible cambiar de género o identificarse con géneros no existentes, lo cual causó que miles de ciudadanos «progresistas», «futuristas» y demás se convirtieran de la noche a la mañana en lisiados o inválidos. Anteriormente se les había inculcado la idea de que la diversidad de géneros, incluida la castración, la mutilación y el desmoronamiento psicológico de los niños pequeños, eran signos de un «comportamiento social adecuado».

Ahora resultaba que quienes insistían en ello eran simplemente dementes y criminales y quienes sucumbían eran víctimas que habían aceptado voluntariamente convertirse en mutantes. Los liberales habían empujado a sus sociedades hasta el borde del abismo, contándoles cuentos de hadas, pero Trump desveló que se trataba de un precipicio sin fondo por el que muchos se habían caído. Han sido miles los que han destruido física, mental y socialmente a sus hijos, perdiéndolos para siempre. Incluso Elon Musk sufrió este destino, perdiendo a su hijo para siempre.

Nunca se recuperarán de eso. Lo que hicieron los liberales fue un experimento social gigantesco mucho más aterrador que el nazismo. Pero no se trataba sólo de una banda de dementes, pervertidos, pedófilos y esquizofrénicos. Se trataba de una ideología que llevó sus principios hasta el absurdo: el individualismo absoluto que buscaba liberarse de toda forma de identidad colectiva (estamento, nación, fe, etnia, género y, finalmente, la especie).

Hablé de ese tema con Tucker Carlson. Estaba horrorizado por todo lo que estaba ocurriendo en Occidente. Y ahora Tucker Carlson está en la Casa Blanca. Trump ha detenido abruptamente el genocidio psicofísico del pueblo estadounidense. ¿Cómo se sienten ahora los transexuales, las drag queens, los defensores de la positividad corporal, los mutiladores, los castradores y los quadrobics? Esto es especialmente preocupante para los niños transexuales que pasaron instantáneamente de ser «representantes progresistas de la cultura woke» a ser considerados «basura» y víctimas de una perversión inhumana… ¿Cómo pueden estudiar, vivir, formar familias, cuando la nueva y sana generación del gobierno de Trump, donde sólo hay dos géneros, los verá como «desechos biológicos», «seres degenerados tanto física como psicológicamente»?

Es hora de escribir el «Libro Negro» del liberalismo. Porque se trataba de una ideología. El liberalismo debe ser reconocido como una ideología criminal y extremista. Es responsable del terror, de las guerras, de los golpes de estado, del genocidio, de las mentiras orquestadas por los medios de comunicación internacionales, de las revoluciones de colores, de los asesinatos y, lo que es más monstruoso, de la violencia masiva y el colapso psicológico de cientos de miles, quizás millones, de niños que sufrieron traumas incurables tanto en su cuerpo como en su mente. Los liberales han mutilado las almas y los cuerpos de innumerables de sus propios ciudadanos. Y lo que las élites hicieron a los niños migrantes desprotegidos va más allá de la imaginación. Ahora, la verdad sobre las orgías pedófilas de la cúpula del Partido Demócrata de EE.UU. están saliendo a la luz: los rituales satánicos en la Isla de Epstein y las fiestas de P. Diddy, donde muchos participaron, pronto serán conocidos. Y Estados Unidos se estremecerá, al igual que toda la humanidad.

Las tres ideologías políticas occidentales de la Modernidad resultaron ser criminales, conduciendo en última instancia a una sangrienta pesadilla.

Los comunistas destruyeron clases enteras – la aristocracia, el campesinado –, masacraron a los creyentes, maldijeron la identidad nacional y las tradiciones ancestrales. Todo en nombre del progreso. Y todo acabó en una triste degeneración y colapso político. Sin embargo, se trataba de una ideología occidental que adoptó ingenuamente el pueblo ruso. El «Libro Negro» del comunismo existe.

Los horrores cometidos por los nazis se conocen con todo detalle. Y su recuerdo no se desvanece ni se borra. Sobre todo, porque en nuestro tiempo todavía los nazis ucranianos siguen cometiendo atrocidades contra la población civil, lo que no deja de ser una página más del «Libro Negro» del nazismo.

Lo que falta es condenar y juzgar al liberalismo a escala planetaria. Los que orquestaron todo esto deben recibir su justo castigo.

Esta era la tarea de toda la humanidad, detener el globalismo occidental, derrotar esta ideología política que ha creado un sistema inhumano. Pero esta vez el sistema fue derrocado desde dentro. Los estadounidenses derrocaron a la feroz élite liberal y le dictaron sentencia. Se acerca un juicio. Es inevitable. Los trumpistas han asestado un golpe aplastante contra el pulpo liberal: la USAID, la estructura que financió el terrorismo, el extremismo, los medios corporativos, el espionaje, los golpes de Estado, los asesinatos, la falsificación de datos y la persecución de disidentes en todo el mundo ha desaparecido. De hecho, es la USAID quien estaba detrás de la formación, financiación y apoyo político directo al nazismo ucraniano. Pero es sólo la punta del iceberg.

Otro punto importante: ahora debemos reconocer que las tres ideologías occidentales de la Modernidad son criminales; de lo contrario, seguiremos perdidos en esta pesadilla, pasando de un sistema criminal a otro. Incluso ahora, no se excluye que Occidente, habiendo retrocedido ante el liberalismo y odiando el comunismo, pueda verse tentado de nuevo por el nazismo, cayendo en sus versiones más desagradables. Todo ello reiniciaría simplemente el círculo vicioso. Es crucial romper este ciclo e ir más allá.

La modernidad occidental dista mucho de ser el único campo de ideas y teorías políticas. Hay mucho que no es occidental y/o que no está relacionado con la Modernidad. Todo ello forma el tesauro inspirador de la Cuarta Teoría Política. Por lo tanto, el tribunal sobre el liberalismo y los liberales no debe retrotraernos al fascismo o al comunismo. Las tres ideologías son criminales, desastrosas e inhumanas. Carecen de Dios, de Cristo, del amor, del alma y del pueblo como sujetos de la historia. Les falta la experiencia del ser auténtico. Carecen de Dasein. Todas son ateas, materialistas y alienadoras. Fueron diseñadas para sustituir a la religión, una idea inherentemente corrupta. Es una perversión, un crimen y el principio del fin. Por eso Trump hace tanto hincapié en la religión, el cristianismo occidental, del cual bebe Estados Unidos. Tenemos nuestra propia fe: el cristianismo ortodoxo oriental. Ese es nuestro camino. Pero debemos trascender juntos la modernidad occidental.

Empezamos la guerra contra el liberalismo en nuestro país y en Ucrania. Pero el golpe decisivo contra él lo asestaron los estadounidenses. Por lo tanto, es probable que ahora, los pensadores más serios del trumpismo vuelvan su mirada hacia la Cuarta Teoría Política. Los globalistas han hecho todo lo posible para impedirlo: prohibieron la Cuarta Teoría Política en sus redes, demonizaron a sus partidarios, borraron sus cuentas e incluso los mataron. Pero una Idea no puede ser asesinada. Por lo tanto, el juicio sobre los liberales debe llevarse a cabo sobre la base de la Cuarta Teoría Política, más allá de las ideologías de la Modernidad Occidental, cualquiera que esta sea.

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