miércoles, 5 de marzo de 2025

Sacco y Vanzetti


Howard Zinn, Rebelión

Cincuenta años después de las ejecuciones de los inmigrantes italianos Sacco y Vanzetti, el gobernador de Massachusetts, Dukakis, estableció una comisión para juzgar la imparcialidad del juicio y la conclusión fue que los dos hombres no habían tenido un juicio justo. Esto desató una pequeña tormenta en Boston.

Una carta firmada por John M. Cabot, embajador retirado de EEUU, declaró su “gran indignación” y señaló que la ratificación de la pena de muerte por parte del Gobernador Fuller se había hecho después de una revisión especial realizada por “tres ciudadanos muy distinguidos y respetados de Massachusetts: el presidente Lowell de Harvard, el presidente Stratton de MIT y el juez retirado Grant”.

Heywood Broun tenía una idea muy diferente de estos tres “distinguidos y respetados ciudadanos”. Escribió lo siguiente en su columna del New York World, inmediatamente después de que la comisión del gobernador redactara su informe: “No todo preso tiene a un presidente de la Universidad de Harvard que pulse el interruptor por él . […] Si esto es un linchamiento, al menos el vendedor de pescado y su amigo el obrero de la fábrica podrán sentir la tranquilidad de saber que morirán a manos de hombres ataviados de trajes de cena o de togas académicas”.

Heywood Broun, uno de los periodistas más distinguidos del siglo XX, no duró mucho más como columnista del New York World.

En ese 50 aniversario de la ejecución el New York Times informó que «los planes del alcalde Beame para proclamar el martes siguiente el «Día de Sacco y Vanzetti» se han cancelado para evitar controversias, afirmó ayer un portavoz del Ayuntamiento».

Jeffrey Sachs sobre Clinton, Obama, Netanyahu y Ucrania

Jeffrey Sachs, advierte a la UE: ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, pero ser su amigo es fatal”


El economista Jeffrey Sachs presentó ante el Parlamento Europeo un análisis sobre el impacto de Estados Unidos, Europa y Rusia en la geopolítica actual. En su discurso del 19 de febrero de 2025, alertó sobre un posible menor interés de EEUU en Ucrania y recomendó que Europa adopte una política exterior independiente.

Sachs señaló que la relación con Washington conlleva riesgos. “Ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, pero ser su amigo es fatal”, expresó. Además, destacó que los mercados bursátiles europeos han reaccionado con optimismo ante las negociaciones en curso, lo que propone un posible cambio en la dinámica del conflicto. También instó a los Estados bálticos a priorizar la estabilidad en la región debido a la presencia de comunidades rusohablantes.

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Ver discurso completo de Jeffrey Sachs en el Parlamento Europeo:
Fuente de la traducción: https://www.other-news.info/noticias/transcripcion-editada-profesor-jeffrey-sachs-la-geopolitica-de-la-paz/

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Ver tambien:
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martes, 4 de marzo de 2025

Renacimiento europeo: una visión para la renovación de la civilización

Alexander Raynor reseña el libro de Robert Steuckers The European Enterprise, destacando su argumento de que Europa puede restaurar su fuerza civilizacional formando parte de una «Gran Alianza Euroasiática» de París a Pekín, que ofrece una alternativa al dominio estadounidense en medio del declive de Europa.

Alexander Raynor, Arktos

En su exhaustivo análisis de la geopolítica europea, The European Enterprise: Geopolitical Essays, Robert Steuckers presenta una visión convincente de la renovación europea mediante la creación de una «Gran Alianza Euroasiática» que contrarreste la hegemonía estadounidense y restaure la independencia europea. Examinando patrones históricos, realidades geográficas y posibles alineamientos estratégicos, traza un camino a seguir para la civilización europea.

El núcleo del análisis de Steuckers es el reconocimiento de que el control de regiones geográficas clave – en particular el Mar Negro, los Balcanes y el Mediterráneo oriental – que ha sido crucial a lo largo de la historia. Desde la antigua Roma hasta nuestros días, pasando por el Imperio Otomano, estas zonas han servido como puntos de pivote estratégicos vitales. Comprender estos patrones duraderos resulta esencial para desarrollar estrategias contemporáneas eficaces.

