La Inteligencia iraní, a través de un ataque cibernético, pudo penetrar en una de las centrales de datos estratégicos del régimen sionista
Carlos Aznárez, La Haine
Mientras la plana mayor del fascismo israelí continuaba con la idea -demencial- de atacar Irán, la República Islámica le respondió con una estocada muy cerca del corazón. El hecho, que seguramente va a traer consecuencias que aún son difíciles de prever, tiene como protagonista a la Inteligencia iraní que, a través de un ataque cibernético, pudo penetrar en una de las centrales de datos estratégicos del régimen sionista y apoderarse de miles de archivos altamente sensibles. Documentos variados de orden militar y muchos de ellos ligados al poderío nuclear sionista y sus planes de expansión.
El golpe, de características espectaculares, recuerda obligatoriamente al impacto y la sorpresa que en su momento sufrieron el imperio estadounidense y las grandes corporaciones, cuando a partir de 2006, el periodista e investigador Julián Assange fundó el colectivo Wikileaks, y puso sobre la superficie miles de documentos, videos, audios y fotos que dejaban a la intemperie el accionar de EEUU y sus aliados en distintas guerras, corrupciones, intervenciones ilegales y un largo etcétera.
Esta vez seguramente se va a vivir algo parecido ya que el volumen de documentación obtenida por Irán hace unos meses, y que ahora se ha decidido informarlo públicamente, promete ser fundamental para saber cuáles son las apetencias imperiales del sionismo, partiendo de la necesidad que tiene su cúpula dirigente de seguir «huyendo hacia adelante» para auto-protegerse de lo que más temprano que tarde les caerá encima. Pero, es interesante comprobar que este «golpe de guerra» sin un solo disparo, la República Islámica lo ejecuta a sabiendas que el régimen de Netanyahu está engolosinado con atacar el complejo militar iraní, mientras a la vez continúa el genocidio en Gaza, amenaza con anexarse la Cisjordania ocupada y desfila con sus tanques en la Siria comandada por un ex-Al Qaeda.