jueves, 2 de octubre de 2025

Gaza y la economía del genocidio

Incluso antes del 7 de octubre de 2023, los gazatíes habían quedado relegados al papel de población excedente con un nivel mínimo de empleo dentro de Israel. Su expulsión de la economía capitalista israelí contribuyó a sentar las bases para el genocidio.

Matan Kaminer, Jacobin

El mundo observa con vergüenza y temor cómo Israel invade la ciudad de Gaza, llevando su campaña genocida contra los palestinos a un nuevo nivel de horror. La opinión pública en todo el mundo, incluida la de Estados Unidos, se ha vuelto desde hace tiempo contra la agresión de Israel. Los máximos órganos de gobierno internacional han hecho llamamientos para que se cese y se desista.

Pero mientras algunos gobiernos europeos han comenzado a distanciarse de Israel, los Estados más poderosos del bloque occidental siguen respaldándolo sin descanso. El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, incluso voló a Tel Aviv para prometer personalmente el «apoyo total» de la administración Trump. El presidente israelí, Isaac Herzog, que declaró infamemente que en Gaza no había inocentes, fue recibido calurosamente por el primer ministro británico, Keir Starmer, en septiembre.

Israel es un pequeño Estado que depende totalmente de Estados Unidos y otros patrocinadores occidentales. ¿Por qué los líderes de estos países lo apoyan con tanta firmeza a pesar de la abrumadora desaprobación pública, e incluso a costa de sus propias posibilidades electorales? ¿Es la inclinación latente a eliminar a las poblaciones no blancas simplemente parte del ADN ideológico de Occidente, como sostiene la variante dominante de la teoría colonialista? ¿O hay algo en la dinámica del sistema capitalista mundial que hace posible, incluso probable, el genocidio?

A primera vista, tal afirmación puede parecer dudosa. Los capitalistas dependen del trabajo humano para obtener sus beneficios, así que ¿qué utilidad podrían encontrar en la destrucción de la fuerza de trabajo humana? Sin embargo, la historia del capitalismo es también la historia de un número cada vez mayor de personas expulsadas del empleo productivo.

El Perro del Desierto


Enrico Tomaselli, Strategic Thinking

Donald Trump está acostumbrado a vender la piel del oso antes de atraparlo. Lo hizo —precisamente…— con el oso ruso, y ahora lo vuelve a hacer con la maraña de Oriente Medio. Considera el conflicto de Gaza una solución, gracias a otro plan elaborado por su administración, que, sin embargo, ignora la voluntad de las partes implicadas —la resistencia palestina e Israel— quienes, por razones diferentes y opuestas, simplemente nunca aceptarán su plan.

El cual, en su última versión, incluso dejando de lado la obscena idea de confiar a Tony Blair el liderazgo de este organismo internacional que se supone debe gobernar los territorios palestinos, casi una reedición del Mandato Británico para Palestina, contiene elementos absolutamente inaceptables tanto para Netanyahu como para Hamás.

Existen plazos de implementación que, en sí mismos, plantearían enormes obstáculos: la Resistencia tendría que liberar a todos los prisioneros israelíes inmediatamente y las Fuerzas de Defensa de Israel tendrían que retirarse gradualmente de Gaza, dos condiciones desfavorables para los palestinos. Otras son inciertas: la composición de la fuerza internacional que garantizaría la seguridad durante el período de transición de cinco años; no está claro si estará compuesta por fuerzas de la ONU o por contratistas especialmente reclutados.

miércoles, 1 de octubre de 2025

Solidaridad internacional contra el colonialismo neoliberal

Zelensy en su show televisivo "Servidor del Pueblo"

Maxim Goldarb, Rebelión

El presidente de Colombia Gustavo Petro participó en las masivas manifestaciones de Nueva York contra la guerra en Palestina. Hizo un llamamiento a los militares estadounidenses para que no obedecieran las órdenes de Trump. Este gesto tuvo un coste para Petro: el Gobierno de Estados Unidos se apresuró a anular su visado.

Desde un punto de vista formal, actos como el del dirigente colombiano constituyen una interferencia en los asuntos internos de otro Estado, en este caso EE.UU. Así que la decisión de Washington puede presentarse como una “defensa de la soberanía”.

