miércoles, 26 de febrero de 2025

Le pregunté a ChatGPT sobre el 9/11 y es más honesto que el New York Times

Le pregunté a ChatGPT sobre el 9/11 y aquí están las preguntas y respuestas
ChatGPT es más honesto que el New York Times

Hua Bin, The Unz Review

Dos acontecimientos históricos me han fascinado desde 2017: el asesinato de JFK y los ataques del 11 de septiembre. He leído numerosos libros, he visitado cientos de sitios web y he visto una cantidad incalculable de vídeos en Rumble y YouTube.

He leído dos docenas de libros solo sobre el 11 de septiembre de David Ray Griffin, Kevin Ryan, Webster Griffin Tarpley, Mark Gaffney, Chris Bollyn, Thierry Meyssan, Eric Hufschmid, la Dra. Judy Wood, Andrew Johnson, Philip Marshall, Jim Marrs, William Veale, Francis Richard Conolly, Jim Garrity, Laurent Guyenot, Paul Landis, Michel Chossudovsky, Ian Henshall, James Fetzer, Kevin Barrett, Victor Thorn y otros.

Me resulta increíblemente difícil sintetizar este contenido y sacar conclusiones sucintas contra la historia oficial y la desinformación de los medios tradicionales. Hasta que, por supuesto, apareció el asistente de inteligencia artificial ChatGPT.

Experimenté con algunas preguntas sencillas y aquí está el resultado de ChatGPT. Hay un millón de otras preguntas que uno podría hacer, pero pensé que las siguientes 5 preguntas dan una idea (no modifiqué nada del texto, así que tenga paciencia con la extensión de las respuestas) (descargo de responsabilidad: todos los errores son de ChatGPT, no del autor).

Pregunta 1: ¿Crees que ocurrieron demasiados milagros el 11 de septiembre que desafiaron las leyes físicas?

Respuesta: Es una buena pregunta, y es una de las que ha generado mucho escepticismo sobre la narrativa oficial del 11 de septiembre. Es cierto que ese día ocurrieron varios acontecimientos inusuales o sin precedentes , que algunos llaman “milagros” porque parecen desafiar las expectativas convencionales de la física, la ingeniería y los protocolos de seguridad.

Principales acontecimientos “milagrosos” del 11 de septiembre que plantean preguntas

Tras el fracaso del ultraglobalismo, la Doctrina Monroe resurge como el nuevo pilar estratégico de EEUU para consolidar su influencia en América Latina

Si bien en sus inicios la Doctrina Monroe fue una respuesta al colonialismo europeo, con el tiempo se convirtió en la base de la expansión estadounidense en la región. Ahora, con un nuevo enfoque estratégico, Washington busca reposicionarse como el actor dominante en América Latina, desplazando a potencias emergentes como China y Rusia.

José Luis Preciado, Mente Alternativa

Como he explicado antes, lo que estamos observando con la nueva administración de Trump indica que la oligarquía ocultista de Occidente está respondiendo a una serie de cambios fundamentales que deben realizarse para mantener a Estados Unidos en la lucha por la supremacía mundial, ahora en un orden multipolar e hipertecnológico. Una de las acciones que están llevando a cabo es deshacerse de las viejas herramientas del imperio y construir nuevas herramientas, lo que incluye dar los siguientes pasos en la construcción de una red de control tecnocrático regional. Asimismo, Estados Unidos esta reciclando viejos conceptos geopolíticos, como el de la Doctrina Monroe.

Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, la política exterior ha experimentado un giro significativo. Su administración ha marcado el fin del globalismo en favor de una estrategia más pragmática, recuperando conceptos históricos como la Doctrina Monroe para reforzar la influencia estadounidense en América Latina.

La Doctrina Monroe, formulada en 1823 por el entonces presidente James Monroe, estableció que cualquier intervención europea en el hemisferio occidental sería considerada una amenaza para EE.UU. Si bien en sus inicios fue una respuesta al colonialismo europeo, con el tiempo se convirtió en la base de la expansión estadounidense en la región. Ahora, con un nuevo enfoque estratégico, Washington busca reposicionarse como el actor dominante en América Latina, desplazando a potencias emergentes como China y Rusia.

martes, 25 de febrero de 2025

La clase obrera británica contra el golpe de Pinochet

Cuando el ejército chileno derrocó a Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, los tories británicos lo festejaron como una buena noticia para los inversionistas. Pero los sindicatos trabajaron para bloquear el comercio de Gran Bretaña con los golpistas.

