jueves, 10 de abril de 2025

El Show de Truman:
la Caverna de Platón hoy


Diego Fusaro, Posmodernia

Al igual que en la caverna de La República de Platón, el sistema mediático de la civilización totalmente administrada procede de acuerdo a un específico “modo ‘distributivo‘ de sentido único”, como lo ha definido McLuhan: el flujo de las informaciones, mediante el cual se determina la manipulación, es rigurosamente direccionado de manera unívoca, según la dicotomía del polo que transmite y del polo que recibe. Opera una contrarrevolución preventiva permanente. Pasividad, apraxia e inacción son las figuras fundamentales del imperio de la pasividad tecnocapitalista, caverna globalizada en la que el hacer frenético e hipertrófico de la producción y del consumo coexiste, en la misma unidad temporal y espacial, con la ausencia de cualquier proyecto utópico-redentor y de la activa puesta en marcha de cualquier dinámica transformadora. También bajo este perfil, se muestra el carácter íntimamente contradictorio de la caverna global, que se funda de modo ambivalente sobre el grado máximo de acción técnica irreflexiva y sobre el grado mínimo de hacer proyectual-transformativo. Gracias a las prestaciones del espectáculo que desde el principio la santifica, la caverna planetarizada celebra los plurales (estilos de vida, formas de pensamiento y de existencia), a condición de que todos se muevan dentro del horizonte único de la jaula, reconocida en su ineluctabilidad. Con movimiento convergente, alaba la apertura de toda realidad –desde el imaginario hasta las fronteras– siempre y cuando esa realidad sea confinada en el interior de la sociedad open –abierta- y borderless -sin fronteras- de la mercadización integral.

El antrum platonicum de la mundialización infeliz pretende la aceptación pasiva y servil de lo que hay, o sea de lo que aparece; y obtiene este resultado de dócil observancia mediante las formas mismas con las que el espectáculo se despliega, sin admitir derecho de réplica, ni real pluralidad de aquello que se ha hecho aparecer. Las mismas formas del no alineamiento son exhibidas siempre y sólo con una clara función apotropaica, con vistas tanto a su ridiculización permanente como a su apología en beneficio de la caverna, que de esa forma puede ocultar su real esencia totalitaria detrás de una apariencia falsamente pluralista y tolerante. La lucha contra la cosificación y contra la alienación está permitida, siempre que se presente en formas ellas mismas cosificadas y alienadas.

miércoles, 9 de abril de 2025

La revolución económica de Trump

Trump trata de revitalizar la siniestra e intervencionista "doctrina Monroe” en función del distópico mefistofélico "Destino Manifiesto" para soñar con "hacer que EEUU vuelva a ser grande"

Adrian Sotelo Valencia, La Haine

Como era de esperar, la prensa hegemónica y los medios dominantes de comunicación han ponderado positivamente las agresivas políticas arancelarias del magnate estadounidense que ha venido imponiendo, al margen del Congreso de EEUU y del llamado “orden internacional basado en reglas”, a todos los países que no son de su agrado o que no se alinean a sus intereses hegemónicos.

Por supuesto su objetivo central apunta contra el gigante asiático en ascenso en el plano mundial, China, a quien le ha aplicado impuestos hasta del 54% a sus exportaciones (RT, 5 de abril de 2025).

Trump cree que con esas medidas, más de impacto en el plano mediático que en el real, va a conseguir "reindustrializar" la economía norteamericana obligando a sus empresas transnacionales que operan en el exterior en los países afectados por las políticas proteccionistas a retornar a suelo estadounidense asemejando lo que ocurrió cuando esas empresas se beneficiaron con las políticas proteccionistas de la industrialización sustitutiva de importaciones implementadas por los gobiernos de los países dependientes y subdesarrollados de América Latina en la segunda posguerra del siglo XX.