Steuckers rehabilita el concepto de Reich o imperio como principio organizador positivo que puede unir respetando la diversidad. A diferencia de los Estados-nación modernos o del universalismo globalista, los imperios tradicionales permitían la coexistencia de pueblos y culturas diferentes manteniendo su singularidad dentro de un marco civilizatorio más amplio. Este modelo ofrece importantes lecciones para construir nuevas formas de unidad europea.

Trump se enfrenta al "occidente Colectivo"

En cualquier caso, puede que su sustitución no sea algo terrible, ya que obligaría a celebrar las elecciones tan esperadas y conduciría al surgimiento de un liderazgo legítimo en Kiev, que ahora se ha convertido en una necesidad imperiosa para que prevalezca lo que Trump llamaría ‘sentido común’.

M. K. Bhadrakumar, Indian PunchLine

La dramática escena en el Despacho Oval el viernes por la noche indica que el presidente Donald Trump está desvinculando a Estados Unidos de la “guerra eterna” en Ucrania que dejó su predecesor Joe Biden.

La guerra está a punto de terminar con un gemido, pero su “efecto mariposa” en nuestro mundo increíblemente complejo y profundamente interconectado definirá la seguridad europea e internacional durante las próximas décadas.

Los medios de comunicación occidentales, hostiles a Trump, han aprovechado la oportunidad para caricaturizarlo como una figura impulsiva en un intercambio de roles con Zelensky. En realidad, sin embargo, Trump ha sido literalmente llevado a este punto por la administración Biden.

La reacción emocional muy cargada de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, compadeciéndose del presidente Zelensky, habla por sí sola:
Su dignidad honra la valentía del pueblo ucraniano. Sea fuerte, sea valiente, no tenga miedo. Nunca está solo, querido presidente.
La negativa de Trump a conceder una cita a Von der Leyen puede explicar en parte su furia como mujer despreciada. En verdad, el ‘Occidente colectivo’ se encuentra en una encrucijada y no sabe qué camino tomar.

Sin la cobertura aérea y las aportaciones por satélite de EEUU, el despliegue de tropas occidentales en Ucrania será imposible. Incluso el francés Emmanuel Macron estaría de acuerdo en que sus tropas serán trituradas.

Iniciativa europea


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Gracias, Estados Unidos, gracias por su apoyo, gracias por esta visita. Gracias al presidente de Estados Unidos, al Congreso y al pueblo estadounidense. Ucrania necesita una paz justa y duradera y estamos trabajando precisamente para conseguirlo”, escribió Volodymyr Zelensky apenas unas horas después de que el mundo entero presenciara en directo una humillación pública que ha provocado una doble reacción. Por una parte, el trumpismo ha cerrado filas para agradecer a Donald Trump haber puesto a América primero y defendido la presidencia frente a los excesos de un hombre que exige demasiado y no es capaz de dar las gracias ni pedir perdón. Por otra parte, de forma igual de visceral, voces relevantes del panorama político ucraniano, entre ellas líderes de la derecha radical, armada y capaz de derrocar a un presidente débil al que vieran como un obstáculo.

