Incluso antes del 7 de octubre de 2023, los gazatíes habían quedado relegados al papel de población excedente con un nivel mínimo de empleo dentro de Israel. Su expulsión de la economía capitalista israelí contribuyó a sentar las bases para el genocidio.
Matan Kaminer, Jacobin
El mundo observa con vergüenza y temor cómo Israel invade la ciudad de Gaza, llevando su campaña genocida contra los palestinos a un nuevo nivel de horror. La opinión pública en todo el mundo, incluida la de Estados Unidos, se ha vuelto desde hace tiempo contra la agresión de Israel. Los máximos órganos de gobierno internacional han hecho llamamientos para que se cese y se desista.
Pero mientras algunos gobiernos europeos han comenzado a distanciarse de Israel, los Estados más poderosos del bloque occidental siguen respaldándolo sin descanso. El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, incluso voló a Tel Aviv para prometer personalmente el «apoyo total» de la administración Trump. El presidente israelí, Isaac Herzog, que declaró infamemente que en Gaza no había inocentes, fue recibido calurosamente por el primer ministro británico, Keir Starmer, en septiembre.
Israel es un pequeño Estado que depende totalmente de Estados Unidos y otros patrocinadores occidentales. ¿Por qué los líderes de estos países lo apoyan con tanta firmeza a pesar de la abrumadora desaprobación pública, e incluso a costa de sus propias posibilidades electorales? ¿Es la inclinación latente a eliminar a las poblaciones no blancas simplemente parte del ADN ideológico de Occidente, como sostiene la variante dominante de la teoría colonialista? ¿O hay algo en la dinámica del sistema capitalista mundial que hace posible, incluso probable, el genocidio?
A primera vista, tal afirmación puede parecer dudosa. Los capitalistas dependen del trabajo humano para obtener sus beneficios, así que ¿qué utilidad podrían encontrar en la destrucción de la fuerza de trabajo humana? Sin embargo, la historia del capitalismo es también la historia de un número cada vez mayor de personas expulsadas del empleo productivo.