Pero se trata de una cínica paradoja. A fin de cuentas, es Estados Unidos el que ha interferido descaradamente en los asuntos internos de docenas de países durante décadas: de Latinoamérica a Oriente Próximo, de África a Europa Oriental. Y en todas las ocasiones su intervención ha provocado la destrucción de Estados, golpes militares, hambruna, millones de víctimas y décadas de pobreza.

La "estrategia de la tensión" europea frente a Rusia

El alarmismo y la intransigencia de Europa prometen prolongar (y tal vez agravar) el enfrentamiento con Moscú, y corren el riesgo de contribuir a reavivar el conflicto con Teherán.
El primer ministro polaco, Donald Tusk,
y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte


Roberto Iannuzzi, Intelligence for the People

Desde hace más de dos semanas, la prensa europea y estadounidense está repleta de artículos que denuncian las “provocaciones imprudentes” de Rusia contra Polonia y Estonia, cuyo espacio aéreo habría sido violado intencionadamente por drones y aviones de Moscú.

A estas denuncias se suman las de supuestos episodios de “guerra híbrida” de los que habrían sido víctimas otros países europeos, siempre a manos de Rusia.

Analistas como Ben Hodges, excomandante del ejército estadounidense en Europa y asesor de la OTAN, sostienen que se trata de acciones deliberadas para poner a prueba las defensas de la OTAN.

En este caso, el presidente ruso Vladimir Putin “estaría muy satisfecho con el resultado”, concluyó el Financial Times aludiendo a una supuesta debilidad de la Alianza Atlántica.

Refiriéndose al episodio ocurrido en su país, el primer ministro polaco, Donald Tusk, lo calificó de “lo más parecido a un conflicto abierto [con Moscú] que hemos tenido desde la Segunda Guerra Mundial”.

Por su parte, la alta representante para la política exterior europea y ex primera ministra estonia Kaja Kallas habló de una “provocación extremadamente peligrosa” que “aumenta aún más las tensiones en la región” en relación con la supuesta violación rusa del espacio aéreo de Estonia.

martes, 30 de septiembre de 2025

Cuanto peor, mejor

Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Trump ama a los vencedores, por eso se ha puesto del lado de Ucrania”, afirmó, con toda su arrogancia el ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Radek Sikorski, marido de la propagandista Anne Applebaum -conocida en el pasado por abogar por “matar al mensajero”, los periodistas palestinos- y por su obsesión anticomunista y antirrusa- y recordado por celebrar con un “gracias, Estados Unidos” el atentado contra el Nord Stream. Los halcones vuelven a sonreír ante la certeza de que la guerra no solo no se dirige, como temieron la semana de la cumbre de Alaska, hacia un acuerdo entre Estados Unidos y Rusia, ni siquiera al alto el fuego que aceptaron a regañadientes cuando no lo querían, sino a un notable empeoramiento. Sin definir del todo qué es ganar, concepto que es preciso dejar abierto para poder defender que ha habido una forma de victoria acabe como acabe la guerra, diplomáticos como Sikorski se aferran a esa idea para atraer a Donald Trump, vanidoso, competitivo y actualmente manipulado por una versión de la guerra que no se corresponde con la realidad.

El cambio de opinión del presidente de Estados Unidos, sea legítimo o la estrategia de negociación que apuntaban la semana pasada varios medios, es propicio tanto a un fuerte aumento de los ataques en la retaguardia como a ejercer la labor de lobby belicista con el mayor ahínco posible. Ambos escenarios están dándose ya de forma paralela y coordinada. “Una respuesta estrictamente simétrica a los ataques de Rusia a la infraestructura y a su terror acelerará el camino hacia el fin de la guerra. El precio para Rusia será alto: sentirá las consecuencias de su estrategia militar, basada en matar civiles. Ya no estamos en 2022 con terror aéreo”, escribió ayer Andriy Ermak. El jefe de la Oficina del Presidente se jactaba de los ataques ucranianos contra refinerías rusas, que en realidad no son un ojo por ojo a raíz de los bombardeos del domingo ni de las últimas semanas, sino que comenzaron hace meses. Como ha admitido Zelensky, Rusia protege su industria militar, por lo que Kiev se ha centrado en minar el potencial económico ruso. Lo ha hecho de tal manera que no le ha importado dañar oleoductos clave en el suministro de petróleo de algunos de sus propios aliados de la Unión Europea, a los que exige asistencia militar, económica y energética y paga esa ayuda privándole de recibir la propia.

