Una mirada no convencional al modelo económico neoliberal, las fallas del mercado y la geopolítica de la globalización
sábado, 29 de marzo de 2025
«Diplomacia» europea
Nahia Sanzo, Slavyangrad
“Si la bomba nuclear más potente cayera sobre Madrid todo el interior de la M-30 se vería calcinado por una bola de fuego”, escribe esta semana Sergio Fanjul en El País en referencia a la bomba zar rusa, la madre de todas las bombas, que por si el alarmismo causado no era suficiente añade que “la onda de choque se extendería mucho más allá, de Rivas a El Pardo, de Coslada a Boadilla”. Rusia izó sobre el Kremlin su bandera tricolor, retirando por última vez el estandarte rojo con la hoz y el martillo el 25 de diciembre de 1991. Sin embargo, en la nostalgia de tiempos más simples, en los que el malo malísimo caricaturizado para causar el mayor miedo posible era suficiente para mantener elevados los presupuestos militares, esta semana se han publicado en España dos artículos bajo el título “¿Qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS?”. La principal herencia soviética en Occidente que, al contrario que los derechos sociales o la visión de la industria como eje del crecimiento económico, sigue vigente es su uso como argumento a la hora de justificar un rearme para el que hay que otorgar a Rusia unas capacidades que no tiene y unas intenciones que nunca ha mostrado.
Apenas unas semanas después de que afirmara que la relación con Moscú se normalizará paulatinamente una vez terminada la guerra, Mark Rutte declaraba ayer todo lo contrario: no habrá vuelta al statu quo anterior a 2022 incluso una vez concluida la paz. Quienes llaman a su población a preparar kits de supervivencia para sobrevivir las primeras 72 horas a un ataque bélico, ciberataque o un desastre natural posaron ayer sonrientes en París proclamando que están “construyendo una paz robusta para Ucrania y Europa”. Los países europeos y la dirección de la OTAN han virado finalmente y a regañadientes -después de que lo hiciera Estados Unidos e incluso Ucrania- al discurso de paz, aunque en un pacifismo sobrevenido que contrasta con sus propuestas. De la guerra eterna hasta que Kiev lograra una posición de fuerza para dictar los términos a Moscú se ha pasado a la idea de la paz armada y la continuación de una especie de guerra fría que justifique el rearme y mantenga la retórica bélica y las sanciones contra Rusia.
viernes, 28 de marzo de 2025
De Europa al Medio Oriente, las ruinas de la democracia
Las cuestiones nucleares constituyen el epicentro de las preocupaciones en Europa y en el Medio Oriente, ya que tanto Zelensky como Netanyahu disponen de esas posibilidades
Manlio Dinucci, Global Research
Antes de la guerra, Westinghouse había firmado un contrato para la construcción de 13 centrales nucleares civiles en Ucrania. Nadie sabe dónde ni con qué dinero Kiev había comprado grandes cantidades de uranio enriquecido y de plutonio, que podían ser utilizados con fines militares. Todo ese material estaba almacenado en la gran central nuclear de Zaporiyia y fue por eso que las fuerzas armadas rusas tomaron esa instalación desde el inicio de su operación militar especial en Ucrania. En el Medio Oriente, Israel es la única potencia que dispone de bombas atómicas, mientras que Irán puso fin a su programa nuclear militar en 1988 –Rusia y China así lo comprobaron en el marco de las negociaciones de Lausana.
«El presidente Trump y el presidente Putin hablaron por teléfono de la necesidad de paz y de un alto al fuego en la guerra de Ucrania. Los dos líderes estuvieron de acuerdo en que ese conflicto debe terminar con una paz duradera», anunció la Casa Blanca. El Kremlin comunicó que «el dirigente ruso subrayó la necesidad absoluta de eliminar de raíz las causas de la crisis y de tener en cuenta los intereses de seguridad de Rusia».
Pero la guerra continúa. La región rusa de Saratov fue blanco de los drones ucranianos –o sea, de los drones que Ucrania recibe de las potencias occidentales o que puede fabricar y utilizar gracias a las tecnologías y los sistemas de direccionamiento que sus aliados occidentales le proporcionas.
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jueves, 27 de marzo de 2025
Trump 2.0: Operación salvar al capitalismo estadounidense
La actual política de Trump no se trata de la antigua rivalidad interimperialista que precipitó las guerras mundiales. Tampoco es una era de ausencia de dicha rivalidad. Más bien, se trata de un esfuerzo de la potencia hegemónica por subordinar a todos sus antiguos aliados imperialistas en beneficio de su propia clase capitalista, incluso si eso implica acostarse con antiguos enemigos.