Advertencia de inteligencia de EEUU: Rusia está ganando en Ucrania

El informe de inteligencia estadounidense 2025 advierte que la alianza antioccidental se está consolidando. Pero Irán (por ahora) renuncia a la bomba atómica.

Giacomo Gabellini, Krisis

La Evaluación Anual de Amenazas, compilada por la oficina dirigida por Tulsi Gabbard, describe un mundo altamente cargado. Rusia, China, Irán y Corea del Norte se están consolidando en una alianza cada vez más sólida contra Occidente. Pekín sigue siendo la mayor amenaza, con ambiciones militares, tecnológicas y globales. Moscú, a pesar de las sanciones, ha cambiado el rumbo de la guerra en Ucrania y comparte conocimientos militares con sus aliados. Irán reduce el ritmo (por ahora) en materia nuclear, pero invierte en drones y misiles. Pyongyang reduce su dependencia de Pekín gracias al apoyo de Moscú. A medida que el eje se consolida, Washington corre el riesgo de verse arrastrado a una espiral de conflicto.

“Un conjunto diverso de actores extranjeros tiene en la mira la salud y la seguridad, la infraestructura crítica, las industrias, la riqueza y el gobierno de Estados Unidos”. Estas alarmantes palabras inician la Evaluación Anual de Amenazas , la evaluación anual que realiza Estados Unidos sobre las amenazas nacionales para el año 2025, publicada en marzo. Elaborado por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, encabezada por Tulsi Gabbard, identifica y evalúa el alcance de las amenazas a los ciudadanos, al Estado y a sus intereses económicos y de seguridad. El informe, elaborado con la colaboración de toda la comunidad de inteligencia estadounidense, subraya que «los adversarios estatales y los movimientos no estatales vinculados a ellos buscan debilitar y reemplazar el poder económico y militar de Estados Unidos en todo el mundo».

Entre las organizaciones no estatales, la atención se centra en los cárteles de la droga mexicanos, colombianos y centroamericanos, así como en grupos fundamentalistas islámicos, piratas informáticos y agencias de inteligencia paraestatales. Grupos heterogéneos, pero que “a menudo son facilitados, tanto directa como indirectamente, por actores estatales como China e India”.

El núcleo del análisis es la naturaleza de los desafíos que plantean los Estados adversarios, que «poseen armas capaces de atacar el territorio de Estados Unidos o de inutilizar sus sistemas vitales en el espacio, con fines coercitivos o en el contexto de una guerra propiamente dicha». Estas amenazas se refuerzan mutuamente, creando un entorno de seguridad mucho más complejo y peligroso”.

martes, 8 de abril de 2025

Cómo la Tarifomanía de Trump está incendiando la casa

¡Mayoría Global, regocíjense! Y súbanse al tren de alta velocidad de la desdolarización.

Pepe Escobar, Strategic Culture

El Gran Circo Arancelario de Trump (Trump’s Tariff Tizzy o TTT por sus siglas en inglés), bautizado por él mismo como ‘Día de la Liberación’, está siendo interpretado globalmente -tanto en el Norte como en el Sur Global- como Día del Matadero.

Esta táctica de demolición económica incontrolada de facto comienza con la fantasía retorcida de que lanzar una guerra arancelaria contra China es una idea brillante. Tan brillante como recaudar unos cuantos billones de dólares adicionales en aranceles suponiendo que el resto del planeta se verá algo “animado” a vender al hegemón, mientras se finge que estos aranceles conducirán a la reindustrialización de EEUU.

La máscara tragicómica de un maestro de ceremonias de circo autoproclamado del turbo-capitalismo puede ser tan patética como la rabia de los chihuahuas europeos que impulsan su ‘venganza’ a través del rearme, con fondos que planean robar de las cuentas de ahorro de ciudadanos desprevenidos.

