domingo, 22 de noviembre de 2015

Brasil y la otra cara de la crisis

Eric Nepomuceno, La Jornada

En los nueve primeros meses de 2015 –un año política y económicamente perdido– la banca brasileña alcanzó resultados astronómicos. Gracias a las altísimas tasas de interés, el estatal Banco do Brasil vio cómo su lucro acumulado aumentó 43.5 por ciento en relación con los nueve primeros meses de 2014. El Itaú-Unibanco, mayor banco privado del país, obtuvo un lucro 20 por ciento superior al del mismo periodo del año pasado. El Bradesco, 15.7 por ciento más. Y el Santander, que tuvo un 2014 muy malo, ahora contabiliza un aumento de increíble 268 por ciento en sus lucros.

Sin embargo, el sector da claras muestras de que sabe muy bien cuál es el verdadero escenario del país. Y exactamente por esa razón se amplió, mucho, lo que llama de reservas y provisiones, o sea, el volumen de dinero para cubrir huecos causados por la morosidad de préstamos tomados tanto por empresas como por clientes individuales. Porque uno de los factores que ayudan a los bancos a aumentar sus ganancias es el mismo que ahoga a empresas y ciudadanos: los intereses siderales aplicados en Brasil.

Las tarjetas de crédito, por ejemplo, tienen sus facturas financiadas: el consumidor paga 20 por ciento y financia al otro 80 por ciento. Detalle: lo hace con una tasa media de 16 por ciento al mes. Sí, ¡al mes!

El alma del Estado Islámico es el petróleo: ¡novena potencia mundial!

Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

La reciente tragedia de los rehenes en Malí, que impacta sus siete fronteras (muchas ex colonias de Francia) desestabiliza el Sahel y Noráfrica (http://goo.gl/ScBYTS) –que abastece de hidrocarburos el sur de Europa–, al unísono de los multiatentados en París/Saint-Denis, concreta el “escenario Michael Maloof (http://goo.gl/YGeVZj)” advertido hace casi tres años (http://goo.gl/zjaa8d).

El estadunidense-libanés Michael Maloof fue experto del Pentágono con el ex secretario Donald Rumsfeld, quien forjó con Dick Cheney las guerras fallidas de Afganistán e Irak. El escenario Michel Maloof trasluce los principales hilos conductores en juego: el control de los hidrocarburos con sus oleo/gasoductos y el redireccionamiento de la agenda global, concomitante a la inducción geopolítica en la fase de alta tensión estratégica de Estados Unidos contra la falmante asociación de Rusia y China.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Tras los atentados en París: miedo y desolación

Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada

Mientras unos lloran la tragedia de París, el presidente de Francia, François Hollande, señala que los atentados constituyen una declaración de guerra y decide, con el apoyo de Estados Unidos y la OTAN, bombardear las zonas controladas por el llamado Estado Islámico en los territorios de Siria e Irak. Igualmente, el gobierno belga despliega fuerzas especiales de la policía para peinar el barrio obrero de Bruselas, Molenbeek. Allí, señalan, se ubican las bases de reclutamiento de Al Qaeda y el extremismo islámico. Además, subrayan, allí vivió el considerado autor intelectual de los ataques, Abdelhamid Abaaoud. La contraofensiva lanzada por Francia tras los atentados de París, en los que murieron 130 personas y hay más de 300 heridos, abre una perspectiva de difícil evaluación en el corto plazo.

Nada hace sospechar que el terrorismo yihadista cese. Por el contrario, asistimos a una nueva versión del culto a la muerte, que amenaza llevarse por delante cualquier atisbo de sentido común. El ataque simultáneo, coordinado y perfectamente planificado de ocho jóvenes musulmanes contra la población civil en la sala de espectáculos Bataclan, el restaurante Le petit Cambodge, el local Belle Équipe, el bar Le Carillon y el boluevar Fontaine, demuestran una estrategia de terror en aumento. Por otro lado, el suicidio colectivo de los terroristas pone de manifiesto la capacidad de reclutamiento del Estado Islámico, que cuenta con voluntarios dispuestos a inmolarse al grito de ¡Alá es el más grande! Se autoproclaman mártires en una lucha contra el opresor infiel. De tal forma que el escenario de guerra se desplaza a Europa y las víctimas son gente común, ciudadanos que van a estadios, universidades, cines, centros comerciales y se desplazan en Metro o trenes. Espacios públicos donde la cotidianidad se ve afectada tras los atentados.

