El autor analiza y desenmascara la negación, en el contexto israelí que no es únicamente un defecto cognitivo, sino una grave deficiencia moral.
Muhammad Halsa, Al Mayadeen
En un esfuerzo frenético por imponer leyes y penas severas a quienes nieguen su narrativa, independientemente de su credibilidad, "Israel" recurre en cruda y flagrante contradicción, a la negación de sus propios crímenes y de todo lo que rebata su política o resulte desagradable por parte de sus oponentes.
El martes, el Knesset israelí, aprobó una ley similar a la de negación del Holocausto, que castiga con hasta cinco años de prisión a quien niegue los hechos ocurridos durante el ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023. Este proyecto de ley fue descrito por el gobierno israelí como la "ley de la masacre del 7 de octubre".
Según el texto de la nueva legislación, "cualquiera que niegue públicamente los acontecimientos del 7 de octubre se enfrentará a una pena de hasta cinco años de prisión.
Las notas explicativas del documento señalan que su propósito es prevenir mentiras y calumnias relacionadas con la masacre, cuya rápida difusión podría socavar los esfuerzos por "probar la verdad histórica".
Además, busca impedir intentos de proteger a los “autores” de los hechos o expresarles apoyo, algo que, según el proyecto, la negación de la masacre podría facilitar.