Es totalmente apropiado que Chile esté a la vanguardia de las protestas que arrasan el mundo en este otoño de descontento, ya que Chile sirvió como laboratorio para la transformación neoliberal de la economía y la política que ha barrido al mundo desde la década de 1970.
Medea Benjamin, Nicolas JS Davies,
Commondreams
Los levantamientos contra el dominio corrupto, de generación en generación, de los gobiernos neoliberales de "centro derecha" y "centro-izquierda" que benefician a las corporaciones ricas y multinacionales a expensas de los trabajadores están arrasando país tras país en todo el mundo.
En este otoño de descontento, personas de Chile, Haití, Honduras, Irak, Egipto y Líbano se están levantando contra el neoliberalismo, que en muchos casos les ha sido impuesto por invasiones estadounidenses, golpes de estado y otros usos brutales de la fuerza. La represión contra los activistas ha sido salvaje, con más de 250 manifestantes asesinados en Irak solo en octubre, pero las protestas han continuado y crecido. Algunos movimientos, como en Argelia y Sudán, ya han forzado la caída de gobiernos corruptos y arraigados.
Un país que es emblemático de los levantamientos contra el neoliberalismo es Chile. El 25 de octubre de 2019, un millón y medio de chilenos, de una población de unos 18 millones, salieron a las calles de todo el país, desarmados por la represión gubernamental que mató al menos a 20 de ellos e hirió a cientos más. Dos días después, el multimillonario presidente de Chile, Sebastián Piñera, despidió a todo su gabinete y declaró: "Estamos en una nueva realidad. Chile es diferente de lo que era hace una semana".
El pueblo de Chile parece haber validado la investigación de Erica Chenoweth sobre movimientos de protesta no violentos, en la que descubrió que una vez que más del 3.5% de una población se levanta para demandar de manera no violenta cambios políticos y económicos, ningún gobierno puede resistir sus demandas. Queda por ver si la respuesta de Piñera será suficiente para salvar su propio trabajo, o si será la próxima víctima de la regla del 3.5%.