martes, 11 de febrero de 2025

Yalta, 80 años después… la fundación del orden mundial fracasó debido a los crímenes imperialistas de occidente

Reflexionar sobre el 80 aniversario de la Cumbre de Yalta muestra al mundo lo que aún es posible para el progreso y el desarrollo pacíficos.

Editorial de Strategic Culture

Hace ochenta años, los líderes de los tres grandes aliados en tiempos de guerra celebraron la conferencia de Yalta en Crimea. Josef Stalin, Franklin Delano Roosevelt y Winston Churchill se reunieron, junto con sus delegados, en el balneario del Mar Negro para acordar el orden internacional de posguerra. (¡Nadie cuestionó que Crimea era entonces territorio ruso!)

La conferencia se celebró del 4 al 11 de febrero. La Alemania nazi y el Japón imperialista aún no habían sido derrotados formalmente. Pero los líderes aliados sabían que las potencias del Eje estaban acabadas y el orden del día era establecer la paz de posguerra.

Esta semana, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, publicó un elocuente artículo en el que reflexiona sobre el legado de la cumbre de Yalta. Como señaló Lavrov, la histórica reunión sentó las bases y los principios de las Naciones Unidas y de la Carta de las Naciones Unidas, que se establecieron más tarde ese mismo año.

Sin embargo, incluso cuando los líderes estadounidenses y británicos firmaban los acuerdos sobre el arreglo de posguerra con Rusia, estaban utilizando “tinta que desaparece”, como dijo irónicamente Lavrov.

La gran deuda de EEUU a costa del resto del mundo

Trump quiere bajar la inflación aumentando las exportaciones de petróleo y gas, pese a las repercusiones ambientales, pero subestima los riegos del proceso a nivel global

Pierluigi Ciocca, Sinistra in Rete

La política económica anunciada por Trump, si se implementa, no resolverá los problemas de EEUU y tendrá un impacto muy negativo en la economía mundial. Esta política surge de la manifestación más visible de esos problemas: el desequilibrio externo, humillante y antinatural para un país grande. La balanza de pagos de EEUU ha estado en un déficit crónico y creciente desde principios de la década de 1970. Solo en 2024, el déficit sería cercano a un billón de dólares.

Los déficits fueron cubiertos por una posición de deuda externa neta que explotó en este siglo de uno a 24 billones de dólares (cerca del 85% del PIB). En aquella época, Charles de Gaulle y su economista Jacques Rueff lo denunciaron: Los estadounidenses viven por encima de lo que producen, financiados por el resto del mundo, a expensas del resto del mundo, menos rico que ellos.

En posición de acreedores netos -también respecto de otros países deudores, no respecto de una Italia con ligero superávit- se encuentran Japón, Alemania y, cada vez más, China, cada uno con activos de entre tres y cuatro billones de dólares.

¿Por qué tienen que llevárselo como a un perro?


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Forman una pequeña multitud ante la gran verja metálica, tensos y esperando en la oscuridad. La mayoría parecen agobiados, tanto por el estrés como por las bolsas de plástico abarrotadas, todas ellas para hombres que pronto partirán a la guerra”, escribe The New York Times en la apertura de un reportaje sobre las familias que tratan de despedirse de los hombres que, en muchos casos reclutados contra su voluntad, van a ser inmediatamente enviados al frente. “¿Dónde está mi papá, dónde está mi papá?”, llora un niño de dos años que agarra la mano de su llorosa abuela y cuyo padre “ha sido captado por los oficiales de reclutamiento esa mañana, cuando se dirigía al trabajo. Pudo enviar un mensaje a su madre: lo habían llevado a ese punto de reunión militar a las afueras de Kiev junto con docenas de otros hombres recogidos ese día en los alrededores de la capital ucraniana. Trasladados para ser procesados, serían retenidos durante la noche y enviados por la mañana para recibir la instrucción militar básica como reclutas”. Su familia se pregunta “¿por qué tienen que llevárselo como a un perro?”.

lunes, 10 de febrero de 2025

¿Qué quiere decir Trump cuando dice que Estados Unidos “será dueño de Gaza”?


Andrew Anglin, Daily Stormer

Desde el momento en que se hizo evidente que Donald Trump iba a ganar las elecciones de 2024, dije que todo esto iba a girar en torno a Israel. Tendríamos suerte si conseguíamos algunas cosas de él, pero sería el gobierno de Israel el que las diera.