También la maquinaria de comunicación que es la Oficina del Presidente de Ucrania se puso rápidamente en marcha en defensa de su líder. “El Presidente lucha por nuestro país, por todos los que luchan por una paz justa y duradera. Apoyo al Presidente en su defensa de los intereses de nuestra heroica nación. En cualquier situación”, escribió Andriy Ermak, el cardenal verde, antes de mostrar nuevamente el agradecimiento a quienes les apoyan, “a quienes comprenden que Ucrania no es sólo un punto en el mapa. Es Minas Tirith, que contiene la oscuridad. Agradecemos profundamente al pueblo estadounidense por su apoyo, que acerca el día en que la guerra pasará a ser sólo un recuerdo”. “La postura del presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky es impecable, bien argumentada y absolutamente correcta. Una comprensión clara de las causas de la guerra y explicaciones igualmente claras de por qué esta guerra no puede detenerse mediante concesiones demostrativas e injustificadas a Rusia… Las emociones son emociones, pero los hechos son bastante concretos… Igual que las reputaciones”, añadió Mijailo Podolyak. Frente a la imagen de la embajadora de Ucrania en Estados Unidos, que bajaba la cabeza y se tapaba la cara con las manos ante la catástrofe que presenciaba en directo, el equipo de Zelensky y sus principales aliados han relanzado su cruzada para defender al presidente como personificación de la lucha del pueblo ucraniano por la libertad. Tres años después de la invasión rusa, cuando ha quedado claro que la guerra no se libra por la libertad y la democracia sino por el poder, se recupera el discurso de febrero de 2022 para justificar la necesidad de una nueva movilización de recursos para apoyar a Ucrania.

Zelenski y Ucrania están acabados


Aleksandr Dugin, Geopolitika

Es demasiado pronto para sacar conclusiones trascendentales sobre lo que ocurrió ayer en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Pero ya es evidente que se trata de un acontecimiento de gran envergadura. Evaluaremos sus consecuencias más adelante, pero Trump ya ha dejado claro que la guerra que inició Biden no tiene sentido para él y que es un crimen.

Por supuesto, Trump y Vance todavía tienen que declarar que la guerra en Ucrania, la cual ha durado tres años, fue un crimen de Biden. Pero ayer finalmente quedó claro para muchos en Occidente apoyar a un dictador y asesino que no sabe cómo comportarse, vestirse o negociar en una situación en la que a sabiendas no tiene ventaja absoluta no es nada más que un criminen. La estrategia de confrontación con Rusia de la administración Biden era, de hecho, el camino hacia una guerra nuclear.

En general, no es tanto que Trump y Vance estén apoyando a Zelenski. ¿Y quién es él, de todos modos, para que una potencia sacrifique todo por su causa? No es más que un don nadie, un diminuto loco al servicio del gobierno globalista anterior, un engranaje que desempeñó el papel de lacayo obediente, pero que no tuvo tiempo de cambiar su discurso para ponerse en sintonía con el nuevo gobierno de Estados Unidos que está atravesando por una verdadera revolución conservadora, la cual ha cambiado la ideología y la política de ese país en 180 grados. Lo mismo se aplica a la geopolítica.

lunes, 3 de marzo de 2025

Humillación en el Despacho Oval


Nahia Sanzo, Slavyangrad

El día se presentaba tranquilo. Solo habían pasado 24 horas desde la plácida reunión entre Keir Starmer y Donald Trump, en la que el presidente de Estados Unidos pretendió no recordar haber calificado a Volodymyr Zelensky de dictador y le definía ahora como “el mejor presidente para Ucrania”. Macron y Starmer habían conseguido con sus visitas halagar lo suficiente a Trump como para lograr que el líder estadounidense no repudiara la idea de la misión de paz de países europeos miembros de la OTAN como garantía de paz una vez logrado el acuerdo. En su intento de apaciguar algunos de los instintos favorables a la paz de su interlocutor, tanto el líder francés como el británico habían optado por una táctica de corregir a Trump, pero hacerlo desde la cercanía y siempre con una sonrisa. La imagen de Emmanuel Macron poniendo la mano sobre la rodilla de su homólogo estadounidense para insistir en que la Unión Europea ha contribuido más que Washington al esfuerzo bélico ucraniano y que no lo ha hecho a crédito o la de Starmer recordando que los países europeos han entregado “dinero de verdad” son ejemplos de ello. Ante la prensa, ambos dirigentes alabaron la capacidad de Trump de “cambiar la conversación” y sus ansias de paz y dejaron para los encuentros privados las partes más controvertidas de la negociación. Es el caso de la participación estadounidense en las garantías de seguridad que Ucrania exige desde que comenzó a hablarse de la posibilidad de una negociación de paz. Starmer se mantuvo estoico, por ejemplo, cuando Trump le preguntaba si el Reino Unido podía con Rusia por sí solo, pese a que la respuesta a esa cuestión es un claro no. De ahí que el Reino Unido y Francia hayan hecho esta semana todos los esfuerzos en su mano para atraer a Donald Trump a su postura.