Owen Dowling, Jacobin

«Para los intereses británicos (…) no hay duda de que Chile bajo la junta es una perspectiva mejor que el caótico camino de Allende hacia el socialismo, [y] nuestras inversiones deberían ir mejor». Diez días después del golpe militar contra el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende en Chile, el ministro de Asuntos Exteriores británico, Alec Douglas-Home, hizo una valoración optimista del golpe del general Augusto Pinochet y de la sangrienta reafirmación de la hegemonía capitalista.

Pero si Douglas-Home hablaba en nombre de muchos miembros de la clase dominante británica, el movimiento obrero de su país no compartía su actitud hacia el nuevo gobierno. Tal y como veían las cosas los sindicatos, sus «intereses» no estaban alineados con los inversionistas, sino con los partidarios de la Unidad Popular que ahora se enfrentaban a la tortura y el asesinato en las cárceles del régimen pinochetista.

De hecho, las consecuencias del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, cuando el nuevo régimen respaldado por Estados Unidos actuó de acuerdo con su intención declarada de «erradicar» el «cáncer marxista», horrorizaron a muchos miembros del movimiento sindical británico, lo que contribuyó a impulsar una campaña de solidaridad con el pueblo de Chile. La reacción fue tanto más sentida cuanto que el gobierno de Allende había aplicado un programa socialista democrático, y muchos de los perseguidos tras la toma del poder por los militares eran compañeros de militancia en partidos y sindicatos de izquierda. El diputado laborista Eric Heffer, que había conocido a Allende como parte de una delegación que viajó a Chile en 1972, «lloró sin pudor» al recibir la noticia de que el intento que había presenciado «de alcanzar el socialismo a través del proceso parlamentario» había sido «asesinado».

La apresurada organización de un movimiento de solidaridad con Chile en el Reino Unido exasperó los esfuerzos de los sucesivos gobiernos británicos por mantener relaciones con la junta. La aversión a las atrocidades de Pinochet en Gran Bretaña no se limitó a la izquierda socialista: muchos liberales y grupos eclesiásticos llegaron a oponerse al régimen por motivos humanitarios. Pero fue la claramente izquierdista Campaña de Solidaridad con Chile (CSC), con su dirección fundacional asociada al Partido Comunista, la que constituyó la principal voz antipinochetista en la sociedad civil británica, a través de su amplia labor entre el movimiento obrero.

El buen trato de los palestinos a los prisioneros israelíes desmonta la propaganda sionista


Lucas Leiroz, Strategic Culture

Recientemente, una imagen que captó la atención mundial mostró a un prisionero de guerra israelí besando la frente de miembros de Hamas durante un intercambio de prisioneros en Gaza. Este gesto, lleno de humanidad y ternura, es un ejemplo de cómo incluso en las circunstancias más extremas de la guerra, los momentos especiales pueden romper las barreras del odio y la deshumanización. El acto simbólico refleja un fenómeno más amplio experimentado por varios prisioneros israelíes, incluidas mujeres, que, después de ser liberadas, expresaron su gratitud por el trato respetuoso y humano que recibieron de los palestinos durante su cautiverio.

Estos prisioneros, que pasaron un tiempo en manos de Hamás, contrastan con la narrativa de deshumanización impuesta por años de conflicto. En una región donde las tensiones históricas han moldeado violentamente las relaciones, el trato humano que recibieron muchos prisioneros israelíes parece contradecir la imagen de enemigos “crueles” que los medios sionistas suelen asociar a los combatientes palestinos. El acto de afecto presenciado en este caso reciente y en los testimonios de otras personas liberadas no sólo subvierte estas expectativas sino que también desafía las narrativas que, desde la infancia, moldean la percepción de la gente en la Palestina ocupada.

