Marcial Maciel, el pederasta que hizo de los Legionarios de Cristo un imperio financiero al amparo del VaticanoLa Haine
Durante años campó a sus anchas por los pasillos vaticanos. Era el ejemplo de fundador de nuevo movimiento: un hombre íntegro, adulador, con capacidad de liderazgo. Juan Pablo II lo consideró "guía eficaz de la juventud". Pero, durante décadas, muchos en la iglesia sabían que en realidad Marcial Maciel (1920-2008), fundador mexicano de la Legión de Cristo y afincado durante años en España, era un depredador. "Llevamos 70 años encubriendo, y esto ha sido un tremendo error", ha apuntado el cardenal João Braz de Aviz en una entrevista en la revista católica Vida Nueva recogida por El País.
La Santa Sede había recibido las primeras denuncias de abusos contra Marcial Maciel en 1948, pero no hizo nada hasta que, en 2006, el papa Benedicto XVI condenaba al fundador de los Legionarios de Cristo a una vida de oración y silencio, apartado del mundo, al comprobar que había abusado sistemáticamente de menores y que, además, mantenía una doble vida, con varias mujeres y hasta media docena de hijos.
Nadie hizo nada por frenar a Maciel, que contaba con el total apoyo de Karol Wojtyla (Juan Pablo II), hasta el punto de que el papa hizo caso omiso a las denuncias que, desde 1988, lanzaron algunos de los primeros integrantes de la Legión de Cristo. Entre ellos, el sacerdote Félix Alarcón: "Todos en el Vaticano lo sabían, y nadie hizo nada", asegura este octogenario, una de las primeras víctimas del depredador Maciel.
Pero las primeras denuncias llegaron en diciembre de 1944, en una carta al obispo de Cuernavaca, en la que el joven Luis de la Isla y sus padres denunciaban abusos de Maciel, pero ni actuó en consecuencia ni envió informes al Vaticano.