sábado, 9 de agosto de 2025

El Mundo según Rusia y la Pax Americana


Leonid Savin, Katehon

La visita del enviado especial del presidente de Estados Unidos, Stephen Witkoff, a Moscú y las declaraciones oficiales sobre la próxima reunión del presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, para discutir la resolución del conflicto en Ucrania vuelven a plantear la cuestión de un posible cese de las hostilidades y el inicio de un proceso de paz, si las condiciones satisfacen a todas las partes. Aunque se habla de paz, surgen connotaciones contradictorias y preguntas adicionales. ¿Se alcanzarán los objetivos de la operación militar especial anunciados por los dirigentes rusos? ¿Debilitará el supuesto alto el fuego a Rusia o, por el contrario, le dará nuevas oportunidades para defender sus intereses? ¿Qué pasará con las sanciones?

La próxima reunión y las posibles negociaciones se producen en un contexto de ampliación de la zona de control ruso en la línea de contacto, por lo que son evidentes los temores de que las decisiones diplomáticas puedan frustrar el éxito militar y político. Los precedentes históricos de las guerras ruso-otomanas y, en particular, la política traicionera de Gran Bretaña y, más tarde, de Estados Unidos, hacen que este riesgo sea bastante alto.
Pero, ante todo, al reflexionar sobre la paz, hay que tener en cuenta que la entendemos de forma algo diferente a, por ejemplo, los representantes de la cultura anglosajona. Una incursión en la etimología es importante para comprender lo que nos espera en el futuro.

viernes, 8 de agosto de 2025

El camino incierto de la diplomacia


Nahia Sanzo, Slavyangrad

El encuentro entre Vladimir Putin y Steve Witkoff, enviado de Trump tanto para Oriente Medio como para Rusia, sigue marcando la actualidad política alrededor del conflicto rusoucraniano y quizá, al menos en parte, también la militar. Como en días anteriores, Ucrania ha continuado atacando con sus drones instalaciones energéticas de la Federación Rusa. Sin embargo, no se ha producido ningún gran ataque con misiles por parte de Rusia tal y como se especulaba ayer, cuando se observaban indicios de esa posibilidad. Solicitada por el Kremlin -esa fue al menos la afirmación de Donald Trump, que antes del viaje de Witkoff no mostraba grandes esperanzas de lograr avances significativos-, la reunión era el último cartucho del que disponía Rusia antes de que expirara el ultimátum del 8 de agosto marcado por la Casa Blanca para mostrar progresos tangibles hacia la paz. Hasta ahora, Moscú había mantenido la retórica de normalidad, había continuado su actuación en el frente sin cambios reseñables -ni aceleración de la guerra terrestre, ni aumento o reducción de los ataques en la retaguardia-, había restado importancia a la amenaza de las sanciones contra Rusia y deslegitimado las amenazas de sanciones secundarias a los clientes de su sector energético.

“Parece que Rusia está ahora más abierta a un alto el fuego. La presión sobre ellos está funcionando”, afirmó después de que se conocieran los primeros detalles de la reunión en Moscú Volodymyr Zelensky. Siguiendo la tendencia de aplicar una dosis de triunfalismo a cualquier acontecimiento -como prueba que esta semana Ucrania esté celebrando el “éxito” de la operación de Kursk ahora que se cumple un año de su inicio-, el presidente de Ucrania celebró de forma anticipada una versión de la reunión de la que únicamente conocía el texto publicado por Donald Trump. Como ya se intuía por el mensaje de Donald Trump, única fuente que daba a entender que Rusia y Estados Unidos habían acordado una reunión a tres en la que participaría también Volodymyr Zelensky, por la mañana el optimismo se redujo notablemente al conocerse la versión de Moscú. Según Yury Ushakov, el asesor más importante de Vladimir Putin en materia de política internacional, Moscú y Washington llegaron a un principio de acuerdo para celebrar, a la mayor brevedad, una cumbre entre los dos presidentes. A la pregunta de si se produciría un encuentro con el presidente ucraniano, Vladimir Putin insistió ayer en su comparecencia junto al presidente de los Emiratos Árabes Unidos, uno de los candidatos a albergar la reunión con Donald Trump, en que dicha reunión requeriría de un trabajo previo que aún no se ha realizado. Mientras el presidente estadounidense da a entender que existe la posibilidad de imponer esa reunión a tres, el ruso insiste en una cumbre a dos y deja para un futuro en el que se hayan negociado los aspectos importantes de la guerra un cara a cara con Zelensky.