El indispensable Michael Hudson ha configurado el problema clave. Permítanme un pequeño ajuste: “Las sanciones y las amenazas son lo único que le queda a Estados Unidos. Ya no puede ofrecer a otros países una situación en la que todos salgan ganando, y Trump ha dicho que Estados Unidos tiene que ser el ganador neto en cualquier acuerdo internacional que haga, ya sea un acuerdo financiero o comercial. Y si Estados Unidos dice: En cualquier acuerdo que hagamos, vosotros perdéis, yo gano”, esa táctica de extorsión mafiosa no refleja exactamente el arte de la negociación.

Por qué, tarde o temprano, el capitalismo necesita la Guerra

El profesor de Filosofía Moral de la Universidad de Milán entra en el debate sobre la guerra y el rearme con una lectura muy crítica del capitalismo. Según el análisis de Andrea Zhok, el libre mercado, para sobrevivir, requiere un crecimiento continuo. Cuando el crecimiento se detiene, el sistema entra en crisis. Y las soluciones tradicionales –innovación tecnológica, explotación de la fuerza de trabajo, expansión de los mercados– ya no son suficientes. Desde esta perspectiva, argumenta Zhok, la guerra se convierte en el último recurso, ofreciendo al sistema económico un mecanismo de destrucción, reconstrucción y control social.
El mensaje "Capitalismo = Guerra" en una pared de Noruega


Andrea Zhok, Krisis

1. La esencia del capitalismo

El vínculo entre capitalismo y guerra no es accidental, sino estructural e ineludible. Pese a que la literatura autopromocional del liberalismo siempre ha intentado argumentar que el capitalismo —traducido como ‘dulce comercio’— era una vía privilegiada hacia la pacificación internacional, en realidad esto siempre ha sido una flagrante falsedad. Y no porque el comercio no pueda ser vehículo de paz —puede serlo—, sino porque la esencia del capitalismo NO es el comercio, que no es más que uno de sus posibles aspectos.

La esencia del capitalismo consiste en una cosa y sólo una cosa. Es un sistema social idealmente acéfalo, es decir, idealmente desprovisto de orientación política, pero impulsado por un único imperativo categórico: el aumento del capital en cada ciclo de producción. El núcleo ideal del capitalismo es la necesidad de que el capital rinda, es decir, de que aumente el propio capital. La dirección de este proceso no se confía a la política -y menos aún a la política democrática- sino a los detentadores del capital, a quienes encarnan las exigencias de las finanzas.

Es importante darse cuenta de que el punto crucial para el sistema no es que “siempre haya más capital” en el sentido objetivo, es decir, que el stock de dinero siempre aumente; momentáneamente puede incluso reducirse. La cuestión es que siempre debe existir la perspectiva general de un aumento del capital disponible. En ausencia de esta perspectiva –como en una condición persistente de ‘estado estacionario’ de la economía– el capitalismo deja de existir como sistema social, porque desaparece el ‘piloto automático’ representado por la búsqueda de salidas para las inversiones.

lunes, 7 de abril de 2025

Entre el colapso y la ofensiva


Nahia Sanzo, Slavyangrad

La guerra continúa su curso a la espera de si el proceso de negociación que Estados Unidos dirige por medio del diálogo separado con Rusia y Ucrania prospera hacia un alto el fuego más claro que el incumplido compromiso mutuo de no atacar infraestructuras energéticas. En Donbass, las últimas horas han constatado avances rusos en dos batallas urbanas, la eterna lucha por Chasov Yar y el intento de volver a expulsar a las tropas ucranianas de Toretsk. Aunque limitados, hay también avances de las tropas de Moscú en dirección a Krasny Liman, última ciudad perdida en la ofensiva relámpago ucraniana del otoño de 2022 en el frente del este. Aunque con menos intensidad y una batalla limitada, se perciben también movimientos en el frente central, la parte de Zaporozhie en la que el Dniéper no es un factor y donde Ucrania aspiró en 2023 a romper el frente en dirección a Crimea. A principios de la semana pasada, se constataba que Rusia había capturado la pequeña localidad de Lobkovo, un avance con cierta importancia simbólica al tratarse de la última localidad capturada en la contraofensiva ucraniana que las tropas rusas aún no habían recuperado.