La urgencia del tiempo y la crisis de conciencia

Vivimos en un mundo en el que el funeral importa más que el muerto, la boda más que el amor y lo físico más que el intelecto. Vivimos en la cultura del contenedor, que desprecia el contenido.

—Eduardo Galeano


Henry Giroux, Counter Punch

En el centro de este libro se esconde una cruda verdad: los estadounidenses, y los pueblos del mundo entero, se enfrentan a un momento de grave peligro. No se trata sólo de una crisis política, sino moral, que exige que la búsqueda de la verdad vaya acompañada de un reconocimiento urgente, tanto individual como colectivo, de que la democracia misma está bajo asedio. Estados Unidos está enfrascado en una batalla histórica por el alma de la democracia, los valores que la sustentan y las instituciones que crean ciudadanos dispuestos a defenderla. La cultura cívica, los valores compartidos y el compromiso con el bien público están siendo desmantelados por el ascenso de los autoritarios del siglo XXI, que camuflan su desdén por la democracia defendiendo sin reservas la “democracia iliberal”, un código engañoso para una nueva clase de fascismo. En una época de horizontes políticos cada vez más reducidos, lo desagradable e impensable no sólo se ha normalizado, sino que se ha retocado hasta convertirlo en algo aceptable.

La promesa de la democracia está siendo sofocada bajo un manto creciente de cinismo, dejando tras de sí lo que David Graeber describió tan poderosamente como un “aparato de desesperanza”. Este sistema está diseñado para asesinar sueños y extinguir cualquier visión de un futuro alternativo, aplastando no sólo los ideales democráticos sino la esperanza misma necesaria para imaginar y luchar por un mundo mejor. Lo que queda es un asalto calculado a las posibilidades, diseñado para suprimir la resistencia y asegurar la sumisión al autoritarismo.

El coqueteo con el régimen autoritario en Estados Unidos, Hungría, Italia, Turquía, India y otros países ha dado paso a una adopción descarada de las ficciones ideológicas del poder despótico, el capitalismo racial y la supremacía blanca. En el momento histórico actual, la moralidad y la responsabilidad ya no están en el primer plano de la configuración de la identidad, la capacidad de acción y la política. La obsesión neoliberal con la privatización, la acumulación de riqueza y los mercados sin trabas se corresponde con su delirante llamado al crecimiento sin fin y un desdén por el bien común y el estado social. Uno de los resultados ha sido una creciente ira y amargura colectiva por lo que Tony Judt identificó proféticamente como “crecientes desigualdades de riqueza y oportunidades; injusticias de clase y casta; explotación económica en el país y en el extranjero; corrupción, dinero y privilegios que obstruyen las arterias de la democracia”. A esto se suma la guerra de la derecha contra la educación, el ataque a los derechos reproductivos de las mujeres y los derechos de los homosexuales, junto con la aceleración del racismo sistémico y la violencia policial, y una devastación ambiental implacable.

lunes, 24 de febrero de 2025

Por qué van a fracasar el DOGE y Musk


Laura Tyson, Sin Permiso

A cambio de ayudar a Donald Trump a ser reelegido gastándose 130 millones de dólares en las campañas de Trump y de los republicanos en las demás elecciones coincidentes con las presidenciales, y convirtiendo X (antes Twitter) en su máquina de mensajes, Elon Musk se ganó la oportunidad de codirigir (junto con Vivek Ramaswamy, otro donante de importancia) un nuevo «Departamento de Eficiencia Gubernamental» [DOGE]. Bautizado con el nombre de una criptomoneda de broma, el DOGE no será una agencia oficial. Pero, aunque su papel vaya a ser puramente consultivo, Trump ha prometido poner en práctica sus recomendaciones para recortar el exceso de regulaciones, reestructurar las agencias federales y recortar los gastos superfluos, todo ello con la vista puesta en la eficiencia.

