viernes, 7 de febrero de 2025

El ‘desmantelamiento’ de USAID como cortina de humo para distraerte del peligro de la tecnocracia y el control financiero en EEUU

La transmutación de la USAID parece una cortina de humo para desviar la atención de la llegada de Scott Bessent al Tesoro y la entrega del acceso al sistema de pagos del Tesoro de EEUU a Elon Musk. En conjunto, estos movimientos refuerzan la captura tecnocrática del sistema financiero y político, favoreciendo a un sector de la élite y dejando a la sociedad cada vez más vulnerable, a través de la reformulación de elementos clave de la tesis horizontal del modelo ultraglobalista mediante procesos dialécticos para afianzar su dominio en un nuevo mundo multipolar bajo el discurso de la antítesis vertical proteccionista.

José Luis Preciado, Mente Alternativa

«De tener éxito, 𝕏 evolucionará hasta convertirse en la conciencia colectiva de la humanidad o, más exactamente, en el colectivo hombre-máquina».
— Elon Musk, X: 9 de octubre de 2023.
La dialéctica del poder occidental: Trump, las élites y el nuevo orden mundial

Como ya he advertido en otros artículos, Donald Trump es el ejecutor del Plan B de un sector de las élites ocultistas de Occidente. Estas élites buscan reformular tesis que han perdido viabilidad en un mundo multipolar, utilizando antítesis que, aunque aparentemente antagónicas, terminan integrándose en un nuevo modelo a través de un proceso dialéctico hegeliano.

Este mecanismo permite reempaquetar elementos de la tesis original bajo una apariencia más adecuada, confundiendo a la creciente disidencia y adaptándolos al nuevo orden mundial multipolar basado en mega regiones. Este proceso implica desmantelar viejos esquemas, sacrificar chivos expiatorios y reestructurar modelos inviables para hacerlos compatibles con la realidad actual. Sin embargo, quienes están atrapados en la ilusión de la dualidad suelen resistirse a reconocer este mecanismo, incluso cuando es evidente.

Un ejemplo claro de este reempaquetamiento es el supuesto “desmantelamiento” de la USAID, una rama de la inteligencia utilizada para impulsar cambios de régimen en todo el mundo. En lugar de desaparecer, la agencia será reubicada y transmutada dentro del Departamento de Estado bajo la dirección de Marco Rubio, como advierte la periodista de investigación Whitney Webb, por lo que este movimiento parece más una operación de gaslighting que una verdadera reforma.

Otro indicio preocupante es la designación de Scott Bessent como Secretario del Tesoro de Estados Unidos, lo que refleja el creciente dominio de la tecnocracia en la estructura económica y financiera del país. Este fenómeno se complementa con la influencia de Elon Musk, cuyo proyecto de una “app para todo”” (everything app) y la idea de un “Tecnato de Norteamérica” heredada de su abuelo materno, vinculado a la Sociedad Fabiana, podrían consolidar un modelo de vigilancia totalitaria sin precedentes.

El peligro de la tecnocracia: Musk, X y el control financiero de EEUU

Mientras la atención mediática se centra en la reestructuración de USAID, una realidad más alarmante pasa desapercibida: La Administración Trump le ha permitido al dogo Elon Musk acceder a información bancaria privada de los estadounidenses mediante el sistema de pagos del Tesoro, sino que también podría otorgarle un poder sin precedentes sobre el sistema financiero del país. La integración de pagos digitales en X podría convertirse en una herramienta de vigilancia masiva, rastreando transacciones financieras y hábitos de consumo en tiempo real.

El modelo de WeChat en China es un claro ejemplo de los riesgos asociados a las “everything apps”. Esta plataforma combina redes sociales, mensajería y pagos digitales, permitiendo al Estado ejercer un control autoritario sobre la información y las transacciones de sus ciudadanos. Si X sigue este camino, podría convertirse en una herramienta de vigilancia y censura en Occidente, amenazando la privacidad y la libertad individual.

La influencia de las grandes empresas tecnológicas en la economía y la política mundial es cada vez más alarmante. Empresas como X, Google y Meta tienen acceso a datos personales y financieros de millones de personas. Con la integración de pagos digitales, Musk podría consolidar un poder aún mayor, influyendo en mercados, empresas y políticas gubernamentales sin restricciones.