La estrategia global detrás de los aranceles estadounidenses

En definitiva, los aranceles, las políticas monetarias y el paraguas de seguridad son expresiones de una política de chantaje con la que Estados Unidos intenta financiarse a costa del resto del mundo, incluidos sus aliados. Se trata de un comportamiento parasitario, basado en la acumulación por expropiación y típico de la fase imperialista del capitalismo.

Domenico Moro, Laboratorio por el Socialismo del sXXI

Los aranceles están marcando la segunda presidencia de Donald Trump. Sin embargo, el presidente tiene un comportamiento vacilante en materia arancelaria, amenazando y suspendiendo los aranceles para luego aumentarlos o reducirlos.

Si queremos comprender las causas profundas de los aranceles y el comportamiento vacilante de Trump, debemos alejarnos de lo contingente y tratar de entender cuál es la estrategia global. A este respecto, debemos referirnos a Stephen Miran, estratega de la política arancelaria y actual presidente del Consejo de Asesores Económicos, un organismo interno de la Oficina Ejecutiva del Presidente de los Estados Unidos, cuya tarea es asesorar al presidente en materia económica. Durante la primera administración Trump, Miran fue asesor principal del Ministerio del Tesoro y, posteriormente, estratega principal de Hudson Bay Capital Management, un gran inversor institucional dentro del Trump Media & Technology Group, que también gestiona la plataforma Truth Social.

En particular, debemos hacer referencia a un texto de Miran que representa el manifiesto de la política arancelaria, A User’s Guide to Restructuring the Global Trading System (Guía del usuario para la reestructuración del sistema comercial mundial), publicado por Hudson Bay en noviembre de 2024, coincidiendo con la victoria de Trump.

Introducción

Empecemos, pues, por ver qué dice este texto. Miran comienza atribuyendo a la sobrevaloración del dólar la causa del déficit comercial con el extranjero y del declive de la industria manufacturera estadounidense. Miran se propone identificar las herramientas para remediar estos problemas. El instrumento unilateral más importante son los aranceles, que, contrariamente a la opinión general, no aumentan necesariamente la inflación. De hecho, cuando en 2018-2019, durante el primer mandato de Trump, se aumentaron los aranceles, no se produjeron aumentos apreciables de la inflación, en parte porque los aranceles se vieron contrarrestados por el fortalecimiento del dólar.

jueves, 7 de agosto de 2025

Propuestas y sanciones


Nahia Sanzo, Slavyangrad

A finales de junio, cuando comenzaba a hacerse evidente que la postura de Donald Trump hacia Rusia había cambiado completamente, Samuel Charap, de RAND Corporation, comentaba en The Trialogue -un podcast dedicado a las relaciones entre Estados Unidos, China y Rusia- la postura rusa hacia Washington y los países europeos. Charap, uno de los dos expertos que ha tenido acceso a los documentos de trabajo de las negociaciones Rusia-Ucrania de 2022 y cuya teoría es que lo trabajado entonces sigue siendo una base sobre la que construir una resolución a la guerra en el momento en el que se decida que el conflicto debe terminar, calificaba de “esquizofrénica” la postura rusa con respecto a los países europeos y Estados Unidos. En su valoración del cambio que se percibe en el liderazgo ruso, Charap mencionaba especialmente el calificativo que el Kremlin había dado en el pasado a los países europeos como simples proxis de Estados Unidos, origen de las políticas impuestas y, por lo tanto, culpable de sus consecuencias. Esta postura fue clara durante la administración Biden, cuando las capitales a ambos lados del Atlántico caminaban con pasos coordinados, pero bajo el claro liderazgo de Washington. Como destacaba Charap, el ascenso de Trump, con su retórica de buscar la paz y una estrategia muy diferente a la de Biden, provocó rápidamente un cambio en el discurso ruso, que pasó a destacar el beligerante papel, no de Estados Unidos, sino de los países europeos.