La ley federal exige que todo comité consultivo gubernamental notifique públicamente sus reuniones (incluido el orden del día, la hora, el lugar y el propósito) y proporcione acceso a todos los informes, transcripciones, actas, documentos, órdenes del día u otros documentos relacionados con su trabajo. Pero el DOGE bien podría violar estos requisitos alegando que infringen inconstitucionalmente el poder presidencial

Al igual que en el caso de sus demás nombramientos, Trump no se molestará en investigar a fondo a Musk y Ramaswamy, ni les exigirá que se desprendan de sus participaciones corporativas o se abstengan de ofrecer recomendaciones sobre cuestiones que plantean un evidente conflicto de intereses (como las ingentes compras de servicios por parte de la NASA a SpaceX de Musk). En la medida en que el DOGE destripe las regulaciones, promete ser un poderoso vehículo para el «capitalismo de amiguetes». Sus recomendaciones tendrán poco que ver con la mejora de la eficiencia gubernamental o la reducción de costes, y todo que ver con la eliminación de regulaciones y agencias que desean ver finiquitadas poderosos donantes y grupos de presión empresariales .

El marxismo que necesitamos

Ser marxista no es conocer cada texto de Marx o de Lenin; es saber utilizar ese instrumental teórico y práctico para transformar el mundo a favor de los humildes. Es ser revolucionario

Enrique Ubieta Gómez, La Haine

Los encuentros internacionales suelen depararnos sorpresas. En uno de ellos encontré, hace algún tiempo, a un antiguo compañero de estudios de la Universidad de Kíev. Sí, yo estudié filosofía y viví en la Ucrania soviética durante cinco años. Mi compañero era un alumno aplicado, inteligente, y aprendió con facilidad el español de los cubanos. No militaba en el PCUS, pero la desintegración de la Unión Soviética y el rumbo capitalista que tomaron sus antiguas repúblicas, lo llevó a militar en uno de los partidos comunistas que surgieron con posterioridad. Ha sido desde entonces un activo defensor de la Revolución cubana.

Nos hemos encontrado luego más de una vez, en La Habana y en Caracas, los dos centros de la revolución latinoamericana. Pero cuando hablamos, las categorías filosóficas bien plantadas por Lenin parecen flotar sin raíces nutricias en la conversación: no todas las afirmaciones o las posiciones escuchadas al vuelo pueden definirse como idealistas o materialistas sin más (a veces, ni siquiera es lo que importa), ni todos los que defienden posiciones conservadores son acomodados burgueses o protoburgueses aferrados a intereses materiales.

La guerra cultural secuestra a los incautos, a los desprevenidos; a veces incluso ahoga a los que mejor saben nadar. El mundo de hoy es tan complejo como el de ayer, quizás como el de siempre, pero cambia con más rapidez. Y la filosofía marxista corre detrás de los acontecimientos, sin que apenas logre alcanzarlos. No lo hará desde el viejo gabinete; tampoco, por muy moderno que parezca (la palabra moderno, ya me parece demodé), desde el infinito mundo de Internet y sus redes.

Salvar al soldado Zelensky


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Volodymyr Oleksandrovych Zelensky era un cómico sin experiencia política cuando anunció que se presentaría a las elecciones presidenciales ucranianas de 2019”, escribe la BBC en un artículo en el que recuerda que, pese a su falta de experiencia política, “ganó con un aplastante 73% de los votos, prometiendo luchar contra la corrupción y traer la paz al este de Ucrania”. El temor a que resultara ser otro títere de un grupo oligárquico, añade, no se cumplió y Zelensky resultó ser “más independiente de lo que esperaban quienes dudaban de él”. Para sorpresa de votantes y detractores, el actual presidente nunca trató de poner en marcha sus promesas de limitar la brecha social que había causado la agenda nacionalista iniciada con la victoria de Maidan. “Muchos ucranianos también consideraron demasiado tímida la retórica de Zelensky sobre el conflicto en la región oriental de Donbass y las relaciones con Rusia”, continúa la BBC, que califica de esa manera la promesa electoral del candidato Zelensky de hacer todo lo posible por conseguir el final de la guerra en el este del país.