Gaza ha puesto de manifiesto el fracaso de la conmemoración del Holocausto nazi

Timo Al-Farooq sostiene que Gaza ha dejado al descubierto el colapso moral del recuerdo del Holocausto, exponiendo cómo se ha utilizado el lema “Nunca Más” para excusar el genocidio sionista.

Timo Al-Farooq, Al Mayadeen

Del 10 de enero al 1 de septiembre, el Museo Real de Ontario (ROM) en Toronto, Canadá, albergó una exposición itinerante internacional titulada «Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos».

Cada vez que pasaba por el museo durante mi última estancia en la ciudad hace unos meses, miraba los enormes carteles promocionales que cubrían el lado del edificio que da a Queen's Park, con esas mismas palabras, y pensaba: "¿Qué es menos hace mucho tiempo y menos más lejos que Gaza?".

Según el sitio web del museo, la exposición “subraya la necesidad crítica de comprender las condiciones subyacentes que permitieron que ocurriera el Holocausto”.

Continúa diciendo que, al reflexionar sobre el pasado, se invita a los visitantes a considerar su papel en la creación de una sociedad más inclusiva y tolerante.

A pesar de admitir el papel de la historiografía como educadora y medida preventiva para romper el ciclo de repetición de errores pasados, la página web de la exposición no menciona ni una sola vez el genocidio en curso de "Israel" apoyado por Occidente en Gaza, con lo que no está a la altura de sus propios estándares.

Esta negativa a incluir una referencia al exterminio del pueblo palestino por parte de la entidad sionista expone el fracaso absoluto del recuerdo del Holocausto nazi para evitar que vuelva a ocurrir, lo que la entrada del sitio web llama “la manifestación sin fronteras del odio y la atrocidad humana”.

lunes, 29 de septiembre de 2025

Turbocapitalismo y retorno de la Plebe. Releyendo a Hegel

Basándose en la importancia de la eticidad y la comunidad en la filosofía de Hegel, Diego Fusaro argumenta que la destrucción de la identidad colectiva e individual ha sido una herramienta clave del turbocapitalismo para la precarización y el sometimiento de gran parte de la población. La desregulación económica y la financiarización promovidas por las políticas neoliberales han creado un mundo cada vez más precario y desigual. La "plebe" hegeliana es lo que más tarde Marx llamó "proletariado". Pero, advierte Fusaro, más que a las ideas revolucionarias de Marx, la de Hegel se asemeja mas a Keynes en la idea de un Estado capaz de intervenir en la economía para garantizar la justicia social para todos.

Diego Fusaro, Posmodernia

Lejos de realizarse, como repiten las gramáticas liberales, el individuo se pierde en la sociedad reducida a mercado, o sea en el dominio de lo que Hegel llama «sistema de necesidades» (das System der Bedürfnisse): el individualismo anómico aniquila al propio individuo, que se arruina, expuesto como está al poder desintegrador de lo económico no eticizado y a la «dependencia ciega» (blinde Abhängigkeit) que pone en marcha. Producto del sistema de necesidades deseticizado, la plebe aparece como la masa de los excluidos y los no reconocidos, generada por las tragedias en lo ético del sistema de necesidades desregulado. La plebe puede definirse con razón como la corporación de los descontentos, compuesta por cuantos no pertenecen a ninguna de esas «corporaciones» de la sociedad civil de las cuales podrían haber obtenido su dignidad como seres sociales. Si, como muestra Hegel con las sucesivas figuras de la «sociedad civil –o burguesa-» (bürgerliche Gesellschaft), la corporación corresponde, por su esencia, a la encarnación de lo universal en lo particular a través del trabajo como mediación necesaria para el reconocimiento social, entonces se sigue que a la plebe, en cuanto corporación de los sin corporación, le es negado ab intrinseco el reconocimiento social y políticamente vigente en los espacios del Estado. Resultando central en los párrafos 240 y 241 de la Rechtsphilosophie (Filosofía del Derecho), la «Plebe» (der Pöbel) no se resuelve en la pura «pobreza» (Armut). Sería, más exactamente, la pobreza con el «sentimiento de su injusticia» (Gefühl ihres Unrechts). Tal “sentimiento” surge del hecho de que la plebe, como corporación de los sin corporación, encuentra su propia inseidad y, al menos en parte, un destello de perseidad en el saberse excluida de la eticidad: no se beneficia de las raíces éticas y está sujeta a los procesos de exclusión provocados ​​por el avance desregulado del sistema de necesidades, liberado de los elementos de la eticidad.