Trump condenó a Estados Unidos a la estanflación

Donald Trump anunció aranceles radicales para todos los socios comerciales de EEUU, con el objetivo explícito de «liberar» a EEUU del comercio «injusto». Estos esfuerzos no solo son confusos, sino que encerrarán a Estados Unidos en un ciclo de estancamiento e inflación.

Dominik A. Leusder, Jacobin

El jueves, Donald Trump anunció lo que equivale a una escalada dramática de la guerra comercial iniciada durante su primer mandato. Dirigiéndose a una multitud de trabajadores del sindicato del automóvil en un acto en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, el presidente reveló los detalles de su plan para restablecer la relación de Estados Unidos con sus socios comerciales, enmarcando sus aranceles como una «declaración de independencia económica».

Comenzó su discurso con lo que equivalía a un delirio de victimismo estadounidense. Lamentando la «capitulación económica unilateral» de sus predecesores en el Salón Oval, denunció haber sido «saqueado, expoliado y violado por amigos y enemigos por igual», que «se enriquecieron a costa de [Estados Unidos]» mediante «monedas devaluadas», «robando nuestra propiedad intelectual» e instituyendo «normas injustas y técnicas». Estas barreras comerciales, basadas o no en aranceles, debían eliminarse. Este esfuerzo «potenciaría la base industrial nacional», al tiempo que permitiría a Estados Unidos pagar su deuda nacional y reducir los impuestos.

El registro histórico, por supuesto, discrepa, aunque la historia económica no parece ser el fuerte de Trump. En un momento de su discurso, el presidente opinó que Estados Unidos era «proporcionalmente el más rico» entre 1789 y 1913, cuando existían barreras comerciales, y que la Gran Depresión de la década de 1930 no habría ocurrido como lo hizo si la Ley Arancelaria Smoot Hawley de 1930, ultraproteccionista, hubiera permanecido en vigor por más tiempo.

Los historiadores económicos coinciden en general en que el desastroso conjunto de aranceles sobre más de 20.000 productos importados empeoró la Gran Depresión. Y según las estimaciones ad hoc realizadas por Evercore ISI, una destacada empresa de asesoramiento para bancos de inversión, el tipo arancelario medio ponderado de las medidas del «Día de la Liberación» fue de algo menos del 30 %, en comparación con el 20% de la Ley Smoot-Hawley. Todo esto en una economía en la que las importaciones representan el 14% del PIB, en comparación con el 4,5% en 1930.

domingo, 6 de abril de 2025

La mejor respuesta a los aranceles estadounidenses es que los países en desarrollo vendan deuda estadounidense

En el arte del acuerdo, amenazar con colapsar la economía estadounidense llevaría a Trump a la mesa mucho más rápido que una guerra de aranceles

Ian Proud, Strategic Culture

Mientras el presidente Trump amenaza al mundo con aranceles radicales, intenta cambiar las leyes fundamentales de la economía mediante la fuerza de voluntad. No lo conseguirá.

En lugar de contraatacar con aranceles recíprocos, los países en desarrollo deberían vender la deuda estadounidense.

El economista austriaco-estadounidense Ludwig von Mises dijo una vez que
la teoría de la balanza de pagos olvida que el volumen del comercio depende completamente de los precios
Estados Unidos tiene un déficit comercial tan gigantesco, de más de un billón de dólares al año, porque puede comprar productos extranjeros más baratos de lo que puede producirlos en el país.

Algunos países pueden subvencionar la producción para bajar los precios, otros pueden exportar bienes que están más abajo en la cadena de valor en comparación con lo que producirán los productores estadounidenses.

Pero, echando la vista atrás, el dólar estadounidense es tan poderoso que encarece las exportaciones estadounidenses, independientemente de las distorsiones creadas por sus socios comerciales.