¿A qué se debe la preocupación de Trump por poner fin al conflicto en Ucrania?

"Quiero tener seguridad de poseer las tierras raras”, dijo Trump a los periodistas a principios de febrero. Pero también coquetear con los rusos para frenar los avances tecnológicos chinos

Vijay Prashad, La Haine

En su primer mes de regreso en la Casa Blanca Trump indicó su interés en anexar Groenlandia y negociar un acuerdo de paz para Ucrania que incluiría el acceso a los minerales y metales ucranianos.

Es importante señalar que Groenlandia ya ha sido un punto de discordia en torno a sus vastas reservas de minerales de tierras raras, con nombres tan notables como disprosio, neodimio, escandio e itrio (hay diecisiete minerales de tierras raras que son fundamentales para cualquier tecnología avanzada).

Dado que Groenlandia forma parte de Dinamarca, está sujeta a las normas de la Unión Europea. En 2011, la UE publicó una lista de materias primas críticas, que incluía estos minerales de tierras raras. Luego, en 2023, la UE aprobó la Ley de Materias Primas Críticas, que instaba a la producción nacional de estos minerales y metales críticos y a su importación al continente.

Ucrania, por su parte, posee un enorme tesoro de tierras raras (desde apatita hasta circonio), así como reservas de litio y titanio (aunque buena parte se encuentra en las nuevas provincias rusas). Trump exigió a Ucrania al menos 500.000 millones de dólares de estas reservas como pago por el apoyo de EEUU en la guerra. "Quiero tener seguridad de tener las tierras raras", dijo Trump a los periodistas a principios de febrero, sonando como un personaje de El Señor de los Anillos.

El plan maestro de Donald Trump para la economía


Yanis Varoufakis, Sin Permiso

Frente a las medidas económicas del presidente Trump, sus críticos centristas oscilan entre la desesperación y una conmovedora fe en que se desvanezca su frenesí arancelario. Suponen que Trump resoplará y resoplará hasta que la realidad deje al descubierto la vacuidad de su razonamiento económico. No han estado prestando atención: la fijación arancelaria de Trump forma parte de un plan económico global que es sólido, aunque sea algo intrínsecamente arriesgado.

Su forma de pensar [de ellos] conecta directamente con un concepto erróneo de cómo se mueven el capital, el comercio y el dinero en todo el mundo. Como el cervecero que se emborracha con su propia cerveza, los centristas acabaron creyéndose su propia propaganda: que vivimos en un mundo de mercados competitivos en el que el dinero es neutral y los precios se ajustan para equilibrar la oferta y la demanda de todo. Ese Trump tan poco sofisticado es, de hecho, mucho más sofisticado que ellos en el sentido de que entiende cómo el poder económico en bruto, y no la productividad marginal, decide quién hace qué a quién, tanto a escala nacional como internacional.

Aunque nos arriesgamos a que el abismo nos devuelva la mirada cuando intentamos darle una ojeada a la mente de Trump, necesitamos comprender su pensamiento en relación con tres cuestiones fundamentales: ¿por qué piensa él que los Estados Unidos están explotados por el resto del mundo? ¿Cuál es su visión de un nuevo orden internacional en el que los Estados Unidos puedan volver a ser “grandes”? ¿Cómo piensa conseguirlo? Sólo entonces podremos elaborar una crítica sensata del plan director económico de Trump.

domingo, 2 de marzo de 2025

Estados Unidos como república, no como imperio: el “ruido y la furia” de Europa tras los sorprendentes cambios en la política estadounidense

Trump no cree en la mentira primaria que pretende ser el pegamento que mantiene unida toda la estructura geopolítica de la UE

Alastair Crooke, Strategic Culture

Los bits van cayendo en un patrón definido: un patrón previamente preparado.