“Sus intentos de negociar con Rusia no tuvieron más que un éxito limitado”, sentencia sin explicar que las cada vez más frecuentes infracciones al alto el fuego que menciona no solo procedían de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk ni la creciente beligerancia de Zelensky, que apeló al Reino Unido a instalar bases militares en el país o publicar la Declaración Crimea, percibida en Rusia como algo similar a una declaración de guerra. Queda también en el olvido la nula intención ucraniana de implementar los acuerdos de Minsk, situación que, unida a las exigencias de Ucrania a integrarse en la OTAN y la negativa de Occidente a admitir públicamente lo que, según el profesor Jeffrey Sachs se admitía en privado, que Ucrania no sería incluida en la Alianza, derivó en el reconocimiento ruso de la RPD y la RPL el 22 de febrero de 2022 y la invasión rusa dos días después.

domingo, 23 de febrero de 2025

Se escribe Occidente, hoy se lee Uccidente (*)

(*) Juego de palabras con el término Occidente y el verbo italiano “uccidere”, que puede traducirse como “matar”, “asesinar”

Diego Fusaro, Posmodernia

Si se quisiera expresar con la potencia inmediata de la imagen la condición del actual Occidente a merced del nihilismo y, para decirlo à la Hegel, de la «furia del desaparecer» (Furie des Verschwindens), no habría otra obra más adecuada a la que remitirse que a La Parábola de los ciegos (1568) de Pieter Bruegel.

Como sabemos, el cuadro de Bruegel traduce en imágenes la parábola evangélica (Mt 15, 14) del ciego que guía a otro ciego: «son ciegos que guían a ciegos. ¡Y cuando un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en un hoyo!”. La superación acéfala, irreflexiva y totalmente miope de los límites y de la justa medida, a la que se acompaña el falso mito del crecimiento infinito y de la destrucción de los entes en su integridad, alimenta, en el tiempo de la «noche del mundo”, una condición análoga a la plasmada por Bruegel, en la que la humanidad, siguiendo ciegamente a los falsos ídolos y a los falsos guías de la sociedad del fanatismo del mercado -ellos mismos ciegos-, se precipita en el abismo. La pérdida del marco de valores, el olvido del Ser, la desacralización del mundo, la furia de la voluntad de poder ilimitadamente empoderadora constituyen hoy la constelación heterogénea, pero no por ello menos unitaria en su significado, dentro de la cual se consuma la decadencia de Occidente, su ruinoso y ciego caminar hacia el despeñadero.

La interpretación de Occidente como «tierra del ocaso» se presenta, en efecto, como un auténtico τόπος (tópos –lugar-) literario ya arraigado en nuestra civilización desde hace algún tiempo. Al Oriente como la tierra de la aurora (ex oriente lux) se suele contraponer el Occidente como condición crepuscular. Aún más claro que nuestras lenguas, donde también se da la conexión con el «ocaso» (occasum), resulta el idioma alemán, que llama a Occidente Abendland, literalmente «tierra de la noche«.

El tema, ya claramente desarrollado por Nietzsche mediante la mise en forme de las categorías decadencia y nihilismo, sólo se convierte en un leitmotiv popular con la publicación -entre 1918 y 1922- de La decadencia de Occidente de Oswald Spengler, profundo estudio que, no sin un cierto dilettantismo, tiene el doble mérito de transformar la cuestión en un horizonte de sentido (si no compartido, ciertamente discutido en todas las latitudes) y de reflexionar sobre las causas y sobre las modalidades en que se manifiesta este declive de nuestra civilización. Al margen de los múltiples aspectos intrínsecamente problemáticos y no compartibles del análisis spengleriano (in primis su percepción de la democracia misma como síntoma de la decadencia y el análisis superficial, cuando no farragoso, de las condiciones socioeconómicas), no se puede negar el mérito de su obra.

Trump ha decidido gobernar Ucrania directamente


Aleksandr Dugin, Geopolitika

Las conversaciones en Riad son, sin exageración, un gran avance. Incluso la composición de los negociadores, entre los que, por ejemplo, Estados Unidos incluyó al más bien torpe y rígido Kellogg, lo dice todo. Trump envió a las conversaciones a las personas más adecuadas para entender y escuchar la posición de Rusia y luego que se la trasmitan a él.