Sin embargo, cuando llegó, se esforzó por impulsar un alto el fuego en Gaza y una retirada israelí del territorio palestino, lo que realmente no podía presentarse como algo bueno para Bibi Netanyahu y su esfuerzo bélico, ya que era en realidad una rendición a Hamás.

El martes, Bibi se convirtió en el primer líder extranjero en visitar la Casa Blanca bajo la nueva administración de Trump, y durante una conferencia de prensa que celebraron juntos, Trump anunció que Estados Unidos –no Israel, sino Estados Unidos– será “dueño” de Gaza, y que todas las personas que viven allí ahora serán expulsadas.

Europa paga el precio de sus propios errores

Los aliados apoyaron a Estados Unidos en la promoción del lema estadounidense del “orden basado en reglas”. Ahora están disfrutando de las consecuencias.

Lucas Leiroz, Strategic Culture

Desde 1991, Occidente ha promovido activamente el concepto de un “orden mundial basado en reglas”, pero desde el principio este concepto ha servido principalmente como justificación para imponer unilateralmente los intereses estadounidenses a otros países, haciendo caso omiso de tratados y convenciones internacionales legítimos. Europa, que fue cómplice de este abrupto cambio en el derecho internacional, ahora parece estar cosechando los amargos frutos de sus propias decisiones.

La idea de un “orden basado en reglas” siempre ha sido maleable, moldeable para adaptarse a los intereses estadounidenses. Lo que sí ha quedado claro es que los aliados europeos –así como algunos estados títeres del propio “Sur Global”– han terminado cediendo su soberanía a Washington en nombre de una alianza que, como era de esperar, los ha debilitado políticamente. Groenlandia es un ejemplo emblemático de esta nueva realidad geopolítica. La isla, que pertenece a Dinamarca, fue objeto de un intento explícito de compra por parte de Donald Trump durante su anterior presidencia. Ahora, en su nuevo mandato, Trump parece aún más decidido a “tomar” Groenlandia, sin descartar siquiera el uso de la fuerza militar.

Mientras Estados Unidos busca expandir su presencia en el Ártico, buscando el control de las rutas marítimas y los recursos naturales, los aliados europeos como Francia se encuentran en una posición difícil, al tener que defender públicamente la soberanía danesa. A pesar de la resistencia europea, Washington sigue ejerciendo presión. La raíz del problema no es el destino de Groenlandia en sí, sino el hecho de que, al apoyar a Estados Unidos, los europeos se han convertido en rehenes de la agenda estadounidense, perdiendo los medios para ejercer su soberanía y desafiar los intereses estratégicos de Washington.

domingo, 9 de febrero de 2025

El Muro de Hierro: la esencia del proyecto colonial sionista

Es precisamente la resistencia, en todas sus formas lo que ha permitido evitar que “Israel” logre sus objetivos y que el pueblo de Gaza no haya sido expulsado de su tierra.

Lisandro Brusco, Al Mayadeen

Mientras se ponen en práctica los acuerdos de alto al fuego entre las organizaciones de la resistencia palestina y el régimen colonial israelí, el proyecto sionista no detiene su vocación expansionista y avanza sobre los territorios palestinos ocupados de Cisjordania.

Con foco en las ciudades de Yenín y Tulkarem, las fuerzas de "Tel Aviv" llevan a cabo una operación militar sin precedentes denominada por ellos mismos: Muro de Hierro.

Ese fue el mismo título que tuvo el ensayo escrito en 1923 por el líder del sionismo revisionista y miembro de la organización terrorista Irgún, que operaba en los años previos a la imposición del Estado de “Israel”, Vladimir Ze’ev Jabotinsky.

"El muro de hierro: nosotros y los árabes", fue publicado en el periódico de inmigrantes sionista en ruso Razsvet, entonces con sede en Berlín, Alemania.

En dicho texto, considerado una Declaración de principios y objetivos para la constitución de un Estado judío en territorio palestino, Jabotinsky cuestionaba a sectores del sionismo la “ingenuidad” y el “carácter paternalista” de creer que la población palestina aceptaría de buena manera la ocupación de su territorio, el dominio israelí y el robo de sus tierras.