Milei, la Escuela Austríaca y sus alucinaciones


Atilio A. Boron, Pagina 12

El presidente argentino es un fervoroso creyente en las teorías desarrolladas por los economistas de la Escuela Austríaca y su remate más radical e intransigente: el anarco capitalismo de Murray Rothbard que no conforme con someter toda la vida social a la magia de los mercados llega al extremo de proponer la lisa y llana abolición del Estado. Eso es lo que Milei, auto confesado “topo”, pretende hacer destruyéndolo desde adentro, cosa que en cierta medida ya está logrando, para desgracia de quienes (sobre)vivimos en este país.

En anteriores trabajos he demostrado la insanable debilidad teórica de ambas corrientes de pensamiento y su total incomprensión del funcionamiento real de una economía capitalista. Sus teorías no se remiten a las realidades de su tiempo sino que son ocurrencias y especulaciones que nada tienen que ver con el capitalismo realmente existente. En el caso argentino este desvarío se complica por el esoterismo y las fabulaciones a las cuales es tan afecto el presidente (¡la Argentina como una potencia mundial!, por ejemplo) y su notable desprecio por los datos concretos que lo llevan a utilizar un número mágico, 17.000, casi para cualquier cosa.

La miseria teórica de la Escuela Austríaca y su vástago neoyorquino, Rothbard, salta a la vista ni bien se contrastan sus elucubraciones con la economía austríaca “realmente existente”. Para los apóstoles de la absoluta primacía de los mercados debe resultarles un dato indigesto el hecho de que en Austria el gasto público en relación al PIB haya fluctuado entre el 48.5% en 2019, llegando al 59.4% durante la pandemia del 2020 y estabilizándose en el 2024 en torno al 56%. (https://datosmacro.expansion.com/paises/austria) ¿Qué tiene esto que ver con la desaforada prédica de Milei y sus prosélitos? Nada. Lo de ellos es pura borrachera ideológica. La deuda pública alcanzó el año pasado en Austria al 81,8% del PIB y el déficit fiscal, anatema para nuestro gobierno, se empinó en ese mismo año hasta un 4.7% del PIB. Son totalmente ajenos a las autoridades austríacas los delirios del equipo gobernante argentino y su culto supersticioso al “equilibrio fiscal”. Casi ningún gobierno en el mundo cree en esa tontería pues la gran mayoría de los gobiernos tienen sus cuentas en rojo.

Por qué el nuevo movimiento en defensa de la «solución» de dos Estados es una farsa

Porque la Declaración de Nueva York no prevé ninguna medida contra el genocidio en curso, ni siquiera contra sus perpetradores – es apenas una trampa para que los palestinos abandonen su lucha.

Eduardo Vasco, Strategic Culture

Entre los días 28 y 30 de julio se celebró en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York una conferencia sobre la tan mentada “solución” de dos Estados en Palestina, presidida por Francia y Arabia Saudita. A partir de dicha reunión, se divulgó la “Declaración de Nueva York” con el objetivo de implementar lo discutido y aprobado.

En la Conferencia intervinieron el secretario general de la ONU, António Guterres, y representantes de Estados miembros y entidades internacionales como la Organización de Cooperación Islámica y la Media Luna Roja. La “Declaración de Nueva York”, encabezada por Francia y Arabia Saudita, cuenta con el respaldo de 15 países, la Unión Europea y la Liga Árabe.

Estados Unidos e Israel no participaron en la conferencia. Por el contrario, la rechazaron, acusándola de favorecer a Hamás y de socavar los supuestos esfuerzos para poner fin a la “guerra” en Gaza.

