jueves, 23 de octubre de 2025

El orden mundial y sus principales actores


Karim Nazriev, Geopolitika

El dilema de la seguridad internacional

Una visión correcta de la historia política del mundo, el conocimiento de los principales actores de la política mundial, los artífices del proceso internacional, es un factor útil y favorable a través del cual se puede evaluar la situación internacional y mostrar el panorama de su desarrollo futuro.

La seguridad internacional depende en muchos aspectos de los artífices del nuevo orden mundial, es decir, de los actores de la política internacional. Esta situación se justifica por el hecho de que la cuestión de la paz y la guerra depende principalmente de los actores de la política internacional y, en particular, de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Si observamos el siglo de desarrollo del proceso político internacional, nos queda claro que la paz y la seguridad mundiales han dependido de las acciones de las superpotencias. En este sentido, un análisis político del proceso político internacional crea las condiciones para el futuro desarrollo de los acontecimientos en el siglo XXI.
Con el desarrollo gradual de las economías de países como el Imperio Británico y Alemania a finales del siglo XIX y principios del XX, la lucha por el mundo, la división y redistribución de las esferas de influencia mundiales, que eran la fuente de materias primas, mano de obra, áreas comerciales y la base de la economía, hicieron inevitables los enfrentamientos directos entre imperios. El desarrollo implacable del capitalismo y su transformación en imperialismo condujo finalmente a que, una vez completada la división del mundo y definidas las esferas de influencia en las regiones del mundo, los imperios coloniales entraran en guerra entre sí.

miércoles, 22 de octubre de 2025

El horizonte desaparecido de la humanidad: la distopia tecnocapitalista de Nick Land


Markku Siira, Geo Polarium

El filósofo inglés y teórico aceleracionista Nick Land (nacido en 1962) se ha convertido una vez más en una figura de actualidad cuyas reflexiones se escuchan en podcasts y se comentan en publicaciones online y redes sociales, donde el mismo Land también está presente. Su pensamiento atrae a quienes ven la tecnología como un destino inevitable o una amenaza que revolucionará los límites de la humanidad y cuestionará los fundamentos del orden mundial.

El pensamiento de Land es como un agujero negro en el campo de la filosofía moderna: atrae, confunde y distorsiona todo lo que se le acerca. Su obra nos obliga a enfrentarnos a las limitaciones de la humanidad bajo el yugo de la maquinaria tecnológica. La filosofía de Land no solo desafía la posición de los seres humanos, sino que también anticipa el avance implacable de la tecnología hacia un futuro posthumano, en el que los valores y significados tradicionales se disuelven bajo la dinámica tecnocrática.

La forma de pensar de Land rechaza la moralidad y sitúa la autodirección de la tecnología en el centro de todo, enfatizando un enfoque antihumanista radical. Un concepto clave en sus primeros escritos es el «xenodemonio», una manifestación lovecraftiana de la inteligencia artificial que utiliza a la humanidad como trampolín para promover sus propios fines. ¿Sigue siendo esto un escenario futuro o es un proceso de cambio en curso que está configurando la realidad según sus propios términos y amenazando con engullir al sujeto humano?

La IA encabeza el próximo colapso financiero estadounidense


Misión Verdad

Desde los salones de Wall Street hasta los estudios de televisión del establishment financiero, una palabra vuelve a resonar con fuerza contenida: crisis. No se pronuncia con el dramatismo de 2008 ni con la desesperación de 1929, pero sí con la cautela de quien sabe que la quietud es apenas aparente.

"Tendremos un colapso, pero no puedo decirte cuándo ni cuán profundo será", advirtió recientemente Andrew Ross Sorkin, uno de los analistas más influyentes del periodismo económico estadounidense. La frase, lanzada casi como una confesión, sintetiza el clima de incertidumbre que domina al sistema financiero mientras el optimismo bursátil se expande con un ritmo que recuerda demasiado a los auges previos al colapso.

La promesa de una revolución tecnológica parece sostener la fe en un crecimiento perpetuo, aunque las cifras sugieren que esa expansión depende más de la especulación que de la productividad real. El propio Sorkin, en su entrevista para 60 Minutes, enumeró los paralelismos con la víspera del crack de 1929: meses consecutivos de récords, euforia inversora, relajamiento de las normas y una fiebre tecnológica que empuja a los capitales a asumir riesgos cada vez mayores.