C.P. Chandrasekhar, La Haine
Si el primer mes del segundo mandato de Donald Trump como presidente de EEUU es indicativo, parece que el capitalismo global, con EEUU como potencia hegemónica, se encuentra en un proceso de reestructuración de origen endógeno. Entre las numerosas señales tempranas de la administración Trump para modificar la política estadounidense, tanto interna como externamente, destacan cinco iniciativas en el ámbito económico.
En primer lugar, se está recurriendo a aranceles de importación más altos, por razones que van desde recuperar la producción estadounidense y acelerar el crecimiento de la producción y el empleo hasta utilizar los aranceles como arma para alcanzar objetivos de seguridad nacional.
La segunda es la descarada facilitación de la captura del Estado por parte de las grandes empresas. Una orden ejecutiva ha buscado subordinar a la Casa Blanca a las agencias gubernamentales de aplicación de la ley, anteriormente independientes, como la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) y la Comisión Federal de Comercio (FTC).
Su funcionamiento será supervisado y sus decisiones, examinadas. El impacto inmediato sería el desmantelamiento de los esfuerzos de la SEC para controlar el comercio de criptomonedas y los esfuerzos de la FTC, bajo la excomisionada Lina Khan, para frenar el monopolio y el poder de plataformas como Amazon y Meta.
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Una teoría marxista para Elon Musk
Elon Musk está destrozando al gobierno de los Estados Unidos. Si leyera algo de teoría marxista del Estado, al menos entendería cómo funciona
David Calnitsky, Jacobin
Elon Musk y Donald Trump están intentando transformar la arquitectura del gobierno federal. Bajo su influencia, el Estado estadounidense no es simplemente un vehículo para una amplia gobernanza capitalista sino una herramienta para el enriquecimiento personal de las élites empresariales individuales.
Muchos de los recortes que hasta ahora le aplicó el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) al gasto público siguen siendo más performativos que transformadores, pero la intención es clara: destruir el aparato regulador, saquear los recursos públicos y erosionar una de las funciones básicas del Estado: proporcionar las condiciones para que el capitalismo se reproduzca. Un cambio verdaderamente transformador, como un recorte importante de Medicaid en el Congreso, marcaría un giro decisivo en esta trayectoria. Esto no es simplemente un ataque al estado administrativo; también es un intento de sustituir un sistema orientado al funcionamiento del capitalismo en su conjunto por otro que privilegia a capitalistas específicos.
Se pueden extraer lecciones de la teoría marxista, que, con su largo e inquebrantable historial de tener razón en este tipo de cuestiones, rara vez dejó pasar la oportunidad de enfatizar la diferencia entre el sistema capitalista en su conjunto y los agentes que actúan dentro de él.
El capitalismo, a pesar de su habitual salvajismo, requiere de un marco básico para funcionar: cierto grado de competencia, costosas inversiones públicas en educación y capital físico, la contención de externalidades, un sistema financiero semirregulado y el control de las prácticas comerciales más depredadoras. El Estado desempeñó tradicionalmente un papel crucial en el mantenimiento de estas condiciones, no por benevolencia sino por necesidad.
Las teorías marxistas del Estado reconocieron desde hace mucho tiempo que, para que el capitalismo se mantenga, el Estado debe actuar en nombre del capitalismo como sistema, y no simplemente a petición de los capitalistas individuales. Cuando el Estado abandona su función de supervisar la viabilidad a largo plazo del capitalismo y, en su lugar, atiende de forma limitada a empresas (o individuos) específicos, los resultados pueden ser ruinosos.
La teoría marxista del Estado, en su registro más opaco, denominó a esto como «autonomía relativa». Los marxistas tienen una cierta debilidad por lo que el teórico político griego Nicos Poulantzas llamó conceptos grandiosos y aterradores, pero la idea tiene su fuerza. Si un Estado no logra forjarse ni siquiera una modesta independencia de sus propios capitalistas de miras estrechas, descuida las condiciones mismas que el capitalismo necesita para perdurar.
