El impacto en EEUU de la victoria vietnamita aún persiste, algo que se denominó a menudo el "síndrome de Vietnam" y que los gobernantes capitalistas aún intentan superar
Allen Myers, La Haine
Es un aniversario histórico que la clase dominante de EEUU y sus aliados en todo el mundo desearían que olvidáramos. Hace cincuenta años, el 30 de abril de 1975, el imperialismo estadounidense sufrió la peor derrota militar de su historia cuando las tropas del Ejército de Vietnam del Norte y el Frente de Liberación Nacional de Vietnam del Sur tomaron el control total de Ciudad Ho Chi Minh (entonces llamada Saigón) y las pocas zonas dispersas del sur que aún no habían sido liberadas.
La victoria vietnamita fue la culminación de más de tres décadas de lucha contra el imperialismo japonés, británico, francés y estadounidense. En aquel entonces, EEUU era, como lo sigue siendo hoy (a trancas y barrancas), la principal potencia militar del mundo. Sin embargo, esa increíble potencia fue derrotada por una sociedad pequeña, subdesarrollada y mayoritariamente rural.
La guerra de EEUU contra Vietnam involucró a más de medio millón de soldados regulares estadounidenses. Durante la guerra, EEUU desplegó una potencia de fuego inimaginable contra las fuerzas vietnamitas y la población en general. El tonelaje de bombas lanzadas sobre Vietnam fue aproximadamente tres veces mayor que el total de todos los teatros de operaciones durante la II Guerra Mundial. EEUU también empleó armas químicas, como defoliantes con dioxina, que aún hoy causan muertes y daños genéticos.
Vietnam recibió suministros militares limitados de China y la Unión Soviética, pero nunca fueron suficientes para ser decisivos. Los cohetes tierra-aire, por ejemplo, incrementaron las pérdidas militares de la Fuerza Aérea estadounidense, pero nunca lograron detener la guerra aérea estadounidense.
Y, sin embargo, toda esta potencia de fuego no pudo impedir la victoria vietnamita. Algo resultó ser más poderoso que el armamento masivo. Esa realidad es la lección que los imperialistas quieren que olvidemos.