Esto forma parte del privilegio exorbitante por el que el dólar estadounidense actúa como la principal moneda de reserva del mundo, con un 58% del total de reservas.

«Al imperialismo no se le puede confiar ni tantito así»

Esta emblemática frase del Che Guevara mantiene su plena vigencia incluso seis décadas después

Eduardo Vasco, Strategic Culture

Esta emblemática frase del Che Guevara mantiene su plena vigencia incluso seis décadas después. Cada día que pasa, más personas en todo el mundo se dan cuenta de que están siendo engañadas por el canto de sirena de las potencias imperialistas, especialmente Estados Unidos.

Lo que Donald Trump está haciendo con los ucranianos es un claro ejemplo de cómo funciona el imperialismo. Según el Wall Street Journal, el acuerdo sobre minerales exigiría que Ucrania entregue el control de sus recursos naturales e infraestructura a cambio de la ayuda militar proporcionada por el Pentágono, con efectos retroactivos.

Kiev tendría, así, que ceder el control de su economía a Estados Unidos como pago por la ayuda militar recibida, de acuerdo con el informe filtrado al periódico estadounidense. El plan, aún en discusión, crearía un fondo de inversión bilateral que daría prioridad a empresas estadounidenses en proyectos estratégicos ucranianos.

El acuerdo en negociación prevé la creación de un “Fondo de Reconstrucción e Inversión EEUU-Ucrania”, registrado en Delaware, que tendría derecho de preferencia sobre todos los proyectos futuros y existentes relacionados con recursos naturales (metales, petróleo, gas y minerales críticos) e infraestructura (puertos, oleoductos, gasoductos y otras obras estratégicas).

sábado, 5 de abril de 2025

Un fantasma recorre Europa: el fantasma del nihilismo

La modernidad liberal celebra el progreso y al individuo, pero su luz proyecta una sombra inquietante: el nihilismo. Privado de significados compartidos y raíces profundas, Occidente corre el riesgo de desmoronarse. Andrea Zhok, profesor de Filosofía Moral en la Universidad Estatal de Milán, revela las causas de este declive: un capitalismo que reduce a los ciudadanos a consumidores sin memoria y transforma las democracias en oligarquías financieras. Al concluir su análisis, el profesor se pregunta: ¿qué futuro le espera a una civilización que ha perdido su alma?

Andrea Zhok, Krisis

En resumen

La paradoja del progreso occidental El individualismo liberal y el capitalismo global han generado un nihilismo que corroe los valores fundacionales de Occidente. Mientras exporta su modelo, la sociedad occidental muestra vacío existencial e incapacidad de diálogo intercultural.

De la libertad a la alienación El sujeto liberal, reducido a un consumidor sin raíces históricas, sacrifica toda identidad colectiva en aras de la satisfacción individual. Esta «libertad negativa» produce individuos desestructurados y sociedades sin cohesión.

El capitalismo como máquina nihilista El sistema transforma la acumulación de capital en un imperativo absoluto, debilitando la política y creando oligarquías financieras. La cuantificación económica borra el pasado y el futuro, aplastando todo en la moneda presente.

El retorno de las tradiciones en Eurasia Tras las revoluciones que negaron el pasado, Rusia y China han reconstruido identidades colectivas recurriendo a tradiciones premodernas: la ortodoxia y el confucianismo. Una recuperación instrumental para recomponer internamente los países, pero que también representa un rechazo del nihilismo occidental.

Occidente en la encrucijada: ¿renacimiento o declive? La pérdida de las raíces espirituales y el control social neoliberal sitúan a Occidente en un punto de inflexión: recuperar una planificación compartida o hundirse en derivas autoritarias mediante la creación de enemigos externos.

