Votar a Trump para resolver los problemas de las condiciones de vida de la clase obrera estadounidense es como dejar a alguien en el desierto porque tiene sed.
Hugo Dionísio, Strategic Culture
Inmigración, aborto, wokismo, guerra de Ucrania, guerras eternas, reindustrialización y proteccionismo. Con excepción del aborto y el wokismo (identitarismo), que son cuestiones que conciernen a la conciencia de cada uno más que a la política estructural, todos ellos representan, de alguna manera, algunas de las consecuencias más brutales del neoliberalismo en Estados Unidos y se encuentran entre las principales causas de la derrota de Kamala y la victoria de Trump.
La desindustrialización, a la que Trump atribuye una de las principales causas de la pérdida de poder de Estados Unidos, se produjo como resultado directo de la financiarización de la economía (acelerada por el republicano Nixon), que convirtió el negocio de los casinos de Wall Street en el motor económico de Estados Unidos. Sin la industria, se produjo un deterioro del poder real que se resolvió mediante la creación de conflictos eternos. Las guerras eternas afectan gravemente a la economía occidental (también a la europea) y obstaculizan la inversión pública en infraestructura y otras necesidades sociales. El botín que hacen posible para Blackrock, Monsanto, Goldman Sachs y otros no vuelve al pueblo estadounidense, sino a la acumulación de unos pocos.
Como forma de desviar la atención, asustar y anestesiar a las masas, se están reviviendo la rusofobia, la Guerra Fría y el identitarismo, lo que provoca la atomización social y la fractura de los movimientos sociales que podrían desafiar esta situación de manera consistente y coherente. El resultado es un sentimiento humano de inestabilidad y precariedad en todos los aspectos de la vida.