Ucrania: a la espera del plan


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Los aliados de Estados Unidos esperan que la administración del presidente Donald Trump presente el anticipado plan para poner fin a la guerra de Rusia contra Ucrania en la Conferencia de Seguridad de Múnich en Alemania la próxima semana”, escribía ayer Bloomberg citando a “personas informadas de la cuestión”. Hasta ahora, Keith Kellogg, el Kurt Volker de la segunda legislatura de Trump, se ha limitado a advertir de la importancia de detener la guerra y a insistir en la enorme capacidad del presidente de Estados Unidos para llegar a acuerdos. Por el momento, toda la diplomacia con Rusia se ha realizado bajo el más estricto secretismo y ni siquiera se ha confirmado si ha habido contacto entre los dos presidentes (algo que parece improbable, aunque sí se sabe por ambas partes que ha habido conversaciones entre oficiales de los dos gobiernos). La ausencia de filtraciones o menciones a puntos concretos del plan hace pensar que no existe o que la estrategia pasará por seguir el plan diseñado por el propio Kellogg para el America First Policy Institute, que desde su nombre lleva implícita la aprobación del trumpismo. Contradiciendo a Bloomberg, “un medio con el que no he hablado”, el propio encargado de la Casa Blanca para la política ucraniana negó que fuera a presentar ningún plan, labor que le corresponde “en primer lugar, al presidente, no a Keith Kellogg”. El encargado de aplicar un plan para finalizar el conflicto sigue dando síntomas de que aún no existe aquel plan maestro con el que Donald Trump iba a conseguir la paz de forma rápida y sencilla.

sábado, 8 de febrero de 2025

Las amenazas de Trump


Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada

Es de agradecer que un presidente de Estados Unidos hable claro. Su contenido es otra cosa, pero nadie puede dudar de la sinceridad de Donald Trump. Dijo que apostaría por el dinero virtual y en dos días creó una moneda con su nombre, cuyos beneficios alcanzan 40 mil millones de dólares. ¡Impresionante! En 24 horas firmó 79 decretos, dejando sin efecto decisiones tomadas por Joe Biden, entre otras, reincorporar a Cuba a la lista de países promotores del terrorismo. Igualmente, indulta a los condenados por el asalto al Capitolio, se retira del Acuerdo de París y la Organización Mundial de la Salud y renombra el Golfo de México como Golfo de América.

Suma y sigue. Ninguna de sus medidas adelantadas durante la campaña tiene visos de no ser puesta en marcha: desde la persecución a los inmigrantes ilegales hasta declarar zona de emergencia la frontera con México, colonizar Groenlandia y reconquistar el canal de Panamá.

Es mejor tomarlo en serio; la manera de enfrentarse a su mandato no pasa por reír de sus excesos, manifestar sorpresa o incredulidad. Pareciera ser que el mundo, escandalizado, no atina a dar una respuesta. Su decisión de subir los aranceles, enviar aviones con deportados a Colombia y señalar que la soberanía de México le importa un carajo no es problema menor.

La “teoría de la conspiración” es ahora un hecho: el Gran Israel ha llegado


Kit Klarenberg, Scheer Post

Desde la creación de Tel Aviv en 1948, se ha dicho y escrito mucho sobre el “Gran Israel”, la idea de que el objetivo último del sionismo es la anexión forzosa y la limpieza étnica de vastas franjas de tierras árabes para el asentamiento judío, basándose en afirmaciones bíblicas de que Dios prometió ese territorio a los judíos. Los medios de comunicación suelen descartar este concepto como una teoría conspirativa antisemita o, como mucho, la fantasía marginal de un puñado minúsculo de israelíes.

En realidad, como admitió The Guardian en 2009, la idea de un Gran Israel atrae desde hace tiempo a “nacionalistas de derechas, tanto religiosos como laicos” en Tel Aviv. Tienen el objetivo común de “[tratar] de cumplir los mandamientos divinos sobre el ‘comienzo de la redención’, así como de crear ‘hechos sobre el terreno’ para mejorar la seguridad de Israel”. El medio reconoció que esta motivación era una fuerza impulsora clave contemporánea en la política israelí dominante, que “convirtió efectivamente a los palestinos en extranjeros en su propio suelo”.