Un fantasma ronda por Europa, pero no es el del comunismo evocado por Karl Marx y Friedrich Engels. Es algo más insidioso: el fantasma del nihilismo. Mientras Occidente exhibe los trofeos del progreso tecnológico y el individualismo liberal, en sus cimientos se propaga un vacío existencial que corroe la esencia misma de nuestra civilización. Pero, ¿qué se esconde detrás de este nihilismo generalizado? ¿Por qué parece afectar especialmente a la sociedad occidental? ¿Y cómo se entrelaza con la afirmación del capitalismo global y la pérdida de identidad? Para responder a estas preguntas, hemos consultado al profesor Andrea Zhok, profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Milán.

El nihilismo, concepto surgido en la Rusia del siglo XIX y replanteado por Friedrich Nietzsche, se ha materializado hoy en la crisis espiritual de Occidente. Ya no es solo una abstracción filosófica, sino una realidad tangible que se manifiesta en la erosión sistemática de todo valor compartido. Paradójicamente, precisamente cuando exporta su modelo de desarrollo a todo el mundo, Occidente muestra signos de un profundo malestar: ha perdido progresivamente la capacidad de confrontarse auténticamente con otras culturas, sustituyendo el diálogo por una homogeneización global que anula toda diferencia. Como destaca el antropólogo Emmanuel Todd en su último ensayo, La derrota de Occidente, esta deriva ha desencadenado reacciones imprevistas.

La afirmación de un presunto «bloque conservador» liderado por Rusia podría representar una respuesta al nihilismo liberal, un intento de contraponer los valores tradicionales a la pérdida de sentido occidental. Pero, ¿estamos realmente ante una alternativa creíble o simplemente ante otra forma de ideología? El panorama se complica aún más si tenemos en cuenta la crisis espiritual actual. Todd identifica en la «vaporización» de la ética protestante --en su día un pilar de la disciplina social y la cultura del trabajo-- uno de los factores clave del declive occidental. En su lugar ha surgido un individualismo radical, carente de raíces y referencias.

El cuento del «libre comercio» al desnudo

“Nos estamos jugando el modelo de sociedad para las próximas décadas. Porque en este mundo en llamas, el conflicto de fondo es aquel que enfrenta al capital contra la vida, a los intereses privados contra los bienes comunes, a las mercancías contra los derechos”
Miguel Urbán Crespo
Eurodiputado 2015-2024

Alberto Acosta, La Línea de Fuego

Todo indica que entramos más y más en un nuevo y complejo período en la historia de la humanidad. Instituciones internacionales de la postguerra como Naciones Unidas, creadas para asegurar la Paz e impulsar “el desarrollo”, estableciendo normas económicas para intentar alentar relaciones fluidas entre los países, están seriamente debilitadas.

Los principios que sustentaban el modelo de democracia inspirados en la fantasía del “sueño americano” se desvanecen a pasos acelerados. La expulsión de un grupo de ciudadanos venezolanos, para confinarlos en una cárcel en El Salvador, atropellando una decisión judicial, es solo una de tantas muestras de la crueldad cada vez más arraigada en la política de los EEUU y de otras partes del planeta. Se trata de “una crueldad bien afinada”, ejercida contra migrantes y refugiados, como reclamaba un líder regional de Alternativa para Alemania (AfD), partido de extrema derecha catapultado al segundo lugar en las recientes elecciones.

Los derechos alcanzados en largas jornadas de lucha son atacados sistemáticamente a nivel global, desde posiciones cargadas de resentimientos y odio. Dicen combatir la “ideología” woke, es decir las libertades individuales, los derechos colectivos, los derechos de las mujeres y de las minorías sexuales, los derechos de las colectividades afro e indígenas y los derechos laborales. También arremeten contra los Derechos de la Naturaleza y, por supuesto, contra sentimientos como la compasión, la empatía y las prácticas de cuidado, solidarias y recíprocas. Rasgos fascistas emergen por todo lado.