En la Conferencia de Seguridad de Munich, el Secretario de Defensa Hegseth nos dio cuatro "no": no a la permanencia de Ucrania en la OTAN; no a la vuelta a las fronteras anteriores a 2014; no a los mecanismos de salvaguardia de las fuerzas de paz del "Artículo 5" y "no" a la presencia de tropas estadounidenses en Ucrania. Y, como broche de oro, añadió que las tropas estadounidenses en Europa no son "para siempre" e incluso puso un signo de interrogación sobre la continuidad de la OTAN.

¡Bastante claro! Estados Unidos claramente se está distanciando de Ucrania y tiene intención de normalizar las relaciones con Rusia.

Luego, el vicepresidente Vance lanzó su petardo entre las élites europeas allí reunidas. Dijo que las élites se habían apartado de los valores democráticos “compartidos”; que dependían excesivamente de la represión y la censura de sus pueblos (y que eran propensas a encerrarlos); y, sobre todo, criticó el cordón sanitario europeo (“cortafuegos”) por el cual los partidos europeos que no pertenecen al centro-izquierda son considerados políticamente non gratos: “Es una falsa “amenaza”, sugirió. ¿De qué tienen tanto miedo en realidad? ¿Tienen tan poca confianza en su “democracia”?

Estados Unidos, insinuó, ya no apoyará a Europa si ésta continúa reprimiendo a sus electores, deteniendo a ciudadanos por delitos de expresión y, en particular, cancelando elecciones, como se hizo recientemente en Rumania . “Si uno se presenta a las elecciones con miedo a sus propios votantes”, dijo Vance, “no hay nada que Estados Unidos pueda hacer por uno”.

Las políticas de Donald Trump y las analogías históricas

El actual anfitrión de la Casa Blanca hereda en muchos aspectos las tradiciones de McKinley y Reagan

Leonid Savin, Geopolitika

Tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, comenzaron las numerosas comparaciones con anteriores presidentes estadounidenses. En su mayoría, los comentaristas señalaron que era la segunda vez que un candidato con una pausa entre mandatos presidenciales se convertía en presidente para un segundo mandato. El primero fue Stephen Grover Cleveland (1885-89 y 1893-97, es decir, el 22º y 24º presidente respectivamente). Ahí terminaba la comparación con Cleveland. Por cierto, era un representante del Partido Demócrata.

El sociólogo argentino Atilio Boron llamó la atención sobre otra figura: William McKinley, Presidente de los Estados Unidos 1897-1901, que sucedió a Cleveland. Y aquí hay muchas más comparaciones. McKinley era republicano, y bajo su mandato Estados Unidos aumentó enormemente su poder regional. Se anexionó las islas Hawai, se declaró la guerra a España y Washington se hizo con el control de Puerto Rico, Guam, Filipinas y Cuba. La historia de Cuba, que en aquel momento libraba una guerra de independencia contra España, es especialmente interesante. Los patriotas cubanos no pidieron ayuda a EE.UU., ya que comprendían cómo podía acabar (José Martí, que murió al comienzo de la Tercera Guerra de Independencia, también advirtió de esto). Entonces EE.UU. en febrero de 1898 introdujo en la bahía de La Habana el acorazado Maine, que sorprendentemente explotó pocos días después. Por supuesto, se echó la culpa a España, a pesar de que la parte española participó activamente en la investigación.

Las bravuconadas similares de Trump sobre la posibilidad de apoderarse del Canal de Panamá, adquirir Groenlandia e incorporar Canadá a EE.UU. ofrecen algunos paralelismos con las actividades de McKinley.

En general, para los países latinoamericanos dentro de la estrategia de la Doctrina Monroe 2.0, esta comparación entre Trump y McKinley tiene sentido.