The Nation ha descrito el impulso para establecer el Gran Israel como “el objetivo ideológico central” del Partido Likud de Benjamin Netanyahu, que ha dominado la política israelí en las últimas décadas. En julio de 2018, Israel aprobó la ley del “Estado nación del pueblo judío”, que consagra “el desarrollo de asentamientos judíos como un valor nacional”. Mientras tanto, el Estado está legalmente obligado a “alentar y promover” el “establecimiento y consolidación” de asentamientos en territorio ocupado ilegalmente.

El «pacifista» Trump quiere lanzar una limpieza étnica en Gaza

Donald Trump a menudo se ha presentado como un antibelicista. Pero esta semana dijo que quiere que Estados Unidos «tome posesión» de Gaza y expulse a todos sus habitantes, lo que, además de ser una limpieza étnica, requiere prolongar la guerra.

Ben Burgis, Jacobin

Hace casi exactamente dos años, J. D. Vance escribió un artículo de opinión para el Wall Street Journal apoyando a Donald Trump con el argumento de que Trump estaba en contra de la guerra. Vance mencionaba los Acuerdos de Abraham entre Israel, Bahréin y los Emiratos Árabes Unidos de tal manera que sugería que, al negociar ese acuerdo, Trump había traído la paz a Oriente Medio.

Esta semana Trump celebró una conferencia de prensa con el criminal de guerra más notorio del planeta. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acaba de pasar quince meses reduciendo Gaza a escombros. Con 40 kilómetros de largo y 10 de ancho, la Franja de Gaza tiene ahora la mayor población de niños amputados del mundo. La magnitud de la muerte de civiles allí, incluso en términos absolutos, ha eclipsado las recientes guerras libradas en lugares con poblaciones mucho mayores, como Irak y Ucrania. Mientras Netanyahu sonreía de oreja a oreja, Trump expuso un plan para que Estados Unidos interviniera y terminara el trabajo.

Estados Unidos, dijo Trump, debería «tomar el control» de Gaza. «Será nuestra». Toda su población de alrededor de dos millones de palestinos se iría. Estados Unidos arrasaría todos los edificios destruidos, «nivelaría el terreno» y reconstruiría el territorio desde cero como la «Riviera de Oriente Medio». Cuando los periodistas lo presionaron para saber si se permitiría a los palestinos regresar una vez terminada la reconstrucción, Trump preguntó: «¿Por qué querrían regresar? Ese lugar ha sido un infierno».

viernes, 7 de febrero de 2025

El ‘desmantelamiento’ de USAID como cortina de humo para distraerte del peligro de la tecnocracia y el control financiero en EEUU

La transmutación de la USAID parece una cortina de humo para desviar la atención de la llegada de Scott Bessent al Tesoro y la entrega del acceso al sistema de pagos del Tesoro de EEUU a Elon Musk. En conjunto, estos movimientos refuerzan la captura tecnocrática del sistema financiero y político, favoreciendo a un sector de la élite y dejando a la sociedad cada vez más vulnerable, a través de la reformulación de elementos clave de la tesis horizontal del modelo ultraglobalista mediante procesos dialécticos para afianzar su dominio en un nuevo mundo multipolar bajo el discurso de la antítesis vertical proteccionista.

José Luis Preciado, Mente Alternativa

«De tener éxito, 𝕏 evolucionará hasta convertirse en la conciencia colectiva de la humanidad o, más exactamente, en el colectivo hombre-máquina».
— Elon Musk, X: 9 de octubre de 2023.
La dialéctica del poder occidental: Trump, las élites y el nuevo orden mundial

Como ya he advertido en otros artículos, Donald Trump es el ejecutor del Plan B de un sector de las élites ocultistas de Occidente. Estas élites buscan reformular tesis que han perdido viabilidad en un mundo multipolar, utilizando antítesis que, aunque aparentemente antagónicas, terminan integrándose en un nuevo modelo a través de un proceso dialéctico hegeliano.

Este mecanismo permite reempaquetar elementos de la tesis original bajo una apariencia más adecuada, confundiendo a la creciente disidencia y adaptándolos al nuevo orden mundial multipolar basado en mega regiones. Este proceso implica desmantelar viejos esquemas, sacrificar chivos expiatorios y reestructurar modelos inviables para hacerlos compatibles con la realidad actual. Sin embargo, quienes están atrapados en la ilusión de la dualidad suelen resistirse a reconocer este mecanismo, incluso cuando es evidente.

