El poder corporativo necesita estabilidad y un gobierno tecnocrático. El poder oligárquico prospera en el caos y, como dice Steve Bannon, en la "deconstrucción del Estado administrativo"
Chris Hedges, ScheerPost
En EEUU, la elección es entre el poder corporativo y el oligárquico. Ninguno de los dos es democrático. Ambos han comprado a la clase política, la academia y la prensa. Ambos son formas de explotación que empobrecen y desempoderan a la gente. Ambos canalizan el dinero hacia arriba, hacia las manos de la clase multimillonaria.
Ambos desmantelan regulaciones, destruyen sindicatos, destripan servicios gubernamentales en nombre de la austeridad, privatizan todos los aspectos de la sociedad estadounidense, desde los servicios públicos hasta las escuelas, perpetúan guerras permanentes, incluido el genocidio en Gaza, y neutralizan a unos medios de comunicación que, si no estuvieran controlados por las corporaciones y los ricos, deberían investigar su saqueo y corrupción. Ambas formas de capitalismo destripan el país, pero lo hacen con herramientas diferentes y tienen objetivos diferentes.