Trump quiere bajar la inflación aumentando las exportaciones de petróleo y gas, pese a las repercusiones ambientales, pero subestima los riegos del proceso a nivel global
Pierluigi Ciocca, Sinistra in Rete
La política económica anunciada por Trump, si se implementa, no resolverá los problemas de EEUU y tendrá un impacto muy negativo en la economía mundial. Esta política surge de la manifestación más visible de esos problemas: el desequilibrio externo, humillante y antinatural para un país grande. La balanza de pagos de EEUU ha estado en un déficit crónico y creciente desde principios de la década de 1970. Solo en 2024, el déficit sería cercano a un billón de dólares.
Los déficits fueron cubiertos por una posición de deuda externa neta que explotó en este siglo de uno a 24 billones de dólares (cerca del 85% del PIB). En aquella época, Charles de Gaulle y su economista Jacques Rueff lo denunciaron: Los estadounidenses viven por encima de lo que producen, financiados por el resto del mundo, a expensas del resto del mundo, menos rico que ellos.
En posición de acreedores netos -también respecto de otros países deudores, no respecto de una Italia con ligero superávit- se encuentran Japón, Alemania y, cada vez más, China, cada uno con activos de entre tres y cuatro billones de dólares.