Un ejemplo claro de este reempaquetamiento es el supuesto “desmantelamiento” de la USAID, una rama de la inteligencia utilizada para impulsar cambios de régimen en todo el mundo. En lugar de desaparecer, la agencia será reubicada y transmutada dentro del Departamento de Estado bajo la dirección de Marco Rubio, como advierte la periodista de investigación Whitney Webb, por lo que este movimiento parece más una operación de gaslighting que una verdadera reforma.

La misión de paz y la autonomía europea


Nahia Sanzo, Slavyangrad

En su última entrevista concedida a un medio occidental, Volodymyr Zelensky ha vuelto a referirse a la posibilidad de enviar una misión de paz de países europeos a Ucrania como elemento disuasorio para evitar una posible reanudación de las hostilidades por parte de Rusia. En su intento por defender la adhesión a la OTAN como única garantía de seguridad viable para Ucrania, el presidente ucraniano ha afirmado que esa opción sería incluso la más barata para los socios occidentales. Zelensky olvida mencionar que Moscú no va a aceptar una resolución que implique la llegada de la OTAN a sus fronteras, por lo que esa adhesión solo es posible con una Rusia militarmente derrotada, a día de hoy algo que los proveedores de Ucrania consideran inviable. La opción más barata que promociona Zelensky sería la más costosa para su país, al que condenaría a la continuación de una guerra en la que Ucrania sufre cada vez más.

Al contrario que el Gobierno de Zelensky, algunos aliados de Ucrania comprenden las implicaciones de la expansión de la OTAN al país y se ha creado en la alianza occidental una brecha entre los países dispuestos a correr los riesgos que implica y quienes de forma pública o privada muestran sus reticencias. Entre los primeros se encuentran los países bálticos y Polonia, pero, sobre todo, el Reino Unido y Francia, potencias con mucho más peso en la Alianza. Entre los países reticentes destacan Alemania y Estados Unidos. En el caso de Washington, la postura de Donald Trump, que ha mostrado su comprensión ante la postura rusa de rechazar duramente la expansión de la OTAN, no supone una ruptura con respecto a la anterior administración. Aunque se negaba en rotundo a comprometerse a no incluir a Ucrania en la alianza, Biden tampoco veía la adhesión a la OTAN como solución a la guerra y, pese a las plegarias de Zelensky, no ofreció a Kiev la invitación oficial que tanto ansiaba.

jueves, 6 de febrero de 2025

Cierre de la USAID: duro ataque al "globalismo" y la CIA


Aleksandr Dugin, Geopolitika

El cierre de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) es un acontecimiento cuya importancia no se puede subestimar. Cuando la Unión Soviética abolió la Comintern (Tercera Internacional) y luego la Cominform, es decir, las estructuras que promovían los intereses ideológicos de la URSS a escala mundial, podemos decir que comenzó el fin del sistema soviético internacional. Aunque el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CMEA) y la Organización del Pacto de Varsovia (OMP) duraron hasta 1991, su final estaba en realidad predeterminado por las decisiones de Jruschov.

Algo similar está ocurriendo hoy en Estados Unidos, ya que la USAID fue la principal estructura operativa para la puesta en marcha de los proyectos globalistas. De hecho, fue la principal correa de transmisión del globalismo como ideología, buscando imponer la idea de la democracia liberal, la economía de mercado y la ideología de los derechos humanos a todo el mundo, incluyendo la abolición de los Estados soberanos y el derrocamiento de los regímenes que se resistieran a este proyecto.

Fue por medio de esta agencia que el globalismo terminó por imponerse en todos los países. La USAID era financiada con un porcentaje significativo del presupuesto federal estadounidense: un 1%, algo así como 50.000 millones de dólares anuales. Además, la subvención de otras estructuras globalistas nos lleva a suponer que tal cifra se duplicaría: aproximadamente el 2% del erario estadounidense era gastado anualmente en esta agencia.