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miércoles, 26 de marzo de 2025
Silencio en el Mar Negro
Nahia Sanzo, Slavyangrad
Más preocupado por defender su integridad ante el escándalo causado por la noticia de que Mike Waltz, Asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, había incluido, supuestamente por error, a un conocido periodista en un chat privado en el que el vicepresidente Vance, el secretario del Pentágono Hegseth y otros altos oficiales del Gobierno comentaban los inminentes bombardeos contra Yemen, el trumpismo ha dejado en segundo plano los tres días de diplomacia intensa que ha realizado en Arabia Saudí con reuniones separadas con las delegaciones ucraniana y rusa. El lunes, tras todo un día de encuentros con los enviados de Ucrania, fue el turno de la Federación Rusa, que ayer insistía en que no se difundirían los detalles del encuentro, que Dmitry Peskov calificó de “reuniones técnicas”. La ausencia de personas como Sergey Lavrov dirigiendo las negociaciones eran un indicio de que lo que se preparaban eran pasos concretos en el cumplimiento de algunas de las medidas que se han puesto sobre la mesa a lo largo de los últimos días y semanas y no aspectos políticos que fueran a dejar grandes titulares. Ayer, el ministro de Defensa de Ucrania utilizaba también el término “consultas bilaterales técnicas” para los tres días de reunión. Tras la primera toma de contacto el domingo y la maratoniana reunión de diez horas entre Rusia y Estados Unidos, la delegación ucraniana, a la que se había pedido que permaneciera en Arabia Saudí, fue llamada a consultas nuevamente ayer para cerrar los limitados avances que se han producido.
“Hemos concluido nuestra reunión con el equipo americano. El debate fue productivo y centrado: abordamos puntos clave, incluida la energía. El objetivo del presidente Volodymyr Zelensky es garantizar una paz justa y duradera para nuestro país y nuestro pueblo, y, por extensión, para toda Europa. Estamos trabajando para hacer realidad ese objetivo”, había escrito tras la finalización de la reunión del domingo entre Ucrania y Estados Unidos Rustem Umerov. La presencia de una delegación de perfil más alto que la rusa y la estadounidense muestra la debilidad de Ucrania, que hace meses que ha dejado claro que su negociación principal no será con Rusia, con quien no desea dialogar, sino con sus aliados, cuya fortaleza es la única herramienta con la que Kiev puede aspirar a conseguir parte de sus cada vez menos realistas objetivos. Pese a las constantes referencias a la necesidad de un alto el fuego, a la insistencia en la seguridad europea y las demandas de obligar a Rusia a aceptar un alto el fuego que Ucrania acató bajo presión, la idea de la paz justa y duradera, eufemismo que implica el cumplimiento de los puntos de la Fórmula de Paz de Zelensky, que exige la rendición rusa, la recuperación de la integridad territorial según sus fronteras de 1991 sigue siendo el deseo irrealizable de Kiev.
La OTAN europea enloquece y se suma a la guerra contra Rusia
Umberto Mazzei, Rebelión
Hace unos días tuvo lugar una cumbre europea de la OTAN para tratar un tema teórico, visto que solo Ucrania acordó con Estados Unidos una tregua en el frente ucraniano. Rusia dijo que solo podía lograrse con algunos matices. Pero entre los rusófobos de la OTAN la opinión de Rusia no importa mucho, porque para ellos solo cuenta lo que quiere Zelensky.
El lunes 24 tuvo lugar un encuentro entre Estados Unidos y Rusia con presencia de la parte ucraniana para negociar una paz. El pasado sábado Trump confirmó que el ejército que invadió Kursk estaba rodeado y debía deponer las armas y pidió en público a Putin que tuviera clemencia con las tropas que quedaron dentro del bolsón. Putin respondió que la clemencia rusa se refería solo a las tropas ucranianas, esa precisión no augura nada bueno para las numerosas tropas regulares de la OTAN que participaron con uniforme ucraniano en esa invasión de la provincia rusa de Kursk.
La inesperada solicitud de Trump hace presumir que entre las tropas aisladas en el bolsón que se formó mientras escapaban de vuelta al territorio ucraniano debe de haber muchos mercenarios originarios del ejército estadounidense que fueron enviados a participar en esa invasión del territorio ruso en un intento de capturar la central nuclear de Kursk y se decidió en la época del presidente Joe Biden.
martes, 25 de marzo de 2025
¿Israel mató a Kennedy?
