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lunes, 4 de noviembre de 2024

El neoliberalismo y la destrucción de la conciencia

Al destruir al maestro, el Occidente neoliberal está destruyendo algo aún más importante: ¡nuestra autoconciencia!

Hugo Dionísio, Strategic Culture

Mucho se ha hablado de la crisis en Occidente y, en especial, en la Unión Europea. El discurso se ha centrado sobre todo en la crisis energética, militar, social o migratoria. Sin embargo, estas crisis son el resultado de un mal mucho más profundo, que representa, sobre todo, la victoria de la ignorancia sobre el conocimiento, del individuo sobre lo colectivo, de lo económico sobre lo social.

Contrariamente a lo que muchos puedan pensar, es en los propios países occidentales donde más se ha intensificado el saqueo neoliberal operado por las oligarquías. Incluso podríamos decir que este saqueo aumenta al mismo ritmo que disminuye el de los pueblos que pertenecen a la mayoría global.

Pero, para desgracia de quienes viven allí, esta dicotomía va más allá: cuanto más conscientes son los pueblos de la mayoría global del carácter depredador de la oligarquía occidental, menos conscientes son los pueblos occidentales de las razones por las que sus condiciones de vida están empeorando. Los pueblos occidentales están en un contraciclo con los pueblos de la mayoría global, en todos los sentidos. A medida que estos últimos adquieren conciencia de sí mismos, los primeros se vuelven cada vez más inconscientes de su propia existencia, alienados como están de sus raíces, culturas, familias, comunidades...

lunes, 3 de mayo de 2021

Joe Biden y sus reformas contra el neoliberalismo

David Brooks, La Jornada

Los cambios anunciados y logrados durante los primeros 100 días de Joe Biden en la Casa Blanca son, en gran medida, resultado de miles de días de lucha social contra el proyecto neoliberal de los pasados 40 años y la desigualdad económica, contra el racismo sistémico, contra la cultura de violencia armada dentro y fuera del país, por los derechos civiles de afroestadunidenses, latinos, asiáticos, indígenas y los inmigrantes, y por el futuro del planeta ante el cambio climático.

O sea, ni la elección de Biden ni la agenda política que está impulsando se entienden sin tomar en cuenta el masivo trabajo cotidiano del amplio mosaico de luchas sociales, incluyendo el de las vidas negras en el movimiento de protesta más grande de la historia con la participación de más de 26 millones, que mucho antes de Biden ya estaban cambiando la dinámica política del país y obligando a dar un giro hacia lo que se puede llamar, en términos generales, la izquierda.

martes, 26 de mayo de 2020

El neoliberalismo ha fracasado


Jaime Richart, Rebelión

No otras culturas, no otras sociedades cuyo pensamiento rector no está basado en la depredación, pero desde luego sí los pueblos arios, sajones, anglosajones y latinos, el grueso de lo que constituye la sociedad occidental, unas naciones más y otras menos, nunca han dado su brazo a torcer desde que el comercio dejó atrás el trueque. No han rectificado nunca su sistema de organización política, económica y social con racionalidad; sólo lo justo para adaptarse a las circunstancias que les son hostiles. Sólo los países nórdicos van por delante con pautas de socialización.

En todo caso, esta pandemia, mejor dicho la OMS, ha declarado el fracaso del neoliberalismo privatizador y el acierto de la estatalización.

Al mercantilismo sucedió el capitalismo, al capitalismo el liberalismo y a éste, hace unas cuatro décadas, el neoliberalismo. Y el neoliberalismo, desde la Thatcher, Friedman, los ensayistas estadounidenses hermanos Kaplan y otros, ha terminado rompiendo el saco de la avaricia. Hasta ayer, no una repentina o progresiva lucidez, sino sólo las consecuencias fatales del abuso para la economía y el beneficio han sido capaces de doblegar la sinrazón de los obtusos. Sólo las mordeduras profundas en el sistema por guerras, catástrofes y calamidades como la que viene sufriendo desde la irrupción de un virus probablemente manipulado en el laboratorio con sospechosos propósitos, dan giros bruscos al sistema. Es lo que parece va ahora a suceder al término de los confinamientos El iusnaturalismo y la ley de la selva del mercado por los que se ha venido rigiendo siempre el sistema, parecen haber llegado a su fin.