En realidad, la “Declaración de Nueva York” no favorece ni a Hamás, ni a la Resistencia Palestina, ni al pueblo palestino, ni siquiera a la creación de un Estado Palestino independiente y soberano.

miércoles, 6 de agosto de 2025

La idiosincrasia bélica del capitalismo

[Entre la explotacion, la desposesión y el saqueo].
Un repaso histórico

Andrés Piqueras, La Haine

Las dinámicas de colonización, esclavismo, servidumbre, explotación extensiva y guerra acompañaron al capitalismo desde su mismo nacimiento. Tras la expansión militarizada del mundo que protagonizaron las formaciones estatales ibéricas (últimos imperios pre-capitalistas que sentaron las bases de la acumulación originaria de capital), y luego la holandesa (de consolidación del capitalismo mercantil-financiero), Inglaterra comienza a expandirse de forma predominante entre las potencias europeas, constituyendo por primera vez en la historia un imperio de carácter mundial -parejo a la amplia extensión planetaria del capitalismo-, que en realidad podríamos entenderlo como un punto álgido de evolución o desarrollo de lo que se conformó desde el siglo XIV-XV hasta el presente como Imperio Occidental de 500 años (por utilizar un guarismo redondo).

La combinación de expansión territorial -desbancando a las antiguas metrópolis ibéricas- y de predominio financiero -en la lenta pero constante suplantación de las redes creadas por el capital holandés-, posibilitaron que para el último cuarto del siglo XVIII Inglaterra se hubiera convertido en el centro mundial de intercambio e intermediación comercial. Su dominio consistió en el monopolio de la producción de productos manufacturados y bienes de equipo (para lo que tuvo primero que garantizarse su supremacía dentro del ámbito europeo y desmantelar después las industrias periféricas, como la egipcia y sobre todo la India -a costa de la proletarización y muerte de millones de personas-).

Una vez conseguido esto, el "libre comercio" y el patrón-oro se erigieron en los mecanismos adecuados para fortalecer ese imperio, rompiendo una a una las cortapisas del mercantilismo clásico (que entre otras disposiciones aseguraba a cada metrópoli el comercio exclusivo con sus colonias). Inglaterra necesitaba también materias primas abundantes para su industria y su fuerza de trabajo. Consolidaba con ello el modo industrial de reproducción de la fuerza de trabajo a través de un nuevo régimen de alimentación basado en la procuración barata de productos básicos. Como contrapartida, las agriculturas periféricas fueron obligadas mediante la colonización a extravertir su lógica productiva, en cuanto que proveedoras de productos necesarios para la industrialización de las formaciones centrales, eliminando cada vez más superficie agrícola destinada a la alimentación de sus propias poblaciones. Se establecía así, sobre bases sólidas, una División Internacional del Trabajo (DIT).

La semana del ultimátum


Nahia Sanzo, Slavyangrad

La semana del ultimátum comenzó ayer con una pregunta clara a Donald Trump: “¿Hay algo que pueda hacer Rusia para evitar las sanciones?”. Sin embargo, para Ucrania, más centrada en utilizar la anécdota para restar atención a la situación en el frente, la pregunta verdaderamente importante es dónde está Medvedev. “El concepto de paz a través de la fuerza funciona. En el momento en que aparecieron los submarinos nucleares estadounidenses, un borracho ruso, que acababa de amenazar con una guerra nuclear en X, de repente se quedó en silencio. Rusia sólo entiende una cosa: la fuerza”, escribió ayer por la mañana el siempre exultante jefe de la Oficina del Presidente. Aparentemente, paz quiere decir que Dmitry Medvedev haya recibido algún tipo de advertencia y haya dejado de postear en las redes sociales durante unos días. En esta guerra, en la que la batalla informativa parece para Ucrania tan importante como la real, cualquier cuestión, por mínima que sea, es susceptible de convertirse en un asunto capaz de cambiar el desarrollo de los acontecimientos. Así lo ha demostrado la actuación de Donald Trump que, al más puro estilo del espectáculo que rodea a su administración y a su familia, ha movilizado submarinos nucleares contra dos posts en las redes sociales.

martes, 5 de agosto de 2025

Trump: la ideología triunfa sobre los intereses económicos

Trump está derogando incluso las leyes económicamente sensatas del Gobierno de Biden. Porque su política sigue otra lógica.