Muchas pistas y vías de investigación apuntan precisamente a una conspiración orquestada por Israel y sus brazos en EEUU, incluyendo la CIA y la mafia
Rafael Machado, La Haine
Esta semana se conmemoró el asesinato del Presidente de EEUU John FitzGerald Kennedy en 1963, cuando recibió dos disparos, supuestamente de Lee Harvey Oswald, quien murió dos días después, asesinado por el propietario de un club nocturno, Jacob Rubenstein o Jack Ruby (quien a su vez murió de una extraña embolia pulmonar en prisión poco más de tres años después).
Desde entonces, los hechos se han visto envueltos en innumerables teorías conspirativas, las más populares alegando un asesinato a instancias de la URSS, una operación de la mafia o una acción de la CIA.
Ahora, con la liberación de documentos de Trump, uno de los archivos descarta que Oswald haya sido un agente secreto ruso de la KGB con órdenes desde Moscú para matar a Kennedy. Otro documento rechaza la implicación de Fidel Castro en el magnicidio, señalando que, aunque Castro podría haber intensificado su apoyo a fuerzas subversivas en América Latina, era improbable que arriesgara su gobierno iniciando un conflicto con EEUU.
La acusación de «comunistas a instancias de la URSS» está fuera de lugar porque, de hecho, Kennedy intentó entonces llevar a cabo una política exterior equilibrada hacia los soviéticos. Andréi Gromyko, ministro de Asuntos Exteriores de la URSS en aquel momento, le recuerda de forma bastante favorable en sus diarios. Es cierto que desplegó armas nucleares en Turquía e intentó invadir Cuba, hechos que desembocaron en la Crisis de los Misiles; pero al mismo tiempo se opuso al envío de tropas a Vietnam.
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La crisis del orden de posguerra nos dio el neoliberalismo
El auge del neoliberalismo no se debió simplemente a que los políticos centristas y de derecha decidieran darle rienda suelta a las fuerzas del mercado. Reflejó una verdadera crisis del orden económico de la posguerra, y la ausencia de un movimiento obrero poderoso que impulsara una alternativa de izquierda.
Colin Gordon, Jacobin
Bajo cualquier forma de medición, la desigualdad económica se disparó en el último medio siglo. Desde 1970, la proporción de la renta nacional que se lleva la mitad inferior de los asalariados cayó del 21,3 % a solo el 13,6 %, mientras que la que se lleva el 1 % superior casi se duplicó, pasando del 11,6 % al 19,1 %. Aunque los programas sociales redujeron la pobreza sustancialmente durante ese periodo, los criterios de elegibilidad mezquinos y la discreción a nivel estatal han erosionado los medios de vida de las familias con bajos ingresos. La brecha racial de riqueza, sostenida por generaciones de explotación y exclusión en el sector inmobiliario privado y los programas públicos, es ahora tan amplia como lo era en la década de 1960.
Una historia común viste estas tendencias con ropajes partidistas: los demócratas lucharon por extender o apuntalar el New Deal; los republicanos, por fervor ideológico o por servil deferencia a los intereses privados, intentaron derribarlo todo con la misma determinación. Hay un atisbo de verdad en esta ordenada narrativa, pero solo un atisbo. De hecho, el regreso de la desigualdad a niveles no vistos desde la Edad Dorada fue un proyecto frecuentemente bipartidista: los demócratas llevaron la delantera (controlando tanto la Cámara de Representantes como el Senado, o la presidencia y una o ambas cámaras) durante treinta de los últimos cincuenta y cuatro años. Sus huellas, en diversos grados, están en todas y cada una de las políticas que aumentaron la desigualdad durante este período.
Esa hoja de antecedentes penales es el hilo conductor de Left Behind (Abandonados), el provocador examen de la historiadora Lily Geismer sobre la presidencia de Bill Clinton, sus raíces políticas e intelectuales y su impacto duradero. Left Behind comienza trazando la ya familiar historia del Consejo de Liderazgo Democrático (DLC, por sus siglas en inglés), fundado en 1985, y su determinación de liberar al partido de sus «intereses especiales» (sindicatos, minorías raciales, movimiento feminista, etc.) y dividir la improbable diferencia entre la Gran Sociedad y las políticas económicas de la época de Reagan (Reaganomía). Como argumenta Geismer, las invocaciones clintonianas de una «tercera vía» o «un puente hacia el siglo XXI» apenas podían ocultar la verdadera intención y el resultado: abandonar a los sectores de la mitad inferior de la distribución de ingresos en favor de soluciones de mercado que harían sonrojar a Friedrich Hayek.