lunes, 22 de mayo de 2017

William Baumol y el problema de la transformación


Michael Roberts, The Next Recession

William J. Baumol, que murió la semana pasada a la edad de 95 años, fue uno de los economistas ortodoxos más preeminentes de su generación. Enseñó durante más de 40 años en la Universidad de Princeton y la Universidad de Nueva York, donde se retiró en 2014. Su trabajo abordó la política monetaria, las finanzas corporativas, la economía del bienestar, la asignación de recursos y el espíritu empresarial, pero era más conocido por el principio que lleva su nombre: 'enfermedad de los costes' de Baumol.

La enfermedad de los costes de Baumol es la idea de que los servicios prestados personalmente - actuaciones musicales, atención médica, educación y recolección de basura, por ejemplo - de forma natural e inevitablemente aumentan de precio año tras año. La mejora de la tecnología puede permitir que los panecillos y los coches se produzcan de manera más eficiente y, por lo tanto, más rentable, pero, como observó Baumol perspicazmente, un cuarteto de cuerda de Mozart requiere hoy en día la ejecución de cuatro músicos, la misma mano de obra que en el siglo XVIII.

Esta idea tuvo una relevancia inmediata en las políticas públicas, en particular en las áreas de sanidad y educación, porque demostró por qué los servicios públicos importantes no se pueden medir en términos de rentabilidad de la misma manera que los bienes fabricados industrialmente en el sector capitalista. Proporcionan servicios que satisfacen necesidad, no beneficios.

“El punto crítico aquí es que como los políticos no entienden el mecanismo y la naturaleza de la enfermedad de los costes, y se enfrentan a las presiones políticas de un electorado igualmente desinformado, no se dan cuenta que, efectivamente, no podemos permitirnos estos servicios sin obligar a la sociedad a someterse a innecesarios recortes, restricciones y otras formas de privación”, escribió en su libro de 2012 La enfermedad de los costes. Es una cuestión de elección pública no de 'eficiencia'.

miércoles, 31 de agosto de 2016

Por una nueva política económica progresista y con valores éticos

Economistas frente a la crisis

Los dos grandes ejes de la política económica en la Legislatura presidida por el PP han constituido dos grandes errores. Por un lado, la realización de una política fiscal basada en la austeridad, aplicando fuertes medidas de contracción del gasto público, muy señaladamente en el gasto social, lo que produjo, en el contexto de la crisis iniciada en 2008, una segunda recesión de la economía española. Y por otro, la aplicación de una estrategia de devaluación salarial, mediante la desregulación general del mercado de trabajo que, pese a que se defendió como una vía para recuperar la competitividad, el crecimiento y la reducción del desequilibrio exterior, no ha alcanzado ninguno de estos objetivos, mientras sí ha ocasionado la que era su pretensión real y última: una depresión salarial que permitiera transferir rentas del trabajo hacia excedentes empresariales para apoyar el proceso de desendeudamiento de las empresas. Ambos ejes llevan en su esencia el aumento de las desigualdades, como así ha sido: España es uno de los veintiocho países de la UE en que más han crecido la desigualdad y la pobreza.

La recuperación de la estabilidad de la financiación de la deuda pública española en los mercados no se consiguió en absoluto por estas medidas, sino, sobre todo, por la actuación directa del BCE, y en parte por la recapitalización del sistema financiero, obligada por las pérdidas acumuladas en sus balances como resultado del estallido de la burbuja inmobiliaria y de la temeraria política crediticia que siguió (en su conjunto, no solo las cajas de ahorro) en los años previos a la crisis. La costosísima recapitalización de las entidades financieras se ha realizado con cargo a los contribuyentes, que tendremos que pagar durante varias generaciones deuda pública y los correspondientes intereses a beneficio de las entidades financieras privadas, sin que, por cierto, el Gobierno haya establecido un compromiso pleno de devolución a la Hacienda Pública de esas ayudas.