Dani Rodrik, Sin Permiso

Entre todas las catástrofes que ha provocado el presidente estadounidense Donald Trump con la ley fiscal y presupuestaria que él mismo ha calificado de «One Big Beautiful Bill», hay una que destaca especialmente para los representantes de la economía política: la abolición radical prevista en la ley de las subvenciones a las energías limpias introducidas hace tres años por el presidente Joe Biden. Muchos consideraban que estas subvenciones eran intocables en caso de cambio de presidente, ya que creaban nuevos puestos de trabajo y aumentaban los ingresos de las empresas en los estados «rojos», tradicionalmente republicanos. Por muy alérgico que sea el Partido Republicano, controlado por Trump, a la política verde, se pensaba que no se atrevería a eliminar estas ventajas. Pero eso es precisamente lo que ha hecho.

Una decisión contraria a la lógica

¿En qué radicaba el error de esta opinión generalizada? Los investigadores que se ocupan de los procesos de toma de decisiones políticas suelen centrarse en los costes y beneficios económicos. Argumentan que las leyes tienden a aprobarse cuando proporcionan ventajas materiales a grupos bien organizados y bien conectados, mientras que aportan desventajas difusas al resto de la sociedad. Desde esta perspectiva, muchos elementos de la ley de Trump se explican muy bien: en particular, prevé una redistribución drástica de los ingresos en favor de los ricos a expensas de los pobres.

Los multimillonarios no deberían existir

El mito de que los multimillonarios ganan, inventan o donan su fortuna de forma virtuosa no resiste un análisis riguroso. La riqueza de los multimillonarios no se basa en el genio, sino en la inversión pública, y se traduce en el poder de influir en la legislación, el mercado laboral y los mercados

Christopher Marquis, Jacobin

Cuando Zohran Mamdani declaró en Meet the Press que «no deberíamos tener multimillonarios», la reacción fue inmediata. Las élites adineradas y sus defensores se apresuraron a pintar a los multimillonarios como benefactores indispensables. El titán de los fondos de cobertura Bill Ackman insistió en que Mamdani estaba completamente equivocado, alegando que ayudar a los pobres y necesitados depende totalmente de la generosidad de los residentes adinerados de la ciudad de Nueva York (en forma de ingresos fiscales.

Ackman parece tan preocupado por el destino de estos neoyorquinos necesitados que él y sus amigos están dispuestos a gastar «cientos de millones de dólares» en una campaña electoral general contra el socialista demócrata de treinta y tres años. El propio Trump afirmó que «salvará la ciudad de Nueva York» de Mamdani, y amenazó con arrestarlo.

Existe la creencia obstinada de que los multimillonarios son buenos para la sociedad: que su riqueza beneficia a todos, que estimulan la innovación y que se la han ganado. Como resultado, muchos ven el yate de 500 millones de dólares de Jeff Bezos navegando por Venecia como una muestra razonable de éxito. Y muchos sostienen que la «One Big Beautiful Bill Act» de Trump, una amplia rebaja fiscal para los ricos que pagarán los estadounidenses más pobres, se preocupa legítimamente por «todos los estadounidenses trabajadores», como dijo el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson.

lunes, 4 de agosto de 2025

Israel y la guerra de las drogas en Siria

No son las drogas ni los drusos lo que preocupa a Israel, sino que el terrorista Al-Sharaa no haya entregado la historia pro palestina de Siria a los pies del régimen israelí

Vijay Prashad, Peoples Dispatch

Las tensiones aumentaron en el sur de Siria cuando aviones de combate israelíes bombardearon el Ministerio de Defensa en Damasco, zonas alrededor del palacio presidencial y aldeas en As-Suwayda el 16 de julio de 2025, matando al menos a doscientos cincuenta sirios en estos ataques aéreos. El régimen de transición sirio, liderado por el antiguo terrorista jefe de Al Qaeda Ahmed al-Sharaa, condenaron los ataques, que Israel justificó como necesarios para detener los combates entre las fuerzas sirias, las Quwwat al-Badu (o Fuerzas Beduinas), organizadas apresuradamente, y los drusos Harakat Rijal al-Karama (Hombres de Dignidad).

