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martes, 6 de mayo de 2025

Vietnam: una victoria que jamás se olvidará

El impacto en EEUU de la victoria vietnamita aún persiste, algo que se denominó a menudo el "síndrome de Vietnam" y que los gobernantes capitalistas aún intentan superar

Allen Myers, La Haine

Es un aniversario histórico que la clase dominante de EEUU y sus aliados en todo el mundo desearían que olvidáramos. Hace cincuenta años, el 30 de abril de 1975, el imperialismo estadounidense sufrió la peor derrota militar de su historia cuando las tropas del Ejército de Vietnam del Norte y el Frente de Liberación Nacional de Vietnam del Sur tomaron el control total de Ciudad Ho Chi Minh (entonces llamada Saigón) y las pocas zonas dispersas del sur que aún no habían sido liberadas.

La victoria vietnamita fue la culminación de más de tres décadas de lucha contra el imperialismo japonés, británico, francés y estadounidense. En aquel entonces, EEUU era, como lo sigue siendo hoy (a trancas y barrancas), la principal potencia militar del mundo. Sin embargo, esa increíble potencia fue derrotada por una sociedad pequeña, subdesarrollada y mayoritariamente rural.

La guerra de EEUU contra Vietnam involucró a más de medio millón de soldados regulares estadounidenses. Durante la guerra, EEUU desplegó una potencia de fuego inimaginable contra las fuerzas vietnamitas y la población en general. El tonelaje de bombas lanzadas sobre Vietnam fue aproximadamente tres veces mayor que el total de todos los teatros de operaciones durante la II Guerra Mundial. EEUU también empleó armas químicas, como defoliantes con dioxina, que aún hoy causan muertes y daños genéticos.

Vietnam recibió suministros militares limitados de China y la Unión Soviética, pero nunca fueron suficientes para ser decisivos. Los cohetes tierra-aire, por ejemplo, incrementaron las pérdidas militares de la Fuerza Aérea estadounidense, pero nunca lograron detener la guerra aérea estadounidense.

Y, sin embargo, toda esta potencia de fuego no pudo impedir la victoria vietnamita. Algo resultó ser más poderoso que el armamento masivo. Esa realidad es la lección que los imperialistas quieren que olvidemos.

miércoles, 30 de abril de 2025

Hace 50 años, una victoria histórica, pero a qué precio...

Pierre Rousset, Viento Sur

La independencia de Vietnam se proclamó por primera vez en agosto de 1945, y pronto podríamos celebrar su 80 aniversario. De Gaulle decidió lo contrario y envió un cuerpo expedicionario para reconquistar su colonia perdida. Indochina tuvo que sufrir dos devastadoras guerras imperiales sucesivas, la francesa y luego la estadounidense. Washington movilizó todos los medios a su alcance para aplastar la revolución vietnamita, convencido de que saldría victorioso, y fue derrotado. La imagen pasó a la historia: el personal de la embajada estadounidense en Saigón evacuado en helicóptero. 30 de abril de 1975.

Cuando se firmaron los acuerdos de Ginebra en 1954 con el Gobierno francés de Pierre Mendès-France, el Vietminh se encontraba en una posición estratégica ventajosa, ya que las fuerzas francesas habían sido derrotadas de forma decisiva. Sin embargo, estos acuerdos de armisticio le fueron particularmente desfavorables. Fueron los hermanos mayores rusos y chinos quienes le impusieron el abandono de gran parte de sus exigencias. Tuvo que retirar sus tropas a una zona de reagrupamiento temporal en el norte del país, mientras que el régimen de Saigón era libre de redesplegar su Ejército en el sur.

Se iban a celebrar elecciones en todo el territorio, que habrían supuesto el triunfo del Gobierno de Ho Chi Minh. Por supuesto, no se celebraron. Estados Unidos y el régimen de Saigón ni siquiera habían firmado los acuerdos, quedando ostensiblemente con las manos libres. A sus ojos, la división del país debía ser permanente, e incluso permitir una contraofensiva militar para derrocar a la República Democrática de Vietnam (RDVN). El Gobierno de Mendès-France pasó el relevo a Washington con pleno conocimiento de causa.

Los acuerdos de Ginebra son uno de los ejemplos clásicos de armisticio que desemboca en una división territorial permanente cargada de tensiones purulentas (véase el caso de la península coreana, convertida en un punto caliente nuclear) o en una nueva guerra, aún peor que la anterior (en el caso concreto de Vietnam).

jueves, 17 de octubre de 2024

Israel hace lo que hace porque siempre estuvo planeado así

Si se mira desapasionadamente, o bien los israelíes están invitando a su propia desaparición al extenderse demasiado en siete frentes, o su esperanza reside en invocar la amenaza de su desaparición como medio para atraer a EEUU a una guerra total.

Alastair Crooke, Strategic Culture

Con el asesinato de Sayed Hassan Nasrallah y de varios altos dirigentes de Hizbulá en Beirut -expresamente sin previo aviso al Pentágono- Netanyahu dio el pistoletazo de salida a una ampliación implícita de la guerra por parte de Israel a los "tentáculos del pulpo", terminó israelí para referirse a Hizbulá en el Líbano, Yemen, Siria y las fuerzas iraquíes de Hash'ad A-Shaabi.

Bueno, después del asesinato de Ismail Haniyeh y parte del liderazgo de Hizbulá (incluyendo un alto general iraní), Irán -demonizado como la "cabeza del pulpo"- entró en el conflicto con una andanada de misiles que apuntaron a aeródromos, bases militares y a el cuartel general del Mossad, pero no causaron muertes intencionalmente.

Israel convirtió así a EEUU (y a la mayor parte de Europa) en socios y cómplices de una guerra que ahora se presenta definitivamente como una guerra neoimperialista contra todo el mundo no occidental. Los palestinos -los íconos globales de la lucha por la liberación nacional- debían ser aniquilados de su territorio: la Palestina histórica.

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