martes, 2 de febrero de 2016

El lado oscuro de la desigualdad y de la crisis

José Blanco, La Jornada

Vincenç Navarro es un erudito catalán: médico, sociólogo y economista, experto en políticas públicas; ha sido catedrático de economía aplicada en la Universidad de Barcelona; actualmente es catedrático de ciencias políticas y sociales en la Universidad Pompeu Fabra y profesor en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore. Pasó por universidades de Suecia (Uppsala y Estocolmo), donde estudió economía política, Reino Unido (en la London School of Economics, Oxford y Edimburgo), donde estudió políticas públicas y sociales, y en Estados Unidos donde se doctoró en políticas públicas y sociales en la Universidad Johns Hopkins en 1967.

Ha sido asesor de la Organización de las Naciones Unidas, de la Organización Mundial de la Salud y de diversas administraciones, entre ellas el gobierno de Chile de la Unidad Popular, presidido por Salvador Allende, y del gobierno cubano (sobre la reforma sanitaria), así como del gobierno socialdemócrata sueco. En materia sanitaria también presidió el grupo de trabajo formado en el gobierno de Clinton.

Dice del libro de Piketty (El capital en el siglo XXI) que diversos factores hicieron de esta obra un estudio notable. Uno de ellos es que la gente está harta de los superricos. Y lo que es peor para los superricos es que la gente no cree que la jerarquía social esté basada en la meritocracia. Es decir, la gente no se cree que los superricos merezcan ser superricos, pues no están donde están debido al mérito (es decir, que se lo ganaron), sino a toda una serie de circunstancias que no tienen nada que ver con su mérito, entre ellas haber nacido ya superrico. También una de las tesis centrales de Piketty.

martes, 9 de junio de 2015

El enorme daño causado por las ineficaces políticas de austeridad

Vicenç Navarro, Alainet

Existe hoy un debate en el mundo anglosajón que tiene una gran relevancia para España y que, sin embargo, no ha aparecido en sus medios de mayor difusión. Se centra en si las políticas públicas de austeridad (que consisten en recortes del gasto público y en la disminución de los salarios) han sido eficaces o no para recuperar la economía, ayudándola a salir de la Gran Recesión. A un lado de este debate está Niall Ferguson, que desde las páginas del Financial Times ha indicado que sí que han sido eficaces, mostrando el crecimiento económico de su país, el Reino Unido, del 2,6% del PIB en el año 2014, como prueba de ello (ver “The UK Labour party should blame Keynes for their election defeat”, Financial Times, 10.05.15). Según este autor, tales medidas de austeridad impuestas por el gobierno conservador del Sr. Cameron han causado esta recuperación, recobrando el crecimiento económico. Es interesante señalar que el Presidente Rajoy también ha acentuado que la “recuperación económica”, con una tasa de crecimiento del PIB español del 1,4% en el año pasado, muestra que sus políticas de austeridad han sido necesarias y eficaces para que la economía española saliera de la Gran Recesión.

jueves, 3 de abril de 2014

El nudo gordiano de la izquierda y los gobiernos

Emir Sader, Página 12

En las economías de mercado, el Estado, para implementar políticas de redistribución del ingreso, como contrapeso de los mecanismos de concentración del mercado, depende de su política tributaria. A lo largo de las primeras décadas de la segunda posguerra, el Estado de bienestar social pudo desarrollarse –básicamente en Europa occidental– en base a un sistema tributario elevado para los padrones actuales. Pero los valores dominantes de derechos y justicia social guiaban las políticas recaudatorias y redistributivas.

En el período neoliberal, los valores dominantes han cambiado. Se impone la ideología liberal de mercado, según la cual cada uno deber buscar mejorar su vida disputando en el mercado en contra de los otros. Los recortes de los gastos públicos, con la teoría del Estado mínimo, han recaído sobre los derechos sociales, considerados gastos, con los cuales los sentimientos dominantes pasaron a no ser simpáticos.

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