En diciembre de 2024, los Hombres de la Dignidad, las Fuerzas Sheikh al-Karama y la Liwa al-Jabal (Brigada de la Montaña) unieron sus fuerzas en la zona de As-Suwayda para crear el grupo Ghurfat 'Amaliyyat al-Janub (Operaciones del Sur) con el fin de defender la región de las incursiones de los israelíes y del nuevo régimen sirio. Sin embargo, el grupo se dividió a principios de este año, lo que mermó su capacidad para contener la incursión de los sionistas más allá de su anterior ocupación de los Altos del Golán sirios, ocupados desde 1967. Desde entonces, Israel ha ampliado su control de los Altos del Golán hacia la zona de As-Suwayda y ha sido acusado por las fuerzas locales de interferir en las disputas locales para justificar una mayor invasión militar.

Desde 2012, la autoridad central del Estado sirio se ha visto debilitada, extendiéndose desde el borde de los Altos del Golán, pasando por la ciudad de Daraa, hasta las aldeas de As-Suwayda, formando un cinturón a lo largo del extremo sur de Siria y a lo largo de la frontera con Jordania. Las fuerzas militares sirias permanecieron en esta zona, pero su legitimidad se encontraba en un mínimo histórico, lo que provocó la aparición de varias fuerzas militares en este vacío. En 2013, la comunidad drusa de la zona, liderada por el jeque Wahid al-Bal'ous, formó el Harakat Rijal al-Karama (Hombres de la Dignidad), mientras que al año siguiente una alianza de diversos combatientes liderada por Murhij Hussein al-Jarmani (alias Abu Ghaith) formó la Liwa al-Jabal (Brigada de la Montaña).

Palestina, la causa del Sur Global

Geopolítica del genocidio en Gaza, el nuevo libro del historiador argentino Martín Martinelli, publicado recientemente por la editorial Batalla de Ideas, es un recorrido profundo sobre la lucha del pueblo palestino, los intentos de colonización territorial de Israel, y las tensiones y pujas entre las grandes potencias que tienen como eje el genocidio que comete Tel Aviv en la Franja de Gaza.

Martin Martinelli, Jacobin

Este ensayo debate con las versiones mediáticas hegemónicas cuyo lente deforma la cruda realidad de esta «guerra» actual y cíclica. El concepto de genocidio no se formula desde las ciencias sociales sino desde el ámbito jurídico. Por eso, lo que está ocurriendo es un genocidio transmitido en directo. También expandió su fuerza destructiva a una guerra al sur del Líbano, o a intercambios de fuego con Irán, pero eso no encubre la política genocida hacia los palestinos de la Franja de Gaza, posible de ser extendida por otros métodos a Cisjordania.

En cierto orientalismo continúa una especie de división entre progreso y barbarie, la cual buscó legitimar los genocidios coloniales en nombre de la misión civilizadora. Pero ahora, desde que el Estado de Israel se incrustó allí como parte de Occidente, se autopercibe como una fortaleza sitiada.

La cuestión binaria de «democracia occidental» y «terrorismo islámico» esconde la «cara oculta de la democracia». Es decir, busca encubrir diversas formas de violencia hacia el exterior, o en este caso en particular, el genocidio. Esta vez resultó demasiado evidente. Esa oposición intentó usarse para justificar los bombardeos desde Irak, Afganistán o Libia, mientras que Tel Aviv lo realizó de manera cada vez más acrecentada, pero de manera intermitente. El sionismo pasó a mimetizarse con las ultraderechas occidentales para renovar los libretos coloniales decimonónicos.

Internet como prisión digital


Diego Fusaro, Posmodernia

Imponiendo la posibilidad continua de estar en otro lugar y de conformarse con otra cosa, el tiempo de la transitoriedad universal encomia el cambio como forma de libertad y, al mismo tiempo, lo reduce a coerción hacia la inestabilidad, a perversión de lo múltiple obligado. De hecho, del cambio heracliteano no es posible hacer un proyecto, sobre todo si la transitoriedad impuesta coactivamente se traduce en la amenaza del eterno recomenzar desde cero la propia experiencia laboral y existencial.