La inteligencia artificial como motor y espejismo

El auge bursátil que atraviesa Estados Unidos en 2025 se sostiene, en buena medida, sobre una sola promesa: la inteligencia artificial. El fenómeno ha reconfigurado la economía financiera hasta convertirse en el nuevo eje de acumulación global.

Las llamadas "Siete Magníficas" (Microsoft, Apple, Nvidia, Amazon, Meta, Google y Tesla) concentran el 80% de las ganancias totales del mercado de valores estadounidense en lo que va de año, y han atraído casi 300 mil millones de dólares en inversión extranjera solo durante el segundo trimestre de 2025.

martes, 21 de octubre de 2025

La importancia de Donbass


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Incapaces de presentar una sola vía al final del conflicto que no se limite al mientras sea necesario y rechazando cualquier concesión que pudiera facilitar el inicio de una negociación, los países europeos continúan enrocados en su búsqueda de alternativas con las que garantizar que Kiev pueda seguir luchando. “Rusia va a destruir Ucrania dependiendo de la capacidad que tenga Ucrania de defenderse. Si Estados Unidos no se la da, ¿se la vamos a dar nosotros? Esta es la pregunta que se tiene que hacer Europa”, ha sentenciado estos días Josep Borrell la haciendo explícita la duda que se plantean actualmente los países europeos. “Vemos los esfuerzos del presidente Trump por llevar la paz a Ucrania, todos estos esfuerzos son bienvenidos, pero no vemos que Rusia quiera la paz”, insistió Kallas, que añadió que “estamos debatiendo qué más podemos hacer”. El enésimo cambio de opinión de Donald Trump, cuya reunión con Zelensky se pareció más a la humillación del Despacho Oval de lo que el presidente ucraniano relató ante los medios estadounidenses, ha obligado a los países europeos a acelerar sus planes para conseguir que Kiev disponga de la financiación necesaria para sostener una guerra de alta intensidad durante varios años más y se abra otra vía con la que adquirir armamento.

“Rusia sólo entiende de fuerza. Sólo negocia cuando se le pone bajo presión. Es por eso que estamos trabajando para adoptar nuestro 19º paquete de sanciones esta semana”, afirmó ayer por enésima vez Kaja Kallas para remarcar que, a pesar del hartazgo de Donald Trump, que según Financial Times arrojó a un lado el mapa de la línea del frente ucraniano alegando que no era de su interés, “no sé dónde está esa línea roja, nunca he estado ahí”, el marco ideológico sigue siendo el de la guerra hasta conseguir una posición de fuerza en la que negociar las menores concesiones posibles.

Un millón de libras y una guerra sin fin: Cómo la intervención de Boris Johnson en Kiev cambió el curso del conflicto y el futuro de Europa

Cuando Boris Johnson voló a Kiev en mayo de 2022, la paz en Ucrania estaba al alcance de la mano. Tres años y un millón de libras después, Europa está pagando el precio por un hombre corrupto y el silencio de un continente.
Boris Johnson y Volodimyr Zelensky caminan por el centro de Kiev,
9 de abril de 2022


Ricardo Martins, New Eastern Outlook

Cuando la historia vuelva a examinar el conflicto de Ucrania, un episodio podría destacar como punto de inflexión: la repentina visita de Boris Johnson a Kiev en abril de 2022, justo después de que se rubricara un acuerdo de paz provisional en Estambul.

En ese momento, el alto el fuego estaba al alcance de la mano. Sin embargo, según se informa, Johnson, entonces primer ministro británico, instó al presidente Volodymyr Zelensky a no firmar, asegurándole que Occidente armaría a Ucrania “durante el tiempo que fuera necesario”.

Esa decisión, ahora objeto de un nuevo escrutinio tras las revelaciones de The Guardian, puede haber cambiado el curso del conflicto y el destino político de Europa.

El acuerdo de Estambul que nunca fue

A principios de abril de 2022, los negociadores ucranianos y rusos habían acordado en principio un marco que podría haber puesto fin a las hostilidades.