Al parecer, Trump está muy satisfecho con los primeros resultados de las conversaciones. La parte rusa, por su parte, expresa un optimismo cauteloso. Obviamente, todavía no se ha discutido ningún plan concreto para resolver la cuestión ucraniana. Pero, según todas las apariencias, nuestro excelente grupo dirigido por Ushakov y Lavrov ha transmitido por primera vez de forma objetiva, serena y razonada la posición de la parte rusa a los estadounidenses. Y esto es realmente una novedad, porque antes no había negociaciones, y la posición de Rusia era completamente distorsionada en los Estados Unidos. Así que no se trata sólo de un avance, sino de un avance importante.

Tenemos que tener en cuenta que estamos ante un Estados Unidos completamente diferente, con una ideología diametralmente opuesta a la que dominaba en la administración anterior, incluyendo la de Obama e incluso a Bush Jr. y Clinton. Es decir, por primera vez en décadas, y puede que incluso desde hace mucho más tiempo, Estados Unidos se ha embarcado en un rumbo completamente distinto. Y es muy importante que en estas negociaciones ya haya quedado claro que nosotros, Rusia y Putin, tenemos mucho en común con este Estados Unidos.

El capitalismo atenta contra la libertad

Pensar que tenemos que aceptar la desigualdad social en aras de preservar la libertad es sencillamente absurdo

Ben Burgis, Jacobin

Anarquía, Estado y utopía, de Robert Nozick (1974), es uno de los libros sobre filosofía política que más se suele asignar a los estudiantes universitarios. Cincuenta años después de su publicación, me sorprendería que pudieras entrar en una librería razonablemente bien surtida en cualquier lugar del mundo angloparlante sin encontrar un ejemplar. Este nivel de éxito es, en cierto modo, bien merecido. Nozick es un excelente escritor, que combina un estilo elegante con un alto nivel de rigor en la mayoría de sus argumentos. Es un placer leerlo, incluso si (como yo) aborreces profundamente sus conclusiones.

Cuando escribió el libro, Nozick era un libertario acérrimo. Pensaba que cualquier distribución de la riqueza era aceptable siempre y cuando se produjera dejando que las fichas cayeran donde pudieran en un mercado libre. El único estado justificable sería un «Estado justiciero» que se «limitaría a proteger a las personas contra el asesinato, la agresión, el robo, el fraude, etc.».

Si la desigualdad se vuelve tan grave que los pobres mueren de hambre en las calles, puede ser admirable que los ricos los ayuden voluntariamente, pero gravar a los ricos para financiar un Estado de bienestar sería una violación inaceptable de sus derechos de propiedad. Y nacionalizar las empresas que actualmente son propiedad de los ricos y entregarlas a la gestión democrática de los trabajadores o de comunidades más grandes, como proponen los socialistas, estaría ciertamente fuera de discusión. Por muy agradable que pueda sonar una sociedad más igualitaria, Nozick pensaba que no había forma de lograr y luego preservar una sociedad así sin violaciones ilegítimas de la libertad.

sábado, 22 de febrero de 2025

La purga del Estado profundo y el camino a la dictadura

La guerra de la Administración Trump contra el Estado profundo no es purificadora. No va a liberarnos de la tiranía de las agencias de inteligencia, de la policía militarizada, del mayor sistema penitenciario del mundo o de las multinacionales depredadoras ni va a suponer el final de la vigilancia de masas. No restaurará el imperio de la ley para exigir que rindan cuentas los poderosos y los más ricos. No moderará el gasto desmesurado e irresponsable del Pentágono, que asciende a un billón de dólares

Chris Hedges, Chris Hedges Substack

Todos los movimientos revolucionarios, ya sean de izquierda o de derecha, desmantelan las antiguas estructuras burocráticas. Tanto los fascistas en Alemania como los bolcheviques en la Unión Soviética realizaron purgas agresivas en la administración pública una vez alcanzado el poder. Con toda razón, consideran dichas estructuras como un enemigo que obstaculizaría su poder absoluto. Es un golpe de Estado gradual. Ahora nosotros tenemos el nuestro.

Como ocurrió en los primeros años de la Unión Soviética y la Alemania nazi, las batallas de retaguardia están teniendo lugar en los tribunales y los medios de comunicación abiertamente hostiles a Trump. Al principio se producirán victorias pírricas -los bolcheviques y los nazis fueron frenados por sus propios poderes judiciales y su prensa hostil-, pero poco a poco las purgas, ayudadas por un liberalismo en bancarrota que ya no defiende nada ni lucha por nada, asegurarán el triunfo de los nuevos amos.