La “vida ética” (sittliches Leben), en la acepción hegeliana, es negada en su posible constituirse, puesto que son aniquiladas sus mismas bases, es decir, la estabilidad de las formas y el vínculo solidario que no puede reconducirse enteramente a la lógica empresarial. El mundo de la vida resulta integralmente precarizado y vuelto flexible, desligado de cualquier arraigo y de cualquier estabilidad.

Fomentando la “corrosión del carácter”, ya destacada por Sennett, el sistema de las necesidades deseticizado y flexible priva a los individuos de su identidad y de la posibilidad de conectarse entre ellos en formas comunitarias distintas de las alienadas de los centros comerciales y sus derivados. La lógica del capital y de su sociedad construida en modo no-social se mantiene como la de la desintegración de las comunidades reales, desde la familia a las asociaciones solidarias, hasta llegar al Estado como realidad viviente de la idea ética. Las únicas conexiones permitidas y promovidas son aquellas a tiempo parcial, modeladas según la lógica mercantil.

El Sur Global no ha estudiado el Soft Power


Enrico Toselli, Electo Magazine

Por un lado, las mentiras cotidianas de una desinformación italiana servil tanto hacia Kiev como hacia Tel Aviv. Por otro, la total incapacidad de Moscú para poner en marcha una estrategia de contrainformación. Lo mismo ocurre con China, en lo que respecta a las guerras comerciales. Los únicos justificados son los palestinos, hambrientos y bajo las bombas, totalmente ignorados por sus «hermanos árabes», que solo esperan para banquetearse sobre las ruinas de Gaza.

Pero los rusos y los chinos, al igual que todos los demás países del BRICS y alrededores, son sin duda responsables de no haber recurrido a una estrategia de poder blando que contrarreste la narrativa occidental. Es cierto que el Sur global está en continuo crecimiento, que algún día ya no necesitará al Occidente arrogante y decadente, etc., etc. Pero ese día aún está lejos y, por lo tanto, convendría tener en cuenta a quienes, durante años y años, seguirán representando el mercado de salida para las producciones del Sur global.

Aunque se registra, empezando por Italia, un descenso en el número de lectores de periódicos y de telespectadores que siguen los telediarios, la desinformación oficial sigue causando daños, manipulando las conciencias y los cerebros más limitados. Porque las redes sociales, por su naturaleza descoordinada, no bastan para ofrecer una alternativa capaz de revertir la narrativa oficial.

domingo, 3 de agosto de 2025

Tercermundización de la clase trabajadora


William I. Robinson, La Jornada

La secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, pronunció un discurso poco difundido el pasado 8 de julio. En respuesta a las preocupaciones de la agroindustria de que la campaña de deportación está socavando la oferta laboral, advirtió que las deportaciones masivas continuarán y que “no habrá amnistía bajo ninguna circunstancia” para los trabajadores agrícolas. “En última instancia, la respuesta es la automatización, y también algunas reformas dentro de la estructura gubernamental actual”, dijo. “Y, además, hay 34 millones de adultos sanos en nuestro programa de Medicaid (salud pública). Hay muchos trabajadores en Estados Unidos”.

Existe una lógica subyacente en todas las recientes acciones estadounidenses, desde las deportaciones masivas y la guerra arancelaria hasta el proyecto de ley de presupuesto aprobado por el Congreso, la intervención en Medio Oriente, la negociación de un “acuerdo de paz” en el Congo, etcétera. Todo tiene un propósito común: abordar la crisis del capitalismo global liberando al capital trasnacional para que persiga una nueva ronda de expansión depredadora en todo el mundo mediante la digitalización, la apropiación extractivista de recursos, la guerra, la degradación de las clases trabajadoras y populares y la reestructuración radical del Estado capitalista hacia formas autoritarias y neofascistas.

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