Armut y Pöbel (“Pobreza” y “Plebe”) nunca son empleados como sinónimos por Hegel. La plebe, como se ha señalado, se caracteriza por la pobreza unida a la conciencia y al sentido de la injusticia respecto a una situación percibida como inicua: “La pobreza —leemos en los Elementos de la Filosofía del Derecho (§ 244)— en sí no convierte a nadie en plebe: esta aparece únicamente por la disposición de ánimo que se asocia a la pobreza, por la íntima indignación contra los ricos, la sociedad, el gobierno y así sucesivamente”. La plebe vive en su propia piel las contradicciones de la sociedad capitalista y es a su modo consciente, animada como está por una conciencia de indignación, de odio y de revuelta. Por lo que concierne al examen de la plebe, a caballo entre la sociología y la filosofía, Hegel toma el área inglesa como su punto de observación privilegiado: «Estos fenómenos pueden estudiarse a gran escala en el ejemplo de Inglaterra» (§ 245). Como para Marx en El Capital, también a Hegel el mundo británico le parece apto para ser adoptado como laboratorio de análisis privilegiado, para poder estudiar in vitro la sociedad en la que el sistema de necesidades resulta más liberado de los poderes éticos.

domingo, 28 de septiembre de 2025

Nerviosismo europeo, armas milagrosas ucranianas


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Dispuesta a todo para conseguir la ayuda de Estados Unidos en la guerra de Ucrania, a día de hoy eje central, si no único, de su política exterior, la Unión Europea no se ha molestado por los términos del acuerdo económico, que impone aranceles a los productos europeos, obliga a abrir el mercado continental a los productos agrícolas estadounidenses -cuya regulación es contraria a la de la UE- y compromete a los países miembros a adquirir un volumen de energía estadounidense por encima de sus posibilidades. Bruselas tampoco consideró humillante la reunión en el Despacho Oval, en el que sus representantes, acompañados de Starmer y Rutte, actuaron de guardaespaldas de Zelensky en una audiencia en la que se les informó del encuentro que habían mantenido los dos actores con capacidad de decisión en esta guerra, Rusia y Estados Unidos. Por supuesto, tampoco ha habido quejas sobre las órdenes que Donald Trump ha dado públicamente tanto al bloque como a los países miembros: cumplir con las promesas de adquirir las cantidades de energía que la UE afirmaba que eran solo declaraciones de intenciones que todas las partes sabían que no iban a cumplirse, cesar completamente las adquisiciones de petróleo y gas natural licuado ruso e imponer sanciones secundarias contra India y China que, sin duda, provocarían la respuesta de los dos países más poblados del planeta.

En febrero de 2022, la UE declaró la guerra de Ucrania existencial y solo vio una opción, vincular su suerte a la de Estados Unidos, el único país capaz de sostener la producción, logística y economía que implica un conflicto de alta intensidad prolongado en el tiempo entre dos ejércitos fuertemente armados. Esa postura ha sometido la posición geopolítica europea a los intereses de Estados Unidos, obligando a Bruselas a actuar con cuidado de no ofender a su socio transoceánico, para el que Ucrania es una herramienta útil en el desgaste de un enemigo histórico que es, además, aliado importante de su rival real, China, pero no es una cuestión existencial. Si con Joe Biden Bruselas podía contar con el apoyo de la Casa Blanca en prácticamente todos los aspectos relacionados con la guerra, aunque en ocasiones hubiera que presionar y ejercer de lobby para conseguir, por ejemplo, el permiso de Washington para que Ucrania utilizara misiles estadounidenses, británicos y franceses en territorio ruso, la llegada al poder de Donald Trump ha modificado el cálculo.

