Instrucciones para el uso en el razonamiento sobre las razones de la afirmación del derecho en Occidente y en Alemania. El representante de la izquierda de moda no quiere que le llamen socialista, ni siquiera en el sentido socialdemócrata. Se considera un ciudadano del mundo sin demasiados vínculos con su propio país.
Vladimiro Giacché *, Sinistra in Rete
«La izquierda fue una vez sinónimo de búsqueda de justicia y seguridad social, de resistencia, de rebelión contra la clase media alta y de compromiso con aquellos que no habían nacido en una familia rica y tenían que mantenerse con trabajos duros y a menudo poco estimulantes. “Estar a la izquierda significaba perseguir el objetivo de proteger a estas personas de la pobreza, la humillación y la explotación, abriéndoles oportunidades de formarse y progresar socialmente, haciendo sus vidas más fáciles, más organizadas y planificables”. […]
Un libro escandaloso
Creo que los lectores no tendrán ninguna dificultad en compartir esta descripción propuesta por Sahra Wagenknecht en el primer capítulo de su libro. Esta descripción es también el mejor punto de partida para introducir las que creo que son las tesis principales de este texto, aquellas que lo convierten en un libro importante y apropiadamente escandaloso.
Érase una vez que la izquierda era precisamente esto. ¿Y hoy? Hoy en día las cosas han cambiado mucho. Si alguna vez los problemas sociales y económicos estaban en el centro de los intereses de quienes se definían como de izquierda, hoy ya no es así.
Ahora bien, observa la autora, «el imaginario público de la izquierda social está dominado por una tipología que definiremos a partir de ahora como la izquierda de moda [el original alemán es Lifestyle-Linke , literalmente 'izquierda del estilo de vida'], puesto que sus partidarios ya no sitúan en el centro de la política de izquierda los problemas sociales y político-económicos, sino más bien cuestiones relativas al estilo de vida, a los hábitos de consumo y a los juicios morales sobre el comportamiento […]. Está convencido de que el Estado nacional es un modelo en peligro de extinción y se considera un ciudadano del mundo sin demasiados vínculos con su propio país. El representante de la izquierda de moda no puede –ni quiere– ser definido como “socialista”, ni siquiera en el sentido socialdemócrata del término: si acaso, como un liberal de izquierda.