El genocidio anunciado


Editorial de La Jornada

El presidente Donald Trump ofreció una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en la que fue más explícito que nunca en torno a sus planes de llevar adelante una limpieza étnica completa de la franja de Gaza. Para el magnate, la solución a décadas y décadas de muerte perpetrada por Israel es confinar a los 2 millones 400 mil gazatíes en pedazos de tierra repartidos entre Egipto y Jordania, convertir su territorio ancestral en propiedad de Estados Unidos y convertirla en la Riviera de Medio Oriente, un desarrollo económico que proporcionará un número ilimitado de empleos y viviendas para la gente de la zona. Dado que en su plan los palestinos estarán a cientos de kilómetros de distancia, por gente de la zona pareció referirse a los colonos sionistas que desde 1948 pugnan por la desaparición de Palestina. Preguntado por un periodista acerca de si llevará a cabo un desplazamiento forzoso, repitió la mentira de que a los palestinos les encantaría irse, un bulo desmentido por los miles de personas que retornaron a los solares donde estuvieron sus hogares antes de ser arrasados por las bombas y los tanques israelíes tan pronto se acordó un alto al fuego. No omitió una exhibición de insensibilidad al decir que Gaza es un gran montón de escombros en este momento e interpelar a su interlocutor con un ¿has visto las fotos?, como si tal devastación hubiese sido causada por un terremoto y no por el hombre que tenía a su lado.

Netanyahu correspondió al espaldarazo al genocidio que encabeza reiterando que Trump es el mejor amigo que Israel ha tenido en la Casa Blanca y agradeciéndole la entrega de bombas de 900 kilogramos bloqueada por el ex presidente Joe Biden en uno de sus escasos actos de contención de la barbarie israelí. Estos artefactos dejan cráteres de más de 12 metros de diámetro, pueden matar o herir a personas ubicadas a más de 300 metros de distancia, y son consideradas las principales responsables de la masacre de mujeres, niños y ancianos en el territorio palestino densamente poblado.

miércoles, 5 de febrero de 2025

Neoliberalismo e ideología del Fin de la Historia


Diego Fusaro, Posmodernia

En el marco de un régimen temporal que, caracterizado por el fanatismo de la economía, debe pensarse como eterno, inenmendable y, en definitiva, como Fin de la Historia, no puede haber espacio para la dimensión del futuro, para la praxis transformadora, para la categoría ontológica de posibilidad y para el plano de la historicidad. Por este motivo, la hodierna lógica ideológica en la que se condensa el espíritu de nuestro tiempo debe demonizar continuamente estas cuatro determinaciones mutuamente inervadas; de modo que se imponga, a nivel de imaginario, el eterno presente del capital imperfecto pero inenmendable, ineluctable y sin historia y, por tanto, entendido no como producto temporalmente determinado y siempre reprogramable de un hacer, sino como condición natural-eterna de la que no es lícito plantear ningún éxodo. Fin de la Historia, sensación de la férrea necesidad del todo, presente omnipresente y sentimiento frustrante de impotencia constituyen los rasgos sobresalientes de la actual constelación ideológica. Interpretado el requiem por la dialéctica, era necesario hacer lo mismo también por la historicidad, dada la relación simbiótica entre las dos.

El ordo oeconomicus de la presente fase histórica se caracteriza por su naturaleza absoluto-totalitaria, porque ha saturado el mundo (totalizándolo tanto a nivel real como simbólico) y así ha alcanzado la correspondencia in actu con su propio concepto. Las prestaciones imaginativas y la capacidad de proyectar futuros distintos han sido aniquiladas. Si en las sociedades premodernas era hegemónica la dimensión del pasado y en las modernas ha dominado el futuro, el contemporáneo paisaje posmoderno está comprimido sobre el presente, con añadida desestructuración de la historicidad como posibilidad real del cambio y del devenir abierto sobre las extensiones del aún-no-devenido.

La galopante eliminación forzada de la historicidad parece presentarse, en este contexto, como la plataforma ideológica ideal para naturalizar el capital como destino irrevocable: vale decir para laminar la determinación histórica, o si se quiere también, para sustraerlo de un devenir que, en cuanto tal, podría eventualmente conducirlo al declive, o incluso simplemente reactivar, en el imaginario colectivo, el inoportuno pensamiento de futuros alternativos. El tránsito al actual régimen de temporalidad del eterno presente se rige, por demás, sobre la supresión de los elementos dialécticos que, en la fase precedente, volvieron practicable el conflicto por un mañana alternativo.

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