Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada
El asesinato de Francisco Martínez Romero, joven artista callejero, a manos del cuerpo de Carabineros ha supuesto un nuevo estallido social. Cinco disparos a quemarropa acabaron con su vida; tenía 29 años. Pero a la acción canalla le siguió la cobardía de quienes perpetraron el crimen. Su actitud no fue prestar auxilio, huyeron, dejando a Francisco en su agonía hasta la muerte. Lo que sucedió a continuación, representa el hartazgo hacia la impunidad de la cual gozan las acciones realizadas por los Carabineros. Las calles de Chile se han llenado de ciudadanos pidiendo responsabilidades. Panguipulli, lugar de los hechos, en el sur del país, se ve sobrecogida. A los gritos de impotencia y rabia, le siguieron el asalto a la comisaría, la municipalidad, correos y otras dependencias públicas, cuyos cimientos ardieron casi completamente.
Son muchos los agravios. El gobierno de Sebastián Piñera y la gran coalición de la derecha chilena han ejercido un poder despótico, bajo una violencia extrema. Su principal brazo ejecutor, una institución que perdió su dignidad el 11 de septiembre de 1973, cuando los golpistas encarcelaron y destituyeron a sus mandos, todos leales al presidente Salvador Allende. Ha trascurrido medio siglo y Carabineros sigue acumulado denuncias de violaciones, tortura, secuestros, y asesinatos políticos. Pero sus ejecutores son exculpados. Una pancarta ha sido desplegada en Santiago con el siguiente lema: “Los pacos matan, violan, roban y torturan. Libertad para los presos de la revuelta. Octubre es nuestro. No a la impunidad”.
Una mirada no convencional al modelo económico, la globalización y las fallas del mercado
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miércoles, 10 de febrero de 2021
domingo, 3 de enero de 2021
La pandemia dispara la violencia en Estados Unidos a niveles no vistos en décadas
El número de tiroteos y homicidios en Estados Unidos se ha disparado durante 2020 coincidiendo con la pandemia del coronavirus y ha convertido el año que termina en el más sangriento en décadas.
En total, más de 19.000 personas -sin contar suicidios- han perdido la vida en el país en incidentes con armas de fuego, según Gun Violence Archive (GVA), una base de datos sobre violencia armada en EEUU.
Se trata de la cifra más alta en más de 20 años, a tenor de varios recuentos que sitúan el promedio de fallecidos por disparos en unos 11.500 al año desde 1999, incluyendo tiroteos intencionados y accidentes.
Aunque los datos aún no son definitivos en muchas ciudades, el aumento de la violencia armada ha sido generalizado en todo el país y se ha hecho notar desde el comienzo del año, aunque se aceleró especialmente durante el verano y el otoño.
sábado, 3 de marzo de 2018
Brasil tras los pasos de México
Raúl Zibechi, La Jornada
El gobierno de Michel Temer entregó la seguridad de Río de Janeiro a las fuerzas armadas, el pasado 16 de febrero. Desde los cuerpos policiales hasta los bomberos y las cárceles, pasaron a ser gestionados por los militares. La excusa, como siempre, es la violencia y el narcotráfico; que existen y son enormemente peligrosos para la población.
Río es una de las ciudades más violentas del mundo. En 2017 hubo 6 mil 731 muertos y 16 tiroteos diarios con un saldo mínimo de dos personas muertas en cada uno, casi siempre negros. De las 50 ciudades más violentas del mundo, 19 son brasileñas y 43 latinoamericanas (goo.gl/CvnFQU). En paralelo, Brasil está entre los 10 países más desiguales del mundo, algunos de ellos también los más violentos, como Haití, Colombia, Honduras, Panamá y México (goo.gl/XPKd7Y).
En el caso de Río de Janeiro, la actuación de los uniformados tiene una característica especial: se focaliza en las favelas, o sea va en contra de la población pobre, negra y joven. En las 750 favelas de Río donde viven 1.5 de los 6 millones de habitantes de la ciudad. Los militares se colocan en las salidas y fotografían a todas las personas, les piden documentos y confirman su identidad. Nunca se había hecho este tipo de control de forma tan masiva y tan específica.
El gobierno de Michel Temer entregó la seguridad de Río de Janeiro a las fuerzas armadas, el pasado 16 de febrero. Desde los cuerpos policiales hasta los bomberos y las cárceles, pasaron a ser gestionados por los militares. La excusa, como siempre, es la violencia y el narcotráfico; que existen y son enormemente peligrosos para la población.
Río es una de las ciudades más violentas del mundo. En 2017 hubo 6 mil 731 muertos y 16 tiroteos diarios con un saldo mínimo de dos personas muertas en cada uno, casi siempre negros. De las 50 ciudades más violentas del mundo, 19 son brasileñas y 43 latinoamericanas (goo.gl/CvnFQU). En paralelo, Brasil está entre los 10 países más desiguales del mundo, algunos de ellos también los más violentos, como Haití, Colombia, Honduras, Panamá y México (goo.gl/XPKd7Y).
En el caso de Río de Janeiro, la actuación de los uniformados tiene una característica especial: se focaliza en las favelas, o sea va en contra de la población pobre, negra y joven. En las 750 favelas de Río donde viven 1.5 de los 6 millones de habitantes de la ciudad. Los militares se colocan en las salidas y fotografían a todas las personas, les piden documentos y confirman su identidad. Nunca se había hecho este tipo de control de forma tan masiva y tan específica.
miércoles, 18 de noviembre de 2015
La violencia y el califato vacío
Alejandro Nadal, La Jornada
La correspondencia entre Hannah Arendt y Karl Jaspers abarca un periodo tumultuoso en la historia. Arranca en 1926, cuando está a punto de iniciarse la destrucción del orden establecido al finalizar la primera guerra mundial. Concluye en 1969, después de que ambos pensadores han sido testigos de uno de los más turbulentos, y violentos, periodos de la historia.