El Octavo Frente

Estados Unidos es la base de retaguardia insustituible del Estado judío, sin cuyo apoyo —económico, militar, político y diplomático— simplemente desaparecería en pocos meses.

Enrico Tomaselli, Sinistra in Rete

El periodista estadounidense Max Blumenthal describió acertadamente la guerra híbrida que Israel está librando en Estados Unidos, que, por ahora, se centra esencialmente en la propaganda, es decir, en el control de los medios de comunicación. Estados Unidos es la base de retaguardia insustituible del Estado judío, sin cuyo apoyo —económico, militar, político y diplomático— simplemente desaparecería en pocos meses.

El control de esta base de retaguardia es, por lo tanto, una cuestión vital para Israel. Hasta ahora, ha sido posible ejercerlo esencialmente a través de los lobbies sionistas en Norteamérica, de los que hay dos: uno, representado principalmente por el AIPAC, compuesto por los principales representantes de la comunidad judía, y otro, compuesto por aquellas iglesias evangélicas que ven a Israel como un paso fundamental hacia el advenimiento de una nueva era de Dios. Y el segundo ha sido durante mucho tiempo tan importante como el primero.

Estos dos lobbies han operado hasta ahora principalmente en dos niveles: alimentando las campañas electorales (a todos los niveles) de políticos firmemente alineados con Israel y difundiendo una narrativa que une a los dos países no solo por una raíz cultural compartida (judeocristiana, que también es popular entre muchos políticos europeos), sino también por una supuesta coincidencia en sus intereses estratégicos mutuos.

sábado, 27 de septiembre de 2025

Estados Unidos y el «capitalismo fascista»

La financiarización y la economía de la deuda han creado un monstruo que combina capitalismo, democracia y fascismo, lo cual no supone ningún problema para las clases dominantes. Debemos cuestionar la naturaleza del ciclo estratégico del enemigo y fijarnos un único objetivo: transformarlo en un ciclo estratégico de revolución.

Maurizio Lazzarato, Sinistra in Rete

«La acumulación primitiva, el estado de naturaleza del capital, es el prototipo de la crisis capitalista»
(Hans Junger Krahl)

El capitalismo no puede reducirse a un ciclo de acumulación, ya que siempre está precedido, acompañado y seguido por un ciclo estratégico definido por el conflicto, la guerra, la guerra civil y, posiblemente, la revolución.

El ciclo estratégico incluye la acumulación primitiva, tal como la explicó Marx, pero solo en su primera fase; le sigue el ejercicio de la violencia encarnada en la «producción» y su despliegue en forma de guerra y guerra civil cuando el ciclo económico pierde fuerza. Para una descripción completa del ciclo estratégico, debemos esperar al siglo XX, con su transformación en el ciclo de las revoluciones soviética y china, que corrigió y completó a Marx en varios aspectos.

Ambos ciclos funcionan juntos, entrelazando sus dinámicas, pero también pueden separarse: desde 2008, el ciclo de conflicto, guerra y guerra civil (y la eventual, improbable, revolución) se ha separado progresivamente del ciclo de acumulación en sentido estricto. Los bloqueos y estancamientos de la acumulación de capital requieren la intervención del ciclo estratégico, que funciona sobre la base de las relaciones de poder y la relación no económica amigo-enemigo.

Desde el auge del imperialismo, la importancia del ciclo estratégico no ha hecho más que aumentar. Ciclos de guerra, violencia masiva y uso arbitrario de la fuerza se han sucedido rápidamente. Estados Unidos impuso las reglas económicas y jurídicas del mercado global y el Nomos de la Tierra (orden mundial) en tres ocasiones (1945, 1971 y 1991).

viernes, 26 de septiembre de 2025

La mitad de la ciudad de Gaza se niega a huir mientras se intensifican los ataques israelíes


Maha Hussaini, Middle East Eye

Dima Abuaita empaquetó sus pertenencias más preciadas, junto con ropa y colchones, y las colocó junto a la puerta de la casa de su familia en el barrio de Rimal, en el centro de la ciudad de Gaza.

Lleva más de una semana en busca de un medio de transporte asequible para huir al sur de la Franja de Gaza en medio de los implacables ataques israelíes.

