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sábado, 22 de marzo de 2025

El fallido intento de Francia de salvar su Imperio

En la década de 1950, Francia emprendió un ambicioso esfuerzo para modernizar su imperio adoptando las costumbres locales y promoviendo gobiernos autónomos limitados. No era más que el intento de crear una ideología moderna para el colonialismo, y fracasó rotundamente.

Charlie Taylor, Jacobin

Dos años después de la invasión estadounidense de Afganistán y al comienzo de su campaña en Irak, el personal de operaciones especiales del Pentágono proyectó para sus empleados la película de 1965 La batalla de Argel, de Gillo Pontecorvo. Un folleto que acompañaba la proyección explicaba que ofrecía una visión de cómo los militares franceses podían «ganar una batalla contra el terrorismo y perder la guerra de las ideas».

A los ojos del Departamento de Defensa estadounidense, la incapacidad de ganarse los corazones y las mentes de la población argelina había echado por tierra el supuesto éxito militar de los movimientos franceses de contrainsurgencia contra el Frente de Liberación Nacional (FLN). En consecuencia, la guerra parecía condenada al fracaso desde el principio.

Esta interpretación del conflicto argelino ha prevalecido a menudo en la historiografía anglófona de la revolución. Sin embargo, como muestra el historiador Terrence G. Peterson en su nuevo libro Revolutionary Warfare, la noción de una victoria militar precedida de una derrota política fue perpetuada por el propio ejército francés. Esto se debió en gran parte a la proactividad de los oficiales militares franceses a la hora de promover y teorizar sobre la Guerra de Argelia como una transformación importante en las reglas del conflicto global en la década de 1960.

La paranoia de la Guerra Fría, el declive imperial y una multitud de aparentes amenazas comunistas se combinaron en un cóctel tóxico. Bajo su influencia, los partidarios de la derecha se mostraron incapaces de conseguir una justificación racional de la guerra. Los movimientos anticoloniales y de liberación, desde Vietnam hasta el norte de África, plantearon cuestiones nuevas y fundamentales a los restos del Estado colonial francés. ¿Cómo librar una guerra contra un enemigo que se esconde en la sombra, que cuenta con la complicidad de las comunidades rurales y que se constituye a través de levantamientos geográficamente dispares?

martes, 14 de agosto de 2018

Frantz Fanon: de la descolonización al pensamiento crítico

Uno debe ponerse del lado de los oprimidos en cualquier circunstancia, incluso cuando están equivocados, sin perder de vista, no obstante, que están hechos del mismo barro que sus opresores (Emil Cioran)
Raúl Zibechi, La Jornada

Frantz Fanon fue un ser extraordinario. Vivió su breve vida entre cuatro países: en su Martinica natal, en Francia y en Argelia-Túnez, donde se comprometió con la lucha por la independencia integrándose como militante al Frente de Liberación Nacional (fln). La coherencia entre su vida y su obra es un faro que nos debe guiar en estos momentos de incertidumbre, cuando afloran riesgos notables que ponen en peligro la existencia misma de la humanidad de abajo.

Intervino en una de las guerras más crueles de la historia moderna. El fln estimó que fueron asesinados un millón 500 mil de argelinos entre el comienzo de la guerra en 1954 y la proclamación de la independencia en 1962, lo que representa el quince por ciento de una población que no llegaba a los 10 millones. Historiadores franceses reducen esa cifra a un tercio, lo que sigue siendo un porcentaje asombroso. Una cantidad similar de argelinos fueron torturados.

Como médico-jefe del hospital psiquiátrico de Blida (nombrado en 1953), Fanon tuvo una experiencia fenomenal: recibió y atendió tanto a franceses torturadores como a argelinos torturados, lo que le permitió acceder a los recovecos más recónditos de la opresión y la humillación coloniales. Uno de los aspectos menos conocidos de su maravillosa vida fue haber convertido el hospicio-prisión en “una nueva comunidad que introdujo el deporte, la música, el trabajo, y donde se tiraba un periódico escrito por enfermos”.

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