Nos encontramos, en especial, frente al desesperado intento de un imperio decadente por recuperar el poderío de otros tiempos, provocando nuevos y acelerando viejos enfrentamientos inter imperiales, en medio de una policrisis con rasgos de colapso civilizatorio.

viernes, 4 de abril de 2025

Las absurdas políticas comerciales de Trump empobrecerán a los estadounidenses y dañarán al mundo


Jeffrey Sachs, Common Dreams

El presidente estadounidense, Donald Trump, está destrozando el sistema de comercio mundial por una falacia económica básica. Afirma erróneamente que el déficit comercial de Estados Unidos se debe a que el resto del mundo estafa a Estados Unidos, afirmando repetidamente cosas como: «Durante décadas, nos han estafado como ningún otro país en la historia…».

Trump pretende cerrar el déficit comercial imponiendo aranceles, lo que obstaculizaría las importaciones y restablecería la balanza comercial (o induciría a otros países a dejar de estafar a Estados Unidos). Sin embargo, los aranceles de Trump no cerrarán el déficit comercial, sino que empobrecerán a los estadounidenses y perjudicarán al resto del mundo.

El déficit comercial de un país (o, más precisamente, su déficit en cuenta corriente) no indica prácticas comerciales desleales por parte de los países con superávit. Indica algo completamente distinto. Un déficit en cuenta corriente significa que el país deficitario gasta más de lo que produce. Es decir, ahorra menos de lo que invierte.

El déficit comercial de Estados Unidos refleja el despilfarro de la clase dominante corporativa estadounidense, más específicamente, el resultado de déficits presupuestarios crónicamente elevados derivados de recortes de impuestos a los ricos, combinados con billones de dólares desperdiciados en guerras inútiles. Los déficits no son la perfidia de Canadá, México y otros países que venden más a Estados Unidos de lo que Estados Unidos les vende.

La debilidad transaccional inclina el equilibrio de poder

No te hagas ilusiones; no hay nada más allá de esta realidad Se avecina un reequilibrio económico en Estados Unidos. Putin tiene razón. El orden económico posterior a la Segunda Guerra Mundial ha desaparecido

Alastair Crooke. Strategic Culture

El resultado geopolítico posterior a la Segunda Guerra Mundial determina efectivamente la estructura económica global de la posguerra. Ambas están experimentando cambios profundos. Sin embargo, lo que permanece arraigado es la cosmovisión general (occidental) de que todo debe "cambiar" solo para que siga igual. La situación financiera seguirá igual; No perturbes el sueño. Se asume que la clase oligarca/donante se encargará de que todo siga igual.

Sin embargo, la distribución del poder en la posguerra fue singular. No hay nada de "eterno" en ella; nada inherentemente permanente.

En una reciente conferencia de industriales y empresarios rusos, el presidente Putin destacó la fractura global y presentó una visión alternativa que probablemente adoptarán los BRICS y muchos otros. Su discurso fue, metafóricamente hablando, la contrapartida financiera de su discurso en el Foro de Seguridad de Múnich de 2007, en el que aumentó el desafío militar que planteaba la «OTAN colectiva».

Putin insinúa ahora que Rusia ha aceptado el desafío que plantea el orden financiero de la posguerra. Rusia ha perseverado frente a la guerra financiera y también está triunfando en ella.

jueves, 3 de abril de 2025

Las grandes mentiras de la guerra de Ucrania

Europa es la gran perdedora del conflicto, pero ahora parece empeñada en perjudicarse aún más profundizando en la marcha de la locura

Tomas Palley, ctxt

En el libro La marcha de la locura: la sinrazón desde Troya hasta Vietnam, la historiadora Barbara Tuchman aborda la desconcertante cuestión de por qué a veces los países promueven políticas radicalmente opuestas a sus intereses. Esta pregunta vuelve a cobrar relevancia ahora que Europa ha decidido empeorar aún más la marcha de la locura sobre Ucrania. Continuar con esta marcha tendrá graves consecuencias para Europa, pero abandonarla plantea un desafío político colosal que obliga a explicar cómo la Unión Europa ha resultado perjudicada por su política ucraniana; cómo es evidente que, si redobla esa apuesta, va a verse aún más perjudicada; cómo se ha vendido políticamente esa marcha de la locura; y, por último, por qué el poder político porfía en esa idea.