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lunes, 24 de marzo de 2025
¿Qué está pasando en el mundo?
El mundo está experimentando una transformación irreversible, y las predicciones del economista ruso Sergey Glazyev, formuladas hace más de una década, se están cumpliendo ante nuestros ojos. La Pax Americana se desmorona, mientras el centro de gravedad económica se desplaza hacia Asia. En este contexto, ¿cómo afectan estos cambios a Rusia y al orden global?
Sergey Glazyev, Mente Alternativa
La Pax Americana se está desmoronando ante nuestros ojos, un tercio de siglo después del colapso de la URSS. La transición hacia un nuevo orden económico mundial se ha completado. El centro de la economía global se ha desplazado hacia el este y el sur de Asia, donde se ha formado, como se esperaba, un núcleo bipolar de un sistema económico mundial integral con dos polos: la China comunista y la India democrática.
La transición hacia un nuevo orden tecnológico, que comenzó con la crisis financiera mundial de 2008, también ha concluido. Durante la década y media del Gran Estancamiento que siguió, los países líderes crearon instalaciones de producción básicas para este nuevo orden. Su crecimiento acelerado está impulsando una nueva y larga ola de crecimiento económico.
Todo esto ocurre en plena concordancia con la teoría del desarrollo económico a largo plazo como proceso de cambio de las estructuras tecnológicas y económicas mundiales. Desafortunadamente, las recomendaciones basadas en esta teoría no se implementaron en Rusia, lo que resultó en años de estanflación y en ser arrastrado al epicentro de una guerra híbrida global. Esto, naturalmente, fortaleció a China, que se convirtió en el líder mundial en el sector manufacturero. Los intentos de la administración estadounidense de frenar su ascenso están condenados al fracaso, ya que el sistema de gestión del desarrollo económico creado en China es un orden de magnitud más eficaz.
Como se esperaba, Estados Unidos no logró ganar la guerra híbrida global que desató para mantener su liderazgo mundial. Se guiaron por la estrategia de cinco pasos de Brzezinski, que no es realista en las condiciones modernas (nazificar Ucrania contra Rusia, separar la Unión Europea de Rusia, provocar un golpe de estado en Rusia, destruir Irán y aislar a China). Como resultado de diez años de intentos de implementar esta estrategia, solo debilitaron a Europa y fortalecieron a China. Sin embargo, lograron, como en las dos primeras guerras mundiales, descargar sus costos en el mundo ruso.
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domingo, 23 de marzo de 2025
El Premio Nobel de Economía de 2024 es una farsa
Hua Bin, The Unz Review
El Premio Nobel de Economía 2024 fue otorgado a Daron Acemoglu, James Robinson y Simon Johnson por su trabajo sobre los factores económicos y políticos que determinan por qué algunas naciones alcanzan riqueza y estabilidad mientras otras caen en la pobreza y el caos.
Acemoglu y Robinson publicaron su trabajo en un libro titulado “Por qué fracasan las naciones: Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza” en 2012. Según el comité del Nobel, este trabajo se ha convertido en una piedra angular en la literatura económica, ofreciendo un análisis convincente de los factores que impulsan el éxito y el fracaso económico.
Daron Acemoglu era profesor de economía del MIT y James Robinson era profesor de gobierno de Harvard.
La tesis del libro es bastante sencilla: las naciones con instituciones económicas y políticas “inclusivas”, definidas como el estado de derecho, la participación democrática y el pluralismo político, tendrán éxito; las naciones con un sistema “extractivo”, dirigido por una élite gobernante egoísta, fracasarán.
En su análisis, la geografía, la historia, la cultura y los recursos naturales no son factores clave del destino de una nación. Más bien, las instituciones políticas y el comportamiento de la clase dominante determinan en gran medida el éxito o el fracaso económico de una nación.
Si bien no es una teoría revolucionaria (encaja perfectamente con el Consenso de Washington, de moda en aquel entonces), el libro se extiende mucho para analizar numerosos países y elaborar un argumento empírico.
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Nachtigall
Nahia Sanzo, Slavyangrad
El 27 de febrero de 2025, en una entrevista publicada en YouTube, el capitán Dmytro Kolyada, Kholod, hablaba del origen de la unidad Nachtigall de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Señalaba que, en sus inicios, el objetivo principal era formar un batallón para la defensa del país y que, solo al considerar el nombre de la unidad en el chat en el que contactaban sus miembros, surgió la referencia de Nachtigall. Según Kholod, con posterioridad se consolidó el nombre como denominación de este nuevo batallón ultraderechista de las fuerzas ucranianas. Un batallón cuya motivación principal de combate -como en tantos otros- se centra en la voluntad de continuar la lucha contra Rusia que iniciaron grupos como UPA durante la Segunda Guerra Mundial.