«No es que me niegue a salvar mi vida y la de mis hijos, es que no tengo una fortuna para poder mantenernos a salvo», dijo Abuaita a Middle East Eye.

«Necesito unos 5.000 shekels (1.500 dólares) sólo para trasladar mis pertenencias al centro o al sur de la Franja, otros 2.000 shekels (600 dólares) para una tienda de campaña y luego un alquiler mensual por el terreno para montarla. Sencillamente no puedo permitirme todo eso».

El mes pasado, Israel declaró que iba a ocupar por completo la ciudad de Gaza y que tenía la intención de obligar a todos los palestinos que se encontraban allí y en otras partes del norte —alrededor de 1,2 millones de personas en total— a desplazarse hacia el sur. Los implacables ataques israelíes desde el 11 de agosto han obligado a la mitad de la población de la ciudad a huir, dejando alrededor de medio millón de personas mientras los paracaidistas, respaldados por tanques, lanzan una ofensiva terrestre en varios barrios.

jueves, 25 de septiembre de 2025

Tiempo de actuar


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Mi petición: Sean la fuerza que actúe. Actuemos juntos. Unámonos de una vez para detener la guerra de Rusia. Sabemos cómo garantizar la seguridad. Lo que necesitamos ahora es un fuerte impulso para forzar a Rusia hacia la paz”, escribió Volodymyr Zelensky en referencia a su sentida comparecencia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en la que utilizó el argumento de la paz para, sin sutilezas, exigir más intervención directa en la lucha contra Rusia, que aparentemente considera mundial y colectiva y en la que todos están obligados a participar. La visión que trasladó Zelensky, en la que “Rusia sin China no es nada”, es exactamente la misma que viene utilizando su principal proveedor, Estados Unidos, que desde hace varias semanas trata de calificar el conflicto de guerra proxy de Beijing contra Occidente, añadiendo que India tiene las manos manchadas de sangre por adquirir de Rusia el petróleo que garantiza ingresos suficientes para que el Kremlin pueda continuar luchando. Esta versión de los hechos ignora que Estados Unidos es el principal suministrador de armas y que en cada momento en el que, tanto antes como después de la invasión rusa, ha sido posible guiar el conflicto hacia la diplomacia, los aliados de Kiev han rechazado incentivar el diálogo.

Ante todo, la retorcida imagen de una guerra de China en la que Rusia es un mero proxy mientras India se lucra en la distancia es una proyección de la actuación estadounidense, que como insistió el lunes Donald Trump actualmente solo vende las armas que los países europeos posteriormente entregan a Ucrania. “No estamos gastando dinero en la guerra, la guerra está siendo financiada por la OTAN, y la OTAN está comprando nuestro equipamiento. De hecho, no quiero ganar dinero, pero estamos ganando dinero con la guerra”, afirmó. Rusia y Ucrania ponen los muertos; la Unión Europea la financiación y Estados Unidos se lleva los beneficios. Sin ninguna perspectiva de negociación y de nuevo en una fase de escalada, es previsible que las grandes empresas armamentísticas estadounidenses puedan seguir lucrándose de la desgracia ajena durante un largo periodo de tiempo, algo que parece haber dejado de preocupar a Donald Trump, que estoicamente recordó en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas que esperaba que la guerra de Ucrania fuera la más sencilla de resolver de las muchas que dice haber solucionado. Y aunque su discurso fue una mezcla de campaña para conseguir el Nobel de la paz y una intervención en el debate sobre el Estado de la Nación, el conflicto fue uno de los temas destacados. En sus reproches a los países europeos, a los que insistió -utilizando el argumentario habitual de la extrema derecha- que están siendo destruidos por la inmigración y las energías renovables, Donald Trump exigió el cese inmediato de las adquisiciones de petróleo y gas ruso y la imposición de las sanciones que ordenó la semana pasada por medio de un post en su red social personal. Trump, ejerciendo desde la tribuna de la Asamblea General de Naciones Unidas de portavoz informal de la industria del gas y el petróleo de su país, busca que Estados Unidos se lucre aún más de la coyuntura de la guerra y se consolide la ruptura continental, que ha de perdurar más allá de un futuro cese de la violencia.