Los costes político-económicos de la locura

A pesar de no haber intervenido directamente en el conflicto ucraniano, Europa –y, sobre todo, Alemania– se ha convertido en uno de los grandes perdedores de la guerra debido a las sanciones económicas, que han tenido un efecto bumerán en la economía europea. La energía barata procedente de Rusia ha sido reemplazada por energía cara procedente de Estados Unidos. Esto ha tenido un impacto negativo sobre el nivel de vida de la sociedad y la competitividad del sector manufacturero; asimismo, ha influido en el aumento de la inflación en el territorio europeo.

A lo anterior se suma la pérdida de un mercado importante como es el ruso, en el que Europa vendía productos manufacturados y obtenía inversiones y oportunidades de crecimiento. Además, Europa se ha quedado sin el fastuoso gasto de las élites rusas: la combinación de estos factores ayuda a esclarecer el estancamiento de la economía europea. Por si fuera poco, su futuro económico está gravemente comprometido por la marcha de la locura, que amenaza con hacer permanentes esos efectos.

La paz y el peligro


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Rusia debe abandonar sus tácticas dilatorias. Debe corresponder aceptando sin demora, como lo ha hecho Ucrania, un cese del fuego inmediato e incondicional. Necesitamos ver avances en un plazo claro”, escribió el lunes en las redes sociales Kaja Kallas. La líder de la diplomacia europea y exprimera ministra de Estonia exigía, como están haciendo estos días otras figuras europeas, que Moscú acepte y cumpla el alto el fuego completo que, afirman, Ucrania ya aceptó en Yeda en su reunión con Estados Unidos. Esta versión, en la que Kiev es la parte que defiende la necesidad de paz a la mayor brevedad, que sugiere también que Ucrania está adhiriéndose a los términos pactados, olvida mencionar que el acuerdo partió del desequilibrio de fuerzas en esa relación. Ucrania había llegado a Arabia Saudí con la intención de proponer una tregua en la que se prohibiera atacar en el aire y en el mar. Fuera del juego de la guerra desde hace mucho tiempo, el alto el fuego marítimo habría sido sencillo de lograr, aunque no así el aéreo, clave en estos momentos en los que, además de contar con una aviación más potente y un arsenal de misiles incomparable, Rusia ha conseguido recuperar el terreno perdido en el ámbito de la dronería que, como han mostrado recientemente los testimonios de soldados ucranianos en el frente de Kursk, está marcando la situación en la primera línea de las batallas más activas.

Tras horas de negociaciones, como ha admitido uno de los negociadores ucranianos, el cansancio pasó factura y se aceptaron unos términos que contradecían la propuesta inicial. En otras palabras, Ucrania se vio obligada a aceptar una propuesta que había rechazado apenas un día antes alegando que cualquier alto el fuego completo beneficiaba a Moscú, necesitada de un descanso para sus exhaustas tropas. Días después, cuando se constató que Estados Unidos carece de las cartas que sí tiene con Ucrania para obligar a Kiev a aceptar incondicionalmente el alto el fuego (de ello dependía que Washington levantara la suspensión de la entrega de armamento e inteligencia, imprescindible para que Kiev pueda seguir luchando en esta guerra proxy), esas agotadas tropas recuperaron prácticamente todo el territorio de la principal baza de Volodymyr Zelensky, el territorio de Kursk. El discurso y la propaganda de guerra casi nunca se corresponden con la realidad, algo que afecta también a la Unión Europea que, en el pacifismo sobrevenido en el que se ha instalado desde que Ucrania aceptara el alto el fuego de Yeda, persiste en su narrativa de incondicionalidad y de unas exigencias que hacen imposible cualquier avance hacia un proceso de negociación.

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