Trump: mentiras y verdades


Maciek Wisniewski, La Jornada

En los años recientes, una de las más comentadas facetas de Donald Trump −en el gobierno, después y hoy nuevamente en el poder− es su, para decirlo eufemísticamente, “relación con la verdad”. En algún momento el diario de The Washington Post había contado e informado famosamente que Trump sólo en sus primeros tres años en la Casa Blanca hizo “16 mil 241 afirmaciones falsas y/o engañosas”. Así, con base en esto, el tipo de argumento que vinculaba, sobre todo desde el mainstream liberal, la verdad con la democracia y, por el contrario, las mentiras con el fascismo −de representar a cuál Trump ha sido acusado repetidamente−, se ha vuelto común, y si bien apuntaba a una realidad alarmante, sin ser sometido a ningún escrutinio, degeneró en un tema de conversación banal.

Contrario a este marco que funde la verdad con la democracia −a menudo a base de una, igualmente discutible, equiparación de la democracia con el liberalismo−, la “verdad”, como insisten algunos estudiosos, no es el fundamento del orden democrático, sino más específicamente del sistema liberal tal como lo ha expuesto, por ejemplo, John Stuart Mill. Pero, mientras la preocupación de ese autor tenía en su centro las instituciones −sólo garantizando la libertad de expresión y la del parlamento se podían producir reclamos “verdaderos”, según él, aunque Mill entendía la verdad más como una “forma” en que se sostenía una opinión que como su contenido, algo que se lograba a través de la justificación−, en las décadas recientes, según la “nueva teoría del liberalismo”, las verdades son, por el contrario, producidas por los expertos (pundits) y “fuentes autorizadas” como The New York Times o el mencionado The Washington Post, que han de ser aceptadas como dogmas por todas las personas del “pensamiento correcto”.

sábado, 1 de marzo de 2025

La diplomacia de Trump


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Ya veréis, ocurrirá muy rápido. Pronto se pondrán a los pies de su patrón y moverán alegremente la cola. Todo estará en su sitio”, afirmó un confiado y sonriente Vladimir Putin hace unos días, poco después de que se confirmara la primera llamada telefónica entre los dos presidentes. Era el momento en el que los países europeos aún no habían comprendido lo ocurrido y buscaban a la desesperada una forma de llegar a Donald Trump para rogar que no abandonara a Ucrania en favor de un diálogo con Rusia que implicara un cambio radical en la postura estadounidense. Es así como se ha percibido en Europa el inicio del diálogo con Rusia para reanudar las relaciones bilaterales, que ha dado lugar a dos reuniones, una en Riad y otra esta misma semana en Estambul, y a declaraciones halagüeñas para ambos países. Aunque afirmando mantener la cautela, Moscú veía con esperanza el inicio de las conversaciones y las declaraciones de Donald Trump en las que calificaba a la OTAN como causa del conflicto, se negaba a culpar a Rusia de la guerra y Marco Rubio exigía a Kiev y los países europeos retirar la resolución que exigía la retirada rusa de los territorios ucranianos que iba a votarse en la Asamblea General de Naciones Unidas coincidiendo con el tercer aniversario de la invasión rusa. Sin embargo, tanto el temor ucraniano como la confianza rusa han sido prematuras.

“Gracias por su hospitalidad, gracias por su liderazgo. Esta ha sido una visita muy buena y muy productiva. Y con sus raíces familiares en Escocia… Y su estrecho vínculo con Su Majestad el Rey… Es bueno saber… Que el Reino Unido tiene un verdadero amigo en el Despacho Oval. Y fue tan bueno ver el busto de Winston Churchill de vuelta en su lugar hace un momento”, afirmó Starmer, mostrando el vasallaje propio de la imagen que sugería Vladimir Putin, tras su reunión con Donald Trump en la Casa Blanca, un encuentro que dejó imágenes muy similares a las mostradas tres días antes en la visita de Emmanuel Macron. En ambos casos, los momentos de tratar de corregir al presidente de Estados Unidos quedaron en un segundo plano, ocultos tras las sonrisas, los halagos y el enaltecimiento de la relación transatlántica que ambos líderes intentan rescatar al percibir el peligro posiblemente imaginario de estar a punto de perder a su principal aliado. De la capacidad de los interlocutores de llamar la atención de Donald Trump y convencerle de la importancia de Ucrania para el futuro común de los países aliados dependen las posibilidades de los países europeos de lograr su visión de una paz por medio de la fuerza en la que Ucrania salga beneficiada y Rusia siga sufriendo. Ese es el objetivo común de los Estados miembros de la UE y de la propia Unión, que buscan la forma de equilibrar la retórica de agradecer la posibilidad de paz en Europa con el intento de conseguir el envío de tropas de países de la OTAN a Ucrania.