Ucrania renunciaría a su adhesión a la OTAN a cambio de garantías de seguridad. Pero tras la visita sorpresa de Johnson a Kiev, las conversaciones fracasaron.

lunes, 20 de octubre de 2025

Entre los Tomahawks y la diplomacia


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Con el optimismo de quien se ha acostumbrado a conseguir prácticamente todo lo que pide y a la sombra de las amenazas que Donald Trump había dirigido a Rusia, a quien advirtió con la posibilidad de enviar misiles capaces de golpear en cualquier lugar de la parte europea del país, y a la Unión Europea, a la que ha dado orden de imponer sanciones secundarias a China e India por sus relaciones comerciales con Moscú, Ucrania había planteado esta semana como una gran ocasión en la que obtener un gran rédito. A la visita de Volodyrmyr Zelensky del viernes había precedido el trabajo de una extensa delegación encabezada por Andriy Ermak, que había celebrado encuentros con representantes políticos, lobbies y empresas de dos sectores clave -las armas y la energía- como preparación para culminar la semana con grandes acuerdos. Ucrania acudía a Estados Unidos para ofrecer su país, no solo como laboratorio de pruebas de una guerra moderna en la que empresas como Raytheon podrían probar sus armas en situación de combate de alta intensidad, sino como un territorio con amplias infraestructuras de almacenamiento de gas que podría ser utilizado por Estados Unidos como nodo logístico para la exportación de gas natural licuado a Europa. Nuevamente, Ucrania aspira a aprovecharse de las extensas infraestructuras heredadas de la odiada República Socialista Soviética, desaparecida hace más de tres décadas, pero de cuya riqueza industrial sigue intentando aprovecharse.

La semana ha transcurrido finalmente según un patrón establecido a lo largo de los nueve meses de mandato de Donald Trump: exageración de las expectativas, euforia ucraniana ante la certeza de que está a punto de conseguir exactamente lo que busca -armas, tratos comerciales favorables y sanciones contra Rusia-, una intervención rusa en el momento preciso y la reunión que, sin ser negativa, no da los resultados esperados. “La prioridad número uno de Zelensky en la visita era obtener compromisos de Trump no solo sobre los misiles Tomahawk, sino también sobre una variedad de sistemas de armas que Ucrania desea adquirir, según declaró su jefe de gabinete a Axios antes de la reunión. Trump no ofreció tales compromisos”, escribía Barak Ravid, el periodista favorito del trumpismo para filtrar aquello que quiere poner en circulación mediática.

La Caverna de Platón y la Sociedad del Espectáculo


Diego Fusaro, Posmodernia

Se debe partir desde la caverna de Platón para comprender la esencia de la actual Civilización del Espectáculo. Atados con grilletes a unos cepos, los cautivos fijan forzosamente la mirada en el fondo de la caverna. Los prisioneros mantienen la mirada fija –ha escrito Sloterdijk– «sea porque están inmovilizados a propósito, sea porque no conocen otra cosa que el juego de sombras ante sus ojos». El fondo de la gruta adquiere de esta manera la configuración de un cinematógrafo ante litteram (de «una enorme sala de cine» ha hablado Badiou): sobre la «pantalla» conformada por el fondo de la cueva, los cavernícolas ven reflejarse, gracias a la luz del fuego, las imágenes de los objetos que, manejados por titiriteros, los encadenados están imposibilitados de contemplar directamente. De este modo, como escribe Platón, a los reclusos no les es dado ver nada más que “las sombras proyectadas por el fuego en la pared que está frente a ellos” (τὰς σκιὰς τὰς ὑπὸ τοῦ πυρὸς εἰς τὸ καταντικρὺ). Como en la historia catábica de Ulises, también los cavernícolas platónicos se relacionan siempre y sólo con «las sombras» (τὰς σκιὰς), las pálidas imágenes reflejadas que ellos confunden con la realidad verdadera. A merced de aquel opinar que tiene por objeto entes mutables que solamente pueden ser objeto de opinión, los internados creen que lo verdadero coincide con «las sombras de esas cosas artificiales» (τὰς τῶν σκευαστῶν σκιάς: La República, 515c).

El texto de Platón no aclara si estas proyecciones umbrátiles presentan un carácter intencional y, por tanto, responden a un deliberado proyecto de manipulación de las mentes dirigido por quienes se mueven sin cesar tras el muro, o si, por el contrario, son casuales y únicamente per accidens producen el efecto manipulador. Seguramente remiten a la obra mimética de los poetas (imágenes de imágenes, apariencias de apariencias), así como, genéricamente, a la dimensión de lo sensible en devenir, sujeto a los procesos del nacer y del morir, y por consiguiente, objeto de opinión y no de ciencia. Tal silencio, en cualquier caso, contribuye a volver la imagen del antro todavía más eficaz. De hecho, eclipsa cómo la falta de control sobre la información y de investigación sobre las fuentes del saber genera una manipulación de las mentes que, en última instancia, acaba por legitimar el cautiverio tanto material como inmaterial de quienes padecen dicha manipulación. En efecto, ya sea intencional o accidental, el trabajo de los titiriteros de la caverna surte un efecto que, en todos los casos, se traduce en el engaño de los espectadores. Estos últimos asisten a un espectáculo virtual que, no pudiendo ser confrontado con la realidad, termina por ser confundido con la única realidad existente.