El pasado 6 de marzo, en un post de una cuenta de Instagram vinculada a Nachtigall, se rememoraba precisamente el nacimiento de Roman Shujevich, líder supremo de UPA. En el periodo posterior a 1939, tras la invasión de Polonia y previo a la creación de ese movimiento armado, Shujevich participó en la formación de un grupo de unidades militares ucranianas impulsadas por la Abwehr, la inteligencia militar de la Alemania nazi. A partir de ese año diversos miembros de la OUN, entre ellos Shujevich, se trasladaron a Cracovia donde la Abwehr, bajo el impulso de Theodor Oberlander, organizó su instrucción militar. Con esos reclutas ucranianos se formarían los batallones Nachtigall y Roland del Tercer Reich.
sábado, 22 de marzo de 2025
¿Ha logrado "Israel" imponer nuevas reglas de enfrentamiento en Gaza y Líbano?
La política de autocontrol que muestra la resistencia debido a muchas consideraciones, algunas de las cuales hemos mencionado más arriba, no durará y se revertirá en una fase futura que no vemos lejana, a menos que la ocupación cese su agresión y opresión.
Ahmed Abdul Rahman, Al Mayadeen
En los últimos años, al menos, la resistencia en Palestina, y en particular en Líbano, ha logrado establecer ecuaciones claras y firmes en el marco de su enfrentamiento a largo plazo con el "Estado" ocupante.
Esto se ha conseguido gracias a varios factores recientes, como el desarrollo de sus capacidades militares y humanas, así como su inclusión en una alianza regional de fuerzas de resistencia en la región.
Esto contrasta con el notable retroceso del ejército ocupante en los niveles operativo e informativo, así como la escasez de fuerzas humanas, especialmente en el ámbito de las tropas terrestres, entre otros factores que no se pueden detallar aquí.
La resistencia ha logrado imponer y consolidar muchas de estas ecuaciones, que en varias rondas de combate anterior la han colocado en una posición que le permite dictar sus condiciones al enemigo y obligarlo a hacer concesiones en temas que, para algunos, parecían líneas rojas o fuera de lo esperado.
En varias confrontaciones militares que precedieron a la batalla "Diluvio de Al-Aqsa", "Israel" intentó desmantelar algunas de estas ecuaciones, especialmente aquellas relacionadas con el derecho de las resistencias palestina y libanesa a responder a las agresiones israelíes, particularmente los asesinatos que ocurrían de vez en cuando en la Franja de Gaza, o similares que apuntaban a líderes de Hizbullah, ya sea dentro de Líbano o en territorio sirio.
El fallido intento de Francia de salvar su Imperio
En la década de 1950, Francia emprendió un ambicioso esfuerzo para modernizar su imperio adoptando las costumbres locales y promoviendo gobiernos autónomos limitados. No era más que el intento de crear una ideología moderna para el colonialismo, y fracasó rotundamente.
Charlie Taylor, Jacobin
Dos años después de la invasión estadounidense de Afganistán y al comienzo de su campaña en Irak, el personal de operaciones especiales del Pentágono proyectó para sus empleados la película de 1965 La batalla de Argel, de Gillo Pontecorvo. Un folleto que acompañaba la proyección explicaba que ofrecía una visión de cómo los militares franceses podían «ganar una batalla contra el terrorismo y perder la guerra de las ideas».
A los ojos del Departamento de Defensa estadounidense, la incapacidad de ganarse los corazones y las mentes de la población argelina había echado por tierra el supuesto éxito militar de los movimientos franceses de contrainsurgencia contra el Frente de Liberación Nacional (FLN). En consecuencia, la guerra parecía condenada al fracaso desde el principio.
Esta interpretación del conflicto argelino ha prevalecido a menudo en la historiografía anglófona de la revolución. Sin embargo, como muestra el historiador Terrence G. Peterson en su nuevo libro Revolutionary Warfare, la noción de una victoria militar precedida de una derrota política fue perpetuada por el propio ejército francés. Esto se debió en gran parte a la proactividad de los oficiales militares franceses a la hora de promover y teorizar sobre la Guerra de Argelia como una transformación importante en las reglas del conflicto global en la década de 1960.