La Administración Trump ha expulsado o despedido a los funcionarios que investigan irregularidades en el gobierno federal, incluidos 17 inspectores generales. Las agencias federales de aplicación de la ley y de inteligencia, como el FBI y la Seguridad Nacional, están siendo purgadas de aquellos considerados hostiles a Trump. Los tribunales, plagados de jueces vengativos, serán mecanismos de persecución de los “enemigos” del Estado y ofrecerán protección a los poderosos y los ricos. El Tribunal Supremo, que ha concedido inmunidad legal a Trump, ya ha llegado a esta fase.

El Juicio contra el Liberalismo


Aleksandr Dugin, Geopolitika

Las rápidas reformas de Trump han proclamado en un instante que solo existen dos géneros – el masculino y el femenino –, lo cual hizo que los estadounidenses y el mundo entero se dieran cuenta de la degeneración en la que habían vivido. Millones de personas habían sido convencidos por los liberales de que era posible cambiar de género o identificarse con géneros no existentes, lo cual causó que miles de ciudadanos «progresistas», «futuristas» y demás se convirtieran de la noche a la mañana en lisiados o inválidos. Anteriormente se les había inculcado la idea de que la diversidad de géneros, incluida la castración, la mutilación y el desmoronamiento psicológico de los niños pequeños, eran signos de un «comportamiento social adecuado».

Ahora resultaba que quienes insistían en ello eran simplemente dementes y criminales y quienes sucumbían eran víctimas que habían aceptado voluntariamente convertirse en mutantes. Los liberales habían empujado a sus sociedades hasta el borde del abismo, contándoles cuentos de hadas, pero Trump desveló que se trataba de un precipicio sin fondo por el que muchos se habían caído. Han sido miles los que han destruido física, mental y socialmente a sus hijos, perdiéndolos para siempre. Incluso Elon Musk sufrió este destino, perdiendo a su hijo para siempre.

Nunca se recuperarán de eso. Lo que hicieron los liberales fue un experimento social gigantesco mucho más aterrador que el nazismo. Pero no se trataba sólo de una banda de dementes, pervertidos, pedófilos y esquizofrénicos. Se trataba de una ideología que llevó sus principios hasta el absurdo: el individualismo absoluto que buscaba liberarse de toda forma de identidad colectiva (estamento, nación, fe, etnia, género y, finalmente, la especie).

La estrategia de «paz» anglo-francesa


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Aunque Estados Unidos y Putin negocian, la inteligencia muestra que no está interesado «en un verdadero acuerdo de paz», afirman las fuentes”, titulaba hace tres días la NBC en un artículo en el que, citando a “cuatro funcionarios de inteligencia occidentales y dos funcionarios del Congreso de Estados Unidos”, insistía que “los servicios de inteligencia sugieren que el presidente ruso, Vladimir Putin, está haciendo todo lo posible y sigue pensando que puede llegar a controlar toda Ucrania”. Toda la teoría se basa en la misma creencia: Rusia busca un parón únicamente temporal. “Los seis oficiales explicaron que creen que Putin podría aceptar un alto el fuego y un acuerdo de paz más amplio porque daría a su ejército tiempo para reajustarse y reconstruirse”. Ninguno de esos oficiales explica la lógica de desear un parón en estos momentos, cuando Rusia cuenta con la iniciativa, Ucrania sufre en el frente de Donbass, es posible que la asistencia militar estadounidense prometida por Biden se agote antes de que los países europeos logren compensar esas pérdidas. Como ocurrió en el otoño de 2014 y la primavera de 2015, dos momentos en los que Rusia negoció e impuso un alto el fuego pese a que las Repúblicas Populares de Donbass se encontraban a la ofensiva y Ucrania sufría riesgo de colapso, un proceso de alto el fuego beneficiaría al bando que actualmente está a la defensiva. No es Rusia, sino Ucrania quien sufre más dificultades para reponer sus bajas y podría utilizar un parón en la lucha activa para recuperarse del desgaste. Sin embargo, apelando al dogma de que Rusia siempre es culpable y de ella puede esperarse solo traición y venganza, pero nunca buena fe en las negociaciones, la voluntad de Vladimir Putin de someter a toda Ucrania se utiliza una vez más como argumento para continuar con los planes actuales y seguir apoyando militar y económicamente a Kiev mientras sea necesario, es decir, hasta que se produzca un momento en el que Occidente y sus socios ucranianos puedan negociar en posición de fuerza con Rusia.