domingo, 19 de octubre de 2025

La derrota de Israel y el renacimiento de la capacidad de acción palestina

La estrategia que explica el profundo temor compartido por todas las partes de que la derrota de Israel en Gaza pueda alterar fundamentalmente toda la dinámica de poder regional

Ramzy Baroud, Counter Punch

Durante décadas, la idea predominante fue que la «solución» a la ocupación israelí de Palestina residía en un proceso estrictamente negociado. «Sólo el diálogo puede lograr la paz» ha sido el mantra repetido sin descanso, no sólo en en Occidente, en los círculos políticos, las plataformas académicas, los foros mediáticos y similares.

En torno a esa idea floreció una industria colosal, que se expandió de forma espectacular en el período previo a la firma de los Acuerdos de Oslo entre la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de Yasser Arafat y el régimen israelí, y durante los años posteriores.

La destrucción de la «paz»

El problema nunca estuvo en el principio fundamental del «diálogo», la «paz» o incluso los «compromisos dolorosos», una noción que se difundió incansablemente durante el «proceso de paz» entre 1993 y principios de la década de 2000.

En la realidad, el conflicto se ha visto determinado en gran medida por la forma en que se definieron y aplicaron estos términos, así como todo un entramado de terminología similar. La «paz» para Israel y EEUU requería un liderazgo palestino sumiso, dispuesto a negociar y actuar dentro de unos parámetros limitados, y totalmente al margen de los parámetros vinculantes del derecho internacional.

La impunidad de Israel o la futilidad del Derecho internacional

Marcha por Palestina en España


Jorge Rodríguez Rodríguez *, Público

Donald Trump presentó su plan de "paz" para Gaza y el mundo ya puede respirar tranquilo. "La guerra ha terminado", declaró. La vida seguirá su curso. Gaza vive bajo un enorme escombro perpetuo, Cisjordania sigue ocupada y Netanyahu en el poder. Pero la guerra acabó.

Los 20 puntos del "plan Trump" constituyen una hoja de ruta que delimita perfectamente, no solo el crudo futuro que le espera a una Palestina (veremos si la conoceremos como un Estado con soberanía efectiva en algún momento) sino, mirando la escena a cierta distancia, el conjunto del ordenamiento internacional. ¿A qué se debe esta afirmación? Sencillo. A la ausencia de cualquier medida orientada a la rendición de cuentas de todos aquellos que participaron en la perpetración de crímenes internacionales. Expliquemos por qué esta ausencia es importante.

En primer lugar, Estados Unidos tiene una cadencia especial para utilizar el apelativo "paz" en situaciones que a todas luces no representan tal significante. Sin ir más lejos, ya en 2020, bajo el primer mandato de Trump, al acuerdo firmado con los talibanes con el que Estados Unidos certificaba su salida de Afganistán, una vez que aquellos tomaron de nuevo el poder por la fuerza, lo llamaron también "acuerdo de paz". Poco hace falta añadir viendo el estado actual de país. De paz, nada.

sábado, 18 de octubre de 2025

La CIA con luz verde contra Venezuela

Raúl Capote describe los crímenes y operaciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en América Latina y el Caribe y su enfoque sobre Venezuela.

Raúl Capote, Al Mayadeen

La Agencia Central de Inteligencia (CIA) no es un actor nuevo en la región. Su historial de crímenes contempla, entre muchos otros:

  • El golpe de Estado en Guatemala (1954), que derrocó a un gobierno legítimo para defender los intereses de la United Fruit Company.
  • Las operaciónes Pluto y Mangosta contra Cuba en los años 60.
  • La Operación Cóndor, que coordinó el terrorismo de Estado en América del Sur, dejando miles de desaparecidos y torturados.
  • El golpe contra Salvador Allende en Chile (1973), que instauró una de las dictaduras más sangrientas de la historia.
  • La guerra sucia en Centroamérica, donde financiaron escuadrones de la muerte y grupos contrarrevolucionarios.