Obama y la estrategia del desastre

Manlio Dinucci, Red Voltaire

Banderas a media asta en los países de la OTAN por «el 11 de septiembre de Francia» mientras que el presidente Obama anuncia a la prensa: «Proporcionaremos a ustedes informaciones serias sobre quiénes son los responsables.»

No hace falta esperar porque ya está claro.

La enésima masacre de inocentes ha sido provocada por la serie de bombas de fragmentación geopolítica, que han estallado siguiendo una precisa estrategia: la estrategia que entró en aplicación desde que Estados Unidos, después de haber ganado en la confrontación con la URSS, se proclamó como «el único Estado con fuerza, alcance e influencia en todos los sectores –política, económica y militar– realmente globales» proponiéndose
«impedir que ninguna potencia hostil logre dominar una región –Europa occidental, Asia oriental, el territorio de la antigua Unión Soviética y el sudoeste de Asia– cuyos recursos sean suficientes para generar un poderío global».
Con ese objetivo, Estados Unidos reorientó su propia estrategia desde 1991 y, coordinando su acción con las potencias europeas, también reorientó la estrategia de la OTAN.

Desde entonces han sido fragmentados o destruidos mediante la guerra (abierta y/o encubierta) los Estados considerados como obstáculos para el plan de dominación global –Irak, Yugoslavia, Afganistán, Libia, Siria, Ucrania y otros más–, mientras que otros –como Irán– están en la mirilla. Esas guerras, que han destruido de paso millones de vidas, han acabado con sociedades enteras, creando una masa enorme de desesperados cuya frustración y ansias de revuelta conducen por un lado a una verdadera resistencia pero, por otro lado, son a menudo manipuladas por la CIA u otros servicios secretos –incluyendo los de Francia– para implicar combatientes en una «yihad» que de hecho resulta conveniente a la estrategia de la entidad USA/OTAN.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Terrorismo en París y fanatismo neoconservador

Michel Warchawski, Viento Sur

Los ataques de los comandos de Daech en París y en Saint Denis provocan en toda persona sensata indignación y cólera: centenares de civiles inocentes han sido masacrados por los asesinos armados con kalachnikovs y una ideología mortífera. Pero no hay que limitarse a la indignación, e incluso ante las imágenes de horror que las cadenas de televisión nos sirven continuamente, tenemos que hacer el esfuerzo de comprender, aunque solo sea para ponernos en guardia contra lo que puede provocar nuevos atentados de este tipo.

El lenguaje utilizado por los asesinos de Daech es el del choque de las civilizaciones. Pero, ¿de dónde viene esta ideología? Ciertamente, no de los barrios populares de Bruselas o de París, como tampoco de las barriadas de Damasco o de las universidades de Túnez. La ideología del choque de civilizaciones nació a mediados de los años ochenta en los think-tank neoconservadores americano-israelíes. Fue Samuel Huntington quien, bajo forma de anticipación, la teorizó. Los políticos neoconservadores, en particular Georges W. Bush y Benjamin Netanyahu, hicieron de ella una estrategia, simplista pero sangrienta.

Según el pensamiento neoconservador, el mundo está dividido en dos (“el eje del bien” y “el eje del mal” tan queridos por el antiguo residente de la Casa Blanca y sus consejeros): de un lado el mundo civilizado, democrático y sediento de libertad y del otro los bárbaros que amenazan esta civilización. Si al comienzo denominaban el eje del mal al “terrorismo internacional”, rápidamente fue reidentificado como el “terrorismo islamista” para convertirse finalmente, en la lógica del choque de las civilizaciones, en el propio islam como amenaza civilizacional. Para los neoconservadores el choque está claramente entre lo que llaman “la civilización judeo-cristiana” y el mundo musulmán.