A diferencia de los funcionarios públicos, el dogo Elon Musk no está obligado a desvincularse de sus intereses empresariales. Esto le permite utilizar X y otras empresas para beneficiar sus propios proyectos, como la adopción de criptomonedas como Dogecoin, que ha promovido en el pasado.

El avance de la “everything app” de Musk podría cambiar radicalmente la manera en que las personas manejan su dinero. La eliminación progresiva del efectivo y la concentración de pagos digitales en manos de unas pocas corporaciones podrían llevar a un escenario donde el control financiero dependa completamente de decisiones empresariales.

En un futuro distópico, sistemas de crédito social o restricciones financieras podrían implementarse a través de estas plataformas, permitiendo que ciertos usuarios sean castigados o recompensados según su comportamiento en línea. Esto representaría una amenaza directa a la libertad económica y la privacidad.

Scott Bessent y la captura tecnocrática del Tesoro de EEUU

La designación de Scott Bessent como Secretario del Tesoro de Estados Unidos es otro indicio del avance de la tecnocracia. Con una carrera enfocada en la gestión de fondos de inversión y sin experiencia gubernamental, Bessent ha asumido el control de agencias clave como la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) y la Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN).

Su nombramiento no es casual. Bessent ha donado más de 1,25 millones de dólares a comités de acción política (PACs) afines a Donald Trump, lo que ha facilitado su ascenso. Una de sus primeras decisiones ha sido paralizar actividades del CFPB, dejando a millones de estadounidenses desprotegidos ante abusos financieros de grandes corporaciones y bancos.

Una de sus primeras decisiones como Secretario del Tesoro ha sido la paralización de diversas actividades dentro del CFPB, incluyendo regulaciones, litigios y medidas de protección al consumidor. Esto ha generado críticas desde distintos sectores, incluida la senadora Elizabeth Warren, quien ha denunciado que esta acción deja a millones de estadounidenses desprotegidos ante abusos financieros. Entre los casos afectados por esta decisión se encuentran investigaciones sobre fraudes bancarios y cobros ilegales de entidades como Capital One, JP Morgan y Wells Fargo.

Otro aspecto preocupante de la gestión de Bessent es su cercanía con el transhumanista y contratista masivo del Pentágono, Elon Musk. Informes recientes han revelado que su administración ha facilitado el acceso de Musk y su círculo a datos altamente confidenciales del sistema de pagos del Tesoro, lo que plantea serias preocupaciones sobre la privacidad y el uso de esta información para consolidar un modelo de vigilancia totalitaria a través de la llamada everything app.

Como ya mencioné, este nuevo ecosistema digital, promovido por Musk, podría integrar funciones financieras, redes sociales y comercio en una única plataforma, otorgando un control sin precedentes sobre la vida económica y digital de los ciudadanos. La combinación de estos factores sugiere que el control financiero de EEUU está siendo redirigido para beneficiar a un pequeño grupo de tecnócratas y élites económicas, dejando a la población cada vez más vulnerable ante su influencia.

La llegada de Scott Bessent al Tesoro de EEUU no solo expone la captura del aparato financiero por parte de la tecnocracia, sino que también evidencia cómo las élites económicas utilizan la política para asegurar su dominio. Su rápida acción para debilitar el CFPB y su relación con Musk ponen en jaque la estabilidad financiera del país y los derechos de los ciudadanos. Es imperativo que la sociedad tome conciencia de estos movimientos y exija transparencia y rendición de cuentas en la gestión del control financiero de EEUU.

El avance de la tecnocracia parece inevitable, y requiere una vigilancia constante por parte de la sociedad. Es crucial prestar atención no solo a las acciones de instituciones como USAID, sino también al papel de las Big Tech y su influencia en la economía global. La ambición de Musk de controlar el sistema financiero a través de X, junto con el ascenso de figuras como Bessent, representa un paso más hacia la concentración de poder en pocas manos. La libertad financiera y la privacidad dependen de la capacidad de la sociedad para desafiar estos avances antes de que sea demasiado tarde. Es imperativo que la sociedad tome conciencia de estos movimientos y exija transparencia y rendición de cuentas en la gestión del poder económico y político.


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