En 1982, la crisis de la deuda pública de los países en desarrollo estalló debido a los efectos combinados del alza de las tasas de interés que Estados Unidos impuso dos años antes y del descenso de los precios de las materias primas, empezando por el petróleo. El Sur fue el epicentro de la crisis y los primeros en sentir sus efectos fueron los poderes públicos de los países en vías de de desarrollo (PED) obligados a reembolsar enormes sumas.
Las crisis financieras de los años 1990 afectaron casi exclusivamente a los PED: crisis mexicana de 1994-1995, crisis asiática de 1997-1998, crisis rusa de 1998, crisis brasileña de 1999, crisis turca en el 2000, crisis argentina en 2001-2002, nueva crisis brasileña en 2002. Cada una de esas crisis fue desencadenada por movimientos bruscos de capitales y ataques especulativos contra las monedas de los Estados implicados. Los capitales financieros que, antes de la crisis, se habían encaminado hacia esos países se retiraban de ellos provocando así la crisis. Se producía una fuga de capitales en busca de seguridad: los capitales retornaban hacia los centros financieros del Norte, considerados más seguros.
En agosto de 2007, la crisis financiera estalló en el Norte, en el seno de la principal economía mundial, y afecta principalmente las sociedades financieras privadas de los países industrializados, en particular en América del Norte y en Europa Occidental y Central. Por el momento, Japón se mantiene relativamente al margen ya que su sector financiero privado, directamente afectado por una crisis de la deuda hace más de 15 años, está apenas reponiéndose.
La crisis japonesa llevó quizás a los banqueros japoneses a ser un poco más prudentes que los norteamericanos y los europeos. La crisis alcanza proporciones tales en el sistema financiero del Norte que se está produciendo una fuga hacia la seguridad en sentido contrario al que vimos en el pasado: capitales que abandonan el Norte y se dirigen hacia bolsas de valores de países como
Otros elementos de la situación mundial demuestran que la coyuntura actual es distinta a las situaciones enfrentadas durante los últimos 25 años:
1. Entre 1982 y 2004 la tendencia histórica apuntaba a la baja en los precios de las materias primas y a una degradación en los términos del intercambio entre los países más industrializados y los PED. A partir de 2005, los precios de las materias primas muestran una fuerte tendencia al alza.
2. Gran parte de los PED están registrando excedentes comerciales, sobre todo China cuyos productos industriales inundan el mercado mundial.
3. En 1982, y posteriormente, las reservas monetarias de los PED eran limitadas. Desde 2002, primero lentamente y a un ritmo acelerado desde 2005, estas reservas han ido en aumento.
4. La deuda privada va en aumento de forma muy acentuada, tanto en el Norte como en el Sur, en un contexto de mercados interconectados y en forma de complejas construcciones de productos derivados que, lejos de garantizar más estabilidad, acentúan la falta de transparencia y la especulación. Tenemos un amplio sistema financiero dentro del cual un sector muy importante está basado en una acumulación de títulos de la deuda que amenaza con desplomarse como un castillo de naipes.
5. La deuda pública interna alcanza niveles culminantes en los PED (mientras que la deuda pública externa se reduce). En Estados Unidos está aumentando, pero más lentamente, mientras que en Japón se mantiene a un nivel extremadamente alto (185% del PIB según el FMI).
6. El precio de los alimentos estalla a escala planetaria.
7. La carrera armamentista ha alcanzado nuevamente un ritmo extremadamente acelerado, lidereada por Estados Unidos.
8. Aumentan los flujos de capitales Sur-Sur.
9. China tiene un peso nunca visto en las relaciones económicas y financieras mundiales.
10. Un grupo de países de América Latina está setando las bases de nuevas instituciones multilaterales regionales, empezando por un Banco del Sur.
Eric Toussaint.Ver texto completo