Tres despachos sobre el papel higiénico

Maciek Wisniewski, La Jornada

Polonia. ¿Las razones de la caída del socialismo real? Múltiples. Pero en el imaginario común una en particular: el papel higiénico. Su falta y los esfuerzos necesarios para conseguirlo –desde hacer colas, intercambiar favores, hasta recurrir al mercado negro o trueque– son símbolos de la "economía de escasez". También faltan otras cosas –azúcar o carne–, pero eso ya es visto como la cima del absurdo e ineficiencia. En los años 70 y 80 el rollo de papel de baño, áspero y gris –el único que hay, cuando hay– es un sueño inverosímil y una metáfora perfecta de la realidad "socialista", áspera y gris. Tengo unos cinco o seis años y con los abuelos vamos por él a una zapatería donde en la trastienda, a escondidas, se vende "ese oscuro objeto del deseo". La propaganda oficial no oculta sino explota este tema, tapando así problemas más grandes. El "uso racional de papel, cartón y envoltorios reciclables" es uno de los puntos en el sexto congreso del Partido Obrero Unificado Polaco, PZPR (1971). La principal falla del "socialismo real" –o sea el "capitalismo del Estado"–, la incapacidad de trascender las "relaciones de producción vanguardistas" (la dominación de la burocracia sobre la clase trabajadora) es igualmente mortal, como su incapacidad de transcender el consumismo. Siguiendo los viejos patrones capitalistas, el sistema lo único que promete es "elevar el nivel de consumo" y "alcanzar a Occidente", una carrera en que perecerá. Un economista que analiza la escasez, el húngaro János Kornai, culpa a la falta de "libertad empresarial" y la tensión entre planificadores y gerentes. Su receta: "liberar al gerente", que lo lleva luego a abrazar el neoliberalismo y la "terapia de choque". Muchos empiezan a pensar como él. Se rumora que en el capitalismo libremercadista el papel higiénico es suave, colorido y abundante.

Índice Baltic Dry cae a mínimos de 30 años


El Baltic Dry Index, uno de los principales indicadores del transporte marítimo, alcanzó su mínimo histórico de 504 puntos este jueves confirmando el declive del comercio mundial. Si bien a mediados de año pareció repuntar por las expectativas de recuperación económica desde la confirmación de la desaceleración china el índice se ha desplomado. La realidad ha resultado ser mucho más fuerte que las intenciones y como este índice no se puede manipular como ha ocurrido con otros indicadores del mercado como la tasa Libor o loa precios de la materias primas, se perfila como uno de los indicadores más precisos del comercio mundial y, por tanto, de la economía mundial.

Desde mediados de los años 80 el comercio mundial creció a tasas del 7 por ciento anual, mucho más que el crecimiento promedio del conjunto de la economía. Sin embargo, a agosto de este año el comercio mundial registraba una caída del 13 por ciento anual. Esto llevó, en septiembre, a la Organización Mundial de Comercio a reducir sus proyecciones de crecimiento del comercio mundial en 2015 de 3,3 a 2,8 por ciento. La proyecciones para el próximo año también se han reducido del 4 por ciento al 3,8 por ciento. Esta evolución será la peor en 20 años cuando el comercio mundial crecía anualmente a tasas del 5 por ciento.

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Toyota y las compañías acusadas de financiar al Estado Islámico


Desde el surgimiento del Estado Islámico, que ha vuelto a estar en el centro de atención de la comunidad internacional, muchos se han preguntado cómo funciona y de dónde proviene su financiación. En busca de las respuestas, varias compañías occidentales han sido acusadas de contribuir a la actividad del grupo. El mes pasado, las autoridades antiterroristas de EE.UU. pidieron a Toyota ayudarles a determinar cómo el Estado Islámico consiguió adquirir un número tan grande de camionetas de esa marca, que pueden verse en los videos del grupo terrorista, informó ABC. Toyota, a su vez, aseguró sobre su "política estricta de no vender vehículos a compradores que potencialmente pueden usarlos o modificarlos para actividades paramilitares o terroristas", pero al mismo tiempo, advirtió que era imposible seguir los vehículos que habían sido robados o revendidos por intermediarios.

jueves, 19 de noviembre de 2015

El ‘New York Times’ lleva razón: no existe pluralidad en los medios españoles

Vicenç Navarro, Público.es

Hace unos días, uno de los diarios más conocidos hoy en el mundo, el New York Times, publicó un artículo señalando la falta de libertad de prensa en España debido a la influencia que los poderes financieros (la banca) y los gobiernos (y muy en especial del gobierno central –aunque podría haber incluido los gobiernos autonómicos como el madrileño y el catalán) tenían sobre los mayores rotativos españoles. Y, como era de esperar, la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE) inmediatamente respondió indicando que el New York Times estaba guiado por prejuicios que le habían llevado a conclusiones en su reportaje sobre la prensa en España que eran claramente erróneas y carentes de objetividad y rigor, acentuando que la prensa en España “se caracteriza por la pluralidad mediática, (…) como resultado del claro compromiso de los medios de información españoles con la libertad de prensa en España”.