La amplia historia del narcotráfico estadounidense: una cronología

Icónica foto de Pablo Escobar y su hijo Juan Pablo frente a la Casa Blanca en Washington DC, en 1981

Misión Verdad


Múltiples eventos y situaciones históricas desnudan la relación estructural de ese país con el tráfico internacional de sustancias, y ponen en evidencia su hipocresía y falsa moral para emitir juicios sobre el tema y acusar a terceros países de "narcoestados".

Estados Unidos es, en realidad, el único gran narcoestado del planeta. La historia así lo demuestra. Ningún otro país ha desarrollado un vínculo tan profundo y sostenido en el tiempo con el narcotráfico como ese. En la cronología que se desglosa a continuación se destacan los hitos más resaltantes de la complicidad de Washington con el control comercial, económico y geopolítico de las drogas ilícitas a escala mundial.

miércoles, 24 de septiembre de 2025

Gaza y el neofascismo global

El apoyo a la guerra genocida sionista en Gaza terminó de socavar los últimos vestigios de credibilidad que tenían las potencias liberales occidentales en lo que respecta al respeto del derecho internacional

Gilbert Achcar, Jacobin

La mayoría de las últimas rondas electorales en los países occidentales (recientemente en Noruega y Alemania) han arrojado resultados preocupantes que confirman el auge de las fuerzas racistas de extrema derecha. Esto refuerza la caracterización de la época en la que vivimos como comparable a la era fascista entre las dos guerras mundiales del siglo pasado, pero con una nueva apariencia que afirma respetar la forma democrática e e de gobierno, entre otras nuevas características. De ahí que se tilde a estas fuerzas de neofascistas (véase «Ultraderecha – La era del neofascismo y sus rasgos distintivos», 4 de febrero de 2025).

Una de las características más preocupantes de la actual era neofascista es que incluye, además de los países de Europa continental, a los dos países occidentales que se enfrentaron al eje fascista en el siglo pasado en alianza con la Unión Soviética: Estados Unidos y Gran Bretaña. A medida que la transformación neofascista del régimen estadounidense, supervisada por Donald Trump y sus acólitos, se hace más evidente día tras día, Londres fue testigo el sábado pasado de la mayor manifestación organizada por la extrema derecha en la historia británica. Esto se produjo en un contexto en el que las encuestas de opinión pública indicaban que la extrema derecha, liderada por Nigel Farage, está por delante de los partidos laborista y conservador.

Borrar la existencia palestina en Cisjordania

Mohammad Alqeeq sostiene que las crecientes violaciones de "Israel" en Cisjordania, junto con el genocidio en Gaza, tienen como objetivo borrar la soberanía palestina mediante la expansión de los asentamientos, proyectos de anexión como el E1 y una limpieza étnica sistémica

Mohammad Alqeeq, Al Mayadeen

Las recientes violaciones israelíes, incluidas las más recientes en la aldea de Al-Mughayer, cerca de Ramala, y en Masafer Yatta, al sur de Al-Khalil, junto con las operaciones militares en Nablus, Yenín, Ramala y Tulkarem, demuestran un esfuerzo sistemático por socavar la soberanía palestina. Estas acciones atentan no solo contra la seguridad personal y económica, sino también contra los medios de vida y el acceso a los alimentos de los palestinos.

La política de "Israel" persigue múltiples objetivos:

  • Distorsionar la narrativa, no solo a través de los medios de comunicación, sino también en la práctica, expulsando a las comunidades beduinas y reemplazándolas por colonos. Estos colonos se introducen mediante asentamientos de estilo pastoral que imitan las tradiciones y costumbres beduinas, dando una apariencia de continuidad, lo cual refleja una política de limpieza étnica que ataca normas de vida enteras.
  • Esta fórmula de asentamiento sirve como un amortiguador geográfico inicial, una línea defensiva que conecta los asentamientos y al mismo tiempo limita la expansión territorial palestina.

Estas medidas complementan otras políticas israelíes contra los palestinos, como el endurecimiento de las restricciones a la vida cotidiana mediante la instalación de puertas de hierro y barreras militares en las entradas de las ciudades, la paralización del comercio y la inversión y la retención de los fondos de liquidación y de los ingresos fiscales.

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