En una de sus cartas a su maestro y amigo Arendt señala que por sentirse llena de gratitud está dispuesta a intitular su libro sobre teorías políticas Amor Mundi (al final Arendt prefirió La condición humana). Esto sorprende porque la autora había vivido procesos hiperviolentos a lo largo de su vida: totalitarismos sangrientos, racismo, genocidios, los primeros dos bombardeos atómicos y, lo que más le llamó la atención al final de sus días, el desarrollo vertiginoso de nuevos y más poderosos instrumentos de destrucción.
Una parte de la reflexión de Hannah Arendt sobre la violencia es pertinente hoy, a unos días de los terribles ataques en París. Digo una parte porque otro segmento de su obra me parece descontextualizado (sus referencias a Frantz Fanon) o superficial (en relación con la obra de Marx). Dejamos estas dos aclaraciones de lado en lo que sigue.
La correspondencia entre Hannah Arendt y Karl Jaspers abarca un periodo tumultuoso en la historia. Arranca en 1926, cuando está a punto de iniciarse la destrucción del orden establecido al finalizar la primera guerra mundial. Concluye en 1969, después de que ambos pensadores han sido testigos de uno de los más turbulentos, y violentos, periodos de la historia.
En una de sus cartas a su maestro y amigo Arendt señala que por sentirse llena de gratitud está dispuesta a intitular su libro sobre teorías políticas Amor Mundi (al final Arendt prefirió La condición humana). Esto sorprende porque la autora había vivido procesos hiperviolentos a lo largo de su vida: totalitarismos sangrientos, racismo, genocidios, los primeros dos bombardeos atómicos y, lo que más le llamó la atención al final de sus días, el desarrollo vertiginoso de nuevos y más poderosos instrumentos de destrucción.
Una parte de la reflexión de Hannah Arendt sobre la violencia es pertinente hoy, a unos días de los terribles ataques en París. Digo una parte porque otro segmento de su obra me parece descontextualizado (sus referencias a Frantz Fanon) o superficial (en relación con la obra de Marx). Dejamos estas dos aclaraciones de lado en lo que sigue.
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jueves, 13 de noviembre de 2014
México en la historia de una violencia institucionalizada
José Toledo Alcalde, Alainet
Como parte de este colectivo denominado humanidad pienso y repienso, siento y resiento el inhumano drama y no menos la desconcertante desaparición de los 43 estudiantes de la escuela normal Ayotzinapa en la localidad mexicana de Iguala de la Independencia (En náhuatl: yohualcehuatl, ‘donde serena la noche’) , municipio de Tixtla de Guerrero (En náhuatl: textli, tla, ‘masa de maíz, locativo’ ‘en la masa de maíz’). Como no considerar a los 70 mil muertos y 20 mil desaparecidos resultado de la guerra contra el narcotráfico mexicano en tiempos de Felipe Calderón (2006-2012), otras fuentes hablan de 150 mil muertos.[1] Como no mencionar a los miles de migrantes que atreviéndose a cruzar el muro mueren bajo la inclemencia del desierto o la de hordas criminales ávidas de dinero y poder. Como si fuese poco toda esta pesadilla, una vez llegados a USA - como destino de sus sueños -sufren las consecuencias del estigma de la “ilegalidad”. Tanto el cruel hecho en Iguala como los padecimientos del éxodo forzado, nos coloca en la disyuntiva, ¿Qué de humano podría existir en el uso de la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, como método de control y gobernabilidad?
Como parte de este colectivo denominado humanidad pienso y repienso, siento y resiento el inhumano drama y no menos la desconcertante desaparición de los 43 estudiantes de la escuela normal Ayotzinapa en la localidad mexicana de Iguala de la Independencia (En náhuatl: yohualcehuatl, ‘donde serena la noche’) , municipio de Tixtla de Guerrero (En náhuatl: textli, tla, ‘masa de maíz, locativo’ ‘en la masa de maíz’). Como no considerar a los 70 mil muertos y 20 mil desaparecidos resultado de la guerra contra el narcotráfico mexicano en tiempos de Felipe Calderón (2006-2012), otras fuentes hablan de 150 mil muertos.[1] Como no mencionar a los miles de migrantes que atreviéndose a cruzar el muro mueren bajo la inclemencia del desierto o la de hordas criminales ávidas de dinero y poder. Como si fuese poco toda esta pesadilla, una vez llegados a USA - como destino de sus sueños -sufren las consecuencias del estigma de la “ilegalidad”. Tanto el cruel hecho en Iguala como los padecimientos del éxodo forzado, nos coloca en la disyuntiva, ¿Qué de humano podría existir en el uso de la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, como método de control y gobernabilidad?
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jueves, 11 de febrero de 2010
Ultraviolencia a vista de todos
Este video muestra la brutal pelea entre dos jóvenes de 15 años en una parada de autobús en Seattle, Estados Unidos. La pelea es a combos y patadas y una de las jóvenes propina seis patadas en la cabeza a la otra que yace en el suelo. La noticia ha impactado tanto por la brutalidad de la violencia juvenil, como por el hecho de que los guardias de seguridad permanecieron impávidos sin detener la violencia. Como vemos, el mundo está cada día más enfermo y enajenado.
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