Hace también unas semanas que el programa “Salvados”, de la Sexta, hizo referencia a una encuesta europea sobre la credibilidad de los medios de información en varios países europeos que mostraba que la población española era una de las que creía menos en la información recibida a través de los mayores rotativos en España, hecho que los dirigentes de dos de estos rotativos (El Mundo y La Razón), entrevistados en el programa, atribuyeron a que el público español era más exigente que el de los otros países europeos, rechazando que esta amplia percepción de falta de credibilidad respondiera a la falta de objetividad y rigor de los medios.

La minería es un mal negocio

Raúl Zibechi, Cipamericas.org

Una década de boom minero deja un rosario de complicaciones: pasivos ambientales, polarización social, pérdida de legitimidad de los gobiernos y ningún problema de fondo resuelto.

“No es un accidente”, gritan los miembros del Movimiento de Afectados por la Minería (MAM). “Es un acontecimiento de total responsabilidad de las empresas”, asegura Mario Zonta quien destaca que las empresas no monitorean las represas donde almacenan desechos tóxicos, como las que se rompieron el pasado 5 de noviembre provocando un río de lodo contaminado que destruyó poblados, provocó la muerte o desaparición de más de 20 personas y dejó miles de afectados.

Se trata de una tragedia social y ambiental provocada por la minera Samarco en el estado de Minas Gerais, Brasil. Dos diques de contención de la mina de hierro a cielo abierto se rompieron, y el lodo liberado sepultó el poblado de Bento Rodrigues donde vivían 600 personas, a poco más de 20 kilómetros de la ciudad de Mariana y a 120 de Belo Horizonte, capital del Estado.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

¿Llegó la hora del dinero global?

Larry Hatheway & Alexander Friedman, Project Syndicate

El mundo de hoy está más integrado económica y financieramente que en cualquier otro momento desde la segunda mitad del siglo XIX. Pero la formulación de políticas –especialmente las acciones de los bancos centrales- sigue siendo anacrónicamente nacional y regional. ¿No habrá llegado la hora de repensar el (no) sistema monetario global? En particular, ¿un solo banco central global y una moneda mundial no tendrían más sentido que nuestro ensamblaje confuso, ineficiente y anticuado de políticas monetarias y monedas nacionales?

La tecnología hoy está llegando al punto en el que una moneda digital común, que sería posible gracias a la adopción de telefonía celular casi universal, ciertamente lo hace posible. Y por más descabellada que pueda sonar la idea de una moneda global, recordemos que antes de la Primera Guerra Mundial, abandonar el patrón oro parecía igualmente inverosímil.

El sistema actual es tan riesgoso como ineficiente. Las diferentes monedas no sólo son un incordio para los turistas que vuelven a casa con los bolsillos llenos de monedas extranjeras inutilizables. Las empresas globales pierden tiempo y recursos en esfuerzos básicamente inútiles para resguardarse contra el riesgo monetario (beneficiando sólo a los bancos que actúan como intermediarios).

Terrorismo en Francia y la venta de armas al Estado Islámico

Robert Fisk, La Jornada

El país que le prestó su credo sunita wahabita a los asesinos del Isis en París no dará la más mínima importancia al hecho de que François Hollande sople y resople sobre la guerra. Arabia Saudita ya ha escuchado todo esto antes, todo lo del Nuevo Orden Mundial desde 1991, cuando George Bush padre soñaba con una expresión sub hitleriana de Medio Oriente en la que podría existir un oasis de paz, un lugar sin armas, y la riqueza que de ellas proviene, en que las espadas se convirtieran en arados, o al menos en buques petroleros más grandes y oleoductos más largos.

Los sauditas están demasiado ocupados haciendo volar en pedazos a Yemen en su enloquecida guerra contra los hutíes chiítas como para preocuparse de los locos sunitas wahabitas del Isis.

Su enemigo sigue siendo el nuevo mejor amigo de Estados Unidos, el Irán chiíta, y están tan empecinados como siempre en destronar al presidente alawita chiíta de Siria, aun si el Isis está en la primera fila de los enemigos de Bashar al Assad.

Crónica de atentados en París anunciados hace tres años

Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

Desde hace casi tres años advertí el andamiaje gasero/petrolero que hacía predecibles los siete multiatentados de París-Saint Denis (¿Al Qaeda en la Torre Eiffel?: la guerra global del gas, http://goo.gl/ScBYTS), con base en una entrevista premonitoria de Michael Maloof, experto del Pentágono en la fase del bushiano Ronald Rums­feld (https://goo.gl/IBrXsm). Sólo varió la inédita franquicia de la guerrilla global del yihadismo: Al Qaeda/Europa.

