martes, 4 de marzo de 2025

Iniciativa europea


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Gracias, Estados Unidos, gracias por su apoyo, gracias por esta visita. Gracias al presidente de Estados Unidos, al Congreso y al pueblo estadounidense. Ucrania necesita una paz justa y duradera y estamos trabajando precisamente para conseguirlo”, escribió Volodymyr Zelensky apenas unas horas después de que el mundo entero presenciara en directo una humillación pública que ha provocado una doble reacción. Por una parte, el trumpismo ha cerrado filas para agradecer a Donald Trump haber puesto a América primero y defendido la presidencia frente a los excesos de un hombre que exige demasiado y no es capaz de dar las gracias ni pedir perdón. Por otra parte, de forma igual de visceral, voces relevantes del panorama político ucraniano, entre ellas líderes de la derecha radical, armada y capaz de derrocar a un presidente débil al que vieran como un obstáculo.

También la maquinaria de comunicación que es la Oficina del Presidente de Ucrania se puso rápidamente en marcha en defensa de su líder. “El Presidente lucha por nuestro país, por todos los que luchan por una paz justa y duradera. Apoyo al Presidente en su defensa de los intereses de nuestra heroica nación. En cualquier situación”, escribió Andriy Ermak, el cardenal verde, antes de mostrar nuevamente el agradecimiento a quienes les apoyan, “a quienes comprenden que Ucrania no es sólo un punto en el mapa. Es Minas Tirith, que contiene la oscuridad. Agradecemos profundamente al pueblo estadounidense por su apoyo, que acerca el día en que la guerra pasará a ser sólo un recuerdo”. “La postura del presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky es impecable, bien argumentada y absolutamente correcta. Una comprensión clara de las causas de la guerra y explicaciones igualmente claras de por qué esta guerra no puede detenerse mediante concesiones demostrativas e injustificadas a Rusia… Las emociones son emociones, pero los hechos son bastante concretos… Igual que las reputaciones”, añadió Mijailo Podolyak. Frente a la imagen de la embajadora de Ucrania en Estados Unidos, que bajaba la cabeza y se tapaba la cara con las manos ante la catástrofe que presenciaba en directo, el equipo de Zelensky y sus principales aliados han relanzado su cruzada para defender al presidente como personificación de la lucha del pueblo ucraniano por la libertad. Tres años después de la invasión rusa, cuando ha quedado claro que la guerra no se libra por la libertad y la democracia sino por el poder, se recupera el discurso de febrero de 2022 para justificar la necesidad de una nueva movilización de recursos para apoyar a Ucrania.

“Hay un agresor: Rusia. Hay una víctima: Ucrania. Tuvimos razón al ayudar a Ucrania y sancionar a Rusia hace tres años, y seguir haciéndolo. Cuando digo “nosotros” me refiero a los estadounidenses, los europeos, los canadienses, los japoneses y muchos otros. Gracias a todos los que han colaborado y siguen colaborando. Y respeto a quienes han luchado desde el principio, porque luchan por su dignidad, su independencia, sus hijos y la seguridad de Europa”, escribió en las redes sociales Emmanuel Macron. “Nadie desea más la paz que los ucranianos. Por eso estamos trabajando en un camino común hacia una paz justa y duradera. Ucrania puede confiar en Alemania y en Europa”, añadió Olaf Scholz. “Querido Zelensky, queridos amigos ucranianos, no estáis solos”, sentenció Donald Tusk. “Ucrania, España está contigo”, escribió, repitiendo el mensaje en inglés y ucraniano, Pedro Sánchez. Todos esos mensajes y muchos más recibieron el repost con el comentario de “gracias por el apoyo” de Volodymyr Zelensky, cuyo equipo de comunicación lleva desde el viernes dando difusión a los mensajes recibidos de sus aliados.

Las dificultades con Estados Unidos, la exigencia del trumpismo de una disculpa pública y la amenaza de “llegar a un acuerdo o estamos fuera” ha dejado a Ucrania con la necesidad de recomponer sus alianzas y una dependencia aún mayor de los países europeos, que ahora intentan recomponerse para garantizar que Ucrania no tenga más remedio que aceptar un hipotético acuerdo que pudiera alcanzar Donald Trump con Vladimir Putin sin la participación, o con participación mínima, de Ucrania y de los países europeos. Ese temor, contra el que la administración Biden y sus aliados europeos creían haberse protegido haciendo la asistencia a Ucrania “a prueba de Trump” ha resurgido con fuerza tras la disputa entre Kiev y Washington por el acuerdo de minerales, el ataque personal del trumpismo contra Volodymyr Zelensky y el escarnio público al que fue sometido en el Despacho Oval. Sin embargo, los países europeos no habían comprendido -o no habían querido comprender- que el interés de Donald Trump estaba en lograr un acuerdo económico con ambas partes, conseguir que Estados Unidos obtuviera beneficio económico tanto en Rusia como en Ucrania, y que los países europeos se hicieran cargo del coste de la guerra y de cualquier garantía de seguridad posterior. Es ahí donde surgen las prisas, los problemas y las dudas de cómo convertir los mensajes de apoyo y los actos de relaciones públicas en algo más que lemas que se publican coordinadamente en las redes sociales. El sábado, por ejemplo, llamó la atención la frase “sed fuertes, sed valientes, no tengáis miedo” (“Be strong, be brave, be fearless”) que escribieron en sus mensajes Antonio Costa, Úrsula von der Leyen o Roberta Metsola.

El nuevo lema de la Unión Europea busca recuperar el discurso de hace tres años en defensa de Ucrania y volver a poner en el centro del debate la obligación moral de continuar apoyando a Ucrania mientras sea necesario. Para ello, Antonio Costa había convocado ya una cumbre urgente para el próximo 6 de marzo, a la que se ha adelantado Keir Starmer. El Reino Unido, pese a haber abandonado la Unión Europea, ha encontrado en la cuestión ucraniana la causa con la que mostrarse como líder continental y, junto a Francia, ha tomado la iniciativa.

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