Según fuentes cercanas al gobierno de Estados Unidos, las nuevas operaciones encubiertas contra Venezuela buscarían:

Controlar la narrativa, controlar el poder


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Sin perder tiempo, quizá por la certeza de que Donald Trump exige inmediatez y cambia de opinión si no ve progresos en sus proyectos, Rusia, Estados Unidos y Hungría han comenzado ya a preparar la cumbre con la que el presidente de Estados Unidos quiere conseguir el final de “esta ignominiosa guerra”. Ayer, Vladimir Putin mantuvo una conversación telefónica con su homólogo húngaro, Víktor Orbán, posiblemente el europeo más feliz de que el encuentro vaya a producirse en su territorio, un país miembro de la OTAN y de la UE, pero que se ha desmarcado políticamente del discurso oficial. Hungría, como Eslovaquia, ha ejercido cierta resistencia a las sanciones para finalmente aprobar todos y cada uno de los paquetes de medidas coercitivas contra Moscú que ha presentado Bruselas, pero se ha desmarcado especialmente en lo respectivo a la diplomacia. Como presidente de turno de la Unión Europea, Orbán llegó a viajar a Kiev y Moscú con el objetivo de presentar su candidatura a ejercer la mediación, una actuación personalista y más dirigida a la propaganda, pero que fue duramente condenada por las autoridades comunitarias, instaladas en la vía militar y en el apoyo a Ucrania mientras sea necesario. De celebrarse finalmente en Budapest, la llegada de Vladimir Putin sería el primer viaje del presidente ruso a la UE desde 2019. Sin embargo, la cumbre requiere de una preparación previa innecesaria en el primer encuentro de Trump y Putin en Alaska, un territorio que comparte frontera con la Federación Rusa. Se supone que esa negociación previa comenzara ayer con los contactos entre Sergey Lavrov y Marco Rubio, que según el acuerdo entre sus presidentes, han de reunirse, aparentemente también en Budapest, para gestionar la reunión entre Putin y Trump. Esa reunión podría aclarar el tono en el que va a producirse, el orden del día y, sobre todo, cuál será la ruta de vuelo que vaya a tomar el avión presidencial ruso, que tendrá que atravesar varios países de la OTAN -Turquía y Bulgaria- camino de Serbia para posteriormente aterrizar el Hungría según el trayecto más probable.

Cómo el MI6 construyó la policía extremista de Siria

Kit Klarenberg descubre cómo el MI6 construyó, financió y legitimó de forma encubierta grupos extremistas en Siria, creando la llamada "Policía Libre Siria" y los Cascos Blancos como operaciones de cobertura para el ascenso de Al Qaeda y la agenda occidental posterior a Assad.

Kit Klarenberg, Al Mayadeen

El 19 de septiembre, en un discurso que marcó el final de sus cinco años como jefe del MI6, Richard Moore elogió los logros de la agencia británica de espionaje exterior bajo su dirección. Entre los exitos declarados, uno clave fue "el fin de 53 años de Assad en Siria".

Admitió abiertamente que el MI6 "forjó una relación" con la organización Hayat Tahrir al-Sham (HTS), los presuntos gobernantes de Damasco vinculados a Al-Qaeda y al Daesh, "un año o dos antes de que derrocaran a Bashar al Assad". Moore prosiguió alardeando: Siria es un buen ejemplo de cómo, si uno puede adelantarse a los acontecimientos, resulta de gran ayuda cuando, de repente, estos se aceleran. Esta agilidad es un requisito fundamental para el MI6, y creo que seguimos siendo bastante buenos en ello. John Ratcliffe, director de la CIA, mientras discutíamos un asunto conjunto, me dijo recientemente: «Ustedes sí que saben darlo todo».

Al Mayadeen ya ha revelado cómo HTS fue preparado para el poder durante años antes de su violento golpe de Estado en diciembre de 2024 por Inter-Mediate, una consultora afín al MI6 dirigida por Jonathan Powell. Arquitecto clave de la criminal invasión angloamericana de Irak en 2003, ahora se desempeña como asesor de seguridad nacional del primer ministro británico Keir Starmer, cargo que, casualmente, asumió pocos días antes de que HTS se autoproclamara ilegítimamente como el gobierno de Siria. Posteriormente, se reveló que Inter-Mediate mantiene una oficina en el Palacio Presidencial de Siria desde entonces.