Stratfor, portal texano-israelí que se ostenta como la CIA entre las penumbras, nos deleita con su taxonomía sui generis de los grupos yihadistas que operan con diferentes disfraces: desde los mujahidines de Afganistán, pasando por Osama Bin Laden en los atentados del 11-S, hasta hoy su reconversión lingüística, deliberadamente diseñada para confundir: Al Qaeda del Levante; Al Nusra y Ahrar al Sham de Siria; Al Qaeda en el Maghreb: Al Qaeda en Libia; Al Qaeda del Sinaí y Al Qaeda de la Península Arábiga, que ahora cierran con el broche de oro de Al Qaeda/Europa, todos condensados en el Estado Islámico.

Hasta el espionaje francés sucumbió a la trampa lingüística al clasificar a Al Nusra, de la genealogía terrorista de Al Qaeda, como "moderados" (http://goo.gl/B1JrzD). Para el maniqueísmo hollywoodense existen terroristas "buenos y malos", como "Al Qaeda bueno" y "Al Qaeda malo". Lo mismo sucedió en Albania/Kosovo, donde operaba "Osama Bin Laden el bueno", mientras "Osama Bin Laden el malo" deambulaba afuera de los Balcanes (http://goo.gl/TnzR4u).

La violencia y el califato vacío

Alejandro Nadal, La Jornada

La correspondencia entre Hannah Arendt y Karl Jaspers abarca un periodo tumultuoso en la historia. Arranca en 1926, cuando está a punto de iniciarse la destrucción del orden establecido al finalizar la primera guerra mundial. Concluye en 1969, después de que ambos pensadores han sido testigos de uno de los más turbulentos, y violentos, periodos de la historia.

En una de sus cartas a su maestro y amigo Arendt señala que por sentirse llena de gratitud está dispuesta a intitular su libro sobre teorías políticas Amor Mundi (al final Arendt prefirió La condición humana). Esto sorprende porque la autora había vivido procesos hiperviolentos a lo largo de su vida: totalitarismos sangrientos, racismo, genocidios, los primeros dos bombardeos atómicos y, lo que más le llamó la atención al final de sus días, el desarrollo vertiginoso de nuevos y más poderosos instrumentos de destrucción.

Una parte de la reflexión de Hannah Arendt sobre la violencia es pertinente hoy, a unos días de los terribles ataques en París. Digo una parte porque otro segmento de su obra me parece descontextualizado (sus referencias a Frantz Fanon) o superficial (en relación con la obra de Marx). Dejamos estas dos aclaraciones de lado en lo que sigue.

martes, 17 de noviembre de 2015

París: la sombra de Argelia

Robert Fisk, La Jornada

No sólo uno de los atacantes se esfumó después de la matanza en París. Tres naciones cuya historia, acción –e inacción– ayudan a entender la carnicería cometida por el Isis han escapado en gran medida a la atención entre la casi histérica respuesta a los crímenes de lesa humanidad en la capital francesa: Argelia, Arabia Saudita y Siria.

La identidad franco-argelina de uno de los atacantes demuestra de qué modo la salvaje guerra francesa de 1956-62 en Argelia continúa infectando las atrocidades de hoy. La absoluta negativa a contemplar el papel de Arabia Saudita como proveedora de la forma más extrema del islam, la wahabita sunita, en la que cree el Isis, muestra de qué manera nuestros líderes aún rehúsan reconocer los vínculos entre el reino y la organización que atacó a París. Y nuestra falta total de voluntad de aceptar que la única fuerza militar regular en combate constante con el Isis es el ejército sirio –que lucha por el régimen que Francia desea destruir– nos impide aliarnos con los inmisericordes soldados que están en acción contra el Isis con mayor ferocidad aún que los kurdos.

Siempre que Occidente es atacado y nuestros inocentes perecen, caemos en borrar el banco de memoria. Por tanto, cuando los reporteros nos dijeron que los 129 muertos en París representaron la peor atrocidad perpetrada en Francia desde la Segunda Guerra Mundial, omitieron mencionar la masacre en París de hasta 200 argelinos que participaban en una marcha ilegal contra la salvaje guerra colonial francesa en Argelia, en 1961. La mayoría fueron asesinados por la policía francesa; muchos fueron torturados en el Palais des Sports y sus cuerpos arrojados al Sena. Los franceses sólo reconocieron 40 muertos. El oficial de policía a cargo era Maurice Papon, quien trabajó para la policía colaboracionista de Petain en Vichy en la Segunda Guerra Mundial y deportó a más de mil judíos hacia su muerte.

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