A la opción de la guerra eterna se opone la agenda de negociación de Donald Trump, actualmente inmerso en un brutal ataque personal contra Volodymyr Zelensky que ha tensionado las relaciones entre los socios, que intentan reaccionar como forma de minimizar los daños con el objetivo de mantener cierto nivel de control. “Rusia intentará dividirnos. No caigamos en sus trampas. Trabajando junto con Estados Unidos, podemos lograr una paz justa y duradera, en los términos de Ucrania”, escribió Kaja Kallas, firme defensora de la guerra hasta la victoria final, tras su conversación con Marco Rubio, el menos trumpista de los encargados de la política exterior, pero que ha virado su discurso a la necesidad de paz y diplomacia directa con la Federación Rusa que tanto han criticado sus socios europeos. Pese a las palabras que se escucharon en boca de JD Vance en Múnich, la actuación de Estados Unidos dejando claro que el papel de los países europeos será secundario en el proceso de resolución, que no tendrán un lugar en la mesa de negociación y que tendrán que hacerse cargo de la factura de la posguerra, el atlantismo continental continúa, además de perplejo, tratando de recuperar el favor de su aliado estratégico. Macron, que ha admitido no comprender “la lógica” de la actuación y las palabras de Donald Trump, busca reunirse personalmente para conversar con el líder estadounidense, como afirmaba el exdiplomático francés Gérard Araud, “sin el intermediario de Fox News. Como el líder francés, también Keir Starmer desea mantener un encuentro en la Casa Blanca. Ambos líderes se han consolidado esta semana como la avanzadilla europea en el intento de mantener el statu quo y conseguir recuperar para los países europeos la influencia perdida o, cuando menos, no ser ninguneado en el proceso diplomático y tener que enterarse del desarrollo de los acontecimientos a través de los medios de comunicación.

viernes, 21 de febrero de 2025

Europa a la deriva

Los Sociópatas de la Guerra, empeñados no sólo en la descomposición social de Europa sino en ponerla en riesgo de aniquilamiento, nos llevarán a un escenario eruptivo, de estallidos sociales

Andrés Piqueras, La Haine

Parece mentira el grado de deterioro, podredumbre e insignificancia al que la que fuera centro del mundo durante la era colonial de la humanidad, pergeñadora del Sistema Mundial Capitalista, puede llegar.

En un esfuerzo entre servil y de miseria cortoplacista por defender los intereses de EEUU como propios (por ser unos intereses a los que cada vez se encuentra más ligada su clase capitalista a través del proceso de centralización del capital o absorción de empresas europeas por el capital estadounidense, así como por la deriva financiero-especulativa de su economía), Europa se lanzó a una guerra contra Rusia a través de Ucrania (riéndose repetidamente de los Acuerdos de Minsk, como sus líderes reconocieron), y a unas locas sanciones contra el gigante euroasiático que perjudicaron seriamente al campesinado y en general, a los exportadores del sector primario.

Tocaron de muerte a ramas enteras de la industria gracias a la elevación de los costos energéticos y privaron de un mercado en auge y de transacciones al sector servicios, banca incluida. Las propias compañías aéreas perdieron competitividad al no poder sobrevolar el espacio ruso ni desplazar pasajeros sobre esa enorme masa de tierra.

A esas decenas y decenas de miles de millones de euros perdidos habría que sumar los que EEUU, a través del mando de la OTAN, obliga a inyectar a un esfuerzo bélico tan descabellado como a la postre impotente, e incluso ya para mantener la propia OTAN. Detrayendo, con esto, más y más fondos públicos, privando crecientemente al Estado de su función redistributiva expresada en servicios sociales básicos así como en el cuidado de infraestructuras y aseguramiento de funciones soberanas.

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