La paranoia de la Guerra Fría, el declive imperial y una multitud de aparentes amenazas comunistas se combinaron en un cóctel tóxico. Bajo su influencia, los partidarios de la derecha se mostraron incapaces de conseguir una justificación racional de la guerra. Los movimientos anticoloniales y de liberación, desde Vietnam hasta el norte de África, plantearon cuestiones nuevas y fundamentales a los restos del Estado colonial francés. ¿Cómo librar una guerra contra un enemigo que se esconde en la sombra, que cuenta con la complicidad de las comunidades rurales y que se constituye a través de levantamientos geográficamente dispares?
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Terrence G. Peterson

El capitalismo es el asesino
Raúl Zibechi, La Jornada
De forma tan metódica y completa, ¿qué otro sistema ha declarado la guerra a la humanidad? ¿Qué otro sistema practica de forma sistemática genocidios y exterminios de porciones enteras de las juventudes, de mujeres y niñeces? ¿Qué papel están jugando los Estados y los gobiernos que los administran, que no pueden ni quieren frenar la violencia contra los pueblos y las personas?
Es hora de ponerle nombre a este sistema: capitalismo. Debemos comprender que la violencia no tiene otro objetivo que la acumulación acelerada de capital. Para ello desplazan y exterminan a aquellos sectores que son un obstáculo para el enriquecimiento del uno por ciento.
No se trata de hechos aislados ni de errores, sino de un plan que vienen perfeccionando en las últimas décadas y que más recientemente hemos visto desplegarse en toda su magnitud, en la vasta geografía que va de Gaza hasta México, como enseñan los bombardeos indiscriminados contra escuelas y hospitales, como muestran los hornos crematorios de Teuchitlán (México).
El mismo modelo con algunas variantes lo observamos en otras geografías de Medio Oriente, y de modo muy particular en los territorios de los pueblos originarios y negros, desde Wall Mapu hasta Chiapas. En el sur de Argentina los grandes empresarios queman bosques mientras el Estado no los apaga, criminaliza al pueblo mapuche y desplaza comunidades para lucrar con sus tierras. La alianza entre el Estado, el empresariado y sus milicias, los grandes medios y la justicia, es lubricada con la presencia de soldados israelíes en esos territorios.
viernes, 21 de marzo de 2025
Negociación a varias bandas
Nahia Sanzo, Slavyangrad
“El presidente Donald Trump parece mucho más dispuesto a llegar a un acuerdo de paz en Ucrania que el presidente ruso Vladimir Putin. Esa es la conclusión obvia de la llamada de dos horas del martes entre los dos líderes”, escribía ayer en The Washington Post uno de los columnistas estrella del medio, David Ignatius. “No creo una sola palabra de lo que Trump y Putin dicen sobe Ucrania”, titulaba en The New York Times Thomas Friedman, que en septiembre de 2023, en un viaje de 72 horas en las que no salió de Kiev, comprendió todo lo que necesitaba saber del país y del conflicto. “Ucrania es un país que cambiará las reglas del juego para Occidente, para bien o para mal, dependiendo del resultado de la guerra. Su integración algún día en la Unión Europea y en la OTAN constituiría un cambio de poder que podría rivalizar con la caída del Muro de Berlín y la unificación alemana”, escribió entonces el articulista sin ninguna noción de la hipérbole.
Tres años después del inicio de una guerra cuya causa fundamental es una reliquia de la Guerra Fría, la OTAN, que perdió su razón de ser con la desaparición de la Unión Soviética, los abusos de la historia para justificar la postura actual siguen estando a la orden del día. “Como escribía recientemente Monica Duffy Toft, profesora de política internacional en la Universidad de Tufts, en Foreign Affairs, «el panorama geopolítico actual se parece especialmente al del final de la Segunda Guerra Mundial» porque «las principales potencias están intentando negociar un nuevo orden mundial principalmente entre ellas, de forma muy parecida a como lo hicieron los líderes aliados cuando redibujaron el mapa del mundo» en Yalta”, afirmaba ayer The New York Times, sin caer en la cuenta de que el mundo unipolar del momento actual, el rearme de unas potencias europeas contra otras y la guerra en una zona periférica del continente se asemeja más a los años que derivaron en la Primera Guerra Mundial que al contexto político, geopolítico o militar tras la Segunda.
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