viernes, 17 de octubre de 2025

Ucrania mata -y muere-, los países europeos pagan y Estados Unidos se lucra


Nahia Sanzo, Slavyangrad

El pasado mes de febrero, el discurso de Pete Hegseth, que sorprendió a los aliados europeos, que no habían sido advertidos de antemano, causó en las capitales europeas un nerviosismo que ha oscilado estos meses entre lo cercano a la histeria al ver a Donald Trump recibiendo a Vladimir Putin en la alfombra roja de Alaska y el éxtasis que supuso saber que la guerra de Ucrania nunca carecerá de armas estadounidenses gracias al mecanismo de adquisición comercial de material por parte de los países europeos. Tener que cargar con el coste de las armas es una responsabilidad que los países europeos han adquirido con gusto. Según el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, actualmente hay 19 países que se han unido a lo conocido como Lista Preferente de Necesidades de Ucrania (PURL por sus siglas en inglés), una suerte de carta a los reyes magos que permite a Kiev disponer de una lista de la compra para que sus aliados europeos conozcan sus deseos y los cumplan con rapidez. El mecanismo es doblemente satisfactorio, ya que, además de ser una forma de garantizar que las demandadas armas estadounidenses sigan llegando de forma rápida y fluida al frente, es también una vía para mantener contento a Donald Trump. Escasas horas después de que, ante las miradas de todo el mundo, el presidente de Estados Unidos recriminara “¿qué pasa con el PIB?” a Pedro Sánchez -en clara referencia al aumento de gasto militar que exige a todos los miembros de la OTAN- y de que posteriormente amenazara con aranceles a los productos españoles, la ministra de Defensa Margarita Robles abrió la puerta a que España también se una como contribuyente a ese fondo común para la guerra. Pasar por caja no solo ayuda a Ucrania a continuar luchando, sino también a los países que desean complacer a la persona más importante del establishment occidental.

Hitlerismo, Trumpismo, Netanyahismo, Lepenismo, Macronismo. Un enfoque comparativo y expresionista

Hoy en día, en Europa nos enfrentamos a unos locos, o más bien a una locura colectiva que se ha apoderado de forma masiva de los individuos de los círculos sociales dominantes.

Emmanuel Todd

Las referencias a los años treinta se multiplican. La degeneración de la democracia estadounidense parece llevarnos de vuelta a la de la República de Weimar alemana.

Trump, con su disfrute de la violencia y la mentira, con el ejercicio del mal, nos lleva irresistiblemente de vuelta a Hitler. En Europa, el auge de los movimientos calificados como de extrema derecha nos obliga a volver sobre nuestra historia.

Sin embargo, las sociedades occidentales ya no se parecen en nada a lo que eran en los años treinta.

Han envejecido, son consumistas, terciarias, las mujeres están emancipadas y el desarrollo personal ha sustituido a la afiliación partidista. ¿Qué relación hay con las sociedades de los años treinta: jóvenes, frugales, industriales, obreras, masculinas, afiliadas?

Es este distanciamiento sociohistórico lo que me había llevado a considerar hasta ahora como a priori inválido el paralelismo entre las “extremistas de derecha” del presente y las del pasado.

Pero las doctrinas políticas existen, hoy como ayer, y no podemos contentarnos con postular la imposibilidad, por ejemplo, de un nazismo de ancianos, un franquismo de consumidores, un fascismo de mujeres liberadas o un LGBTismo Croix-de-Feu.

Ha llegado el momento de comparar las doctrinas de nuestro presente con las de los años treinta.

jueves, 16 de octubre de 2025

Una nueva era Sykes-Picot centrada en el Plan Yinon en Oriente medio

Aquí se detallan los pormenores del plan, sus repercusiones sobre el terreno y sus posibles efectos...

Adem Kılıç, United World International

Las declaraciones realizadas en los últimos meses por Tom Barrack, representante especial de Estados Unidos para Siria, en las que afirmaba que «la era Sykes-Picot ha llegado a su fin» han suscitado sin duda un nuevo debate.

Aunque algunos comentaristas sugieren que se trata de una admisión de que la hegemonía occidental en la región se está desmantelando, yo me he opuesto a esta opinión desde el principio y sigo haciéndolo.

¿Por qué?

El Acuerdo Sykes-Picot, firmado entre Gran Bretaña y Francia en 1916, pronto incorporó a Rusia y puso en marcha un plan para dividir los territorios del Imperio Otomano en Oriente Medio en la mesa de negociaciones.

Con este acuerdo, se trazaron mapas y fronteras nacionales con reglas sobre la mesa, y se creó una nueva realidad en Oriente Medio.

Solo un año después de este acuerdo, se anunció la Declaración Balfour, considerada como la base de Israel.

En 1917, en un Oriente Medio remodelado por el acuerdo Sykes-Picot, la Declaración Balfour, anunciada por Arthur Balfour como ministro de Asuntos Exteriores británico, allanó el camino para el establecimiento de un Estado judío en tierras palestinas.

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