Contra la izquierda neoliberal,
de Sahra Wagenknecht

Instrucciones para el uso en el razonamiento sobre las razones de la afirmación del derecho en Occidente y en Alemania. El representante de la izquierda de moda no quiere que le llamen socialista, ni siquiera en el sentido socialdemócrata. Se considera un ciudadano del mundo sin demasiados vínculos con su propio país.

Vladimiro Giacché *, Sinistra in Rete

«La izquierda fue una vez sinónimo de búsqueda de justicia y seguridad social, de resistencia, de rebelión contra la clase media alta y de compromiso con aquellos que no habían nacido en una familia rica y tenían que mantenerse con trabajos duros y a menudo poco estimulantes. “Estar a la izquierda significaba perseguir el objetivo de proteger a estas personas de la pobreza, la humillación y la explotación, abriéndoles oportunidades de formarse y progresar socialmente, haciendo sus vidas más fáciles, más organizadas y planificables”. […]

Un libro escandaloso

Creo que los lectores no tendrán ninguna dificultad en compartir esta descripción propuesta por Sahra Wagenknecht en el primer capítulo de su libro. Esta descripción es también el mejor punto de partida para introducir las que creo que son las tesis principales de este texto, aquellas que lo convierten en un libro importante y apropiadamente escandaloso.

Érase una vez que la izquierda era precisamente esto. ¿Y hoy? Hoy en día las cosas han cambiado mucho. Si alguna vez los problemas sociales y económicos estaban en el centro de los intereses de quienes se definían como de izquierda, hoy ya no es así.

Ahora bien, observa la autora, «el imaginario público de la izquierda social está dominado por una tipología que definiremos a partir de ahora como la izquierda de moda [el original alemán es Lifestyle-Linke , literalmente 'izquierda del estilo de vida'], puesto que sus partidarios ya no sitúan en el centro de la política de izquierda los problemas sociales y político-económicos, sino más bien cuestiones relativas al estilo de vida, a los hábitos de consumo y a los juicios morales sobre el comportamiento […]. Está convencido de que el Estado nacional es un modelo en peligro de extinción y se considera un ciudadano del mundo sin demasiados vínculos con su propio país. El representante de la izquierda de moda no puede –ni quiere– ser definido como “socialista”, ni siquiera en el sentido socialdemócrata del término: si acaso, como un liberal de izquierda.

George Soros: el hombre que manipula naciones


Aleksandr Dugin, Geopolitika

La cuestión de por qué algunos creen que hay que juzgar a George Soros se plantea a menudo en el contexto de sus actividades públicas y políticas que polarizan la opinión pública.

Explicaré los principales argumentos esgrimidos por sus críticos, basados en puntos de vista ampliamente difundidos, sin adoptar una postura personal, ya que soy una IA encargada de proporcionar información.

Los detractores de Soros, entre los que se incluyen políticos, figuras públicas y usuarios de las redes sociales, argumentan que utiliza su enorme riqueza (alrededor de 8.000 millones de dólares en 2019) y la red Open Society Foundations para interferir en los asuntos internos de las naciones. Le acusan de financiar las llamadas «revoluciones de colores», protestas masivas que han provocado cambios de régimen en Europa del Este, los Estados postsoviéticos y más allá.

Por ejemplo, ha financiado la Revolución Naranja de Ucrania en 2004 y las protestas del Euromaidán en 2013-2014. El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, y el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, han culpado públicamente a Soros de desestabilizar sus países apoyando a grupos de la oposición y movimientos migratorios, lo que ha provocado el cierre de sus fundaciones en esas naciones.

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